Punto 1: Tratan de ganarse el corazón de la gente (Parte 1)

Apéndice: Otras verdades de la predicación del evangelio

El tema del que hablamos en las reuniones anteriores era el de cumplir el propio deber de manera adecuada y además categorizamos los deberes que debe llevar a cabo la gente y categorizamos al personal. ¿Cuáles son las categorías concretas? (La primera categoría es la del personal que difunde el evangelio, la segunda incluye a los líderes y obreros de diversos niveles en la iglesia, la tercera abarca al personal que desempeña diversos deberes especiales, la cuarta categoría la forman los que hacen deberes corrientes, la quinta involucra a aquellos que cumplen deberes en su tiempo libre y la sexta se refiere a los que no cumplen deberes). Son seis categorías en total. La última vez hablamos de la primera, que tiene que ver con los principios y verdades relacionados con el deber de difundir el evangelio. Este deber abarca materias de todos los aspectos de la difusión del evangelio e incluye puntos a destacar, principios y verdades relevantes, así como ámbitos respecto a los que la gente debe ser cauta, además de errores y distorsiones comunes que se producen en el proceso del cumplimiento de este deber. Después de escuchar un sermón sobre un tema en concreto, ¿os es posible resumir los puntos principales que contiene? Si podéis captar el contenido fundamental de un tema, si las verdades relacionadas os afectan profundamente y, poco a poco, durante el proceso del cumplimiento de vuestro deber, las convertís en vuestra propia realidad, vuestra propia vida y vuestra propia senda de práctica, habréis asimilado de verdad el contenido que he estado compartiendo. Si después de hablar sobre un sermón, solo tenéis una idea general o recordáis ciertos sucesos e historias, pero no entendéis cuáles pueden ser las verdades y principios subyacentes ni por qué se habló de tales cosas, ¿se considera que habéis comprendido? ¿Esto cuenta como comprender la verdad? (No). No cuenta como comprensión de la verdad; es decir, no habéis entendido qué verdades se estaban transmitiendo, no las habéis comprendido ni aceptado. ¿Podéis hacer entonces un resumen? ¿Me puede decir alguien cuáles fueron los puntos principales de nuestra última charla? (Resumimos siete puntos: primero, cómo definir al personal que difunde el evangelio; en segundo lugar, la esencia del deber de difundir el evangelio; en tercero, las actitudes de las personas hacia este deber, así como los puntos de vista en su interior; en cuarto lugar, los principios específicos de práctica para la difusión del evangelio, como quién se ajusta a los principios de difundir el evangelio y quién no; en quinto, cómo tratar a aquellos que se ajustan a los principios de difundir el evangelio; en sexto, las consecuencias de que el personal que difunde el evangelio abandone su puesto y huya durante el proceso de cumplir su deber; en séptimo lugar, el sacrificio de los santos a lo largo de la historia durante la difusión del evangelio y cómo debemos valorar las oportunidades actuales para cumplir nuestro deber y dotarnos rápidamente de la verdad). Vuestro resumen abarca en lo esencial los aspectos clave de nuestra charla anterior, muy bien. ¿Se nos ha olvidado algo? (Hay otro elemento: cambiar los puntos de vista de las personas de modo que entiendan que difundir el evangelio no es solo el deber del personal evangélico, sino una responsabilidad que ninguno de los que creen y siguen a Dios puede eludir. Esta es una verdad que el pueblo escogido de Dios debe captar). Difundir el evangelio es la responsabilidad y obligación de cualquier individuo; este también es uno de los aspectos. ¿Sabéis cuál es el propósito de compartir esta verdad? Abordar las desviaciones en la comprensión de las personas. ¿Sabéis en qué aspectos se producen desviaciones? (No. No lo sé). El hecho de no saberlo demuestra que no entendéis este aspecto de la verdad. Por tanto, ¿por qué hacía falta que compartiera esta verdad? Por el lado positivo, es un aspecto de la verdad que la gente debe entender. Por el negativo, sirve para abordar las desviaciones que tiene todo el mundo en su comprensión de la difusión del evangelio.

Mucha gente muestra desviaciones en su comprensión de este asunto de difundir el evangelio. Algunas personas piensan: “En este momento hago un deber especial, así que difundir el evangelio no tiene nada que ver conmigo. No es asunto mío. Por tanto, me resultan irrelevantes las verdades, los principios y los requerimientos de Dios que se han de entender para difundir el evangelio. No me hace falta entender estas cosas”. Entonces, cuando se comparte este aspecto de la verdad relativo a difundir el evangelio, son descuidados, no lo consideran en detalle ni prestan atención. Aunque escuchen, no saben de qué se ha hablado. También están aquellos que dicen: “Desde que creo en Dios, siempre he sido líder. Tengo calibre y capacidad de trabajo. Nací para ser líder. Parece como si el deber que me encargó Dios y mi misión en la vida fueran ser líder”. De manera implícita, lo que quieren decir es que difundir el evangelio no tiene nada que ver con ellos. Por tanto, cuando se comunica la verdad sobre difundir el evangelio, ellos no se la toman en serio. Cuando se les pide que resuman lo que se ha compartido en la última reunión, algunos hojean sus notas un largo rato y siguen sin saber hacerlo. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por su mala memoria? (No). ¿Es porque tienen muchas cosas en la cabeza y no les queda espacio? (No). No. Esto muestra que la actitud de la gente hacia la verdad es la de sentir aversión por ella y no amarla. Por tanto, a todos exhorto y hago saber que difundir el evangelio no es una responsabilidad especial de cierto tipo o grupo de personas, sino la de todo aquel que sigue a Dios. ¿Por qué la gente debe entender la verdad de difundir el evangelio? ¿Por qué han de conocer estas verdades? Como ser creado, como uno de los seguidores de Dios, difundir el evangelio es una misión y una responsabilidad que todo el mundo debe aceptar, independientemente de su edad y sexo, de lo joven o viejo que sea. Si esa misión llega hasta ti y exige que te entregues, que pagues un precio o incluso que sacrifiques tu vida, ¿qué deberías hacer? Deberías sentirte obligado a aceptarla. Esa es la verdad, es lo que debes comprender. No se trata de una simple doctrina, es la verdad. ¿Por qué digo que es la verdad? Porque sin importar cómo cambien los tiempos, cómo pasen las décadas o cómo se alteren los lugares y los espacios, difundir el evangelio y dar testimonio de Dios siempre serán cosas positivas. Su significado y su valor nunca cambiarán: no se verán influidos en lo más mínimo por cambios en el tiempo o en la ubicación geográfica. Difundir el evangelio y dar testimonio de Dios es algo eterno y, como ser creado, debes aceptarlo y practicarlo. Esa es la verdad eterna. Hay quien dice: “Yo no desempeño el deber de difundir el evangelio”. Sin embargo, esta verdad sobre difundir el evangelio es algo que la gente ha de entender, porque es una verdad relacionada con las visiones y todos aquellos que creen en Dios deberían comprenderla; es fundamental para la fe en Dios y beneficiosa para la entrada en la vida. Asimismo, no importa qué deber cumplas en la iglesia, tendrás oportunidades de ponerte en contacto con los no creyentes y, por consiguiente, la responsabilidad de difundir el evangelio entre ellos. Una vez que entiendas la verdad de difundir el evangelio, sabrás en tu fuero interno: “Es mi responsabilidad proclamar la nueva obra de Dios, difundir el evangelio de la obra de Dios de salvar a la humanidad. No importa cuándo ni dónde sea y cual sea mi puesto o mi papel; si sirvo como actor, estoy obligado a difundir el evangelio, y si en la actualidad soy líder de la iglesia, también tengo la obligación de difundirlo. No importa qué deber esté desempeñando ahora, mi obligación es proclamar el evangelio del reino. Cada vez que surja la oportunidad o tenga tiempo libre, he de ir a difundir el evangelio. Es una responsabilidad que no puedo eludir”: ¿Piensa así la mayoría de la gente en la actualidad? (No). ¿Qué piensan entonces? “Ahora mismo tengo un deber fijo. Estoy estudiando y profundizando en una profesión concreta, una rama del conocimiento, así que difundir el evangelio no tiene nada que ver conmigo”. ¿Qué clase de actitud es esta? Es la actitud de eludir la responsabilidad y la misión propias, una actitud negativa. Esta gente no muestra consideración hacia las intenciones de Dios, se rebelan contra Él. Con independencia de quién seas, si no cuentas con la carga de difundir el evangelio, ¿no es eso una señal de que careces de conciencia y razón? Si no cooperas activa ni constructivamente, no asumes las cosas ni te sometes, entonces sales del paso de manera pasiva y negativa; esta actitud es inaceptable. No importa qué deber cumplas o con qué profesión o rama del conocimiento tenga relación, uno de los principales resultados que logres debería ser tu capacidad para dar testimonio y proclamar el evangelio de la obra de Dios para salvar a la humanidad. Este es el requisito mínimo para un ser creado. Si ni siquiera puedes satisfacer este mínimo, ¿qué has obtenido de cumplir tu deber durante estos años de creencia en Dios? ¿Qué has ganado? ¿Entiendes las intenciones de Dios? Aunque lleves muchos años cumpliendo tu deber y te hayas hecho un experto en tu profesión, si no puedes decir nada ni compartir ningún aspecto de la verdad cuando se te pide que des testimonio de Dios, ¿qué problema tienes? El problema es que no entiendes la verdad. Hay a quien podría parecerle injusto que se le diga que no entiende la verdad. Esta persona podría pensar que ha cumplido su deber con eficacia, pero no entiende las visiones de la obra de Dios ni Su intención de salvar a la humanidad. ¿Equivale esto a entender la verdad? Cuanto menos, no has establecido una base en el camino verdadero para tu creencia en Dios. No llevas la carga de proclamar la obra de Dios ni el evangelio de Su salvación para la humanidad y careces por completo de percepción, entendimiento o comprensión. Así pues, ¿se te puede considerar como alguien que sigue a Dios? ¿Has establecido una relación normal con Él? Si no has logrado ninguna de estas cosas, es que no posees la realidad-verdad.

Ahora vamos a regresar al tema sobre el que estábamos hablando antes. Difundir el evangelio es la responsabilidad y obligación de todo el pueblo escogido de Dios. Ya hemos hablado de este aspecto de la verdad, ¿cuál es el punto que debería entender todo el mundo? Al margen de si una persona paga un precio, renuncia a su familia y su trabajo y se esfuerza por Dios, o incluso ofrece su vida, en realidad todas estas cosas son superficiales. En última instancia, ¿qué exige Dios de las personas? Que a medida que crezca tu estatura y tu vida madure, con el tiempo empieces poco a poco a entender las diversas verdades sobre la obra de Dios y Su intención de salvar a la humanidad. Tu carga al difundir el evangelio y dar testimonio de Dios se vuelve cada vez más evidente y tu determinación de soportar este deber se hace más fuerte. Si un líder de iglesia ha trabajado durante mucho tiempo, pero a medida que se suceden sus años de liderazgo siente menos emoción, se conmueve menos y le preocupa menos difundir el evangelio, ¿cómo de bien cumple con su deber? (No muy bien). ¿Y eso? ¿Qué problema surge? Si desarrolla o vive en tal estado, al menos una cosa es cierta: esta persona no ha perseguido la verdad durante estos años ni ha hecho trabajo real. Es igual que el entramado burocrático del gran dragón rojo. En consecuencia, no tiene carga ni percepción para proclamar el nombre de Dios ni dar testimonio de Su obra. ¿Es este el resultado? (Sí). Es un resultado inevitable. No importa cuántos años haya estado trabajando esta persona, aunque piense que tiene una gran estatura, que es capaz de ser considerado con la carga de Dios y de servir de acuerdo con Sus intenciones, sin embargo, en lo que respecta a difundir el evangelio, da un paso atrás, no sabe cómo hacerlo. Cuando se encuentra con gente ansiosa por la aparición de Dios y que viene a buscar e investigar el camino verdadero, se le traba la lengua. No puede decir ni una palabra ni sabe por dónde empezar. ¿Cuál es el problema? No entiende la verdad ni la ha obtenido, de modo que no puede dar testimonio de Dios. Solo aquellos que entienden la verdad pueden dar testimonio de Dios. Difundir el evangelio y dar testimonio de Dios entran dentro de tus deberes. Si entiendes la verdad, si has ganado la verdad, ¿cómo es que no tienes nada que decir cuando te encuentras con gente que investiga el camino verdadero? ¿No es esto un problema? ¿Os encontráis a menudo en situaciones como esta? (Sí). ¿Cuál es el problema? No tienes una carga. ¿Supone un problema no tenerla? ¿Puedes cumplir tu deber sin carga? Aunque cumplas tu deber, ¿lo puedes hacer con lealtad? ¿Lo puedes hacer de manera adecuada? Si bien la falta de carga podría no tener que ser una cuestión crucial, sigue siendo un problema grave porque afecta a lo bien que cumplas tu deber. ¿Acaso no se tiene que resolver este problema? (Sí). ¿Cómo lo resuelves entonces? Tienes que revertir tus puntos de vista erróneos sobre difundir el evangelio y entender la verdad de este. Todo el trabajo en el que ahora estáis participando está directamente relacionado con el de difundir el evangelio y entra en el ámbito de difundirlo. Su fin es dar testimonio de Dios, expandir la obra del evangelio, dar testimonio sobre el nombre de Dios y proclamar este evangelio de Su obra para salvar a la humanidad, de modo que más personas sean conscientes de ello y acudan ante Dios, acepten Su conquista, reciban Su salvación y, al final, si tienen la fortuna de recibir la perfección de Dios será mejor todavía. ¿Qué significa hacer que más personas acudan ante Dios y qué desenlace se logra al final con esto? (Provocar que más gente obtenga la salvación de Dios). ¿Por qué se debe lograr este objetivo? Porque es la intención de Dios. Por eso explicamos sin descanso estas verdades. Si no tuvieran nada que ver con la intención de Dios, hablar de estas cosas resultaría inútil y vacío. Al tratarse de la intención de Dios, la dejamos clara y ayudamos a que todos la entiendan, de modo que sepan que esta es la verdad y que todo el mundo debería dedicar esfuerzo a esta verdad de difundir el evangelio, a fin de que todas y cada una de las personas adquieran esta clase de percepción y desarrollen este tipo de carga.

La siguiente pregunta es: ¿Por qué deberíamos dejar que más personas entendieran la intención de Dios, de modo que pudieran difundir el evangelio y cumplir bien sus deberes? ¿Por qué se debería hacer esto? Alguno podría decir: “Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición, así que deberíamos dejar que un mayor número de ellas aceptaran la obra de Dios”. Este enunciado es correcto, pero no es la respuesta esencial a la pregunta. Así pues, ¿cuál es la respuesta esencial a esta cuestión? ¿La sabéis? (Dios quiere ganar a un grupo de personas del mismo sentir que Él). Dios quiere ganar a un grupo de personas del mismo sentir que Él y esto se debe lograr mediante la expansión del evangelio. De lo que ahora estamos hablando es de difundir ampliamente el evangelio. ¿Hay alguna diferencia entre difundir el evangelio ampliamente y ganar a un grupo de personas? (Sí). ¿Cuál es entonces el propósito de difundir ampliamente el evangelio? (Salvar a tantas personas como sea posible). Salvar a tantas personas como sea posible es un principio de la salvación de Dios pero no es la respuesta a esta pregunta. Desde que empezó esta obra, he hablado en repetidas ocasiones sobre cómo, esta vez, Dios ha venido a hacer obra para inaugurar una era, una nueva que acabe con la anterior, ha venido a traer la Era del Reino y concluir la Era de la Gracia. Todos aquellos que aceptan la obra de Dios en los últimos días han sido testigos de este hecho. Dios está haciendo nueva obra, expresa la verdad para juzgar, purificar y salvar a la humanidad. El evangelio del reino ha empezado a difundirse en muchos países. Esta humanidad ya ha salido de la Era de la Ley y la Era de la Gracia. Ya no leen la Biblia, no viven bajo la cruz ni invocan el nombre del Salvador Jesús. En su lugar, oran en nombre de Dios Todopoderoso y, al mismo tiempo, aceptan las palabras actuales de Dios como los principios, métodos y objetivos de supervivencia en sus vidas. En este sentido, ¿acaso no han entrado estas personas en una nueva era? (Sí). Han entrado en una nueva era. Por tanto, ¿en qué era siguen viviendo más personas que no han aceptado el evangelio en los últimos días ni las nuevas palabras de Dios? Todavía viven en la Era de la Gracia. Ahora bien, ¿cuál es vuestra responsabilidad? Ayudarlos a que salgan de la Era de la Gracia y a que entren en la nueva era. ¿Podéis cumplir la comisión de Dios si os limitáis a orarle y a invocar Su nombre? ¿Es suficiente con solo predicar algunas de Sus palabras? Definitivamente no. Es preciso que todos vosotros aceptéis la carga de asumir esta comisión de divulgar el evangelio, de difundir las palabras de Dios por todas partes, de divulgar Sus palabras de diversas maneras y de proclamar y esparcir el evangelio del reino. ¿Qué significa “expandir”? Significa transmitir las palabras de Dios a aquellos que no han aceptado Su obra en los últimos días para que más personas sepan que Dios está haciendo una nueva obra y luego darles testimonio de Sus palabras, para utilizar vuestras experiencias con el fin de testimoniar la obra de Dios y también traerlos a la nueva era; de esta manera, entrarán en la nueva era como vosotros. La intención de Dios es clara. No quiere que solo vosotros, que habéis escuchado Sus palabras, las habéis aceptado y lo habéis seguido, entréis en la era nueva, sino que Dios conducirá a toda la humanidad hacia esta nueva era. Esta es la intención de Dios y se trata de una verdad que todas las personas que ahora siguen a Dios deberían entender. Él no conduce a un grupo de personas, a una pequeña facción o a una minoría étnica, hacia la nueva era. Por el contrario, Dios quiere conducir a toda la humanidad hacia ella. ¿Cómo alcanzar este objetivo? (Divulgando el evangelio ampliamente). En efecto, se alcanza divulgando el evangelio por todas partes, utilizando diversos métodos y vías para darlo a conocer por una amplia zona. Es sencillo hablar sobre esto, pero ¿cómo se lleva a la práctica? (Es necesaria la cooperación humana). Exacto, es necesaria la cooperación humana. Si las personas siempre se aferran en su fuero interno a algunas cosas viejas, albergan siempre ciertos elementos distorsionados se agarran a viejos preceptos y prácticas, pero no se toman en serio la obra evangélica ni aceptan la comisión de Dios, pues consideran que la obra evangélica es irrelevante para ellos, ¿puede Dios ascender a esas personas y usarlas? ¿Pueden disponer de las cualificaciones para vivir ante Dios? ¿Pueden obtener Su aprobación? En absoluto. Por tanto, debo obrar en vuestros pensamientos, reparar en cualquier elemento que vosotros no entendáis y explicar sin descanso las verdades relevantes hasta que podáis captarlas. Con independencia de lo insensibles y torpes que seáis, he de seguir hablando con vosotros y haceros comprender que esta es la intención de Dios, este es el deber que debéis cumplir y es vuestra misión y obligación en esta vida. Si no prestas atención a lo que digo o no lo entiendes, tengo que seguir hablando. Aunque estés harto, he de seguir hablando hasta que comprendas la verdad. ¿Cuál es la verdad? La verdad es lo que expresa Dios; son las intenciones de Dios, Sus requisitos para la humanidad y la realidad-verdad que deben poseer las personas en la nueva era. ¿Cómo debe tratar la gente las intenciones de Dios? Deberían aceptarlas sin reservas y por completo, luego someterse y cooperar, de modo que satisfagan las intenciones de Dios. Esta es la obligación de una persona. ¿Lo entendéis cuando lo explico así? Algunos podrían decir: “Vaya, Dios requiere que la gente acepte Su comisión, pero ¿qué tiene eso que ver con nosotros, individuos insignificantes?”. ¿Creéis que tiene algo que ver con ellos? (Sí). ¿Qué tiene que ver con ellos? Dejad que os lo explique, Dios es el Creador y los humanos son Sus seres creados. ¿Cuál es la relación entre “crear” y “creado”? Es la relación entre actuar y que actúen sobre uno, entre crear y ser creado. Puesto que se te han dado a conocer las intenciones del Creador, ¿con qué actitud deberías responder? (La de aceptarlas y cooperar con todas mis fuerzas). Exacto, deberías someterte y aceptarlo, cooperar con todas tus fuerzas, sin importar lo que cueste. ¿Incluye esta cooperación buscar la verdad? ¿Incluye entender la verdad? Ambas cosas. Ya que entiendes los requerimientos y la comisión de Dios, los dos están relacionados con tu misión, son tu deber; ya que sabes esto, deberías aceptarlo. Es lo que debería hacer alguien con conciencia y razón. Si conoces los requerimientos y la comisión de Dios, pero no puedes aceptarlos, careces tanto de conciencia como de razón y no mereces que se te llame ser humano. Puede que algunos sigan sin entenderlo y piensen: “¿Qué tienen que ver con nosotros las intenciones de Dios?”. Si las intenciones de Dios no tienen nada que ver contigo, no eres un seguidor de Dios ni un miembro de la casa de Dios. Por ejemplo, tus padres te han dado a luz y te han criado durante muchos años; te has alimentado de su comida, has vivido en su casa y gastado su dinero. Sin embargo, cuando hay un problema en casa y dices que no tiene nada que ver contigo, lo ignoras y sales corriendo, ¿qué clase de miserable eres? Suena agradable decir que eres una persona ajena; en realidad, eres un miserable rebelde, un bruto con atuendo humano, menos que una bestia. La intención de Dios te ha quedado clara y Él dice: “Habéis aceptado esta etapa de la obra y Yo ya os he dado estas palabras primero, de modo que podáis oírlas antes, y las habéis oído, entendido y comprendido. Ahora os voy a contar también Mi intención con vosotros y el requerimiento que os hago. Debéis proclamar Mi obra, Mis palabras y las cosas que voy a conseguir para permitir a la humanidad entera oír Mi voz; deberíais expandir Mi evangelio del reino para permitir a toda la humanidad aceptar rápidamente la obra de Dios y entrar en la Era del Reino. Esta es la intención y el requerimiento de Dios”. ¿Cómo debes reflexionar al oír esto? ¿Qué clase de actitud has de tener? ¿Cómo deberías elegir? ¿Cómo deberías cumplir bien el deber que le corresponde a un ser creado? Puede que algunos sientan que la carga es pesada, pero solo con sentirlo no es suficiente; necesitas acción y un auténtico entendimiento. Así es como le has de orar a Dios: “Oh, Dios. Me has confiado la responsabilidad de difundir el evangelio, esta es Tu exaltación. Aunque entiendo muy poco de la verdad, estoy dispuesto a hacer todo lo posible para cumplir bien esta comisión. He oído muchos sermones y he entendido algunas verdades; todo esto es Tu bendición y ahora tengo esta responsabilidad de dar testimonio de las palabras y la obra de Dios, a fin de cumplir bien esta comisión”. Correcto, cuando la gente tiene un corazón sumiso a Dios, Él la guía. Dios ya se lo ha dicho claramente a la gente y ha afirmado que difundir el evangelio de Dios es una obligación y una responsabilidad que nadie puede eludir. Es un deber para toda la vida, un deber de todo ser creado. ¿Contienen estas palabras un mandato de Dios? ¿Contienen Su exhortación? (Sí). ¿Contienen la intención de Dios? (Sí). ¿Contienen verdades que la gente debe entender? (Sí). ¿Hay principios y sendas de práctica aquí que uno pueda seguir? (Sí). ¿Cuántos puntos he mencionado en total? (Cuatro. El primero versa sobre el mandato y la exhortación de Dios. El segundo es la intención de Dios. El tercero son las verdades que deberíamos entender. El cuarto son los principios y las sendas de práctica que uno debe seguir). Así es, en total he mencionado estos cuatro puntos. A continuación, hablemos sobre el contenido específico de cada uno.

El primer punto es el mandato de Dios. ¿Cuál es el mandato de Dios? (Proclamar el evangelio del reino). Difundir ampliamente el evangelio del reino. El segundo punto es la intención de Dios. ¿Cuál es Su intención? Permitir que más gente sepa que Dios ya ha regresado, que está haciendo nueva obra, que pretende cambiar de era, terminar la antigua y llevar a la humanidad a la nueva. Esta es la intención de Dios, ¿verdad? ¿Puede uno decir que la intención de Dios es extender el evangelio? No es tan simple. Expandir el evangelio persigue un fin y un resultado definitivos, ¿de cuáles se trata? (Hacer saber a más gente que Dios ha venido, que Él está haciendo nueva obra y que pretende concluir la antigua era y conducir a toda la humanidad a una nueva). Eso es, conducir a toda la humanidad a una nueva era. ¿Qué impacto tiene esto en la humanidad? La humanidad entra en una nueva era; esta era se ha transformado. Por tanto, ¿cuál es la intención de Dios? Repetidlo, por favor. (Dios pretende cambiar la era, acabar con la vieja y conducir a la humanidad a una nueva). No se os puede escapar nada, ¿lo habéis anotado todo? (Sí). El tercer punto es la verdad que la gente debe entender. ¿Cuál debería ser esta verdad? (Difundir el evangelio es el deber y la responsabilidad de todo ser creado). Esta es la verdad. Dentro de esta verdad, lo que la gente debería hacer es aceptar el deber de difundir el evangelio y luego encontrar los principios y sendas de práctica dentro de tal afirmación. Para la gente, esta afirmación es la verdad. ¿Cuál es la afirmación? (Difundir el evangelio es el deber y la responsabilidad de todo ser creado). Debería ser el deber y la misión. ¿Cómo entendéis el deber y la misión? El deber es la responsabilidad que uno debería cumplir bien y esta responsabilidad es, a su vez, su deber. Sin embargo, la misión es diferente; la misión es más grande, más apropiada, con un significado más profundo y un mayor peso que la responsabilidad. ¿Lo habéis anotado? (Sí). Bien, me he dado cuenta de algo; todos estos contenidos que estamos debatiendo se han de registrar por escrito antes de que os hagáis una idea de ellos. Si no los anotáis, si solo los escucháis, ni siquiera os dejan huella. ¿Qué indica esto? Demuestra que las personas no entienden la verdad; solo captan un poco de doctrina y conocen la definición, el concepto y las líneas generales de ciertas verdades. En lo que respecta a los detalles específicos de estas verdades, cómo practicarlas y aplicarlas, no tienen ni idea, ¿verdad? Para la mayoría de vosotros, hablar sobre doctrina durante dos o tres horas no resulta difícil, pero cuando se trata de aplicar la verdad para resolver situaciones, es difícil usar los principios y sendas de práctica que habéis experimentado y comprendido. ¿Qué problema hay? El de no entender la verdad, ¿no es así? Ahora avancemos hasta el cuarto punto. ¿Cuál es el cuarto punto? (Los principios y sendas de práctica que uno debería seguir). ¿Cómo se determinan esos principios y sendas? Se determinan en función de dos cosas. Una es la intención de Dios y la otra es la verdad. Estas dos cosas son lo que la gente debe entender. Por ejemplo, si eres reacio a difundir el evangelio cuando se te pide que lo hagas, pero Dios dice que difundir el evangelio es Su intención, ¿qué deberías hacer? ¿Cuáles deberían ser los principios de práctica? ¿Cuál debería ser tu actitud? Has de someterte y aceptarlo por completo, sin rechazarlo, sin análisis ni escrutinio, sin preguntar la razón. Esto es verdadera sumisión. Es un importante principio que se debe seguir al practicar la verdad. Cuando hablamos sobre la intención de Dios de manera definitoria, ¿de qué se trata normalmente? La intención de Dios es en esencia el deseo, el propósito, el origen y el punto de partida para las acciones de Dios. En términos espirituales, se dice que es Su “intención” o la “visión”. Cuando Dios te revela Su intención, te da una directriz general, te hace saber lo que pretende hacer. Sin embargo, si Dios no te proporciona los detalles ni los principios, ¿conoces la senda y dirección exactas para practicar? No. Por eso, cuando le digo a la gente que haga algo, aquellos con la cabeza en su sitio, que tienen corazón y espíritu, buscarán de inmediato los detalles y cómo hacerlo de manera concreta después de aceptarlo. Los que no tienen la cabeza en su sitio y no tienen corazón ni espíritu, podrían creer que es fácil y apresurarse a actuar sin esperar más detalles. Esto es lo que significa no tener la cabeza en su sitio y hacer una tarea a ciegas. Cuando recibes la comisión de Dios y tu objetivo es cumplir bien tu deber y completar tu misión, primero debes entender la intención de Dios. Has de saber que esta comisión viene de Dios, que es Su intención y has de aceptarla, ser considerado con ella y, lo más importante, someterte a ella. En segundo lugar, deberías buscar qué verdades te hace falta entender para desempeñar este deber, qué principios has de seguir y cómo practicar de una manera que beneficie al pueblo escogido de Dios y a la obra de la casa de Dios. Estos son los principios de práctica. Después de entender la intención de Dios, debes buscar enseguida las verdades relacionadas con cumplir el deber y entenderlas y, tras comprender la verdad, determinar los principios y la senda para practicar estas verdades. ¿A qué se refieren los “principios”? En concreto, un principio hace referencia a algo en lo que se ha de basar el logro de un objetivo o la consecución de unos resultados cuando se practica la verdad. Por ejemplo, si te han encargado comprar un artículo, ¿cuáles son los principios específicos de práctica? Primero, has de entender las especificaciones y el modelo del artículo que se va a adquirir, los estándares de calidad que debe cumplir y si el precio es adecuado. En el proceso de búsqueda, obtendrás claridad respecto a los principios específicos de práctica. Estos principios te proporcionan una escala y un rango; mientras no te salgas de este rango, te irá bien. Una vez que hayas entendido los principios básicos relativos a las especificaciones, la calidad y el precio de este artículo, habrás captado los estándares requeridos para esta tarea. Significa que básicamente has aprendido a practicar. Uno debe captar los principios para practicar la verdad. Los principios son la clave, el elemento más básico. Una vez que hayas captado los principios fundamentales de llevar a cabo tu deber, entenderás los estándares requeridos para cumplir ese deber. Dominar estos principios equivale a saber cómo practicar la verdad. Así pues, ¿a partir de qué base se establece esta capacidad para practicar? La del fundamento de entender la intención y la verdad de Dios. ¿Se considera comprender la verdad si solo conoces una frase de lo que Dios exige? No. ¿Qué criterios se deben cumplir para que se considere comprender la verdad? Has de entender el significado y el valor de cumplir tu deber y, una vez que hayas sido claro en estos dos aspectos, habrás entendido la verdad de desempeñar tu deber. Asimismo, después de entender la verdad, también debes captar los principios de cumplir tu deber y las sendas de práctica. Una vez que captes y pongas en práctica los principios de cumplir tu deber y apliques a veces algo de sabiduría, puedes estar seguro de la efectividad en el desempeño de tu deber. Al captar estos principios y actuar de acuerdo con ellos, puedes estar dispuesto a practicar la verdad. Si cumples tu deber sin mezclar intenciones humanas, si lo haces sometiéndote por completo a los requerimientos de Dios y de acuerdo con los arreglos de obra de la casa de Dios, lo cual se corresponde por completo con Sus palabras, entonces has cumplido bien tu deber y lo has hecho de una manera totalmente cualificada, e incluso si hubiera algunas discrepancias en los resultados en comparación con los requerimientos de Dios, esto todavía cuenta como cumplir Sus requerimientos. Si llevas a cabo tu deber de acuerdo con los principios, si eres leal, todo ello en la medida de tus capacidades, tu cumplimiento del deber se corresponde por completo a la intención de Dios. Has cumplido bien tu deber como ser creado con todo tu corazón, toda tu mente y todas tus fuerzas, y este es el resultado que se logra al practicar la verdad. Ahora bien, para captar los principios y sendas de práctica, ¿qué deberías entender primero? (Para empezar, deberíamos entender la intención de Dios y luego aceptarla y someternos a ella por completo y sin rechistar). Esto es lo que la gente debería poseer en cuanto a práctica y actitud. ¿Qué se debe entender a continuación? Deberías entender la verdad, y los detalles que hay dentro de la verdad constituyen los principios y las sendas. Para captar los principios y las sendas de práctica que deberías seguir, lo primero que has de entender es la intención de Dios y, a continuación, la verdad. Estos son los dos puntos fundamentales, todo lo demás consiste en el contenido detallado que encierran.

La primera categoría, la relativa a aquellos que cumplen su deber mediante la difusión del evangelio, va a concluir aquí de momento. Hoy he añadido un poco más como complemento que sirva para refrescar la memoria sobre el tema principal que se trató la última vez. Al mismo tiempo, sirve de advertencia para que todos reconozcan la importancia de esta verdad, de modo que todas las tareas en las que estás participando actualmente y todos los deberes que desempeñes estén orientados hacia esta dirección y objetivo y se lleven a cabo sobre esta base; todo ello ha de estar relacionado con la difusión del evangelio. Aunque no te encuentres en primera línea ni interactúes con los destinatarios potenciales del evangelio, se puede decir que todas las tareas que realizas actualmente están relacionadas con la obra del evangelio. Sobre esta base, ¿no debería tener todo el mundo una comprensión más clara e iluminada de la verdad relacionada con la difusión del evangelio? (Sí). Por medio de este complemento de hoy, ¿habéis obtenido una opinión clara del peso y la importancia del deber de difundir el evangelio? (Sí). Entonces, ¿cuál es la actitud más adecuada y apropiada que se ha de tener hacia la verdad en el futuro? La intención de Dios es extender el evangelio. Dios pretende llevar esta vieja era a su final y conducir a más personas ante Él, a fin de que salgan de la antigua era para entrar en la nueva. Esta es la intención de Dios y es algo que todo el mundo debería entender. Puede que alguien diga: “Lo entiendo, pero no soy capaz de armarme del fervor necesario para difundir el evangelio y no tengo deseos de cooperar”. ¿Qué problema se da aquí? (Falta de humanidad). Exacto. Te reconoces a ti mismo como ser creado y seguidor de Dios, pero en lo que respecta a la intención de Dios, sobre la cual Él suele advertir a todo el mundo, a la urgente intención que le explica con claridad a todos, si no le prestas atención ni le haces caso, ¿en qué clase de persona te conviertes? Es una manifestación de carencia de humanidad. Quieres honrar la grandeza de Dios y decir que Él es tu Dios y tu Señor, pero en lo que respecta a la intención de Dios, no muestras contemplación alguna ni la menor consideración. Esto es falta de humanidad y una persona así es insensible. Aquí concluye este tema.

El fin de todas las cosas se está acercando, ¿quieres saber cómo el Señor recompensará el bien, castigará el mal y determinará el fin de cada uno? Bienvenido a contactarnos para descubrir la respuesta.

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