Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (V) Parte 2

Segundo caso: Resentimiento por no poder ir al extranjero

Cuando trabajaba en China continental, había un líder que pensaba que podría irse al extranjero con nosotros y eso le alegraba mucho. Pensó: “Por fin lo he conseguido. ¡Al fin puedo disfrutar de grandes bendiciones junto a dios! Antes sufría adversidades con dios. Ahora por fin se me ha recompensado. Me lo merezco. Cuando menos, soy líder y he experimentado mucha adversidad, por tanto, cuando me topo con algo bueno, debería poder formar parte de ello, debería poder disfrutar de esta cosa apetecible”. Eso pensaba. Sin embargo, después de pasar un tiempo en estrecho contacto con él, me di cuenta de que carecía de principios en lo que decía y hacía, no tenía buena humanidad, su intención y su deseo de ser bendecido eran bastante fuertes y a veces era necesario podarlo. Después que se le podara varias veces, pensó: “Se acabó. Lo alto me ha desentrañado y no han vuelto a mencionar nada sobre ir al extranjero. Parece que no tengo esperanzas de ir al extranjero”. No paraba de darle vueltas a estas cosas en su corazón. De hecho, percibíamos que no era alguien que persiguiera la verdad, que en lo fundamental no era apropiado para ir al extranjero y que, aunque fuera, no sería capaz de hacer ningún trabajo allí, así que no hablamos con él sobre el tema. Como pensaba que no tenía esperanzas de ir al extranjero, empezó a hacer otros planes. Un día se fue y nunca regresó. Solo dejó una carta que decía: “He creído en dios muchos años y he hecho algo de trabajo. Ahora os vais al extranjero, pero yo no soy apto para ir con vosotros. En los días sucesivos, me dedicaré a compensar esto. Dios me detesta, así que voy a abandonarlo. No voy a obligarle a mirar a alguien que detesta. Me voy a ocultar”. Eran palabras con sentido y no suponían un gran problema. A continuación, dijo: “Ha sido así desde que nací. Esté con quien esté, solo se me utiliza. Con los demás puedo sufrir las adversidades, pero no disfrutar de las bendiciones”. ¿Qué quería decir con esto? (Pensaba que Dios lo había utilizado). Eso es exactamente lo que quería decir. En especial cuando dijo: “Esté con quien esté, lo único que hago es sufrir con ellos, no disfrutar de bendiciones”, a lo que se refería es a que: “He sufrido tantas penurias y asumido tantos riesgos con vosotros, pero cuando toca disfrutar de bendiciones, no estáis dispuestos”. Al decir estas palabras se estaba quejando y había surgido resentimiento en él a consecuencia de este tema. De palabra decía: “Dios me detesta, así que lo voy a abandonar. No voy a hacerle sentir a dios esta detestación”, pero, en su corazón, en realidad estaba resentido: “¡Vais al extranjero a disfrutar de bendiciones y queréis deshaceros de mí!”. ¿Fue esto lo que de veras sucedió? (No). ¿Qué ocurrió entonces? Pensaba que lo podábamos porque queríamos deshacernos de él, no porque no persiguiera la verdad o careciera de principios en lo que decía y hacía. No entendía que tuviera un problema. En su lugar, pensaba: “He pasado por penurias contigo, así que debería disfrutar contigo de las bendiciones. No cabe duda de que debes dejarme entrar en el reino y convertirme en un integrante del pueblo del reino. Haga lo que haga, no deberías abandonarme nunca”. ¿Acaso no es esto lo que pensaba? (Sí). ¿Cuál es la esencia de esta manera de pensar? (Es la misma esencia de Pablo cuando intentó negociar con Dios a cambio de una corona). Eso es, es la esencia de Pablo. Creyó en Dios, lo siguió, sufrió penurias y pagó un precio para obtener una corona y ser bendecido. No tenía verdadera fe ni perseguía la verdad. Solo intentaba llevar a cabo una transacción con Dios. Si el trato fallaba, es que no estaba bendecido y le parecía que estaba en desventaja, por lo que se ponía furioso, sentía que todo era una causa perdida, se echaba la manta a la cabeza y surgía el resentimiento en su interior. Estas fueron las cosas que exhibió al hablar. ¿Y qué hizo esta persona a continuación? Emprendió negocios y tenía a varias jovencitas merodeando a su alrededor. Aunque no dijera que no creía en Dios, no desempeñaba su deber ni era Su seguidor. Nadie pensó nunca que renunciaría a su oportunidad de seguir a Dios y se dedicara luego a los negocios solo porque se le podara un poco. Su talante furioso y la manera en la que se manifestaba parecían mostrar a dos personas diferentes. Dejaba en evidencia su naturaleza. El único motivo por el que no lo hizo antes era que no se había presentado la situación adecuada. Este es un aspecto. Otro es que ocultó quién era, fingió ser otra persona y se contuvo para no hacerlo. Si de veras eres buena persona, sea cual sea la situación en la que te encuentres, lo primero es mantenerte con firmeza en tu lugar y saber quién eres. Aparte, ¿pueden aquellos que de veras tienen algo de humanidad hacer cosas y cometer fechorías carentes de humanidad? (No). En absoluto. A partir de este asunto, está claro que la incapacidad de la gente para aceptar la verdad es de lo más rebelde y se hallan en gran peligro. Si nunca son capaces de aceptar la verdad, es que son incrédulos. Si el deseo que tiene una persona así de ser bendecida acaba destrozado, esta abandonará a Dios. ¿Por qué? (Porque lo que busca es que se la bendiga y disfrutar de la gracia). Cree en Dios pero no persigue la verdad. Para estas personas, la salvación es un adorno y una palabra que suena bien. Lo que persigue su corazón son recompensas, una corona y cosas apetecibles; quieren conseguir un céntuplo en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero. Si no pueden lograr estas cosas, entonces no van a creer; saldrá a la luz su verdadero rostro y dejarán a Dios. En lo que creen en su corazón no es en la obra de Dios ni en las verdades que Él expresa, y lo que buscan no es la salvación y menos aún llevar a cabo bien su deber como un ser creado. En cambio, buscan lo mismo que Pablo, recibir bendiciones generosas, ostentar un gran poder, llevar una gran corona y estar al mismo nivel que Dios. Estas son sus ambiciones y deseos. Por tanto, cada vez que hay algún beneficio o cosa apetecible en la casa de Dios, luchan por apropiarse de ello, empiezan a clasificar a las personas de acuerdo con sus cualificaciones y su antigüedad, y cavilan: “Estoy cualificado. Debería recibir una parte de esto. He de luchar por conseguirlo”. Se colocan a sí mismos en un puesto principal en la casa de Dios, y luego piensan que es cuando menos apropiado disfrutar de estos beneficios en Su casa. Por ejemplo, respecto al asunto de ir al extranjero, el primer pensamiento de esta persona es que debería poder formar parte de ello, que la mayoría no eran tan buenos como él, no habían sufrido tantas penurias, no estaban tan cualificados, no habían creído en Dios durante tantos años como él ni habían ejercido como líder durante tanto tiempo. Se servía de cualquier excusa y método de evaluación para clasificarse a sí mismo. Con independencia de cómo clasificara a las personas, siempre se ponía a sí mismo por delante y entre aquellos que estaban cualificados. Al final, le parecía que lo único adecuado para él era disfrutar de este trato. En cuanto no lo lograba y su fantasía de estar bendecido y de obtener cosas para su interés quedaba destrozada, hacía algo al respecto, se ponía furioso, razonaba con Dios en lugar de someterse y buscar la verdad. Está claro que su corazón estaba lleno ya de estas cosas que buscaba, y basta para mostrar que estas eran del todo incompatibles con la verdad. Por mucho trabajo que hiciera, su objetivo e intención eran los mismos que los de Pablo, no eran otros que obtener una corona, y se aferraba a ellos con fuerza y nunca renunciaba. Sin importar la manera en que se le compartiera la verdad, se le podara, se le dejara en evidencia y se le diseccionara, él se agarraba con obstinación a la intención de ser bendecido y no la soltaba. Cuando no recibió la aprobación de Dios y vio que se destrozaba su deseo de ser bendecido, se volvió negativo y dio un paso atrás, abandonó su deber y salió huyendo. No había cumplido bien con este deber ni rendido un buen servicio a la hora de difundir el evangelio del reino, y esto revela por completo que no tenía auténtica fe en Dios, no se sometía de veras y no disponía siquiera de un ápice de testimonio vivencial; solo era un lobo con piel de cordero que merodeaba alrededor de un rebaño de ovejas. Al final, se reveló y se descartó por completo a alguien incrédulo hasta la médula, y su vida como creyente alcanzó su final. Este es un caso.

No se trató de un caso aislado. Esta persona no fue la única en tropezar y a la que se reveló por el asunto de ir al extranjero. El ejemplo que acabamos de dar se refería a un hombre, pero hubo otro con una mujer. El plan inicial era también permitir que esta mujer viniera con nosotros al extranjero. Cuando lo supo, se puso muy contenta y empezó a hacer planes y preparativos, si bien al final, por diversas razones, no iba a poder ir. No se la informó de ello en su momento porque la situación era demasiado peligrosa. Se enteró de esta decisión durante una reunión de colaboradores. Para el análisis: ¿qué resultado se produciría cuando esta mujer se enterara? (Es probable que alguien con pensamientos de persona normal no reaccionara en gran medida al enterarse. Consideraría que se debía a que la situación era peligrosa, que por eso no podía ir al extranjero, y sería capaz de gestionar el asunto correctamente. Sin embargo, en el caso de esta mujer, es posible que cuando se enterara se pusiera furiosa e intentara razonar con Dios). Eso es, en cierto modo habéis captado la calidad humana de las personas de este tipo. Así es como son, no van a salir perdiendo se trate del asunto que se trate, sino que van a obtener ventajas. Han de sobresalir por encima de los demás en todo, ser mejores que todo el mundo. Han de ser los mejores en todo, han de conseguir todo lo apetecible y para ellos es inaceptable no contar con su parte de algo. En cuanto se enteró de aquello, la mujer se enfadó y se revolcó por el suelo enrabietada. Su lado demoniaco quedó en evidencia y sermoneó a sus colaboradores y desencadenó su ira contra ellos. ¿De dónde provenía esta ira? Parecía que estaba enfadada con los hermanos y hermanas, pero ¿con quién estaba enfadada en realidad? (Con Dios). Eso es lo que sucedía. ¿Cuál era entonces la causa de su ira? ¿Cuál era su origen? (Que sus deseos no se habían satisfecho). No obtuvo algo apetecible ni logró su objetivo. Esta vez no consiguió obtener una ventaja; al contrario, fueron otros quienes la consiguieron, y no pudo participar, así que estaba furiosa; no podía seguir fingiendo, desfogó y liberó todo el descontento y resentimiento en su corazón. Con anterioridad, siempre tenía que ser la primera en saber qué estaba haciendo lo Alto. Siempre quería permanecer en contacto con lo Alto y no interactuaba con los hermanos y hermanas. Siempre se trataba a sí misma como un personaje de clase alta, no como un miembro promedio, así que pensaba que esta vez también debería ir al extranjero; si había alguien que tenía que ir, era ella. Era la candidata principal y debería disfrutar del placer de que la trataran de esa manera. En su fuero interno, era eso de veras lo que pensaba. En ese momento se dio cuenta de que no iba a disfrutar del placer de que se la tratara de tal manera, de que todo el sufrimiento que había padecido estos años había sido para nada; no tenía nada del estatus que había conseguido con tanto tesón ni del trato que deseaba. Todas estas cosas se desintegraron en un instante. Por increíble que pareciera, no pudo hacerse con una cosa apetecible de tal magnitud; por increíble que pareciera, la desecharon, de modo que pensó que no ocupaba un lugar elevado en el corazón de Dios y era una persona corriente. Se derrumbó por completo la línea de defensa en su corazón y no fingió más ni ocultó nada. Tuvo una rabieta, le gritó a la gente, se descargó, se enfadó y dejó en evidencia lo que para ella era lo natural, sin importarle lo que otros dijeran o cómo lo percibieran. Después de todo esto, la mandaron a un grupo a llevar a cabo un deber. Mientras lo desempeñaba, hizo muchas cosas malas, y los hermanos y hermanas en el grupo escribieron al final una carta conjunta para pedir que la expulsaran. ¿Cuál fue la causa de su expulsión? Los hermanos y hermanas transmitieron que la maldad que cometía se podía describir en una sola frase: ¡era tanta que no se podía poner por escrito! En otras palabras, cometió demasiada maldad y la naturaleza de lo que hizo era demasiado grave; no se podía transmitir con claridad en solo una o dos frases ni se podía relatar en solo una o dos historias. Hizo incontables cosas malvadas y enfadó a la gente, así que la iglesia la expulsó. Antes de que surgiera el tema de irse al extranjero no hacía estas cosas malvadas, ¿por qué fue entonces capaz de hacerlas después? Porque la cuestión de ir al extranjero no salió como ella deseaba. Está claro que las cosas malvadas que hacía y la fealdad que revelaba eran una especie de venganza y de descargo provocados únicamente por no haber conseguido esta cosa apetecible. Decidme, cuando una persona que de veras persigue la verdad y posee humanidad se encuentra con una situación como esta, aunque no entienda muchas verdades, ¿es capaz de dar lugar a estas manifestaciones? ¿Puede revelar estas cosas? Cualquiera con un poco de humanidad, un poco de conciencia y un poco de sentido de la vergüenza no hará estas cosas, sino que se contendrá. Aunque su corazón no esté contento, esté insatisfecho y un poco herido, piensa que solo es una persona promedio, que no debería luchar para conseguir tal cosa, que aquellos que creen en Dios deberían perseguir la verdad, someterse a Sus instrumentaciones en todo, que no debería quedarles elección y que las personas son seres creados y no tienen nada de impresionante. Serán infelices durante un par de días, pero luego será agua pasada. Seguirán creyendo como les corresponde y no cometerán maldad ni se vengarán por este motivo, ni tampoco se desfogarán a raíz de este asunto. A modo de contraste, la gente que no persigue la verdad y cuya calidad humana es atroz son capaces de exhibir todas estas acciones malvadas que no han exhibido antes solo a raíz de un asunto pequeño. Esto explica el problema. Explica la esencia-humanidad de las personas de esta clase y explica las verdaderas búsquedas que realizan, es decir, que su verdadero rostro sale por completo a la luz a través de la revelación de este problema. Para empezar, su esencia es por entero la de un anticristo. En segundo lugar, nunca han perseguido la verdad ni se han tratado a sí mismos como objeto de salvación ni se han sometido a las instrumentaciones y arreglos de Dios. No buscan la sumisión a Dios; solo buscan estatus y disfrute; solo buscan buen trato y estar al mismo nivel que Dios. Sea lo que sea que Dios disfrute, ellos también lo hacen, y así no siguen a Dios en vano. Estas son las cosas que buscan. Esta es la esencia-naturaleza de las personas de esta clase; es su verdadero rostro y el paisaje interior de su corazón. Esta cuestión concluyó veinte años de fe para esta mujer, se fue todo por el desagüe.

Decidme, ¿dónde deberían estar ahora estas personas? ¿En la iglesia o en otro lugar? (En el mundo de los no creyentes). ¿Por qué decís eso? ¿Cómo lo decidisteis? ¿En qué se basan vuestras palabras? (Porque son incrédulos y su fe en Dios no tiene el propósito de buscar hacer su deber como seres creados. Al final, la gente como esta no puede mantenerse firme en su fe y solo puede regresar al mundo). En última instancia, no puede mantenerse firme en su fe, pero todavía no es el fin, así que ¿cómo es que ha desaparecido? Has de fijarte en lo que pensaba en su interior. Solo podía hacer cosas como esta y tomar esta clase de decisiones cuando había algo de actividad en su corazón. ¿De qué manera analizó y evaluó este asunto para hacerle elegir una senda como esta? En su fuero interno pensaba: “He creído en dios todos estos años y he sufrido muchas adversidades. Siempre he anhelado el día en el que pueda hacerme un nombre. Al estar con lo alto, me puedo hacer un nombre y mostrar mi rostro. Ahora tengo por fin la oportunidad de ir al extranjero. ¡Es fantástico! Es algo que nunca me atreví a pensar antes de creer en dios. Es lo mismo que obtener una corona al creer en Dios, pero resulta que no voy a formar parte de algo tan apetecible. No soy capaz de lograrlo. Antes pensaba que tenía un lugar definido en el corazón de dios, pero ahora veo que no es así. Parece que no puedo sacar nada apetecible de creer en dios. No pensaron en mí cuando se trató de algo tan grande como irse al extranjero, ¿acaso entonces no hay menos opciones si cabe de que obtenga una corona en el futuro? No está claro quién la va a conseguir, y parece que no hay esperanzas de que sea yo”. ¿Estaban dispuestos aún a seguir a Dios cuando pensaban que no había esperanzas? ¿Cuál era antes su propósito al sufrir penurias y pagar un precio? Actuaron así y se manifestaron de ese modo solo por ese poco de esperanza, por esas pequeñas ideas que albergaban en su corazón. Ahora que sus esperanzas están destrozadas y sus ideas no sirven para nada, ¿pueden seguir creyendo? ¿Se contentarán con permanecer en la casa de Dios y cumplir con su deber? ¿Pueden estar dispuestos a no ganar nada y someterse a las instrumentaciones y arreglos de Dios? Las ambiciones y los deseos de los anticristos son tan grandes que no estarán dispuestos en absoluto a que el esfuerzo que hagan y el precio que paguen dé este resultado. Sueñan con que el precio que pagan y sus esfuerzos les valgan para conseguir una corona y cosas apetecibles a cambio, que sea cual sea la cosa apetecible que tenga la casa de Dios, ellos se queden con una parte. Está bien que otras personas no la obtengan, pero ellos deben hacerlo. ¿Puede la gente con tan fuertes ambiciones y tanta avaricia cumplir su deber sin lograr nada a cambio y dedicar esfuerzo sin obtener compensación? De ninguna manera. Hay quien dice: “Deja que persigan la verdad. Una vez que hayan escuchado muchas verdades, ¿acaso no serán capaces de conseguirlo?”. Hay quien dice: “Si Dios los castiga y los juzga, ¿acaso no los cambiará?”. ¿Es así? Dios no castiga ni juzga a la gente así ni tampoco la salva. Estas son la clase de personas que Él va a descartar. ¿Qué tiene de diferente lo que he dicho en comparación con lo que acabáis de decir vosotros? ¿Es lo que habéis dicho la verdadera actividad de su corazón? ¿Es la manifestación de la esencia de las personas de esta clase? (No). Entonces, ¿qué es lo que habéis dicho? (Sentimientos y teorías vacías). La naturaleza de lo que habéis dicho tiende un poco hacia el análisis y la evaluación, y consiste en evaluarlos y definirlos según la teoría. No son sus verdaderos pensamientos y revelaciones, no se trata de sus auténticos puntos de vista. Esta es una manifestación de las personas de esta clase que tienen la esencia de un anticristo. Si hay algo apetecible que no han conseguido, un beneficio que no disfrutaron o una ventaja que no han obtenido, se ponen furiosos, pierden la fe a la hora de creer en Dios y perseguir la verdad, no están dispuestos a creer en Dios, quieren huir y hacer cosas malas. Hacen cosas malas para desfogarse y vengarse, airean sus malentendidos sobre Dios y su resentimiento hacia Él. ¿Habría que ocuparse de estas personas? ¿Se les debería permitir continuar haciendo su deber en la iglesia? (No). ¿Cómo se debería gestionar a estas personas entonces? (Habría que expulsarlas). ¿Dejó alguien de creer porque no pudo ir al extranjero? (Sí). ¿Qué clase de personas son estas? (Incrédulos. Solo creen en Dios para buscar ser bendecidos y, cuando no se satisfacen sus ambiciones y deseos, traicionan a Dios). Son capaces de dejar de creer en Dios a raíz de cosas pequeñas como esta. De esta gente no se puede decir que su fe sea falsa o auténtica, ¡su calidad humana es muy baja!

Tercer caso: Imposibilidad de seguir viviendo después de volver a casa en el campo

Hay quien nace en el campo y su familia no tiene mucho dinero para vivir. Los elementos que usan en su vida cotidiana son sencillos, y no hay más mobiliario en su casa aparte de una cama dura, un armario y una mesa. El suelo está hecho de ladrillo o de tierra, no tienen siquiera un piso de cemento. Viven en circunstancias muy humildes. Después de empezar a creer en Dios, llevan a cabo su deber de difundir el evangelio y van a algunas zonas opulentas. Hubo una mujer así que, al echar un vistazo a su alrededor, vio que la mayoría de hermanos y hermanas tenían en sus hogares o bien suelos de madera o de losa, las paredes tenían papel pintado, las casas estaban muy limpias y se podían bañar a diario. Disponían además de muchos muebles en sus casas, de televisiones y grandes armarios, así como de sofás y de aire acondicionado. Sus dormitorios tenían camas Simmons y las cocinas, toda clase de electrodomésticos: frigoríficos, microondas, hornos, fogones, campanas extractoras y otros. Era una visión abrumadora. Aparte, en grandes ciudades como esta había algunos lugares donde podía tomar un ascensor para subir y bajar entre las plantas. Este lugar le abrió los ojos y tras trabajar y difundir el evangelio allí durante un tiempo, no quería regresar. ¿Por qué? Pensaba: “La casa de tierra de mi familia no tiene ni punto de comparación con este lugar. Todos creemos en dios, ¿cómo es que estas personas viven mucho mejor que mi familia? Su vida es como el cielo. Mi familia vive en una pocilga, ¡vive muchísimo peor que estas personas!”. Tras hacer esta comparación, se sintió disgustada e incluso más apegada a este lugar y con menos ganas de volver. Pensó: “Si puedo trabajar aquí a largo plazo, no tendré que irme a casa, ¿no? Ese agujero de tierra no es adecuado para que vivan los seres humanos”. Se quedó en la gran ciudad una temporada y aprendió a comer, vestirse y disfrutar de la vida como hace la gente de ciudad, y aprendió a vivir como ellos. Durante esos días la vida le parecía muy buena, estaba bien tener dinero. Ser pobre les arrebata el futuro a las personas. Los pobres solo reciben el desprecio de los demás e incluso el de sí mismos. Mientras más lo pensaba, menos quería volver, pero no había nada que pudiera hacer; tenía que volver a casa. Cuando lo hizo, sintió una mezcla de sentimientos en el corazón y le resultó muy difícil asumirlo. Nada más entrar en la casa vio que el suelo era de tierra, y cuando se sentó en la cama que estaba junto al fogón, la sintió muy dura e incómoda. Al tocar las paredes, la mano se le llenaba de suciedad. Cuando mencionaba algo sabroso que quería comer nadie entendía el nombre de lo que decía y no disponía de medios para asearse antes de dormir. Vivir así le parecía demasiado bajo, les guardaba rencor a sus padres por ser tan pobres que no podían permitirse nada de lo que ella quería, y siempre se enfadaba con ellos. Desde que volvió, era como si se hubiera convertido en una persona diferente. Miraba con desaprobación a los miembros de su familia y a todo lo que había en su hogar, pensaba que era tan burdo que no quería vivir más allí, y que se moriría de ahogo y aflicción si seguía viviendo en ese lugar. Dejar su hogar le había abierto los ojos, pero se había convertido en algo malo e hizo que sus padres se enfadaran mucho con ella. Llegado este punto, le vino una idea a la cabeza: “Si mis padres no creyeran en dios ni yo tampoco, no cabe duda de que nuestra vida sería mejor de lo que es ahora. Aunque no pudiéramos dormir en camas Simmons, al menos podríamos comer mejor y poner baldosas en el suelo”. Pensó que esto era una consecuencia de creer en Dios, que creer en Él significaba que uno debía ser pobre, que no podía tener una buena vida si creía en Dios ni comer cosas buenas ni ponerse ropa de calidad. A partir de ahí, esta impresionante y heroica mujer que había conseguido logros en varias provincias no pudo levantar cabeza y se pasaba el día somnolienta. Le costaba levantarse por la mañana y lo primero que hacía era prepararse y maquillarse, y luego se ponía ropa propia de gente de ciudad. A continuación, fruncía el ceño y reflexionaba sobre cuándo podría librarse de esta vida provinciana y vivir igual que la gente de ciudad. Tanto los sermones que solía predicar como su determinación ya no existían, lo había olvidado todo. Ni siquiera sabía si era creyente. Así de rápido fue su cambio. Quedó en evidencia porque se le abrieron un poco los ojos y porque cambiaron su entorno y su calidad de vida.

Esta mujer iba antes por todas partes predicando y trabajando. Tenía una fuerte determinación y una gran fortaleza, pero esto solo era de puertas para fuera. En el fondo de su ser, ni siquiera sabía lo que buscaba, lo que le gustaba ni qué clase de persona era. La experiencia de ir a la ciudad había transformado de cabo a rabo el estado de su vida, y tras experimentar durante un periodo de tiempo un estilo de vida acomodado, el rumbo de su vida cambió por completo. ¿Cuál fue la razón exacta? ¿Quién la cambió? No pudo ser Dios, ¿verdad? Por supuesto que no. ¿Cuál fue el motivo entonces? La razón era que el entorno la había revelado tanto a ella como a su esencia-naturaleza, sus búsquedas y la senda en la que se hallaba. ¿En qué senda se hallaba? No era la senda de perseguir la verdad ni tampoco la de Pedro, tampoco era la senda de aquellos que son salvados y perfeccionados ni la de buscar cumplir bien el deber de un ser creado; más bien era la senda de un anticristo. En concreto, la senda de un anticristo es la de buscar la reputación, el estatus y los placeres materiales. Esta es la esencia de las personas como esta. Si no fueran estas las cosas que buscaran y se tratara de una persona que persiguiera la verdad, para nada quedaría en evidencia por un pequeño cambio en el entorno como este. Como mucho se desalentaría, se sentiría un poco disgustada, le resultaría un tanto doloroso o mostraría algunas manifestaciones de necedad, pero no hasta el punto de quedar en evidencia de una manera tan patente. ¿Cuál es la esencia de las búsquedas de las personas como estas? Buscan las mismas cosas que los no creyentes y las mismas que cualquier persona en este mundo que persigue la fama, la ganancia y las tendencias malvadas. Les gustan los modelitos a la moda de los no creyentes, cómo siguen estos las tendencias malvadas e, incluso más, les gusta la obsesión de los no creyentes por tener un estilo de vida extravagante de la carne. Por tanto, debido a un cambio en su entorno, el punto de vista de esta mujer sobre la vida y su actitud hacia este mundo y hacia la vida cambió por completo. Pensó que creer en Dios y perseguir la verdad no era lo más importante y que si las personas están vivas en este mundo, deberían disfrutar de la carne y de la vida, buscar las tendencias y ser como las figuras carismáticas y elegantes en la sociedad que giran cabezas a su paso, son la envidia de los demás y hacen que la gente las idolatre. Hay algunos que, después de encontrarse con más entornos, con toda clase de personas y de tener los ojos abiertos, ya que persiguen la verdad y entienden las intenciones de Dios, son más capaces de desentrañar estas tendencias malvadas y a la especie humana. Su corazón es más capaz de detestar la senda que toman las personas mundanas, así como de discernirla y abandonarla por completo en busca de caminar la senda por la que Dios los guía. Respecto a estas personas que no persiguen la verdad y tienen la esencia de un anticristo, en cuanto abren los ojos y se encuentran con distintos entornos, sus ambiciones y deseos no solo no disminuyen, sino que también crecen y se vuelven más grandes. Después de que sus ambiciones y deseos se hacen más grandes, estas personas envidian incluso más las vidas de aquellas personas en el mundo que disfrutan de las cosas buenas y tienen dinero e influencia, y empiezan a sentir desdén en el fondo de su corazón hacia la vida de los creyentes. Creen que la mayoría de los creyentes no buscan el mundo, no tienen dinero ni estatus ni influencia y no han visto mucho del mundo, que no son tan carismáticos como los no creyentes, que no entienden cómo disfrutar de la vida tan bien como estos ni alardean tanto. En consecuencia, se vuelven más profundos en su corazón la oposición y el antagonismo respecto a creer en Dios. Por tanto, para muchos con la esencia de un anticristo, desde que empezaron a creer en Dios hasta ahora, uno no puede distinguir si en realidad se trata de alguien con la esencia de un anticristo, pero cuando un día llegue el entorno correcto, este los revelará. Antes, cuando todavía no habían quedado en evidencia aquellos a los que luego se reveló, ellos también seguían las reglas y hacían lo que debían. Hacían cualquier cosa que la casa de Dios les pedía y fueron capaces de soportar sufrimiento y de pagar un precio. En apariencia eran obedientes, personas que se encontraban en la senda correcta y con la semejanza y el porte de aquellos que creían en Dios. Sin embargo, hicieran lo que hicieran de cara al exterior, su esencia y la senda en la que se hallaban no aguantaba el paso del tiempo ni la prueba de diferentes entornos. Sin importar cuántos años crea alguien en Dios ni lo fuerte que sean los cimientos de su fe, si posee la esencia de un anticristo y se halla en la senda de un anticristo, buscará sin remedio placeres materiales, un estilo de vida extravagante, abundantes beneficios materiales y, asimismo, buscará toda clase de cosas deseables, mientras al mismo tiempo envidia la actitud y el enfoque de la gente mundana hacia la vida. Eso está claro. Por tanto, aunque todo el mundo escucha ahora sermones, come y bebe las palabras de Dios y hace su deber, aquellos que hacen estas cosas pero no persiguen la verdad buscarán sin remedio lo material. Estas cosas tendrán prioridad en su corazón, y en cuanto aparezca el entorno o la circunstancia adecuados, su deseo aumentará y entrará en juego. Llegado ese momento se los pondrá en evidencia. Si no persiguen la verdad, este día llegará tarde o temprano para ellos. En cuanto a la gente que persigue la verdad, la comprende y es su fundamento, cuando le llegan estas tentaciones y entornos, es capaz de abordarlos correctamente, de rechazarlos y de mantenerse firme en su testimonio de Dios. Cuando les llegan estas tentaciones, son también capaces de distinguir lo positivo de lo negativo, y saben si se trata de algo que quieren. Es como algunas mujeres a las que no les interesan los hombres interesados en ellas, por mucho dinero que tengan estos. ¿Por qué no les interesan? Porque esos hombres no tienen buena calidad humana. Algunas mujeres no buscan a una pareja porque ningún hombre rico se interesa en ellas. Si un hombre rico se interesara en ellas y les comprara un vestido de marca de 20.000 yuanes, se sentirían atraídas, y si el hombre les comprara un abrigo de visón valorado en 100.000 yuanes o un diamante grande, una preciosa y enorme casa y un coche, estarían enseguida dispuestas a casarse. Así pues, cuando estas mujeres solían decir que no se casarían, ¿era verdad o mentira? Era mentira. Por tanto, hay muchas personas que dicen que no buscan el mundo ni las perspectivas ni los placeres de este, pero eso es cuando no tienen tentaciones delante, cuando el entorno no es propicio para ello. En cuanto llega un entorno propicio, caerán rápido en él y serán incapaces de abstraerse. Es como el ejemplo que acabamos de dar. La mujer no se abstrajo de la situación. Después de disfrutar de la vida de la ciudad durante un tiempo, no supo quién era y se perdió. Si la hubieran colocado en un palacio, ¿habría hecho que sus padres se suicidasen lo antes posible para que no mancharan su nombre? La gente así es capaz de hacer cualquier estupidez en aras de su disfrute, reputación, estilo de vida extravagante y alta calidad de vida. No valen nada y su calidad humana es vulgar. ¿Alguna vez han perseguido la verdad los que son así? (No). Entonces, ¿de dónde provienen los sermones que predicaba? ¿Tenía sermones que predicar? Lo que predicaba no eran sermones sino doctrina. Estaba montando un espectáculo y desorientando a la gente, no predicando sermones. Predicó muchísimos, ¿cómo es posible entonces que no pudiera siquiera resolver sus propios problemas? ¿Sabía que podría llegar hasta este punto? ¿Veía las cosas con claridad? Predicó muchísimos sermones, pero después de disfrutar de la vida en la ciudad durante un tiempo, no pudo superar tentaciones como aquellas ni mantenerse firme en su testimonio. ¿Eran entonces sermones eso que predicaba? Resulta obvio que no. Este es el tercer caso.

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