Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (VI) Parte 3

Dios ha hecho mucha obra y ha dicho muchas palabras en los últimos días, y la gente ha experimentado y ha sido testigo de cada paso de la obra de Dios con sus propios ojos. No importa desde qué perspectiva se contemple, es indiscutible que Dios expresa muchas verdades y salva a mucha gente y nadie lo debería cuestionar. Por muy normal y corriente que sea Dios encarnado, por muy poco noticiable que le parezca al hombre, la gente debería aceptar Sus palabras como la verdad. Algunos dicen: “Como dios encarnado es tan insignificante y corriente, y para nada es grande, ¿cómo podríamos admirarlo? ¿Sería capaz de cualquier gran obra un cuerpo carnal normal y corriente? ¿Podemos de verdad recibir grandes bendiciones de él? No lo sabemos; lo único que podemos hacer es considerarlo una persona corriente”. Otros dicen: “Debido a que algunas de las cosas que has hecho nos han dejado poco convencidos y algunas nos han proporcionado nociones y algunas nos resultan incomprensibles, y porque has dicho algunas cosas que son inaceptables para nosotros, no puedes representar al dios del cielo, y por eso debemos luchar contra ti hasta el final. Si nos pides que difundamos el evangelio, no lo haremos; si nos pides que cumplamos nuestro deber, no lo haremos; y si nos pides que aceptemos la verdad, tampoco lo haremos. Lucharemos hasta el final contra la persona que eres; a ver qué puedes hacernos tú a nosotros”. En los corazones de estas personas que en absoluto aceptan la verdad, hay mil —diez mil— razones para negar la obra de Dios, para negar que las palabras de Dios son la verdad y para negar Su encarnación. Pero hay una cosa que puede que no tengan tan clara: da igual cuántas razones tengan, si no aceptan estas verdades, no se salvarán. Está bien que no aceptes la persona que soy ni te sometas a la obra de Dios, no te voy a obligar. Sin embargo, si no reconoces estas palabras de Dios como la verdad y las pones en práctica como tal, te digo con toda honestidad que nunca te salvarás ni pasarás jamás por la puerta del reino de los cielos. Si eludes estas palabras de Dios, estas verdades y a este Cristo que obra y salva a la humanidad, entonces da igual cuánta doctrina entiendas o lo grandes que sean las adversidades que sufras, no obtendrás la verdad; no eres más que un pedazo de basura. No importa tu razón para creer en Dios, ni tampoco tu objetivo al hacer tu deber, no se te puede salvar. Y si no te puedes salvar, ¿qué bendiciones puedes recibir? Algunos compiten con el Dios en el cielo, otros con el Dios de la tierra, y se atreven a disputar las palabras de Dios y la verdad, hasta el punto de que ni siquiera les importa cómo serán su desenlace y su destino. ¿No es esto una vileza? ¡Estos degenerados son tremendamente perversos! Todos y cada uno de ellos son personas malvadas. Son todos incrédulos, oportunistas, sinvergüenzas, y esta es la esencia de los anticristos.

Acabo de hablar sobre la actitud de los anticristos hacia las palabras de Dios. Cuando los anticristos abordan las palabras de Dios, no buscan la verdad ni los principios de práctica que hay en ellas. No buscan entender, a partir de las palabras de Dios, cómo lograr temer a Dios y evitar el mal y, desde luego, no buscan comprender las intenciones de Dios, de modo que puedan convertirse en personas que satisfagan dichas intenciones. En cambio, quieren encontrar en las palabras de Dios su destino deseado, así como los diversos beneficios que quieren, entre los que se incluyen recibir bendiciones y cómo pueden recibir más gracia en esta vida y si pueden recibir un céntuplo en el mundo venidero, entre otras cosas. Esto es lo que buscan en las palabras de Dios. Por tanto, no importa desde qué perspectiva lo mires, los anticristos nunca consideran las palabras de Dios como la verdad ni creen que lo son ni que la humanidad debe aceptarlas. Su actitud hacia las palabras de Dios es usarlas para conseguir sus bendiciones y el destino que desean. Quieren servirse de las palabras de Dios como trampolín para obtener las cosas que persiguen y lograr sus objetivos. Según su búsqueda, la senda que toman y su actitud hacia las palabras de Dios, estas personas son una panda de incrédulos, de oportunistas. Cuando los anticristos no pueden encontrar en las palabras de Dios los beneficios ni el destino deseados, o cuando, en el proceso de estudiar las palabras de Dios, Sus palabras sobre las expectativas y el porvenir o las promesas a la especie humana los decepcionan, y sus deseos no se pueden ver satisfechos, de manera poco ceremoniosa y sin dudarlo, dejan de lado las palabras de Dios que sostienen en sus manos, renuncian y abandonan a Dios, y persiguen la vida que desean. No acuden ante Dios para aceptar Su salvación. Cuando leen las palabras de Dios, no las consideran la verdad; en cambio, quieren servirse de las palabras de Dios para lograr sus objetivos personales y satisfacer sus deseos y ambiciones personales. Por ello, buscan sin descanso en las palabras de Dios su desenlace y su destino. Buscan lo que Dios dice sobre los desastres, Sus revelaciones sobre misterios, sobre el desarrollo de la especie humana y algunas informaciones entre bastidores sobre Su obra. Estos son los contenidos que les importan. No les interesa nada fuera de este ámbito. Con frecuencia incluso desprecian y se resisten a algunos de los requerimientos de Dios a la humanidad corrupta. Llegan a sentir aversión por cómo desenmascara Dios a la especie humana corrupta. A menudo encuentran fallos en la redacción y el tono que se usa en las palabras de Dios, e intentan encontrar algo que usar contra Él. Por ejemplo, cuando Dios expone la especie humana como “rameras” y “prostitutas”, dicen: “¿Cómo es posible que estas sean palabras de dios? ¡Él no hablaría así! Dios debería hablar de manera refinada, amable y considerada”. En lo que respecta a algunas de las palabras de Dios que no concuerdan con las nociones humanas ni con la gramática humana ni se corresponden con el razonamiento convencional de los humanos corruptos, piensan: “Estas no son palabras de dios, ¡él no hablaría así! Dios es supremo, grande e insondable, ¿cómo podrían ser tan ordinarias sus palabras? ¿Cómo podrían estar tan alejadas del razonamiento convencional? Si las palabras de dios son la verdad, se deberían pronunciar de tal manera que todo el mundo las tuviera en alta consideración, las adorara y las admirara. Todas deberían ser insondables; ¡así es como deberían ser las palabras de Dios!”. En lo que respecta a las palabras de Dios, tienen diversas nociones, delimitaciones e incluso requerimientos. En función de sus requerimientos y delimitaciones, se puede observar que la esencia de los anticristos es la misma que la de Satanás. Su actitud hacia Dios y Sus palabras es la de investigar, resistirse, juzgar, buscar algo que usar en contra de Dios y encontrar defectos. No dedican ningún esfuerzo a la verdad en las palabras de Dios ni tampoco se someten a ella, ni la aceptan ni la practican. Por tanto, la esencia de los anticristos es la de Satanás y los espíritus malignos. La forma en que los anticristos ven las palabras de Dios es también la forma en la que consideran a Dios. Las palabras de Dios representan a Dios mismo. Todas las verdades expresadas por Dios representan Su carácter, Su esencia y, más si cabe, Su identidad y estatus. No importa si estas palabras las expresa la encarnación de Dios o Su Espíritu, tampoco qué contenido exprese Él, no cabe duda de que representan a Dios. Por tanto, que los anticristos investiguen y analicen las palabras de Dios y desarrollen nociones al respecto es equiparable a desarrollar nociones respecto a Él. Están escrutando a Dios. No creen las palabras de Dios ni las aceptan, lo que significa que no creen en la existencia de Dios; desde luego no creen que Sus palabras sean la verdad y mucho menos pueden someterse a Él. Esta es la esencia de los anticristos.

Algunos dicen: “Dios encarnado es demasiado insignificante y corriente. Sus palabras y acciones provocan en mí que a menudo desarrolle nociones, y no están en absoluto de acuerdo con mis figuraciones. Veo que dios encarnado es solo una persona corriente. No representa a dios, así que, por muchas verdades que exprese en sus palabras y su obra, no es como dios”. ¿De dónde vienen estas palabras? ¿Qué representan? ¿Acaso no representan a Satanás? De principio a fin, Satanás nunca ha reconocido la identidad y el estatus de Dios. Nunca ha creído que las palabras de Dios sean la verdad y desde luego nunca las ha aceptado. Así las cosas, cuando Satanás habla con Dios, quiere hacerlo de igual a igual. Su forma de hablar tiene como fin ridiculizar y burlarse de Dios, engañarlo, en su corazón no hay hueco para Él. Y las cosas que los anticristos hacen y las palabras que dicen son exactamente las mismas que las de Satanás. Su esencia es la misma, excepto que Satanás es invisible para la humanidad, mientras que los anticristos son visibles y tangibles; son satanases ataviados con piel humana. Si no fueran satanases, no serían capaces de hacer ni decir tales cosas. Satanás miente a menudo y cree que las palabras de Dios también son mentiras. Satanás engaña a menudo a las personas y es retorcido, falso y perverso, y cree que Dios habla de la misma manera. Diga lo que diga Dios, los anticristos siempre añadirán algo a Sus palabras, añadirán su propio significado y ofrecerán explicaciones arbitrarias. Es más, piensan incluso que algunas de las palabras de Dios no son tan brillantes como las suyas, no están a la altura de su nivel ni de su elevado estándar y no bastan para conquistar a la corrupta especie humana. Por tanto, quieren presentar los métodos, el tono y el contenido de las palabras de Dios ante algunas personas para analizarlas y juzgarlas, e incluso para criticarlas y condenarlas. ¿Cuál es su propósito al hacer esto? Mientras siguen a Dios, anhelan obtener de Él las expectativas y el porvenir que desean, y aguardan a obtener el destino que desean de Dios. Entonces, ¿por qué siguen actuando así? ¿No es lanzar piedras contra su propio tejado? Solo hay una razón. A sus ojos, las palabras que pronuncia ese Dios son demasiado comunes y corrientes y Sus acciones también lo son. Ese Dios no es el que quieren venerar ni el que conciben en su imaginación y no es compatible con ellos. Si siguen a un Dios así, su destino, sus expectativas y su porvenir pueden venirse abajo. Por este motivo, desafían a ese Dios con vehemencia. Lo juzgan, lo socavan y tratan de sabotear, perturbar y arruinar Su obra para que Él no pueda realizarla. De esta forma lograrán su propósito. Hay quien dice: “Si logran su propósito, ¿acaso no se habrán quedado sin su destino?”. Este tipo de personas simplemente no reconocen la existencia de Dios ni Su encarnación, y mucho menos el hecho de que Su obra de gestión salva a la humanidad. Se limitan a apostar y jugar. Si de veras se derriba a este Dios, podrán hacer lo que quieran y ya no tendrán que sufrir tantas penurias en la casa de Dios. Podrán sentirse tranquilos de regresar al mundo, a las tendencias perversas y a lo que ellos llaman una vida normal. No tendrán que padecer ningún desastre, no tendrán que someterse a ningún tipo de refinamiento y, desde luego, no tendrán que soportar el juicio y el castigo de las palabras de Dios. Todo esto dejará de existir y el mundo continuará como siempre. Esto es lo que ansían en sus sueños. ¿Acaso no son malas estas personas? ¿Cuál es la razón de que sean tan malas? (Su esencia es Satanás, por eso odian a Dios). De hecho, en el fondo del corazón de estos demonios anticristos, en su espíritu, pueden sentirlo: saben cómo percibe Dios a la gente como ellos. Dios odia a la gente así. Son incompatibles con Él. Dios detesta su humanidad y su esencia-naturaleza. Por tanto, por mucho que trabajen y deseen recibir bendiciones, su resultado final no dependerá de su voluntad. Es imposible que cambien ninguno de los hechos. Son incompatibles con Dios. Son incompatibles con las palabras de Dios. Son incompatibles con Cristo. Así, ¿al final cómo acabarán? Están todos destinados a perecer. Tienen una débil comprensión de este resultado en su corazón, así que ¿por qué todavía permanecen en la casa de Dios? Simplemente no están dispuestos a renunciar a una oportunidad tan buena de recibir bendiciones, por lo que quieren arriesgar: “Si apuesto por esto, tal vez todavía pueda recibir bendiciones. Tal vez pueda pasar desapercibido y sobrevivir. Tal vez si dios no es cuidadoso y no presta atención, pueda colarme por la puerta del reino de los cielos”. Con este pensamiento ilusorio de “tal vez”, continúan a la deriva en la casa de Dios, pero su punto de vista y su actitud hacia Él nunca cambian. Desprecian las palabras de Dios, la verdad y todas las cosas positivas.

Dios requiere que las personas sean honestas. Al oír esto, algunos piensan: “¿No es este un nivel muy bajo? Ya hemos creído en dios durante muchos años, ¿por qué nos dice ahora que ‘seamos honestos’? Si esta es la palabra de dios, debería ser profunda, debería ser cada vez más elevada, más impenetrable, más fuera del alcance del ser humano. Lo que necesitamos son estándares más altos en los requisitos, no estos que son corrientes, intrascendentes, de bajo nivel”. Tales personas no entienden qué es la realidad-verdad. Cuando los que no entienden la verdad oyen esta predicación, se sienten molestos, pero, tras la charla, la experiencia y un periodo pasando por esto, llegan a darse cuenta de que estas palabras de Dios son las que necesitan los humanos. ¿Por qué son las que necesitan? Satanás ha corrompido al ser humano hasta lo más profundo, así que ninguna persona es honesta; este mundo está lleno de mentiras y esto también se aplica a aquellos que creen en Dios. La gente dice una mentira tras otra a diario; su discurso está lleno hasta los topes de las mentiras y los engaños de Satanás. Por eso, Dios ha planteado el requisito más simple y directo a los humanos: ser honestos. Con el tiempo y la experiencia, la gente desarrolla un entendimiento de las palabras de Dios y una comprensión de Sus exigencias e intenciones; con la guía y dirección de Sus palabras, poco a poco llegan a darse cuenta de lo prácticas que son Sus palabras, cómo se debería entender cada una y cómo se debería entrar en ellas. Se dan cuenta de que ninguna de Sus palabras está vacía, que todas son lo que la humanidad necesita, perciben cómo comprende Dios a la gente en profundidad y puede desentrañarla, y que Él entiende muy bien su corrupción. Este es el trayecto que transita una persona corriente. Sin embargo, cuando los anticristos ven esta frase donde Dios exige a las personas que sean honestas, la menosprecian con una actitud de desdén, burla y sarcasmo, e incluso de resistencia. Después de formarse una opinión sobre esta frase, la relegan al fondo de su mente, aumenta su desprecio hacia Dios, y lo miran a Él y a Su palabra con creciente desdén, hasta tal punto que ya ni siquiera estudian Su palabra. Cuando algunas personas hablan de sus experiencias respecto a cómo revelaron su carácter falso y cómo se arrepintieron e intentaron ser honestos, en la mente de estos anticristos surgen resistencia, repulsión y desprecio. No solo rehúsan aceptar lo que dicen esas personas, sino que sienten resistencia y repulsión hacia la experiencia y el conocimiento que compartieron los hermanos y hermanas, hasta el punto de que sienten odio y desdén por aquellos que compartieron más y poseen un mejor conocimiento. Piensan: “Sois idiotas. Dios os dice que seáis honestos y lo sois sin más. ¿Cómo podéis ser tan obedientes? ¿Por qué no prestáis atención a las palabras que digo? Miradme, ninguno de vosotros sabe cuál es mi verdadero estado, nadie sabe lo falso y astuto que soy. Y no voy a hablaros de esas cosas; ¿creéis que merecéis oírlas?”. Esta es la actitud que tienen hacia el requerimiento de Dios; no solo rehúsan aceptarlo, sino que se resisten a él y lo condenan. ¿No son estas las manifestaciones de los incrédulos? Son incrédulos estándar. En apariencia, no han condenado abiertamente la palabra de Dios, no han lanzado libros de Su palabra al fuego para quemarlos. De cara al exterior, leen la palabra de Dios y escuchan sermones todos los días y comparten durante las reuniones, pero en realidad, ha surgido en lo más hondo de su ser un profundo aborrecimiento, resistencia y rechazo hacia la palabra de Dios. En otras palabras, en el momento exacto que desarrollaron nociones sobre la palabra de Dios, ya la habían rechazado. Algunas personas dicen: “¿Ya han rechazado estos anticristos la palabra de Dios antes de que Él dijera estas cosas?”. En ese punto, todavía no la habían rechazado. ¿Y eso por qué? Porque tenían muchas nociones y figuraciones sobre Dios y estas les hacían estimarlo y admirarlo, además de considerarlo un gran hombre. No obstante, cuando Dios expresó Sus palabras, su punto de vista sobre Él cambió por completo y dijeron: “¡En realidad las palabras que dice dios son corrientes! Son muy simples, muy directas, muy fáciles de entender; ¡yo mismo puedo decir esas palabras! ¿No asegura todo el mundo que dios es grande? ¿Por qué nos diría entonces que fuéramos honestos? Si dios es tan grande, si es de veras supremo, ¡no le debería poner a la gente unos requerimientos tan pequeños y bajos!”. Cuando leyeron la palabra de Dios y sintieron que era superficial y que no coincidía con las nociones de las personas ni concordaba con la gran imagen e identidad de Dios, desarrollaron nociones sobre las palabras de Dios. Al desarrollar estas nociones, surgió dentro de ellos un profundo aborrecimiento a las palabras de Dios, y, como resultado, el dique en el fondo de sus corazones que refrenaba sus figuraciones y nociones sobre Dios se derrumbó por completo. ¿Cuál fue el resultado de este derrumbe? En lo más hondo de su corazón, rechazaron y condenaron la palabra de Dios. Así, ¿qué pasa por la mente de los anticristos cuando la gente predica la palabra de Dios? Son como espectadores que observan desde la barrera. Cuando escuchan a alguien alabar las palabras de Dios o compartir su experiencia relativa a ellas, estos anticristos también son espectadores que se mantienen al margen, y nunca dicen “amén” en lo profundo de su corazón. A veces incluso se burlan, dicen: “¿Qué has ganado siendo honesto? Aunque intentes ser honesto, dios no va necesariamente a salvarte ni tampoco vas a ser bendecido. Pocas personas recibirán bendiciones. Si yo no las obtengo, ¡entonces ninguno de vosotros lo hará!”. La esencia-naturaleza de un anticristo se opone a la palabra de Dios y a Dios mismo, y debido a esto, el anticristo es incapaz de aceptar la palabra de Dios y menos aún de someterse a ella. Si no acepta ni se somete a la palabra de Dios, ¿puede obtener experiencia de ella? No, ¿cuál es entonces el conocimiento personal del que habla? No son más que imaginaciones, inferencias, doctrinas o teorías, o, a veces, incluso solo algunas palabras agradables que son el eco de las de otros, y, de esta forma, es imposible que surja en el anticristo ninguna experiencia o conocimiento de las palabras de Dios. Por tanto, debido a las diversas actitudes que los anticristos albergan hacia Dios y Su palabra, y debido a su esencia-naturaleza, con independencia de si han creído en Dios durante 10, 20 o más años, a día de hoy nunca habrás oído de su boca ni visto en ellos experiencia alguna de la palabra de Dios y todavía menos verás el más mínimo conocimiento de Dios. En su discurso, no oirás que tienen nociones ni que malinterpretan a Dios, ni que el desenmascaramiento de Dios los esclarece, ni que, al final, alcanzan el punto en el que ya no malinterpretan a Dios ni albergan nociones sobre Él. No tienen esta experiencia ni este conocimiento. Esta es la razón por la que los anticristos no pueden obtener la verdad ni hablar sobre experiencia o conocimiento personales en absoluto, por mucho esfuerzo que pongan en estudiar la palabra de Dios. Se limitan a seguir leyendo y memorizando algunos pasajes famosos de la palabra de Dios que los hermanos y hermanas citan a menudo; actúan por inercia y siguen la corriente, y luego continúan pensando de la misma manera que lo han hecho siempre. No resuelven las nociones que nacen en ellos acerca de Dios, o los conflictos y problemas que surgen entre ellos y Dios, por muy significativos que sean. Estas nociones y problemas siempre los persiguen. ¿Cuáles son las consecuencias de que no resuelvan estos problemas? El resentimiento en su corazón se vuelve cada vez más profundo y su odio a Dios se torna cada vez más y más grande. De seguir así, ¿qué consecuencias habrá cuanto más tiempo crean en Dios? ¿Pueden estos resentimientos acumulados y estas nociones hacer que abandonen sus expectativas, su porvenir y su intención de obtener bendiciones? (No). Si estos problemas no se resuelven, ¿cuál será el resultado final? (Estallarán). La palabra “estallar” es bastante directa. ¿Cómo estallarán? ¿Cuántas maneras hay? (Me vienen a la memoria unas palabras de Dios que leí antes: “Incluso, en el transcurso de una sola noche pueden pasar de ser una persona sonriente y ‘de buen corazón’ a un asesino de aspecto espantoso y feroz” [La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra de Dios y la práctica del hombre]). ¿Cuál es el trasfondo de que se conviertan en asesinos? Cuando se destroza su deseo de obtener bendiciones, se ponen en pie de guerra y dicen: “Ninguno de nosotros lo va a tener fácil, así que no tengo que ocultar ni esconder que creo en dios solo para obtener bendiciones. Si hubiera sabido que no iba a obtener bendiciones, ¡me habría marchado hace mucho!”. Expresan todas las palabras que hay en su corazón y no tienen miedo de que los condenen. ¿Por qué no temen la condena? ¿Por qué son capaces de desechar toda pretensión de civismo y estallan? Porque ya no quieren creer más y desean marcharse. Han estado soportando la humillación y las penurias en aras de sus objetivos durante todos estos años, y practican de acuerdo con estas estrategias y se sirven de ellas como apoyo espiritual. Hoy, cuando ven que no hay esperanza de obtener bendiciones, les parece que pueden abandonar toda pretensión de civismo y decir abiertamente: “Solo soy un incrédulo. No me gustan las cosas positivas. Me gusta perseguir las cosas mundanas y me gustan las tendencias perversas. Dicen que las palabras de dios son la verdad y que pueden cambiar a las personas y salvarlas. ¿Por qué yo no he visto eso? ¿Por qué no puedo experimentarlo ni sentirlo? ¿Qué cambios ha producido la palabra de dios en las personas? Creo que las palabras de dios no son nada. Solo hay una cosa que tiene los beneficios más tangibles, y es que aquellos que siguen a dios van a ser bendecidos y a entrar en el reino de los cielos. Estas palabras son verdad. ¡No creería en dios si no fuera para obtener bendiciones! ¿Dónde está dios? Si dios pudiera salvar a las personas, ¿por qué lo crucificaron? ¡Ni siquiera pudo salvarse a sí mismo!”. Dicen lo que piensan de verdad, ¿acaso no se revela en esto su lado demoniaco? Las nociones y los resentimientos acumulados a lo largo de los años estallan en ellos. Así es como los anticristos muestran al fin su verdadera cara.

Hay algunos anticristos que dicen a menudo cosas como: “Renuncié a mi familia y mi carrera, me esforcé y sufrí mucho por creer en dios, ¿y de qué me ha servido? ¿Acaso dios no es un dios que bendice a las personas? ¿No es un dios que da gracia a las personas? ¿De qué me ha servido?”. Dios ha proporcionado al hombre muchas verdades y ha dado mucho sin pedir nada; aunque la gente se opone y se rebela tanto contra Dios, Él esto no lo recuerda y sigue viniendo a salvar al ser humano. Los anticristos no pueden ver cuánto ha obtenido el hombre de Dios. ¿A qué se refieren en realidad al preguntarse: “¿De qué me ha servido?”? (A las bendiciones). Los anticristos lo quieren todo. Son capaces de renunciar a todo para creer en Dios y seguirlo, y creen que, al hacer esto, dispondrán de una oportunidad de tener éxito y que les merecerá la pena. Renuncian al mundo y a sus expectativas, y en el futuro quieren ser dueños del mundo entero. Lo que quieren a cambio debe valer más que las cosas a las que han renunciado. Ha de ser más valioso que esas cosas y aportarles mayores ventajas, solo entonces harán el intercambio. ¿Creéis que los anticristos dicen estas palabras en un momento de ira durante sus estallidos? (No). Sin duda retienen estas palabras durante mucho tiempo hasta que al final estallan. Tras esto, todo lo que los anticristos han estado pensando y persiguiendo a lo largo de los años queda al descubierto, se les caen todas las caretas. ¿Cuál es el punto fundamental de lo que dicen? “Creí en dios y lo seguí todos estos años, ¿y de qué me ha servido?”. Lo que quieren obtener no es la verdad. No quieren la verdad. No quieren vida, no quieren un cambio de carácter, no quieren la salvación de Dios. Creen que son personas perfectas y no quieren obtener estas cosas. Quieren ganar algo adicional, mayores bendiciones de las que se pueden obtener en este mundo. Es decir, quieren intercambiar las cosas del mundo a las que han renunciado por las bendiciones que ha prometido Dios. Quieren recibir las mayores bendiciones de Dios. Cuando ven que no pueden lograr sus deseos y que se ha perdido toda esperanza, han de rendirse. Sin embargo, cuando llega el momento de hacerlo, teniendo en cuenta su carácter, ¿podrán parar? No. Hay algunas familias en las que todos son creyentes y de ellas surgen anticristos. Cuando estos anticristos se dan cuenta de que no van a recibir bendiciones, empiezan a perturbar a sus familias para impedirles creer. ¿Siguen siendo familias? En cuanto a las relaciones físicas o de sangre, parecen familias muy unidas. Sin embargo, cuando nos fijamos en la senda que sigue cada miembro, aunque todos han creído en Dios durante 10 años, algunos se revelan como anticristos, otros persiguen la verdad y hacen sus deberes bastante bien, y unos cuantos persiguen la verdad hasta un nivel promedio; sus esencias-naturaleza se revelan a partir de ahí. Por supuesto, los peores son anticristos, a los que el ser humano debería rechazar y expulsar de la casa de Dios. Por tanto, ¿se trata de familias? ¿Son así las familias reales? ¡No son siquiera el mismo tipo de personas! Algunas han vivido con diablos durante muchos años y todavía los consideran miembros de su familia. No pueden abandonarlos e incluso creen tontamente que son sus seres queridos. ¿Qué clase de seres queridos son estos? Después de mostrarse, los anticristos hacen todo tipo de maldades. Puede que incluso persigan a los verdaderos creyentes de su familia. Peor aún, puede que entreguen a miembros de su familia a gobiernos perversos. Algunos padres venden a sus hijos, y algunos hijos venden a sus padres. Por muy cercana o íntima que sea su relación, no hay nada que los anticristos no vayan a hacer. Algunos anticristos pueden vender y perseguir a los auténticos creyentes en su familia, ¿acaso no significa esto que son enemigos? (Sí). El surgimiento de uno o dos anticristos en la iglesia significa que hay peligro para los hermanos y hermanas. En cuanto los anticristos ven que no van a recibir bendiciones, se autoexcluyen, se olvidan de la cautela, se ponen en pie de guerra y empiezan a pensar en perturbar a otros hermanos y hermanas. Algunos hermanos y hermanas son débiles, pequeños de estatura, y no entienden la verdad. Los anticristos muestran a estos hermanos y hermanas algunos rumores en internet, y luego avivan las llamas añadiendo sus propias adornadas explicaciones, con las que perturban y desorientan a esos hermanos y hermanas y los acaban malogrando. Por supuesto, algunos de los hermanos y hermanas tienen discernimiento y reconocen de inmediato a los anticristos. Si lidian con ellos de manera pública, eso causará problemas, así que basta con que encuentren una manera sabia de aislarlos para que no puedan perturbar o asolar a los demás. A la hora de lidiar con los satanases, la gente ha de actuar con sabiduría.

Los anticristos creen en Dios y lo siguen por el bien de sus expectativas y su porvenir. Se aferran a su deseo de bendiciones y se llevan con ellos sus ambiciones cuando entran en la casa de Dios y leen, aceptan y predican la palabra de Dios. Hacen concesiones, sufren humillaciones y soportan toda clase de adversidades en la casa de Dios en aras de sus expectativas y su porvenir. Y tras muchos años de espera y observación, cuando sus esperanzas se hacen añicos, dejan también la iglesia y la casa de Dios debido a sus expectativas y su porvenir, porque su deseo e intención de obtener bendiciones no pueden hacerse realidad. ¿Cuál es el desenlace de tales personas? Se las va a descartar. ¿Y por qué se las va a descartar? ¿Decide Dios no salvarlas desde el momento que entran en Su casa o es que tienen algunos problemas propios? (Tienen problemas propios). Cuando los anticristos entran en la casa de Dios, se mimetizan como la cizaña entre el trigo. Algunas personas preguntan: “¿Pero no sabe Dios nada de esto?”. Dios lo sabe, Dios lo escruta todo. La gente así no puede cambiar. Aunque hayan leído todas las palabras de Dios, aunque hayan leído sobre los misterios, el destino del ser humano y las diversas actitudes corruptas de este que Dios ha revelado y otras palabras semejantes, no sirve de nada, ya que no aceptan la verdad. Las palabras que dice Dios van dirigidas a toda la especie humana. No se ocultan a nadie y se otorgan a todos por igual. Cualquiera puede leer y oír las palabras de Dios, pero al final, los anticristos nunca las van a obtener, dado que son anticristos, diablos y satanases. Satanás no cambió después de tantos años al lado de Dios, así que ¿no será igual con los anticristos? Aunque les hagas leer a diario la palabra de Dios, no la van a obtener, dado que son anticristos y tienen la esencia de un anticristo. No es posible hacer que los anticristos renuncien a sus propios intereses o a sus expectativas y su porvenir. Es como hacer a un cerdo escalar un árbol. Es una tarea imposible. Los anticristos quieren ver beneficios inmediatos y también quieren conseguir beneficios eternos en el futuro. Si no pueden lograr ni satisfacer uno de estos objetivos, se volverán hostiles de inmediato y podrían marcharse en cualquier momento. Los anticristos leen entre líneas en las palabras de Dios, escuchan su tono y su inflexión, intentan adivinar el significado y la intención de Sus palabras, para poder medir estos varios beneficios que les preocupan y que desean obtener. ¿Será posible para ellos entender la verdad cuando aborden la palabra de Dios con esta actitud? (No). Por tanto, en cualquier caso, los anticristos se oponen a Dios y Su palabra, son Sus enemigos mortales. Hay gente que dice: “Fulano de tal solía ser realmente bueno. ¿Por qué actúa así ahora? Después de que se le compartiera la palabra de Dios, dijo que la entendía y prometió trabajar duro para llevar a cabo sus deberes, ¿por qué no puede cambiar entonces?”. Te diré la verdad. No es solo que ahora no pueda cambiar; no podrá cambiar tampoco en el futuro. ¿Por qué? Porque no tiene intención alguna de cambiar. Piénsalo, si un lobo no puede encontrar ovejas que comerse, cuando se esté muriendo de hambre comerá un poco de hierba y beberá algo de agua para aliviar el hambre. Sin embargo, ¿significa esto que haya cambiado su naturaleza? (No). Por tanto, cuando los anticristos no hacen nada malvado y temporalmente exhiben algunas buenas conductas, no significa que hayan cambiado ni aceptado la verdad. En cuanto se los haya podado en serio, de una manera que afecte a su poder y estatus, y vean que no tienen esperanzas, que seguro que los van a descartar, se volverán negativos de inmediato y abandonarán su trabajo, y saldrá a la luz su auténtico rostro, el original. ¿Quién puede cambiar a las personas así? Dios no planea salvarlas. Solo usa los hechos para ponerlas en evidencia y descartarlas. Por tanto, todo el mundo ha de discernir y rechazar a estos siervos de Satanás.

Discernir a los anticristos es como discernir a las personas malvadas y a Satanás, y diseccionar a los anticristos es como diseccionar al invisible Satanás y a los diablos. El ser humano puede ver a los anticristos que estamos diseccionando hoy. Puedes ver lo que hacen y oír lo que dicen; puedes observar todas estas manifestaciones y descubrir sus intenciones. No puedes ver ni tocar a Satanás o a los diablos del reino espiritual, así que para ti siempre serán poco menos que un concepto y un nombre. Sin embargo, los anticristos que diseccionamos hoy son diferentes. Son diablos y satanases vivientes. Son diablos y satanases tangibles de carne y hueso. Estos diablos y satanases se oponen a Dios y lo rechazan en el reino espiritual, y sienten aversión por cada palabra que Dios haya dicho. Cuando vienen a la iglesia, siguen haciendo estas cosas. Siguen oponiéndose, sienten aversión por las palabras de Dios y las rechazan como hacían antes. Incluso desprecian a menudo las palabras de Dios. En cuanto sale de boca de Dios, incluso la cosa más mínima les planteará muchas preguntas en su fuero interno. La investigarán, la analizarán y la procesarán en su mente. Para los anticristos las palabras de Dios no son el objeto de su creencia. Nunca creen las palabras de Dios. No importa lo prácticas, ciertas o fieles que sean las palabras de Dios, no creen en ellas. Por tanto, a juzgar por estos puntos, ¿acaso no son los anticristos enemigos de Dios? ¿No está su naturaleza innata enemistada con la verdad? Esta clase de personas ya nacieron enemigas de Dios, nacieron con aversión por la verdad. Nunca tratarán o se aferrarán a las palabras de Dios como la verdad. Debido a su esencia, sus diversas manifestaciones hacia Dios y sus varias actitudes hacia las palabras de Dios, al final las palabras de Dios condenan a estas personas y Él las desdeña. ¿Podrán obtener el mayor beneficio que persiguen, sus expectativas y su porvenir? Nunca. ¿A quién le habla Dios de las promesas y bendiciones que va a darle a la humanidad y del destino que ha preparado para ella? ¿Les corresponde a los anticristos una parte de estas cosas? (No). El maravilloso destino del que habló Dios y que se le prometió a la especie humana se otorga a los que son objeto de Su salvación, a aquellos que creen en las palabras de Dios y las aceptan como la verdad. No se les da a los anticristos que se muestran antagónicos con Dios y que consideran Su palabra las mentiras de un embaucador.

11 de abril de 2020

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