Punto 12: Quieren retirarse cuando no tienen estatus ni esperanza de recibir bendiciones (Parte 3)

III. Cómo abordan los anticristos su destitución

Hace poco hemos hablado sobre dos de las manifestaciones de los anticristos: una es cuando se enfrentan a que los poden y la otra es cuando hacen modificaciones a su deber. El centro de atención de nuestra charla ha sido la actitud que adoptan los anticristos cuando les ocurren estas cosas y las decisiones que toman. Por supuesto, al margen de cuáles sean la perspectiva y la actitud de un anticristo cuando lo podan o modifican su deber, siempre vincula ambas cosas a si recibirá bendiciones. Si está seguro de que no será bendecido, de que no tiene ninguna esperanza, se retirará de manera natural. Para una persona corriente, para alguien que carece de ambiciones o deseos, que lo poden o que modifiquen su deber no representa realmente ningún problema. Ninguna de las dos cosas tendrá un gran impacto. No lo han privado de su derecho a cumplir un deber ni le han arrebatado la esperanza de salvarse, de modo que, en el caso de una persona corriente, no hay necesidad de reaccionar de forma desproporcionada ni asustarse ni sentirse herido ni comenzar a hacer planes de emergencia. Sin embargo, no es así en el caso de un anticristo. Para él son asuntos muy serios porque los relaciona con el hecho de ser bendecido y, al final, acaba teniendo todo tipo de pensamientos y comportamientos rebeldes, que, a su vez, dan pie a ideas y planes de retirarse, de dejar a Dios. Cuando les pasan este tipo de cosas, que son sumamente corrientes, los anticristos pueden tener incluso la idea de retirarse. Alguien con estatus que es responsable de un trabajo importante en la casa de Dios, ¿qué tipo de actitud tendría al enfrentarse a una destitución? ¿Cómo llevaría el asunto y qué decisión tomaría? Estos temas son incluso más ilustrativos. Para un anticristo, el estatus, el poder y el prestigio son los intereses más importantes y los equipara con su propia vida. Cuando destituyen a un anticristo, cuando pierde su cargo de “líder” y deja de tener estatus significa que ha perdido su poder y prestigio y que ya no recibirá el trato especial de que lo estimen, apoyen y admiren. Para un anticristo, que considera que el estatus y el poder son como la vida misma, es absolutamente inaceptable. Cuando destituyen a un anticristo, su primera reacción es sentirse como si le hubiera caído un rayo encima, como si el cielo se hubiera desplomado y su mundo se hubiera desmoronado. Aquello en lo que había depositado sus esperanzas ha desaparecido, al igual que la posibilidad de vivir con todos los beneficios del estatus, junto con el impulso que lo lleva a descontrolarse y cometer maldades. Esto es lo que le resulta más inaceptable. Su primer pensamiento es: “Ahora que se ha esfumado mi estatus, ¿cómo me verá la gente? ¿Qué pensarán de mí los hermanos y hermanas de mi ciudad? ¿Cómo me verán todos los que me conocen? ¿Seguirán adulándome? ¿Serán tan amables conmigo? ¿Seguirán apoyándome en todo momento? ¿Aún me seguirán? ¿Todavía se ocuparán de todo lo que necesito? Cuando les hable, ¿seguirán siendo corteses y me recibirán con una sonrisa? ¿Cómo me las arreglaré sin mi estatus? ¿Cómo recorreré la senda que viene a continuación? ¿Cómo puedo asegurar mi posición entre otras personas? Ahora que he perdido mi estatus, ¿acaso no significa eso que tengo menos esperanzas de ser bendecido? ¿Seré capaz de obtener grandes bendiciones? ¿Obtendré alguna recompensa importante o una gran corona?”. Cuando piensa que sus esperanzas de ser bendecido se han esfumado o han menguado de manera considerable, es como si la cabeza estuviera a punto de explotarle, como si le aporrearan el corazón con un martillo y le resulta tan doloroso como recibir un corte con un cuchillo. Cuando está a punto de perder la bendición de entrar en el reino de los cielos que tanto ha anhelado día y noche, le parece una noticia terrible que ha surgido de la nada. Para un anticristo, no tener ningún estatus equivale a no tener ninguna esperanza de ser bendecido y se convierte en una especie de cadáver andante, su cuerpo se transforma en un cascarón vacío, desprovisto de alma, sin nada que guíe su vida. No tiene ninguna esperanza ni nada que ansiar. Cuando un anticristo se enfrenta a que lo dejen en evidencia y lo destituyan, lo primero que se le ocurre es que ha perdido cualquier esperanza de ser bendecido. Así pues, llegado a este punto, ¿simplemente renunciaría a sus planes? ¿Estaría dispuesto a someterse? ¿Aprovecharía esta oportunidad para renunciar a su deseo de recibir bendiciones, para desprenderse del estatus, para ser por voluntad propia un seguidor normal, para ser de buen grado mano de obra para Dios y para cumplir bien su deber? (No). ¿Podría ser este un punto de inflexión para él? ¿Serviría este punto de inflexión para que él evolucionara en una buena dirección y de manera positiva, o para que evolucionara en una dirección peor y de forma negativa? Teniendo en cuenta la esencia-naturaleza de un anticristo, es evidente que ser destituido no supone en absoluto que vaya a empezar a desprenderse de su deseo de recibir bendiciones y a amar y a buscar la verdad. Por el contrario, se esforzará aún más por luchar por la oportunidad y la esperanza de ser bendecido; se aferrará a cualquier oportunidad que pueda reportarle bendiciones, que pueda ayudarlo a resurgir y que le permita recuperar su estatus. Por este motivo, al enfrentarse a una destitución, aparte de sentirse molesto, decepcionado y hostil, un anticristo también luchará con uñas y dientes contra ella y se esforzará por dar la vuelta a la situación y cambiarla. Peleará con todas sus fuerzas para conservar su esperanza de recibir bendiciones y para mantener su estatus, prestigio y poder. ¿Cuál es su manera de luchar? Intentar defenderse, justificarse, excusarse y hablar sobre cómo hizo lo que hizo, qué lo llevó a equivocarse, cómo se ha pasado despierto toda la noche para ayudar a otros y compartir con ellos y qué provocó que fuera negligente en este asunto. Aclarará y explicará en detalle cada parte de esta cuestión para poder salvar la situación y eludir la desgracia de que lo destituyan.

¿En qué contextos y temas es más probable que los anticristos desenmascaren y revelen su naturaleza satánica? Cuando los dejan en evidencia y los destituyen; es decir, cuando pierden su estatus. La manifestación principal que muestran los anticristos es que se esfuerzan al máximo por defenderse y emplean la sofistería. Al margen de cómo compartas la verdad con ellos, se resisten y se niegan a aceptar lo que dices. Cuando se enfrentan a que el pueblo escogido de Dios ponga al descubierto todos los detalles de sus fechorías, no las admiten en absoluto por temor a que, si lo hicieran, los declararían culpables de los cargos imputados y los echarían o los expulsarían. A la vez que se niegan a admitir los cargos que les imputan, incluso inculpan a otras personas de sus errores y responsabilidades. Este hecho demuestra de sobra que los anticristos nunca aceptan la verdad ni reconocen sus errores ni se conocen realmente a sí mismos y prueba aún más que su naturaleza es arrogante y sentenciosa, que siente aversión por la verdad, la odia y no la acepta de ninguna manera, de modo que ellos no tienen posibilidad alguna de salvarse. Los que tienen un mínimo de humanidad y algo de razón pueden admitir y aceptar sus propios errores, agachar la cabeza cuando se los confronta con los hechos y arrepentirse de las maldades que han cometido; sin embargo, los anticristos son incapaces de estas cosas. Esto muestra que no tienen nada de conciencia ni de razón y que carecen de humanidad por completo. En su corazón, los anticristos siempre equiparan cuán alto o bajo es su estatus con el tamaño de sus bendiciones. Tanto si es en la casa de Dios o en cualquier otro grupo, para ellos, el estatus y la clase de la gente están definidos, al igual que sus resultados finales; según lo alto que sea el estatus de alguien y la cantidad de poder que ejerza en la casa de Dios en esta vida así será la magnitud de las bendiciones, las recompensas y la corona que recibirá en el mundo venidero; para ellos está íntimamente relacionado. ¿Tiene sentido esa idea? Dios nunca dijo eso ni jamás ha prometido nada parecido, pero este es el tipo de pensamiento que un anticristo tiene en su interior. Por ahora, no ahondaremos en los motivos por los que los anticristos tienen estos pensamientos. No obstante, en lo que se refiere a su esencia-naturaleza, nacieron con pasión por el estatus; además, esperan tener un estatus ilustre y un gran prestigio en esta vida, así como ejercer poder, y quieren seguir disfrutando de todo esto en el mundo venidero. Pero, ¿cómo lograrán todo esto? Según su forma de pensar, los anticristos lo conseguirán haciendo algunas cosas que son capaces de hacer y que quieren y adoran hacer mientras tengan estatus, poder y prestigio en esta vida y, después, cambiando estas cosas por futuras bendiciones, coronas y recompensas. Esta es la filosofía de los anticristos para los asuntos mundanos, su manera de creer en Dios y la perspectiva que tienen en su creencia en Dios. Sus pensamientos e ideas y la forma en la que creen en Dios no tienen nada que ver con las palabras y las promesas de Dios; no guardan relación alguna. Dime, ¿acaso no están un poco mal de la cabeza estos anticristos? ¿Acaso no son perversos en extremo? Ignoran y se niegan a aceptar lo que expresen las palabras de Dios, consideran que su manera de pensar y de creer en Dios es adecuada y encuentran placer en ella, disfrutando y admirándose a sí mismos. Nunca buscan la verdad ni examinan las palabras de Dios para ver si en ellas se dicen estas cosas o se hacen estas promesas. Los anticristos dan por hecho que, de manera innata, son más inteligentes que los demás y que son naturalmente sabios y tienen talento y muchos dones; sienten que deberían ser la figura que destaca entre las otras personas, ser el jefe, ser objeto de admiración por parte de los demás, ejercer el poder y gobernar sobre otros, como si tuvieran que regir a todos los creyentes en Dios y todos tuvieran que estar ahí para que ellos los dirijan. Estas son todas las cosas que quieren obtener en esta vida. También desean conseguir en el mundo venidero bendiciones que otras personas no podrán obtener, y esto lo consideran algo normal. El hecho de que los anticristos tengan estos pensamientos y estas ideas, ¿no los convierte en unos individuos bastante desvergonzados? ¿Acaso en cierto modo no hacen oídos sordos a la razón? ¿Sobre qué base piensas de esta manera? ¿Sobre qué base quieres contar con la gran estima de otros? ¿Sobre qué base quieres gobernar a los demás? ¿Sobre qué base quieres tener poder y una buena posición entre los hombres? ¿Predeterminó Dios estas cosas o posees la verdad y tienes humanidad? ¿Estás cualificado para reivindicar tu estatus y dirigir a otros solo porque tienes algo de formación y conocimientos y, en cierto modo, eres alto y elegante? ¿Te cualifica eso para dar órdenes? ¿Te cualifica para controlar a otras personas? ¿En qué parte de las palabras de Dios dice Él: “Eres atractivo, tienes fortalezas y dones y deberías dirigir a otras personas y tener un estatus permanente”? ¿Te ha concedido Dios este poder? ¿Predestinó Dios esto? No. Cuando los hermanos y hermanas te seleccionan para ser un líder o un obrero, ¿te conceden estatus? ¿Es una bendición que merezcas en esta vida? Algunos interpretan el hecho de disfrutar de estas cosas como recibir un céntuplo en esta vida y piensan que, mientras tengan estatus y poder y puedan dar órdenes y gobernar a mucha gente, deben estar rodeados por un séquito de seguidores y tener siempre personas sirviéndolos y revoloteando a su alrededor vayan donde vayan. ¿Sobre qué base quieres disfrutar de estas cosas? Los hermanos y hermanas te seleccionan como líder para que puedas cumplir este deber; no lo hacen para que puedas desorientar a la gente, para que los hermanos y hermanas te tengan en gran estima y te admiren y, mucho menos, para que puedas ejercer el poder y disfrutar de los beneficios del estatus; por el contrario, lo hacen para que puedas desempeñar tu deber de acuerdo con los arreglos de la obra y los principios-verdad. Además, Dios no ha predestinado que no se pueda destituir a alguien que los hermanos y hermanas hayan elegido para ser un líder. ¿De verdad piensas que eres alguien a quien el Espíritu Santo utiliza? ¿Piensas que nadie puede destituirte? Así pues, ¿qué tiene de malo que te destituyan? Si no te expulsan es porque se compadecen de ti y te dan una oportunidad de arrepentirte, pero sigues sintiéndote insatisfecho. ¿Sobre qué discutes? Si quieres retirarte y dejar de creer en Dios porque se han arruinado tus esperanzas de ser bendecido: ¡No te eches atrás y retírate! ¿Piensas que la casa de Dios no puede salir adelante sin ti? ¿Que sin ti el mundo dejará de girar? ¿Que sin ti no se puede llevar a cabo la obra de la casa de Dios? ¡Bien, estás equivocado! La pérdida de cualquier persona no impedirá que el mundo gire o que el sol salga; solo Dios es indispensable, no cualquier ser humano. La obra de la iglesia se seguirá realizando como de costumbre. Si alguien piensa que ni la iglesia ni la casa de Dios pueden salir adelante sin él, ¿acaso no es un anticristo? Estás acostumbrado a disfrutar de los beneficios del estatus, ¿verdad? Estás acostumbrado a que te admiren, a que te tengan en gran estima y a que te adulen los demás, ¿verdad? ¿En qué medida estás cualificado para disfrutar con que otros te admiren? ¿En qué medida estás cualificado para que otros te saluden con una sonrisa? ¿Quieres también que la gente te haga reverencias y te adore? Si es así, ¿no significa eso que eres un completo desvergonzado? Cuando destituyen a ciertas personas de su deber, se sienten peor y sufren más que si hubiera muerto un familiar. Lo sacan todo a relucir y discuten con la casa de Dios, como si nadie más pudiera dirigir la iglesia, como si hubieran sido los únicos hasta la fecha en apoyar la obra de la iglesia; es un gran error. El hecho de que el pueblo escogido de Dios no lo abandone a Él es un resultado que se consigue a través de Sus palabras: asisten a reuniones y viven la vida de la iglesia porque creen en Dios y tienen una fe auténtica en Él. No es que el pueblo escogido se mantenga firme y asista a reuniones normalmente porque los anticristos hayan entendido la verdad y lo hayan regado bien. Los líderes de iglesia son sustituidos una y otra vez, se destituyen a muchos falsos líderes y obreros y el pueblo escogido de Dios sigue asistiendo a reuniones y comiendo y bebiendo las palabras de Dios como de costumbre; esto no tiene nada que ver en absoluto con estos falsos líderes y obreros. ¿Qué sentido tiene discutir sobre eso? ¿Acaso no planteas discusiones absurdas y embrolladas? Si posees de veras la realidad-verdad y has resuelto muchos de los problemas de la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios, el pueblo escogido de Dios lo sabrá en el corazón; si no posees la realidad-verdad y no puedes compartir la verdad para resolver problemas, el desarrollo normal de la obra de la iglesia no tiene nada que ver contigo. Hay muchos falsos líderes y obreros que, una vez que los destituyen, siguen poniendo excusas, como si hubieran contribuido mucho a la iglesia, cuando la verdad es que no hicieron ningún trabajo real ni mantuvieron el orden normal de la vida de la iglesia; sin ellos, el pueblo escogido de Dios sigue asistiendo a reuniones con normalidad y cumple sus deberes como de costumbre. Si no posees la realidad-verdad ni puedes realizar ningún trabajo real, te deberían destituir para evitar que sigas afectando a la obra de la iglesia y a la entrada en la vida del pueblo escogido de Dios y retrasándolo todo. La casa de Dios no se servirá de vosotros, falsos líderes y obreros; ¿pensabas que la casa de Dios no tiene el poder de destituirte? Has arruinado tu trabajo, has causado una gran cantidad de problemas y pérdidas a la obra de la iglesia, has provocado que lo Alto se preocupara mucho. Servirse de ti es muy problemático y la gente siente repulsión, aversión y asco. Eres estúpido, ignorante y obstinado y ni siquiera te mereces que te poden, de modo que la casa de Dios quiere expulsarte, descartarte de inmediato y zanjar el asunto. Y, aun así, ¿todavía quieres que lo Alto te dé otra oportunidad para seguir siendo un líder? ¡Olvídalo! Una vez se descarta a los falsos líderes y a los anticristos que carecen de conciencia y razón, cometen maldades y causan perturbaciones quedan descartados para siempre. Si puedes hacer un trabajo real, te pondrán a servir; si eres incapaz de realizar un trabajo real y, además, cometes maldades y causas perturbaciones, te descartarán enseguida; este es el principio de la casa de Dios para usar a la gente. Algunos anticristos no se rinden y dicen: “Me destituyes porque no hago un trabajo real; ¿por qué no me das una oportunidad de arrepentirme?”. ¿Acaso no es este un argumento retorcido? Te destituyen porque has cometido muchas maldades y solo después de que te hayan podado muchas veces y te hayas negado del todo a arrepentirte, de modo que, ¿qué más argumentos puedes esgrimir? Perseguiste la fama, las ganancias y el estatus y no hiciste ningún trabajo real, pusiste la obra de la iglesia en punto muerto, se acumularon muchos problemas y no los abordaste; ¿cuánto tuvo que preocuparse lo Alto por tu culpa? Mientras lo Alto te apoyaba y te ayudaba con tu trabajo, hacías cosas a escondidas; hacías muchas cosas que infringen los principios, cosas que no son adecuadas de ver, a espaldas de lo Alto; gastabas de manera arbitraria las ofrendas de Dios en comprar muchos objetos que no deberías haber comprado, perjudicando mucho los intereses de la casa de Dios y provocando un gran desastre en la obra de la iglesia. ¿Por qué no hablas nunca sobre estas acciones malvadas? Cuando la casa de Dios quiere destituirte, dices con total descaro: “¿Puedes darme otra oportunidad?”. ¿Debería la casa de Dios darte otra oportunidad para que puedas seguir descontrolándote y cometiendo malas acciones? ¿Acaso no estás desprovisto de todo sentido de la vergüenza al pedir a la casa de Dios que te dé otra oportunidad? ¿Te pueden dar otra oportunidad cuando desconoces por completo tu propia naturaleza y cuando ni siquiera sientes ningún remordimiento en tu corazón? ¡Este tipo de personas no tienen vergüenza alguna, son unos individuos desvergonzados y malvados y unos anticristos!

Algunos líderes y obreros no pueden llevar a cabo ningún trabajo real en absoluto y siguen sin poder hacerlo después de que durante un tiempo lo Alto los guíe y los ayude. Ni siquiera pueden realizar bien trabajos relacionados con asuntos generales, y esto demuestra que, además, les falta calibre. Lo Alto también debe investigar e inspeccionar con regularidad todos los aspectos del trabajo y solicitar a los hermanos y hermanas que informen sin dilación de cualquier problema; lo Alto también debe hacer comprobaciones, orientar, y compartir sobre los principios relacionados con todos los aspectos del trabajo. Una vez que lo Alto termina de compartir los principios, algunos todavía no saben cómo hacer las cosas, las realizan mal y algunos incluso se descontrolan y hacen cosas malas; al margen del trabajo que realicen, nunca consultan a lo Alto, nunca informan de ningún problema a lo Alto y, por el contrario, hacen cosas a escondidas; ¿qué tipo de problema es este? ¿Cuál es la naturaleza de estas personas? ¿Aman la verdad? ¿Vale la pena cultivarlas? ¿Siguen mereciéndose ser líderes y obreros? En primer lugar, no buscan antes de realizar algo; en segundo lugar, no informan mientras lo hacen; y, en tercer lugar, no comentan nada al respecto una vez que lo han terminado. Su comportamiento es deplorable y, aun así, no quieren que los destituyan ni ceden después de que los hayan destituido; ¿acaso no es imposible ayudar a esta gente? Dime, ¿acaso la mayoría de las personas a las que es imposible ayudar no tienen nada de vergüenza y hacen oídos sordos a la razón? No hacen nada bien, son perezosas y codician la comodidad; cuando realizan algún trabajo, solo abren la boca para dar órdenes y, una vez que han hablado, no hacen nada más. Nunca supervisan ni inspeccionan el trabajo ni hacen un seguimiento; sienten antipatía y animadversión por cualquiera que haga estas cosas y quieren hacer que esa persona sufra; ¿acaso no son anticristos clásicos? Esta es la ignominia de los anticristos; no saben lo que son, actúan de una manera deplorable y todavía quieren ser bendecidos, competir con la casa de Dios y lo Alto por la superioridad, y discutir; ¿acaso no cortejan la muerte al hacer esto? Cuando se destituye a escoria como esta, se muestran muy indignados y recalcitrantes. ¡Realmente no tienen vergüenza alguna ni siquiera una pizca de razón! Al cumplir su deber, se descontrolan haciendo cosas malas, trastornan y perturban la obra de la iglesia y, cuando los destituyen, no solo se niegan a reconocer sus propios errores, sino que también inculpan a otros, buscan a alguien más para que pague los platos rotos en su lugar y dicen: “Ellos hicieron esto, y yo no soy el único responsable de este otro asunto. Todos hablamos juntos sobre este asunto y yo no fui quien tomó la iniciativa”. No se responsabilizan de nada, como si al asumir responsabilidades tuvieran que condenarlos y descartarlos y perdieran por completo toda esperanza de ser bendecidos. Por tanto, preferirían morir antes que reconocer sus errores y admitir que son directamente responsables y, por el contrario, cargan la responsabilidad a otros. ¡A juzgar por su mentalidad, lucharán contra Dios hasta el final! ¿Son personas que aceptan la verdad? ¿Son personas que aceptan el juicio y el castigo de Dios? El hecho de que sean capaces de luchar contra la casa de Dios de esta manera muestra que hay algo en su carácter que realmente no está bien. Por lo que respecta a su forma de abordar sus errores, en primer lugar, no buscan la verdad y, en segundo lugar, no reflexionan sobre sí mismas; también escurren el bulto y, cuando la casa de Dios las define de cierto modo y las destituye de su deber, la combaten, esparcen sus quejas y su negatividad allá donde vayan e intentan ganarse la simpatía del pueblo escogido de Dios. Creen en Dios, pero se oponen a Él; ¿acaso no cortejan la muerte? ¡Estas personas hacen realmente oídos sordos a toda razón! Así pues, ¿qué pasa si las destituyen de su deber y pierden su estatus? No las han expulsado ni les han arrebatado el derecho a vivir; pueden arrepentirse, comenzar de cero y volver a ponerse en pie allí donde fallaron y cayeron. Los anticristos ni siquiera pueden aceptar algo tan simple; ¡estas personas realmente no tienen ninguna posibilidad de salvarse! Por supuesto, cuando destituyen a algunos anticristos, obedecen a desgana y no parecen demasiado abatidos ni muestran ningún antagonismo, pero ¿significa esto que aceptan la verdad y se someten a Dios? No. Un anticristo tiene el carácter y la esencia de un anticristo, y esto es lo que lo distingue de una persona normal. Aunque no diga nada después de que lo hayan destituido, sigue resistiéndose en su corazón. No admite sus errores y, por mucho tiempo que pase, nunca será capaz de conocerse a sí mismo realmente. Esto quedó demostrado hace mucho tiempo. También hay algo más en un anticristo que nunca cambia: sin importar dónde trabaje, quiere ser diferente y que los demás lo admiren y lo estimen; incluso aunque no tenga un puesto y un cargo legítimos como líder de iglesia o jefe de equipo, quiere seguir siendo muy superior a los demás en lo que se refiere a su posición y su valía. Independientemente de si puede hacer el trabajo y del tipo de humanidad o experiencia vital que tenga, ideará toda clase de medios y se esforzará mucho por encontrar oportunidades de presumir y así asegurarse el favor de las personas, ganarse su corazón, tentarlas y desorientarlas con el fin de obtener su estima. ¿Qué quieren los anticristos que la gente admire en ellos? Aunque los hayan destituido, piensan que “un oso debilitado sigue siendo más fuerte que un ciervo” y que aún son águilas que vuelan por encima de los pollos. ¿Acaso no es esta la arrogancia y la sentenciosidad de los anticristos y aquello que los diferencia? No pueden reconciliarse con el hecho de estar sin estatus, de ser creyentes comunes y personas corrientes, con limitarse a cumplir bien su deber con los pies en la tierra, con permanecer en su lugar o con simplemente hacer un buen trabajo, mostrando su lealtad en la tarea que les corresponde y haciéndola tan bien como puedan. Nada de todo esto llega a satisfacerlos. No están dispuestos a ser ese tipo de personas ni a hacer ese tipo de cosas. ¿Cuál es su “gran aspiración”? Que los estimen y los admiren y tener poder. Por tanto, aunque no tenga un cargo nominal en particular, un anticristo se esforzará, se defenderá y se justificará y hará todo lo que pueda para exhibirse, por miedo a que los demás no lo vean o a que nadie le preste atención alguna. Aprovechará cada oportunidad para que lo conozcan mejor, para aumentar su prestigio, para hacer que más gente se dé cuenta de sus dones y fortalezas y para mostrar que es superior a otros. Mientras hace todo esto, un anticristo está dispuesto a pagar el precio que haga falta para alardear y enaltecerse con el fin de hacer que todo el mundo piense que, aunque no sea un líder ni tenga estatus, sigue siendo superior a la gente corriente. Entonces, el anticristo habrá conseguido su objetivo. No está dispuesto a ser una persona normal y corriente; quiere poder y prestigio y ser muy superior a los demás. Algunos dicen: “Esto es inconcebible. ¿De qué sirve tener estatus, prestigio y poder?”. Para alguien razonable, el poder y el estatus son inútiles y no son algo que debiera perseguir. Pero para los anticristos que arden de ambición, el estatus, el poder y el prestigio son vitales; nadie puede cambiar su perspectiva ni su manera de vivir ni sus objetivos existenciales; esta es la esencia-naturaleza de los anticristos. Por tanto, si ves a alguien que cumple su deber de forma proactiva, protege su estatus cuando lo tiene y, si carece de este, quiere hacer todo lo que pueda para proteger su reputación, este tipo de persona no tiene ninguna posibilidad de salvarse y es un anticristo de los pies a la cabeza.

Cuando el anticristo, antes y después de su destitución, no haya logrado —a pesar de sus diversos esfuerzos— obtener el estatus ni el poder y el prestigio que quiere, no renunciará a conseguir estatus ni a su deseo de recibir bendiciones. No dejará de lado estos objetivos y cambiará su vida para perseguir la verdad ni cumplirá bien su deber de una manera sensata y educada. Nunca se arrepentirá realmente de lo que haya hecho mal y, por el contrario, hará repetidas valoraciones como: “¿Tendré alguna esperanza de obtener estatus en el futuro? Sin estatus, ¿tengo alguna esperanza de ser bendecido? ¿Satisfaré mi deseo de recibir bendiciones? ¿Qué posición ocupo en la casa de dios, en la iglesia? ¿En qué lugar de la jerarquía estoy?”. Cuando llega a la conclusión de que no tiene un gran prestigio en la iglesia, que la mayoría de las personas no lo ven con buenos ojos, y que muchos incluso lo ponen como un ejemplo negativo de enseñanza, siente que su prestigio en la iglesia se ha arruinado por completo, que no cuenta con el apoyo de la mayoría de la gente, que posiblemente no podrá volver a tener la aprobación de la mayoría y que su esperanza de ser bendecido prácticamente no existe. Cuando se da cuenta de todo esto, cuando llega a estas conclusiones en su valoración, su pensamiento y su actitud todavía no serán sacrificar sus propias intenciones y deseos y arrepentirse realmente ante Dios ni comprometerse por completo a ser mano de obra para Dios y cumplir su deber con lealtad. Esto no es lo que hay en su mente; así pues, ¿qué hay? “Dado que no voy a lograr mis aspiraciones ni tendré ningún estatus en la casa de dios, en la iglesia, ¿por qué debería seguir todavía esta senda sin salida? La gente puede beneficiarse de un cambio de aires. Las cosas podrían realmente mejorar para mí si voy a algún otro lugar. ¿Por qué no debería dejar este lugar que me ha roto el corazón? ¿Por qué no dejar atrás este sitio donde no puedo cumplir mis aspiraciones, donde es muy difícil lograrlas?”. Cuando un anticristo piensa estas cosas, ¿acaso no significa que va a dejar la iglesia? ¿Querríais que alguien así se marchara o se quedara? ¿Se lo debería persuadir para que se quedara? (No se lo debería persuadir ni se quedará aunque la gente intente convencerlo). Nadie puede conseguir que se quede; es la verdad. ¿Cuál es la causa? Al fin y al cabo, los anticristos no aman la verdad, de modo que quedarse en la casa de Dios les causará dolor. Sería como intentar que una prostituta, una fulana, ayudara a su marido, educara a sus hijos y fuera una mujer virtuosa, una buena esposa y una madre amable. ¿Podría ella hacer estas cosas? (No). Es una cuestión de la naturaleza de uno. Por tanto, si ves que un anticristo quiere retirarse, no intentes convencerlo de lo contrario, salvo que se produzca una situación en la que diga: “Aunque soy un anticristo, deseo ser mano de obra para la casa de dios. Me forzaré a no cometer ninguna maldad y me rebelaré contra Satanás”. En este caso, ¿hay que aplastarlo como a una mosca? (No). En un caso como este, podemos dejar que las cosas sigan su curso natural, pero es necesario aplicar un procedimiento: otras personas deben supervisar y vigilar a ese anticristo y, a la primera señal de problemas, como que quiera cometer maldades, hay que depurarlo inmediatamente. Si no puede soportar que otros lo supervisen y lo vigilen, si se siente maltratado y no está dispuesto a ser mano de obra, ¿cómo se debería tratar a alguien así? Deberías ayudarlo en su camino y decirle: “Tienes talento; deberías salir al mundo de los no creyentes y realizar tus grandes planes. Eres un pez demasiado grande para este estanque, la iglesia no es adecuada para ti. No puedes desplegar tus alas aquí; este trabajo es indigno de tu talento. Si regresas al mundo, tal vez te promocionen, ganes mucho dinero y te hagas rico. ¡Quizá seas famoso!”. Anímalo rápidamente a que se vaya. Si él persigue la riqueza y el estatus y ansía los beneficios del estatus, deja que vuelva al mundo para que trabaje y gane dinero, para que se convierta en un funcionario y disfrute de su vida carnal. Es posible que algunos se pregunten si actuar así es tratarlo sin un corazón amoroso. En realidad, aunque no les digas estas cosas, los anticristos pensarán en su corazón: “Eh, un día me promocionan y al siguiente me destituyen. Me dan estatus y, aun así, me vigilan, me supervisan y me podan; ¡esto es un rollazo! No me cuesta conseguir esta clase de estatus y si no creyera en dios, a estas alturas, sería rico y hubiera ascendido en la escala social del mundo; sería un delegado municipal como mínimo. Nací para ser un funcionario. Soy excepcional haga lo que haga; lo hago todo bien, puedo hacerme un nombre en cualquier sector y soy emprendedor”. Aunque tú no les digas estas cosas, ellos expresarán cosas parecidas y, por ese motivo, deberías apresurarte a pronunciar algunas palabras agradables que quieran oír y animarlos a marcharse rápido de la iglesia; esto beneficiará a todo el mundo. Los anticristos persiguen el estatus, el poder y el prestigio; no quieren ser personas corrientes, sino que, por el contrario, siempre quieren estar por encima de los demás, hasta que, al final, arruinan su reputación y su posición y Dios los maldice. Así pues, ¿estáis dispuestos a ser gente corriente? (Sí). En realidad, ser alguien corriente es significativo. No perseguir la fama y las ganancias y, en cambio, escoger una vida real, vivir en paz y alegría y estar tranquilo; esta es la senda correcta en la vida. Si alguien siempre quiere ser muy superior a los otros, eso equivale a jugar con fuego y a ponerse en la picota; está pidiendo problemas. ¿Por qué tiene estos sentimientos? ¿Es bueno estar por encima de los demás? (No, no lo es). No es nada bueno. Y, sin embargo, los anticristos insisten en elegir esa senda. ¡Hagáis lo que hagáis, no sigáis esa senda!

Cuando una persona corrupta corriente todavía carece de una base en su creencia en Dios, cuando no ha desarrollado una fe verdadera en Dios, tiene poca fe y estatura. Cuando una persona así se enfrenta a un revés, pensará mal de sí misma y creerá que Dios no la ama, que Él la aborrece. Al chocar contra un muro y fracasar continuamente, incapaz de satisfacer a Dios, se sentirá desanimada; también experimentará algunas debilidades y cierta negatividad y, a veces, pensará en dejar la iglesia. Pero esto no es lo mismo que ser desafiante. Este es el tipo de pensamiento que alguien tiene cuando está abatido y desalentado, y es algo completamente distinto a la retirada de un anticristo. Cuando un anticristo quiere retirarse, preferiría morir antes que arrepentirse; sin embargo, cuando una persona corrupta corriente está desanimada y piensa en marcharse de la iglesia, con la ayuda y la charla de otros, junto con su propia cooperación activa y con oración y búsqueda y la lectura de las palabras de Dios, las palabras de Dios pueden poco a poco influir en ella, transformarla, hacer que repiense si se queda o se va y que cambie su decisión y su mente. Al mismo tiempo, las palabras de Dios también pueden ayudarla a desarrollar gradualmente contrición, una actitud positiva y la voluntad de perseverar, lo que le permitirá fortalecerse gradualmente. Esto es una manifestación del proceso de la entrada en la vida de una persona normal. Por otra parte, un anticristo luchará hasta el final del todo. Nunca se arrepentirá y preferiría morir antes que admitir que se ha equivocado, antes que llegar a conocerse a sí mismo y antes que renunciar a su deseo de recibir bendiciones. No posee ni la más mínima pizca de entrada en la vida. Por tanto, en el caso de alguien así, que no está dispuesto a ser mano de obra, o que no hace bien ese trabajo, aconséjale que se marche de la iglesia. Esta es una decisión sabia y la manera más inteligente de tratar un asunto como este. Aunque no le aconsejes que se vaya, ¿serás capaz de conseguir que se quede? ¿Puedes cambiar su método de búsqueda o su perspectiva? Nunca serás capaz de cambiar esas cosas. A algunos se los insta a que se queden, y la casa de Dios los ayuda y los apoya, porque su negatividad, sus debilidades y las actitudes corruptas que revelan son comunes a todas las personas corruptas corrientes y entran en el ámbito de la normalidad. A través de las charlas sobre las palabras de Dios, a través de la ayuda y del apoyo de otros, pueden poco a poco fortalecerse, ganar estatura, desarrollar su fe en Dios y ser sinceros al cumplir su deber. Este es el tipo de persona a la que deberíamos ayudar e instar a que se quede. No obstante, en el caso de los anticristos que no desean ser mano de obra o no son buenos en ello, anímalos a que se vayan porque, mucho antes de que les aconsejes que se marchen, ya habrán deseado hacerlo o podrán irse en cualquier momento y en cualquier lugar. Estas son las diversas manifestaciones y los pensamientos de los anticristos cuando se enfrentan a su destitución y desean retirarse.

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