Punto 1: Tratan de ganarse el corazón de la gente (Parte 4)

B. Alardear de sus fortalezas para que la gente los idolatre

Aparte de usar pequeños favores, como acabamos de mencionar, ¿qué otras técnicas suelen emplear de manera común o habitual los anticristos para ganarse el corazón de la gente? Por ejemplo, digamos que un líder le causa mala impresión a todo el mundo. Piensan que le falta talento, que solo sabe pronunciar palabras y doctrinas y que no tiene ningún entendimiento real de la verdad. Si ese líder se entera de que albergan esa clase de impresión sobre él, ¿se esforzará al máximo por esconder esos fallos y faltas? (Sí). ¿Qué hará? ¿Qué tipo de cosas dirá? Por un lado, fingirá que se sincera. ¿Qué más? (Dará explicaciones). Dar explicaciones es también una forma de ocultación. Además, el líder puede recurrir a sus fortalezas y a las cosas que los demás consideran geniales para ocultar sus debilidades. ¿Es una técnica común? (Sí). Por ejemplo, una persona dice: “Llevo poco tiempo creyendo en Dios, ¿por qué me han elegido líder entonces? Porque dirigía una empresa en el mundo secular y nuestra plantilla ha pasado de diez personas a doscientas, lo que demuestra mi capacidad de liderazgo. Aunque la casa de Dios no concede importancia a esos asuntos, dicha capacidad es útil en algunas situaciones, ¿no es así?”. Algunos discrepan al oír esto, así que esa persona continúa con su actuación. Añade: “Por ejemplo, si hablas con tus empleados pero no te escuchan, ¿qué deberías hacer? Te escucharán cuando logres buenos resultados. Yo ya he expuesto mis pruebas: ¡mi empresa ha salido a bolsa!”. Al principio, algunos podrían decir que esto es un don, que es la forma de hacer las cosas de los no creyentes, pero, de hecho, en la manera de actuar de esta persona intervienen métodos y resultados, así que algunos pasan de dudar de él a confiar, empiezan a idolatrarlo sin darse cuenta, poco a poco, a medida que actúa. Asimismo, esta persona desorienta a los demás y oculta sus propios defectos; les compra el corazón sin que se enteren, los desorienta y ellos se inclinan ante él. ¿Acaso no es una técnica? (Sí). ¿Cuál? La de hacer todo lo posible para alardear de la experiencia y dones propios y jactarse de las capacidades y destrezas de uno mismo. ¿Qué objetivo tienen esas acciones? También el de ganarse el corazón de los demás. Para ganarse el corazón de los demás, aparte de repartir algunos buenos regalos, también tiene que hacer que la gente lo estime. Si solo fuera una persona corriente o una sin educación ni cultura, ¿quién lo estimaría? Por tanto, esta persona muestra adrede sus diplomas, hace saber a la gente que cuenta con títulos superiores y credenciales académicas avanzadas y, por consiguiente, desorienta a algunas personas. Hace todo lo posible por alardear de sus dones, su experiencia y sus capacidades para que los demás tengan una excelente opinión y una buena impresión de él, e incluso para que a menudo piensen o sientan el impulso de pedirle consejo al hacer cosas. ¿Acaso todo lo que hace para lograr ese objetivo no es también una estrategia para ganarse el corazón de la gente? Estas son dos manifestaciones de cómo los anticristos se ganan el corazón de la gente. La primera es usar pequeños favores. La segunda es alardear de sus propias habilidades y dones, de lo que, en otras palabras, los hace superiores, y usar ese método para superar a los demás, a fin de destacar entre el resto y que todo el mundo los estime, los admire, acuda de buena gana ante ellos para seguir sus órdenes y aceptar su liderazgo, e incluso acepte y obedezca de manera voluntaria todos sus arreglos. ¿No es esa una forma de ataque psicológico? (Sí). Ganarse el corazón de la gente es una especie de ataque psicológico. ¿Qué se quiere decir con “ataque psicológico”? Es un medio a través del cual Satanás ocupa y controla el corazón de las personas. Dios escruta las profundidades del corazón del ser humano. Él conquista y se gana el corazón de las personas. ¿Por qué no se usa entonces la expresión “conseguir el corazón de la gente” al referirse a Satanás y los anticristos? Porque Satanás y los anticristos usan técnicas anormales y perversas para apoderarse, desorientar, atraer y controlar el corazón de las personas, de modo que estas no puedan evitar más que formarse una buena opinión de ellos y respetarlos y admirarlos profundamente.

Acabamos de hablar sobre dos tácticas para ganarse el corazón de la gente. ¿Cuáles son otras tácticas básicas? Si no habéis experimentado las tácticas y métodos que usan los anticristos para desorientar y limitar a las personas, podríais fijaros en vosotros mismos para compararos. Fijaos en si contáis con esas manifestaciones. Todo el que vive entre actitudes corruptas posee esas cosas. Hacer pequeños favores, desorientar a la gente, atraerla. ¿No se trata de cosas que hacéis a menudo? Y os esforzáis al máximo para alardear de vuestros dones y fortalezas. ¿No es eso algo que hacéis con frecuencia? (Sí). En particular, cuando hacéis algo que va en contra de la verdad, cuando se dejan en evidencia vuestras debilidades y fallos, e incluso cuando se os poda y de veras se daña vuestra imagen y se esfuma cualquier ápice de vuestro prestigio, ¿acaso no hacéis cosas como utilizar esos métodos y técnicas para remediar la situación y recuperar vuestra posición y prestigio en el corazón de la gente? (Nosotros también hacemos ese tipo de cosas). Cuando las hacéis, ¿tenéis conciencia y sentís que es la senda equivocada y que no podéis hacerlas? ¿Sentís autorreproche? ¿Soléis ser insensibles al autorreproche o tal vez sí lo sentís, pero de todos modos debéis hacer esas cosas, a pesar vuestro, porque vuestra reputación e imagen son muy importantes para vosotros? ¿Cuál de estas opciones se aplica en vuestro caso? (Las hacemos a pesar nuestro). Las hacéis a pesar vuestro. ¿Sentís autorreproche entonces? ¿O no lo sentís en absoluto, sino que restáis importancia a tales cosas una vez que las habéis hecho, y seguís comiendo y durmiendo como antes? (Sentimos autorreproche). Si sentís un poco de reproche hacia vosotros mismos, no está tan mal. Eso demuestra que vuestra insensibilidad solo ha alcanzado cierta profundidad; todavía poseéis conciencia. Los que tienen conciencia tienen la esperanza de salvarse; los que carecen de ella no tienen humanidad, así que están en peligro.

C. Servirse de fachadas para desorientar a la gente y ganarse su buena opinión

¿Qué otras técnicas suelen usar los anticristos para ganarse el corazón de la gente? Se da otra situación y es que, hagan lo que hagan los anticristos, no lo hacen ante Dios, sino delante de las personas. ¿Cuál es su objetivo con esto? (Atraer a las personas). Atraer el corazón de las personas. En apariencia, están más dispuestos a sufrir y pagar un precio que otros; parecen más espirituales que los demás, más leales a Dios y más serios respecto a su deber. Sin embargo, cuando nadie los observa, no se comportan así. Actuar de esa manera no es su verdadera intención, sino que tienen un motivo oculto. Se comportan así delante de los demás para que esas personas vean lo bien que actúan y que están haciendo su deber con gran lealtad, cuando de hecho, la lealtad no es en absoluto su motivación interior. Su objetivo es que los consideren leales y responsables. Convencen por completo a los demás al pagar un precio de esta manera. En consecuencia, otras personas están dispuestas a aceptar su liderazgo y a perdonarlos, sean cuales sean sus errores. ¿Qué clase de conducta es esta? Es servirse de fachadas para desorientar a la gente. ¿Qué significa aquí “fachadas”? Significa buenas conductas y acciones que parecen ajustarse a la verdad. Servirse de fachadas que parecen ajustarse a la verdad para desorientar a la gente y ganarse su buena opinión; esto resume las características de ese comportamiento, ¿no es así? Su objetivo es acabar por ganarse la buena opinión de la gente. Una vez que tienen una buena opinión de los anticristos, sienten algo de respeto hacia ellos. Por medio de este método, los anticristos habrán ocupado cierta posición en el corazón de la gente. Por ejemplo, hay una clase de personas que están dispuestas a pagar un precio en el cumplimiento de su deber, que confían sobre todo en la experiencia a la hora de actuar y que no vulneran en lo básico ninguno de los principios importantes; sin embargo, cuando hablas con ellas sobre buscar los principios-verdad, ¿qué dicen? “No hace falta que compartas eso conmigo. ¡Tengo en mente todas esas cosas!”. Cuando de veras se encuentran con un problema, no solo no buscan, sino que además rechazan escuchar consejos de nadie, más si cabe sus opiniones; solo hacen cualquier cosa que les parece buena. Cuando pagan un precio, cuando sus acciones las hacen parecer astutas y decisivas y poseer cierta autoridad, ¿cómo las ven los demás en su corazón? ¿Tienen buena opinión de ellas o no? Desde la perspectiva de los demás, no han vulnerado la verdad de ninguna manera obvia y son muy hábiles en su forma de hacer las cosas. Su nivel de “lealtad” y su experiencia al desempeñar su deber son suficiente para convencer a los demás. La gente piensa: “Míralos, llevan muchos años creyendo en Dios y tienen experiencia en el desempeño de este deber. Están curtidos. Nosotros no podríamos hacer eso”. Cuando la gente tiene una opinión tan positiva de esa clase de personas, ¿tiene eso mucho o poco peso en el corazón de quienes piensan así? (Mucho). Mucho; llevan peso en el corazón. Los hay que nunca buscan la verdad, en parte porque carecen de entendimiento espiritual y en parte porque esta no les interesa en absoluto ni la aman, así como tampoco tienen entendimiento de cuáles son los principios-verdad. Confían exclusivamente en su entusiasmo pasajero, en sus buenas intenciones y en sus años de experiencia para cumplir su deber. Sin embargo, no desean que los demás sepan estas cosas, por lo que se esfuerzan al máximo y pagan un precio. Si alguien descubre que carecen de entendimiento espiritual o que no comprenden la verdad y hacen cosas sin principios, no tardan en exhibir algunos logros para que la gente los vea. Dicen: “Fijaos y veréis si realmente tengo o no entendimiento espiritual. Mirad; comprobad si de veras actúo con principios, si de veras comprendo la verdad”. Al comportarse así, desorientan a un buen número de personas, quienes dicen: “Son experimentados en el cumplimiento de sus deberes y entienden los principios; somos nosotros los que no entendemos”. “Somos nosotros los que no entendemos”; ¿qué revela esta afirmación? Revela que, en el fondo, aprueban el buen comportamiento externo de esas personas. ¿A qué equivale esa aprobación? Equivale a pensar que son personas que practican la verdad, que aman a Dios y que son hechas perfectas por Él. ¿Acaso el hecho de que los demás las evalúen de esa manera no equivale a que ocupen una determinada posición en el corazón de la gente? Más en concreto, se puede decir que ostentan una especie de prestigio. ¿Y qué les aporta ese prestigio? Hace que los demás las admiren, las estimen e incluso dependan de ellas. ¿Cómo dependen los demás de ellas? En cuanto tienen un problema, van de inmediato en su busca. Supongamos que alguien dice: “Este es un asunto importante y no lo entendemos; deberíamos preguntarle a lo Alto, ¿no?”. Habrá quien diga entonces: “No hace falta. Le preguntaremos a nuestro líder y ya está. Nuestro líder lo entiende todo”. Todo el mundo piensa que los líderes y obreros están ocupados la mayoría del tiempo con su trabajo y que no han cometido ninguna maldad, y en consecuencia creen que son sin duda personas que entienden la verdad y actúan con principios. ¿Qué os parece esta opinión? Si alguien no ha cometido maldad alguna de cara al exterior, ¿significa que entiende la verdad? No necesariamente. Hay un límite para el entendimiento de la verdad de cualquier persona. Si, dado que crees que los líderes lo entienden todo, no oras a Dios, no acudes a Él ni buscas en Sus palabras, sea cual sea el problema que tengas, sino que vas directamente a preguntarle al líder, ¿no demorará eso las cosas? Si siempre haces lo que dicen los líderes y los admiras todo el tiempo, puede que algunas cosas vayan mal y es muy posible que causes pérdidas a la obra de la iglesia. Ese es el motivo por el que idolatrar y admirar a las personas es el camino más sencillo para desviarse y cometer errores, para causar una pérdida en tu propia vida, así como en la casa de Dios y en la obra de la iglesia.

Hay tres manifestaciones principales de cómo los anticristos se ganan el corazón de la gente: la primera es atraer a la gente con pequeños favores, la segunda es alardear de sus fortalezas, dones y talentos; la tercera es servirse de fachadas para desorientar a la gente y ganarse su buena opinión. Estas manifestaciones se pueden encontrar en cualquiera. Hay quienes suelen desvelar chismes que otros desconocen, hablar de todo tipo de temas o compartir opiniones singulares expertas. ¿Cómo se le llama a esto? Hay un dicho que dice: “Una vieja se pinta los labios, para que tengas algo que mirar”. Estas personas siempre quieren exhibir sus habilidades y ganarse la estima del resto. Sin embargo, a veces no terminan de hacerlo bien y sus defectos quedan a la vista. Por consiguiente, hacen todo lo que pueden para remediar la situación y argumentan de manera inteligente para encontrar una salida. Da igual las cosas que hayan hecho en contra de su conciencia y de la verdad, o que dichas cosas no tengan relación con el desempeño de su deber, no saben admitir los fallos ni reflexionar sobre sí mismas y arrepentirse, ni jamás se dan cuenta de lo grave que es este problema. Al contrario, piensan mucho y se devanan los sesos para buscar maneras de defender su postura y suavizar las cosas. Se mueren de impaciencia por lograr sus objetivos, hasta tal punto que ni siquiera pueden comer ni dormir, por miedo a que su buena posición a ojos de otros pueda sufrir un repentino y devastador declive. Por ejemplo, hay quienes creen que escriben bien, que son escritores competentes; otros creen que son buenos líderes, los pilares que sostienen la iglesia; otros piensan que son buenas personas. En cuanto que, por una razón u otra, pierden la buena imagen que tienen de sí mismos, piensan mucho en ello y pagan un precio por recuperarla, devanándose los sesos para intentar remediar la situación. Sin embargo, nunca sienten vergüenza ni autorreproche, así como tampoco se sienten en deuda con Dios por las sendas equivocadas que han tomado ni por las diversas cosas que han hecho en contra de la verdad. Nunca tienen un sentimiento semejante. Se sirven de todo tipo de tácticas para desorientar a las personas y ganarse su corazón. ¿Es eso llevar a cabo el deber de un ser creado? De ningún modo. ¿Es esa la obra de la iglesia que los líderes deberían hacer? En absoluto. Viven conforme a actitudes satánicas, hacen el mal y perturban la obra de la iglesia, y trastornan y perturban la obra de la casa de Dios. A juzgar por sus acciones y conductas, las sendas que toman y sus diversos comportamientos, los cuales desorientan a las personas y las controlan, no realizan el deber de un líder, sino que desmontan y trastornan la obra de Dios de salvar al hombre, impiden que la gente se presente ante Él e intentan tenerla en sus manos, bajo su control. ¿No son esas las acciones y comportamientos de un anticristo? No cabe la menor duda. Esto es prueba suficiente de que los anticristos desempeñan el papel de Satanás al pie de la letra. A juzgar por la naturaleza de estas cosas que hacen, no solo no logran llevar a cabo adecuadamente el deber que les corresponde, sino que además desempeñan el papel de Satanás. Lo único que hacen es competir a brazo partido contra Dios por Su pueblo escogido. Las ovejas que son de Dios deberían seguir a Dios y Él debería ganárselas, sin embargo, esas personas impiden que otros sigan a Dios; se apoderan de Sus ovejas y las controlan, y hacen que la gente las idolatre y las siga. Esa es la naturaleza de sus acciones. ¿Se puede llamar “líderes” a esas personas? (No). ¿Cómo debemos llamarlas entonces? (Siervos malvados). “Siervos malvados”; ese es un nombre adecuado. “Anticristos”, “siervos malvados”, ambas designaciones valen, ¿verdad? Estas personas enarbolan la bandera del cumplimiento del deber de un líder, pero no hacen lo que le corresponde a uno. Lo que hacen no es para nada cumplir con el deber de un líder, sino desempeñar el papel de un anticristo, representar a Satanás para perturbar y destruir la obra de la casa de Dios, y desorientar al pueblo escogido de Dios para que se aparte del camino verdadero y de Dios. Todas sus acciones y comportamientos revelan el carácter y la naturaleza de Satanás, y consiguen hacer que la gente evite a Dios y rechace la verdad y a Dios para, en su lugar, idolatrar y seguirlas a ellas. Un día, cuando hayan desorientado por completo a la gente y la hayan sometido a su control, esta empezará a idolatrarlas, seguirlas y obedecerlas. Entonces habrán conseguido su objetivo de atrapar el corazón de la gente. Son líderes de la iglesia, pero no llevan a cabo el trabajo que Dios les ha encomendado, no hacen el trabajo de los líderes y obreros. En su lugar, actúan sobre el pueblo escogido de Dios, lo desorientan, lo atrapan y lo controlan, se apoderan de las ovejas que pertenecen claramente a Dios y las someten a su control. ¿Acaso no son ladrones y bandidos? Al competir así con Dios por Su pueblo escogido, ¿no se comportan como lacayos de Satanás? ¿Acaso no son tales anticristos los enemigos de Dios? ¿No son los enemigos de Su pueblo escogido? (Sí). Lo son al cien por cien. Son enemigos de Dios y de Su pueblo escogido, no cabe duda alguna de ello.

Cuando hablaba y obraba en todas las iglesias de China continental, iba acompañado de alguien que era el responsable de las grabaciones de audio y de transcribir los sermones. Se trataba de una persona bastante dotada, de mente ágil y respuesta rápida. Sin embargo, tenía la particularidad de que se le daba muy bien decir cosas agradables que la gente quería oír. Si decías que algo sabía bien, él apuntaba: “Tienes razón. Yo lo he probado. Está buenísimo”. Si decías que hacía calor, él comentaba: “Sí que hace. Estoy todo sudado”. Si asegurabas que hacía frío, decía: “Hace frío, sí. Llevo unos zapatos forrados de borreguito”. Le resultaba muy difícil decir algo sincero u honesto. Parecía alguien que perseguía de veras, pero cuando surgía cualquier cosa que requiriera pagar un precio, se escondía. Era taimado y falso. Era esa clase de persona. Algunos podrían preguntarse: “Bueno, ¿y por qué elegiste a una persona así?”. Yo no lo elegí, vino determinado por las circunstancias del momento. Incluso era difícil encontrar a alguien como él por aquel entonces, y al menos reaccionaba rápido y pulsaba “grabar” en cuanto Yo empezaba a hablar. Me seguía a todas partes, grabando y transcribiendo sermones; desempeñaba trabajo real. Sin embargo, la forma en que se comportaba en Mi presencia y las cosas que hacía en la iglesia parecían las acciones de dos personas completamente diferentes. En Mi presencia, se mostraba obediente, educado, diligente, meticuloso y responsable, pero ¿era así cuando cumplía su deber en la iglesia? Ya que era así cuando estaba en contacto con lo Alto, ¿era también así cuando se encontraba entre el pueblo escogido de Dios? ¿Te atreverías a dar una respuesta con seguridad? No. Entonces, ¿cómo podías saber cuál era su situación real? Para eso, tendrías que estar en contacto con él. Después de relacionarte con él durante un tiempo, saldría a la luz todo lo que contenía su esencia-naturaleza. Ante todo le gustaba el estatus y era especialmente vanidoso; siempre que estaba con alguien, le encantaba hablar de su capital y alardear de las cosas que podía hacer, de las que había hecho, de lo mucho que había sufrido y de lo genial que era. Hacía esas cosas y hablaba así con mucha frecuencia, y era una persona completamente diferente en comparación con cuando yo estaba cerca. Además, cualquiera que estuviera a su alrededor se sentía limitado e intimidado y no se atrevía a decir nada al respecto. ¿Cuál era el mayor problema en todo esto? Aprovechaba ese escaso trabajo que hacía, ese escaso deber, y lo trataba como capital del que alardear dondequiera que fuese. ¿Hasta qué punto alardeaba? Todo el mundo lo admiraba, lo idolatraba y lo envidiaba. Al final, decían: “Este tipo ha sufrido mucho por Dios. ¡Mira la fe y el amor que tiene por Él! No le llegamos ni a la suela del zapato. ¡Somos muy inferiores a él!”. La gente siempre lo mencionaba, y aquellos que no podían conocerme pensaban que conocerlo a él era equiparable a conocerme a Mí. La influencia que tenía en el conocimiento, el pensamiento y la mente de las personas acabó por alcanzar ese nivel. Para llegar a ese punto, debió haber dicho y hecho bastantes cosas, ¿verdad? Desde luego, no es que empleara pocas palabras para mencionar los deberes que había desempeñado, sino que se expresaba y hablaba sobre ellos extensamente. Además, contaba con sus propias motivaciones y objetivos, dijo algunas cosas que podían seducir y desorientar a las personas, lo que hizo que lo adoraran, y al final logró su objetivo. ¿Qué piensas de esta clase de persona? A él le vino bien poder llevar a cabo su deber a Mi lado, ya fuera para aprender a comportarse o para obtener la verdad. Para él fue una oportunidad de ser hecho perfecto antes. Por desgracia, no fue capaz de apreciarla. No se dio cuenta de lo preciosa y vital que dicha oportunidad era ni de que se trataba de una senda, una base y una fuente para obtener la verdad y lograr conocimiento de Dios. En su lugar, se sirvió de ella para lograr su propio objetivo de destacar entre las masas y ganarse el corazón de la gente. Esto auguraba problemas; estaba caminando por la senda incorrecta. Decidme, dado que estaba haciendo correr la voz tan deliberadamente de lo mucho que había sufrido, de cómo Dios lo había guiado y tratado y de cómo había confiado en él, ¿era capaz de reconocer que en ello existía una intención personal? (Sí). Debería haber sido capaz. No era algo que fuera imposible de reconocer. Era capaz de reconocerlo, por tanto, ¿por qué no fue capaz de refrenar sus acciones malvadas? Porque no amaba la verdad, solo le gustaban la influencia y el estatus. Cuando una persona que de verdad ama la verdad revela corrupción, cuando da testimonio de cómo ha sufrido, siente autorreproche y recriminación hacia sí misma. Le parece que fue vil por su parte hacer eso, contrario a Dios, y que no debe volverlo a hacer. Cuando quiera volver a hacerlo en el futuro, será capaz de contenerse y poner freno a sus actos. Es bastante normal. Sin embargo, en esos momentos, aunque su conciencia se lo recrimine, los anticristos no pueden controlar su ambición y deseo, y a pesar de que se les pode, no aceptarán la verdad. ¿Por qué su naturaleza crece y se expande sin remedio? (Porque no aman la verdad). Amar la verdad no es propio de su naturaleza. ¿Qué aman entonces? (El estatus). ¿Qué les aportará el estatus? Hará que la gente los idolatre, estime y envidie. Al final, su objetivo es disfrutar del mismo estatus y tratamiento que Dios, además del honor, la felicidad y la alegría que les confiere ese estatus. Después de escuchar todo lo que acabo de decir, ¿no os sentís asqueados? (Sí). Ese hombre hizo otra cosa más repugnante. Pasado un tiempo, se puso enfermo y regresó a su ciudad natal, lo que le hizo pensar que merecía disfrutar todavía más de los beneficios del estatus. ¿Cómo piensas que actuó mientras estuvo bajo el control de ese pensamiento? ¿Acaso no exigiría recibir un trato aún mejor? (Sí). ¿Por qué exigía eso? ¿No le parecía excesivo o irracional? Sentía que lo merecía. Pensaba: “He sufrido mucho por Dios y por mis hermanos y hermanas. Tengo derecho a esto. Me puse enfermo porque sufrí mucho, así que mis hermanos y hermanas deben servirme”. Mientras estaba enfermo, no movió un dedo, se pasaba todo el día en cama y hacía que los demás lo atendieran y alimentaran. Después de pasar allí tumbado mucho tiempo, como se aburría, empezó a obligar a la gente a que le llevara comida y bebida y pasara tiempo con él para aliviar su aburrimiento. Esto es bastante repugnante, ¿verdad? Si de veras hubiera estado tan enfermo, no habría sido para tanto; si su enfermedad no era tan grave, sin duda su comportamiento fue demasiado irracional, ¿no es así?

Algunas personas parecen bastante entusiastas en su fe en Dios. Les encanta atender los asuntos de la iglesia y preocuparse por ellos y siempre van por delante. Y sin embargo, de manera inesperada, decepcionan a todo el mundo cuando se convierten en líderes. No se centran en resolver los problemas prácticos del pueblo escogido de Dios, sino que se esfuerzan al máximo para actuar en aras de su propia reputación y estatus. Les encanta exhibirse para hacer que los demás las estimen y siempre hablan sobre cómo se esfuerzan y sufren por Dios, sin embargo, no dedican sus esfuerzos a perseguir la verdad ni a su entrada en la vida. Eso no es lo que cualquiera espera de ellas. Aunque se mantienen ocupadas con su trabajo, alardean siempre que pueden, predican algunas palabras y doctrinas, se ganan la estima y la adoración de algunos, desorientan el corazón de la gente y consolidan su estatus. ¿Y cuál es el resultado de todo esto? Con independencia de si esas personas usan pequeños favores para comprar a los demás o alardean de sus dones y habilidades, o de si emplean diversos métodos para desorientar a las personas y de ese modo ganarse su buena opinión, sea cual sea el método que usen para ganarse el corazón de la gente y ocupar una posición en él, ¿qué es lo que han perdido? Han perdido la oportunidad de obtener la verdad mientras realizan los deberes de un líder. Al mismo tiempo, debido a sus diversas manifestaciones, también han acumulado acciones malvadas que les acarrearán su desenlace definitivo. Al margen de si usan pequeños favores para comprar y atrapar a las personas, o de si alardean de sí mismas o se sirven de fachadas para desorientar a la gente, y por muchos beneficios y satisfacción que parezca que obtienen al hacer esas cosas, si lo analizamos ahora, ¿se trata de una senda correcta? ¿Es la senda de la búsqueda de la verdad? ¿Es una senda que pueda llevar a la salvación? Está claro que no. Independientemente de lo inteligentes que sean esos métodos y trucos, no pueden engañar a Dios, y al final Él las condena y detesta, ya que, detrás de tales comportamientos se esconden la ambición del ser humano y una actitud y esencia de antagonismo hacia Dios. De ninguna manera Dios reconocería jamás en Su corazón a esas personas como aquellas que cumplen con su deber, sino que las definiría como malhechores. ¿Qué veredicto dicta Dios cuando trata con malhechores? “Apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad”. Cuando Dios dice “apartaos de mí”, ¿dónde quiere que vayan esas personas? Se las está entregando a Satanás, a los lugares habitados por hordas de satanases. Al final, ¿qué consecuencia sufren? Los espíritus malignos las atormentan hasta la muerte, lo que equivale a decir que Satanás las devora. Dios no quiere a esas personas, lo que significa que no las salvará, no son las ovejas de Dios y menos aún Sus seguidores, por lo que no se hallan entre aquellos a los que Él salvará. Así es como Dios define a esas personas. Por tanto, ¿cuál es la naturaleza de intentar ganarse el corazón de los demás? Es caminar por la senda de un anticristo; es el comportamiento y la esencia de un anticristo. Todavía más grave es la esencia de competir contra Dios por Su pueblo escogido; tales personas son enemigas de Dios. Así es como se define y cataloga a los anticristos, y es del todo acertado.

22 de enero de 2019

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