Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (X) Parte 3
b. Con impostura
Vamos a compartir ahora el segundo aspecto. Los anticristos a menudo emplean la hipocresía para obtener estatus; dicen ciertas cosas que a la gente le gusta oír y que son conformes a las nociones humanas, y hacen ciertas cosas en apariencia que causan que la gente los apruebe y admire, y de este modo aumenta su popularidad; es otra manera en la que estos desorientan a la gente. ¿Existe alguna diferencia entre fingir y actuar con impostura? En términos de conducta externa, fingir y actuar con impostura constituyen por lo general un mismo estado; guardan interrelación entre sí. Hablaremos de ellos por separado en aras de que resulten más claros y que la gente pueda llegar a conocerlos con mayor claridad. El significado primordial de “impostura” no tiene que ver con la falsedad, sino con imitar a otra persona. ¿Por qué los anticristos actúan con impostura? Naturalmente, persiguen ciertos objetivos: quieren ganar estatus y prestigio; de lo contrario, jamás recurrirían a imposturas, jamás harían algo tan estúpido. Esto lo perciben claramente quienes poseen discernimiento. Si las personas a menudo recurren a imposturas, se granjean naturalmente el hastío, la aversión y la excoriación de otros; por lo tanto, ¿por qué los anticristos siguen haciendo lo que hacen? Es su naturaleza: les da igual lo que les cueste obtener reputación y estatus, ya carecen de sentido de la vergüenza. Para gozar de un estatus en la mente de las personas, lo primero que buscan los anticristos es conseguir que confíen en ellos, que los respeten, que los veneren. ¿Y cómo lo logran? Aparte de fingir una buena conducta y manifestaciones que encajan con las nociones humanas, también copian el estilo de figuras importantes y famosas y su manera de hablar con el fin de que la gente los tenga en alta estima y los respete. Así, de un modo imperceptible, empezarán a ser idolatrados, a recibir halagos y apoyo por parte de ciertos individuos en la iglesia que ven a los anticristos como si fueran alguna figura espiritual o una persona famosa, lo que significa que, en la iglesia y en el corazón de un cierto porcentaje de gente, los anticristos son admirados y venerados como figuras espirituales. Esto se debe a que la mayoría no tiene ni un ápice de discernimiento y adora y venera a cualquiera que su corazón admire y a quien su corazón agrade. En la iglesia, ¿a qué tipo de persona imitan principalmente los anticristos? Se hacen pasar por figuras espirituales, porque la mayoría de la gente las venera. En el judaísmo, los fariseos eran figuras espirituales veneradas por la gente, la gente los veneraba por sus conocimientos, su falsa devoción y sus buenas conductas; y en consecuencia eran muy populares y admirados. Hoy en día, en la iglesia también hay a quienes les gusta adorar a figuras espirituales. Estas personas, en primer lugar, idolatran a aquellos en la iglesia que llevan muchos años creyendo en Dios, que tienen supuestos testimonios y experiencias espirituales, que han recibido las bendiciones y gracias de Dios, que han contemplado grandes visiones, que han tenido vivencias extraordinarias. Además, están aquellos que son jactanciosos y tienen mucha labia cuando se hallan entre la gente, de modo que despiertan la devoción y admiración en los demás. Están aquellos cuyos actos se rigen por medios, maneras y principios que son conformes a las normas de la iglesia, cuyo comportamiento externo parece piadoso. También, aquellos que dan la impresión de profesar una gran fe en Dios. A todos ellos se les asigna el título de figura espiritual. Entonces, ¿cómo se hacen pasar los anticristos por personas espirituales? Lo que hacen, sencillamente, es decir y hacer las mismas cosas que ellas, a fin de que la gente los vea como una figura espiritual. Pero ¿dicen y hacen estas cosas de corazón? No: solo imitan, siguiendo preceptos, lo hacen solo para que lo vean otros. Por ejemplo, cuando les acontece algo, se apresuran a orar, pero no buscan ni oran verdaderamente, actúan por inercia, hacen teatro para que la gente comente lo mucho que aman a Dios y el gran temor que tienen hacia Él. Además, cuando les sobreviene una enfermedad y necesitan tratamiento, no van al médico ni toman las medicinas que deberían tomar. La gente les dice: “Si no te tomas la medicina, la enfermedad podría agravarse. Hay un momento para la medicina y otro para la oración. No necesitas más que seguir tu fe sin abandonar tu deber”. Ellos responden: “No pasa nada, dios está conmigo, no tengo miedo”. Por fuera, fingen encontrarse tranquilos, impertérritos y llenos de fe; pero por dentro están aterrados y, en cuanto sienten una molestia, van corriendo a escondidas al médico. Y si alguien lo descubre y se entera de que han tomado medicinas, se inventan razones o excusas para encubrirlo. A menudo también dicen: “La enfermedad es una prueba de dios. Cuando uno vive en la enfermedad, se pone enfermo; cuando se vive en las palabras de dios, no hay enfermedad. No debemos vivir en la enfermedad; si vivimos en las palabras de dios, esta dolencia desaparecerá”. Esto es lo que a menudo enseñan abiertamente, utilizan las palabras de Dios para ayudar a la gente; pero en secreto, recurren a medios humanos para remediar su enfermedad. Ante otras personas, dicen que dependen de Dios y que todo está en Sus manos; afirman no temer a la enfermedad ni a la muerte; pero en su corazón, tienen más miedo que nadie; tienen miedo de caer enfermos y acabar en el hospital, y aún más les aterra la muerte. Su fe no es para nada auténtica. Ante otras personas, oran y dicen: “Con gusto me someto a la soberanía y los arreglos de dios. Todo proviene de dios, y la gente no debería quejarse”. Mientras tanto, en su corazón piensan: “¿Cómo es posible que me sobrevenga esta enfermedad cuando he desempeñado tan lealmente mi deber? ¿Y cómo es que nadie más la ha contraído? ¿Dios está usando esto para revelarme, para impedirme cumplir con mi deber? ¿Dios me detesta? Y si me detesta, ¿soy un servidor? ¿Dios me está usando para rendir servicio? ¿Tendré algún resultado en el futuro?”. No se atreven a quejarse en voz alta, pero en su corazón, empiezan a surgir dudas acerca de Dios, se dicen para sus adentros que no todas Sus acciones son necesariamente correctas. Sin embargo, por fuera fingen que no pasa nada malo, dan la impresión de que ni cuando caen enfermos se los puede frenar, que aun así pueden seguir cumpliendo con su deber y ser sumisos y leales, que aún pueden gastarse para Dios. ¿No es esto fingir y actuar con impostura? Su fe y su sumisión son falsas; su lealtad es falsa. No existe una verdadera sumisión, ni una verdadera fe, ni mucho menos una verdadera dependencia y entrega. No buscan las intenciones de Dios, no examinan sus propias actitudes corruptas ni buscan la verdad para solucionar sus propios problemas. En el fondo, en lo único que piensan es en sus intereses carnales, en su resultado y en su destino; su corazón está lleno de quejas, malentendidos y sospechas hacia Dios; y sin embargo, por fuera, dan la impresión de ser una figura espiritual, y cuando les acontece algo, sea lo que sea, dicen: “Esta es la buena voluntad de dios, no debo quejarme”. De su boca no sale ninguna protesta, pero su corazón se tambalea: sus quejas, malentendidos y dudas sobre Dios se arremolinan en su interior. En apariencia, leen a menudo las palabras de Dios y no se retrasan en el cumplimiento de su deber, pero en el fondo ya han renunciado a él. ¿Acaso una impostura no significa esto? La impostura es esto.
Los anticristos actuarán siempre con impostura, sea cual sea la situación; no hacen distinciones según la ocasión. Por ejemplo, cuando asisten a las reuniones, algunos hermanos y hermanas intercambian saludos. ¿Cómo abordan esto los anticristos? Dicen: “Dejaos de cháchara, ¡estamos en una reunión! ¿Dónde os creéis que estáis para charlar de esas cosas? No tenéis un corazón temeroso de dios. ¡Sed serios!”. Cuando observan que alguien se toma un descanso durante el cumplimiento de su deber, le dicen: “Estás siendo negligente otra vez, ¿eh? Deberías ir de inmediato a leer las palabras de dios y presentarte ante él a orar”. Cuando los hermanos y hermanas intercambian puntos de vista para aprender destrezas profesionales los unos de los otros, dirán: “Primero deberíais compartir las palabras de dios y orar, y ya luego intercambiar ideas y puntos de vista”. Si alguien no ha orado antes del inicio de una reunión, el anticristo se lo reprochará, lo tachará de ser un cierto tipo de persona y tendrá algo que decir sobre él. En todos los aspectos, consiguen que otros perciban que son muy espirituales, muy serios, que son muy concienzudos con respecto a la verdad y que tratan de perseguirla con ahínco, que son muy responsables con su deber, que leen las palabras de Dios a diario y de forma regular, que tienen una vida espiritual normal, que acuden con regularidad a las reuniones, que cuando asisten a las reuniones oran, leen las palabras de Dios y comparten según lo prescrito, y que nunca entablan conversaciones banales o charlan sobre asuntos domésticos. Si alguien les dice: “Te está creciendo mucho el pelo, deberías cortártelo. Hace calor, conque te sentirás más fresco si te lo cortas”, ellos contestan: “Me da igual llevar el pelo un poco largo. Lo importante es el trabajo. El calor no me causará ningún problema aunque me deje crecer el pelo un par de días más”. Alguien dice: “Llevas la ropa hecha unos andrajos. Si te la sigues poniendo, la gente se reirá de ti”. El anticristo contesta: “No importa. ¿Acaso a los creyentes en dios nos preocupa que se rían de nosotros? Todos hemos sufrido muchísimo y durante este tiempo hemos soportado la persecución del gran dragón rojo. Hemos caminado por la senda del rechazo de la gente mundana. Conque, ¿qué más da si se ríen de mí por mi ropa andrajosa? Mientras dios me acepte, no me importa nada más”. ¿Está bien decir estas cosas? (Están fingiendo ser espirituales). Algunas personas ven que planteo preguntas y hago que todo el mundo las comparta después de un sermón, pero como la gente no sabe responderlas en la plática, lo resumen así: “He hallado una nueva luz aquí. Dios nunca come nada en vano, pero nosotros hasta comemos repollo en vano”. ¿Lo habéis oído alguna vez antes? (No). Dicen que Dios nunca come nada en vano, lo cual significa que Dios predica sermones a la gente y por eso Él se ha ganado Su comida. Nosotros no somos capaces de compartir nada, de modo que hasta comemos repollo en vano. Algunos individuos sin discernimiento toman esto como si fuera la verdad y lo van contando por doquier. No creen que el compartir el conocimiento de uno mismo, el buscar someterse y amar a Dios, y otros temas comunes que la gente discute a menudo puedan considerarse espirituales, elevados o como una nueva luz. Para ellos, ¡solo lo que ese individuo ha dicho es elevado y aporta una nueva luz! Lo que ese individuo ha dicho suena correcto, pero tras una detenida reflexión, nos parece algo repugnante que no tiene sentido. Se trata de una invención por parte de quienes carecen de comprensión espiritual, pero que aun así quieren fingir ser espirituales, fingir poseer un conocimiento de la verdad y fingir que la comprenden; ¿no es absurdo? (Sí). Se especializan en aprender a decir doctrinas y palabras vacías y jactanciosas, y no conceden importancia a practicar la verdad y entrar en la realidad. Por eso se especializan en aprender a pronunciar doctrinas espirituales y nunca se diseccionan a sí mismos para ver si poseen la realidad-verdad; ¿no son estos individuos unos hipócritas? Dios detesta por encima de todo a la gente así.
Cuando se juntan estas supuestas figuras espirituales, filosofan, discuten misterios y hablan de conocerse a uno mismo y de conocer a Dios. Los temas que tratan son tan elevados que no parecen en absoluto conversaciones terrenales. Charlan y charlan, divagan y hablan de cosas totalmente irrelevantes. ¿Qué significa “hablar de cosas totalmente irrelevantes”? Hablan y hablan hasta que empiezan a decir absolutas tonterías, compiten entre sí para ver quién ha leído más palabras de Dios, cuánto recuerdan de un capítulo de Sus palabras y cuánto pueden predicarlo; quién predica de una manera más elevada y profunda que el resto y quién consigue aportar más luz a través de la predicación. Rivalizan por estas cosas, que es lo que se llama “competir en espiritualidad”. A veces hay gente charlando, hablando de cómo han estado últimamente o de diversos asuntos externos. Entonces llega una “figura espiritual” y, al oír que todos charlan de estas cosas, agarra el libro de las palabras de Dios y se busca un rincón para leerlo. ¿Acaso una persona así no parece antisocial y rara? Cuando comparto un tema importante con algunas personas, nos tomamos un descanso hacia la mitad y charlamos sobre asuntos externos, ¿no es algo normal? Durante esta charla, hay individuos que no emiten ni un sonido. Lo que quieren transmitir con esto es: “Te escucharé cuando compartas la verdad, pero si empiezas a charlar de otras cosas, dejaré de atender. Si continúas charlando un rato largo, me marcharé”. ¿A dónde se marchan? Se van a buscar algún sitio donde poder orar y entonces dicen confiadamente: “Oh dios, por favor, retoma mi corazón. Permíteme estar en silencio ante ti, no permitas que me deje arrastrar y absorber por los asuntos de los no creyentes, ni permitas que me deje seducir por las tendencias mundanas”. ¿Se trata de una actitud muy espiritual? Ellos creen que sí. Creen que charlar sobre asuntos domésticos y sobre cómo ha sido tu estado últimamente no es compartir la verdad, creen que no se mencionan en absoluto las palabras de Dios, y por eso se marchan y acuden ante Dios para orar. ¿No es un poco raro? Se trata de la impostura de quienes buscan ser espirituales; ¡son maestros de la impostura! El objetivo al actuar con impostura es hacer que los demás perciban que son figuras espirituales, que se toman su búsqueda con seriedad, que viven siempre ante Dios, que hay luz en sus palabras, que persiguen la verdad, que no están constreñidos por el mundo secular exterior ni por afectos familiares, que no tienen necesidades carnales, que son distintos de la gente normal, que ya se han despojado del mundo secular y de intereses tan vulgares. Cuando ciertas personas dirigen unas palabras a los no creyentes, les dicen: “Eso no está bien. Estos no creyentes son malos. En el momento en que les hablas y te mezclas en sus asuntos, te sientes perturbado en tu interior y debes acudir rápido ante dios para confesarte y orar. Debes apresurarte a leer las palabras de dios, dejar que sus palabras te invadan y te colmen”. Y así, cuando ven a no creyentes, gente que no cree en Dios, los evitan y no quieren hablar con ellos. Ni siquiera entablan una interacción normal, por lo que la gente los considera raros. Su manera de actuar se basa en lo siguiente: “Todos los no creyentes son diablos y no debemos hablar con ellos. Dios detesta a los diablos, de modo que también detestará que nos relacionemos y congeniemos con ellos. Deberíamos detestar aquello que dios detesta y rechazar aquello que dios rechaza”. Si ven a un hermano o hermana hablando con un amigo o familiar no creyente, manteniendo una conversación franca o charlando de asuntos domésticos, se forman un juicio y piensan: “Es un creyente experimentado, lleva muchos años profesando la fe en dios. No trata de evitar a los no creyentes, sino que mantiene una relación cercana. Esto es que está traicionando a dios y, cuando se encuentre algún problema, seguro que se convertirá en un judas”. Le cuelgan una etiqueta a esa gente. Hay personas con padres no creyentes que no ponen objeciones a que sus hijos crean en Dios. De vez en cuando llaman a sus padres para preguntar cómo están; o si se ponen enfermos, vuelven a casa para cuidarlos; esto es perfectamente normal y Dios no lo condena. ¿Y qué hacen estas figuras espirituales, estos anticristos? ¿Ven las cosas de esta forma? Montan un escándalo y dicen: “Por lo general hablas muy bien y alientas a los demás a que se desprendan de sus afectos y no se dejen constreñir por ellos. Pero veo que tus afectos son aún más fuertes. Tus padres no creen en dios, conque debes rechazarlos”. La otra persona contesta: “Mis padres no creen en Dios, pero tampoco se interponen en mi camino. Me brindan todo su apoyo”. El anticristo replica: “Aunque te apoyen, es algo inaceptable, ellos son diablos. ¿Cómo puedes seguir cocinando para ellos?”. El otro dice: “¿No es un afecto humano normal? ¿No es algo normal prepararles alguna vez la comida a los padres de uno y mostrarles un poco de amor filial? Dios no lo condena, conque ¿por qué lo haces tú?”. El anticristo responde: “¡Dios no se preocupa de estas pequeñeces! Como él no se ocupa de ellas, nosotros debemos tomar posición y mantenernos firmes en nuestro testimonio. Con los años que llevas creyendo en dios, aún no posees ni discernimiento ni estatura y tratas demasiado bien a los diablos; ¡tus afectos son demasiado fuertes!”. ¡Ellos condenan incluso esto! Condenan a otras personas y les cuelgan etiquetas por cualquier cosa para mostrar que poseen estatura, que se toman su búsqueda en serio, que tienen fe, pero al final, cuando muere un miembro de su propia familia, lloran tantos días que no pueden levantarse de la cama y hasta sienten deseos de abandonar su fe. Alguien les dice: “¿No eres una persona espiritual?”. Y responden: “¿Es que las personas espirituales no pueden ser también débiles? ¿No puedo ser débil durante un tiempo?”. ¿No es esto sofistería? Las falsas figuras espirituales son capaces de fingir, y esto se llama impostura. Fingen no tener ninguna debilidad, ser sumisos, profesar fe en Dios y ser leales a Él, ser capaces de mantener sus votos, ser capaces de soportar sufrimiento y de gastarse, de no comportarse de una manera que la gente pueda considerar inapropiada o no ideal. A juzgar por su conducta externa, la gente las aprueba y no puede señalarles ningún defecto; en esencia, parecen actuar conforme a la decencia cristiana y ni siquiera parecen volverse negativas o débiles. Cuando ven a alguien que se siente negativo o débil, a menudo le reprenden con severidad y dicen: “Te has vuelto débil por una nimiedad; ¿eso no le causa daño a dios? ¿Sabes en qué momento estamos? Con la cantidad de palabras que dios nos ha transmitido, ¿cómo puedes aún volverte débil? ¿Cómo es posible que entiendas tan poco el corazón de dios? Da igual con qué problema te encuentres, siempre debes acudir ante dios a orar, aprender a amarlo y serle leal, y debes ser sumiso y no volverte débil. Si siempre eres tan considerado con tu carne, ¿no te estás rebelando contra dios?”. A primera vista, nada de lo que se dice aquí supone un problema, pero son palabras vacías que no solucionan las dificultades de la gente. Dicen: “¿Sabes en qué momento estamos?”; ¿qué tiene esto que ver con que la gente se sienta débil? ¿Tiene algo que ver con rebelarse? La gente posee actitudes corruptas y vive en la carne, por lo que siempre puede volverse débil y rebelde.
Los anticristos quieren interpretar el papel de figuras espirituales, de los mejores entre los hermanos y hermanas, y de personas que comprenden la verdad y pueden ayudar a los débiles e inmaduros. ¿Qué objetivo persiguen al interpretar este papel? En primer lugar, creen que ya han superado la carne y el mundo secular, que se han despojado de la debilidad y las necesidades carnales de la humanidad normal. Creen que son los únicos en la casa de Dios capaces de asumir tareas importantes, los únicos considerados con las intenciones de Dios y los únicos cuyo corazón está lleno de Sus palabras. Se jactan de haber cumplido ya los requisitos de Dios y haber logrado Su satisfacción, de poder ser considerados con las intenciones de Dios y de poder alcanzar el maravilloso destino que Dios ha prometido. Por lo tanto, a menudo se sienten orgullosos de sí mismos y se creen superiores al resto. Usan las palabras que su mente es capaz de recordar y entender para sermonear a los demás, para condenarlos y emitir veredictos sobre ellos. Además, a menudo se valen de ciertos enfoques y dichos que imaginan en sus nociones para circunscribir e instruir a otros, y logran de esa manera que otras personas guarden los preceptos y los obedezcan, de modo que puedan proteger su estatus en la iglesia. Creen que mientras puedan predicar una serie de doctrinas espirituales, pregonar eslóganes de moda, marcar el camino, estar dispuestos a dar un paso al frente y hacerse cargo del trabajo, y mantener el orden normal de la iglesia, entonces serán figuras espirituales y su estatus será estable. Por lo tanto, se hacen pasar por personas espirituales y se alaban a sí mismos por serlo, mientras que al mismo tiempo se hacen pasar por personas omnipotentes, plenamente capaces y perfectas. Por ejemplo, si les preguntas si saben escribir a máquina, te responden: “Sí, escribir a máquina no me resulta difícil”. Tú les preguntas: “¿Sabes reparar máquinas?”. Y ellos responden: “Todas las máquinas se basan en los mismos principios, conque sí, sé repararlas”. Tú les preguntas: “¿Sabes reparar tractores?”. Y ellos responden: “¿Reparar ese aparato rudimentario cuenta como saber reparar máquinas?”. Tú les preguntas: “¿Sabes cocinar?”. Y ellos responden: “Como comida, ¡por supuesto que sé cocinar!”. Tú les preguntas: “¿Sabes pilotar un avión?”. Y ellos responden: “Nunca he aprendido, pero si estudiara sabría hacerlo. Podría ser capitán de avión sin ningún problema”. Se creen que pueden hacer cualquier cosa, que todo se les da bien. Cuando alguien les pide que le arreglen la computadora porque se ha averiado, afirman que podrán repararla fácilmente, pero en realidad no saben cómo, no tienen la menor idea, y al final, después de intentar repararla una y otra vez, terminan borrando toda la información que contenía. El propietario de la computadora les pregunta: “¿Puedes repararla o no?”. Y ellos responden: “He reparado computadoras antes, pero por algún motivo se me ha olvidado cómo se hace. Será mejor que se lo pidas a otro”. Se les da muy bien fingir, ¿verdad? Los individuos así tienen el carácter del arcángel; nunca son capaces de decir “No sé hacerlo”, “No puedo hacerlo”, “Eso no se me da bien”, “Eso nunca lo he visto” o “No sé”; jamás dicen algo así. Da igual de qué asunto se trate, si les preguntas al respecto, aunque no sepan cómo hacerlo ni lo hayan visto nunca, aún tienen que inventar razones y excusas para que tú creas erróneamente que son hábiles en todo, que saben hacer de todo, que pueden hacerlo todo y que cualquier cosa puede hacerse. ¿Qué clase de persona pretenden ser? (Superhombres, personas plenamente capaces). Buscan ser personas plenamente capaces, hacerse pasar por ángeles de luz, ¿no es cierto? Puesto que los anticristos siempre quieren aparentar que son buenos en todo, cuando les pides que trabajen con otros, que intercambien puntos de vista, que discutan, compartan y se comuniquen con otros sobre cualquier asunto, no pueden hacerlo. Dicen: “No necesito que nadie trabaje conmigo. No necesito ningún asistente. No necesito la ayuda de nadie para hacer nada. Puedo ocuparme yo solo, sé cómo hacerlo todo, soy plenamente capaz, no hay nada que no pueda realizar, nada que no pueda lograr, ni nada que no pueda completar. ¿Quién soy yo? Vosotros no sabéis hacer nada, y aunque supierais hacer algo, no lo dominaréis. Aunque solo haya aprendido a hacer una cosa, sé hacer de todo. Si domino una sola cosa, las domino todas. Sé redactar artículos y hablo idiomas. Aunque ahora mismo no conozco ningún idioma extranjero, si estudiara no tendría la menor dificultad en aprender cinco”. Alguien les pregunta si saben actuar en películas, cantar y bailar, y ellos afirman poder hacer todas esas cosas. Se les da muy bien jactarse, ¿verdad? Fingen que pueden hacer cualquier cosa y que saben de todo; ¡realmente tienen la naturaleza del arcángel! Si alguien les pregunta si alguna vez se han vuelto débiles en el tiempo que llevan creyendo en Dios, responden: “¿Por qué habría de volverme débil? Las palabras de dios son pronunciadas con mucha claridad. No debemos debilitarnos. Si nos volvemos débiles, le estaremos defraudando. ¡Debemos esforzarnos al ciento veinte por ciento para corresponder al amor de dios!”. La otra persona pregunta: “¿Has añorado alguna vez tu casa desde que te marchaste hace tantos años? ¿Lloras cuando echas de menos tu casa?”. Y ellos responden: “¿Por qué habría de llorar? Dios está en mi corazón. Cuando pienso en él, ya no añoro mi hogar. Todos los miembros de mi familia no creyentes son diablos y satanases. Rezo para que los maldigan”. La otra persona pregunta: “¿Te has descarriado alguna vez en tus años de fe?”. Ellos responden: “Las palabras de dios son pronunciadas con tanta claridad que ¿cómo podría uno descarriarse? Quienes se descarrían son gente ridícula sin entendimiento espiritual. ¿Puede alguien con un calibre como el mío descarriarse? ¿Puedo tomar la senda equivocada? De ninguna manera”. Creen que son buenos en todo, que son mejores que los demás. ¿Qué piensan de la gente que se vuelve negativa y débil? Dicen: “Las personas que se vuelven negativas y débiles es que no tienen nada mejor que hacer”. ¿Es realmente así? Cierta negatividad y debilidad son normales, mientras haya una razón detrás, conque ¿cómo pueden describir este problema diciendo que esas personas “no tienen nada mejor que hacer”? Así es como los anticristos fingen ser espirituales, fingen que son capaces de hacer cualquier cosa, fingen que no tienen deficiencias ni debilidad; más aún, fingen que no son rebeldes y que nunca han cometido ninguna transgresión.
Independientemente del contexto, sea cual sea el deber que desempeñe, el anticristo tratará de dar la impresión de que no es débil, de que siempre es fuerte, que está lleno de fe y que nunca es negativo, de modo que las personas nunca vean su verdadera estatura o su auténtica actitud hacia Dios. En realidad, en el fondo de su corazón, ¿de verdad creen que no hay nada que no puedan hacer? ¿De verdad piensan que no tienen debilidad, negatividad ni revelaciones de corrupción? Por supuesto que no. Se les da bien fingir, son expertos en ocultar cosas. Les gusta mostrar a la gente su lado fuerte y espléndido, no quieren que perciban su lado débil y verdadero. Su propósito es obvio, sencillamente quieren mantener su imagen, proteger el lugar que ocupan en el corazón de las personas. Piensan que si se abren a los demás sobre su propia negatividad y debilidad, si revelan su lado rebelde y corrupto, esto supondrá un daño grave para su estatus y reputación, causará más problemas de los necesarios. Así que prefieren morir antes que admitir que por momentos son débiles, rebeldes y negativos. Y si llega un día en el que todo el mundo percibe su lado débil y rebelde, cuando vean que son corruptos y que no han cambiado en absoluto, seguirán fingiendo. Consideran que si admiten que tienen un carácter corrupto, que son personas normales e insignificantes, perderán entonces su lugar en el corazón de los demás, la idolatría y adoración de todos, y así habrán fracasado por completo. Por eso, pase lo que pase, no se abrirán a la gente. En ningún caso entregarán a nadie su poder y su estatus. En cambio, se esfuerzan al máximo por competir y nunca se darán por vencidos. Cada vez que se encuentran con un problema, toman la iniciativa de convertirse en el centro de atención para exhibirse y pavonearse. En el momento en que surge una complicación y se producen consecuencias, salen corriendo a esconderse o tratan de cargarle la responsabilidad a otro. Si se encuentran con un problema que entienden, enseguida alardean de lo que saben y aprovechan la oportunidad para darse a conocer a otros, de modo que la gente vea que tienen dones y destrezas especiales y llegue a tenerlos en alta estima e idolatrarlos. Si ocurre algo importante, y alguien les pregunta qué entienden del suceso, son reticentes a revelar su opinión y, en cambio, dejan que primero hablen los demás. Su reticencia tiene sus motivos: si no se trata de que no tengan una opinión, tienen miedo de que su opinión esté equivocada, de que si la expresan, los demás la refuten y los hagan sentirse avergonzados, y por eso no la comentan; y si no tienen una opinión, siendo incapaces de percibir el asunto con claridad, no se atreven a hablar en forma arbitraria, pues temen que la gente se ría de su error, con lo que el silencio es su única opción. En síntesis, no expresan sus opiniones abiertamente por temor a dejar en evidencia cómo son realmente, a permitir que la gente se dé cuenta de que son pobres y lamentables, y así se vea afectada la imagen que tienen de ellos. Así pues, una vez que todo el mundo ya ha compartido sus opiniones, ideas y conocimientos, se apropian de ciertas afirmaciones más elevadas y factibles que sacan a relucir como si se tratara de sus propios puntos de vista y discernimientos. Los resumen y los comparten con todo el mundo, con lo que adquieren alto estatus en el corazón de los demás. Los anticristos son astutos hasta el extremo: a la hora de expresar un punto de vista, nunca se sinceran ni dejan que los demás vean su verdadero estado, ni le dan a entender lo que piensan en realidad, cómo están de aptitud, humanidad y capacidad de comprensión, y si tienen auténtico conocimiento de la verdad. Así, al tiempo que presumen y fingen ser espirituales y personas perfectas, hacen lo imposible por disimular su verdadero rostro y su verdadera estatura. Nunca revelan sus debilidades a los hermanos y hermanas ni hacen el intento de conocer sus defectos y fallos; por el contrario, hacen lo imposible por disimularlos. La gente les pregunta: “Hace muchísimos años que crees en Dios; ¿has dudado de Él alguna vez?”. Responden: “No”. Les preguntan: “¿Alguna vez te has lamentado de abandonar todo por esforzarte por Dios?”. Responden: “No”. “Cuando estabas enfermo, ¿te sentiste apenado y extrañaste tu hogar?”. Y contestan: “En ningún momento”. Puedes ver así que los anticristos se presentan como personas decididas, tenaces y capaces de abandonarse y sufrir, como alguien que sencillamente no tiene defectos ni fallos o problemas. Si alguien señala su corrupción y sus debilidades, los trata igual que a un hermano o hermana normal, y se sincera y comparte con ellos, ¿cómo abordan el asunto? Hacen lo imposible por defenderse y justificarse, por demostrar que tienen la razón y en última instancia hacer que la gente vea que no tienen problemas, que son personas perfectas y espirituales. ¿No es todo una farsa? Los que se creen impecables y santos son impostores. ¿Por qué digo que todos ellos son impostores? Decidme, ¿hay alguien impecable entre la humanidad corrupta? ¿Existe alguien que sea realmente santo? (No). En absoluto. ¿Cómo puede el hombre lograr la impecabilidad cuando está tan hondamente corrompido por Satanás y, además, no posee la verdad en forma innata? Solo Dios es santo; toda la humanidad corrupta es impura. Si alguien se hiciera pasar por un santo y afirmara ser impecable, ¿qué sería esa persona? Sería un diablo, un Satanás, un arcángel; sería un auténtico anticristo. Solo un anticristo afirmaría ser impecable y santo. ¿Se conocen a sí mismos los anticristos? (No). Y puesto que no se conocen a sí mismos, ¿compartirán su autoconocimiento? (No). ¿Hay anticristos que comparten el conocimiento de sí mismos? (Sí). ¿Qué clase de personas hacen esto? (Los hipócritas). Así es. Estos individuos fingen conocerse a sí mismos; hacen montañas de un grano de arena y se ponen grandes etiquetas, afirman ser satanases y demonios, fingen poseer un profundo conocimiento de sí mismos. Son tipos que tienen una espiritualidad falsa, ¿verdad? ¿No son unos hipócritas? Cuando comparten su autoconocimiento, ¿se conocen realmente a sí mismos? (No). Entonces, ¿qué es lo que dicen al respecto? (Cuando los anticristos hablan de su autoconocimiento, no mencionan su situación real, solo pronuncian palabras vacías y palabras de doctrina, que no son nada prácticas; parecen poseer un conocimiento muy profundo, pero no hay ninguna señal de que se arrepientan). ¿Se trata de un conocimiento real de uno mismo? No existe verdadero remordimiento, por tanto ¿han obtenido el efecto de odiarse a sí mismos? Cuando no existe remordimiento ni odio hacia sí mismos, no se conocen realmente. El autoconocimiento del que hablan los anticristos solo incluye las cosas que todo el mundo sabe de ellos, las cosas que todo el mundo percibe. Además, recurren a sofismas y se justifican a sí mismos para que todo el mundo piense que no han hecho nada malo y, sin embargo, siguen hablando de su autoconocimiento para que la gente los tenga aún en mayor estima. Al ver que no han hecho nada malo y que, sin embargo, siguen reflexionando sobre sí mismos y tratando de conocerse, lo que las personas piensan es: “Si realmente hiciera algo malo, tendría aún más posibilidades de conocerse a sí mismo. ¡Qué piadoso es!”. ¿Cuál es el resultado de que el anticristo actúe de esta manera? Desorienta a la gente. No disecciona ni comprende verdaderamente su propio carácter corrupto para que otras personas puedan aprender una lección de ello; en su lugar, se vale de la charla sobre su autoconocimiento para conseguir que los demás tengan una mejor opinión de él. ¿Cuál es la naturaleza de esta acción? (Dar testimonio de uno mismo para desorientar a la gente). Así es. Está desorientando a la gente. ¿Cómo va a contar esto como conocerse a uno mismo? Se trata de un engaño puro y duro. Habla de su autoconocimiento para desorientar a los demás, para hacer creer que es una persona espiritual y que se conoce a sí mismo a fin de que lo tengan en alta estima y lo idolatren. Se trata de una práctica despreciable e inmunda; es la perversidad de los anticristos.
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