Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones (Parte 2)

II. Cómo abordan los anticristos las modificaciones de su deber

Los anticristos son increíblemente obstinados con el tema de recibir bendiciones. Se aferran a su intención de recibir bendiciones como si les fuera la vida en ello y, cuando los podan, se resisten e intentan con todas sus fuerzas refutar la poda y defenderse. A partir de este punto, podemos determinar que los anticristos no aceptan la verdad en absoluto. Cuando los relegan o modifican sus deberes, se muestran muy sensibles respecto al tema de recibir bendiciones. ¿Por qué se muestran sensibles? Porque este tipo de personas tienen el corazón lleno del deseo y de la ambición de recibir bendiciones. Todo lo que hacen es en aras de recibir bendiciones, no de cualquier otra cosa. Su mayor deseo en la vida es recibir bendiciones. Por este motivo, cuando las relegan o modifican sus deberes, sienten que su esperanza de recibir bendiciones ha desaparecido y, por supuesto, se niegan a someterse y siguen discutiendo a su favor. Solo tienen en cuenta sus intereses y no la obra de la casa de Dios. Por ejemplo, algunas personas se consideran hábiles con la palabra escrita, por lo que exigen de manera enérgica cumplir un deber relacionado con dicha habilidad. Por supuesto, la casa de Dios no las decepcionará, pues aprecia a las personas con talento y, sean cuales sean sus dones o fortalezas, en la casa de Dios se les da la oportunidad de que los usen. Así, la iglesia dispone que realicen una labor relacionada con escribir. Pero, pasado algún tiempo, se descubre que en realidad no poseen esta habilidad y que son incapaces de hacer este deber de manera adecuada; son del todo ineficaces. Su talento y su calibre hacen que sean totalmente incompetentes para este trabajo. Por tanto, ¿qué hay que hacer en tales circunstancias? ¿Es posible simplemente tolerar a estas personas y decir: “Tienes pasión, y aunque no poseas mucho talento y tu calibre sea mediano, mientras te muestres dispuesto y no seas reacio a trabajar duro, la casa de Dios te tolerará y te dejará seguir cumpliendo este deber. No importa si no lo haces bien. La casa de Dios hará la vista gorda y no hace falta que te sustituyan”? ¿Es este el principio según el cual maneja los asuntos la casa de Dios? Por supuesto que no. En estas circunstancias, normalmente a estas personas se les asignan deberes apropiados en función de su calibre y sus puntos fuertes; eso por un lado. Sin embargo, no basta con esto, porque en muchos casos las personas no saben para qué deberes son adecuadas y, aunque piensen que son buenas en algo, eso podría no ser cierto. Por tanto, tendrían que probarlo y recibir formación durante un tiempo; lo correcto es decidir en función de si son eficaces o no. Si reciben formación durante un período de tiempo y no obtienen ningún resultado ni hacen ningún progreso y si se confirma que no vale la pena cultivarlas, se debería modificar su deber y disponer un deber adecuado para ellas. Volver a disponer y modificar los deberes de la gente de esta manera es lo correcto y también está en consonancia con el principio. Pero algunos son incapaces de obedecer los arreglos de la casa de Dios y, en su lugar, siempre siguen sus preferencias carnales al cumplir sus deberes. Por ejemplo, supongamos que alguien dice: “Mi mayor sueño era ser literato o periodista, pero debido a mis circunstancias familiares y otras razones, no pude cumplirlo. Pero ahora realizo un trabajo relacionado con escribir en la casa de Dios. ¡Por fin he conseguido lo que quería!”. No obstante, su comprensión de la verdad no es suficientemente buena, no tiene mucho entendimiento espiritual ni está a la altura para llevar a cabo un trabajo relacionado con la escritura, de modo que, tras cumplir su deber durante un tiempo, lo transfieren a otro. Él se queja: “¿Por qué no puedo hacer el trabajo que quiero? ¡No me gusta ningún otro tipo de tarea!”. ¿Cuál es el problema aquí? La casa de Dios modificó su deber según los principios; así pues, ¿por qué no puede aceptar el cambio? ¿No es esto un problema con su humanidad? No puede aceptar la verdad ni se somete a Dios; esto es simplemente falta de raciocinio. Siempre cumple su deber según sus preferencias personales y quiere tomar sus propias decisiones. ¿Acaso no es este un carácter corrupto? ¿El hecho de que disfrutes haciendo algo garantiza que puedas hacerlo bien? ¿Significa el hecho de que disfrutes cumpliendo cierto deber que puedas hacerlo de manera adecuada? Que disfrutes haciendo algo no implica que seas apto para ello y es posible que no seas capaz de averiguar aquello para lo que eres apto. Debes tener sentido común y aprender a obedecer. Así pues, cuando modifiquen tu deber, ¿cómo deberías practicar la obediencia? Por un lado, deberías creer que la casa de Dios ha modificado tu deber según los principios-verdad y no según tus preferencias ni los prejuicios de algún líder u obrero. Debes confiar en que se ha decidido modificar tu deber en función de tus dones, puntos fuertes y otras circunstancias reales, y que no fue fruto de las ideas de una persona. Debes aprender a obedecer cuando tu deber se reajuste. Una vez que te has ejercitado durante un tiempo en tu nuevo deber y has logrado resultados, comprobarás que eres más adecuado para ese deber y te darás cuenta de que elegir deberes en función de tus preferencias era un error. ¿No resuelve esto el problema? Lo más importante es que la casa de Dios dispone que las personas cumplan con ciertos deberes no en función de las preferencias de estas, sino de las necesidades de la obra y de si una persona concreta puede conseguir resultados al cumplir ese deber. ¿Diríais que la casa de Dios debe disponer los deberes en función de las preferencias individuales? ¿Habría que emplear a las personas basándose en la condición de satisfacer sus preferencias personales? (No). ¿Cuál de estas opciones se alinea con los principios de la casa de Dios al utilizar a las personas? ¿Cuál de ellas se ajusta a los principios-verdad? Escoger a las personas en función de las necesidades de la obra en la casa de Dios y los resultados obtenidos por esas personas al desempeñar sus deberes. Tienes algunas predilecciones e intereses y cierto deseo de cumplir tus deberes, pero ¿deben anteponerse tus deseos, intereses y predilecciones a la obra de la casa de Dios? Si insistes tercamente y dices: “Debo llevar a cabo este trabajo; si no se me permite, no quiero vivir ni cumplir con mi deber. Si no me dejan realizar este trabajo, me faltará el entusiasmo para hacer otra cosa y no podré dedicarle todas mis fuerzas”. ¿No demuestra esto un problema en tu actitud con respecto al cumplimiento del deber? ¿No carece de toda conciencia y razón? A fin de satisfacer tus deseos, intereses y predilecciones personales, no vacilas en entorpecer y retrasar la obra de la iglesia. ¿Está esto de acuerdo con la verdad? ¿Cómo deben manejarse las cosas que no se ajustan a la verdad? Hay quienes dicen: “Uno debe sacrificar el yo personal en aras del yo colectivo”. ¿Es correcto? ¿Es la verdad? (No). ¿Qué clase de enunciado es este? (Es una falacia satánica). Es un enunciado falaz, desorientador y solapado. Si aplicas la frase “Uno debe sacrificar el yo personal en aras del yo colectivo” al contexto de cumplir tus deberes, estás oponiéndote a Dios y blasfemando contra Él. ¿Por qué es una blasfemia? Porque estás imponiendo tu voluntad a Dios, ¡y eso es una blasfemia! Estás intentando intercambiar el sacrificio de tu yo individual por la perfección y las bendiciones de Dios; tienes la intención de hacer un trato con Dios. Él no necesita que sacrifiques nada tuyo; lo que Dios exige es que las personas pongan en práctica la verdad y se rebelen contra la carne. Si no puedes practicar la verdad, te estás rebelando contra Dios y oponiéndote a Él. Has cumplido tu deber de forma deficiente porque tus intenciones eran erróneas, tu forma de ver las cosas era incorrecta y tus enunciados contradecían totalmente la verdad. Sin embargo, la casa de Dios no te ha despojado del derecho a cumplir un deber; es solo que tus deberes se han reajustado porque no eras adecuado para el último que te habían encomendado y te han reasignado a un deber apropiado para ti. Esto es de lo más normal y fácil de entender. Deberías tratar este asunto correctamente. ¿Cuál es la manera correcta de tratarlo? Cuando esto ocurre, primero debes aceptar la evaluación de la casa de Dios. Aunque es posible que de forma subjetiva te guste tu deber, en realidad no estás a la altura ni eres apto para él, de modo que no puedes realizar ese trabajo. Esto significa que tu deber debe modificarse. Deberías obedecer y aceptar tu nuevo deber. Primero, practica durante un tiempo; si todavía piensas que no eres suficientemente bueno y que tu calibre se queda corto, deberías decir a la iglesia: “No estoy a la altura de este deber. Si esto continúa, entorpecerá el trabajo”. ¡Ese es un modo de actuar muy razonable! Hagas lo que hagas, no intentes aferrarte a ese deber. Si lo haces, entorpecerás el trabajo. Si informas sobre el problema desde el principio, la iglesia dispondrá un deber adecuado para ti según tu situación. La casa de Dios no fuerza a la gente a desempeñar deberes. ¿No es algo bueno para ti que modifiquen tu deber? En primer lugar, te puede permitir enfocar tus preferencias y deseos de una manera racional. Puede que hayas tenido predilección por eso en el pasado y que te guste la literatura y la escritura, pero el trabajo de realizar textos también requiere entendimiento espiritual. Como mínimo, debes entender la terminología espiritual. Si careces siquiera del más mínimo entendimiento de la verdad, tener un poco de habilidad con la palabra escrita no será suficiente. Deberás alcanzar una comprensión espiritual, entender el vocabulario espiritual y llegar a poseer el lenguaje de la vida espiritual mediante un período de experiencia. Solo entonces serás capaz de llevar a cabo en la casa de Dios un trabajo de realizar textos. Después de un período de experiencia y de experimentar cosas, te darás cuenta de que careces del lenguaje de la experiencia de la vida, verás tu abrumadora insuficiencia, conocerás tu estatura real y permitirás que la casa de Dios y tus hermanos y hermanas vean con claridad tu calibre y estatura. Esto es bueno para ti. Como mínimo, te indicará la medida de tu calibre y te permitirá tratarte de manera correcta. Ya no tendrás figuraciones sobre tu propio calibre y tus predilecciones. Conocerás tu estatura real, verás de una manera más precisa y clara para qué sirves y para qué no y serás más resuelto y práctico al cumplir tu deber. Este es un aspecto. El otro, que es el más importante, es que al margen de cuánto entendimiento adquieras o de si puedes entender estas cosas, cuando la casa de Dios hace arreglos para ti, debes, al menos, adoptar primero una actitud de obediencia, en lugar de ser exigente o quisquilloso o de tener tus propios planes y opciones. Esta es la razón que debes poseer por encima de todo. No pasa nada si no eres capaz de reflexionar sobre los elementos que contaminan el cumplimiento de tu deber. Lo único que importa es que tengas un corazón sumiso y puedas aceptar la verdad, tomarte tu deber en serio y mostrar tu lealtad, y que cuando surjan problemas o reveles corrupción, puedas reflexionar sobre ti mismo, entender tus propias deficiencias y carencias y buscar la verdad para resolver tus problemas o revelaciones de corrupción. De este modo, sin que te des cuenta, tu vida y tu estatura crecerán poco a poco a medida que desempeñes tu deber y llegarás a cumplirlo de manera adecuada. Siempre que te esfuerces por Dios con sinceridad y nunca dejes de buscar la verdad para resolver tus problemas mientras experimentas Su obra, recibirás Sus bendiciones y Él no te tratará mal.

Si la iglesia toma la decisión de modificar sus deberes, las personas deberían aceptarla y obedecerla, reflexionar sobre sí mismas y entender la esencia del problema y sus propias carencias. Esto resulta muy beneficioso y es algo que se debe practicar. La gente corriente puede entender y tratar de manera correcta algo tan simple sin encontrarse con demasiadas dificultades ni ningún obstáculo insalvable. Cuando se realizan cambios en sus deberes, como mínimo, la gente debería someterse, beneficiarse haciendo introspección y valorar de manera precisa si su cumplimiento del deber es adecuado. No obstante, esto no es así con los anticristos. Lo que manifiestan es diferente de las personas normales, independientemente de lo que les ocurra. ¿En qué consiste esta diferencia? No obedecen, no cooperan de manera proactiva ni buscan la verdad en lo más mínimo. Por el contrario, sienten antipatía por la modificación y se resisten, la analizan, la observan y se devanan los sesos especulando: “¿Por qué no se me permite cumplir este deber? ¿Por qué me transfieren a un deber de poca importancia? ¿Es esta una manera de revelarme y descartarme?”. No dejan de darle vueltas a lo sucedido en su mente, analizándolo y rumiándolo sin parar. Cuando no pasa nada están perfectamente bien, pero cuando sucede algo, comienza a removerse en su interior como aguas turbulentas y la cabeza se les llena de preguntas. Desde fuera puede parecer que son mejores que los demás para analizar las cosas, pero en realidad los anticristos solo son más perversos que la gente normal. ¿Cómo se manifiesta esta perversidad? Sus consideraciones son extremas, complejas y secretas. Cosas que no se le ocurrirían a una persona normal, una persona con conciencia y razón, son comunes en un anticristo. Cuando introducen una sencilla modificación en su deber, la gente debe responder con una actitud de obediencia, hacer lo que le diga la casa de Dios, lo que sea capaz de hacer e, independientemente de lo que haga, debe hacerlo lo mejor que sepa dentro de sus posibilidades, de todo corazón y con todas sus fuerzas. Lo que Dios ha hecho no es un error. Una verdad tan simple puede practicarla la gente con un poco de conciencia y razón, pero esto está más allá de las posibilidades de los anticristos. Cuando se trata del cambio de los deberes, los anticristos de inmediato oponen argumentos, sofismas y desafío, y en el fondo se niegan a aceptarlo. ¿Qué hay en su corazón? Sospecha y duda, así que sondean a los demás utilizando toda clase de métodos. Tantean el terreno con sus palabras y sus actos e incluso coaccionan y tientan a las personas a través de medios inescrupulosos para que digan la verdad y sean sinceros. Intentan comprenderlo: ¿Por qué los transfirieron? ¿Por qué no se les permitió cumplir su deber? ¿Quién, exactamente, movió los hilos? ¿Quién intentó complicarles las cosas? En su corazón, no dejan de preguntarse por qué, no cejan en el intento de entender qué está sucediendo realmente para poder encontrar con quién discutir o ajustar cuentas. No saben cómo presentarse ante Dios para hacer introspección, para analizar cuál es el problema en ellos, no buscan una razón en ellos mismos y no oran a Dios ni hacen introspección y dicen: “¿Cuál era el problema con mi manera de cumplir el deber? ¿Sería que era superficial y sin principios? ¿Acaso hubo algún efecto?”. En lugar de formularse alguna vez estas preguntas, cuestionan constantemente a Dios en su fuero interno: “¿Por qué modificaron mi deber? ¿Por qué me tratan así? ¿Por qué son tan desconsiderados conmigo? ¿Por qué son tan injustos conmigo? ¿Por qué no piensan en mi orgullo? ¿Por qué me atacan y me excluyen?”. Todos estos “porqués” son una revelación vívida de la calidad humana y del carácter corrupto de los anticristos. Nadie puede imaginar que, por un asunto tan nimio como una transferencia de deberes, los anticristos armarán tanto lío, causarán tanto alboroto y recurrirán a todos los medios a su alcance para crear semejante jaleo. ¿Por qué complicarían tanto algo tan simple? Existe una sola razón: los anticristos jamás obedecen lo que dispone la casa de Dios y siempre vinculan estrechamente su deber, fama, ganancias y estatus con su esperanza de recibir bendiciones y un destino futuro; como si una vez hubieran perdido su reputación y estatus no les quedara esperanza de recibir bendiciones y recompensas. A ellos eso les da la impresión de que desperdician sus vidas. Piensan: “He de ser prudente, no debo ser descuidado. No se puede confiar en la casa de dios, en los hermanos y hermanas, en los líderes y obreros, ni siquiera en dios. No puedo confiar en ninguno de ellos. La persona en la que más puedes confiar y más digna de confianza eres tú mismo. Si no haces planes para ti, entonces, ¿quién va a cuidar de ti? ¿Quién va a considerar tu futuro? ¿Quién va a considerar si vas a recibir o no bendiciones? Por tanto, tengo que hacer planes y cálculos cuidadosos por mi propio bien. No puedo cometer errores o ser levemente descuidado, de lo contrario, ¿qué haré si alguien trata de aprovecharse de mí?”. Así, se protegen de los líderes y obreros de la casa de Dios temiendo que alguien discierna o detecte cómo son y los acaben relegando y su sueño de bendiciones se estropee. Creen que deben mantener su reputación y estatus para tener esperanza de recibir bendiciones. Un anticristo considera que ser bendecido es más grande que los propios cielos, más grande que la vida, más importante que perseguir la verdad, que el cambio de carácter o la salvación personal y más relevante que desempeñar bien su deber y convertirse en un ser creado de calidad razonable. Les parece que convertirse en un ser creado dentro de lo normal, cumplir bien su deber y lograr la salvación son cosas nimias que ni merece la pena mencionar o comentar, mientras que obtener bendiciones es la única cosa en toda su vida que no se ha de descuidar. Todo lo que encuentran, sea grande o pequeño, lo relacionan con ser bendecidos, se muestran increíblemente precavidos y atentos y siempre se aseguran de tener un plan B. Así pues, cuando se ajusta su deber, si es un ascenso el anticristo pensará que tiene la esperanza de ser bendecido. Si es una degradación, de líder de equipo a sublíder de equipo, o de sublíder de equipo a miembro regular, prevén que esto es un enorme problema y piensan que sus esperanzas de recibir bendiciones son escasas. ¿Qué clase de perspectiva es esta? ¿Es adecuada? En absoluto. Es un punto de vista absurdo. El que alguien obtenga o no la aprobación de Dios no se basa en el deber que cumple, sino en si posee la verdad, si se somete realmente a Dios y si es leal. Estas son las cosas más importantes. Durante el período de la salvación de Dios para la gente, las personas deben soportar muchas pruebas. Especialmente en el cumplimiento de su deber, deben sufrir muchos fracasos y contrariedades, pero, al final, si entienden la verdad y se someten sinceramente a Dios, obtendrán Su aprobación. En cuanto a ser transferidos en su deber, se puede ver que los anticristos no entienden la verdad y no tienen capacidad de comprensión en absoluto.

Entre todos los que cumplen un deber, siempre habrá algunos que no hacen nada bien. No son buenos escribiendo artículos, porque no entienden la verdad y ni siquiera tienen idea de la terminología espiritual, del lenguaje que suelen utilizar los cristianos. Puede que tengan habilidad para escribir y cierta formación, pero no están a la altura de la tarea. Si los pones a revisar documentos, al cabo de un tiempo queda claro que tampoco son buenos en eso. Les falta calibre y siempre se dejan cosas, de modo que vuelves a transferirles de deber. Entonces dicen que tienen conocimientos informáticos, pero después de cumplir un deber en ese campo durante un tiempo, tampoco destacan en dicho terreno. Parece que son buenos cocineros y les encargas que hagan comida para los hermanos y las hermanas. Resulta que todo el mundo comenta que los platos que hacen son demasiado salados o sosos y que cocinan demasiada cantidad de comida o demasiado poca. Al ver que no son aptos para las artes culinarias, dispones que prediquen el evangelio, pero en el momento en el que oyen que se unirán al equipo evangélico se sienten desanimados y piensan: “Se acabó. Me relegan fuera del terreno de juego y ya no hay esperanza de ser bendecido. No me queda sino llorar”. En ese momento, con un estado de ánimo negativo y deprimido, se hunden, empeoran, y no pueden concentrarse en predicar el evangelio y dar testimonio de la nueva obra de Dios. Por el contrario, piensan sin cesar: “¿Cuándo podré volver al deber relacionado con textos? ¿Cuándo podré llevar la cabeza bien alta otra vez? ¿Cuándo hablaré con lo alto de nuevo o participaré en la toma de decisiones de más alto nivel? ¿Cuándo se dará cuenta de nuevo todo el mundo de que soy un líder?”. Esperan unos años sin que los readmitan y, luego, comienzan a reflexionar: “No tiene sentido creer en dios. Soy como esos que sufren muchos contratiempos en su senda para convertirse en funcionarios en el mundo, ¿no?”. Al pensar en esa gran cantidad de reveses, se desalientan aún más y se sienten totalmente abatidos. Dicen: “Después de todos estos años de ser creyente, no he llegado a ser un gran líder ni siquiera una vez. Después de conseguir al fin servir como líder de equipo, me echaron y tampoco he hecho un buen trabajo en otros deberes. Realmente tengo muy mala suerte; nada sale nunca como quiero. Es como luchar contra infinitud de contratiempos en la senda de convertirse en funcionario. ¿Por qué no me promociona la casa de dios? Mi estatus y mi reputación han tocado fondo del todo. Nadie recuerda siquiera quién soy y lo alto nunca me menciona. Mis días de gloria han terminado. ¿Qué puedo hacer con mi falta de éxito? Amo mucho a dios y realmente amo a la iglesia y a la casa de dios; así pues, ¿por qué no he tenido éxito? No tiene ningún sentido creer en dios. Tenía muchas ganas de hacer realidad mis grandes planes aquí en la casa de dios y de utilizar mi energía y mis fortalezas, pero dios no me sitúa en posiciones importantes ni me ve. No tiene ningún sentido”. ¿Qué quieren decir al quejarse a cada instante de que nada tiene sentido? Quieren decir que no tiene sentido cumplir su deber, perseguir la transformación del carácter, escuchar la verdad y los sermones, leer las palabras de Dios y buscar los principios-verdad. Entonces, para ellos, ¿qué tiene sentido? Tener una posición oficial, recibir bendiciones, cumplir su deseo y ambición de recibir bendiciones, fanfarronear continuamente, ser admirados y tener prestigio. Para ellos, nada más tiene sentido. Cuando sienten que algo no tiene sentido, cuando están desanimados, quieren abandonarlo todo por voluntad propia. Quieren dejar la casa de Dios y retirarse. Esto significa que están en peligro. Algunos miembros de este grupo que cumplen un deber tienen un pie dentro y un pie fuera, en particular aquellos que cumplen un deber anodino que los pone en contacto frecuente con no creyentes. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que estas personas pueden retirarse en cualquier momento y, si se desmorona su última línea de defensa, su otro pie tomará un paso decisivo hacia afuera y romperán con la casa de Dios y se marcharán de la iglesia por completo. Por lo que respecta a la modificación de sus deberes, relacionan su intención y su deseo de recibir bendiciones con cosas como el lugar donde los transfieren, qué deber cumplen, si dicho deber satisface sus deseos personales, si les permite ser estimados y cuál es la posición y el rango de su nuevo deber. Basándonos en la actitud y la idea que los anticristos tienen con relación a la modificación de sus deberes, ¿en qué consiste su problema? ¿Es un problema importante o no? (Lo es). ¿Cuál es el problema? (Vinculan la modificación normal de sus deberes a su estatus en la iglesia y si pueden, o no, recibir bendiciones. Cuando modifican sus deberes, en lugar de aceptar y obedecer los arreglos de la casa de Dios, piensan que están perdiendo su estatus y que ya no pueden recibir bendiciones, sienten que no tiene sentido creer en Dios y quieren abandonar la casa de Dios). Su mayor error aquí es relacionar la modificación de sus deberes con recibir bendiciones. Esto es lo último que deberían haber hecho. En realidad, no hay ninguna relación entre las dos cosas, pero debido a que los anticristos tienen el corazón lleno del deseo de recibir bendiciones, al margen del deber que cumplan, lo vincularán a si pueden recibir bendiciones. Esto quiere decir que para ellos es imposible cumplir bien un deber y lo único que se puede hacer es revelarlos y descartarlos. Simplemente se crean problemas ellos mismos y se sitúan en una senda destinada al fracaso.

¿Cómo deberías tratar el asunto de cumplir tu deber? Debes tener la actitud correcta, que es el requisito previo para cumplir bien tu deber. El deber que te corresponde debe basarse en tus puntos fuertes. Si a veces el deber que la iglesia ha dispuesto para ti no es algo que se te dé bien o que desees hacer, puedes plantear la cuestión y resolverla mediante la comunicación. Pero si puedes cumplir el deber que debes realizar y no quieres hacerlo solo por temor a sufrir, tienes un problema. Si estás dispuesto a obedecer y puedes rebelarte contra tu carne, se puede decir que eres relativamente razonable. Sin embargo, si siempre tratas de calcular qué deberes son más prestigiosos y asumes que ciertos deberes harán que los demás te menosprecien, esto demuestra que tienes un carácter corrupto. ¿Por qué tienes tantos prejuicios a la hora de entender los deberes? ¿Es posible que seas capaz de cumplir bien un deber si se trata de uno que elegiste según tus propias ideas? Eso no es necesariamente cierto. Lo más importante es resolver tu carácter corrupto y, si no lo haces, no serás capaz de cumplir bien tu deber, aunque se trate de uno que te guste. Algunas personas cumplen sus deberes sin principios y siempre según sus propias preferencias, por lo que nunca son capaces de resolver las adversidades, siempre van tirando en cada deber que cumplen y al final las descartan. ¿Puede salvarse este tipo de personas? Debes elegir el deber que sea adecuado para ti, cumplirlo bien y ser capaz de buscar la verdad para resolver tus actitudes corruptas. Solo entonces podrás entrar en la realidad-verdad. Si siempre persigues la comodidad carnal y buscas quedar bien, serás incapaz de cumplir satisfactoriamente tu deber. Si no eres capaz de cumplir bien ningún deber, te tendrán que descartar. Algunos están insatisfechos independientemente del deber que desempeñen, siempre consideran sus deberes como algo temporal, son negligentes y no buscan la verdad para resolver las actitudes corruptas que revelan. El resultado es que cumplen sus deberes durante varios años sin lograr la entrada en la vida. Se convierten en mano de obra y los descartan. ¿Acaso no se lo han buscado? La gente malvada y los anticristos nunca tienen la actitud correcta respecto a sus deberes. ¿Qué opinan cuando los transfieren? “¿Piensas que solo soy un servidor? Cuando me usas, haces que te rinda servicio y cuando has terminado conmigo, me despides. ¡Bien, no rendiré servicio así! Quiero ser un líder o un obrero porque ese es el único trabajo respetable que hay aquí. ¡Si no me dejas ser líder u obrero y todavía quieres que me esfuerce, ya puedes olvidarte!”. ¿Qué tipo de actitud es esta? ¿Se están sometiendo? ¿Sobre qué base se plantean que los transfieran en su deber? Sobre la base de la impetuosidad, de sus propias ideas y de su carácter corrupto, ¿no es verdad? ¿Y cuáles son las consecuencias de este tipo de planteamiento? En primer lugar, ¿serán capaces de ser leales y sinceros en su próximo deber? No, no lo serán. ¿Tendrán una actitud positiva? ¿En qué tipo de estado estarán? (Un estado de abatimiento). ¿Cuál es la esencia del abatimiento? El antagonismo. ¿Y cuál es el resultado final de un estado de ánimo antagonista y abatido? ¿Puede cumplir bien su deber alguien que se sienta así? (No). Si alguien siempre se muestra negativo y antagonista, ¿es apto para cumplir un deber? No importa el deber que haga, la cuestión es que no puede realizarlo bien. Esto es un círculo vicioso y no acabará bien. ¿A qué se debe esto? Estas personas no recorren una buena senda; no buscan la verdad ni son sumisas ni pueden entender de manera adecuada la actitud y el enfoque de la casa de Dios respecto a ellas. Esto es un problema, ¿no? Es un cambio de deber perfectamente apropiado, pero los anticristos dicen que se hace para mortificarlos, que no los tratan como seres humanos, que la casa de Dios carece de amor, que los tratan como máquinas y que acuden a ellos cuando los necesitan y después los apartan a un lado cuando ya no son necesarios. ¿Acaso no es este un argumento retorcido? ¿Tiene conciencia o razón alguien que diga este tipo de cosas? ¡No tiene humanidad! Distorsiona un asunto perfectamente correcto; tergiversa una práctica totalmente apropiada en algo negativo; ¿acaso no es esta la perversidad de un anticristo? ¿Puede entender la verdad alguien que sea así de perverso? De ninguna manera. Este es un problema de los anticristos; cualquier cosa que les pase se lo tomarán de manera tortuosa. ¿Por qué piensan de forma retorcida? Porque su esencia-naturaleza es muy perversa. La esencia-naturaleza de un anticristo es principalmente la perversidad, seguida de su crueldad; estas son sus características principales. La naturaleza perversa de los anticristos les impide comprender nada de la forma correcta y, en su lugar, lo distorsionan todo, se van a los extremos, le buscan tres pies al gato y no pueden manejar bien las cosas ni buscar la verdad. A continuación, contraatacan y buscan venganza de manera activa e incluso difunden nociones, destilan negatividad e incitan y enredan a otros para perturbar la obra de la iglesia. Difunden en secreto algunas quejas, juzgan la forma en la que la casa de Dios trata a las personas, algunos de sus preceptos administrativos y cómo hacen las cosas algunos líderes, y los condenan. ¿Qué tipo de carácter es este? Es cruel. Los anticristos no solo se resisten y se muestran desafiantes, sino que enredan a más gente para que se sume a su actitud desafiante, los apoye y los anime. Así es la esencia-naturaleza de un anticristo. Ni siquiera puede tratar de manera correcta una simple modificación de su deber ni aceptar esa decisión ni someterse a ella con racionalidad. Por el contrario, arma un escándalo y pone diversas excusas para sí mismo, algunas de las cuales son impropias y suscitan repugnancia y asco en los demás. Después de divulgar algunas falacias y herejías, los anticristos intentarán decantar la situación a su favor y hacer que los demás crean en ellos. Si estas medidas no dan resultado, ¿serán capaces los anticristos de dar marcha atrás? Si no pueden seguir por esta senda, ¿serán capaces de buscar la verdad? ¿Tendrán alguna voluntad de arrepentirse? En absoluto. Dirán: “¡Si me impides recibir bendiciones, no permitiré que ninguno de vosotros las reciba! ¡Si no puedo recibir bendiciones, dejaré de creer!”. En el pasado, he hablado sobre cómo los anticristos son muy poco razonables; la esencia-naturaleza que hay detrás de esta irracionalidad es que estas personas son extremadamente perversas y crueles. El asunto que estamos compartiendo ahora son las manifestaciones y revelaciones que demuestran plenamente esta esencia-naturaleza y que son la prueba más auténtica de esta esencia-naturaleza. Algunos de estos individuos se enfadan si modifican sus deberes siquiera una vez y otros, después de que los hayan transferido en varias ocasiones y de pasar de un deber a otro, son incapaces de cumplir bien ninguno de ellos, acaban pensando que no tienen esperanza alguna de recibir bendiciones y quieren retirarse. En resumen, si se produce alguna modificación en sus deberes, sea cual sea, la analizarán, juzgarán y sopesarán y solo se quedarán tranquilos si descubren que dicha modificación no está relacionada con que reciban bendiciones. Tan pronto como descubran que existe la más mínima relación en ese sentido, o que los ajustes influyen en su esperanza de recibir bendiciones, se mostrarán desafiantes de inmediato y saldrá a la luz su esencia-naturaleza. Si esa actitud desafiante no da resultado y los dejan en evidencia y los rechazan, prepararán planes de emergencia para sí mismos, se marcharán de la casa de Dios con firmeza y sin dudar y dejarán de creer que existe un Dios y de reconocer que creen en Él. Sus vidas cotidianas cambiarán de inmediato y se desvanecerá en ellos toda semejanza con un creyente en Dios. Volverán enseguida a beber, fumar, llevar ropa fuera de lo común y maquillaje recargado y a vestir de punta en blanco. Dado que no pudieron disfrutar de estas cosas como creyentes en Dios, se apresurarán a recuperar este tiempo perdido. Cuando consideren la posibilidad de retirarse, pensarán de inmediato en su próximo paso, sobre cómo pueden trabajar duro en el mundo para salir adelante, encontrar un lugar para sí mismos y tener buena vida, y también dónde está su salida. Pronto hallarán para sí mismos una salida y un sitio entre estas tendencias malvadas y dentro de este mundo malvado. Determinarán qué van a hacer, ya sea dedicarse a los negocios, la política u otro tipo de proyecto que les facilite tener una vida mejor que la de otros, les reporte felicidad y alegría durante el resto de su tiempo en la tierra, haga que su cuerpo carnal se sienta más cómodo y les permita disfrutar al máximo de la vida y participar en actividades de ocio y tiempo libre.

Cuando podan a un anticristo y cuando modifican su deber, en lo que piensa es en recibir bendiciones que estén estrechamente relacionadas consigo mismo. Cuando crea que no le queda ninguna esperanza, querrá retirarse, marcharse de la casa de Dios y volver a una vida de no creyente. Según esto, es evidente que la esencia-naturaleza de una persona es sumamente importante, así que ¿acaso no son también muy importantes su búsqueda y sus elecciones? La diferencia la puede marcar un simple pensamiento: una decisión correcta y puedes terminar aceptando la salvación de Dios, mientras que una elección equivocada puede convertirte en un no creyente en un abrir y cerrar de ojos, en alguien que no tiene nada que ver con la casa de Dios, Su obra o su deber. Un solo pensamiento, un solo momento o una pequeña cuestión pueden cambiar por completo el destino de alguien. Una elección casual, un pequeño pensamiento al azar o una simple perspectiva pueden modificar el destino de una persona y determinar dónde acaba al momento siguiente. Cuando alguien no se ha enfrentado a ningún tipo de problema ni ha debido tomar ninguna decisión, siente que entiende muchas verdades, posee estatura y puede mantenerse firme. Pero, cuando te enfrentas a una decisión, un principio fundamental o un grave problema, lo que realmente elijas, la actitud que tengas hacia Dios y tu perspectiva y postura respecto al asunto, determinarán tu destino y si te quedas o te vas. Las elecciones que tienden a hacer los anticristos y sus deseos subjetivos más profundos son contrarios a la verdad; no hay sumisión en ellos, solo antagonismo; no hay verdad ni humanidad, solo actitudes corruptas humanas y falacias y herejías humanas. Todo esto a menudo dará pie a pensamientos relacionados con dejar atrás la casa de Dios y sumergirse en tendencias malvadas que, en cualquier momento, pueden hacer que piensen: “Si no tengo ninguna esperanza de ser bendecido, ¿por qué no me marcho de la casa de dios? Si ese es el caso, no seguiré creyendo ni cumpliendo mi deber. Si así es como me trata la casa de dios, dejaré de reconocer a dios”. Este tipo de pensamientos escandalosamente rebeldes, estas herejías y falacias, estas ideas perversas, suelen estar presentes y permanecer en el corazón de los anticristos. Por este motivo, aunque no dejen de seguir a Dios a medio camino, les cuesta mucho recorrer la senda hasta el final del todo y, por tanto, la mayoría de ellos serán descartados y los expulsarán de la iglesia debido a la gran cantidad de maldades que han cometido y a los trastornos y las perturbaciones que han causado. Incluso si los anticristos pueden forzarse a aguantar hasta el final, en realidad podemos ver a partir de su esencia-naturaleza que es inevitable que se retiren de la iglesia. Es posible que incluso piensen en el fondo de su ser: “No puedo dejar atrás la casa de dios de ninguna manera. Aunque tenga estos pensamientos, no puedo marcharme. Me quedaré aquí hasta que muera. Permaneceré en la casa de dios; seguiré a dios hasta el final”. Al margen de que su voluntad subjetiva los empuje a no marcharse de la casa de Dios y de que insistan en que deben aferrarse a dicha voluntad, en última instancia están destinados a que Dios los desdeñe y a dejar la casa de Dios por voluntad propia, porque sienten aversión por la verdad y son perversos hasta la médula.

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