Punto 15: No creen en la existencia de Dios y niegan la esencia de Cristo (II) Parte 2
Los anticristos idolatran especialmente el poder y el estatus. Si Cristo proviniera de una familia rica y poderosa, no se atreverían a decir nada. Sin embargo, como viene de una familia corriente y sin poder, no le tienen ningún miedo, les parece que pueden estudiar y juzgar a la ligera a Dios, a Cristo, cosa que hacen con total indiferencia. Si de verdad reconocieran y creyeran que esta persona es la encarnación de Dios, ¿serían capaces de actuar de tal modo? ¿Haría esto alguien con un corazón un poco temeroso de Dios? ¿Acaso no se contendría? (Sí). ¿Qué clase de gente es capaz de actuar así? ¿No es este el comportamiento de los anticristos? (Sí). Si reconoces que la esencia de Cristo es Dios mismo y que la persona a la que sigues es Dios, ¿cómo has de tratar todo lo relacionado con Cristo? ¿No debe la gente tener principios? (Sí). Entonces, ¿por qué se atreven a vulnerar estos principios sin la más mínima duda? ¿No es esta una manifestación de hostilidad hacia Cristo? Como Cristo nació en una familia corriente, al tiempo que se sienten insatisfechos con Él, los anticristos además albergan hostilidad hacia Su familia y sus miembros. Y mientras que esta hostilidad surge en ellos, no se detienen ni descansan, en cambio permanecen en la casa de Cristo y hacen indagaciones cada vez que tienen ocasión, como si se dedicaran a una ocupación legítima: “¿Ha regresado cristo? ¿Ha cambiado en algo la vida de la familia desde que surgió cristo?”. Meten la nariz en estos asuntos a la menor oportunidad. ¿Acaso no son detestables tales personas? ¿No son repugnantes? ¿No son despreciables? ¡Son sumamente despreciables y sórdidas! Dejemos de lado por ahora cómo es su fe en Dios y solo consideremos esto: ¿qué clase de calidad humana ha de poseer la gente que hace esas cosas y alberga pensamientos tan sórdidos? Debe tener una calidad humana vil. ¡Son todos de baja estofa, despreciables y sórdidos hasta el extremo! Si no crees en Cristo, puedes decírmelo con claridad: “No te pareces a dios; no eres más que una persona. He emitido juicios sobre ti a tus espaldas, ¿qué puedes hacer al respecto? Te he negado, ¿qué puedes hacer al respecto?”. Si no crees, no voy a obligarte ni nadie va a insistir en que lo hagas. Sin embargo, no hay necesidad de que participes en secreto en estas acciones tan mezquinas. ¿Para qué sirven? ¿Te pueden ayudar a aumentar tu fe? ¿Pueden ayudar a que tu vida progrese o a que entiendas más a Dios? No sirven para nada de eso, ¿para qué participar en ellas entonces? Cuando menos, los que se involucran en estas acciones tienen una humanidad extremadamente despreciable, no creen en la esencia de Cristo ni reconocen Su identidad. Si no crees, pues no creas. ¡Vete! ¿Por qué demorar tu estancia en la casa de Dios? Los anticristos no creen en Dios, pero aún así quieren bendiciones y albergan ambiciones y deseos, hasta tal punto son despreciables. Al ser tan sumamente despreciables, son capaces de acciones muy “excepcionales”. Pasé 20 años lejos de casa y esta gente “cuidó bien” de mi hogar durante ese tiempo; estuve fuera 30 años y ellos lo “cuidaron”. Me preguntaba por qué eran tan “amables” y estaban tan inactivos. Hallé la respuesta a esta cuestión, y es que quieren oponerse a Dios hasta el final. No creen en la esencia de Dios ni en todo lo que Él ha hecho. De puertas para fuera, parecen curiosos y preocupados, pero en el fondo, vigilan y buscan sacar ventaja; por dentro son hostiles, niegan y condenan. ¿Por qué creen todavía estas personas? ¿Qué sentido tiene que crean en Dios? ¡Deberían dejar de creer y salir rápidamente de aquí! La casa de Dios no necesita esa clase de personas. ¡No deberían ponerse en ridículo! ¿Haríais vosotros lo mismo en circunstancias y condiciones similares? Si lo hicierais, seríais igual que ellos, un grupo de anticristos decididos a oponerse a Dios hasta el final, incansables hasta la muerte, que tratan de buscar algo en contra de Dios, pruebas con las que negarlo a Él, a Su esencia y a Su identidad.
Haga lo que haga, Dios nunca se equivoca. Con independencia de que Él naciera en un entorno y un contexto común y corriente o en uno distinguido, eso no tendría nada de malo ni abriría un resquicio para que la gente buscara algo que usar en Su contra. Si tratas de encontrar en Dios encarnado algún fallo o alguna prueba para probar que no es Cristo y que carece de la esencia de Dios, te aconsejo que no te molestes en intentarlo ni tampoco hace falta que te molestes en creer. Márchate y ya está, ¿acaso no te ahorras así problemas? ¿Para qué complicarte la vida? Tratar de encontrar fallos o pruebas en Cristo para acusarlo, negarlo o condenarlo no es tu profesión legítima, tu deber ni tu responsabilidad. Fuera cual fuera la familia en la que nació Cristo, el entorno en el que se crio o la humanidad que posee, fue elección de Dios mismo, el Creador, y no tiene nada que ver con nadie. Cualquier cosa que hace Dios es correcta, es la verdad y se hace por el bien del género humano. Si Dios no hubiera nacido en una familia ordinaria sino en un palacio, ¿hubiera tenido una persona corriente o alguien de clase social baja oportunidad alguna de relacionarse con Él? No la hubieras tenido. Por tanto, ¿hay algo de malo en que Dios elija tal manera de nacer y crecer? Este es un amor sin igual en el mundo, es la cosa más positiva. Sin embargo, los anticristos ven lo más positivo que ha hecho Dios como una señal de que es fácil acosarlo y jugar con Él, así que quieren vigilarlo constantemente y buscar algo que usar en Su contra. ¿Qué vigilas? Si ni siquiera puedes confiar en la calidad humana y la humanidad de Cristo, y lo sigues a Él como Dios, ¿acaso no te estás tirando piedras contra tu propio tejado? ¿No te estás complicando las cosas? ¿Por qué jugar a este juego? ¿Es divertido? Más adelante, observé que la mayoría de las personas que aceptaron a Dios Todopoderoso más tarde, podían abordar este asunto correctamente. Algunas se mostraban curiosas cuando se relacionaban conmigo, pero a esas las evitaba e ignoraba. Si puedes aceptar la verdad, somos una familia. Si no eres capaz y siempre tratas de hacer indagaciones respecto a Mi información personal, entonces vete. No te reconozco; no somos familia, sino enemigos. Si después de escuchar tantas palabras de Dios y de recibir Su obra y Su pastoreo durante tantos años, la gente todavía alberga tales pensamientos sobre la encarnación de Dios e incluso los pone en práctica, hay que decir que poseen un carácter antagónico hacia Él. Son enemigos natos de Dios, incapaces de aceptar las cosas positivas.
Hace dos mil años, Pablo se empleó a fondo para resistirse al Señor Jesús, lo persiguió, juzgó y condenó con desenfreno. ¿Por qué? Porque el Señor Jesús nació en el seno de una familia corriente, era uno más entre el populacho y no había recibido la supuesta educación, impacto o influencia de los escribas y fariseos. A ojos de Pablo, esa persona no era digna de llamarse Cristo. ¿Por qué no? Porque tenía una identidad humilde, una condición social no muy buena y pertenecía a la clase más baja de la sociedad humana, así que no era digno de llamarse Cristo ni el Hijo del Dios vivo. Debido a esto, Pablo se atrevió a esforzarse al máximo para resistirse al Señor Jesús, usó su influencia y su carisma y también recurrió al Gobierno para condenarlo y resistirse a Él, desmantelar Su obra y arrestar a Sus seguidores. Mientras se resistía al Señor Jesús, Pablo creía que defendía la obra de Dios, que sus acciones eran rectas, como lo era la fuerza a la que representaba. Pensaba que se estaba oponiendo a una persona corriente, no a Dios. Precisamente por considerar que el origen de Cristo era inferior y no era especial, por eso mismo se atrevía a juzgar y condenar a Cristo sin escrúpulos ni prudencia, y se sentía especialmente en paz y firme en su corazón respecto a sus acciones. ¿Qué clase de criatura era? Aunque ni siquiera se diera cuenta de que el Señor Jesús era la encarnación de Dios ni supiera que Sus sermones y palabras procedían de Él, ¿merecía una persona tan corriente ese ataque tan brutal? ¿Merecía una agresión tan maliciosa? ¿Merecía que Pablo se inventara rumores y mentiras para engañar a los demás y competir con Él por las personas? ¿Acaso no carecían de base las mentiras de Pablo? ¿Afectaban cualquiera de las acciones del Señor Jesús a los intereses o el estatus de Pablo? No. El Señor Jesús predicaba y daba sermones entre las clases más bajas y, al mismo tiempo, bastante gente lo seguía. Era un mundo completamente diferente al del entorno de vida de una persona como Pablo, ¿por qué este persiguió entonces al Señor Jesús? Así se manifiesta su esencia de anticristo. Pensaba: “No importa lo geniales, correctos o aceptados que sean tus sermones, si yo digo que no eres cristo es que no lo eres. Si no me gustas, te voy a perseguir, te acusaré de manera arbitraria y te haré pagar”. Como estas cosas que poseía Cristo dentro de Su humanidad normal no satisfacían los requisitos de Pablo ni las hacía ni poseía en conformidad con las nociones y figuraciones de este, los anticristos como Pablo eran capaces de juzgar, negar y condenar a Cristo sin ningún escrúpulo. ¿Qué pasó al final? Después de que el Señor Jesús lo derribara, Pablo finalmente reconoció: “¿Quién eres, señor?”.* El Señor Jesús dijo entonces: “Yo soy Jesús, a quien tú te resistes”. A partir de entonces, Pablo dejó de creer que Jesús fuera una persona corriente o alguien que no era como Cristo debido a Su origen humilde. ¿Por qué? Porque la luz del Señor Jesús podía cegar a la gente, Él tenía autoridad y Sus palabras eran capaces de derribar a las personas y fulminar sus almas. Pablo pensó para sí: “¿Podría esta persona llamada Jesús ser dios en realidad? ¿Podría ser el hijo del dios vivo? Puede derribar a la gente, así que debe ser dios. Pero una cosa: aquel que derriba a la gente no es esta persona corriente a la que llaman cristo, sino el espíritu de dios. Por tanto, pase lo que pase, mientras te llames Jesús no me voy a inclinar ante ti para idolatrarte. Solo idolatro al dios en el cielo, al espíritu de dios”. Después de que lo derribara, Pablo pensó algo. Aunque era malo que lo derribara, le había hecho darse cuenta de que una persona llamada cristo tenía una identidad especial y que convertirse en cristo era un gran honor, y que cualquiera que se convirtiera en cristo podría convertirse en el hijo del dios vivo, acercarse a dios y cambiar su relación con él, convertir a esa persona corriente en especial y transformar su identidad en la del hijo de dios. Pensó: “Aunque tú, Jesús, eres el hijo del dios vivo, ¿qué tiene eso de impresionante? Tu padre era un carpintero pobre y tu madre un ama de casa corriente. Te criaste entre el pueblo llano y la condición social de tu familia era baja, además de que tú mismo no cuentas con habilidades especiales. ¿Has predicado alguna vez en un templo? ¿Te reconocen los escribas y fariseos? ¿Qué educación has recibido? ¿Poseen tus padres un alto nivel de conocimiento? No tienes nada de esas cosas, sin embargo, sigues siendo el hijo del dios vivo. Por tanto, puesto que tengo un nivel tan alto de conocimiento y me relaciono con las personas en la alta sociedad y mis padres son muy intelectuales y educados, y proceden de cierto contexto, ¿no me resultaría fácil convertirme en cristo?”. ¿Qué insinuaba? “Si alguien como Jesús puede ser cristo, ¿acaso yo, Pablo, no soy incluso más capaz de ser cristo, el hijo del dios vivo, ya que soy tan extraordinario, carismático, entendido y poseo un estatus social alto? Cuando Jesús estaba vivo, se limitó a predicar, leer las escrituras, difundir el camino del arrepentimiento, caminar por todas partes, curar a la gente de sus enfermedades, expulsar demonios y dar muchas señales y hacer muchos prodigios. Eso es todo, ¿verdad? Después de eso, se convirtió en el hijo del dios vivo y ascendió al cielo. ¿Qué tiene eso de difícil? Yo, Pablo, estoy lleno de conocimiento y tengo un estatus social y una identidad nobles. Si camino más entre las personas, como hizo Jesús, aumento mi fama, logro más seguidores y beneficio a más gente, y si puedo soportar sufrimientos, pagar el precio, bajar de condición social, predicar más sermones, hacer más obra y ganar a más gente, ¿no cambiaría entonces mi identidad? ¿No me trasformaré de hijo del hombre a hijo de dios? ¿No es cristo el hijo de dios? ¿Qué tiene de complicado ser cristo? ¿No es cristo el hijo del hombre que nació de un ser humano? Si Jesús se pudo hacer cristo, ¿por qué no yo, Pablo? ¡Es muy fácil! Hiciera lo que hiciera Jesús, eso haré yo; dijera lo que dijera, eso diré; si caminó entre la gente, haré lo mismo. ¿No poseeré entonces la misma identidad y posición que Jesús? ¿No cumpliré los requisitos para que dios me apruebe, tal como los cumplió Jesús?”. Por consiguiente, no es difícil ver a partir de las cartas de Pablo cuál era su comprensión y percepción de la identidad de Jesús. Creía que el Señor Jesús era una persona ordinaria que mediante la obra y el pago del precio, y, sobre todo, después de ser crucificado, obtuvo la aprobación del Padre celestial y se convirtió en el Hijo del Dios vivo, que Su identidad cambió más adelante. Así, la gente como Pablo nunca reconoce en su mente a Jesús como el cuerpo carnal que viste Dios en la tierra, como la encarnación de Dios entre la humanidad. Nunca reconocen la esencia de Cristo.
Los anticristos actuales son como Pablo. Para empezar, comparten los mismos pensamientos, ambiciones y métodos, así como una cosa más: el rasgo común de la estupidez. ¿De dónde proviene esta estupidez? De sus ambiciones y deseos. Cuando los anticristos miran la encarnación de Dios, da igual desde qué ángulo, no logran percibir la esencia de Dios en Cristo. La miren como la miren, no pueden ganar la verdad ni entender el carácter de Dios a partir de esa encarnación. La miren como la miren, siempre creen que Cristo es una persona corriente. Creen que si cristo hubiera descendido directamente del cielo para que todos lo vieran, él no sería corriente; creen que si cristo no tuviera en absoluto un origen ni un contexto y hubiera aparecido de la nada entre la gente, ¡eso sería muy inusual y extraordinario! Las cosas que la gente no puede comprender, que son extraordinarias, son exactamente las que satisfacen las ambiciones, los deseos y la curiosidad de los anticristos. Seguirían antes a un cristo como ese que a una persona corriente que puede expresar la verdad y concederles la vida. Precisamente porque Cristo nació de los seres humanos y de veras es una persona corriente —una persona normal, práctica, que no atrae mucha atención ni habla de una manera que sacude los cielos y la tierra—, cuando los anticristos lo han observado durante un tiempo, creen que no hay nada de especial en todo lo que hace Cristo. Después de hacer un compendio de algunos patrones, empiezan a imitar a Cristo. Imitan Su tono, Su manera de hablar y Su entonación. Algunos incluso imitan las palabras concretas que usa, hasta los sonidos que hace al respirar y toser. Hay quienes preguntan: “¿Se debe esta imitación a la ignorancia?”. No. ¿Cuál es la causa? Cuando los anticristos ven a una persona tan corriente como Cristo, alguien que dice palabras tan normales, posee tantos seguidores y al que mucha gente se somete, ¿no surgen en el fondo de su corazón algunos pensamientos respecto a este asunto? ¿Se regocijan por Dios, se sienten felices por Él y lo alaban o bien se sienten indignados, resentidos, hostiles, envidiosos y celosos? (Envidiosos y celosos). Piensan: “¿Cómo te has convertido tú en dios? ¿Por qué no soy yo dios? ¿Cuántos idiomas sabes hablar? ¿Eres capaz de dar señales y hacer prodigios? ¿Qué puedes aportar a la gente? ¿Qué dones y talentos posees? ¿Qué habilidades tienes? ¿Cómo lograste que tanta gente te siguiera? Si tus habilidades fueron lo único que hizo falta para que tanta gente te siguiera, me seguirán todavía más a mí con las que yo poseo”. Así pues, los anticristos quieren concentrar sus esfuerzos en esto. Por tanto, coinciden plenamente con la opinión de Pablo de que convertirse en cristo es un sueño alcanzable.
Cuando Dios le dice a la gente que sean humanos y seres creados obedientes, los anticristos sienten un especial desprecio por estas palabras, aseguran: “Todo lo que dice dios es bueno y correcto, pero que no se nos permita convertirnos en cristo es un error. ¿Por qué no se puede convertir la gente en cristo? ¿Acaso cristo no es solo alguien con la vida de dios? Por tanto, si aceptamos sus palabras, recibimos su riego y pastoreo y poseemos la vida de dios, ¿no podemos convertirnos también en cristo? Eres una persona corriente nacida de humanos, igual que nosotros. ¿Qué base hay para que tú seas cristo pero nosotros no podamos serlo? Además, ¿no te convertiste en cristo con cierta edad? Si sufrimos y pagamos el precio, leemos más de sus palabras, poseemos la vida de dios, decimos las mismas palabras que él dice, hacemos lo que él quiere hacer y lo emulamos, ¿no podemos convertirnos también en cristo? ¿Qué tiene de complicado?”. A los anticristos no les contenta seguir a Cristo y convertirse en simples seguidores de Cristo ni ser seres creados bajo el dominio del Creador. Sus deseos y ambiciones los apremian: “No seas una persona corriente. Seguir y obedecer a cristo a cada momento es una manifestación de incompetencia. Más allá de las palabras de cristo y de las promesas de dios, debes tener aspiraciones más altas, como esforzarte por convertirte en un hijo de dios, el primogénito, cristo mismo, para que dios haga un gran uso de ti o seas un pilar en su reino. ¡Qué objetivos más grandes e inspiradores!”. ¿Qué te parecen estas ideas? ¿Merece la pena promoverlas? ¿Son algo que la gente normal debe poseer? (No). Los anticristos tienen esta clase de comprensión de la identidad y esencia de Cristo y por eso precisamente no se toman en serio sus palabras y acciones de resistirse, juzgar, verificar, negar y condenar a Cristo. Piensan: “¿Por qué iba a dar miedo juzgar a una persona? Solo eres una persona, ¿no? Admites que tú eres una persona, ¿qué tiene de malo que te juzgue, te evalúe o te condene? ¿Qué tiene de malo que yo te vigile o te estudie? ¡Soy libre de hacer estas cosas!”. No consideran esto resistirse a Dios ni oponerse a Él, lo cual es un punto de vista muy peligroso. Así pues, muchos anticristos se han opuesto a Cristo de esta manera durante 20 o 30 años, en su corazón siempre han competido contra Él. Seré sincero: eres libre de hacer lo que haces, pero si como seguidor de Dios tratas a Dios encarnado sin ningún escrúpulo, entonces una cosa es cierta y es que no solo se lo estás haciendo pasar mal a una persona, sino que clamas abiertamente contra Dios y te pones en Su contra: te posicionas en contra de Él. Cualquier cosa que afecte a la esencia, el carácter, las acciones y en especial a la encarnación de Dios tiene relación con los decretos administrativos. Si tratas a Cristo sin ningún escrúpulo y lo juzgas y lo condenas de esa manera, permíteme que te diga que tu desenlace ya está fijado. No esperes que Dios te salve. Dios no puede salvar a alguien que clama abiertamente contra Él y se erige sin escrúpulos en Su contra. Esa persona es un enemigo de Dios, es un Satanás y un diablo y Dios no la va a salvar. Apresúrate y acude a quien creas que pueda salvarte. La casa de Dios no te va a retener, sus puertas están abiertas de par en par. Si crees que Pablo puede salvarte, acude a él; si crees que puede hacerlo un pastor, vete con él. Sin embargo, una cosa es cierta; Dios no va a salvarte. Eres libre de hacer lo que quieras, pero Dios es libre de salvarte o de no hacerlo y Él tiene la última palabra. ¿Cuenta Dios con este poder? ¿Posee tal dignidad? (Sí). Dios encarnado vive entre los humanos, da testimonio de que Él es Cristo, viene a hacer la obra de los últimos días. Algunos reconocen la esencia de Dios y lo siguen de todo corazón y lo tratan y se someten a Él como Dios. Otros quieren resistirse a Él con terquedad hasta el final: “Da igual cuánta gente crea que eres cristo, yo no me lo creo. Da igual lo que digas, no voy a considerar de todo corazón que eres dios. Solo cuando vea que dios habla realmente y da testimonio de ti, cuando el dios en el cielo me diga personalmente con una voz atronadora: ‘¡Esta es mi encarnación, mi amado, mi querido hijo!’, te reconoceré y te aceptaré como dios. Solo te aceptaré cuando yo mismo lo oiga y vea al dios en el cielo hablar y dar testimonio de ti, ¡de otro modo es imposible!”. ¿Acaso no son anticristos estas personas? Cuando de veras llegue ese día, aunque reconozcan a Cristo como Dios, será su día de castigo. Se resistieron a Dios, clamaron contra Él y se mostraban hostiles hacia Él en todo momento, ¿es posible descartar estas acciones de un plumazo? (No). Por tanto, aquí hay una afirmación que es cierta, que Dios pagará a cada persona conforme a sus acciones. Estas personas no solo afrontarán la retribución, sino que tampoco oirán a Dios dirigirse a ellos en persona. ¿Lo merecen? Dios desea dar testimonio de Él mismo a los humanos, aparecerse ante ellos y ante los auténticos seres creados, revelar Su persona real y hablar y hacer declaraciones. No se les aparece a los diablos ni les habla ni les hace declaraciones. Por tanto, los anticristos nunca tendrán la ocasión de ver la persona real de Dios ni de oír Sus palabras y declaraciones con sus propios oídos. Nunca contarán con esta oportunidad. ¿Lo pasarán mal entonces en el futuro? (Sí). ¿Por qué? Los anticristos, estos seres desvergonzados, se oponen a Dios y claman contra Él continuamente y desprecian, condenan e incluso se burlan de todo lo que Él hace. Así pues, ¿cómo los va a tratar Dios? ¿Los tratará con amabilidad y los perdonará? ¿Los bendecirá? ¿Les entregará Su promesa? ¿Los salvará? En la práctica, ¿pueden esas personas recibir el esclarecimiento y la guía de Dios? En esta vida, no recibirán el esclarecimiento ni la iluminación de Dios, así como tampoco Su reprensión y disciplina ni Su provisión para su vida. No se salvarán y, en el mundo venidero, pagarán durante toda la eternidad un elevado precio por sus malas acciones. Este es su desenlace. Los anticristos obtendrán el mismo resultado que Pablo.
La cita bíblica marcada (*) ha sido traducida de AKJV.
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