Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (I) Parte 1
Apéndice: Disección de los problemas que surgen al transcribir sermones
He oído comentar a algunas personas que los transcriptores eliminaron las historias del comienzo de los últimos sermones y solo dejaron el contenido formal que los seguía. ¿Es eso cierto? ¿Qué historias se separaron de los sermones? (La historia de Dabao y Xiaobao, La historia de Daming y Xiaoming y El capital a debate: “¡Déjalo estar!”). Estas tres historias se separaron del contenido del sermón, pero ¿por qué? ¿Cuál fue la razón? Al parecer, los transcriptores pensaron que esas historias no se adecuaban al contenido de los sermones a continuación y por eso las separaron. ¿Estuvo justificado? Fue simplemente lo que hicieron los transcriptores. Se comportaron de manera demasiado arrogante y sentenciosa al sacar las historias y ponerlas en capítulos separados sin contenido del sermón. ¿Diríais que el resultado de esta acción fue bueno o malo? Es más, ¿diríais que la historia que se narra previamente debe adecuarse al sermón que sigue y coincidir con él? ¿Es realmente necesario? (No). Entonces, ¿por qué aquellos que transcribieron los sermones malinterpretaron la tarea de esta manera? ¿Cómo pudieron creer algo así? ¿Cuál es entonces el problema? En su interior pensaron: “Las historias que contaste no tienen relación con el tema. Las revisaré por Ti y, al distribuirlas, no las compilaré. Los sermones son sermones: deben ser coherentes entre sí. El contenido de las historias previas no debería interferir en el contenido de los sermones. Tengo que cribarlas por Ti porque Tú mismo no entiendes el tema”. ¿Es esta una intención buena? ¿De dónde procede esta buena intención de los transcriptores? ¿Proviene de nociones humanas? (Sí). ¿Debo considerar todo de manera tan exhaustiva cuando predico? ¿Es necesario que cada historia que cuento se ajuste al contenido que sigue? (No). No es necesario; esto se llama precepto, noción. ¿Qué errores cometieron los transcriptores? (Actuar basándose en sus nociones y figuraciones). ¿Qué más? (Proceder de modo imprudente y arbitrario). La naturaleza de esta clase de comportamiento es un tanto imprudente y arbitraria; carecen de un corazón temeroso de Dios. Decir esto es lógico, pero aun así difiere de la esencia de este asunto. Cuando transcribieron los sermones, ¿qué tipo de actitud y punto de vista adoptaron para considerar todo lo que dijo Dios? Ya fueran historias o sermones, ¿qué clase de actitud adoptaron y desde qué perspectiva contemplaron y escucharon las cuestiones que se hablaron? (Desde la perspectiva del conocimiento y la erudición). Correcto. Considerar las historias que se narran y el contenido de los sermones desde la perspectiva del conocimiento llevará a este problema. Creen que cuando pronuncio un sermón, independientemente de la sección sobre la que desee hablar, el contenido debe seguir una secuencia, que cada frase debe ser lógica, cada oración debe ajustarse a las nociones de todos y cada sección debe tener un objetivo riguroso. Miden Mis sermones de acuerdo con esta noción. ¿Muestra esto una falta de comprensión espiritual? (Sí). En efecto, ¡esto implica carecer de comprensión espiritual! Es un grave error utilizar la lógica y la inferencia para abordar mi charla desde la perspectiva del conocimiento. Yo comparto la verdad, no elaboro discursos; esto debe quedar claro. Quienes escuchasteis los sermones en la reunión y luego sus transcripciones, ¿os percatasteis de la omisión de algún punto o asunto importante de lo mencionado en ese momento? ¿Sucedió algo así? Por ejemplo, quizá oísteis un pasaje muy conmovedor y edificante en la reunión, pero más tarde, al escuchar la grabación, descubristeis que ese pasaje no estaba allí, sino que se había eliminado. ¿Os ha ocurrido algo así? Si no escuchasteis atentamente, es posible que no os hayáis dado cuenta, así que aseguraos de prestar más atención en el futuro. Una vez escuché una grabación y, en el punto en que acababa de empezar a comentar las diversas manifestaciones de los anticristos y las estaba enumerando del uno al quince, habían omitido las aclaraciones y explicaciones pormenorizadas de cada una y, en lugar de ello, solo las enumeraban: primera manifestación, segunda manifestación, tercera manifestación y así sucesivamente. Cada manifestación se comentaba de manera muy breve, una detrás de otra, mucho más rápido que un profesor dando una clase en el colegio. La mayoría de las personas que nunca habían escuchado ese sermón antes y no estaban familiarizadas con él no tenían tiempo para reflexionar mientras lo escuchaban. Si querían escuchar con atención debían pausar la grabación, escuchar una oración, tomar notas rápidamente, y luego reflexionar sobre qué significaba para después reproducir la siguiente oración. De lo contrario, el ritmo era demasiado rápido y no podían seguirlo. Los que editaron la grabación del sermón cometieron un error grave. Un sermón es una charla, una discusión. ¿Cuál es el contenido de los sermones? Tratan de diversas verdades y de los diferentes estados de las personas y todos ellos implican la verdad. Entonces, ¿estos contenidos que implican la verdad son fáciles de entender y aceptar, o requieren consideración, reflexión y procesamiento mental antes de asimilarlos gradualmente? (Requieren consideración, reflexión y procesamiento mental). Si nos basamos en esta situación, ¿cómo de rápido debería hablar la persona que pronuncia el sermón? ¿Estaría bien si hablara tan rápido como una ametralladora? (No). ¿Como un profesor explicando una lección? (No). ¿Como alguien dando un discurso? (No). Nada de eso funcionaría. Durante un sermón debe haber preguntas y respuestas, y un espacio para la contemplación; se le debe dar tiempo a la gente para responder: ese es el ritmo apropiado. Transcribieron los sermones sin entender este principio; ¿muestra esto que carecen de comprensión espiritual? (Sí). En efecto, no tienen comprensión espiritual. Ellos pensaron: “Ya te he oído hablar de estas cuestiones. Después de escucharlas una vez, recuerdo la idea general y sé de lo que estás hablando. Gracias a mi experiencia y a las excelentes destrezas que he adquirido al editar con frecuencia las grabaciones de los sermones, lo haré de esta manera y aceleraré el ritmo”. La velocidad no parecía un problema en sí misma, pero ¿cómo afecta esto a la transcripción del sermón? Lo convierte en un ensayo. Cuando esto ocurre, se pierde la sensación de escucharlo en persona; por lo tanto, ¿puede conseguir el mismo efecto? Seguro que habrá una diferencia. ¿Hace esta diferencia que sea mejor o peor? (Peor). Hace que sea peor. La gente que carece de comprensión espiritual actúa por iniciativa propia y se cree muy lista. Piensan que son instruidos, hábiles, talentosos y brillantes, pero acaban haciendo cosas irrazonables. ¿No es así? (Sí). Durante Mis sermones, ¿por qué a veces os hago preguntas? Algunas personas responden: “Quizá temes que nos quedemos dormidos”. ¿Es así? ¿Por qué a veces hablo de otras cosas, me voy del tema y comento asuntos triviales y alegres? Lo hago para que os relajéis, para dejaros un espacio de reflexión. También sirve para que adquiráis una comprensión más amplia de un aspecto determinado de la verdad, y que dicha comprensión no se limite a las palabras, al significado literal, a las doctrinas o a la estructura gramatical: no debe limitarse a estas cuestiones. Por eso a veces hablo de otras cosas. A veces hago bromas para crear un ambiente más distendido. Pero, en realidad, lo hago principalmente para lograr un resultado determinado. Esto es algo que debéis entender.
Verás, cuando un pastor religioso da un sermón, se sube al púlpito y solo habla de temas tediosos que no tienen relación alguna con la vida real de la gente, con su estado mental o sus problemas actuales. Solo son palabras y doctrinas vacías. No dicen más que unas pocas palabras que suenan agradables y vociferan eslóganes vacuos. Esto aburre a los oyentes y no obtienen nada de ello. Al final, deriva en una situación en la que el pastor predica desde arriba y abajo nadie presta atención; no hay interacción alguna. ¿No es esto gastar saliva? Los pastores dan sermones de esta manera solo para ganarse la vida y por su propia supervivencia; no tienen en cuenta las necesidades de su congregación. En lo que a nosotros respecta, dar sermones no consiste en representar una ceremonia religiosa o cumplir con una tarea; el propósito es lograr unos resultados determinados. Para ello deben considerarse todos los aspectos: las necesidades de todo tipo de personas, sus nociones, figuraciones, estados y puntos de vista. Es importante también considerar hasta qué punto la gente de distinta clase social puede entender el lenguaje utilizado. Hay personas instruidas a quienes les gusta el lenguaje formal y necesitan escuchar formulaciones cultas, que sean relativamente lógicas y correctas desde el punto de vista gramatical; son capaces de entenderlas. También hay personas corrientes que están en un estrato social más bajo y no están familiarizadas con un lenguaje tan formal; entonces, ¿qué debo hacer? He de usar lenguaje coloquial también. En el pasado no lo utilizaba demasiado, pero con los años he aprendido un poco, y ahora a veces hasta hago bromas o lanzo refranes. De este modo, después de escuchar un sermón, todos sin importar su clase social, sentirán que lo que digo es fácil de entender y que se relaciona más estrechamente con ellos. Sin embargo, si solo empleara lenguaje coloquial, el contenido del sermón no sonaría lo bastante profundo, por lo cual debe combinarse con un lenguaje más formal, pero expresado con palabras de la vida cotidiana; solo así cumplirá con los estándares mínimos. Cuando se empieza a emplear el lenguaje coloquial, con expresiones como “solo digo”, “sabes”, “o sea” y similares, el uso excesivo de estas frases puede afectar la medida en que se transmite la verdad. Pero si se utilizara siempre un lenguaje formal, si se hablara de una forma extremadamente estructurada y ordenada, siguiendo en cada paso un razonamiento y lógica gramaticales, sin cometer siquiera el más mínimo error, como recitando un ensayo o leyendo un texto, como si se tratara de un guion redactado de principio a fin, palabra por palabra e incluso punto por punto, ¿creéis que funcionaría? Sería demasiado problemático, no tengo energía para ello. Este es un aspecto. Además, independientemente de si son cultas o incultas, todas las personas muestran diferentes aspectos de su humanidad, y estas expresiones de humanidad están relacionadas con la vida real. A su vez, la vida real no se puede separar del lenguaje cotidiano; es inseparable de tu entorno vital. Este entorno está lleno de este tipo de lenguaje cotidiano, mezclado con algunos giros coloquiales y un vocabulario sencillo con un toque un tanto culto. Con esto es suficiente: básicamente abarca y comprende todas las cuestiones. Independientemente de si son jóvenes o viejos, sin estudios o con algún conocimiento; en esencia, la mayoría puede captarlo y comprenderlo; no se aburrirán ni sentirán que está fuera de su alcance. Esto es lo que se debe tomar en consideración al compartir y pronunciar sermones; se deben contemplar todos los aspectos de las necesidades de la gente. Para que un sermón surta efecto, debes considerar todos estos aspectos: el ritmo del habla, la elección de las palabras y la forma de expresarse. Del mismo modo, al expresar algo y compartir un aspecto de la verdad, ¿cuándo se considera que se ha transmitido plenamente? ¿Cuándo no es lo suficientemente exhaustivo? ¿Qué aspectos se deben añadir? Todos estos puntos se deben tener en cuenta. Si ni siquiera los consideras, entonces tu capacidad de pensamiento está seriamente limitada. Mientras otros imaginan en dos dimensiones, tú debes tener la capacidad de pensar en tres. Debes tener una visión más completa y precisa que los demás, debes ser capaz de entender claramente todo tipo de cuestiones y también percibir los principios-verdad implicados. De este modo, se abarcan básicamente todos los aspectos de las actitudes corruptas que la gente pueda concebir, expresar o revelar y los estados asociados a ellos, y todo el mundo será capaz de entenderlos. ¿Deben tener también los transcriptores estas aptitudes y formas de pensar? Si no las tienen y, por el contrario, siempre confían en los conocimientos que han adquirido para resumir los puntos principales de un sermón, su idea central o la esencia de cada sección, será similar a cómo estudian los estudiantes chinos los textos literarios. El profesor les pide que den un vistazo preliminar al texto completo y luego que lo lean detenidamente. En la primera clase formal el profesor habla sobre la idea general del primer párrafo, introduce vocabulario nuevo y explica la gramática. Cuando se han analizado todas las partes, tienes además que memorizarlas y al final construir frases con el nuevo vocabulario y captar la idea central del texto y el propósito del autor al escribirlo. De esta manera, comprenderás a la perfección lo que el texto quiere transmitir. Todo el mundo ha aprendido este procedimiento y lo conoce, pero aplicarlo a la transcripción de un sermón resulta demasiado elemental. Te digo que, si escribes un ensayo, puedes seguir estos pasos; se trata solo de simple sentido común al escribir. Sin embargo, si aplicas esta concepción, esta teoría, este método a la transcripción de un sermón, ¿no corres el riesgo de equivocarte? Por supuesto que sí. No sabes por qué quiero contar esta historia, no intentas entender la verdad que se supone debes extraer de ella: esto es un error. Además, ¿eres capaz de entender la verdad tanto de la historia como del contenido del sermón? Si no eres capaz, careces de comprensión espiritual. ¿Qué cualificaciones puede tener para transcribir sermones alguien que carece de comprensión espiritual?
¿Por qué pensáis vosotros que cuento historias? Los transcriptores de sermones no conocen la razón, así que añaden sus propios puntos de vista. Creen que, si quiero contar historias, estas deben encajar con el contenido que viene después, no saben por qué las cuento. Vosotros tampoco lo sabéis, ¿no? Ya que no lo sabéis, os contaré la razón. Desde el principio hasta ahora, he hablado de las diversas manifestaciones de los anticristos unas diez veces, y solo he abarcado la mitad. Si cubriera este contenido de una sola vez, ¿no sería bastante aburrido el tema? Si comenzara cada sermón entrando directamente en materia —pidiendo, en primer lugar, que todos repasarais lo que se habló la última vez— y luego comenzara a impartir contenido nuevo mientras vosotros tomáis notas apresuradamente, escribiendo sin parar y esforzándoos por mantener los ojos abiertos y, una vez que terminara, os pidiera que resumierais todo, mientras todo el mundo se frota los ojos, hojea y recita el contenido compartido ese día; y, en el momento en que pareciera que todos más o menos lo recuerdan, dijera: “Esto es todo por hoy, terminemos y continuaremos hablando de esto la próxima vez”, seguramente os sentiríais un tanto angustiados. Pensaríais: “Todas las reuniones se basan siempre en estas cuestiones, siguen el mismo patrón; el contenido es demasiado extenso y árido”. Además, compartir la verdad debe ser multifacético y la gente ha de progresar en todos los aspectos de la verdad a la vez. Es similar a la entrada en la vida de una persona: uno debe crecer en autoconocimiento, en su capacidad de cambiar el carácter, en conocimiento de Dios, en la conciencia de sus propios estados diversos y su humanidad, percepciones y todos los demás aspectos; todos ellos deben progresar a la misma vez. Si durante el sermón solo hablo de discernir las diferentes manifestaciones de los anticristos, la gente podría dejar de lado otros aspectos de la verdad y pasar el tiempo pensando: “¿Quién podría ser un anticristo? ¿Podría serlo yo? ¿Cuántos hay a mi alrededor?”. Proceder así afectaría su entrada en otros aspectos de la verdad. Así que pienso en cómo el contenido de un sermón podría incluir una verdad adicional para que la gente pueda comprender otro aspecto de la verdad; es decir, al abordar el tema “Desenmascarar a los anticristos”, la gente podrá comprender también otros aspectos de manera incidental. El resultado de un sermón así sería más satisfactorio, ¿no es así? (Sí). Por ejemplo, cuando consumes un alimento básico, a veces lo acompañas con una manzana. Esto proporciona una nutrición adicional, ¿no es así? (Sí). Entonces decidme, ¿es necesario que cuente historias? (Sí). Eso es seguro. Si no fuera necesario, ¿por qué iba a hacerlo? Incluir historias para hablar de temas ligeros y alegres permite a la gente adquirir y obtener algo en otros aspectos de la verdad. Esto es bueno. Y cuando termino de hablar de estos temas ligeros, regreso al tema principal. Resulta apropiado organizarlo de esta manera. ¿Qué comes antes del plato principal? (Un aperitivo). Pues esto es un aperitivo. Los aperitivos suelen ser sabrosos y abren el apetito, ¿no? Del mismo modo, cuando cuento una historia obtienes de ella un aspecto de la verdad y aumentas tu saber o tu entendimiento. Todo esto es bueno. Naturalmente, aquellos que carecen de comprensión espiritual oyen las historias y se quedan en la superficie, no ven la verdad que subyace, que es lo que debería entenderse. No tienen comprensión espiritual y no hay nada que hacer al respecto. Por ejemplo, al escuchar “La historia de Dabao y Xiaobao”, algunas personas solo recuerdan que Dabao era malo y Xiaobao era necio. Recuerdan sus nombres, pero no las circunstancias en las que el personaje de la historia reveló su carácter corrupto, ni qué tipo de carácter se reveló, en qué consiste ese carácter, ni qué relación mantiene con la verdad. ¿En qué situaciones revelarías tú este tipo de carácter? ¿Dirías estas palabras? Si afirmas: “No pronunciaría estas palabras”, entonces hay un problema, ya que indica que no has comprendido la verdad. Hay quien dice: “Puedo expresarme así en ciertas situaciones específicas; es un tipo de carácter que surge en ciertos estados”. Una vez que aprendes esto, no habrás escuchado la historia en vano. Después de escucharla, alguien dirá: “¿Qué clase de persona es Dabao? Hasta engaña y acosa a un niño pequeño. Es un ser vil. Yo nunca engañaría a los niños de esa manera”. ¿No es esto carecer de comprensión espiritual? Solo reparan en el incidente, pero no entienden la verdad que subyace a la historia que se está compartiendo. No son capaces de relacionar la situación con ellos mismos; esto muestra que carecen de comprensión espiritual a un nivel grave. Los transcriptores de sermones tienen este problema. En cuanto algo implica la verdad, algunas personas revelan los puntos de vista de un incrédulo; cuando se trata de la verdad, algunas carecen de comprensión espiritual; otras se vuelven propensas a cometer distorsiones, hay quienes se vuelven intransigentes, hay personas que se tornan perversas, y otras que sienten aversión por la verdad. Entonces, ¿cuál es el carácter de los transcriptores de sermones? Como mínimo, son arrogantes y vanidosos; actúan por su propia iniciativa, sin entender ni querer hacerlo. Ni siquiera preguntaron; simplemente separaron las historias del contenido que seguía. Ellos piensan: “Me pasaron estos sermones para que los transcribiera, por tanto, tengo la autoridad para tomar esta decisión. A golpe de hacha, cortaré las historias de raíz. Así es como trataré los sermones que Tú me has confiado. Si no es de Tu agrado, no me uses”. ¿No es esta una actitud arrogante y vanidosa? No pueden asimilar la verdad, no la comprenden. No saben cuál es su deber o lo que deben o no deben hacer: desconocen estas cosas. Las personas que carecen de comprensión espiritual solo pueden hacer cosas irracionales, inhumanas e indignas. También hacen cosas que vulneran los principios-verdad, se creen listas y carecen de sumisión. Les entregaron grabaciones de Mis sermones para que los transcribieran y no me consultaron sobre ninguna opinión o idea que tuvieran acerca de cómo manejarlos. ¿No es este un problema grave? (Sí). ¿Hasta qué punto es grave? (Tiene la naturaleza de manipular las palabras de Dios). Sí, tiene un poco de esa naturaleza.
Cuento una historia que trata de un aspecto concreto de la verdad y después doy sermones sobre otros aspectos. ¿Considero si estas dos cosas son consonantes? Al principio, debo considerarlo, pero ¿por qué no he insistido en que estos dos aspectos deban ser consonantes? ¿Soy consciente de esto? (Sí). Entonces, ¿por qué se ha convertido en un problema para los transcriptores del sermón? Sé que la historia que estoy contando no tiene conexión con el sermón que sigue. ¿Son ellos conscientes de esto? No. Ni siquiera se han parado a considerarlo. Piensan: “Estás guiado por el Espíritu Santo; mientras suene como la verdad, está bien. Contaste una historia aquel día, y después hablaste sobre un contenido específico. ¿Qué relación existe entre los dos? ¿Por qué hablar de esta manera? ¿Qué beneficio puede acarrear esto una vez que se termina el sermón? No sabes nada de estas cosas. Es inaceptable”. En primer lugar, respecto a lo que voy a decir, cómo lo digo y el contenido específico que abordo, decidme, ¿tengo la mente lúcida al decidirlo? (Sí). Efectivamente, tengo la mente lúcida y, por supuesto, no estoy atolondrado ni pierdo el hilo de lo que estoy diciendo. Si alguien carece de comprensión espiritual, no sabe buscar la verdad y analiza y categoriza ciegamente las cosas creyendo que lo que hace está bien, ¿no es un fariseo de manual? Solo les gusta oír teorías grandilocuentes y vacías, no quieren escuchar sermones reales y prácticos. Como consecuencia ni siquiera comprenden la verdad más superficial. Esto demuestra una grave falta de comprensión espiritual. Sin un corazón temeroso de Dios, la gente será arrogante y sentenciosa, y se volverá especialmente osada; se atreverá a juzgar cualquier asunto y creerá que lo entiende todo. Así son precisamente los seres humanos corruptos: ese es su carácter. ¿Ser atrevido y actuar imprudentemente es bueno o malo? (Es malo). En realidad, no importa si uno es valiente o tímido; lo crucial es si hay temor de Dios en el corazón. Cuando escuchéis la grabación del sermón más tarde, aseguraos de discernir si se han eliminado aspectos clave en la transcripción. Estos desgraciados que carecen de comprensión espiritual a veces pueden, sin darse cuenta, causar perturbaciones y daños con sus acciones. Dirán que no es deliberado; si no lo es, ¿significa esto que su carácter no es corrupto? Sí que es corrupto. Esto es todo sobre este tema por ahora.
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