Punto 9: Cumplen con su deber solo para distinguirse a sí mismos y satisfacer sus propios intereses y ambiciones; nunca consideran los intereses de la casa de Dios, e incluso los venden y los intercambian por gloria personal (IX) Parte 2

b. Consideraciones de los anticristos hacia el título de “servidor”

El tema de la charla de hoy es la disección de la actitud de los anticristos hacia el título de “servidor”. Ahora que hemos terminado de hablar sobre la definición del título de “servidor”, ¿acaso no tiene la mayoría de la gente una comprensión positiva de este título? ¿Sientes todavía rechazo o renuencia respecto a este título? (No). Así pues, vamos a fijarnos ahora en cómo consideran los anticristos el título de “servidor” y qué actitud tienen hacia él. Lo que más aprecian los anticristos es su alta posición, gran prestigio y poder absoluto. En lo que respecta a los títulos muy comunes, de base y de nivel inferior, y a otros títulos que la gente ve como bastante humillantes, los anticristos sienten un enorme rechazo y discriminación en su corazón, y en particular los sienten por el título de “servidor”. Por muy tolerante y paciente que sea Dios hacia este grupo de personas conocido como servidores, y sean cuales sean Su explicación y Su interpretación del título de “servidor”, los anticristos todavía menosprecian este título en el fondo de su corazón. Creen que es demasiado bajo y que, si ellos fueran servidores, les avergonzaría demasiado mostrar su rostro. Creen que, en el momento que les conceden ese título, su integridad, orgullo y reputación se ven desafiados y denigrados, su valor cae en picado y la vida ya no tiene sentido. Por tanto, los anticristos no aceptarán este título de “servidor” en ningún caso. Si les pides que vayan a la casa de Dios y rindan servicio para Su obra, dicen: “El título de ‘servidor’ es demasiado denigrante, y de todas formas no estoy dispuesto a serlo. Es insultante que me pidas que sea un servidor. No empecé a creer en dios para que me insultaras, sino para recibir bendiciones. Si no, ¿para qué he abandonado a mi familia, dejado mi empleo y renunciado a mis expectativas mundanas? No he venido para ser un servidor; no he venido a trabajar para ti y servirte. ¡Si me dices que sea un servidor, entonces preferiría no creer en absoluto!”. ¿No es esta la actitud de los anticristos? Incluso hay anticristos que dicen: “Si me dices que sea servidor en la casa de dios, ¿qué sentido tiene para mí creer en dios? ¿Qué significado tiene aún?”. Por tanto, cuando emprenden un trabajo y aceptan una comisión o tarea en la casa de Dios, primero quieren averiguar lo siguiente: “Después de emprender esta tarea, ¿seré un líder de la iglesia o líder de equipo, o solo seré un esbirro que sirve a otros y trabaja para ellos?”. Antes de averiguarlo, de momento se ponen a trabajar. Durante este periodo, observan las palabras y expresiones de la gente, mantienen los ojos bien abiertos y agudizan el oído, y piden información a diversas fuentes. Quieren saber si están rindiendo servicio aquí de manera temporal o si pueden desempeñar este trabajo a largo plazo, si son alguien que se pueda cultivar o alguien al que solo se utiliza de manera temporal para ocupar un puesto vacante. Si es esto último y les piden que sirvan para que otros se lleven el mérito y para la posición y el poder de otros, no lo harán en ningún caso. No les importa si la casa de Dios los necesita para hacer un deber, o lo importante que sea el deber que hacen para la obra de la casa de Dios; estas cosas les dan igual. Una vez que se dan cuenta de que aquí rinden servicio sin el poder de llevar la voz cantante y tomar decisiones, se vuelven superficiales en sus acciones, son negligentes en su deber, actúan con imprudencia, se vuelven además autocráticos y pueden incluso darle la espalda a su deber y marcharse en cualquier momento; consideran la obra de la casa de Dios y su propio deber como si fueran un juego de niños. Tienen un lema en la vida: “No voy a esforzarme entre bastidores mientras otros se llevan la atención”. Piensan: “Nací para ser líder. Nací con el poder de llevar la voz cantante y tomar decisiones. Si fuera a perder esas dos cosas, ¿qué sentido tendría seguir viviendo? ¿Qué significado tendría creer todavía en dios? ¿Por qué creo en dios? ¿Acaso no renuncié a beneficios pequeños para recibir grandes bendiciones? ¡Si este deseo no se puede cumplir, sin lugar a duda prefiero seguir las tendencias mundanas e ir al infierno!”. ¿Cuál es la máxima de los anticristos? “De ninguna manera voy a permitir que nadie me explote para llegar a la cima; yo soy el que explota a los demás. Si recompensan a la gente en función de sus contribuciones, entonces yo debería estar en lo alto de la lista. Solo entonces trabajaré con energía y lo daré todo, si no, olvídate de que me ponga a hacer eso. Si me pides que dedique empeño, que te dé consejos y trabaje con todo el corazón y el alma, pero al final, cuando llega el momento de recompensar a la gente conforme a sus contribuciones, yo no recibo nada, ¡pues ya os podéis olvidar de pedirme que trabaje para vosotros, de que me esfuerce por vosotros y os sirva!”. ¿Acaso no son estas las verdaderas revelaciones y manifestaciones del carácter de los anticristos? Aunque no tratan de sacudirse el título de “servidor” de manera intencionada, en cuanto a su esencia-carácter, se lo sacuden constantemente y luchan sin parar, trabajan con afán y batallan para deshacerse de este título. Si cuando un anticristo emprende algún trabajo, tiene la ocasión de destacar y ser protagonista, o tiene la última palabra y toma decisiones, se convierte en líder, goza de posición, influencia y prestigio, y tiene a algunas personas por debajo, está encantado. Si un día alguien saca a la luz un problema que tiene con él y lo poda, diciendo: “Hay muchas cosas con las que no lidias de acuerdo con los principios, y en cambio te ocupas de ellas como te viene en gana. Este es el comportamiento de alguien que se limita a rendir servicio; no llevas a cabo tu deber”, ¿puede aceptarlo el anticristo? (No). Primero profesará su inocencia, se explicará y se defenderá, y segundo, sentirá una instantánea aversión por las palabras “rendir servicio” y se resistirá a ellas, no las aceptará en ningún caso. Dirá: “He pagado un precio muy alto y he sufrido mucho. Empiezo pronto a trabajar y termino tarde por la noche, así que pierdo sueño y olvido comer, ¿y aun así sigues diciendo que rindo servicio? ¿De verdad hay gente que rinde servicio así? He pagado un precio muy alto y lo único que recibo es este título, esta definición de ‘servidor’. ¿Qué me queda por esperar entonces? ¿Qué sentido tiene creer en dios? ¿Qué motivación hay? ¡Es mejor no creer en esta clase de dios!”. Pierde el entusiasmo. Después de recibir la poda, los anticristos no solo rehúsan aceptarla, además se resisten y sienten aversión, e incluso se crean malentendidos. Cuando obran y hacen su deber después de eso, su actitud cambia, y piensan: “Haga lo que haga, ahora soy un servidor, así que cuando lleve a cabo este trabajo lo mejor será que me contenga, que me reserve un plan alternativo y no ponga toda la carne en el asador. Todo el mundo dice que dios es justo, ¿cómo es que yo no puedo verlo? ¿En qué es justo dios? Dado que haga lo que haga soy un servidor, a partir de ahora cambiaré mi manera de creer en dios; solo rendiré servicio y veremos quién teme a quién. Dado que no me van a alabar ni van a aprobar nada de lo que haga, que así sea, cambiaré mi manera de vivir y de hacer las cosas. Haré lo que me pidas y no abriré la boca si tengo alguna idea; quienquiera hablar, que lo haga. Si alguien me poda, me mostraré de acuerdo en apariencia y, si alguien comete un error en su trabajo, no diré nada aunque me dé cuenta. Si alguien actúa sin entendimiento de los principios, aunque yo sí los entienda, no le hablaré de ellos. Me limitaré a observar cómo actúa como un necio, le dejaré cometer errores para que lo poden como a mí, y ya veremos si puede lidiar con un poco de lo que se siente cuando te califican de servidor. ¡Como a mí me lo habéis hecho pasar mal, os voy a poner las cosas difíciles y tampoco os voy a facilitar el proceso!”. Solo recibir la poda y la disciplina les provoca fuertes emociones y sentimientos de resistencia, ¿es esta una actitud de aceptar la verdad? (No). ¿Qué tiene de malo rendir servicio? ¿Es malo rendir servicio para Dios? ¿Daña tu dignidad? ¿Acaso Dios no merece que le rindas servicio? Entonces, ¿qué mereces tú que Dios haga por ti? ¿Por qué eres tan sensible y reacio hacia estas palabras? El Creador se humilló para convertirse en una persona que vive entre los humanos y sirve a todo ser humano corrupto, a gente que se opone a Él y lo rechaza. ¿Por qué no puede la gente rendir un poco de servicio en aras del plan de gestión de Dios? ¿Qué tiene de malo hacerlo? ¿Hay algo de mala reputación en ello? ¿Hay algo indecible al respecto? Comparado con la humildad y el ocultamiento de Dios, los seres humanos siempre serán despreciables y feos. ¿No es así?

Puede que las personas corruptas que persiguen la verdad se sientan molestas solo momentáneamente al oír el título de “servidor”, pero esto se puede convertir en un factor motivador que puede inspirarlas para perseguir la verdad a fin de alcanzar la sumisión a Dios; no son tan sensibles a este título que Dios les da a las personas. Sin embargo, este no es el caso con los anticristos. Siempre son muy quisquillosos con los títulos que Dios les otorga a las personas y se los toman a pecho. No hace falta mucho para que una frase que diga Dios atente contra sus intereses y les haga daño y, cuando algo que dice Dios va en contra de su intención y deseo de recibir bendiciones, hiere su autoestima. En el momento en que se hieren su autoestima y su dignidad, juzgan, rechazan y traicionan a Dios; quieren dejar a Dios, no están dispuestos a seguir haciendo su deber, mientras que al mismo tiempo maldicen a Dios por ser injusto y no simpatizar con las personas. Los hay incluso que dicen que es demasiado difícil complacer a Dios, y que nada de lo que hacen está bien. Todas sus palabras, sentimientos y actitudes provienen de los anticristos. Además de carecer por completo de una actitud de sumisión a Dios, se ponen quisquillosos con las diversas cosas que dice Dios, y son negligentes y muestran indiferencia hacia los diversos requerimientos de Dios. Se resisten constantemente a este título de “servidor” y no tienen intención de aceptarlo ni de someterse, y mucho menos la voluntad de entender la intención de Dios. Lo único que hacen es buscar con insistencia desechar esta designación e identidad, este estatus y posición de “servidor”, y ni mucho menos buscan cómo cooperar con Dios para satisfacer Su intención, ni tampoco buscan cómo lograr el cambio de carácter, entrar en la realidad-verdad y someterse a Dios. No buscan estas cosas positivas en absoluto e, incluso cuando se deja en evidencia que son servidores, la indignación y la impetuosidad que sienten estalla de golpe. ¿Cómo de grave puede llegar a ser esto? Algunos anticristos maldicen en secreto a Dios en lugares públicos, al tiempo que lo maldicen en voz alta a puerta cerrada, diciendo: “Dios no es justo. ¡Lo mejor para mí será no creer en esta clase de dios!”. Desafían abiertamente a Dios y van en su contra. Solo esta palabra “servidor” causa que se revele la esencia de los anticristos que se opone a Dios y siente aversión por la verdad. Sus rostros perversos se desenmascaran por completo ante la palabra “servidor” y quedan totalmente al descubierto. ¿Qué es lo que queda al descubierto? Que no creen en Dios para aceptar Su salvación ni la verdad, ni creen en Dios porque Él sea la verdad o porque Dios sea Soberano sobre todas las cosas. En cambio, creen en Dios porque quieren algo de Él. Se imponen a sí mismos venir a la casa de Dios en aras de sus propias ambiciones y deseos. Tratan en vano de destacar entre la multitud y recibir bendiciones por sus propios medios, esfuerzos, trabajo duro y lucha o, lo que es más, tal vez reciben una recompensa aún más grande en su siguiente vida. Por tanto, a sus ojos, la palabra “servidor” siempre es degradante y un término despectivo, algo que nunca pueden aceptar. Algunos hermanos y hermanas piensan: “Rendir servicio para Dios es nuestra bendición. Es algo bueno, una cosa honorable”. Los anticristos, sin embargo, nunca aceptan este hecho y dicen: “¿Rendir servicio para dios es nuestra bendición? ¿Cómo se puede decir algo así? ¡Menuda tontería! ¿Dónde está la bendición en hacer eso? ¿Dónde está el placer? ¿Qué se puede ganar por rendir servicio a dios? ¿Puedes ganar dinero, oro o riquezas por rendir servicio? ¿O acaso puedes conseguir una casa y un coche? Todo el mundo que rinde servicio va a ser descartado; ¿hay algún servidor que sea buena persona? Nadie que rinde servicio ganará nunca nada”. No aceptan el hecho que comparten los hermanos y hermanas de que “rendir servicio para Dios es una bendición para la especie humana” y sienten oposición y repulsión hacia ello; preferirían escuchar otra cosa.

Los anticristos se pueden esforzar por cualquier alto cargo o por cualquiera con una posición y con prestigio en el mundo, los servirán y les brindarán bebidas, e incluso aceptarán rendir servicio para tales personas y estarán más que dispuestos a hacerlo. Solo cuando empiezan a rendir servicio para Dios, se vuelven renuentes y reacios, se llenan de quejas, de oposición y de sentimientos. ¿Qué clase de creaturas son? ¿Son estas las manifestaciones que debería tener un seguidor de Dios? Son claramente manifestaciones de la esencia de los anticristos. Si un anticristo fuera a ir al mundo para servir a un alcalde, a un gobernador provincial o a cualquier político prestigioso, pensarían que es algo que les traería gloria a sus ancestros y haría que su familia estuviera orgullosa. No se puede describir lo felices que serían, estarían como flotando en el séptimo cielo. Si alguien les preguntara cuál era su trabajo, dirían: “Sirvo al alcalde. ¡Soy el asistente más cercano del alcalde, su guardia personal!”. O afirmarían: “¡Me ocupo de las necesidades diarias del presidente!”. Dirían esto con mucho orgullo. Pensarían que es un buen empleo y que toda su familia compartiría la gloria de este. Soñarían de noche y se despertarían felices, y no ocultarían lo que hacían, fueran donde fueran. ¿Y eso por qué? No verían su empleo como algo vergonzoso; sentirían que es honorable, un empleo que los pone por encima de los demás, que les coloca un halo sobre su cabeza. Sin embargo, cuando alguien así empieza a creer en Dios, si le piden que rinda servicio para Él, no está dispuesto a hacerlo, siente rechazo e incluso se queja de Dios y lo maldice, y además lo traiciona y lo niega. Al comparar estas dos cosas, podemos ver que los anticristos son anticristos, que son parte de la banda de Satanás. Da igual que atiendan a Satanás, y da igual lo sucio, agotador o degradante que sea el trabajo, lo consideran un honor. Cuando hacen cosas para Dios en Su casa, sin embargo, por muy significativas, valiosas o nobles que sean, o por muy exaltados que estén al hacerlas, siempre consideran que no merece la pena mencionarlas. Al margen de la gran bendición que suponga y de lo honorable que sea rendir servicio para Dios y Su obra, y lo preciada que sea la oportunidad para la especie humana, simplemente no pueden sentirse felices de ello. ¿Por qué? Solo hay una razón: los anticristos son parte de la banda de Satanás, son satánicos y satanases vivientes, antagonistas innatos de Dios. Si les piden que sirvan a Dios y rindan servicio para Él, no puede causarles felicidad hacerlo. Por mucho que la casa de Dios hable sobre la verdad o intente hacerle entender a la gente Su intención respecto al título de “servidor”, los anticristos no son capaces de aceptarlo de parte de Dios ni de aceptar ninguna verdad relativa a ello, ni mucho menos de aceptar el hecho o la verdad de que es algo honorable, valioso y significativo que un ser creado rinda servicio para el Creador; esta es la actitud que albergan los anticristos hacia el título de “servidor”. Al afrontar este título y el hecho de que la gente rinda servicio para Dios, lo único que han hecho siempre los anticristos es procurar deshacerse de este título y evadir este hecho en lugar de aceptarlo, de aceptar este título de “servidor” de parte de Dios y luego perseguir la verdad, escuchar las palabras de Dios y someterse a Él y temerlo. A juzgar por las manifestaciones que exhiben los anticristos respecto al título de “servidor”, se ha de decir que los anticristos son de la misma especie que Satanás, que forman parte de las fuerzas hostiles de Satanás y son antagónicos respecto a Dios, la verdad y todas las cosas positivas.

La actitud que albergan los anticristos hacia el título de “servidor” es de no aceptarlo, de rechazo, repulsión y detestación. Venga de quien venga este título, todo el tiempo sienten rechazo hacia él y no lo aceptan, pensando que ser un servidor es miserable, y que siempre es así, al margen de para quién rindan servicio. Creen que “servidor” no es una definición que Dios le da al ser humano en función de su esencia, sino que es un desafío y una muestra de desprecio hacia la identidad y el valor de este; este es el principal punto de vista que tienen los anticristos del título de “servidor”. A partir de la actitud de los anticristos hacia las palabras de Dios, podemos observar que no consideran las palabras de Dios como criterio o como la verdad, sino como aspectos que escrutar y analizar. Es decir, no aceptan las palabras de Dios con la premisa de comprender la verdad o aceptar que Dios es el Creador, sino que más bien se abordan las palabras de Dios con la premisa de escrutar, sentir resistencia y oponerse. Para ellos, cada palabra que dice Dios y todo enunciado que Él pronuncia es objeto de escrutinio, y el título de “servidor” no es una excepción. Se esfuerzan por escrutar y ponderar la palabra “servidor”, y en las palabras de Dios perciben que Él no considera buenos a los servidores, sino más bien de bajo nivel, inferiores, sin valor, personas a las que Dios no ama y a las que detesta. Aunque esta es la actitud de Dios hacia el título de “servidor”, hay un contexto y una razón para que Él tenga una actitud tal; se basa en la esencia del hombre. Hay además otro hecho que no han visto: por mucho que Dios deteste a la especie humana corrupta y que la odie, Dios nunca ha renunciado a salvarla ni ha detenido la obra de Su plan de gestión para hacerlo. Los anticristos no creen este hecho, no lo reconocen ni lo ven. Solo se fijan en lo que Dios tiene que decir sobre los desenlaces de diversas clases de personas y, en particular, en lo que se refiere al título de “servidor”, muestran una actitud sumamente sensible. No quieren ser servidores ni quieren que Dios los defina como servidores, ni mucho menos rendir servicio para Dios con el título de “servidor”. Por eso, cuando los anticristos vienen a la casa de Dios, indagan en muchos círculos diferentes, preguntan si ellos mismos son servidores y, a partir de las palabras de Dios y de lo que dice la gente sobre ellos, quieren oír palabras de honestidad y llegar hasta la verdad del asunto: ¿son servidores o no? Si lo son, se alejan al instante y de inmediato; no rinden servicio para Dios ni para Su casa. Tienen una fuerte reacción contra el título de “servidor”, y se hace evidente que la identidad, la posición, las expectativas, el porvenir y el destino son, en lo que respecta a los anticristos, puntos que perseguir de manera permanente e intereses que nunca se van a abandonar. Para los anticristos, los servidores son lo más bajo entre la especie humana, tal como define Dios. No importa lo que digas o cuánta gente acepte este hecho y este título, los anticristos no lo aceptarán en absoluto. Cuando obran, solo exigen que otros rindan servicio para ellos, los escuchen, los obedezcan y giren en torno a ellos, y nunca se requieren a sí mismos cooperar ni comentar cosas con los demás ni pedirles opinión, consultar las intenciones de Dios o buscar los principios-verdad. Piensan: “Si cooperase y comentase los asuntos con los demás y buscara los principios-verdad cuando hago las cosas, entonces me estaría denigrando a mí mismo y perdiendo mi autonomía, ¿y no sería eso rendir servicio? ¿No me estaría esforzando entre bastidores mientras otros se llevan la atención? ¿No estaría asistiendo y sirviendo a los demás?”. Esto es algo que no quieren hacer en absoluto. Solo exigen que los demás los asistan, se rindan ante ellos, los escuchen, los aprecien, los alaben mucho, los hagan parecer buenos en todo, les dejen un lugar, los sirvan y obren para ellos, e incluso le exigen a Dios que les conceda recompensas apropiadas y una corona adecuada de acuerdo con lo que han hecho. Incluso cuando alguien menciona el precio tan grande que ha pagado Dios y cuánto ha sufrido por la salvación de la especie humana, cómo se ha hecho humilde y cuánto ha aportado a la especie humana, cuando los anticristos oyen estas palabras y ven estos hechos, se mantienen indiferentes y los dan por sentado. ¿Cómo interpretan estas cosas los anticristos? Dicen: “Se supone que dios lo hace todo por el ser humano y que le concede lo mejor a este, le otorga bendiciones y gracia, así como paz y alegría. Se supone que le va a dedicar todo esto al ser humano; es su obligación. Y, cuando las personas renuncian a estas cosas, se gastan y pagan un precio para dios, cuando se lo ofrecen todo a dios, se supone que van a obtener recompensas de él y a recibir algo incluso mejor. ¿No es esa una transacción equitativa? ¿Un negocio equitativo? ¿Qué hay que decir al respecto? ¿Qué mérito tiene dios? ¿Por qué no he visto ningún mérito de dios? Dios le concede cosas al hombre, ¿no es natural entonces que el hombre merezca recibirlas? ¡La gente ha estado pagando un precio!”. No creen que todas estas cosas que Dios hace por el ser humano sean la mayor gracia para este; no son agradecidos y no piensan en pagárselo a Dios. En cambio, quieren intercambiar el precio que pagan por el hermoso destino que Dios le ha prometido a la especie humana, y naturalmente creen que resulta adecuado que deseen bendiciones y alberguen todas estas intenciones, y que, se mire como se mire, Dios no debería convertir a las personas en Sus servidores. Creen que estas tienen dignidad e integridad, y que, si les hacen rendir servicio a Dios a aquellos que tienen un amor tan grande y pueden donar a causas benéficas, a los que se gastan y renuncian a cosas, entonces es que les están humillando gravemente y los están tratando de manera muy injusta. Para los anticristos, no merece la pena mencionar ninguna de estas cosas que hace Dios. En su lugar, magnifican hasta el infinito lo que ellos mismos hacen, aunque se trate de algo bastante pequeño, y lo consideran un capital para así recibir bendiciones.

Hay quienes nunca hacen nada bien cuando llevan a cabo su deber en la iglesia. Si los hermanos y hermanas no aceptan las cosas que hacen, las habilidades y los talentos que aportan o las ideas y sugerencias que ofrecen, entonces rehusarán seguir trabajando y querrán abandonar y marcharse; querrán abandonar a Dios. Si les pides que cooperen con alguien, no lo harán, y, si les pides que hagan todo lo posible al desempeñar su deber, tampoco lo harán. Solo dictarán órdenes a diestro y siniestro, harán a otros escucharlos y atenderlos, los convencerán para que se conviertan en sus servidores y los sirvan en lugar de hacer su propio deber en la casa de Dios. Y, si no les dan esa clase de trato o lo pierden, este trato que consiste en que otros los atiendan, trabajen para ellos y sigan sus órdenes, entonces quieren renunciar y marcharse; creen que Dios no es justo, su corazón está lleno de quejas y de rabia contra Él y desarrollan un odio hacia los hermanos y hermanas, y nadie es capaz de ayudarlos. No pueden trabajar en armonía con nadie ni asociarse con nadie de igual a igual. Sus reglas para asociarse con otros son que solo ellos se pueden colocar por encima de los demás al hablar y actuar, observando cómo los demás lo hacen todo por ellos y siguen todas las órdenes y consignas que declaran; nadie es digno de cooperar con ellos ni está cualificado para asociarse con ellos de igual a igual. Si alguien los considera un colega o un hermano o hermana corriente, y les habla, comenta el trabajo con ellos y comparte sobre la comprensión como si fueran iguales, se lo toman como un insulto terrible y un desafío tremendo a su integridad. En su fuero interno, odian y sienten hostilidad hacia tales personas, y buscarán la oportunidad de tomar represalias contra cualquiera que los trate como a un igual o no los tome en serio. ¿No es esto lo que hacen los anticristos? Esta es la perspectiva jerárquica que revelan los anticristos en lo que respecta a asociarse con otras personas. Por supuesto, esto guarda relación con la opinión y la actitud auténticas que albergan los anticristos hacia el título de “servidor”. No pueden siquiera aceptar un título que Dios le da a la especie humana, así que ¿pueden entonces aceptar la condena, el desenmascaramiento y la evaluación de los demás? Son incluso menos capaces de aceptar estas cosas. Por una parte, sienten hostilidad y resistencia hacia el título y la esencia de “servidor”, pero, por otra, atraen sin descanso a más personas y las incorporan para que rindan servicio para ellos, los sirvan, atiendan y obedezcan. ¿Acaso no es despreciable? La esencia de tales personas es perversa, y eso es absolutamente cierto. Desean controlar a otros. Está claro que son unos inútiles y no pueden hacer nada, no son más que basura en la casa de Dios, no tienen humanidad normal y no pueden asociarse con los demás con normalidad, y menos aún tener algo de razón normal. No entienden en absoluto la verdad, no están esclarecidos respecto a la verdad, solo tienen un poco de conocimiento profesional y captan unas pocas habilidades, y no pueden hacer bien ningún deber. Aun así, no se comportan bien y quieren hacerse con el poder, y, cuando no pueden, sienten que están acabados y piensan: “Debía estar rindiendo servicio cuando hice estas cosas antes. No estoy dispuesto a rendir servicio. Mejor me apresuro a irme ya, antes de dedicar demasiado esfuerzo o perder demasiado”. Esta es la idea que tienen. Siempre hacen tal determinación y llegan a semejante decisión; en cualquier momento pueden dejar de creer y marcharse, abandonar su deber y emprender la huida, retornar a los brazos de Satanás y ser sus compañeros de fechorías. ¿Hay personas como estas? (Sí). En lo que respecta a algún aspecto del trabajo profesional, puede que entiendan un poco, pero, en cuanto a los principios-verdad que han de captar para ese aspecto del trabajo profesional, son del todo ignorantes; en lo que respecta a un aspecto del conocimiento o de los dones, puede que posean algunos, pero, en lo que se refiere a los principios-verdad que deben entender para hacer su deber, de nuevo son del todo ignorantes y su comprensión está distorsionada. No pueden cooperar con otros en armonía y no hablan el mismo lenguaje que otros cuando comparten juntos. ¿Para qué son apropiadas estas personas? Si de veras tienen conciencia y razón, serán capaces de tratar correctamente a otras personas y, cuando estas digan cosas correctas y conformes a la verdad, podrán aceptarlas, se someterán voluntariamente y serán capaces de rebelarse contra su carne. No deberían querer siempre destacar por encima de la multitud ni guiar y controlar a los demás; en su lugar, deberían desprenderse de su ambición y deseo de sobresalir, y estar dispuestos a ser las personas más insignificantes, aunque eso implique rendir servicio; deberían hacer todo lo que puedan. Ellos mismos son personas corrientes, así que deberían regresar a la posición de personas corrientes, esforzarse por hacer sus deberes y ser gente con los pies en la tierra. Al final, los que son así podrán mantenerse firmes. Si no eligen esta senda y en su lugar se creen grandes y nobles, si nadie puede tocarlos ni llegar hasta ellos, y si quieren ser un abusón local, un tirano, y seguir la senda de los anticristos, entonces están destinados a ser personas malvadas. Si no están dispuestos a ser la persona más insignificante, a ser completos desconocidos o estar lejos del foco de atención, o a darlo todo, entonces seguro que son anticristos y no se pueden salvar; esto es peligroso para ellos. Si alguien así puede reflexionar sobre sí mismo, tiene autoconocimiento, acepta la soberanía y las disposiciones de Dios, ocupa la posición que le corresponde, es una persona corriente y deja ya de fingir, tendrá una oportunidad de lograr la salvación. Si siempre quieres ser prepotente e irrazonable y mostrarte como una figura poderosa, eso es inútil. La casa de Dios está llena del pueblo escogido de Dios y, por formidable, fiero o malvado que seas, no sirve de nada. La casa de Dios no es un ring de boxeo, así que, si quieres pelear, ve a hacerlo al ring del mundo. Nadie en la casa de Dios quiere pelear contigo, nadie está interesado ni tiene tiempo libre para eso. La casa de Dios es un lugar que predica la verdad, que ayuda a la gente a entender la verdad y la pone en práctica. Si no puedes practicar la verdad, es difícil lidiar con ello, y lo único que se demuestra es que este no es tu lugar. Si siempre quieres pelear, siempre quieres ser fiero, siempre quieres ser implacable y siempre quieres ser prepotente e irrazonable, entonces la iglesia no es el lugar adecuado para ti. La mayoría de las personas en la casa de Dios aman la verdad; quieren seguir a Dios y obtener vida, y no disfrutan de participar en intrigas y pelearse con diablos. Solo los anticristos disfrutan de pelear a diestro y siniestro y de competir por poder y beneficio, y por eso los anticristos no pueden mantenerse firmes en la casa de Dios.

Hay una clase de persona que es increíblemente sensible a cosas tales como la identidad, la posición y el estatus, que siente un enorme rechazo y repulsión hacia el título de “servidor” en particular y no puede aceptarlo en absoluto; tales personas son anticristos. No solo no persiguen la verdad y sienten aversión por ella, sino que además sienten aversión por que se dirijan a ellos como “servidores”. Aquellos que sienten aversión por el título de “servidor”, deberían en realidad perseguir la verdad. Si fueran capaces de hacerlo, ¿no habrían desechado entonces el título de “servidor”? Sin embargo, este es exactamente el problema. Dado que sienten una aversión extrema por la verdad, nunca caminarán por la senda de perseguirla ni practicarla. Por eso, en la obra del plan de gestión de Dios, desempeñarán siempre el papel de servidores. Por supuesto, para los anticristos, ser capaces de actuar como servidores en el plan de gestión de Dios sigue siendo una bendición; es una oportunidad para que vean los actos del Creador, para oír al Creador expresar la verdad y compartir Sus pensamientos más íntimos con la especie humana, y para apreciar la sabiduría y los actos todopoderosos del Creador. Para ellos no es algo malo ser servidores para el Creador y, ya puedan comprenderlo o no, ser servidores de Dios y rendir servicio en la casa de Dios debería ser algo que estos anticristos y acompañantes de Satanás siempre recordarán, aunque la obra de Dios acabe más adelante. A lo largo del proceso completo de que la especie humana corrupta antagonice a Dios, los anticristos rinden servicio sin saberlo al plan de gestión de Dios, y este es el pequeño valor en la existencia de cada anticristo; esto es un hecho. Los anticristos hacen su contribución al permitir al pueblo escogido de Dios discernirlos y reconocerlos desde el aspecto negativo. Ya estén dispuestos a admitir este hecho o no y, al margen de que estén dispuestos a ser servidores, de que estén contentos y felices de serlo, en cualquier caso, rendir servicio para la obra de Dios como servidores y asumir este papel son cosas que merecen la pena; esto es que Dios los exalta. Algunos dicen: “¿Dios también exalta a los anticristos?”. ¿Qué tiene eso de malo? Son seres creados; ¿acaso no puede Dios exaltarlos? Lo que digo es verdad. Ahora bien, ¿cómo se sienten los anticristos cuando oyen estas palabras? No deberían intentar buscar defectos y deberían obtener algún consuelo. Como poco, han contribuido en su medida al esfuerzo de la gran cuestión del plan de gestión de Dios. Al margen de que hicieran esto voluntariamente, o de que lo hicieran de manera activa o pasiva, en cualquier caso, esto era que Dios los exaltaba, y deberían aceptarlo con alegría y no resistirse. Si los anticristos pueden rebelarse contra sus ancestros, rebelarse contra Satanás y perseguir la verdad y la sumisión al Creador, entonces dime, ¿será Dios feliz? (Sí). Esto es además un honor para el pueblo escogido de Dios, y ellos también deberían ser felices; es algo bueno. Sea sostenible o no este hecho, en cualquier caso, si los anticristos pueden cambiar el rumbo y caminar por la senda del arrepentimiento, entonces por supuesto que es algo bueno. Por consiguiente, ¿por qué digo que esto es un honor para el pueblo escogido de Dios? Si un anticristo rindiera servicio por propia voluntad, ¿acaso no habría una lacra menos en la casa de Dios? Si tuvierais un diablo menos entre vosotros, un perturbador y un alborotador menos, ¿acaso no serían mucho más tranquilos vuestros días? Visto desde esta perspectiva, si los anticristos estuvieran de veras dispuestos a rendir servicio, esto tendría que ser también algo bueno que merece celebración. Tenéis que alentarlos y ayudarlos, así como no descartarlos por completo. Si tuvierais buenas intenciones y los dejarais quedarse, pero al rendir servicio causan más problemas de los necesarios y eso lleva al desastre, entonces se debería lidiar con ellos de acuerdo con los principios. ¿No es esta una buena manera de hacer las cosas? (Sí).

Hay otra clase de persona que merece mención. Hay algunas que son capaces de sufrir y pagar un precio en el transcurso de hacer su deber, y a veces pueden también obedecer y someterse o lidiar con los asuntos conforme a los principios. Su deseo subjetivo es caminar por la senda de perseguir la verdad, siempre pueden someterse a cualquier cosa que lo Alto o la iglesia hayan dispuesto, y siempre pueden completar las tareas a tiempo. No causan trastornos y perturbaciones en la casa de Dios, y la obra que hacen y el deber que asumen acarrea muchos beneficios y ventajas a los hermanos y hermanas. Desde fuera, aunque no han cometido ninguna maldad, no trastornan ni perturban, y no parecen personas malvadas, hacen algo que la gente corriente no puede hacer y no hace, y es que disfrutan de cultivar su influencia y de establecer sus propios reinos independientes. Cuando les asignan algunas tareas, en el momento en el que se convierten en la persona responsable del trabajo, pueden empezar a establecer sus propios reinos independientes y pueden empezar a cultivar inconscientemente su poder y conexiones dentro del ámbito de su influencia. Dentro de este ámbito, se ganan por completo y totalmente a todo el mundo, y la gente admira mucho y alaba en voz alta todo lo que hacen, todo lo que dicen y el precio que pagan. Consideran el ámbito de su gestión como su propia pequeña familia dentro de la familia de Dios. Desde fuera, parecen capaces de pagar un precio, cargar con responsabilidad y sufrir; parece que no hay problema. Sin embargo, en los momentos cruciales, son capaces de traicionar los intereses de la casa de Dios. A fin de salvaguardar su propio prestigio, su lugar en la cima de la montaña y su posición, dignidad y poder absolutos en la iglesia, no ofenden ni dañan a nadie. Aunque alguien dañe o traicione los intereses de la casa de Dios, e incluso si alguien perturba o destruye la obra de la casa de Dios, no indagan en el asunto, no le prestan atención y pueden tolerarlo. Mientras la persona no amenace su posición y todavía obre a su servicio dentro de su ámbito de influencia, entonces está bien; este es su criterio más elevado. No importa qué perturbaciones cause esa persona, no se dan cuenta, no lo notan y no la podan ni la reprenden, ni mucho menos lidian con ella. Tales personas son elementos peligrosos. A alguien promedio le resulta difícil discernirlas, y tal vez no te des cuenta de nada raro en ellas cuando no tienen posición. En cuanto la obtienen, sin embargo, su esencia-naturaleza queda por completo al descubierto. ¿Y qué es exactamente lo que queda al descubierto? Que el precio que pagan y todo lo que hacen tiene un propósito; no hacen estas cosas a fin de salvaguardar los intereses de la casa de Dios, no hacen realmente su deber, y no van a hacer todas estas cosas para que Dios las vea, sino para que lo vea la gente. Quieren atraer la mirada, los ojos y la atención de los demás, e incluso más que eso quieren desorientar el corazón de las personas de modo que la gente los valore, los admire y alabe. Por eso no les importa cómo Dios los percibe o cómo los trata; si Dios dice que solo están allí para rendir servicio, se muestran indiferentes. Les vale con que la gente pueda arrodillarse a sus pies e inclinarse ante ellos. Estas personas son elementos peligrosos y no son del mismo sentir que Dios y la casa de Dios, y su corazón no es el mismo que aquellos del pueblo escogido de Dios que de veras persiguen la verdad. Están cultivando influencia para sí mismos, y además la cultivan para Satanás. A juzgar por sus diversas manifestaciones, tanto el deber como todo lo demás que hacen es una manera de alardear de sí mismos y de adular a los demás lo máximo posible.

Los anticristos pueden rendir algo de servicio en la casa de Dios y en la obra del plan de gestión de Dios, y pueden incluso llegar a ser buenos servidores durante cierta etapa. Sin embargo, debido a la senda que caminan y a los objetivos y la dirección que escogen, además de a su deseo de posición y poder y al ansia de fama y ganancia que tienen dentro, nunca pueden sacudirse el título de “servidor”, no pueden entender la verdad, no pueden comprender qué es la realidad-verdad ni entrar en ella, no son capaces de practicar la verdad, no pueden lograr la verdadera sumisión ni el temor de Dios. Tales personas son elementos peligrosos. Cuentan con filosofías profundas para los asuntos mundanos, disponen de maneras muy inteligentes de interactuar con las personas, prestan una atención especial a la manera en la que hablan y a las palabras elegidas cuando se dirigen a otros, y además prestan especial atención a los métodos que usan cuando se asocian con los demás. Aunque es posible que no parezcan traicioneros y malvados en la superficie, su corazón está lleno de ideas, pensamientos y puntos de vista perversos, e incluso de nociones y malinterpretaciones sobre la verdad y de incapacidad de entender a Dios. Aunque nadie puede detectar qué tienen de malvadas estas personas ni las percibe como tal, dado que su esencia es tan perversa y nunca pueden hacer su deber conforme a los principios-verdad ni caminar por la senda de perseguir la verdad y alcanzar la auténtica sumisión a Dios, al final siempre son incapaces de despojarse del título de “servidor”. Estas personas son incluso más turbias y capaces de desorientar a otros que los anticristos y las personas malvadas más obvias. Desde fuera, parece que no tienen opinión del título de “servidor” y no albergan ninguna actitud hacia ello, y mucho menos sienten rechazo alguno al respecto. Sin embargo, el hecho es que, a juzgar por su esencia, incluso si rinden servicio para Dios, siguen albergando intenciones y objetivos; no rinden servicio de manera incondicional ni lo hacen para obtener la verdad. Como estas personas son perversas y astutas en su interior, no es fácil que los demás las disciernan. Solo en asuntos y momentos cruciales se revelan su esencia-naturaleza, sus pensamientos, sus puntos de vista y la senda que caminan. Al continuar así, si eligen esta forma de búsqueda y escogen caminar por esa senda, entonces cabe imaginar que tales personas no van a poder lograr la salvación. Se sirven de la confianza que la casa de Dios deposita en ellas y de la oportunidad de la obra de Dios para maquinar en su propio beneficio, controlar y atormentar a las personas y satisfacer sus propias ambiciones y deseos. Al final, no obtienen la verdad, sino que en su lugar las ponen en evidencia debido a que han hecho toda clase de maldades. Cuando las ponen en evidencia, queda claro que estas personas no persiguen la verdad y no creen en Dios en aras de perseguir la verdad y lograr la salvación. Después de escuchar las palabras de Dios y Su exposición de toda clase de personas, si estas se sirven de manera sistemática de los principios, medios y métodos de tratar con el mundo a fin de hacer su deber, al final solo puede haber un desenlace: han de asumir el papel de servidor en la obra de gestión de Dios y acabar revelados y descartados; esto es un hecho. ¿Habéis tenido antes alguna experiencia con tales personas? Cuando los revelan y los expulsan, algunos anticristos se convierten en comandantes sin ejército. El mal que han hecho ha sido demasiado y muy grande, y los hermanos y hermanas sienten repulsa hacia ellos y los abandonan. Hay además otra clase de personas que, cuando las revelan y cuando la iglesia las condena y rechaza, cuentan con muchos cómplices y ayudantes que las defienden, dan la cara por ellas y claman contra Dios. ¿No son esta clase de personas incluso más capaces de desorientar a otros? Son si cabe más peligrosas. En cuanto a cómo consideran los anticristos el título de “servidor” y qué prácticas, ideas y manifestaciones subyacentes exhiben, de momento vamos a terminar aquí nuestra charla.

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