Punto 14: Tratan la casa de Dios como su propio dominio personal (Parte 3)
II. Los anticristos manipulan las circunstancias
Antes hemos hablado acerca de la primera manifestación de los anticristos que tratan la casa de Dios como si fuera su propio dominio personal: la monopolización del poder. A este respecto, hemos compartido principalmente el contenido específico relativo a cómo los anticristos alcanzan el poder, cómo después afianzan su estatus y consolidan aún más ese poder y, por último, cómo lo ejercen. Además de monopolizar el poder, la segunda práctica concreta de los anticristos que tratan la casa de Dios como si fuera su propio dominio personal consiste en manipular las circunstancias. El sentido literal de la expresión “manipular las circunstancias” debería ser fácil de entender, pero ¿a qué aluden las “circunstancias”? Después de que un anticristo haya monopolizado el poder, establecido su propio dominio y formado un grupo de seguidores acérrimos, compinches y una esfera de influencia, ¿puede permitir que otros se inmiscuyan en su obra? ¿Puede permitir que otros se involucren o se inmiscuyan en los asuntos y la esfera de influencia que supervisa? (No lo permite). Para un anticristo, el poder es su vida. Dentro de su esfera de influencia, todo debe venir dictado por él. Ocurra lo que ocurra en esta, sean cuales sean las personas y cuestiones involucradas, así como el desenlace final de los acontecimientos, todo debe estar diseñado y controlado por él. Todo debe ser conforme a sus deseos y satisfacer sus necesidades, sin ocasionarle ninguna pérdida. Por ejemplo, si no interfiere, ni se inmiscuye, ni manipula un determinado asunto, sino que deja que se desarrolle normalmente por sí mismo, podría ocurrir que le diera una mala reputación o que alguien lo denunciara y tuviera que enfrentarse a una destitución, en cuyo caso peligraría su estatus y podría desaparecer el poder que posee. Por lo tanto, el anticristo debe encargarse él mismo de todos los asuntos, grandes y pequeños, que surjan dentro de la iglesia. Estos asuntos afectan a su reputación y su estatus, así como a su poder. En cuanto a los que no guardan relación con su poder, puede que opte por no revisarlos o hacer la vista gorda ante ellos. En lo que se refiere especialmente a la obra de la casa de Dios, la entrada en la vida de los hermanos y hermanas, la vida de iglesia y otras cuestiones similares, mientras no afecten a su estatus y su poder ni involucren sus interacciones con lo Alto, no se molestará en ellos, ni los observará ni se preocupará por ellos. Por ejemplo, el número de personas a las que el equipo evangélico se gana al mes resulta crucial para él, porque afecta a su estatus. Si el número declarado cada mes puede garantizar su estatus, hará grandes esfuerzos por alcanzar esa cifra y salvaguardar su estatus, mientras que otros asuntos continuarán siendo irrelevantes para él. Supongamos, por ejemplo, que la zona que supervisa tiene que ganarse, en circunstancias normales, a cien personas en un mes. Sin embargo, si la cifra se queda corta debido a que el entorno no lo permite, o debido a que se han producido situaciones especiales en ese plazo, o debido a que ciertas personas aún se hallan en periodo de investigación, el anticristo se empleará a fondo y se pondrá nervioso. ¿A qué se deben estos nervios? ¿Se siente cargado y nervioso porque ve que la expansión del evangelio de Dios no marcha sobre ruedas? ¿Es que quienes difunden el evangelio carecen de sentido de la carga y hacen las cosas de forma superficial, y está preocupado por cómo regarlos y resolver la situación? ¿O su inquietud es por no tener suficiente mano de obra para difundir el evangelio y por cómo debería ajustarla y aumentarla? No, estas cosas no le ponen nervioso. Lo que le preocupa es cómo alcanzar el centenar de personas sin que lo Alto descubra sus turbios métodos. Si la cifra real es solo de ochenta en lugar de cien y declara la verdad, lo Alto podría enviar a alguien a investigar y averiguar más cosas sobre la situación, así que ¿cómo informar a lo Alto para que no reaccione? Declara noventa y ocho personas. Alguien dice: “No puedes falsificarlo así; estás haciendo trampas y es inaceptable”. Y él responde: “No pasa nada. Yo llevo la batuta; si algo sale mal, asumiré la responsabilidad”. ¿Por qué declaró esta cifra en concreto? ¿Encierra algún significado más profundo? ¿Lo ha pensado detenidamente? Pues sí. Declarar cien personas cuando la cifra real solo llega a ochenta supone una discrepancia demasiado grande, lo que más adelante dificultaría tapar la mentira. Sin embargo, si declara noventa y ocho, aunque lo Alto vea que no llega a cien, parece un número legítimo y no dará pie a una inspección, lo cual garantiza la seguridad de su estatus. A veces, si se gana a cien personas, se atreverá a declarar doscientas y, si lo Alto envía a alguien a investigar, tiene maneras de manejarlo. Alegará que los cien de más se hallan en investigación y que se ganarán el próximo mes. Si lo Alto no envía a nadie a indagar esto, se las ingenia para presumir de sus contribuciones. A veces, aunque no se haya ganado ni a una sola persona en un mes, llega a informar falsamente de que se ha ganado a treinta o cincuenta, y luego ya ideará una forma de compensarlo el mes siguiente. En resumen, cuando se trata de declarar las cifras de personas ganadas con la difusión del evangelio, el anticristo es capaz de falsificarlas, mentir, hacer trampas y recurrir a métodos turbios. El anticristo da órdenes directas sobre qué cifra declarar y sobre cómo declararla. ¿No es esto manipular las circunstancias?
El anticristo utiliza su estatus y su poder para, en todo momento, interferir y perturbar el cumplimiento de los deberes por parte del pueblo escogido de Dios. Reprime y excluye a cualquiera que trabaje basándose en principios y desempeñe eficazmente su deber. ¿Cuál es el propósito de actuar así? Es manipular las circunstancias; ejerce un control total, sometiendo a quienes se encuentran por debajo de él y engañando a lo Alto. ¿Cuál es el objetivo de esta manipulación? Es impedir que se revele la verdad, impedir que la gente la conozca, engañar a lo Alto, ocultar la situación real de su obra en los estratos inferiores y ocultar si ha llevado a cabo alguna labor real y cómo la ha realizado. Al manipular las circunstancias, su objetivo es tapar los hechos, encubrir la verdad y ocultar sus intenciones malvadas, así como encubrir sus hechos malvados, sus actos extremadamente desafiantes y el hecho de que no lleva a cabo ni puede realizar ninguna labor real, entre otras cosas. Por ejemplo, cuando la casa de Dios necesita cierta cantidad de dinero y pregunta por las ofrendas que almacena su iglesia, el anticristo pregunta primero cuánto necesita. Si dices que necesitas unos miles, afirmará tener solo unos cientos; si dices que necesitas unas decenas de miles, afirmará que solo tiene unos pocos miles. En realidad, cuenta con decenas de miles de yuanes en ofrendas para la iglesia y no está dispuesto a desprenderse de ellos. ¿No alberga intenciones malvadas? ¿Qué quiere hacer? Quiere quedarse con esas ofrendas para disfrute personal. ¿Cuenta esto como una manipulación de las circunstancias? (Sí). El anticristo manipula las circunstancias hasta el extremo de no desprenderse ni siquiera de las ofrendas. Si le preguntas si su iglesia cuenta con alguna persona dotada para la escritura, la música o la producción de vídeos, quizá te diga: “Contamos con un escritor experto de setenta y ocho años, era periodista, pero tiene una grave enfermedad estomacal”. En realidad, esta persona es una treintañera, está en la flor de la vida y no padece ninguna dolencia estomacal grave. ¿Por qué no cede el anticristo? ¿Por qué proporciona información falsa? Desea manipular las circunstancias. Cree que el hecho de dejar escapar a esa persona tan talentosa afectaría a su mandato; quiere retener también a los individuos con talento. ¿Esas personas realmente le pertenecen? (No). Entonces, ¿por qué no se desprende de ellas? ¿Por qué no cede a estas personas cualificadas cuando la obra de la casa de Dios las necesita y llega incluso a falsificar información? Quiere desorientar a la gente para asegurar su estatus: está, en efecto, manipulando las circunstancias. No pregunta si las partes implicadas están dispuestas a cumplir estos deberes, ni presenta las circunstancias reales de estas personas a la casa de Dios. En su lugar, las retiene para sus propios fines, y aunque no le sirvan, igualmente se las niega a la casa de Dios. Si esta, por ejemplo, necesita un productor de vídeos de la iglesia, el anticristo lo ve y piensa: “Procurar un experto en producción de vídeos, ¿podría dejar pasar una oportunidad tan buena? Cada uno tiene que velar por sus propios intereses: mi hija, mi hijo y varios parientes saben algo de ese tema, así que se los enviaré, cumplan o no las exigencias de la casa de Dios”. Cuando se presenta una buena oportunidad, como la de ofrecer personas, da prioridad a sus familiares y amigos, y no deja nada para los de fuera. ¿No es esto manipular las circunstancias?
En función de los ejemplos mencionados, ¿a qué se refiere exactamente que el anticristo manipule las circunstancias? ¿No significa que el anticristo ejerce un dominio total, que controla y manipula a todos y a todo? Todo está en sus manos y es él quien tiene la última palabra; es quien mueve los hilos, el que dirige y manipula entre bastidores. Esto es manipular las circunstancias. Cuando lo Alto envía a alguien a su iglesia a enterarse de la situación, y esta persona desea hablar con algunas personas y ver cómo los hermanos y hermanas llevan su entrada en la vida y el desempeño de los deberes, y para comprobar si se han distribuido materiales tales como los libros que recogen las palabras de Dios y las grabaciones de los sermones entre todos los miembros del pueblo escogido de Dios, el anticristo dice: “No hay problema, te llevaré a la casa de un hermano y de una hermana”. ¿Quiénes son estas dos personas? ¿No pertenecen al dominio del anticristo? (Seguro que sí). Estas dos personas son su hermana pequeña y el hermano pequeño de su esposa. Después de llevar al enviado de lo Alto a esas dos casas, estas dos personas dicen: “Nuestra vida en la iglesia es estupenda, y disfrutamos de toda clase de sermones, enseñanzas y vídeos de testimonios. Nuestro líder ha estado fuera unos cuantos días haciendo la obra de la iglesia y no ha vuelto a casa”. Da igual quién acuda a su iglesia, nadie se percatará en lo más mínimo de la situación real. El anticristo encubre todo lo relativo a la verdadera situación de la iglesia, los problemas que han surgido, las personas malvadas que ocasionan trastornos y perturbaciones, quién desempeña sus deberes de manera superficial, en qué tareas se han cometido deslices, etcétera. Lo que se observa cuando uno va allí no son más que escenas que parecen agradables, pero no son más que falsas apariencias. Solo cabe señalar una cosa: si el enviado de lo Alto pregunta si disponen de un sitio adecuado para guardar las ofrendas de la iglesia y si necesita llevarse parte de ellas, el anticristo se apresura a declarar que estas no ascienden a mucho. En lo concerniente al resto de la obra, habla positivamente, excepto en lo que respecta a las ofrendas: interrumpe la conversación antes de que el enviado tenga ocasión de hablar. El anticristo controla al personal de la iglesia que es apto para desempeñar toda suerte de deberes, mientras que ofrece a algunas de las personas por las que siente afecto o a quienes no reúnen las condiciones para cumplir un deber en la casa de Dios, en particular ciertos individuos con mala humanidad y en quienes obra un espíritu malvado, u otros que básicamente carecen de entendimiento espiritual, cuya humanidad es abominable, que cumplen con sus deberes de manera superficial, que no tienen una fe en Dios fundamentada y que son iguales que los no creyentes. Aparte de desempeñar superficialmente su deber, estos individuos también causan trastornos y perturbaciones e incurren en conductas rebeldes; algunos son incapaces de soportar penurias y quieren abandonar la casa de Dios. Otros incluso difunden rumores y propagan nociones; y otros más no desempeñan correctamente sus deberes y se pasan el día viendo series de televisión o un montón de otros vídeos absurdos. ¿Y qué sucede al final? Echan a varios de estos individuos. De estos, más del noventa y cinco por ciento poseen una mala humanidad. ¿Cómo de mala es? Mala en grado sumo: carecen de humanidad y algunos no creen en Dios en absoluto. ¿De dónde provienen estos individuos? ¿No los proporcionó la iglesia? Como los proporcionó la iglesia, debe de existir un problema con las personas que lo hicieron. No cabe descartar que algunas de ellas sean anticristos, ni que los individuos proporcionados sean sus parientes, compinches o seguidores acérrimos. ¿No es este el caso? ¿Pueden quienes de verdad posean humanidad y un poco de conciencia ocuparse de la importante tarea de proporcionar cuidadosamente personas con talento? ¿Pueden ser un poco responsables? ¿Pueden descartar algunos de sus motivos egoístas? Quien posea humanidad y conciencia puede conseguirlo, sin lugar a duda, y solo existe un tipo de persona que no, que son los anticristos. Quieren acaparar para sí todas las cosas buenas y rechazan y se niegan categóricamente a cooperar en aquello que no les sea favorable: así son los anticristos.
Existe un aspecto aún más repugnante en lo relativo a la manipulación de las circunstancias por parte de los anticristos, aparte de que siempre quieren ejercer un control absoluto y dictar los asuntos en la iglesia. ¿Pueden los anticristos, en connivencia con sus seguidores acérrimos, someterse a las disposiciones de la casa de Dios, desempeñar correctamente sus deberes, preservar la obra de la casa de Dios y cumplir sus responsabilidades y obligaciones? (No, no pueden). Por eso he dicho que actúan en connivencia. Una vez dicho que confabulan entre ellos, resulta evidente que todo cuanto dicen y hacen involucra acuerdos clandestinos. A primera vista, parece que estas personas son simpáticas, que muestran respeto por sus mayores y que son sumamente cariñosas, corteses y consideradas entre sí, además de educadas y poseedoras de buena calidad humana. En realidad, todo es superficial, artera e hipócrita. ¿Por qué pueden ser tan corteses y mostrarse el máximo respeto y educación entre ellos? Existe una razón para ello. Al confabularse, no pretenden aprender unos de otros para compensar las debilidades propias ni apoyarse entre sí para entrar en la realidad-verdad a fin de seguir la voluntad de Dios y desempeñar bien la obra de la iglesia, sino que lo hacen por motivos de explotación, dependencia y ayuda mutuos. Se confabulan porque más gente implica más poder, lo cual hace que resulte más fácil manejar las cosas y facilita el ocuparse de los asuntos privados. Por eso, cuando se juntan, parecen muy amigos, como si fueran una familia unida. Se dirigen con educación a las personas mayores, llaman “hermana” o “hermano” a sus coetáneos, pronuncian estas palabras con cariño y llenos de convenciones sociales. Si alguien desconoce la verdad de la situación, podría incluso elogiarlos por el amor que profesan, la ayuda mutua que se prestan y la confianza que depositan entre ellos; parecen dispuestos a tender una mano en tiempos de dificultad y dicen, muy contentos y satisfechos: “Todos formamos una familia; todos creemos en el mismo dios”. Al hablar, comparten su amor a través de elocuentes miradas, lo cual no hace sino confirmar que en efecto forman una familia y un grupo muy unido. Entonces, ¿para qué se confabulan exactamente? Por ejemplo, una de las hermanas de edad más avanzada es directora general de una empresa y tiene una amplia red de contactos y relaciones sociales. Ha hecho muchas cosas por los miembros del dominio del anticristo y la mayoría de la gente ha recibido favores de ella, por lo que se refieren a ella como su “hermana mayor”. Cada vez que ocurre cualquier circunstancia en casa de alguien, como que un hijo se vaya a la universidad o que una hija esté buscando empleo, no dudan en pedirle consejo y ayuda para resolver los asuntos. Si alguien está ingresado y en la iglesia hay una persona que trabaja en un hospital y puede conseguir medicinas de importación, el anticristo enseguida considera a esta persona como un confidente cercano y un miembro de la familia. Se confabulan para encargarse de este tipo de tareas, se benefician mutuamente y crean situaciones en las que ambas partes salen ganando. Por lo tanto, cuando se juntan, parecen tener una buena relación extraordinaria y estar en armonía unos con otros, felices de la vida, sin pelearse nunca. Sin embargo, detrás de esta armonía, cada persona alberga en secreto segundas intenciones y piensa en cómo aprovecharse de la otra parte y utilizar a los demás, así como en la manera de ayudar a otros mientras crea un beneficio mutuo y devuelve favores a otras personas. Después de que el anticristo establezca su dominio y reúna a un grupo de seguidores acérrimos, contará con un equipo y una “familia” para que lo ayuden en todos los pequeños aspectos de la vida cotidiana. Por ejemplo, en materia de buscar trabajo, ir a la universidad, conseguir un ascenso, lidiar con una enfermedad grave, mudarse o incluso encontrar a un mediador que pague la fianza para sacarlo de la cárcel en el caso de que lo arresten; tienen a alguien capaz de encargarse de estos asuntos. Desde la perspectiva del anticristo, ¿no resultan útiles estos “miembros de la familia”? ¿Acaso no puede contar con ellos? ¿No pueden depender unos de otros y ayudarse mutuamente? (Sí). Por lo tanto, dentro de ese dominio, lo que se observa no es un grupo de personas que se relacionan entre ellas con las palabras de Dios como principio, o un grupo de personas que actúan de acuerdo a su conciencia, que viven según las palabras de Dios, que alaban a Dios, que se relacionan entre sí con normalidad, que comparten con franqueza, que abren su corazón y se desnudan ante los demás, hablando sobre su propio carácter corrupto y conociéndolo, o que aprenden unos de otros para compensar sus defectos; no hay nada por el estilo. Este grupo, este dominio, es el dominio de la banda del anticristo, donde la verdad no ostenta ningún poder, donde no obra el Espíritu Santo y donde la gente no lleva las palabras de Dios en el corazón. En vez de eso, la banda del anticristo vive aquí con satisfacción, comodidad y fruición, como si fuera su propia casa. En realidad, no se trata ni de la casa de Dios ni de la iglesia; es la sociedad, la banda del anticristo.
Los anticristos convierten la iglesia en su propio dominio, la transforman en un grupo social y en su banda. Se involucran en actividades destructivas y odiosas, y hablan o actúan exclusivamente con las tácticas y métodos de los no creyentes. Son todos individuos con mucha labia, de discurso frívolo, llenos de ruindad, insidiosos y perversos, y se niegan a aceptar la verdad. De cara a los demás, fingen ser refinados, civilizados, educados, disciplinados e incluso de buenos modales, personas de calibre y calidad humana. Sin embargo, en la realidad, todos ellos son personajes insidiosos, taimados, vulgares y perversos. Se confabulan entre ellos, hacen contactos, compiten por ser influyentes, prestan atención a la extravagancia y enfatizan las relaciones personales y comunitarias en la sociedad. Se fijan en quién tiene mayor influencia, mayor estatus y prestigio en la sociedad, así como a quién se le dan mejor las estrategias. Por su forma de hablar y su comportamiento, no puede discernirse una fe sincera, y menos aún se observa que reserven el mínimo hueco en su corazón para la verdad y las palabras de Dios. Su fe no representa más que un juego y un fraude. Estos personajes perversos han convertido la iglesia en un grupo social, un dominio para sus confabulaciones, mientras expresan palabras altisonantes sin cesar, diciendo: “Creemos en dios, cumplimos nuestros deberes en la casa de dios, seguimos a dios tal que así, contribuimos al bienestar de nuestros hermanos y hermanas de este modo, los ayudamos y apoyamos de esta manera, y nos amamos unos a otros de tal o cual forma”. Usando medios perversos que desorientan y atrapan a la gente, así como diversos métodos viles, perjudican a los hermanos y hermanas, aunque creen que están ayudándolos, cumpliendo su deber, glorificando a Dios y dando testimonio de Él. Apenas se dan cuenta de que tras estas acciones y comportamientos reside la esencia de los anticristos que manipulan las circunstancias. Los anticristos atrapan a los seguidores de Dios bajo su poder, convirtiendo la iglesia en su propio dominio, en un grupo social, en una organización de personas bajo el poder de Satanás. ¿Cabe considerar como una iglesia a una organización semejante? Es evidente que no. ¿Su comportamiento no es nauseabundo a más no poder? ¿Habéis visto alguna vez una banda de anticristos de este tipo? ¿Qué sientes cuando estás entre ellos? Por fuera, parecen educados y afables, pero, cuando compartes con ellos la verdad y las intenciones de Dios, la actitud que muestran es de especial repugnancia y falta de interés, la cual contrasta con su educación y afabilidad aparentes. Cuando compartes la verdad con ellos, te consideran un extraño y todavía más cuando compartes la obra de la iglesia. Cuando continúas compartiendo los principios-verdad que tendrían que practicarse al cumplir un deber, se sienten frustrados y desinteresados, momento en el cual revelan su semejanza demoníaca, se rascan la cabeza, bostezan y les lloran los ojos. ¿Es esto normal? ¿Por qué emerge su semejanza demoníaca en el momento que compartes la verdad? ¿No alberga cada uno de ellos mucho amor en su corazón? ¿Cómo pueden perder el interés cuando empiezas a hablarles de la verdad? ¿No es así como se ponen en evidencia? ¿No tienen un gran entusiasmo y lealtad con respecto al desempeño de las tareas externas? Y, si son leales, ¿no están en posesión de la realidad? Si poseyeran la realidad, deberían alegrarse al oír a la gente compartir la verdad, deberían anhelarla. ¿Por qué su estado es siempre anómalo e incluso los poseen espíritus malignos? Eso demuestra que sus interacciones armoniosas, así como su cortesía y afabilidad, son totalmente falsas. Solo las palabras de juicio de Dios y las verdades que Él expresa consiguen ponerlos en evidencia por completo. Es entonces cuando brota su ira, cuando su condición difiere de la habitual y empiezan a perpetrar el mal y causar perturbaciones. Entonces, Dios los entrega a Satanás y se despreocupa de ellos. En su infinidad de diabluras, han enseñado su verdadera cara.
Que los anticristos manipulan las circunstancias es una realidad. En los casos más leves, un individuo manipula a un cierto número de personas; en los casos graves, una banda manipula no solo a una cierta cantidad de personas, sino también todos los asuntos. El número de cosas y circunstancias que un individuo puede manipular es limitado; por eso, para expandir sus fuerzas y asegurar su estatus, los anticristos deben formar un equipo de personas. Necesitan atraer y controlar a un grupo de personas para que los asistan, para asegurar su estatus y su poder, así como para ayudarlos a manipular las circunstancias. Una vez que los anticristos han formado su banda, su esfera de influencia crece, lo cual les permite manipular más cosas, y su implicación se amplía. Como consecuencia, aumenta el número de víctimas. ¿Qué deberíais hacer si os encontráis con la banda de un anticristo capaz de manipular las circunstancias? ¿Habéis visto alguna vez una banda de ese tipo? El grueso principal de este grupo suele constar de cuatro o cinco individuos, o de más de diez. Cada uno se responsabiliza de distintas tareas. Por ejemplo, están los que se especializan en ajustes de personal; los que manejan las finanzas; los que tratan con lo Alto, y los que ayudan al anticristo a encubrir sin demora cualquier cosa que ocurra; además, están los que dan consejos entre bastidores, los que traman fechorías para hacer daño a la gente, los que se especializan en difundir rumores, los que siembran la discordia, los que ayudan a las personas malvadas a perpetrar el mal, los que recaban información, e incluso los que procuran beneficios y suministran tratamientos médicos. En definitiva, en esta cohorte hay gente para desempeñar todo tipo de funciones. Los anticristos desprecian a los individuos poco influyentes, que son cándidos y sencillos y carecen de capacidad para desenvolverse en la sociedad. En cambio, intentan captar específicamente a creyentes con estatus, reputación, influencia y experiencia como funcionarios o haciendo grandes negocios en la sociedad; personas que hayan visto mundo, que sean capaces de sacar las cosas adelante y que puedan adquirir cosas buenas para ellos. Por ejemplo, si un coche cuesta 400000 yuanes, una persona competente que conozca el mercado y sepa especular podría conseguirle uno de segunda mano a mitad de precio, equivalente a un coche nuevo. ¿Fichará el anticristo a tal individuo si lo tiene cerca? (Sí). Los anticristos fichan a este tipo de personas. ¿Cuál es su objetivo? Pretenden transformar la casa de Dios, el lugar de la obra de Dios, en un grupo social, de tal modo que la obra de Dios y la verdad no puedan implementarse entre la gente; lo que quieren es lograr sus propios objetivos. Si una creyente corriente cree en Dios en cuerpo y alma, está dispuesta a renunciar a su familia y a su carrera, es cándida y sencilla y carece de aptitudes para manejar las cosas, ¿la querría el anticristo? (No). Si su marido y su hijo pueden ganar dinero en los negocios, son personas influyentes en la sociedad y nadie se atreve a intimidarlos, ¿tendrá una anciana así algún valor para el anticristo? A pesar de que ella carece de un valor inherente a ojos del anticristo, resulta sumamente valiosa en lo que respecta a su familia. No le falta el dinero, su casa puede alojar a varios hermanos y hermanas y, si surge algún imprevisto, puede contar con la ayuda de su familia para solucionarlo. Una persona así es valiosa para el anticristo, que hará todo lo posible para atraerla y desorientarla, de modo que se ponga de su lado y pueda utilizarla. El anticristo evalúa con precisión a las personas que le son útiles. No se preocupa ni valora a quienes profesan una fe auténtica, a quienes creen sinceramente en Dios, ni a quienes poseen buena calidad humana y son leales en el desempeño del deber, los que después de ser pastoreados y regados son capaces de hacer progresos y pagar realmente el precio. Cuanto más recto seas y más conciencia y razón tengas, mayor rechazo sentirá hacia ti. Si hablas con franqueza y sin rodeos, le causarás rechazo y asco. Cuando te vea, pondrá tierra de por medio. Si te relacionas con él, cruzaréis unas palabras de cortesía superficiales, pero no hablará sinceramente a menos que le seas valioso. Prefiere a las personas que tienen algún valor para él, que supongan alguna ventaja para su poder y su estatus. Si hay alguien al que pueda utilizar, que pueda ayudarlo a llevar a cabo ciertas cosas, a encubrir los hechos reales, a perpetrar maldades mientras busca excusas apropiadas para estas y a desorientar a los hermanos y hermanas sin que nadie se entere, sin que nadie sea capaz de desenmascararlo o calarlo, esa persona se convierte en objeto de explotación y reclutamiento. Si una persona no hace más que adular a con quien hable, canta las alabanzas de quienes tienen autoridad, sigue a quien goce de cierto estatus y no muestra discernimiento hacia nadie, ¿la utilizará el anticristo? Semejante persona posee valor para un anticristo, aunque la tratará con cautela. No confía demasiado en los aduladores, por lo que no los tendrá al tanto de ciertas cosas. Si las reuniones tienen una jerarquía, estos individuos vacilantes quedarán excluidas de las más importantes y solo podrán participar en las de menor importancia o en las reuniones ordinarias. El motivo radica en que, si surge otro líder, estos individuos vacilantes podrían traicionarlo y desenmascararlo en cualquier momento. El anticristo es astuto a la hora de tratar con tales personas y las utiliza en función de la situación. Por lo tanto, a la hora de manipular las circunstancias, el anticristo se muestra muy cauto. Aborda estos asuntos con un enfoque sistemático y mesurado, sopesa con detenimiento cómo actuar y de qué personas aprovecharse. En su mente, distingue entre los compinches cercanos a él y los compinches llanos.
Cuando el anticristo se encuentra con un extraño, como un líder de alto nivel o alguien que no conoce bien, lo primero que hace es indagar sobre su calidad humana, si tiene ciertas ambiciones o aficiones, si profesa una fe verdadera, sus años de creyente en Dios, si posee la realidad-verdad o discernimiento de ellos, y si lleva la carga de la entrada en la vida. Evalúan y observan cada una de las facetas y luego emplean diversos métodos para sonsacarles información y ponerlos a prueba. Si ven que se trata de una persona atolondrada, bajan la guardia y dejan de prestarle atención. Sin embargo, si una persona parece astuta y no resulta fácil sondearla, sienten la necesidad de mostrarse cautelosos. El control de las circunstancias por parte del anticristo consiste en llevar las riendas de todo, quiere tener la última palabra en cualquier cosa, lo que incluye que todo tipo de personas estén bajo su control. Los preceptos de la casa de Dios se vuelven carentes de sentido para ellos, como un trozo de papel sin valor, y el carácter y los decretos administrativos de Dios no tienen existencia alguna, son como aire. Sus ambiciones y deseos van más allá de controlar a la gente y conseguir que los escuchen; llegan hasta a controlar cada uno de los acontecimientos que experimenta cada persona, así como aquellos asuntos que acontecen delante de sus narices, tanto dentro como fuera de su esfera de influencia. ¿Qué propósito tiene este control? Asegurar su poder y su estatus, así como su reputación. Hay una frase que condensa la manipulación de las circunstancias por parte de un anticristo: “Todo está bajo su control”. De ahí que el anticristo no se atreva a pasar por alto ninguna cuestión, sea importante o baladí. No se atreve a pasar nada por alto, quiere participar e interferir en todo lo que concierne a su estatus o a su esfera de influencia, de tal modo que no pierda ningún beneficio. Quiere involucrarse activamente en muchos de los asuntos de la iglesia y captar la situación de cómo están desarrollándose las cosas. Por ejemplo, si alguna persona no lo escucha ni se somete a él y siempre está dando su opinión sobre este, buscará la manera de castigarlo. Sin embargo, si no puede justificar podarla, ¿qué hace entonces? Se las ingenia para controlar los libros y las grabaciones de los sermones que se envían desde la casa de Dios. Determina quién recibe sin demora estos materiales basándose en quién lo obedece. Si no lo escuchas o muestras un comportamiento desfavorable durante ese periodo, alegará que los recursos son limitados y no te los enviará. El anticristo vigila tu comportamiento. Si lo piensas con claridad, si lo tienes calado y comprendes la psicología del anticristo; si admites voluntariamente tus errores y te acercas al anticristo, encontrará una excusa para decir: “Esta vez, la casa de dios ha enviado recursos suficientes para todos, de modo que estás incluido”. Sin embargo, si observa que vuelves a distanciarte al cabo de un tiempo, te castigará otra vez. Ni siquiera te avisará cuando lleguen nuevos recursos, se limitará a no entregarte nada y hasta podría tratar de confiscarte lo que tenías originalmente. En particular, cuando el anticristo descubre que alguien podría haberse enterado de las fechorías que lleva a cabo entre bastidores y podría denunciarlo, tomará medidas preventivas, admitirá sus errores por iniciativa propia y compartirá su introspección; empleará en primer lugar una táctica suave. Si se da cuenta de que esta no funciona y en su fuero interno se siente algo inseguro, si sospecha que esa persona aún podría denunciarlo, hará todo lo que pueda por congregar a más gente para que la acosen y la amenacen enérgicamente. Esto continuará así hasta que la persona se comprometa y dé a conocer su decisión de no denunciarlo; solo entonces el anticristo se abstendrá de intervenir. En algunos casos, un anticristo puede llegar a desenmascarar a otros primero; temiendo que alguien pueda hacerle lo mismo a él y denunciarlo, tomará medidas preventivas, aprovechándose intencionadamente de los puntos débiles de otra persona para lanzar acusaciones falsas y tenderle una trampa. Más adelante, buscará una excusa para aislar y expulsar a la persona, cortará su comunicación con lo Alto y con la iglesia. Ahora el anticristo se siente a salvo y libre de preocupaciones. ¿No es esto manipular las circunstancias? (Sí). Se podría decir que las acciones del anticristo en estos asuntos son más que un par de casos aislados o que solo emplean uno o dos métodos. Para manipular las circunstancias, asegurar su estatus y conseguir que su dominio no se tambalee, el anticristo comete muchas acciones malvadas. Por ejemplo, altera la organización y los sistemas del personal dentro de la iglesia. A fin de controlar a un mayor número de personas, siembra la discordia entre los hermanos y hermanas para que se ataquen y se juzguen unos a otros. Llega incluso a incitar a sus seguidores a que acosen a aquellos hermanos y hermanas que posean un mayor sentido de la rectitud; además, afirma delante de los hermanos y hermanas que lo Alto lo tiene en alta consideración. Es más, escribe cartas a lo Alto en las que presume de su excelente trabajo y afirma que ha adquirido conocimiento de sí mismo, que puede exponer voluntariamente sus problemas, etcétera. Escribe cartas e informa de sus propios problemas, todo ello en un intento de ganarse el favor de lo Alto. Emplea medios y métodos diversos para manipular las circunstancias, controlar a sus seguidores acérrimos, engañar a los hermanos y hermanas y, al mismo tiempo, engañar a la casa de Dios. Estas constituyen las diversas prácticas empleadas por los anticristos para controlar las circunstancias dentro de la iglesia. Naturalmente, hay otras muchas más específicas que no enumeraremos aquí. En resumen, estas cuestiones relativas a la manera en que los anticristos controlan la iglesia son comunes, como también lo son las distintas prácticas que manifiestan.
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