Punto 15: No creen en la existencia de Dios y niegan la esencia de Cristo (II) Parte 3

B. Cómo consideran los anticristos la normalidad y practicidad de Cristo

Acabamos de compartir y diseccionar la primera manifestación de que los anticristos niegan la esencia de Cristo, que es la forma en que consideran los anticristos el origen de Cristo, qué puntos de vista y comprensiones tienen y qué acciones emprenden. Hemos diseccionado las diversas manifestaciones de los anticristos para identificar la esencia de tales personas. En cuanto a otro aspecto de Cristo, Su normalidad y practicidad, ¿qué puntos de vista tienen los anticristos, qué acciones realizan y qué actitudes y esencias exhiben? A continuación, vamos a diseccionar la segunda manifestación de que los anticristos niegan la esencia de Cristo, que es cómo consideran los anticristos la normalidad y practicidad de Cristo. En lo que respecta a normalidad y practicidad, la mayoría de la gente debe tener ciertas ideas y comprensiones. Por ejemplo, no beber agua ni comer durante tres días, pero no sentir hambre ni sed, y, de hecho, sentirse físicamente más fuerte y con más energía que antes. ¿Cuenta esto como normalidad y practicidad? La gente normal se cansa tras caminar cuatro o cinco kilómetros; si Cristo no se cansa ni cuando camina 40 kilómetros, no le duelen los pies y parece incluso más ligero que el viento, con más energía, ¿se puede considerar esto normal y práctico? Si Cristo no se constipa cuando pasa frío y nunca se pone enfermo en ninguna circunstancia; si Sus ojos pueden emitir una luz que es varias docenas de veces más fuerte que cualquier luz intensa a la que alguien se exponga y no se le cansa la vista ni padece de miopía aunque pase muchas horas delante del ordenador; si no le deslumbra la luz del sol por mucho rato que la mire ni necesita una linterna cuando camina de noche, aunque los demás sí requieran de ella; y si Sus ojos se vuelven más brillantes a medida que transcurre el día, ¿se considera a esto normalidad y practicidad? Nada de esto lo es, se trata de un conocimiento común con el que la gente entra a menudo en contacto. La normalidad y la practicidad significan tener sed cuando no bebes agua durante mucho tiempo, sentirte cansado después de hablar mucho, que te duelan los pies tras caminar largo rato y estar apenado y derramar lágrimas al oír noticias tristes y desoladoras. Esto es normalidad y practicidad. Por tanto, ¿cuál es exactamente la definición precisa de normalidad y practicidad? La definición de normalidad y practicidad es la de aquello que se ajusta a las necesidades normales y a los instintos de la carne y no supera este margen. Lo que se ajusta a las capacidades y al ámbito de la humanidad normal, a la racionalidad y las emociones de esta, es decir, a la felicidad, la rabia, la pena y la alegría, entra en el ámbito de la normalidad y la practicidad. Cristo es el cuerpo carnal que viste Dios en la tierra; Él, como cualquier persona normal, tiene un discurso y un comportamiento normales, una rutina de vida y un horario normales. Si no duerme durante tres días con sus noches, tendrá sueño y deseará dormir incluso de pie; si no come en todo el día, tendrá hambre; y si camina durante mucho tiempo, se encontrará fatigado y nada le gustaría más que poder descansar pronto. Por ejemplo, yo también me siento cansado después de reunirme y compartir con vosotros tres o cuatro horas y necesito descansar. Esta es la normalidad y practicidad de la encarnación, se ajusta por completo a las características de la carne y a las diversas manifestaciones e instintos de la humanidad normal, no tiene nada de sobrenatural. Por tanto, un cuerpo carnal así tiene muchas manifestaciones y revelaciones de humanidad y el estilo y la rutina de vida externos de la humanidad de esta encarnación no difieren de los que manifiesta y revela cualquier persona normal y corriente, son exactamente los mismos. Dios creó a la especie humana y la encarnación de Dios posee las mismas características y los instintos vitales prácticos y normales que la especie humana. Él no tiene nada de sobrenatural. Los humanos no pueden atravesar paredes ni puertas cerradas y lo mismo sucede con Dios encarnado. Hay quien dice: “¿No eres tú dios encarnado? ¿No eres cristo? ¿No posees la esencia de dios? ¿De verdad te limita una puerta cerrada? Deberías ser capaz de atravesar puertas cerradas. La gente se cansa tras caminar cinco kilómetros, pero tú no deberías cansarte ni aunque anduvieras 40 kilómetros; la gente come tres veces al día, pero tú deberías poder pasarte 30 días sin hacerlo, comer solo cuando te venga en gana y no hacerlo si no, y aun así ser capaz de predicar en las reuniones y vivir más animadamente que otros. Enfermar forma parte de la vida humana, pero tú no deberías hacerlo. Como eres cristo, debería haber una parte de ti que difiera de la gente corriente, solo entonces serás digno de que se te llame cristo, es lo único que probaría que posees la esencia de dios”. ¿Es esto correcto? (No). ¿Qué tiene de incorrecto? Se trata de nociones y figuraciones humanas, no de la verdad.

Dios encarnado es normal y práctico, todas las actividades que desempeña Su humanidad normal, así como Su vida, discurso y conducta diarios, son las realidades de las cosas positivas. Desde el comienzo, cuando Dios creó a los humanos, los dotó de estos instintos normales, prácticos; por tanto, la encarnación de Dios, de igual modo, nunca contravendría estas leyes. Esta es la razón y la base por la que la normalidad y la practicidad de Cristo son cosas positivas. Dios creó a la humanidad y adaptó todos sus instintos y manifestaciones exactamente a Sus deseos. Dios les proporcionó a los seres humanos estos instintos y son estas las leyes de su vida cotidiana. ¿Haría Dios que Su encarnación contraviniera estas leyes de normalidad y practicidad? Está claro que Dios no haría eso. Dios creó a la especie humana y Él es también la esencia de la encarnación; provienen de la misma fuente, así que los principios y propósitos de sus acciones son también los mismos. Debido a las manifestaciones de normalidad y practicidad de Cristo, Él, de manera natural, parece una persona de lo más corriente a juicio de las masas. En muchas cosas, Él carece de los poderes de anticipación y previsión que la gente imagina que posee y no puede hacer que las cosas aparezcan o desaparezcan, como la gente imagina, y menos aún puede superar a las personas corrientes, exceder las capacidades e instintos de la carne ni llegar más allá del pensamiento normal de los humanos para hacer ciertas cosas de las que nadie es capaz, como la gente imagina. Al contrario que estas imaginaciones, para los seres humanos esta persona ordinaria no ha revelado ni manifestado ni un solo indicio de Dios desde el comienzo de Su obra hasta el presente. A simple vista, aparte de Su discurso y Su obra, los humanos no pueden observar indicios de Dios ni revelaciones de Su identidad y esencia en ninguna de Sus actividades humanas normales. Lo mire como lo mire la gente, Él siempre parece una persona corriente. ¿Por qué? La razón es única: lo que el ser humano ve es correcto, la encarnación de Dios es realmente una persona normal y práctica, un cuerpo carnal normal y práctico. Un cuerpo carnal que es en apariencia tan normal y práctico experimenta la persecución y la búsqueda del gran dragón rojo igual que otras personas, sin un lugar donde descansar ni adonde ir. En esto Él no difiere de ningún otro humano ni es una excepción. Mientras experimenta esa persecución, también se esconde cada vez que le es posible; no puede volverse invisible ni escapar bajo tierra, no posee poderes sobrenaturales para evadirse de estos peligros. Lo único que puede hacer es obtener información sobre ellos por adelantado y luego apresurarse a escapar. Al enfrentarse a situaciones peligrosas, la gente se siente nerviosa y asustada, ¿creéis que Cristo siente miedo? ¿Pensáis que se pone nervioso? (Sí). Estáis en lo cierto, ¿cómo lo sabéis? (Cualquier persona normal se pondría nerviosa en esa situación). Eso es. Lo habéis expresado muy bien. Entendéis de verdad la normalidad y la practicidad, habéis entendido esto a la perfección. Cristo también se sentirá nervioso y asustado en estas situaciones, pero ¿mostrará cobardía? ¿Le aterrorizará el partido en el poder? ¿Transigirá con él? No. Solo se pondrá nervioso y tendrá miedo y deseará escapar rápidamente de esta guarida de demonios. Todas estas son manifestaciones de la normalidad y practicidad de Cristo. Por supuesto, hay bastantes más manifestaciones de la normalidad y practicidad de Cristo, como que a veces sea olvidadizo, no recuerde el nombre de alguien si hace mucho que no lo ve y cosas así. La normalidad y la practicidad son meras características, instintos, señales y marcadores de una persona normal y corriente. Precisamente porque Cristo posee una humanidad normal y práctica, instintos de supervivencia y todas las características de la carne, es por lo que puede hablar y obrar con normalidad, relacionarse con normalidad con las personas, conducirlas de una manera normal y práctica y también guiarlas y asistirlas para que desempeñen sus deberes de una manera normal y práctica. Precisamente por la normalidad y practicidad de Cristo, todos los seres humanos sienten en mayor medida la practicidad de la obra de Dios, se benefician y reciben ganancias más tangibles y ventajosas de ella. La normalidad y practicidad de Cristo son rasgos de la humanidad normal, son necesarias para que Su encarnación participe en toda la obra, las actividades y la vida humana normales. Es más, son algo que necesitan todos aquellos que siguen a Dios. Sin embargo, los anticristos no entienden la normalidad y practicidad de Dios de este modo. Los anticristos creen que Cristo es solo una persona corriente porque es normal y práctica y demasiado similar a un ser humano, lo cual significa que no es digno de llamarse el hijo de dios, la personificación de dios entre los humanos, ni tampoco cristo, pues es demasiado normal y práctico, tan práctico que nadie es capaz de percibir ni un indicio de dios ni de su esencia en él. Los anticristos dicen: “¿Puede un dios así salvar a las personas? ¿Es un dios semejante digno de llamarse cristo? ¡Este dios es demasiado diferente a dios! Carece de diversos elementos de las nociones humanas de dios, como son, en primer lugar, ser sobrenatural, extraordinario y misterioso; en segundo lugar, tener superpoderes y la capacidad de exhibir un inmenso poder; tercero, tener una apariencia semejante a Dios, poseer Su identidad, dignidad y esencia, entre otras cosas. Si no se puede observar en él ninguno de estos elementos, ¿cómo puede ser dios? ¿El hecho de que diga unas cuantas palabras y lleve a cabo un poco de obra significa que sea dios? Entonces, convertirse en dios es demasiado fácil, ¿verdad? ¿Cómo puede un cuerpo carnal normal y corriente ser dios?”. Esto es algo que los anticristos no van a aceptar nunca.

Mientras padecía la persecución del gran dragón rojo en la China continental, Yo, junto a varios hermanos y hermanas, debíamos escondernos a menudo dondequiera que fuésemos, carecíamos de libertad personal. A veces, al tener noticias de que había peligro, teníamos que salir corriendo rápidamente. En estas circunstancias, nadie de los que me acompañaban se sintió débil. ¿Por qué razón? ¿Eran estúpidos? ¿Eran simples? No, es que habían reconocido con firmeza la esencia de Dios encarnado. No solo es que no albergaran nociones ni condenaran la normalidad y practicidad de Cristo, sino que además mostraban consideración y entendimiento hacia estas cualidades y las comprendían de la manera correcta. Fuera cual fuera el sufrimiento que padeciera Cristo, ellos lo sufrían junto a Él y por mucha persecución y búsqueda que Cristo experimentara, ellos lo seguían sin quejarse, no caían en la debilidad a causa de estas circunstancias. Cuando iba a ciertos lugares, algunos individuos —al saber que había huido a toda prisa para evitar ambientes peligrosos y que era muy probable que no existiera otro lugar donde pudiera quedarme ni nadie que me acogiera— pensaban para sus adentros: “¡Uf! Aseguras ser cristo, la encarnación de dios, sin embargo, mira el lamentable estado en el que te encuentras. ¿Cómo vas a ser apto para ser cristo? ¿En qué te pareces a él? ¿Crees que puedes salvar a los demás? ¡Deberías darte prisa y salvarte primero a ti mismo! ¿Seguirte puede acarrear bendiciones? ¡Eso parece imposible! ¿Cómo van a salvar tus palabras a los demás si no pueden salvarte a ti? Mírate ahora, ni siquiera tienes adonde ir y has de pedirnos ayuda a nosotros, los humanos, a gente poderosa. Si eres dios, no deberías dar tanta pena. Si eres dios encarnado, ¡deberías disponer de un sitio al que llamar tu hogar!”. Por tanto, las personas así no llegan nunca a dilucidar este asunto. Si un día ven que el evangelio del reino se difunde en el extranjero, que muchas personas de diversos países lo aceptan y ven que el gran dragón rojo ha caído, que los seguidores de Dios van con la cabeza alta y ya no los persiguen, que gobiernan y ostentan el poder sin que nadie se atreva a intimidarlos, seguro que cambian por completo su típica actitud y ya no albergan nociones sobre que Dios reine en la carne. ¿Por qué se produciría un cambio tan repentino? Estos individuos solo confían en lo que ven con sus ojos, no creen que las palabras de Dios sean la verdad, que Él sea todopoderoso o que todo lo que diga vaya a ocurrir. ¿Cree esa gente en Dios? ¿En qué creen? (En el poder). ¿Tiene poder Cristo? Entre la humanidad corrupta, Cristo no tiene poder. Algunas personas dicen: “¿No tiene autoridad dios? Si la esencia de cristo es dios, ¿por qué no posee la autoridad de dios? La autoridad es mucho más grande que el poder, así que, ¿no debería tener también poder?”. ¿Cuál es el objetivo de la obra de Dios encarnado? ¿Cuál es el deber de Dios encarnado? ¿Es acaso ostentar poder? (No). Así pues, como cualquier persona normal, sufre el rechazo, los insultos, las calumnias y la hostilidad de este mundo. Cristo ha de soportar todas estas cosas, no se libra de ellas.

Aquellos que persiguen la verdad con sinceridad no solo carecen de nociones sobre la normalidad y practicidad de Cristo, al contrario, también ven la hermosura de Dios en estas cualidades y obtienen un mejor entendimiento de la verdadera esencia de Dios y del Creador a través de ellas. Su entendimiento de Dios se vuelve más profundo, práctico, auténtico y preciso. En contraste, los anticristos se sienten a menudo poco dispuestos a seguir a Cristo de esta manera debido a toda Su normalidad y practicidad, piensan que carece de habilidades sobrenaturales y no destaca entre la gente corriente y además experimenta los mismos entornos de vida que la especie humana. Los anticristos no solo son incapaces de aceptar todo esto felizmente y de entender el carácter de Dios a partir de ello, además lo condenan y se protegen de ello y, es más, lanzan acusaciones al respecto. Por ejemplo, cuando alguien hace algo que va en contra de los principios, si no pregunto y nadie me habla de ello, no me voy a enterar. ¿Acaso no es esta una manifestación que recae dentro del ámbito de la normalidad y practicidad? (Sí). Aquellos que poseen una comprensión correcta y una humanidad normal me explicarían el asunto a fondo y con claridad y luego me permitirían encargarme de ellos como creyera oportuno. Los anticristos hacen justo lo contrario, me observan con sus ojos y me tientan sonsacándome las cosas. Luego piensan para sus adentros: “Como no sabes de este tema, es fácil ocuparse de él. Tenía preparada una intriga para encargarme de ti en caso de que te enteraras y otra distinta en caso de que no. Si se tratara de un problema importante, haría que pareciera menor para luego reducirlo a la nada total, que no te enteraras y el asunto acabara en el olvido. Como no tienes ni idea de este asunto, no hace falta que sepas nada al respecto ni has de saberlo de ahora en adelante. Me encargaré de ello. Cuando cierto día te acabes enterando, ya se habrá desarrollado como yo pretendo, ¿y qué me vas a poder hacer entonces?”. ¿Quién trata a Cristo de esta manera? ¿Son buenas personas? ¿Persiguen la verdad? ¿Poseen humanidad e integridad? (No). Hubo algunos líderes que hicieron ciertas cosas. Ascendieron de manera arbitraria en la iglesia a algunos individuos, despilfarraron las ofrendas y realizaron compras excesivas e indiscriminadas, y por mucho dinero que gastaran o muchas cuestiones importantes que surgieran, no dijeron ni una palabra al respecto. Fui allí muchas veces y nunca me consultaron ni me preguntaron acerca de tales asuntos, se limitaron a tomar decisiones por su cuenta. Tampoco me permitieron realizar comprobaciones y tuve que sacarles información a la fuerza. Me trataban como a un extraño: “Ya que estás aquí, nos limitaremos a informarte y a explicarte lo que ves delante de ti. En cuanto a lo que hemos hecho a tus espaldas, más vale que no se te ocurra tratar de averiguar nada. No vamos a permitir que intervengas ni hagas indagaciones”. No importa cuántas veces los visitara, nunca me permitieron hacer indagación alguna. Como temían que pudiera empezar a hacer preguntas, ocultaron la verdad a conciencia por medio de palabras falsas y bonitas, incurrieron en el engaño. Conspiraban, alcanzaban consensos e intercambiaban miradas significativas entre ellos; eran un frente unido y no informaban de los problemas de los demás, se protegían unos a otros. Cuando me enteré de lo que hacían a Mis espaldas y quise que rindieran cuentas, siguieron protegiéndose mutuamente, no dijeron quién era responsable, se hicieron los tontos y me hablaron con juegos de palabras. ¿Qué error cometieron? Pensaron: “Aparte de su pensamiento simple y normal y su humanidad normal y corriente, cristo, esta persona común, no tiene nada de lo que jactarse ni poderes extraordinarios. Ya que esto es así, podemos hacer algunos pequeños movimientos a tus espaldas y sentirnos cómodos cuando nos embarcamos en nuestras propias iniciativas. Controlamos el dinero de la iglesia, así que vamos a comprar lo que queramos. Cuando sea necesaria una firma, no hace ninguna falta que busquemos, podemos autorizar las compras de manera arbitraria, sin que sea necesario revisarlas, y gastar dinero a la ligera. ¿Acaso cristo no es dios? ¿Puedes controlar estas cosas? Haremos lo que nos apetezca, salvo cuando estés por aquí, ¡el resto del tiempo todo esto son nuestros dominios!”. ¿Cómo trataban la normalidad y practicidad de Cristo? ¿Acaso no lo consideraban alguien fácil de intimidar? Pensaban: “Mientras poseas humanidad normal, no nos da miedo intimidarte. Si no posees una humanidad sobrenatural, no te tenemos miedo”. ¿Qué clase de personas eran? Si se las juzgara en términos de humanidad, ¿se las consideraría buenas personas? ¿Se consideraría que son personas con moral y humanidad? ¿Se las consideraría personas que poseen una noble integridad? ¿Qué eran en realidad? ¿Acaso no eran una banda de rufianes? ¿A quién representaban cuando trabajaban en la casa de Dios? Ni siquiera representaban a los seres humanos, sino a Satanás. Hacían cosas por Satanás, eran sus lacayos y cómplices; estaban aquí para perturbar y destruir la obra de la casa de Dios, no cumplían su deber, sino que cometían maldades. ¿En qué se diferenciaba este grupo de cómplices de Satanás del gran dragón rojo que captura, persigue y maltrata al pueblo escogido de Dios? El gran dragón rojo ve que la encarnación de Dios es solo una persona corriente, que, no da ningún miedo, así que trata de manera arbitraria de capturarlo y, una vez lo haya conseguido, intentará matarlo. ¿No tratan a Cristo de la misma manera estos cómplices de Satanás, estos anticristos? ¿Acaso su esencia no es la misma? (Sí). ¿Cómo consideraban a Cristo según sus creencias? ¿Creían en Él como Dios o como humano? Si consideraran a Cristo como a Dios, ¿lo tratarían de esa manera? (No). Solo hay una explicación. Veían a Cristo como a un humano, alguien al que podían, con indiferencia, juzgar y engañar como si nada, jugar con Él, burlarse de Él y tratarlo a su antojo; esto significa que eran muy atrevidos. Si catalogamos a esta gente tan audaz, ¿se la puede colocar en la categoría y grupo de los seres creados, del pueblo escogido de Dios, de Sus seguidores, de aquellos a los que Él puede perfeccionar y a los que puede salvar? (No). ¿Dónde se debería colocar a esta basura? En el bando de Satanás. A los de este grupo se los clasifica como anticristos. Trataron a Cristo como a una persona corriente y se comportaron de manera obstinada e imprudente y ejercieron el poder absoluto dentro del ámbito de su influencia, pensaban: “Da igual de qué problema se trate, mientras no busque de ti ni te informe al respecto, no tienes derecho a interferir y nunca te vas a enterar”. Decidme, ¿tiene derecho Cristo a encargarse de ellos? (Sí). ¿Cuál sería la manera adecuada de hacerlo? (Expulsarlos de la iglesia). Así es como se ha de lidiar con los anticristos y los satanases; no se debe mostrar clemencia. Cuando la gente así cree en Dios, independientemente de lo que Él haga, de cómo provea a la gente de la verdad o de qué obra lleve a cabo, ellos no le prestan atención alguna. Si carecen de poder, piensan en maneras de obtenerlo y, una vez que lo ostentan, buscan ponerse al mismo nivel que Cristo, repartirse el mundo con Él, competir para ver quién es superior y pugnar con Él por el estatus. Dentro del ámbito de su influencia, quieren desafiar a Cristo y dicen: “Quiero ver qué palabra tiene más peso, la tuya o la mía. Esta iglesia es mi territorio; gastaré el dinero en ella como yo desee, compraré lo que quiera y me encargaré de los asuntos como me plazca. Quien yo decida que no es bueno, es que no es bueno. Usaré a quien yo quiera y a nadie le está permitido tocar a aquellos que yo elija emplear. Si alguien lo hace, no dejaré pasar nunca el asunto; aunque sea dios el que tenga intención de hacerlo, ¡no lo voy a consentir!”. ¿No es esto cortejar a la muerte?

Si la gente llega a entender mejor la hermosura de Dios y a obtener un entendimiento más claro y preciso de la practicidad y esencia de Dios por medio de la humanidad normal y práctica de Dios encarnado, entonces se trata de personas que persiguen la verdad y de aquellos que poseen humanidad. Sin embargo, algunas personas no consideran a Cristo como Dios debido a Su lado normal y práctico. Se muestran más insolentes y atrevidos ante Él, se sienten envalentonados para actuar con mayor libertad y les invaden más pensamientos relacionados con superar a Cristo y controlar al pueblo escogido de Dios. Sienten que tienen capital con el que despreciar a Cristo y competir con Él, y que cuentan con pruebas a partir de las que considerar a Cristo un humano. Piensan que después de obtener estas pruebas no han de temer a Cristo y que pueden criticarlo con libertad, conversar y reír con Él distendidamente y colocarse a Su mismo nivel, así como comentar con Él sus cuestiones domésticas y sus preocupaciones personales. Los hay que incluso dicen: “He compartido contigo lo que pienso en mi interior, mis debilidades y mis actitudes corruptas, así que háblame de tu estado. Te he hablado de mis experiencias anteriores y posteriores a creer en Dios y acerca de cómo acepté su obra, así que comparte conmigo tus experiencias”. ¿Qué pretenden? ¿Acaso no ven a Dios encarnado como demasiado normal y corriente y desean convertirlo en un miembro de su familia, un colega, un amigo o un vecino? Con independencia de lo normal y práctico que sea Cristo, Su esencia nunca va a cambiar. No importan Su edad o dónde nació, ni la comparación de Sus cualificaciones y experiencias con las tuyas; ya te parezca elevado o insignificante, nunca olvides que Él siempre será diferente a ti. ¿Por qué es así? Él es Dios, que vive en un cuerpo carnal en apariencia normal y práctico; Su esencia es eternamente diferente a la tuya; Su esencia es la del Dios supremo que siempre y para toda la eternidad se halla por encima de todo el género humano. No olvides esto. Visto desde fuera, parece una persona normal y corriente, se llama Cristo y tiene la identidad de Cristo, pero si lo consideras un humano según tus creencias y lo contemplas como a una persona corriente y un miembro de la humanidad corrupta, estás en peligro. La identidad y la esencia de Cristo nunca cambian. Su esencia es la de Dios, y Su identidad es siempre la de Dios. El hecho de que viva ataviado de un cuerpo carnal normal y práctico no significa que sea un miembro de la especie humana corrupta, tampoco que los humanos puedan manipularlo o controlarlo ni que puedan ser iguales que Él o competir con Él por poder. La gente que lo considera humano y lo valora conforme a maneras y ópticas humanas e intenta convertirlo en un amigo, un compañero, un colega o un oficial veterano, se coloca en una posición peligrosa. ¿Por qué es peligrosa? Si ves a Cristo como a un humano normal y corriente, empezarán a surgir tus actitudes corruptas. Desde el momento que consideres humano a Cristo, tus malas acciones empezarán a ponerse al descubierto. ¿No es esta la parte peligrosa? Mientras la gente vea a Cristo como humano y piense que Él es normal y práctico, que es fácil de engañar y que es igual que la especie humana, no le tendrá miedo a Dios y desde ese momento su relación con Él cambiará. ¿En qué se convierte dicha relación? Deja de ser la de un ser humano creado y el Creador, ya no es la de un seguidor y Cristo ni la del objeto de salvación y Dios, en cambio, se convierte en la relación de Satanás y el Soberano de todas las cosas. Las personas mantienen su oposición a Dios y se tornan Sus enemigos. Cuando contemplas a Cristo como humano, transformas además tu propia identidad ante Dios y tu valor a Sus ojos; destruyes por completo tus expectativas y tu destino con tu autocomplacencia, rebeldía, perversidad y arrogancia. Dios solo te reconocerá, te guiará y te concederá vida y la oportunidad de lograr la salvación siempre que seas un ser creado, un seguidor de Cristo y una persona que ha aceptado la salvación de Dios. En caso contrario, tu relación con Él cambiará. Cuando la gente ve como una persona a Dios, a Cristo, ¿están bromeando? La gente no suele considerar que esto sea un problema, piensan: “Cristo ha dicho que es una persona normal y corriente, ¿qué tiene de malo entonces tratarlo como tal?”. En realidad, no tiene nada de malo, pero conlleva graves consecuencias. Tratar a Cristo como a una persona te acarrea muchos beneficios. Por un lado, eleva tu posición, por otro, acorta la distancia entre Dios y tú y, además, no te mostrarás tan reservado en presencia de Dios, te sentirás relajado y libre. Poseerás tus derechos humanos, tu libertad y un sentido del valor de tu existencia y sentirás tu propia presencia; ¿acaso eso no es bueno? No tiene nada de malo tratar de esta manera a una persona real, demuestra que tienes dignidad e integridad. Un humano no debería inclinarse con tanta facilidad; la gente no se debe arrodillar, ceder ni admitir su inferioridad a la ligera ante cualquier persona; ¿no son estas las leyes de la supervivencia humana y las reglas de juego de los seres humanos? Muchos aplican estas leyes y reglas de juego en sus interacciones con Cristo. Eso implica problemas y es muy probable que ofenda el carácter de Dios. Esto es porque la esencia-naturaleza de todos los miembros de la humanidad, al margen de su raza, es la misma. Solo Cristo es diferente al género humano. Aunque Cristo parece tener normalidad y practicidad y posee los estilos de vida y rutinas de la humanidad normal y práctica, Su esencia es diferente a la de cualquier humano corrupto. Precisamente por esto, Él está capacitado para exigir que Sus seguidores lo traten de la manera que Él requiera. Aparte de Cristo, nadie está cualificado para usar estos métodos y criterios para imponer requisitos a las personas. ¿Por qué? Porque la esencia de Cristo es Dios mismo y porque Cristo, esta persona normal y corriente, es un cuerpo carnal normal con el que se viste Dios y Su encarnación entre los humanos. Si solo nos basamos en esto, considerar a Cristo como una persona es incorrecto y lo es incluso más tratarlo como tal; peor aún es engañarlo, jugar con Él y luchar contra Él como si se tratara de una persona. Los anticristos, esta pandilla de individuos perversos que detestan la verdad, siempre permanecen ajenos a este importante problema, a este claro error. ¿Por qué? Porque su esencia-naturaleza es la esencia de un anticristo. Se pelean con Dios en el reino espiritual, compiten con Él por estatus, nunca se dirigen a Él como a Dios ni lo tratan como tal. En la casa de Dios, repiten este comportamiento, tratan a Cristo de la misma manera. Sus ancestros trataban así a Dios, no es una sorpresa que no puedan evitar actuar de este modo. Ya que esto les resulta inevitable y se ha constatado su esencia-naturaleza, ¿puede todavía salvar Dios a estas personas? ¿Acaso no hay que echarlas y expulsarlas de la casa de Dios? ¿Es que no los va a rechazar todo el pueblo escogido de Dios? (Sí). ¿Aún tenéis nociones acerca de que la casa de Dios condene, eche y descarte a tales individuos? (No). ¿Son dignos de compasión? (No). ¿Por qué no? Son odiosos y detestables, por eso no merecen compasión.

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