Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (I) Parte 5
A continuación, vamos a hablar sobre los intereses de Dios, los intereses de la casa de Dios y los intereses de la iglesia. No nos refiramos ahora a si puede haber algo en común entre estos tres intereses, es decir, si al hablar de un interés se puede equiparar a los otros. Hablemos primero sobre los intereses de Dios. Acabo de mencionar que en los intereses de Dios se incluyen la gloria de Dios, Su testimonio, Su nombre y, lo que es más importante, el plan de gestión de Dios y la difusión de Su obra, que son las cosas más grandes e importantes en lo que respecta a Dios. Por ahora, no mencionemos la gloria de Dios, Su nombre ni Su testimonio, pues les resultan bastante ajenos a las personas. Hablemos primero sobre la obra de Dios. ¿Qué obra está haciendo Él en realidad? ¿Cuál es el contenido de la obra de Dios? ¿Cuál es la naturaleza de Su obra? ¿Qué le aporta esta a la especie humana? ¿Cuál es exactamente su impacto en ella? Hablemos primero sobre estas cosas. Así pues, ¿cuál es exactamente la obra de Dios? (Salvar a la especie humana). Este asunto no puede cambiar, el propósito de la obra es inmutable, es decir, salvar a la especie humana, que está bajo el poder de Satanás y ha sido corrompida hondamente por él. Esta obra es para salvar a un grupo de personas que han sido corrompidas por Satanás hasta tal punto que carecen de toda apariencia humana, a un grupo de personas llenas de las actitudes corruptas de Satanás y de actitudes que se oponen a Dios, con el objetivo de hacerlas cambiar para que tengan semejanza humana y entiendan la verdad, de que entiendan y comprendan lo que es recto y lo que no, y cuáles son las cosas positivas y cuáles no lo son. Asimismo, tiene como fin decirles cómo vivir para que lo hagan a semejanza de las personas auténticas, así como qué posición deberían ocupar para colocarse en la que Dios ha predestinado que les corresponde. Este es el contenido básico de la obra de Dios, que todos conocéis a nivel teórico. Si de veras entendéis la intención de Dios, deberíais saber si Dios juzga a las personas a fin de condenarlas y destruirlas, o con la intención de purificarlas y perfeccionarlas, y si las juzga y castiga para empujarlas a un pozo de fuego o para salvarlas y llevarlas a la luz. Todos podemos ver que Dios expresa muchas verdades, deja en evidencia los diversos estados corruptos de la gente, corrige sus desviaciones en la fe y sus nociones sobre esta, y la lleva a entender la verdad y vivir las palabras de Dios, así como a vivir la semejanza de los seres humanos auténticos, y que además se han logrado algunos resultados entre el pueblo escogido de Dios. Él deja en evidencia las actitudes arrogantes de las personas e impide que se conviertan en superhumanos o grandes personas, les permite convertirse en auténticos seres creados y en personas con conciencia y razón; Dios pone al descubierto la esencia hipócrita de los fariseos, y de este modo permite que la gente vea los rostros hipócritas de los fariseos y la conduce a la realidad-verdad de las palabras de Dios. Él desenmascara la absurdez de la cultura tradicional y los grilletes que esta les pone a las personas y el daño que les hace, de tal modo que puedan liberarse de esos grilletes de la cultura tradicional y sean capaces de aceptar la verdad y vivir según las palabras de Dios… Todo esto se puede resumir como sigue: la obra de Dios de salvar a las personas es la de sacar a la gente de las tendencias del mundo perverso y llevarla de regreso a la casa de Dios, para luego enseñarles infatigablemente y proveerlas de verdad y de vida, de modo que puedan entender y saber cuáles son los auténticos principios de conducta y cómo deberían comportarse, para que así escapen del daño que les hacen a las personas las tendencias perversas de Satanás y las diversas filosofías y venenos satánicos. Desde el principio hasta el presente, Dios ha hecho todo tipo de obra, desde la que llevó a cabo en la Era de la Ley y la Era de la Gracia hasta la obra de juicio que hace en la actualidad en los últimos días. Ahora que tenéis claras estas tres etapas de la obra de Dios, ¿cuál es exactamente la naturaleza de la obra de Dios en Su plan de gestión de 6000 años? ¿Cómo se debe definir? (Esta es la causa más recta entre la especie humana). Eso es. La obra de Dios de gestionar y salvar a la especie humana lleva 6000 años en curso y durante este tiempo, Dios ha aguantado, esperado y hablado sin descanso, ha liderado a la humanidad hasta ahora. Dios no se ha rendido y esta obra que lleva a cabo es la causa más recta entre la especie humana. Visto desde la naturaleza de la obra de Dios, ¿son Sus intereses los más rectos y legítimos? (Sí). Si los intereses de Dios están a salvo, ¿qué le pasará a la especie humana? Esta puede seguir sobreviviendo sin problemas, vivir con semejanza humana, vivir según las leyes de todas las cosas que Dios ha formulado y disfrutar de todo lo que Dios ha concedido a la especie humana, y los seres humanos se convertirán así en los auténticos amos de todas las cosas. Deberíais daros cuenta de que la obra de gestión de Dios es, en última instancia, de gran interés para las personas. Así pues, ¿no es la obra de Dios de salvar a la humanidad la causa más recta entre la especie humana? Esto es innegable y queda más allá de toda duda, es la causa más recta. Por tanto, si alguien, por sus propios intereses, llegara tan lejos como para dañar los intereses de la casa de Dios e impedir la difusión de Su obra, ¿de quién se trata? Resulta obvio que es un canalla perverso y un diablo. Dios solo provee a la especie humana, sin exigir nada a cambio. Mientras Dios está haciendo la obra que es de mayor beneficio para la especie humana y llevando a cabo la causa más recta, la gente no solo no aprecia ni se lo agradece a Dios ni piensa en retribuirle, sino que, al contrario, trastorna, perturba y perjudica la obra de Dios y busca sus propios intereses personales. Tales personas no tienen conciencia ni razón en absoluto. ¿Merecen todavía que se las llame personas? ¡Son verdaderos diablos y satanases! Si después de hacer todo esto, Dios no puede conmoverlas, ¿acaso tienen todavía corazón? No. No tener corazón significa no tener conciencia. Tales personas no tienen sentido de la conciencia. Cuando a la humanidad de alguien le falta conciencia, uno ya no es humano, sino que es un animal, un diablo, y es Satanás. Esto resulta muy obvio. Dios está decidido a pagar cualquier precio y a trabajar sin descanso para que la gente se salve. Por mucho que esta lo malinterprete o dude, Dios siempre ha sido paciente y le sigue proveyendo, le cuenta una y otra vez varios aspectos de la verdad, le hace entender poco a poco, la lleva a reflexionar y examinar, y le permite entender y comprender el corazón de Dios. Y cuando la gente oye estas palabras de Dios, se conmueve y derrama unas cuantas lágrimas. Sin embargo, cuando se da la vuelta, no solo es que no sea considerada con las intenciones de Dios, sino que todavía busca sus propios intereses, además de bendiciones. Decidme, ¿acaso estas personas no tienen conciencia y razón? ¿Qué es lo que más les falta? Lo que más les falta es conciencia y razón, humanidad. Dios padece todo tipo de sufrimientos con la mayor paciencia, a fin de obrar y salvar a las personas, pero lo siguen malinterpretando, se enfrentan constantemente a Él, protegen todo el tiempo sus propios intereses sin preocuparse por los de la casa de Dios y siempre desean vivir una vida espléndida, pero no quieren contribuir a la gloria de Dios. ¿Existe humanidad alguna en todo esto? Aunque la gente proclame en voz alta el testimonio de Dios, en su corazón asegura: “Esta es la obra que he hecho, en la que ha logrado resultados. Yo también me he esforzado, he pagado un precio. ¿Por qué no se da testimonio de mí?”. Siempre quieren una parte de la gloria y el testimonio de Dios. ¿Son las personas dignas de estas cosas? La palabra “gloria” no pertenece a los humanos. Solo puede pertenecer a Dios, al Creador, y no tiene nada que ver con los seres humanos creados. Aunque se esfuercen y cooperen, siguen bajo el liderazgo de la obra del Espíritu Santo. Si no hay obra del Espíritu Santo, ¿qué puede hacer la gente? La palabra “testimonio” tampoco pertenece a los humanos. Ya sea el sustantivo “testimonio” o la forma verbal “dar testimonio”, ninguno de los dos tiene nada que ver con los seres humanos creados. Solo el Creador es digno de que se dé testimonio de Él y merecedor del testimonio de la gente. Esto lo determina la identidad, el estatus y la esencia de Dios, y también se debe a que todo lo que hace Dios proviene de Sus esfuerzos y Él merece tenerlo. Lo que pueden hacer las personas es sin duda limitado y todo es resultado del esclarecimiento, el liderazgo y la guía del Espíritu Santo. Respecto a la naturaleza humana, la gente se vuelve arrogante en cuanto entiende algunas verdades y es capaz de trabajar un poco. Si eso no va acompañado del juicio y castigo de Dios, nadie puede lograr someterse a Él ni dar testimonio de Dios. Como consecuencia de Su predestinación, puede que alguien cuente con algunos dones o talentos especiales, haya aprendido cierta profesión o habilidad o bien tenga un poco de inteligencia, así que esta persona se vuelve arrogante hasta lo insufrible y quiere que Dios comparta Su gloria y Su testimonio constantemente con ella. ¿Acaso no es esto irracional? Es irracional hasta el extremo. Esto demuestra que las personas así se hallan en una posición equivocada. No se consideran a sí mismas seres humanos, sino una raza aparte, superhumanos. La gente que no conoce su propia identidad, esencia y qué posición debe ocupar no tiene autoconciencia. La humildad de las personas no es algo que venga de la humillación, para empezar la gente es humilde e inferior. La humildad de Dios es algo que viene de la humillación. Decir que la gente es humilde es exaltarla; de hecho, son inferiores. La gente siempre quiere competir por fama, ganancia y estatus, competir con Dios por Su pueblo escogido. De esta manera, desempeña el papel de Satanás y esta es la naturaleza de Satanás. Son su verdadera descendencia, no existe la menor diferencia entre esta gente y Satanás. Suponiendo que Dios les otorgue un poco de autoridad y poder, y suponiendo que puedan mostrar señales y prodigios, y hacer algunas cosas extraordinarias, y vamos a suponer que lo hacen todo de acuerdo con los requerimientos de Dios y al pie de la letra, ¿pueden sin embargo superar a Dios? No, nunca. ¿Acaso no son las capacidades de Satanás, el arcángel, mayores que las de los humanos? Satanás siempre quiere sobrepasar a Dios, pero al final, ¿qué resultado se da? Acaba por descender a un pozo sin fondo. Dios será siempre la personificación de la rectitud, mientras que Satanás, el diablo y el arcángel siempre serán la personificación de la perversidad y los representantes de las fuerzas de la perversidad. Dios será siempre recto y este hecho no se puede cambiar. Este es el aspecto excepcional y extraordinario de Dios. Aunque los seres humanos obtengan de Él todas Sus verdades, no son más que seres creados diminutos y no pueden sobrepasar a Dios. Esta es la diferencia entre la especie humana y Dios. Las personas solo pueden existir de manera disciplinada, en el marco de todas las reglas y leyes formuladas por Dios, y solo pueden gestionar todo aquello que Él creó dentro de estas reglas y leyes. No son capaces de crear cosas vivas ni de cambiar el destino de la especie humana; esto es un hecho. ¿Qué indica este hecho? Que por mucha autoridad y capacidad que le conceda Dios a la especie humana, al final nadie puede trascender Su autoridad. Aunque pasen muchos años o muchas generaciones, por muchos humanos que haya, estos solo pueden existir bajo la autoridad y la soberanía de Dios. ¡Este es un hecho siempre inmutable, jamás va a cambiar!
¿Qué sentís después de oír estas cosas? Hay quienes dicen: “Solía pensar sobre ellas en mi conciencia, pero sin darme cuenta llegué a percibir que mis capacidades aumentaban. A medida que me hacía mayor, mis pensamientos también maduraban, y era capaz de pensar en muchos asuntos de manera más exhaustiva, y al escuchar más palabras de Dios, fui capaz de entender algunas de Sus intenciones, así que sentía que era fuerte y no me hacía falta que Dios ostentara soberanía sobre mí. De manera inconsciente, me llegó a parecer que yo era competente y que había obtenido a Dios”. ¿Es este un buen sentimiento? (No). ¿Por qué no es bueno? No es una buena señal. ¿Cuál es una buena señal pues? Mientras más vive la gente, más siente que: “Los seres humanos son como el polvo, son inferiores a las hormigas. Da igual lo fuertes o dignas que sean las personas o cuánta doctrina entiendan o lo maduros que sean sus pensamientos, no pueden trascender la soberanía de Dios”. Mientras más vive la gente, más siente la grandeza de la autoridad de Dios y la omnipotencia de esta. Mientras más vive la gente, más siente lo insignificantes que son las personas. Mientras más vive, más siente lo insondable que es Dios. Tal estado mental es normal. ¿Tenéis ahora esta clase de estado? Todavía no, ¿verdad? A menudo permanecéis en mitad de una disputa, tambaleándoos al borde de los intereses, y a veces incluso enviáis algunas pequeñas señales, os preguntáis: “¿Cómo es que Dios no comparte conmigo un poco de Sus intereses? ¿Por qué Dios no me hace ningún cumplido? ¿Por qué Dios no hace que aquellos a mi alrededor me tengan en alta estima? ¿Por qué Dios no les hace dar testimonio de mí? He pagado un precio y he hecho contribuciones. ¿Cómo me va a recompensar Dios?”. Os seguís regodeando a menudo en una mentalidad petulante y autocomplaciente. Es frecuente que no sepáis quiénes sois y que os parezca que sois competentes. Esta situación es anormal. Esto no es progresar en la vida. ¿Cómo se le llama a esto? Actitudes corruptas que vuelven a inflarse. Hay quienes son más modestos y discretos cuando no han hecho ninguna contribución. Una vez que hacen algo importante y realizan algunas contribuciones, y sienten que tienen capital, cuando ven a la gente a su alrededor, se preguntan: “¿Por qué no informáis de mis contribuciones? Todos dais testimonio del nombre de Dios y de Su esencia, así que ¿por qué no hacéis una presentación sobre mí? Podríais hacerla, aunque no dierais testimonio de mí. Yo, la hermana tal o cual llevo 25 años creyendo en Dios. Ahora tengo 45, sigo soltera y sin casarme, y he buscado con devoción y entusiasmo hasta nuestros días. Como soy un pilar de la iglesia, el Gobierno comunista chino me ha incluido muchas veces en su lista de los más buscados, me han perseguido y me he escondido en multitud de lugares, he recorrido más de diez provincias antes de trasladarme al extranjero. Después de todo eso, he continuado sirviendo como la persona a cargo de importante obra de la casa de Dios, tiempo durante el cual he propuesto muchas sugerencias, ideas y conceptos constructivos para ciertos trabajos de la casa de Dios, por lo que he contribuido de manera indeleble al avance de la obra de la iglesia y a la difusión del evangelio del reino de Dios. ¿Por qué no me presentáis así? ¿Por qué Dios no me da algunos entornos y ocasiones para mostrar mis talentos de modo que todo el mundo pueda conocerme y saber sobre mí? ¿Por qué Dios siempre nos sofoca? ¡En la casa de Dios no somos tan libres ni tampoco estamos tan relajados, liberados ni felices!”. Quiere incluso estar relajada, liberada y feliz. ¿Qué podemos hacer para que estés relajada, liberada y feliz? ¿Ponerte en lo alto del ranking? Luego, después de colocarte en lo más alto, haremos una presentación sobre ti. Esta persona era en el mundo exterior una médica famosa que ganó el primer premio entre los médicos famosos del país, y su nombre se incluyó a continuación en la “Enciclopedia de los médicos famosos de todo el mundo”. Ha escrito muchos artículos y, tras llegar a la casa de Dios, ha continuado siendo un pilar y una persona de talento y ahora se ha convertido en una líder sénior. ¿No será feliz entonces? Pensará: “Soy una persona con talento. Antes era famosa y lo sigo siendo tras llegar a la casa de Dios. Soy como el oro que reluce dondequiera que lo pongas y nadie puede contener ese brillo. ¡Mis capacidades están a la vista de todos! Aunque Dios no dé testimonio, estos hechos dan un rotundo testimonio de mí”. ¿Qué piensas sobre esta opinión? Si no puedes desprenderte de tu búsqueda de fama y ganancia ni un solo día, entonces sigues ligado a la fama, la ganancia y el estatus y no puedes estar realmente relajado y feliz. Mientras estés amarrado, restringido y acoyuntado por los grilletes de la fama y la ganancia, no vas a avanzar en tu búsqueda de la verdad, sino que solo permanecerás anclado donde estás. Puede que haya quien pregunte: “¿Voy a recaer?”. El hecho es que, mientras no avances, estarás estancado en el mismo lugar o recayendo. Esto muestra que tu esencia-naturaleza es esta y que, por muchos años que creas en Dios, nunca lograrás progresar e incluso puede que al final sigas cometiendo mucha maldad. Se puede decir con total certeza que vas a quedar en evidencia. Una vez que tal persona tenga el entorno correcto, una vez que haya obtenido estatus, su ambición quedará al descubierto. De hecho, sin este entorno y estatus, ¿acaso no tendría ambición? La seguiría teniendo. Esa persona consiste en esto y en esta esencia, su ambición es incontenible. Una vez que disponga del entorno correcto, “explotará” de repente y ninguna limitación será capaz de contenerla, empezará a hacer el mal y se pondrá por completo al descubierto su feo rostro de diablo. Este es un ejemplo de quedar en evidencia. Deberías entender de ese modo la expresión “quedar en evidencia”: Dios no pretendía que fuera así, sino darte una oportunidad de practicar. Sin embargo, no reconociste lo bueno cuando lo tuviste delante e incluso llegaste a montar un auténtico espectáculo. ¿Acaso no mereces quedar en evidencia? Es elección tuya. No es que Dios pretenda de manera intencionada ponerte en evidencia ni descartarte. Lo que te hizo quedar en evidencia fueron tus motivos y ambiciones. ¿A quién puedes culpar sino a ti mismo?
En cuanto a los intereses de las personas y de Dios, ¿hemos compartido más o menos lo suficiente la verdad a este respecto? ¿Cuáles son los intereses personales de la gente? Las cosas a las que aspiran, como la fama, la ganancia y el estatus, la ambición y el deseo de recibir bendiciones, así como la vanidad y el orgullo, la familia, los parientes, los intereses materiales y demás. La esencia de los intereses de las personas es egoísta y despreciable, es perversa y satánica, es contraria a la verdad y trastorna, perturba y destruye la obra de la casa de Dios, mientras que los intereses de Dios son la causa más recta para salvar a la especie humana y representan el amor de Dios, Su obra y Su santidad y justicia. Por tanto, Dios tiene justificado defender Sus intereses. Él defiende una causa recta. Esto no es porque Dios sea egoísta y quiera defender Su propia dignidad. Se trata de algo recto y legítimo, y de un beneficio inconmensurable para la raza humana a la que salva Dios. Solo cuando Dios defiende Sus intereses puede darse como resultado la salvación de la especie humana y, en consecuencia, que se obtengan mayores beneficios, la verdad, el camino y la vida, y solo entonces puede la gente acabar por convertirse en seres creados auténticos y vivir entre todas las leyes y reglas que Dios ha establecido, así como entre todas las cosas que Dios ha creado para ella; solo entonces puede la especie humana obtener alegría y una vida de veras hermosa. ¿Todo esto que hace Dios es una causa recta? ¡Es extremadamente recta! Esta obra y esta gestión de Dios, así como todos los trabajos en la iglesia que involucran la salvación de la especie humana por parte de Dios —como difundir el evangelio, rodar películas, escribir artículos de testimonio, crear vídeos, traducir las palabras de Dios y mantener el orden normal de la vida de iglesia— son trabajos importantes y se deben garantizar. Además, está el aspecto de garantizar la vida de todo el pueblo escogido de Dios que realiza sus deberes. Aunque este es un trabajo muy básico, similar a los servicios de apoyo y no parece tener mucho que ver con la obra principal de la casa de Dios, es también muy importante y es necesario mencionarlo aquí. Las cosas normales, como la comida, la ropa, el alojamiento y el transporte, son lo que Dios les brinda a las personas y son además las necesidades físicas más legítimas que debería poseer la gente con humanidad normal. Dios no va a privar a la gente de estas necesidades, sino que Él las debe defender. Si siempre perturbas, trastornas y socavas lo que Dios quiere defender, si siempre muestras desprecio hacia tales cosas y siempre tienes nociones y opiniones sobre ellas, estás negando a Dios y poniéndote en Su contra. Si no consideras importantes la obra de la casa de Dios ni los intereses de Su casa y siempre quieres socavarlos y causar destrucción o sacar beneficio de ellos, además de engañar o malversar, ¿se pondrá entonces Dios furioso contigo? (Sí). ¿Cuáles son las consecuencias de la ira de Dios? (Se nos castigará). De eso no cabe duda. ¡Dios no te va a perdonar de ningún modo! Porque lo que estás haciendo es destrozar y destruir la obra de la iglesia, algo que entra en conflicto con la obra e intereses de la casa de Dios. Esta es una gran maldad, es entrar en rivalidad con Dios y es algo que ofende directamente Su carácter. ¿Cómo no va a enfadarse Dios contigo? Si algunos, al ser de calibre escaso, no son competentes en su trabajo y hacen sin querer cosas que causan trastornos y perturbaciones, esto es excusable. Sin embargo, si debido a tus propios intereses personales, caes en los celos y la disputa, y haces cosas de manera intencionada que trastornan, perturban y destruyen la obra de la casa de Dios, esto cuenta como una vulneración deliberada y supone ofender el carácter de Dios. ¿Te perdonará Él? Dios está llevando a cabo la obra de Su plan de gestión de 6000 años, y todo Su meticuloso esfuerzo va dirigido a ello. Si alguien se opone a Dios, daña de manera deliberada los intereses de Su casa y busca a conciencia sus intereses personales, además de su prestigio y estatus personales a expensas de dañar los intereses de la casa de Dios, sin dudar en destrozar la obra de la iglesia, lo cual provoca que la obra de la casa de Dios se vea impedida y destruida, e incluso que se produzca un tremendo daño material y financiero en la casa de Dios, ¿creéis que a esas personas se las debería perdonar? (No). Todos decís que no se las puede perdonar; por tanto, ¿está Dios enfadado con ellas? No cabe duda de que lo está. Dios ha hecho un gran trabajo al expresar la verdad y salvar a las personas, y ha puesto todo Su meticuloso esfuerzo en ello. Dios se toma muy en serio esta causa tan recta; ha dedicado todo su meticuloso esfuerzo por esas personas a las que quiere salvar, todas Sus expectativas también se vuelcan sobre estas y los resultados finales y la gloria que quiere obtener de Su plan de gestión de 6000 años se materializarán en ellas. Si alguien rivaliza con Él, se opone, perturba o destruye el resultado de esta causa, ¿lo perdonará Dios? (No). ¿Ofende esto Su carácter? No paras de asegurar que sigues a Dios, que buscas la salvación, que aceptas el escrutinio y la guía de Dios, y que aceptas y te sometes a Su juicio y castigo; no obstante, al mismo tiempo que dices estas palabras, trastornas, perturbas y destruyes las diversas obras de la iglesia. A causa de tu perturbación, trastorno y destrucción, de tu negligencia o abandono del deber, así como de tus deseos egoístas y de que persigues tus propios intereses, se han visto perjudicados los intereses de la casa de Dios, los de la iglesia y multitud de otros aspectos, hasta tal punto que la obra de la casa de Dios ha acabado perturbada y destruida de manera grave. ¿Cómo debe Dios, entonces, sopesar tu desenlace en tu libro vital? ¿Cómo se te debe catalogar? Para ser justos, se te debe castigar. Quien siembra vientos, recoge tempestades. ¿Qué entendéis ahora? ¿Cuáles son los intereses de las personas? (Son perversos). En realidad, todos son deseos extravagantes. Dicho sin rodeos, son todos tentaciones, falsedades y cebos utilizados por Satanás para tentar a la gente. Buscar la fama, la ganancia y el estatus, así como los propios intereses: esto es cooperar con Satanás para hacer el mal, es oponerse a Dios. Para obstaculizar la obra de Dios, Satanás crea diversos entornos para tentar, perturbar y desorientar a la gente, y para impedir que siga a Dios y pueda someterse a Él. En cambio, tales personas cooperan con Satanás y lo siguen, se alzan deliberadamente para perturbar y destruir la obra de Dios. Por mucho que Él les comparta la verdad, siguen sin entrar en razón. Por mucho que la casa de Dios los pode, siguen sin aceptar la verdad. No se someten a Dios en absoluto, sino que se empeñan en hacer las cosas a su manera y como les viene en gana. En consecuencia, perturban y destruyen la obra de la iglesia, afectan de manera grave al progreso de las diversas obras de la iglesia y causan un daño enorme a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios. Este pecado es demasiado grande y no cabe duda de que Dios castigará a tales personas.
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