Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (I) Parte 6
¿Qué trabajos tenéis ahora mismo en mente que consideréis los más importantes en la iglesia e impliquen la expansión del plan de gestión de Dios? (Difundir el evangelio). La obra evangélica es un trabajo importante. Dios ve la obra de Dios como obra, pero para las personas es su deber. Además de la obra evangélica, está también el trabajo de producción de vídeo, el de traducción, los himnos y diversos trabajos textuales. Hoy en día, la mayoría de la gente que hace su deber a tiempo completo se dedica a actividades relacionadas con estos trabajos. Decidme, ¿de cuáles de estos trabajos se puede prescindir? Hay quien dice: “La música es solo una sucesión de notas, no creo que sea importante. Las palabras de Dios se pueden proclamar y difundir igual sin todas esas melodías, pueden llevar a la gente ante Dios del mismo modo”. ¿Es correcto decir eso? (No). ¿Por qué no es correcto? ¿Serían buenas las producciones de vídeo de distinto tipo sin música? (No). Además de hacer falta para cantar himnos en la iglesia, la totalidad de las películas, vídeos musicales, coros y obras de teatro, así como las recitaciones en vídeo de las palabras de Dios y demás también requieren música. Aunque bien es cierto que, a primera vista, la música es, en efecto, una sucesión de notas, una vez que la gente oye esta música, resulta más efectiva la proclamación de las palabras de Dios y puede desempeñar un papel en el avance de la difusión del evangelio, así que es indispensable. Aunque hables aquí de manera distendida, si hay música de fondo, el efecto es diferente, ¿no es cierto? Así que este deber es muy importante. Hay quienes preguntan: “¿Es importante nuestro trabajo de producción de vídeo entonces?”. Decídmelo vosotros, ¿es importante el trabajo de producción de vídeo? (Sí). Por ejemplo, gran parte de las imágenes que se producen usando tecnología de efectos especiales no se podrían suplir con ningún vídeo en bruto ni se podrían grabar; es arte moderno. Los hay que dicen: “La casa de Dios habla incluso de arte moderno. ¿No es eso adaptarse a los tiempos?”. ¿En qué sentido es adaptarse a los tiempos? A esto se le llama aprovecharse de Satanás para rendir servicio. Por supuesto, no es aprovecharse de los hermanos y hermanas para rendir servicio. Con eso quiero decir que, si puedes aprender algunas profesiones técnicas y artísticas, y usar este conocimiento profesional en la obra de difundir el evangelio y proclamar las palabras de Dios, lo que has aprendido es útil. Si lo aprendes, es por la gracia de Dios, y puedes entonces desempeñar el deber asociado a ello y serás bendecido. ¿Acaso no supone esto una bendición para ti? (Sí). Por tanto, lo importante no es lo que aprendas, sino si lo usas para tu deber. Hay otros que dicen: “Hacemos trabajo textual, pero nadie sabe nunca de nosotros, nadie nos menciona y mucha gente ni siquiera nos ve. Nos hemos vuelto prescindibles”. Esto no es vislumbrar el asunto con claridad. La gente no te ve, pero Dios sí. Él te escruta, te guía, te bendice, ¿por qué no eres capaz de sentirlo? ¿Acaso importa que la gente te vea o te mencione? ¿De qué verdad no se os ha provisto? ¿De qué sermones y charlas se os ha dejado fuera? En realidad, el contenido técnico del trabajo textual no es muy elevado y los aspectos profesionales no se tienen que fortalecer tanto. Sin embargo, una cosa es indispensable. Debes entender la verdad. Si no la entiendes, no podrás escribir nada. Tienes conocimiento sobre escritura, puedes estandarizar el lenguaje, organizarlo y disponer una estructura y unas ideas en una composición escrita. Sin embargo, la estructura en sí misma no es el artículo. Se tiene que llenar de contenido. Qué se debería escribir en concreto como contenido y cómo exactamente se debería escribir para lograr el resultado de dar testimonio de Dios; en esto deberíais entrar. Si solo os quedáis con esta base, la de dar testimonio de las palabras de Dios y proclamar esta etapa de Su obra, vuestra estatura nunca crecerá. Si además de dar testimonio de la nueva obra de Dios, rebatir las nociones de la gente y compartir algunas verdades de visiones, podéis también compartir algunas verdades sobre la entrada en la vida y usar algunos hechos, historias y detalles descritos con bastante precisión para expresar todos los diversos estados en lo profundo del corazón de las personas, de modo que reconozcan su corrupción y entiendan cuáles son los requerimientos de Dios para la especie humana y cuáles Sus intenciones, y asimismo identifiquen los problemas más fundamentales —qué es exactamente la verdad, cuál es la senda que la gente debe tomar, dónde radica el error en las sendas incorrectas que toma ahora la gente, qué clase de personas requiere Dios que sean los seres humanos y qué senda es la que Dios requiere que emprendan—, si podéis progresar paso a paso en esta dirección, el deber que llevaréis a cabo será extremadamente valioso. Sin embargo, esta es la parte difícil, es lo más complicado. La entrada en la vida de las personas no ocurre en el trascurso de uno o dos días. Respecto a muchos asuntos, se requieren uno o dos años desde que se habla por primera vez de ellos hasta cuando la gente obtiene conciencia de dichos asuntos. Lleva entre dos y tres años, o incluso entre tres y cinco, pasar de tener una conciencia vaga a contar con una conciencia clara, pasan dos o tres años desde que la conciencia de uno se vuelve clara hasta darse cuenta de la naturaleza de este asunto, y luego pasan otros dos o tres más hasta que se conoce la seriedad del problema. La gente que está adormecida y tiene calibre escaso solo puede alcanzar este punto. La que es de mejor calibre y de espíritu avispado sabe buscar activamente qué es la verdad, lo cual lleva otros dos o tres años… Casi sin darse cuenta, ha transcurrido su vida entera. ¡Así de lenta es la entrada en la vida! El entendimiento y el recuerdo de la verdad de las personas excede por mucho a la velocidad con la que estas experimentan y comprenden la verdad. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que experimentar y comprender siempre es lento, porque esto es la vida, mientras que para entender y recordar solo se requiere de la mente. La gente con buena memoria, una fuerte capacidad de comprensión, algo de calibre y cierta base formativa puede lograr estas cosas rápidamente. Sin embargo, una vez que se entiende, ¿se dispone de conocimiento? No. Cuando entiendes, simplemente sabes de qué va este asunto y paras ahí, no hay más, pero a la hora de actuar eso seguirá sin servir de nada. ¿Por qué no servirá? A menudo, la doctrina que entiendes no se puede aplicar ni vincular a las cuestiones que te suceden. En consecuencia, solo entiendes al fin la verdad después de fracasar en múltiples ocasiones, de sufrir unas cuántas pérdidas, dar unos cuantos rodeos y recibir muchos juicios, castigos y podas, y de ese modo eres capaz de practicar y experimentar las palabras de Dios en la totalidad de los diversos sucesos a los que te enfrentes. Para entonces, habrán pasado tantos años que tu rostro puede que esté cubierto de arrugas, ¿acaso no va esto muy lento? Las vidas de las personas progresan muy lentamente porque la verdad que estas entienden tiene que ver con su esencia-naturaleza, con su existencia y con las cosas conforme a las cuales viven, y esto implica transformar el propio carácter, así como realizar cambios en la propia vida. ¿Cómo puede ser tan fácil que tu vida cambie para ser otra distinta? Por una parte, ello requiere de la obra de Dios y, al mismo tiempo, también necesita la cooperación activa de la gente; además de eso están las pruebas del entorno externo, junto a tu búsqueda personal; también debes tener suficiente calibre y perspicacia, y Dios te proporcionará entonces guía y esclarecimiento adicionales; por si esto fuera poco, Dios te infligirá algunos castigos, juicios y podas, tus hermanos y hermanas te criticarán y aun así deberás continuar tu búsqueda para poder eliminar aquello que pertenece a Satanás; solo entonces podrán entrar poco a poco las cosas positivas que pertenecen a la verdad. Alguna gente dice: “Cuando entienden la verdad, la vida de las personas se transforma”. ¿Es correcto o incorrecto decir esto? (Es incorrecto). ¿Por qué? Entender la verdad no equivale a tener la verdad, y una vez que la entiendes tampoco es tu vida. Cuando oyes la verdad, la comprendes y entiendes lo que oyes, ¿durante cuánto tiempo perdura en tu corazón? Puede que un mes después, esas palabras que en su momento pensaste que eran muy importantes hayan desaparecido por completo, y cuando las vuelves a oír, te parece que nunca las has oído antes. Sin embargo, si posees en verdad esa estatura vital, no tienes que escucharlas una y otra vez. Si no la posees, debes seguir escuchando y, si no escuchas, aquello que entiendes disminuirá poco a poco y desaparecerá hasta que te vuelvas igual que los no creyentes. Por tanto, las palabras de Dios y la verdad se han de escuchar y leer de manera constante. Leerlas o escucharlas demasiado poco no va a servir de nada. Sois todos muy conscientes de ello, ¿no? (Sí). A veces, al no cantar himnos ni orarle a Dios durante dos o tres días, sientes un vacío en el corazón y no puedes captar a Dios, así que te preguntas dónde ir a dar un paseo para relajarte. En consecuencia, mientras más te relajas, más indisciplinado te vuelves, y cuando vas a la iglesia a compartir la verdad con tus hermanos y hermanas, te parece que no estás familiarizado con ello, y en cuanto se menciona la obra de la iglesia te sientes un tanto raro. En el espacio de dos o tres días has cambiado y te has convertido en una persona diferente, de modo que te parece que ni siquiera te reconoces a ti mismo. ¿Cómo puede ser esto? No pienses que porque hayas escuchado un montón de sermones la verdad se ha convertido en tu vida y has obtenido la verdad. ¡Todavía estás lejos de eso! No creas que simplemente porque hayas escrito un artículo testimonial o hayas tenido una experiencia de ese tipo ya estás salvado. ¡Te queda mucho camino por delante! Ese es solo un pequeño fragmento de tu larga experiencia vital. Puede tratarse de un estado de ánimo, una sensación, una ambición o un deseo momentáneos, y nada más. Cuando un día te sientas débil, eches la vista atrás y escuches los testimonios que una vez diste, los juramentos que pronunciaste y aquello que llegaste a comprender, todos ellos te parecerán extraños, y dirás: “¿Ese era yo? ¿Tan grande era mi estatura? ¿Cómo es posible que no lo sepa? ¿Seguro que era yo?”. En ese momento te darás cuenta de que tu vida aún no ha cambiado. ¿Qué indica este hecho? Que tu carácter todavía no se ha transformado. ¿Cómo te sentirás cuando descubras que puedes llegar a ser tan negativo como lo eres ahora, a pesar de haber dado testimonio y pensado en aquel tiempo que ya tenías una gran estatura? ¿Acaso no pensarías que transformar el propio carácter es una tarea demasiado ardua? La verdad no es algo que pueda labrarse en las personas de la noche a la mañana. Si las personas obtienen realmente la verdad como su vida, recibirán bendiciones y sus vidas serán distintas. Ya no serán como son ahora, revelando a menudo actitudes corruptas, sino que podrán someterse por completo a Dios y cumplir su deber con lealtad, y se transformarán completamente.
Como la especie humana está tan corrompida, aceptar la verdad no es algo sencillo, y como la verdad es tan preciada, es incluso más difícil para Dios obrar la verdad en las personas. El valor y el significado de la verdad y todos los poliédricos aspectos de esta son muy valiosos y significativos para los humanos. Sin embargo, como los humanos han sido corrompidos muy profundamente por Satanás y tienen en su interior muchas cosas que pertenecen a este, no es tan fácil obrar la verdad en las personas para que se convierta en su vida. Así pues, ¿significa esto que no se puede forjar la verdad en las personas? No. Sí se puede forjar en ellas, pero estas deben tener una actitud y un punto de vista correctos, así como seguir la senda correcta. Que sea difícil de hacer no significa que no se pueda, al igual que las dos primeras etapas de la obra de Dios, cuando Él no hizo obra de perfección ni expresó estas verdades ni dijo estas palabras, pero se perfeccionó a algunas personas y algunas llegaron a conocer a Dios igualmente. Si lo miramos a partir de este hecho, se puede lograr y no es inviable que se forje la verdad en las personas, de lo único que depende es de si la persiguen. ¿Cómo deben entonces perseguir la verdad? La manera más simple es leer las palabras de Dios a diario, memorizar palabras esenciales de Dios, contemplar un pasaje de Sus palabras a diario y orar-leer y compartir estas palabras una y otra vez. Una vez que hayas orado-leído estos puntos de vista y dichos que las palabras de Dios se supone que te deben enseñar, así como las actitudes hacia las diversas personas, acontecimientos y cosas, de modo que los entiendas y hayan entrado en tu corazón, antes de que te des cuenta vivirás pensamientos y puntos de vista positivos y principios de práctica cada vez que te ocurran diversas cuestiones. Todavía no habéis alcanzado este nivel. ¿Has leído lo que hizo Job? ¿Qué estaba haciendo Job mientras sus hijos festejaban? Acudió a Dios para orar y ofrecer sacrificios por sus hijos. Nunca se apartó de Dios. Es decir, mantente lejos de cualquier cosa que pueda causar que tu corazón se aparte de Dios; no digas nada que pueda causar que tu corazón se aparte de Él; evita mirar las cosas que puedan causar que te desvíes de Dios o desarrolles nociones o dudas sobre Él; no entres en contacto con aquellos que podrían volverte negativo, degenerado y autoindulgente, o que podrían hacerte sospechar, desafiar o apartarte de Dios. En vez de eso, evítalos, permanece cerca de aquel del que puedas obtener edificación, ayuda y provisión. No hagas cosas que podrían hacerte desdeñar la verdad, que esta no te guste o te repugne. En tu mente has de tener alguna idea sobre estas cosas. No vayas atolondrado por la vida, pensando: “No me importa cuánto voy a vivir o cómo vaya a darse mi vida, dejaré todo a la naturaleza y las instrumentaciones de Dios”. Él ha dispuesto entornos para ti y te ha dado libre voluntad para que elijas, pero si no cooperas y te empeñas sin cesar en ponerte en contacto con aquellos que aprecian las cosas mundanas y siempre se abandonan a la carne, no son devotos de sus deberes y son irresponsables, si te mezclas constantemente con esa gente, ¿al final cuál es el resultado y el desenlace? Cuando esa gente no tiene nada que hacer, hablan sobre comer, beber y divertirse, y a menudo cuentan historias y chismes. Si te encuentras con tales tentaciones y no te mantienes alejado de ellas e incluso te obsesionas con estas cosas y pasas tiempo con tales personas por voluntad propia, entonces te hallas en peligro, ¡pues la tentación está por todas partes! Cuando los sabios ven tal tentación, se mantienen alejados. Lo tienen claro en su corazón: “No tengo esa estatura, no voy a escucharlos ni quiero prestarles ninguna atención. Estas personas no persiguen la verdad ni la aman. Me mantendré alejado y encontraré un lugar tranquilo para leer las palabras de Dios yo solo, para calmar mi corazón, meditar un rato y acudir ante Dios”. Todos estos principios y objetivos son los siguientes: primero, no te apartes de las palabras de Dios, y segundo, no te apartes de Dios en tu corazón. De este modo, puedes vivir constantemente ante Él sobre la base de entender qué es la verdad. Por un lado, Dios te protegerá de que te hundan en la tentación. Por otro, te tratará con extrema gracia, te permitirá entender lo que has de hacer para practicar la verdad y te permitirá estar iluminado y esclarecido respecto a las diversas verdades. En lo que respecta a tu deber, Dios te guiará a que intentes no cometer errores, a que siempre hagas las cosas bien, a conocer los principios. De este modo, ¿acaso no estarás protegido? Por supuesto, este no es el mayor objetivo ni el definitivo. ¿Cuál es pues el objetivo definitivo? Poder aprender lecciones de diversas personas, acontecimientos y cosas, entender las intenciones de Dios, conocer Su obra y practicar de acuerdo con los principios requeridos por Dios. De esta manera, tu vida y estatura pueden continuar progresando en lugar de estancándose. Si estás siempre ocupado atendiendo asuntos y no te centras en practicar la verdad al cumplir tus deberes ni en resolver las dificultades de la entrada en la vida, entonces no progresarás en tu vida. La entrada en la vida se logra cumpliendo con el deber de uno. Si alguien se aleja de cumplir con el propio deber y de las palabras de Dios, no habrá progreso en la vida. Algunos ven a otros charlar ociosos, así que se inmiscuyen y meten la nariz, son siempre unos entrometidos y les agradan los chismes; a Dios no le gusta esa gente. ¿Qué clase de gente agrada a Dios? Aquellos que pueden calmar su corazón. ¿Calmarlo para qué? ¿Para ser una marioneta que no piensa en nada? No, para orar en calma ante Dios, para buscar Sus intenciones, para pedirle que te proteja y te esclarezca. También para buscar ser esclarecido e iluminado sobre cierto aspecto de la verdad que no entiendes, de modo que logres entendimiento y claridad en este aspecto de la verdad o busques resolver el aspecto de tu trabajo que esté plagado de problemas, sea cual sea, y para que obtengas la guía de Dios. Hay muchas tareas que emprender y muchas cosas que se han de hacer cuando uno se calma ante Dios. No es que te presentes ante Dios en cualquier momento ocioso que tengas y digas: “Dios, aquí estoy, te llevo en el corazón, quédate conmigo, ¡no me dejes caer en la tentación!”. Si actúas por inercia y eres superficial con Dios, no eres un auténtico creyente y Dios no les concederá la verdad a tales personas. ¿Qué es lo primero que deben poseer para que Dios les conceda la verdad? Un corazón con hambre y sed de justicia, un corazón sincero. ¿Qué representa que tu corazón sea sincero? Representa que amas realmente la verdad. Si siempre eres superficial con Dios y no eres sincero en absoluto, siempre quieres tomar tus propias decisiones respecto a todo y siempre quieres acudir ante Él para presentarte, decir hola y luego llevar la voz cantante y hacer las cosas por tu cuenta, aunque Dios te haya encargado a ti Su obra, acabas no teniendo nada que ver con Él ni con la verdad. ¿Cómo se llama esto? Esto es resistirse a Dios y ocuparte de tus propios asuntos. ¿Puede esclarecerte Dios de este modo? No. ¿Habéis captado todos la manera de perseguir la verdad y entenderla? Debéis acudir a menudo ante Dios, calmar vuestro corazón para buscar la verdad y orar a Dios, y además debéis aprender a calmaros. Calmarse no significa tener la mente vacía, sino albergar peticiones, pensamientos y cargas en vuestro corazón, acudir ante Dios con un corazón sincero y anhelante, tener anhelo por la verdad y las intenciones de Dios, y llevar una carga por el deber que cumplís y la obra que hacéis; esto es lo que deberías tener cuando acudas ante Dios y te calmes.
Acabo de hablar de que toda la obra de la iglesia está directamente relacionada con la obra de difundir el evangelio del reino de Dios. En particular, la obra de difundir el evangelio y todos los trabajos relacionados con las profesiones tienen una importante e inseparable conexión con la obra de difundir el evangelio. Por tanto, cualquier cosa relacionada con la obra de difundir el evangelio involucra los intereses de Dios y los de Su casa. Si la gente puede entender correctamente la obra de difundir el evangelio, debería abordar de manera correcta los deberes que hace y los que hacen otros. ¿Cómo se han de abordar correctamente? Esfuérzate al máximo para hacerlo y llévalos a cabo de acuerdo con los requerimientos de Dios. Cuando menos, no participes en conductas y prácticas que causen daño o perturbación adrede ni hagas de manera intencionada cosas que sepas que son incorrectas. Si alguien insiste en hacer algo, aunque sepa que trastorna y perturba la obra de la iglesia, y nadie puede disuadirlo de ello, entonces está cometiendo maldad, cortejando a la muerte y mostrando su verdadera cara de diablo. Mete prisa a los hermanos y hermanas para que lo disciernan por lo que es, y luego echa de la iglesia a la persona malvada. Si el malhechor se halla en un momento de locura y no hace el mal a propósito, ¿cómo se debe tratar ese asunto? ¿Se debería educar y ayudar a esa persona? ¿Qué sucede si se la educa y aun así no escucha? Los hermanos y hermanas se reúnen para criticarla. ¿Qué pasa si es competente en su trabajo, aunque no se esfuerce al máximo para hacerlo, pero de momento no hay nadie que la supla y todo el mundo sigue queriendo que lo desempeñe? Todos se congregan para podar a la persona y advertirle: “Dios te ha exaltado y te ha pedido que hagas este deber. Si no te esfuerzas al máximo en hacerlo y continúas perturbando y tirando la toalla, resulta evidente que no tienes conciencia y no eres apto para desempeñar tu deber”. ¿Este camino es bueno o no? Si se la puede reemplazar, deja que se marche. ¿Os atreveríais a hacer eso? La mayoría de la gente no sería capaz. En lo que respecta a defender la obra de la iglesia, muchos no se atreven a alzarse ni a defender la justicia. ¿No es este un ejemplo de no atreverse a apegarse a la verdad? Algunas personas entierran la cabeza en la arena y se muestran indiferentes al detectar trastornos y perturbaciones en la obra de la iglesia, como si no tuvieran nada que ver con ellas, y su actitud es la de hacer la vista gorda. Sin embargo, si alguien las critica y les dice que no deberían ser así, o bien las desprecia o menosprecia, se irritan y piensan para sí: “¿Quién te crees que eres? ¿Quién eres tú para criticarme? ¿Quién eres tú para menospreciarme? Hemos de discutir este asunto”. Se lo toman muy a pecho y tratan el asunto con seriedad, no pueden evitar decir algo y declarar su postura. No sintieron nada cuando el trabajo de la iglesia se vio obstruido, perturbado y perjudicado, sino que lo dejaron pasar. ¿Qué clase de personas son estas? (Son egoístas y despreciables). ¿Son tan solo egoístas y despreciables? El problema es tan grave que no se puede resumir en solo una frase. Solo se puede decir que tales personas no tienen humanidad y no son en absoluto buenas personas. De hecho, esto es lo que hacen los anticristos y, por supuesto, los falsos líderes no son una excepción. Los anticristos no tienen ni idea de cuáles son los intereses de la casa de Dios. Cuando el trabajo de la iglesia se ve obstaculizado, ellos no se dan cuenta. Algunas personas causan un auténtico estropicio al perturbar el trabajo de la iglesia, pero cuando los anticristos lo ven, no se lo toman en serio. Le restan importancia y reprenden sin dureza al culpable con unos simples comentarios, lo amonestan brevemente y nada más, sin el menor atisbo de indignación. ¿Tienen esas personas sentido de la rectitud? ¿Qué clase de personas son? Muerden la mano que les da de comer, ¡son unos traidores! ¡Son escoria!
Acabo de ofrecer un resumen general de cuáles son los intereses de las personas, de cuál es la esencia de sus intereses, de por qué buscan intereses personales, cuál es la naturaleza de su búsqueda de intereses personales, así como cuál es la naturaleza de los intereses de Dios y cómo se los define. Los intereses de Dios son la causa más recta y deberían considerarse como tal. No es en absoluto egoísta que Dios defienda Sus intereses ni lo hace solo en aras de defender Su dignidad y Su gloria. En cambio, Él quiere defender el progreso y los resultados de Su obra y defender una causa recta. Estos son unos comportamientos y un modo de actuar muy rectos y legítimos, y se trata de un acto de Dios. Los seres humanos creados no deberían albergar ninguna noción sobre este acto de Dios y mucho menos ninguna acusación o juicio. ¿Podemos decir que los intereses de Dios se encuentran por encima de todo lo demás? (Sí). ¿Decir esto es egoísta? (No). La gente entiende este aspecto de la verdad y esta afirmación se sostiene sobre esta base. No es sesgada de manera intencionada, sino imparcial y legítima. “Nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal”; esta es la esencia de los anticristos. Su actitud y su manera de abordar los intereses poseen esta naturaleza y nunca consideran los intereses de la casa de Dios. ¿Qué significa “nunca”? Es decir, que no piensan en absoluto en los intereses de Dios ni tienen tal concepto, solo consideran sus propios intereses: eso es lo que significa. ¿Cómo de grave es esto? Venden los intereses de la casa de Dios y los intercambian por gloria e intereses personales. Lo primordial son sus intereses y estos pueden reemplazar a los intereses de Dios. Lucharán por sus intereses, por muy perversos, ilegítimos o negativos que sean, y con el objetivo de apropiarse de esos intereses y luchar por ellos, llegarían tan lejos como para sacrificar a quien sea, a cualquier precio. ¿Qué clase de comportamiento es este? (El de los anticristos). El comportamiento de los anticristos, esto es lo que hace Satanás. Satanás domina a esta raza humana, domina a un país, domina a una raza y llegaría a sacrificar las vidas que fueran necesarias a cambio de la estabilidad de su dominio. ¿Cuáles son sus intereses? El poder y la posición de dominio. Así pues, ¿cómo logra una posición de dominio y cómo estabiliza dicho dominio? (A toda costa). A toda costa. Es decir, no le importa si sus prácticas y métodos le parecen legítimos o ilegítimos al público, y se vale de todo, desde matanzas y represión, hasta tácticas blandas y duras, coacción y seducción, e incluso llega al extremo de sacrificar la vida de quien sea o de una cantidad indefinida de personas a cambio de la estabilidad de su posición y del poder en sus manos: este es el comportamiento de Satanás. Los anticristos también actúan de esta manera.
¿Son de vuestro gusto estas palabras de la charla de hoy? (He obtenido mucho de lo que he escuchado hoy y, en particular, la disección del conocimiento y de los intelectuales me ha tocado bastante. Con anterioridad, no estaba muy de acuerdo con la idea de que los intelectuales carecen de comprensión espiritual, pero durante este periodo, mediante la disección de Dios del conocimiento, poco a poco he sido capaz de establecer comparaciones y de darme cuenta de que, en muchas ocasiones, yo mismo no puedo comprender las palabras de Dios, no las entiendo cuando las oigo y, al contemplar personas y acontecimientos, los miro y los analizo desde un punto de vista intelectual, lo que conduce a una comprensión distorsionada; esto es falta de entendimiento espiritual. Ahora puedo ver con mayor claridad la esencia de los intelectuales). Al hablar hoy sobre los intelectuales, no estoy en absoluto poniendo el punto de mira en ninguna persona, pero si sois capaces de compararos con Mis palabras, eso es bueno, y hay esperanzas de que podáis darle la vuelta a las cosas y entrar. Deberíais buscar con afán, desde el punto de no entender ni comprender la verdad hasta alcanzar lentamente el punto en el que podáis entender una tras otra algunas verdades sencillas, individuales, menos profundas, de modo que lo que entendáis sea la verdad, en lugar de palabras y doctrinas. De esta manera, poco a poco, tendrás entendimiento espiritual. Si descubres las cosas al centrarte en la verdad y en la realidad, entenderás de forma gradual la verdad; si analizas las cosas sin cesar centrándote en la doctrina, usando la lógica y la mente, entonces lo que entiendas solo será doctrina o teoría que nunca se convertirán en la verdad, y nunca irás más allá del fundamento de la doctrina. ¿Acaso no es así? (Sí). Hay quienes dicen: “¿Por qué no soy capaz de entender algunas de las palabras de Dios que leo? ¿Cómo es que no son tan fáciles de entender y aceptar para las personas cuando se valoran empleando la gramática y según la estructura de un ensayo?”. ¿Cómo os explicáis este problema? ¿Lo entendéis ahora? Os lo explicaré. Dios le ha estado hablando a los humanos desde que la especie humana comenzó a existir, y cada palabra y párrafo de lo que Él dice es solo lenguaje, no se trata de ensayos. Tal como hablo Yo hoy aquí, ¿estoy exponiendo un ensayo, presentando un informe o solo conversando? (Solo conversando). Estoy charlando con vosotros, contando la verdad y hablando sobre los temas que os son necesarios. Estoy hablando, no exponiendo un ensayo. Por consiguiente, tenéis que entender qué es un ensayo y qué es hablar; existen diferencias entre ambas cosas. Los varios elementos que requieren los ensayos son aspectos del conocimiento que provienen de la especie humana y, cuando habla, Dios no ha de atenerse a este conocimiento. Solo necesita expresar con sencillez y claridad las verdades que Él pretende expresar y, mientras la gente pueda entender las verdades que oye, con eso es suficiente y no hay necesidad siquiera de usar signos de puntuación. La especie humana inventó los signos de puntuación y los ensayos, así como la gramática y los elementos que requieren los ensayos. Todas estas cosas se enmarcan en la categoría de conocimiento y Dios no ha de atenerse a ellas. Además, el lenguaje proviene de Dios y esto es algo positivo. Por tanto, diga lo que diga Dios, es correcto. No hace falta que lo examines en busca de problemas gramaticales ni que compares ni disecciones tales cuestiones gramaticales. En un texto, un párrafo y una frase dadas, lo único que tienes que entender es cuál es la intención de Dios, cuál es la verdad, cuáles son los principios-verdad que Dios requiere de las personas y cuál es la senda de práctica que Dios les revela, con eso es suficiente. Esta es la razón que deben poseer los seres creados, las personas. Las palabras y acciones de Dios no han de atenerse a todas estas convenciones y estructuras formuladas por las personas, ni tampoco estos preceptos y estos aspectos puramente intelectuales inherentes al conocimiento, a los que no han de apegarse. Dios ha dicho muchas cosas y, diga lo que diga, es la verdad. Mientras más leen las palabras de Dios aquellos con entendimiento espiritual y los que poseen experiencia, más sienten que tales palabras de Dios son la verdad. Lo que deben averiguar, buscar y experimentar estas personas es cuál es la verdad que contienen estas palabras. Dios le habla a la especie humana; recuerda, lo que Él hace es hablar, y en lenguaje vulgar a “hablar” también se le llama “parlotear” o “charlotear”. ¿Qué esencia contiene lo que Dios quiere decir aquí? Se trata de las intenciones de Dios, de la verdad y de Sus requisitos para las personas; este es el contenido. La naturaleza de hablar es expresarse con sencillez y claridad, como charlando, de corazón, cara a cara; unas veces se emplea lenguaje coloquial y dialecto, otras veces uno más literario. Para escribir un ensayo, necesitas tener una introducción en el primer párrafo, desarrollar y expandir el tema en el medio y luego llegar a un clímax y un final. Se debe escribir exactamente de acuerdo con este formato para que se pueda considerar un ensayo, y solo entonces el profesor lo leerá entero y lo evaluará como promedio, bueno o excelente. ¿Puedes evaluar las palabras de Dios de esta manera? Supongamos que dijeras: “Este texto es bueno, la gramática es óptima, está expresado en un lenguaje divino y se ajusta por completo a la estructura de un ensayo; este otro no es tan bueno, está un poco desorganizado y la estructura no es demasiado aceptable. Ciertas palabras no son del todo gramaticales y hay incluso algunas que parece que no se usan en los lugares adecuados”. ¿Resulta apropiado leer las palabras de Dios de esta manera? (No). Hacerlo así supondría una distorsión y nunca obtendrás la verdad. Debes aprender a leer entre líneas en las palabras de Dios para ver qué es lo que Dios requiere de ti y cuál es la verdad que contienen estas palabras; esto es lo inteligente. No sabes siquiera cómo fijarte en estas cosas y te pasas el día diciendo: “¿Cómo es que las palabras de Dios ni siquiera son ensayos? Las palabras de Dios deberían ser como discursos y Él debería usar un lenguaje cuidado”. Yo no hago eso. Sería agotador, vosotros os cansaríais de escuchar y también se cansaría la persona que habla. Pensad en Dios hablando en el cielo, hablándole a Job, a Pedro, a Moisés y a Jonás, ¿acaso no eran las palabras de Dios sencillas y claras? No tenéis forma de ver cómo de extraordinarias, abstractas o geniales son o cómo de rigurosa es Su manera de expresarse. Fijaos en que, cuando Satanás tentó a Job, Dios le dijo a Satanás: “¿Has considerado a Mi siervo Job? No hay ningún otro como él en la tierra, un hombre perfecto y recto, que teme a Dios y se aparta del mal” (Job 1:8).* y “Mira, él está en tu mano, pero salva su vida” (Job 2:6).* Las palabras de Dios eran tanto sencillas como concisas, y explicaban el asunto con gran claridad. Este es el carácter de Dios y Su esencia. Dios no recurre adrede a un doble discurso enigmático, y Su grandeza, extraordinariedad, honorabilidad, autoridad y poder no son fingidos. ¿Por qué digo que no son fingidos? Cuando Él habla con una persona, no finge ni se camufla en una imagen elevada ni dice cosas que la gente no sea capaz de entender; el que hace eso es Satanás, no Dios. Y ya que es Dios quien lo está diciendo, hará que lo entiendas. Si eres un niño, te hablará con palabras que los niños puedan comprender. Si eres un anciano, te hablará en el lenguaje de los ancianos. Si eres un hombre, te hablará en el lenguaje que los hombres acostumbran a usar. Si eres un ser humano corrupto, te hablará de una manera y con una estructura en Su lenguaje que puedan entender los humanos corruptos. Dios habla de múltiples maneras. A veces hace bromas, a veces hace comentarios irónicos, a veces es sarcástico, a veces disecciona, a veces es más severo, a veces más suave, a veces te hace sentir conmovido y a veces te consuela después de podarte… Toda esta obra que Dios lleva a cabo y estas verdades que expresa no son inflexibles, sino que fluyen. Dios es el manantial de agua viva, es la fuente de la verdad. Cualquier cosa que Él diga está bien, en ello hay verdad, y no importa cómo lo diga. Si alguien siempre alberga nociones sobre la manera de hablar de Dios, la estructura de Su lenguaje y demás, y no para de escrutarlas y de dudar de ellas, siempre le molestan estas cosas y piensa: “El dios en el que yo creo realmente no parece dios, ¿por qué se comporta de esa manera? Así pues, me niego a aceptarlo, sería demasiado vergonzoso hacerlo, para eso mejor creer en tal o cual”. ¿Qué clase de persona es esta? (Un incrédulo). Es un incrédulo. ¿Qué clase de personas son la mayoría de los incrédulos? Gente que carece de comprensión espiritual. Cuando las personas que carecen de comprensión espiritual leen las palabras de Dios, las escrutan en profundidad y como consecuencia siguen sin entenderlas por completo, y por tanto se preguntan: “Dado que este es el camino verdadero, ¿es en realidad posible obtener bendiciones al creer de esta manera? Hay mucha gente que cree. Si yo no creo, ¿acaso no iré al infierno?”. Hasta albergan intrigas mezquinas. No se preguntan: “Dicen que hay verdad en las palabras de Dios, entonces, ¿qué es la verdad? ¿Cómo es que yo no la he visto? Debo leer y escuchar”. Un día, por fin, “entienden lo que oyen” y piensan: “Estas palabras revelan la situación real, son la verdad. No obstante, el lenguaje es demasiado normal y ordinario, es muy común y corriente, y la clase culta podría despreciarlo y discriminarlo, y considerarlo como una charla de lo más ordinaria e incluso prosaica en ciertos términos. Además, hay palabras que salen de boca de dios que los intelectuales de alto nivel de los sectores del conocimiento no se rebajarían a utilizar. Resulta totalmente inconcebible y, sin duda, no debería ser así”. ¿Cuáles son las consecuencias de este constante escrutinio? Te parecerá que eres mejor que Dios y que Él debería creer en ti y exaltarte. ¿Acaso no es esto problemático? Se trata de personas que carecen de comprensión espiritual. Su actitud hacia Dios es siempre la de ponerse en contra de Él y escrutarlo. Al mismo tiempo que escrutan a Dios, lo desafían, y al mismo tiempo que lo desafían, piensan: “Es mejor que no seas dios, porque eres muy insignificante, no eres como dios. Si fueras dios, no me quedaría tranquilo. Si te desprecio y te escruto, si te analizo hasta el punto de que ya no eres dios y nadie cree en ti, entonces seré feliz, y si busco a un gran dios en el que creer, me sentiré en paz”. Tales personas son incrédulas. La mayoría de los incrédulos carecen de comprensión espiritual. Nunca entenderán ni obtendrán la verdad a partir de estas declaraciones tan corrientes de Dios. Se limitan a escrutarlas una y otra vez, de modo que no solo fracasan a la hora de obtener la verdad, sino que también malogran un asunto tan importante como es su propia salvación, además de quedar en evidencia y descartarse a sí mismos. Terminemos aquí la charla de hoy. (¡Demos gracias a Dios!). ¡Hasta pronto!
17 de enero de 2020
Las citas bíblicas marcadas (*) han sido traducidas de AKJV.
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