Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (II) Parte 1

II. Los intereses de los anticristos

Hoy continuaremos hablando sobre el punto nueve de las manifestaciones de los anticristos. El noveno punto sobre este tema es el siguiente: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal. La vez anterior hablamos sobre una pequeña parte de esto, a modo de inicio de nuestro tema, y compartimos el primer punto: qué son los intereses. En cuanto al segundo punto, hablamos sobre qué son los intereses de las personas y cuál es la esencia de estos. El tercer punto que compartimos fue qué son los intereses de Dios y cuál es la esencia de estos; este era más o menos el contenido de los tres puntos de los que hablamos. La última vez compartimos lo que, en esencia, eran verdades conceptuales, alcanzamos una definición de diversos aspectos de los intereses y aportamos un entendimiento de conceptos básicos. Esta vez no vamos a ahondar más en el contenido antes mencionado, porque el tema en cuestión sobre el que hablaremos en este noveno punto tiene como fin destacar diversas manifestaciones de los anticristos. Por tanto, continuaremos incidiendo en las manifestaciones de los anticristos en nuestra charla sobre este punto. Primero vamos a diseccionar la actitud y la conducta de los anticristos hacia los diversos intereses relacionados con ellos mismos, vamos a tratar de identificar la esencia-naturaleza y el carácter de los anticristos y diseccionarlos desde esta perspectiva. Empezaremos por compartir cuáles, a ojos de los anticristos, son aspectos relevantes para sus intereses.

A ojos de los anticristos, Dios, la casa de Dios y la iglesia son meras etiquetas, tal vez nada más que nombres sin valor real. Por tanto, contemplan los intereses de Dios, de Su casa y de la iglesia con desprecio y no se molestan en considerarlos ni son dignos de su atención. A modo de contraste, los intereses personales de los anticristos son, para ellos, de máxima importancia. Por consiguiente, los anticristos a menudo venden los intereses de la iglesia y de la casa de Dios a cambio de sus intereses personales. Ahora vamos a categorizar y diseccionar a conciencia qué aspectos son relevantes para los intereses de los anticristos, a fin de aportarles a las personas una visión clara de sus puntos de vista en temas de interés. Ante todo, al margen de cómo se etiquete a los anticristos, ya sean anticristos, personas malvadas o individuos que no practican la verdad o que albergan hostilidad hacia ella, esta clase de personas no viven en un vacío. Viven en la carne y tienen las mismas necesidades de vida humana normal. Por tanto, la gente como los anticristos, que viven entre los hermanos y hermanas o en la casa de Dios y la iglesia, tienen además intereses relacionados con su propia seguridad. Este es el primer apartado de los intereses de los anticristos: su propia seguridad. El segundo apartado de los intereses de los anticristos es su propia reputación y estatus, lo cual tiene que ver con su autoridad. El tercero guarda relación con su beneficio. ¿Resulta más claro diseccionar los intereses de los anticristos a partir de estos tres apartados en vez de hablar sobre ellos de forma desestructurada y directa? (Sí). Si os pido que compartáis según estos tres apartados, ¿contáis con alguna percepción? ¿Podéis compartir algún entendimiento? (Puede que sea capaz de discutir algunas percepciones relativas al segundo apartado, pero la seguridad y el beneficio personales no me quedan muy claros). Muy bien, a medida que hablo, podéis añadir algo cuando os sea posible expresaros con claridad, y Yo compartiré aquello que no os quede claro. ¿Os parece bien? (Sí).

A. Su propia seguridad

Empezaremos nuestra charla por el primer apartado de los intereses de los anticristos: su propia seguridad. Todo el mundo debería tener claro el significado de este apartado; se refiere a la seguridad física de una persona. En China continental, creer en Dios implica vivir en un entorno peligroso. Todo aquel que sigue a Dios se enfrenta a diario al riesgo de que lo arresten, lo condenen y lo sometan a la cruel persecución del gran dragón rojo. Los anticristos no son la excepción. Si bien se los puede clasificar como anticristos dentro de la casa de Dios, el gran dragón rojo forma una alianza con la comunidad religiosa y no cesa de hacer todo lo posible para reprimir y perseguir a la iglesia de Dios y a Su pueblo escogido. Por supuesto, los anticristos se hallan también en tal entorno y no están exentos de la amenaza del arresto. Así pues, se deben encontrar con frecuencia con el problema de su propia seguridad. Esto afecta a la cuestión de cómo los anticristos se ocupan de su propia seguridad. En este apartado estamos hablando sobre todo de la actitud que tienen los anticristos hacia su propia seguridad. Y bien, ¿cuál es esa actitud? (Hacen todo lo posible para proteger su propia seguridad). Los anticristos hacen todo lo posible para proteger su seguridad. Piensan para sí: “Debo garantizar mi seguridad a toda costa. Da igual a quién cojan, pero no debe ser a mí”. En este asunto, a menudo acuden ante Dios para orar, rogándole que los mantenga alejados de problemas. Les parece que, hagan lo que hagan, están realizando el trabajo de un líder de la iglesia y que Dios debe protegerles. En aras de su propia seguridad y para evitar que los arresten, escapar de toda persecución y colocarse en un entorno seguro, los anticristos a menudo imploran y oran por su propia seguridad. Dependen realmente de Dios y se ofrecen a Él solo cuando se trata de su propia seguridad. Tienen auténtica fe en lo que respecta a esto, y su dependencia hacia Dios es real. Solo se molestan en orarle a Dios para pedirle que proteja su seguridad, sin pensar lo más mínimo en la obra de la iglesia o en su deber. En su trabajo, se guían por el principio de la seguridad personal. Si un lugar es seguro, entonces los anticristos lo elegirán para obrar y, desde luego, dará una impresión muy proactiva y positiva, alardeando de su gran “sentido de la responsabilidad” y “lealtad”. Si algún trabajo conlleva riesgo y puede acabar en un incidente, si el gran dragón rojo puede descubrir al que lo lleve a cabo, entonces se excusan y se niegan a hacerlo, y buscan una oportunidad para eludirlo. En cuanto hay peligro, o en cuanto hay un asomo de este, piensan en la manera de librarse y abandonan su deber, sin preocuparse por los hermanos y hermanas. Solo les preocupa salvarse a sí mismos del peligro. Puede que en el fondo ya estén preparados: en cuanto aparece el peligro, abandonan de inmediato el trabajo que están haciendo, sin preocuparse de cómo va el trabajo de la iglesia, de la pérdida que pueda suponer para los intereses de la casa de Dios o de la seguridad de los hermanos y hermanas. Lo que les importa es huir. Incluso tienen un “as bajo la manga”, un plan para protegerse: en cuanto el peligro se cierne sobre ellos o son detenidos, dicen todo lo que saben, exculpándose y eximiéndose de toda responsabilidad para preservar su seguridad. Este es el plan que tienen preparado. Estas personas no están dispuestas a sufrir persecución por creer en Dios; tienen miedo de ser arrestados, torturados y condenados. El hecho es que hace tiempo que han sucumbido a Satanás en su corazón. Les aterroriza el poder del régimen satánico, y les asusta aún más que puedan ocurrirles cosas como la tortura y los duros interrogatorios. Con los anticristos, por tanto, si todo va bien y no existe ninguna amenaza para su seguridad o incidencia en ella, si no hay peligro posible, pueden ofrecer su fervor y “lealtad”, e incluso sus bienes. Pero si las circunstancias son malas y pueden ser arrestados en cualquier momento por creer en Dios y hacer su deber, y si su creencia en Dios puede hacer que los despidan de su puesto oficial o que sus allegados los abandonen, entonces serán excepcionalmente cuidadosos, no predicarán el evangelio ni darán testimonio de Dios ni harán su deber. Cuando hay el menor indicio de problemas, se vuelven muy tímidos; ante el menor indicio, desean devolver inmediatamente a la iglesia sus libros de las palabras de Dios y todo lo relacionado con la fe en Él, a fin de mantenerse a salvo e ilesos. ¿Acaso no son peligrosos? Si son arrestados, ¿no se convertirían en Judas? Los anticristos son tan peligrosos que pueden convertirse en Judas en cualquier momento; siempre existe la posibilidad de que traicionen a Dios. Además, son egoístas y despreciables hasta el extremo. Esto viene determinado por la esencia-naturaleza de los anticristos.

Hay quien puede decir: “Tal vez las personas con estas manifestaciones solo se encuentren en el país del gran dragón rojo, en el contexto social de China. Cuando vas al extranjero no hay persecución ni arresto, así que la seguridad personal se vuelve irrelevante. ¿Hay todavía necesidad de esta cuestión?”. ¿Os parece que la haya? (Sí). Incluso en el extranjero, mucha gente que realiza estos deberes en la casa de Dios exhibe a menudo estos comportamientos. En cuanto la discusión se torna en ataques, calumnias y movimientos que se hacen en contra de la casa de Dios por parte del régimen político de cierto país, de los no creyentes o de la comunidad religiosa, en el fondo ciertas personas sienten una cobardía y un miedo profundos. Puede que incluso consideren que en este momento estarían mejor y serían más libres si no creyeran en Dios, algunos se arrepienten de depositar su fe en Él y, en su corazón, incluso contemplan emprender la retirada y sopesan la idea de retractarse. La gente como esta alberga en todo momento preocupaciones sobre su propia seguridad, siente que nada es más importante que eso. Su vida y su propia seguridad personal son las preocupaciones principales en el fondo de su corazón. Así pues, al enfrentarse a cómo el mundo y toda la humanidad difama, calumnia y condena a la iglesia y a la obra de Dios, estas personas no se ponen de parte de Dios en su corazón. Al contrario, cuando ocurren estas cosas, cuando oyen voces que difaman y condenan a Dios, en el fondo, se oponen a Él. Anhelan con avidez marcar distancias entre ellos y Dios, Su casa y la iglesia. Además, en momentos así, admitir que creen en Dios es para ellos una tarea difícil y dolorosa. Desean de inmediato no tener ninguna asociación con Dios, Su casa ni la iglesia. En momentos como estos, se sienten incómodos e incluso avergonzados e incapaces de dar la cara respecto a ser miembros de la casa de Dios. ¿Esas personas son verdaderos seguidores de Dios? ¿Han renunciado realmente a todo para seguirlo? (No). Cuando la gente cree en Dios en China continental, a menudo se enfrenta a la persecución y el arresto, y se suele encontrar con problemas de seguridad personal; aunque el entorno en el extranjero no sea tan complicado, la gente se topa aún con circunstancias similares. Se enfrentan a la calumnia y la condena de la comunidad religiosa y han de lidiar con la indiferencia o con ciertas muestras de incomprensión por parte de diversos países hacia la iglesia. Algunos se sienten perdidos e incluso tienen algunas incertidumbres y dudas sobre si la obra de Dios es auténtica, y se cuestionan la corrección de Dios aún más. Por tanto, como a menudo consideran su propia seguridad, no pueden hacer sus deberes en la casa de Dios con firmeza y calma en el corazón. ¿De veras le han entregado estos individuos su vida a Dios? (No). Algunos incluso piensan: “Venir al extranjero significa escapar de las garras del gran dragón rojo, ¿verdad? ¿Es que no hay libertad religiosa en el extranjero? ¿No es todo libertad y liberación? Ya que Dios nos ha llevado al extranjero para hacer nuestros deberes, ¿por qué tenemos todavía que afrontar las mismas duras condiciones? ¿Por qué tenemos todavía que aprender estas lecciones y padecer este sufrimiento en el extranjero?”. Algunas personas dudan en su corazón y, no solo eso, sino que se resisten y se plantean cuestiones como: “Ya que es el camino verdadero, dado que es la obra de Dios, ¿por qué nosotros, que somos leales en nuestro deber, que hemos renunciado a todo para esforzarnos por Dios, tenemos todavía que soportar en este mundo un tratamiento tan desigual?”. No lo entienden. Como no lo entienden y priorizan su propia seguridad sobre todo lo demás, tornan esta falta de entendimiento en quejas y en cuestionamiento de Dios. ¿No es así? (Sí). Algunas personas en el extranjero tienen incluso miedo de asumir riesgos a la hora de llevar a cabo su deber. Si se les asigna un deber que implique algún riesgo, encuentran excusas como: “No soy el adecuado para este deber. Mi familia está todavía en China continental y si el gran dragón rojo me descubre, ¿acaso no me acarreará eso un problema?”. Se niegan a cumplir tales deberes. Eligen su propia preservación, proteger su propia seguridad y salvar su propia vida. Se reservan una salida en lugar de ofrecerse a sí mismos por completo, de desprenderse y renunciar a todo para aceptar su deber. No pueden lograrlo. Estos son algunos de sus comportamientos en lo que respecta a su propia seguridad. Los hay que tienen el corazón inquieto y oran a menudo por esto. Algunas personas suelen sentir este miedo y esta cobardía, creen que las fuerzas de Satanás son demasiado poderosas, ¿y cómo va a resistirse alguien corriente a ellas? Por tanto, a menudo temen y se preocupan por esto. Algunos sienten incluso que, en cuanto los arresten, no habrá nada que la iglesia o la casa de Dios puedan hacer, que nadie resultará eficaz en caso de que ocurra algo. Por tanto, creen que es bastante fundamental protegerse a sí mismos. Así pues, cuando necesitan arriesgar el cuello y asumir un deber riesgoso, se esconden y nadie es capaz de persuadirlos. Aseguran que no son competentes, buscan todo tipo de excusas y razones para rechazar los deberes importantes que les encarga la casa de Dios. Si el entorno es bueno, estas personas podrían llegar incluso a colocarse en un espacio público con un micrófono delante de una gran multitud y gritar: “Creo en Dios Todopoderoso, soy miembro de la Iglesia de Dios Todopoderoso. Espero que todo el mundo pueda venir e investigar el camino verdadero”. Pueden hacer esto sin ningún miedo cuando su seguridad personal no está en riesgo. Una vez que exista incluso el menor indicio de amenaza o cualquier situación que afecte a su propia seguridad, o cuando surgen circunstancias repentinas, el entusiasmo desaparece, su “lealtad” se desvanece y su “fe” se difumina. Solo saben huir de esta u otra manera, intentan siempre encontrar un trabajo que hacer que sea discreto, entre bastidores, al tiempo que les pasan a otras personas las tareas y deberes que requieren jugarse la vida y asumir riesgos. En cuanto mejora el entorno, reaparecen como bufones. ¿Por qué reaparecen? Para empezar a exhibirse, para que la gente sepa que existen, para mostrarle a Dios su entusiasmo, para que Dios vea su lealtad en ese momento y, al mismo tiempo, para resarcirse de lo que han hecho antes, para intentar recuperarse de inmediato. Sin embargo, a la menor señal de problemas o de un cambio de entorno, esta gente vuelve a desaparecer y se esconde.

Cuando la obra evangélica acababa de empezar a expandirse, resultaba especialmente difícil difundir el evangelio. En aquella época no había mucha gente que pudiera predicarlo, y los que sí eran bastante superficiales en su entendimiento de la verdad. No podían discernir muy bien las nociones religiosas y ganarse a las personas suponía un desafío. Además, predicar el evangelio también acarreaba riesgos. Cuando te encontrabas con personas con una humanidad un tanto buena, como mucho, rechazaban aceptarlo y ya está, pero no te hacían daño ni te insultaban. Si mantenías el contacto con ellas, puede que hubiera esperanzas de ganarlas, lo cual reportaría algunos resultados. Sin embargo, cuando te encontrabas con personas malvadas o con pastores y ancianos de diversas denominaciones, esas personas no solo rehusaban aceptar, sino que incluso emprendían un ataque conjunto, te forzaban a confesar tus pecados y, si no lo hacías, puede que te atacaran físicamente. En casos más graves, podían incluso denunciarte a la policía y entregarte en comisaría, con el consecuente peligro de ser detenido en cualquier momento. Algunos líderes de la iglesia no estaban constreñidos por estos asuntos. Continuaron desempeñando sus deberes cuando así les correspondía e incluso abrieron el camino para predicar el evangelio y dar testimonio de Dios. Sin embargo, algunos de los supuestos líderes o de aquellos falsos líderes no actuaron de esta manera. Al enfrentarse a tales peligros, no iban ellos mismos, sino que enviaban a otros. Me enteré de que cierta líder averiguó que un destinatario potencial del evangelio era líder de una denominación. Su intención era disponer que alguien le difundiera el evangelio a ese destinatario. Después de pensarlo, no pudo encontrar a una persona apta y consideró que lo más apropiado era hacerlo ella misma. No obstante, le asustaba el peligro y no quería ir, de modo que dispuso que en su lugar fuera una hermana joven de dieciocho o diecinueve años. ¿Qué os parece? ¿Debería haber dispuesto que fuera esta joven hermana? (No). ¿Por qué no debió haberlo hecho? (Porque el destinatario potencial del evangelio era un líder en cierta denominación con muchas nociones religiosas. La joven hermana tenía una estatura escasa, un entendimiento superficial de la verdad, no podía compartir sobre ella para abordar los problemas del destinatario potencial del evangelio y, puede que no solo no hubiera sido capaz de convertirlo, sino que ella misma se podría haber desorientado). A su edad, ¿cuánta verdad podía entender realmente esta joven hermana? ¿Cuánto conocimiento de la Biblia poseía? ¿Cuánta confianza podría tener en convertir al líder de esa denominación? Dada su edad, desde luego que no tenía mucha experiencia predicando el evangelio. Además, hacía poco que era mayor de edad y carecía de experiencia. ¿Podía desentrañar las nociones, ideas y dificultades de los adultos? (No). Claro que no. A su edad, simplemente no estaba lista para lidiar con los pensamientos de los adultos. Decidme, si consideramos su edad, ¿era esta joven hermana la mejor opción? (No). No era la mejor opción. Así que, al enviar a la hermana joven, ¿la intención de esta líder era la correcta? (No). No lo era. No debió haber enviado a la joven hermana. Luego, cuando la hermana joven se puso en contacto con el líder de esa denominación y descubrió que no era una buena persona, informó a la líder, a la que le hizo saber que estaba especialmente asustada y no se atrevía a volver allí. La líder la presionó e insistió: “¡No, es tu deber y debes ir!”. La joven rompió a llorar, dijo: “Es mi deber y debería ir, pero no puedo lidiar con ello. No puedo hacerlo”. No obstante, la líder no se echó atrás y prosiguió: “Aunque no puedas hacerlo, debes ir; ¡no hay nadie más, así que has de ser tú!”. ¿Qué clase de líder creéis que es? No solo se protegía a sí misma cuando se aproximaba el peligro, sino que además puso a alguien en riesgo mientras ella misma se echaba atrás. Incluso en situaciones en las que esta joven hermana expresó su incapacidad y hasta lloró de miedo, la líder siguió sin estar de acuerdo. ¿Cómo se puede ser tan miserable? ¿Es acaso un ser humano? (No). No es un ser humano. No consideró la seguridad de sus hermanos y hermanas, solo la suya. Incluso intercambió la seguridad de los demás por su propio interés, igual que aquellos padres jugadores que, cuando han perdido todo su dinero y no les queda nada, ofrecen a sus propias hijas para pagar sus deudas; a fin de permitirse capear los tiempos difíciles y escapar del desastre, sacrifican a los que más aman a cambio de su propia felicidad. ¿Cómo pudo ser tan miserable esta líder? ¿Le queda algo de humanidad? (No). No hay ni un ápice de humanidad en ella. En función de este comportamiento, ¿se puede clasificar a estas personas como anticristos? (Sí). ¡Desde luego que sí! Alguien podría decir: “Lo que están haciendo es en aras de la obra de la iglesia, para difundir el evangelio. ¿Acaso su intención no es buena? ¿No lo hacen para salvaguardar los intereses de la casa de Dios? ¿Cómo se los puede clasificar como anticristos?”. ¿Ha pensado alguien de esa manera alguna vez? ¿Se puede plantear este argumento? (No). Así que decidme, ¿cuál es la naturaleza de este problema? (Esta líder, en aras de su propio interés y de su seguridad, usó la vida y la seguridad de la joven hermana como moneda de cambio, es decir, la empujó adrede a un foso; su humanidad era particularmente malévola). Dicho en términos más sencillos, esta líder, del todo consciente de que la joven hermana era totalmente incapaz de esta tarea, hizo este arreglo para su autopreservación. Al mismo tiempo, lo hizo para justificar el cumplimiento de su propio deber, ya que sacrificó los intereses y la seguridad de otra persona para lograr sus objetivos personales. Esa era su intención. Sencillamente, no tuvo en cuenta quién era capaz de hacer este trabajo, quién podía convertir a esta persona ni quién podía realizar este trabajo con eficacia, a fin de encontrar a la mejor persona para la tarea. La esencia de sus acciones no consistía en cumplir con su deber ni con su lealtad o responsabilidad, sino en poder rendir cuentas a sus superiores y preservarse a sí misma sacrificando los intereses de los demás, incluso a costa de causarles un perjuicio. Su manera de actuar perjudicó a otros para preservarse y lograr sus propios objetivos, ¿acaso no es esa la esencia de ello? (Sí). Esa es la esencia. Por tanto, las acciones de esta líder pueden clasificarse como las acciones de un anticristo. ¿No es esta la raíz del asunto? (Sí). Es exactamente así. Si no hubiera habido candidatos adecuados y esta joven hermana no hubiera estado allí, si le hubieran dicho que fuera ella misma a convertir al líder de esa denominación, ¿lo habría hecho? ¿Habría sido capaz de decir esto?: “Si no hay candidatos idóneos, iré yo. No tengo miedo. Aunque suponga sacrificar mi vida para ganar a esa persona, estoy dispuesta a tirarla por la borda, porque es mi deber y mi responsabilidad”. ¿Podría haber hecho eso? (No). ¿Por qué decimos que no? No estamos especulando. ¿En qué nos basamos para decir que no habría podido? (Porque cuando ella estaba cumpliendo su deber, en realidad no se trataba de lograr resultados y convertir a ese destinatario potencial del evangelio. Por tanto, al enviar a la joven hermana se limitaba a salir del paso. En el caso de que la joven hermana no hubiera estado allí, la líder no habría viajado para ganar a esa persona). Así es como hubiera sido. Si observaba que no había candidatos adecuados disponibles, ¿no debería haber ido ella misma? (Sí). Si de verdad fuera leal a su deber y no tuviera en cuenta su propia seguridad personal, no habría dejado ir a la joven hermana, sino que habría ido ella misma. Entonces, ¿cuál es la cuestión que subraya el hecho de que no fuera ella misma? (Preservaba su propia seguridad e intereses). Así fue como se desarrolló la situación. Si hubiera sido de veras leal a su deber, ella misma habría asumido esa responsabilidad. Sin embargo, no lo hizo; en vez de eso, eligió a la candidata menos adecuada para ir en su lugar. ¿Era su intención enviar a la persona menos adecuada al lugar más peligroso a fin de lograr su propio objetivo de protegerse del peligro y salvaguardarse? (Sí). Este es el comportamiento de los anticristos. Guarda relación con la organización de las personas.

En China continental, el gran dragón rojo ha reprimido, arrestado y perseguido de manera sistemática y brutal a los creyentes en Dios, a los que a menudo coloca en entornos peligrosos. Por ejemplo, el gobierno se sirve de diversos pretextos para atrapar a los creyentes. Cada vez que descubren una zona en la que reside un anticristo, ¿qué es lo primero que piensa este anticristo? No en la adecuada organización del trabajo de la iglesia, sino en cómo escapar de esta peligrosa situación. Cuando la iglesia se enfrenta a la represión y los arrestos, los anticristos nunca emprenden un trabajo de seguimiento. No realizan arreglos para el personal o los recursos esenciales de la iglesia. En su lugar, buscan excusas y razones para garantizarse un lugar seguro para sí mismos y con eso les vale. Una vez que su seguridad personal está garantizada, rara vez se involucran personalmente en organizar la obra, el personal o los recursos de la iglesia, y tampoco indagan sobre el asunto ni hacen ningún arreglo específico. Esto da como resultado que no se transfieran con rapidez los recursos y las finanzas de la iglesia a localizaciones seguras y, al final, el gran dragón rojo saquea y roba en grandes cantidades, lo que lleva a pérdidas significativas en la iglesia y a la captura de más hermanos y hermanas. Este es el resultado de que los anticristos eludan su responsabilidad respecto al trabajo. En el fondo de su corazón, los anticristos siempre anteponen su seguridad personal. Se trata de un problema que supone una preocupación constante para ellos en su fuero interno. Piensan para sí: “No debo meterme en problemas. Si van a atrapar a alguien, no puedo permitirme ser yo; he de permanecer con vida. Todavía estoy esperando compartir la gloria de dios cuando su obra finalice. Si me atrapan, actuaré como Judas y será mi final. No tendré un buen desenlace. Se me castigará”. Por tanto, cada vez que van a trabajar a un lugar nuevo, primero investigan quién tiene la casa con mayor seguridad y poder, donde se puedan esconder de las búsquedas del gobierno y sentirse seguros. En segundo lugar, buscan casas con mejores condiciones de vida, donde haya carne en todas las comidas, aire acondicionado en verano y calefacción en invierno. Asimismo, indagan quién entre los creyentes es más entusiasta y cuenta con una base más fuerte, alguien que pueda protegerlos cuando surjan problemas. Lo primero que hacen es investigar todos estos asuntos. Después de hacerlo, encuentran un lugar en el que asentarse y hacer algo de obra superficial, enviar una carta o transmitir alguna información o algunos arreglos de obra de forma verbal. Ahora bien, ¿crees que los anticristos son capaces de hacer obra? Cuando te fijas en lo meticulosa y ordenadamente que consideran y disponen de su seguridad personal, podría parecer que saben hacer obra específica, que saben hacerlo en su corazón. Sin embargo, sus intenciones no son las correctas, solo piensan en su ganancia personal y sienten aversión por la verdad; aunque sepan que lo que están haciendo va en contra de ella y es egoísta y despreciable, insisten en hacer las cosas a su modo y en actuar de manera caprichosa e imprudente. Todo lo que hacen es para preservar su propia seguridad. Después de asentarse y sentir que están fuera de peligro, que este ha pasado, los anticristos proceden a hacer algo de trabajo superficial. Son bastante meticulosos en sus arreglos, pero depende de con quién estén tratando. Ponen mucho cuidado en pensar sobre estos asuntos que atañen a sus propios intereses, pero en lo que respecta a la obra de la iglesia o a sus propios deberes, exhiben su propio egoísmo y despreciabilidad y no muestran ninguna responsabilidad, carecen incluso del menor atisbo de conciencia o razón. Se les clasifica como anticristos debido justamente a estos comportamientos. Si juzgáramos solo en función del calibre, si consideramos lo bien que consideran y hacen planes meticulosos y concretos para su propia seguridad, no están faltos de calibre y tienen la cabeza bien amueblada. Deberían ser capaces de encargarse de la obra de la casa de Dios. Ahora bien, si lo enfocas desde su capacidad, no se los debería etiquetar como anticristos, ¿cómo es que entonces se los sigue etiquetando así? Se determina en función de su esencia o de si pueden aceptar la verdad y practicarla, de si son personas que persiguen la verdad. Llevan a cabo consideraciones y arreglos cuidadosos y específicos relativos a su entorno vital, su comida y bebida y su seguridad. Sin embargo, en lo que respecta a la obra de la casa de Dios, se vuelven personas totalmente diferentes, en especial son egoístas y despreciables, no muestran consideración por las intenciones de Dios. Se trata de personas que, desde luego, no persiguen la verdad. Los anticristos se encargan de la obra de la casa de Dios y de los arreglos de obra de lo Alto por medio de un filtrado. Filtran de manera selectiva lo que están dispuestos a hacer y lo que no, así como lo que guarda relación o no con su propia seguridad. Entonces, hacen un poco de trabajo sencillo que no implica peligros, solo para evitar que lo Alto se entere de que son rápidos para comer y lentos para trabajar, y que no se ocupan de los deberes que les corresponden. Después de organizar el trabajo, nunca investigan ni supervisan cómo se llevan a cabo las tareas específicas. Por ejemplo, la casa de Dios tiene principios y preceptos específicos relativos a las ofrendas y a los diversos recursos: cómo disponerlos, dónde colocarlos, cómo salvaguardarlos y quién debería protegerlos. Los anticristos, por otro lado, se limitan a hablar sobre estos aspectos y, una vez que han realizado los arreglos, consideran el trabajo finalizado. No importa que el entorno sea adecuado o no, nunca visitan el lugar para echar un vistazo; les basta con mover los labios y, en su corazón, no captan ni hacen averiguaciones, no investigan ni les importa si los arreglos específicos para estos recursos de la casa de Dios son los apropiados o son seguros. Así que, durante el periodo en que los anticristos ejercen de líderes, en su ámbito de trabajo, personas malvadas se apropian de algunos libros de las palabras de Dios. A algunos les sale moho por no almacenarlos bien y, en determinados casos, se colocan ciertos libros o recursos en lugares donde nadie puede ocuparse de ellos. Los anticristos no solo fracasan a la hora de hacer arreglos específicos sobre estos asuntos, sino que, desde luego, no indagan, investigan ni preguntan sobre ellos. En su lugar, consideran que su tarea ha terminado una vez que han hecho los arreglos. Hablan lo que hay que hablar y eso es todo; solo salen del paso sin buscar resultados reales. ¿Exhiben lealtad los anticristos con estos comportamientos? (No). No tienen lealtad. En lo que respecta a disponer de diversos recursos de la iglesia, los anticristos nunca hacen averiguaciones. ¿Qué significa “nunca hacen averiguaciones”? ¿Es que no hacen ningún arreglo en absoluto? Salen del paso y hacen arreglos para engañar a la gente, a fin de que no los denuncien a los superiores. Sin embargo, nunca hacen ningún trabajo específico. ¿A qué se refiere el trabajo específico? Involucra determinar dónde se deberían colocar estas cosas, si es o no un lugar seguro, si les podría suceder algo, si podrían venir roedores a mordisquearlas, si podrían inundarse o que alguien las robara, si los responsables de salvaguardarlas son los adecuados y otras cosas. No obstante, los anticristos nunca indagan, nunca investigan y nunca se preocupan. En su corazón, creen que estas cosas no son para su disfrute; no las valoran y no les dan ningún uso. Pertenecen a otras personas, a la casa de Dios, y no tienen nada que ver con ellos. Les dan igual, que se preocupe quien quiera, a ellos les trae sin cuidado. Ellos organizan cosas y se acabó. Algunos anticristos ni siquiera se molestan en organizar. Creen que no obtendrán ninguna recompensa ni aunque hagan bien este trabajo y que nadie les exigirá responsabilidades por hacerlo mal. ¿Quién los denunciaría por algo tan insignificante como esto? ¿Los castigaría Dios por ello? La actitud y el punto de vista de los anticristos hacia sus deberes son exactamente así: salen del paso y manejan los asuntos de manera superficial. Mientras tales cosas no afecten a su propio estatus o seguridad, no les importa que se gestionen o que no. Que estas cosas se pierdan, mermen o se deterioren no es algo que tenga nada que ver con ellos. En la mente de los anticristos, a estos recursos de la casa de Dios se los considera propiedad pública. No hace falta que se preocupen por ellos, que les presten ninguna atención ni gastar energía alguna para gestionarlos. Por tanto, durante el periodo de los anticristos como líderes, debido a que son negligentes en su deber, a su enfoque en el disfrute personal y su fracaso a la hora de realizar tareas específicas, el gran dragón rojo saquea o confisca varios recursos de la casa de Dios, o algunas personas malvadas se apoderan de ellos. Hubo muchos casos así. Algunos podrían decir: “En un entorno tan hostil, ¿quién podría ocuparse de todo con tanta meticulosidad? ¿Quién podría evitar un poco de negligencia o cometer algunos errores?”. ¿Se trata solo de cometer algunos errores? Me atrevería a decir que, si la gente pudiera llevar a cabo sus responsabilidades y mostrar lealtad, la pérdida de estos recursos no sería tan grande; no cabe duda de que disminuiría y que la eficacia de la obra mejoraría mucho.

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