Punto 4: Se enaltecen y dan testimonio de sí mismos (Parte 2)

¿Existen otras manifestaciones del enaltecimiento y testimonio de uno mismo? Deberíais reflexionar sobre vosotros mismos al respecto. ¿Alguno de vosotros sería capaz de dar testimonio de sí mismo? ¿Te ves frenado por tu conciencia y razón para evitar realizar una acción tan vergonzosa? Si logras frenarte, eso demuestra que tienes racionalidad, que eres diferente a los anticristos. Si no posees esta racionalidad y albergas ambiciones y deseos de esta índole, y además eres capaz de hacer una cosa tal como dar testimonio de ti mismo, entonces eres igual que un anticristo. Así pues, ¿cuál es vuestro caso? ¿Te restringes al actuar? Si tienes un corazón temeroso de Dios, racionalidad y sentido de la vergüenza, entonces, aunque quieras hacer estas cosas, sabes que ofenderán a Dios, que Él las detestará, así que lograrás frenarte y no te atreverás a dar testimonio de ti mismo. Si te restringes una y otra vez, estas ideas, estas intenciones y pensamientos, empezarán, al cabo de un tiempo, a remitir lentamente, poco a poco. Adquirirás discernimiento de estas ideas y sentirás que son deleznables y repugnantes, disminuirán tus impulsos y deseos de hacer tales cosas y, de forma gradual, serás capaz de contenerte y controlarte, hasta tal punto que dichas ideas surgirán cada vez con menos frecuencia. Si eres consciente de ellas, pero incapaz de frenarte, si albergas intenciones especialmente intensas, con el único deseo de que la gente te idolatre, si te sientes descontento porque nadie te idolatra ni te sigue, y si te invade el odio y quieres actuar, y sin ningún escrúpulo llegas a presumir y dar testimonio de ti mismo, es que eres un anticristo. ¿Cuál es vuestro caso? (Cuando me doy cuenta de ellas, soy capaz de frenarme). ¿Con qué cuentas para frenarte? (Cuento con cierto conocimiento de Dios y con un corazón temeroso de Dios). Si uno posee un corazón temeroso de Dios, puede restringirse, lo cual no se obtiene reprimiéndose u obstaculizándose a uno mismo, sino que es más bien resultado de comprender la verdad y temer a Dios. Uno se frena por medio de la racionalidad y la cognición, y al mismo tiempo, uno se restringe porque posee, en cierta medida, un corazón temeroso de Dios y tiene miedo de ofenderlo a Él. Si tu racionalidad no puede frenarte, ni posees un corazón temeroso de Dios, ni sientes vergüenza cuando das testimonio de ti mismo y te empeñas en seguir haciéndolo, sin rendirte hasta lograr tu objetivo, nos hallamos ante una naturaleza distinta: eres un anticristo.

Las técnicas y manifestaciones que poseen los anticristos para enaltecerse y dar testimonio de sí mismos son múltiples. Algunos anticristos lo hacen directamente, hablando de todos sus méritos, mientras que otros tratan de usar eufemismos o métodos indirectos para conseguir de manera furtiva que la gente los tenga en alta estima y lograr su objetivo de que los demás los admiren, idolatren y sigan, y llegan incluso a ocupar un lugar en el corazón de las personas; esta es la naturaleza de este tipo de comportamiento. El carácter de los anticristos relativo al enaltecimiento y testimonio de sí mismos difiere del de la gente corriente en lo que respecta a su naturaleza y a los resultados que produce, así como a las formas en que se manifiesta y a sus objetivos e intenciones subyacentes. Además, ¿las personas que se enaltecen y dan testimonio de sí mismas se limitan a hablar de sus méritos? En ocasiones, también hablan de sus facetas malas, pero, en este caso, ¿están realmente diseccionándose y tratando de conocerse a sí mismas? (No). Entonces, ¿cómo descubre uno que el conocimiento que tienen de sí mismas no es real, sino que está adulterado y encierra otras intenciones? ¿Cómo puede uno entender completamente esta cuestión? El foco de atención radica en que, al mismo tiempo que intentan conocerse a sí mismas y exponer sus debilidades, defectos, carencias y actitudes corruptas, están buscando excusas y razones para eximirse de culpa. Le dicen en secreto a la gente: “Todo el mundo comete errores, no solo yo. También vosotros sois susceptibles de cometerlos. No he perpetrado ningún acto inexcusable; ha sido un pequeño fallo. Si os hubiera ocurrido a vosotros, sería un caso mucho más grave, porque no reflexionáis ni os diseccionáis. A pesar de mis equivocaciones, soy mejor que vosotros y tengo más racionalidad e integridad”. Cuando alguien oye esto, piensa: “Llevas toda la razón. Tú comprendes tanto la verdad y realmente posees estatura. Cuando tú cometes errores, eres capaz de reflexionar y diseccionarte; eres mucho mejor que nosotros. Si nosotros cometemos errores, no reflexionamos ni tratamos de conocernos a nosotros mismos, y por miedo al ridículo, no nos atrevemos a diseccionarnos. Tú tienes mayor estatura y más coraje que nosotros”. Estas personas cometieron errores, pero aun así se granjearon el aprecio de los demás y cantaron sus propias alabanzas; ¿de qué carácter se trata? Algunos anticristos poseen una especial habilidad para fingir, engañar a la gente y mostrar una fachada. Cuando se topan con personas que comprenden la verdad, empiezan a hablar acerca de su autoconocimiento y afirman ser un diablo y un Satanás, afirman que su humanidad es mala y que se merecen ser maldecidos. Imagínate que les preguntas: “Como dices ser un diablo y un Satanás, ¿qué acciones malvadas has perpetrado?”. Responderán: “No he hecho nada, pero soy un diablo. Y no solo soy un diablo; ¡también soy un Satanás!”. Entonces les preguntas: “Como dices ser un diablo y un Satanás, ¿qué acciones malvadas propias de un diablo y un Satanás has perpetrado, y cómo te has opuesto a Dios? ¿Puedes contar la verdad acerca de las cosas malvadas que has hecho?”. Responderán: “¡Yo no he hecho nada malvado!”. Les sigues presionando y preguntas: “Si no has hecho nada malvado, ¿por qué dices ser un diablo y un Satanás? ¿Qué intentas conseguir al decir eso?”. Cuando te pones así de serio con ellos, se quedarán sin nada que decir. En realidad, han hecho muchas cosas malas, pero no las confesarán de ningún modo. Se limitarán a soltar discursos grandilocuentes y pregonar unas cuantas doctrinas para hablar de su autoconocimiento de manera superficial. Pero no dirán una palabra en lo que atañe a especificar cómo atrajeron a la gente, cómo la engañaron, cómo se aprovecharon de ella apelando a sus sentimientos, cómo fracasaron a la hora de tomarse en serio los intereses de la casa de Dios, cómo se opusieron a la organización del trabajo, cómo engañaron a lo Alto, cómo les ocultaron cosas a sus hermanos y hermanas, y cuánto perjudicaron los intereses de la casa de Dios. ¿El verdadero conocimiento de uno mismo consiste en esto? (No). Al afirmar ser un diablo y un Satanás, ¿no están fingiendo autoconocimiento con el fin de enaltecerse y dar testimonio de sí mismos? ¿No se trata de uno de los métodos que emplean? (Sí). El individuo medio no logra desentrañar este método. Cuando se destituye a algunos líderes y poco después salen reelegidos, al preguntar el motivo, ciertas personas alegarán: “Ese líder es de buen calibre. Sabe que es un diablo y un Satanás. ¿Qué otro ha alcanzado ese nivel de conocimiento? Solo lo poseen las personas que persiguen realmente la verdad. Ninguno de nosotros es capaz de obtener ese grado de autoconocimiento; el individuo medio no tiene esa estatura. Es el motivo por el que todo el mundo lo ha vuelto a elegir”. ¿Qué está sucediendo aquí? Estas personas están desorientadas. Este líder sabía que era un diablo y un Satanás, pero aun así todo el mundo lo eligió, conque ¿qué efectos y consecuencias tiene en las personas el hecho de que afirme ser un diablo y un Satanás? (Provoca que la gente lo tenga en alta estima). Correcto, provoca que la gente lo tenga en más alta estima. Los no creyentes se refieren a esta estrategia como “retroceder para avanzar”. Implica que, a fin de que la gente lo tenga en más alta estima, primero tiene que confesar cosas malas de él para que los demás le crean capaz de abrirse y conocerse a sí mismo, crean que tiene profundidad y perspectiva, así como un hondo entendimiento, debido a lo cual todos lo idolatran más. ¿Y qué resultado produce que todos lo idolatren más? Cuando llegue el momento de volver a elegir un líder, a los ojos de los demás, seguirá siendo el candidato perfecto para el cargo. ¿No es un método bastante astuto? Si no hablara así de su autoconocimiento ni afirmara ser un diablo y un Satanás, y en su lugar se mostrase negativo sin más, cuando los demás lo vieran, dirían: “En cuanto te destituyeron y perdiste tu estatus, te volviste negativo. Antes nos enseñabas a no ser así y ahora tu negatividad es incluso más grave que la nuestra. No te elegiremos”. Nadie tendría en alta estima a este líder. Aunque todo el mundo careciera aún de discernimiento, al menos no volverían a elegirlo líder y este individuo no lograría su objetivo de que los demás lo apreciaran. Sin embargo, este líder toma la iniciativa y dice: “Soy un diablo y un Satanás; ¡puede que dios me maldiga y me envíe al decimoctavo nivel del infierno y no me permita reencarnarme en toda la eternidad!”. Habrá personas que sientan lástima al oír esto y digan: “Nuestro líder ha padecido muchísimo. ¡Ay, cuánto agravio ha sufrido! Si Dios no le permite ser líder, entonces lo elegiremos nosotros”. Si todos apoyan al líder hasta tal punto, ¿no están acaso desorientados? La intención original de sus palabras se ha visto confirmada, lo que demuestra que ha desorientado a la gente de este modo. Satanás a veces desorienta a las personas enalteciéndose y dando testimonio de sí mismo, y en ocasiones, cuando no le queda más remedio, puede admitir sus errores usando circunloquios, pero es todo fachada, su objetivo es granjearse la comprensión y simpatía de la gente. Llegará incluso a decir: “Nadie es perfecto. Todo el mundo tiene actitudes corruptas y todos pueden cometer errores. Mientras uno sea capaz de enmendar sus fallos, será buena persona”. Al oír esto, la gente tendrá la impresión de que es cierto y continuará adorando y siguiendo a Satanás. Su método consiste en reconocer sus errores de manera proactiva, así como en enaltecerse en secreto y ganarse un hueco en el corazón de las personas para que se lo acepten todo, incluso sus errores; luego se los perdonarán, los irán olvidando de forma gradual y, a la larga, aceptarán completamente a Satanás, serán leales hasta la muerte, no lo abandonarán nunca y lo seguirán hasta el final. ¿No es este el método que sigue Satanás? Así actúa él, y los anticristos emplearán también métodos de este estilo cuando busquen satisfacer sus ambiciones y objetivos de hacer que la gente los idolatre y los siga. Las consecuencias a las que esto conduce son las mismas, en modo alguno diferentes a las que conlleva la desorientación y la corrupción que Satanás genera en las personas.

Ciertas personas, cuando hablan de su autoconocimiento, se retratan como una absoluta calamidad, como gente que no vale para nada, y llegan a decir incluso que son un diablo y un Satanás, que merecen ser maldecidas y que no se quejarían si Dios las descartara. Sin embargo, dichas personas no poseen una verdadera comprensión de su esencia-naturaleza ni de sus actitudes corruptas, y son incapaces de confesar nada acerca de su verdadera situación. En su lugar, se ponen una careta para desorientar a los demás y usan el método y la técnica de reconocer proactivamente sus errores y “retroceder para avanzar” a fin de cegar y engañar a la gente para que esta luego guarde una buena opinión de ellas. Esta es la práctica de los anticristos. La próxima vez que os encontréis con un individuo así, ¿cómo deberíais tratarlo? (Examinar los detalles). Correcto, debéis aprender a indagar en el asunto y examinar los detalles. ¿Hasta qué punto debéis indagar? Hasta que suplique clemencia y diga: “Nunca volveré a desorientaros. Aunque me elijáis para ser vuestro líder, no asumiré ese cargo”. Decidle: “Nunca más nos dejaremos desorientar por ti ni te elegiremos para ser nuestro líder, ¡conque deja de soñar!”. ¿Qué os parece? Todos aquellos que hablan de forma exagerada acerca de su autoconocimiento, que incluso se maldicen a sí mismos, sin que nada de ello parezca real, son personas hipócritas y de una espiritualidad falsa, y todas sus palabras desorientan. Hay una característica y varios detalles en el discurso de tales personas que debes saber discernir. A ver, decidme, si a uno le piden que redacte un juramento para la custodia de las ofrendas, ¿qué debería decir la primera frase? ¿Qué escribiría alguien con racionalidad y humanidad? ¿Qué tono y estilo emplearía para estar en su sitio y mostrar su actitud? Cuando la gente corriente habla, todo el mundo percibe que se expresa con normalidad, pero las personas malvadas, los anticristos y los de su ambiciosa calaña hablan con un tono particular que es distinto al de una persona corriente. Dicen, por ejemplo: “Si yo, Fulano de Tal, sustraigo un solo céntimo de las ofrendas a dios, que sufra una muerte miserable: ¡que me atropelle un coche!”. ¿Qué clase de tono es este? Comienzan con la palabra “yo”, adoptando el tono más grandilocuente; la motivación que desprende su tono y su forma de hablar pueden observarse en las palabras literales que emplean. La primera palabra es “yo”: adoptan un tono grandilocuente, un discurso de lo más elevado; ¿no es un juramento grandilocuente? ¿Cómo se describiría? Como un juramento hipócrita y pretencioso. ¿A qué clase de carácter corresponde escribir un juramento con tanta agresividad? Se trata de un juramento; por lo tanto, ¿ante quién estás jurando? Estás jurando ante Dios, así que, en este caso, ¿cómo debería expresarse una persona normal? Debería mostrarse humilde, saber estar en su sitio, orar a Dios y hablar desde el corazón. No debería emplear palabras grandilocuentes ni ser agresiva. Esas otras personas son muy agresivas incluso cuando prestan juramento; ¡su carácter satánico es gravísimo! Cuesta detectar si juran de verdad o en falso. Lo que quieren decir es: “¿No te fías de mí? ¿Tienes miedo de que me aproveche de la casa de dios, de que robe las ofrendas? Me utilizas, pero no te fías de mí, y me pides que preste juramento, pues prestaré juramento, ¡tú observa y verás si me atrevo! No creo que pueda hacer algo así”. ¿Qué clase de actitud es esta? Agresividad y falta de escrúpulos. Tienen incluso la osadía de clamar contra Dios y se valen de un juramento para justificarse y desorientar a la gente. ¿Esto es temer a Dios? No hay ninguna piedad en absoluto. Semejante persona es un Satanás y un anticristo; así es como hablan los anticristos. ¿Qué clase de carácter denota el prestar juramento con un trasfondo de clamor? ¿Los individuos de esta calaña aún pueden ser salvados? ¿Habéis conocido a personas así antes? No sabéis cómo discernir las manifestaciones, revelaciones o actitudes que exhiben, ¿verdad? Hay gente que cree incluso que estos individuos son personas lúcidas, dotadas de una comprensión espiritual, honestas y leales a Dios. ¿No es una estupidez? ¿una falta de discernimiento? Este terrible carácter y comportamiento puede observarse en la redacción y en las palabras literales del juramento, pero la gente aún considera que este anticristo es realmente bueno. ¿Esta gente comprende la verdad? Parece que lo único que entendéis son doctrinas, que solo sabéis hablar sobre ellas y pronunciar palabras vacías, y que no tenéis discernimiento en lo que se refiere a ciertas cuestiones y asuntos específicos. En el futuro, si os topáis con este tipo de situaciones, ¿las discerniréis? (Sí). Las personas que escriben semejantes juramentos son bestias y carecen de humanidad. ¿Habéis visto juramentos de este estilo antes? ¿Habéis escrito alguna vez un juramento así? (Sí). ¿Tenía un tono y un inicio idénticos? (No era tan directo). Entonces, ¿tenía la misma naturaleza? (Sí). Tenía la misma naturaleza. Prestar juramento no es como aventurarse en un campo de batalla, que requiere un espíritu de abnegación heroica. No requiere esa clase de espíritu. Cuando juras ante Dios, debes meditarlo concienzudamente y comprender por qué necesitas escribir el juramento y ante quién vas a jurar y comprometerte. Lo que Dios quiere es una actitud, no un espíritu de ninguna clase. Ese espíritu tuyo es agresivo y vociferante; se trata de una manifestación del carácter arrogante de Satanás. No se trata de piedad, no se trata de una manifestación que los seres creados deban tener, ni mucho menos se trata de una postura que estos deberían asumir. ¿La gente que exhibe esta manifestación se ha visto influida por el heroísmo nacional? ¿Guarda alguna relación? Las personas están demasiado contaminadas; en cuanto escriben un juramento o promesa, se acuerdan de todas las figuras famosas a lo largo de la historia que fueron leales a su país y a su pueblo. Dichas figuras formaban parte de la banda de Satanás y actuaban sin escrúpulos a fin de distinguirse y dar testimonio de sí mismas, así como de hacerse un hueco en el corazón de la gente y granjearse una reputación, de modo que pasaran a la historia y su nombre se recordara para toda la eternidad. Las generaciones posteriores lo valorarían como una devoción ciega a su país; ¿crees que estaban en verdad ciegos? ¿En qué consiste realmente esta ceguera? Se trata de la práctica más traicionera y perversa, que encierra una intención personal. No se trata de ceguera y, desde luego, no es devoción: es perversidad.

Ya hemos compartido una buena cantidad de enseñanzas sobre el tema de los anticristos que dan testimonio de sí mismos. ¿Hay alguna otra cuestión de relevancia que aún no comprendáis del todo? Ciertas personas dan testimonio de sí mismas sirviéndose del lenguaje y pronuncian palabras que las ensalzan, mientras que otras recurren a comportamientos diversos. ¿Cuáles son las manifestaciones de una persona que se sirve del comportamiento para dar testimonio de sí misma? A primera vista, adopta ciertos comportamientos que encajan bastante bien con las nociones de la gente, que atraen su atención y que son vistos como muy nobles y en consonancia con los estándares morales. Estos comportamientos consiguen que la gente piense que se trata de una persona honorable, con integridad, que ama de verdad a Dios, que es muy piadosa y que realmente posee un corazón temeroso de Dios, y que se trata de una persona que persigue la verdad. A menudo exhiben en la superficie buenos comportamientos para desorientar a la gente; ¿esto no huele a caso de enaltecimiento y testimonio de uno mismo? Por lo general, las personas que se enaltecen y dan testimonio de sí mismas por medio de las palabras, usando discursos claros para expresar en qué se diferencian de las masas y por qué sus opiniones valen más que las del resto, a fin de que la gente las tenga en alta estima y las admire. Sin embargo, hay diversos métodos, que no implican discursos explícitos, en los cuales las personas recurren a prácticas externas para declararse mejores que los demás. Esta clase de prácticas están bien planeadas, encierran un motivo y cierta intención, y son realmente deliberadas. Se han envuelto y manipulado para que la gente perciba comportamientos y prácticas que están en consonancia con las nociones humanas, que son nobles, piadosos y conformes a la decencia santa, y que muestran amor y temor a Dios, y son conformes a la verdad. Así se logra también el objetivo del enaltecimiento y testimonio de uno mismo, que la gente tenga en alta estima a estas personas y las admire. ¿Os habéis topado alguna vez con algo similar o lo habéis visto? ¿Poseéis estas manifestaciones? ¿Se hallan estas cosas, así como el tema del que estoy tratando, muy alejadas de la vida real? En realidad no. Pondré un ejemplo sencillo. Algunas personas, a simple vista, parecen afanarse sobremanera en cumplir con los deberes; continúan trabajando a propósito a horas en las que el resto de la gente está comiendo o durmiendo, y cuando los demás empiezan a hacer sus deberes, ellas se van a comer o a dormir. ¿Cuál es su objetivo? Quieren llamar la atención y mostrar a todo el mundo que se afanan tanto en cumplir con los deberes que no les queda tiempo ni para comer ni para dormir. Piensan: “Vosotros en realidad no soportáis ninguna carga. ¿Cómo sois tan proactivos en cuanto a comer y dormir? ¡No valéis para nada! Miradme a mí, que trabajo mientras vosotros coméis, y por las noches, mientras vosotros estáis durmiendo, yo sigo con mis tareas. ¿Seríais capaces de sufrir de esta manera? Yo sí puedo aguantar este sufrimiento; estoy dando ejemplo con mi comportamiento”. ¿Qué opináis de este tipo de comportamiento y manifestación? ¿Acaso estas personas no actúan así deliberadamente? Algunas lo hacen a propósito, ¿y qué clase de comportamiento es este? Estos individuos quieren ser inconformistas; quieren diferenciarse de las masas y mostrar a la gente que se pasan toda la noche afanados en los deberes, que son especialmente capaces de soportar el sufrimiento. De este modo, todos sentirán una particular lástima de ellos y les mostrarán una particular simpatía, ya que pensarán que llevan sobre sus hombros una pesada carga, al extremo de estar hasta el cuello de trabajo y demasiado preocupados como para comer o dormir. Y si no pueden ser salvados, implorarán a Dios por ellos, intercederán ante Él y rezarán por ellos. Al actuar así, estos individuos se sirven de buenos comportamientos y prácticas que son conformes a las nociones del hombre, como soportar penurias y pagar un precio, para embaucar a otras personas y ganarse por medios fraudulentos su compasión y sus alabanzas. ¿Y cuál es el resultado último? Todos quienes hayan estado en contacto con ellos y los hayan visto pagar un precio dirán a una voz: “¡Nuestro líder es el más competente, el más capacitado para soportar el sufrimiento y pagar un precio!”. ¿No habrán logrado entonces su objetivo de desorientar a la gente? Luego, un día, la casa de Dios dice: “Vuestro líder no realiza ningún trabajo real. Se afana y trabaja en vano; actúa de forma imprudente y es arbitrario y dictatorial. Ha arruinado la obra de la iglesia, no ha hecho nada de lo que debía, no se ha dedicado a la obra evangélica ni a la producción audiovisual, y la vida de la iglesia está sumida en el caos. Los hermanos y hermanas no comprenden la verdad, no poseen entrada en la vida ni pueden escribir artículos testimoniales. Lo más lamentable es que ni siquiera saben discernir falsos líderes y anticristos. Este líder es un incompetente; ¡es un falso líder que debería ser destituido!”. En estas circunstancias, ¿será fácil destituirlo? Quizá cueste. Si alguien lo intenta, los hermanos y hermanas, como aprueban y apoyan al líder, protestarán y solicitarán a lo Alto que lo mantenga. ¿Por qué se produce esto? Porque este falso líder y anticristo se sirve de comportamientos que, a primera vista, son buenos, como soportar el sufrimiento y pagar el precio, así como de palabras bonitas, para conmover, sobornar y desorientar a la gente. Una vez que consigue, mediante falsas apariencias, desorientar a la gente, todos hablarán por él y nadie será capaz de abandonarlo. Saben perfectamente que el líder no ha llevado a cabo mucha obra real y que no ha guiado al pueblo escogido de Dios a comprender la verdad y ganar la entrada en la vida, pero estas personas lo siguen apoyando, aprobando y siguiendo, sin importarles siquiera que eso implique que no ganarán la verdad y la vida. Para colmo, debido a que este líder las ha desorientado, todas estas personas lo adoran, no aceptan a ningún otro que no sea él y ni siquiera quieren ya a Dios. ¿Acaso no están tratando a este líder como si fuera Dios? Si la casa de Dios dice que este individuo no realiza ninguna obra real y que es un líder falso y anticristo, la gente de su iglesia protestará y se alzará en rebelión. Decidme, ¿hasta qué punto este anticristo ha desorientado a esas personas? Si se trata de la obra del Espíritu Santo, las condiciones de la gente no harán sino mejorar, y comprenderán mejor la verdad, se volverán más sumisos ante Dios, le reservarán más espacio en su corazón y aprenderán a discernir falsos líderes y anticristos. Desde esta perspectiva, la situación que acabamos de describir no es en modo alguno obra del Espíritu Santo; solo los anticristos y los espíritus malvados logran desorientar a la gente hasta tal extremo después de un tiempo trabajando. Muchas personas se han visto desorientadas y controladas por estos anticristos y en su corazón solo tienen cabida para ellos, no hay sitio para Dios. Este es el resultado final que obtienen los anticristos que se enaltecen y dan testimonio de sí mismos aparentando un buen comportamiento. Se valen, a nivel superficial, de buenos comportamientos como soportar penurias y pagar el precio para enaltecerse y dar testimonio de sí mismos, lo cual constituye uno de los medios que los anticristos emplean para desorientar y controlar a la gente. Ahora veis la cuestión con claridad, ¿verdad? ¿No es muy taimado e insidioso un anticristo que se comporta bien superficialmente, soportando penurias y pagando el precio, para desorientar a la gente? ¿Y en ocasiones vosotros no lo hacéis también? Hay individuos que, para poder quedarse hasta tarde cumpliendo con los deberes, beben café por la noche porque eso les proporciona energía. Los hermanos y hermanas, preocupados por su salud, les preparan sopa de pollo. Y cuando esos individuos se la terminan, dicen: “¡Gracias sean dadas a dios! He disfrutado de la gracia de dios. No me merezco esto. Ahora que he terminado esta sopa de pollo, ¡tengo que ser más eficiente en la ejecución de los deberes!”. En realidad, seguirán llevando a cabo sus deberes de la misma manera que siempre, sin aumentar su rendimiento ni un ápice. ¿No están fingiendo? Fingen, es un tipo de comportamiento que también encubre el enaltecimiento y el testimonio de uno mismo; el resultado que obtienen es que otras personas los aprueban, los tienen en alta estima y se convierten en seguidoras acérrimas. Si la gente tiene este tipo de mentalidad, ¿no ha olvidado a Dios? Ya no alojan a Dios en su corazón, así que ¿en quién piensan día y noche? Es su “buen líder”, en su “amado líder”. A primera vista, algunos anticristos se muestran muy afectuosos con la mayoría de las personas, y emplean tácticas diversas al hablar, para que vean lo afectuosos que son y estén dispuestas a acercarse a ellos. Sonríen radiantes a cualquiera que se les acerque y confraternice con ellos, y le hablan con tono amabilísimo. Aunque observen que algunos hermanos y hermanas, en sus acciones, han faltado a los principios y perjudicado así los intereses de la iglesia, no los podan en lo más mínimo, simplemente los exhortan, consuelan y engatusan mientras cumplen con los deberes; engatusan y engatusan a la gente hasta que consiguen atraer a todo el mundo ante ellos. De forma gradual, la gente se ve conmovida por estos anticristos; todos aprueban en gran medida sus bondadosos corazones y los describen como personas amantes de Dios. A la larga, todos los idolatran y buscan sus enseñanzas en cualquier tema, les cuentan a estos anticristos sus pensamientos y sentimientos más íntimos, hasta el punto de que dejan de orar a Dios o de buscar la verdad en Sus palabras. ¿No se ha visto desorientada esta gente por los anticristos? Es otro de los medios que emplean para desorientar. Cuando os entregáis a estos comportamientos y prácticas, o albergáis intenciones así, ¿sois consciente del problema que hay? Y cuando os dais cuenta de ello, ¿podéis alterar el curso de vuestras acciones? Si eres capaz de reflexionar acerca de ti mismo y de sentir un remordimiento sincero cuando descubres y examinas que tu comportamiento, tus prácticas o tus intenciones son problemáticos, esto demuestra que has revertido el rumbo. Si eres consciente de tus problemas, pero te desentiendes de ellos y actúas de acuerdo con tus propias intenciones y caes cada vez más hondo hasta que alcanzas un punto en el que ya eres incapaz de salir, es que no has revertido el rumbo y deliberadamente te has posicionado en contra de Dios, enalteciéndote y dando testimonio de ti mismo, y desviándote del camino verdadero. ¿De qué carácter se trata? Es el carácter de un anticristo. ¿Es grave? (Sí). ¿Hasta qué punto? El resultado de que un individuo adopte medios más insidiosos y falsos, que soporte penurias y pague el precio para desorientar a la gente, tratando de que lo idolatren y sigan, es idéntico al de que una persona se enaltezca y dé testimonio de sí misma abiertamente: tiene igual naturaleza. Sean cuales sean los medios que emplees para enaltecerte y dar testimonio de ti mismo, ya sea un discurso claro o un buen comportamiento demasiado evidente, todos tienen la misma naturaleza. Contiene atributos de un anticristo y una disposición a luchar contra Dios por Sus elegidos. No importa qué forma adopten tus manifestaciones o de qué medios te sirvas, mientras tus intenciones no cambien y conlleven las mismas consecuencias, todo tiene idéntica naturaleza. Por lo tanto, parece claro que los anticristos son muy astutos y no aman ni persiguen la verdad. Sin embargo, son capaces de soportar penurias y pagar el precio en aras de desorientar a la gente; esta es la perversidad de los anticristos.

Hay quienes hablan acerca de teorías absurdas y argumentos abstractos para hacer creer que son personas intelectuales y cultas, cuyas acciones son muy profundas, y de ese modo lograr su objetivo de que la gente las idolatre. Es decir, siempre quieren participar y dar su opinión en cualquier asunto; incluso, cuando todo el mundo ya ha tomado una decisión final, si no quedan contentas, sueltan alguna idea altisonante para presumir. ¿Acaso no se trata de una forma de enaltecerse y dar testimonio de uno mismo? En ciertos asuntos, en realidad todo el mundo ya ha debatido las cosas, se han consultado unos a otros, han hallado los principios y se han decantado por un plan de acción, pero esos individuos no aceptan la decisión y obstaculizan las cosas de forma irracional, diciendo: “Eso no servirá. No lo habéis considerado exhaustivamente. Aparte de los aspectos que hemos comentado, yo también he pensado otra cosa”. Pero, de hecho, el aspecto que se les ha ocurrido no es más que una teoría absurda; no hacen más que buscarle tres pies al gato. Son plenamente conscientes de que están hilando demasiado fino y dificultando las cosas a los demás, pero aun así insisten en ello. ¿Cuál es su objetivo? Tratan de demostrar que son diferentes, que son más listos que el resto de la gente. Lo que quieren decir es: “¿Así que este es el nivel que tenéis? Tengo que demostraros que yo estoy por encima”. En general, no escuchan lo que diga cualquier otro, pero en cuanto surge algo importante, empiezan a alterar las cosas. ¿Cómo se llama a estos individuos? En lenguaje coloquial, se dice que son gente quisquillosa, manzanas podridas. ¿Cuáles son las tácticas habituales de un individuo quisquilloso? Disfruta pregonando ideas grandilocuentes y entregándose a prácticas viles y retorcidas. Si le pides que exponga un plan de acción adecuado, no sabrá elaborar uno, y si le pides que se encargue de un asunto serio, será incapaz. No perpetra más que actos viles y anda siempre queriendo dar una “sorpresa” a la gente y presumir de sus dotes. ¿Cómo reza el dicho? “Una vieja se pinta los labios, para que tengas algo que mirar”. Lo cual significa que en todo momento quiere presumir de dotes y, tanto si hace buen alarde de ellos como si no, quiere que la gente sepa: “Soy una persona excepcional, mejor que vosotros, que no valéis para nada, sois simples mortales, gente ordinaria. Yo soy extraordinario y trascendente. Os contaré mis ideas, que os van a sorprender, y ya veréis si soy superior a vosotros o no”. ¿Acaso esto no es alterar las cosas? Lo hace a propósito. ¿Qué clase de comportamiento es este? Está provocando trastornos y perturbaciones. Lo que pretende decir es: en este asunto, aún no he demostrado lo inteligente que soy, así que no importa quién vea sus intereses perjudicados ni sus esfuerzos malogrados, voy a sabotearlo hasta que todo el mundo me crea superior, capaz y diestro. Solo entonces dejaré que el asunto proceda sin impedimentos. ¿Existe gente así de mala? ¿Habéis hecho cosas de esta índole antes? (Sí. En alguna ocasión, cuando otros ya habían terminado de debatir algún asunto e ideado un plan adecuado, como no me informaron durante el proceso de toma de decisiones, me dediqué a sacarle fallos). En el momento de hacerlo, ¿sabías en tu corazón si eso estaba bien o mal? ¿Sabías que la naturaleza de este problema era grave, que provocaba trastornos y perturbaciones? (En aquel momento, no fui consciente de ello, pero al ser podado severamente por mis hermanos y hermanas, y al comer y beber las palabras de juicio y castigo de Dios, entendí que la naturaleza de este problema es grave, que está trastornando y perturbando la obra de la iglesia, y que es una clase de comportamiento satánico). Gracias a que reconociste su gravedad, cuando luego te aconteció una situación similar, ¿lograste cambiar un poco y tener alguna entrada a la hora de abordarlas? (Sí. Al revelar esos pensamientos e ideas, comprendí que se trataba de un carácter satánico, que no podía actuar de ese modo, y conseguí orar a Dios de manera consciente y rebelarme contra esos pensamientos e ideas erróneos). Lograste cambiar en cierta medida. Cuando se tienen problemas de corrupción de esa índole, uno debe buscar la verdad para resolverlos, frenarse y orar a Dios. Cuando pienses que los demás te miran con desdén, que no te tienen en alta estima ni te toman en serio y, como consecuencia, sientes deseos de ocasionar un trastorno, cuando te asalten estos pensamientos, debes darte cuenta de que no provienen de la humanidad normal, sino de un carácter satánico, y que, si continúas así, surgirán problemas y lo más probable es que ofendas el carácter de Dios. Primero debes aprender a frenarte y luego comparecer ante Dios para orarle y revertir el rumbo. Cuando las personas viven en el interior de sus propios pensamientos, en el interior de sus actitudes corruptas, ninguna de sus acciones es conforme a la verdad ni capaz de satisfacer a Dios; actúan de forma antagónica a Él. Ya sabéis reconocer este hecho, ¿cierto? El querer en todo momento luchar por la fama y las ganancias, sin dudar en trastornar y perturbar la obra de la iglesia para granjearte una reputación y un estatus, constituyen las manifestaciones más evidentes de los anticristos. En realidad, todas las personas poseen estas manifestaciones, pero si las reconoces y admites, y luego reviertes el rumbo y asumes una actitud de arrepentimiento sincero ante Dios, y cambias tus métodos, comportamientos y actitudes, es que estás persiguiendo la verdad. Si no reconoces estos problemas reales, careces sin duda de actitud de arrepentimiento y no eres una persona que persigue la verdad. Si insistes en caminar por la senda de un anticristo, la recorres hasta el final y aún piensas que no hay ningún problema y no estás dispuesto a arrepentirte, sigues actuando de esta manera y compitiendo por fama y ganancias con los líderes y los obreros, te empeñas en sobresalir por encima de los demás, destacar entre la multitud y ser mejor que el resto de los integrantes del grupo al que perteneces, ¡estás en un buen aprieto! Si no dejas de perseguir reputación y estatus, y te niegas a arrepentirte con obstinación, es que eres un anticristo, estás condenado y al final recibirás tu castigo. Las palabras de Dios, la verdad y la conciencia y razón no han surtido efecto en ti, y a buen seguro hallarás el final de los anticristos. No puedes ser salvado, ¡eres irredimible! Que las personas logren o no alcanzar la salvación y emprender la senda de temer a Dios y evitar el mal, dependerá de si exhiben manifestaciones de arrepentimiento sincero tras llegar a conocerse a sí mismas, y de la actitud con la que enfoquen la verdad, así como de la senda que escojan. Si no abandonas la senda de un anticristo y, en su lugar, eliges satisfacer tus propias ambiciones y deseos, oponiéndote con descaro a la verdad y poniéndote en contra de Dios, es que eres irredimible. Alguien que ignore que ha de tener miedo, independientemente de la magnitud de sus errores o de cuántas acciones malvadas perpetre, y que no se sienta culpable y continúe justificándose, sin sentir ni una pizca de remordimiento, es un diablo y un anticristo auténtico. Si alguien tan solo posee las diversas manifestaciones de los anticristos, pero sabe admitir sus errores, desandar sus pasos, y hay cabida en su corazón para el arrepentimiento, nos encontramos ante algo que difiere en naturaleza de los anticristos, una situación completamente distinta. Así pues, la clave para que una persona alcance o no la salvación radica en si sabe reflexionar sobre sí misma, en si posee un corazón con cabida para el arrepentimiento y en si es capaz de emprender la senda de la búsqueda de la verdad.

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