Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II) Parte 5

¿Qué actitud adoptan algunas personas en cuanto escuchan que alguien quiere intervenir en su trabajo y supervisarlo? “La supervisión está bien. La acepto. Hacer indagaciones también está bien; pero si realmente me supervisas, no habrá manera de que continúe con mi trabajo. Tendré las manos atadas. Si tú siempre tienes la última palabra y me conviertes en un encargado de ejecutar las órdenes, no podré trabajar. ‘Solo puede haber un macho alfa’”. ¿No es esa una teoría? Es una teoría de los anticristos. ¿Qué carácter tiene una persona que dice eso? ¿Es el carácter de un anticristo? ¿Qué significa eso de que “Solo puede haber un macho alfa”? Que ni siquiera tolerará que lo Alto haga indagaciones. Si lo Alto no hiciera indagaciones, ¿tus acciones no vulnerarían la verdad? ¿Harías algo incorrecto a causa de las indagaciones? ¿Lo Alto desbarataría tu trabajo? Decidme, ¿lo Alto ofrece orientación en el trabajo, hace indagaciones sobre este y lo supervisa para ver que se haga mejor o peor? (Mejor). Bueno, ¿por qué algunas personas no aceptan esos resultados mejorados? (Porque las gobierna el carácter de un anticristo). Así es. Es su carácter de anticristo; no pueden evitarlo. En cuanto alguien hace indagaciones sobre el trabajo del que son responsables, se molestan. Sienten que sus intereses serán asignados a otros, así como su estatus y su poder. Entonces, se sienten incómodas. Sienten que sus planes y procedimientos se han transformado en un caos. ¿Y eso les dará resultado? Si lo Alto asciende a alguien y hace que esa persona colabore con ellas, ellas piensan: “Yo no tenía planeado usar a esta persona, pero lo alto insiste en que es buena y la ha ascendido. No me hace mucha gracia la idea. ¿Cómo trabajaré mano a mano con ella? Si lo alto la usa, ¡simplemente renunciaré!”. Eso es lo que dicen, pero ¿serán realmente capaces de renunciar a su estatus? No. Lo que están haciendo es beligerante. ¿Consentirían que alguien hiciera un trabajo que pusiera en riesgo su estatus, que no las resaltara, que saboteara su situación actual? No. Cuando lo Alto asciende o reemplaza a alguien, por ejemplo, ¿qué piensan? “¡Qué insulto! Ni siquiera me consultaron. Dejando de lado todo lo demás, aún soy un líder; ¿por qué no me dijeron nada de antemano? ¡Es como si yo no importase en absoluto!”. ¿Quién eres, al fin y al cabo? ¿Es ese tu trabajo? Primero, no es tu territorio, y segundo, estas personas no te siguen a ti, así que ¿por qué tendrían que tomarte en serio? ¿Eso concuerda con la verdad? ¿Con qué verdad? Hay principios que rigen el ascenso o el reemplazo de una persona por parte de lo Alto. ¿Por qué lo Alto asciende a alguien? Porque se lo necesita para la obra. ¿Por qué lo Alto reemplaza a alguien? Porque ya no se lo necesita para la obra; no puede hacer el trabajo. Si tú no lo reemplazas ni tampoco permites que lo Alto lo haga, ¿no estás siendo insensible a la razón? (Sí). Algunos dicen: “Que lo alto despida a alguien me hace quedar en ridículo. Si quieren reemplazar a alguien, deberían decírmelo en privado y yo lo haré. Ese es mi trabajo, es parte de mis responsabilidades. Si yo lo reemplazo, eso demostrará a todos lo intuitivo que soy con las personas y que puedo hacer trabajo real. ¡Sería un gran honor!”. ¿Vosotros pensáis así? Algunas personas quieren reputación y dignidad y usan excusas como esta. ¿Tendrá éxito ese plan? ¿Tiene algún sentido? Por un lado, la casa de Dios obra de acuerdo con los principios-verdad; por otro, obra de acuerdo con las circunstancias tal como son. ¿Saltarse el nivel de mando? No existe tal cosa, especialmente en lo que se refiere a los ascensos y reemplazos por parte de lo Alto o a su orientación y sus instrucciones con respecto a algún proyecto de la obra; en esos casos es mucho menos una cuestión de saltarse el nivel de mando. Entonces, ¿por qué un anticristo busca esas “fallas”? Algo es seguro: no comprende la verdad, por eso evalúa la obra de la casa de Dios con su cerebro humano y los procedimientos mundanos. Más allá de eso, su principal objetivo sigue siendo la autopreservación, y debe tener su dignidad. Tiene un pico de oro y es hábil en todo lo que hace; no puede permitir que quienes están a su cargo vean que tiene algún defecto o deficiencia. ¿Hasta qué punto mantendrá las apariencias? Tanto que los demás lo verán sin tacha, sin corrupción o deficiencia alguna. Los demás verán como algo adecuado que lo Alto lo use y que los hermanos y hermanas lo escojan; es una persona perfecta. ¿No es así como le gustaría que fuesen las cosas? ¿No es ese el carácter de un anticristo? (Sí). Sí, ese es el carácter de un anticristo.

Acabamos de hablar sobre uno de los principales comportamientos de los anticristos: prohíben a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos en el trabajo. Cualesquiera sean las disposiciones de la casa de Dios para investigar su trabajo, saber más sobre este o supervisarlo, emplearán todo tipo de técnicas para boicotearlas y rechazarlas. A modo de ejemplo, cuando lo Alto asigna un proyecto a algunas personas, pasa un tiempo y no hay avance alguno. No le dicen a lo Alto si están trabajando en ello, ni cómo va, ni si ha habido dificultades o problemas entre medias. No dan retroalimentación. Parte del trabajo es urgente y no se puede retrasar, sin embargo, se lo toman con calma y lo prolongan durante mucho tiempo sin terminarlo. Entonces, lo Alto debe hacer indagaciones. Cuando esto ocurre, les resulta insoportablemente bochornoso y se oponen en su corazón: “Solo han pasado unos diez días desde que me asignaron este trabajo. Apenas me he instalado todavía y lo Alto ya está haciendo indagaciones. ¡Sus requisitos para la gente son, simplemente, demasiado exigentes!”. Ahí los tienes, buscándoles fallas a las indagaciones. ¿Cuál es el problema aquí? Decidme, ¿no es bastante normal que lo Alto haga indagaciones? Por un lado, está el deseo de saber más sobre el estado de los avances de la obra, así como sobre qué dificultades quedan por resolver; por otro, está el deseo de saber más sobre qué tipo de calibre tienen las personas asignadas a la obra y si serán realmente capaces de resolver los problemas y de llevarlo a cabo adecuadamente. Lo Alto quiere conocer los hechos tal y como son y, la mayoría de las veces, hace indagaciones en tales circunstancias. ¿No es algo que se debería hacer? A lo Alto le preocupa que no sepas resolver problemas y no puedas ocuparte del trabajo. Por eso hace indagaciones. Algunas personas se resisten bastante a dichas indagaciones y sienten repulsión hacia ellas. No están dispuestas a permitir que la gente las haga, y en cuanto eso sucede, se oponen y desconfían, rumiando todo el tiempo: “¿Por qué siempre están haciendo indagaciones y queriendo saber más? ¿Es porque no confían en mí y me menosprecian? Si no confían en mí, ¡no deberían usarme!”. Nunca entienden las indagaciones ni la supervisión de lo Alto, sino que se resisten a ellas. ¿Tienen razón esas personas? ¿Por qué no permiten que lo Alto haga indagaciones y las supervise? ¿Por qué, además, se resisten y rebelan? ¿Cuál es el problema aquí? No les importa si el cumplimiento de su deber es efectivo o si obstaculizará el avance de la obra. No buscan los principios-verdad cuando cumplen su deber, sino que hacen lo que quieren. No piensan en los resultados o la eficiencia de la obra y definitivamente no piensan en los intereses de la casa de Dios, mucho menos en las intenciones de Dios y en Sus requisitos. Su pensamiento es: “Yo tengo mis propias formas y rutinas al llevar a cabo mi deber. No me exijáis demasiado ni me pidáis cosas de manera demasiado detallada. Ya está bastante bien que sea capaz de cumplir con mi deber. No puedo fatigarme o sufrir demasiado”. No comprenden las indagaciones de lo Alto y sus intentos de saber más sobre la obra. ¿De qué carece esta falta de comprensión que tienen? ¿No carece de sumisión? ¿No carece de sentido de la responsabilidad? ¿De lealtad? Si fuesen realmente responsables y leales en el cumplimiento de su deber, ¿rechazarían las indagaciones de lo Alto sobre su trabajo? (No). Podrían comprenderlo. Si de verdad no lo pueden comprender, hay una sola posibilidad: ven su deber como una vocación y un sustento y sacan provecho de él, lo consideran una condición y una baza con la que obtener una recompensa todo el tiempo. Solo realizarán un poco de trabajo de prestigio para apañárselas con lo Alto, sin siquiera hacer el intento de tomar la comisión de Dios como su deber y obligación. Por eso, cuando lo Alto hace indagaciones sobre su trabajo o lo supervisa, entran en un estado mental de repulsión y resistencia. ¿No es así? (Sí). ¿De dónde viene este problema? ¿Cuál es su esencia? Es que su actitud hacia el proyecto de trabajo no es la correcta. Solo piensan en la tranquilidad y la comodidad carnales, en su propio estatus y dignidad, en lugar de pensar en la efectividad del trabajo y en los intereses de la casa de Dios. De ninguna manera buscan actuar de acuerdo con los principios-verdad. Si realmente tuviesen un poco de conciencia y razón, serían capaces de comprender las indagaciones y la supervisión de lo Alto. Serían capaces de decir de corazón: “Es bueno que lo Alto haga indagaciones. De lo contrario, siempre estaría actuando por mi propia voluntad y eso impediría la efectividad del trabajo o incluso lo estropearía. Lo Alto comparte y verifica las cosas y, de hecho, ha resuelto problemas reales; ¡eso es algo fantástico!”. Eso demostraría que son personas responsables. Les preocupa que, si se encargan del trabajo por su cuenta y surge un error o percance y este provoca una pérdida en la obra de la casa de Dios y no hay manera de remediarlo, sería una responsabilidad que no podrían soportar. ¿No es eso sentido de la responsabilidad? (Sí). Es sentido de la responsabilidad y es una señal de que están cumpliendo con su lealtad. ¿Qué ocurre en la mente de las personas que no permiten que otros hagan indagaciones sobre su trabajo? “Este trabajo es asunto mío, en vista de que ha sido a mí a quien se lo han asignado. Yo estoy al mando en este asunto; ¡no necesito que nadie más se involucre!”. Consideran las cosas por su cuenta y hacen lo que quieren, lo que les dicta su personalidad. Hacen lo que sea que las beneficie y nadie tiene permitido preguntar sobre las cosas; nadie tiene permitido conocer la verdadera situación. Si les preguntas: “¿Cómo vas con la tarea?”, dirán: “Paciencia”. Si luego preguntas: “¿Cómo van los avances?”, dirán: “Ya casi está”. Lo que sea que les preguntes, responderán solo con una o dos palabras. Tan solo pronunciarán un par de palabras a la vez y nada más; no ofrecerán ni una sola oración precisa y específica. ¿No te enferma hablar con personas así? Resulta obvio que no quieren decirte nada más. Si les haces más preguntas, se impacientan: “Sigues preguntándome sobre esa nimiedad, como si yo no pudiera hacer las cosas, ¡como si no sirviera para esa tarea!”. Simplemente no están dispuestas a permitir que la gente haga preguntas. Y si las sigues cuestionando, dirán: “¿Qué soy para ti? ¿Alguna clase de burro o caballo al que mangonear? Si no confías en mí, no me uses; si me usas, debes confiar en mí. ¡Y confiar en mí significa que no deberías estar siempre haciendo indagaciones!”. Ese es el tipo de actitud que tienen. ¿Acaso están tratando el programa de trabajo como un deber que les corresponde cumplir? (No). Los anticristos no tratan el trabajo como su deber, sino como una baza con la que obtener bendiciones y recompensas. Se conforman con ser mera mano de obra, la cual quieren intercambiar por bendiciones. Por eso es que trabajan con una actitud superficial. En parte, no quieren que otros intervengan en su trabajo porque quieren preservar su dignidad y su orgullo. Creen que el deber que llevan a cabo y el trabajo que hacen les pertenecen a ellos personalmente, que son sus asuntos privados. Por eso no dejan que otros intervengan. La otra parte es que, si logran hacer el trabajo adecuadamente, pueden atribuirse el mérito y pedir que se los recompense. Si alguien interviniera, el mérito ya no sería solo suyo. Temen que otros les arrebaten el mérito y por eso no consienten, en absoluto, que otros intervengan en su trabajo. Las personas como los anticristos, ¿no son egoístas y viles? Cualquiera que sea el deber que estén llevando a cabo, es como si se estuviesen ocupando de sus asuntos privados. No dejarán que otros intervengan ni participen, sin importar cómo les vaya cuando hacen algo por su cuenta. Si lo hacen bien, solo permitirán que el mérito sea para ellos, para no dejar que nadie más se atribuya parte del mérito y de los resultados del trabajo. ¿No es eso problemático? ¿Qué carácter es ese? Es el carácter satánico. Cuando actúa, Satanás no permite la intervención de nadie más, desea tener la última palabra en todo lo que hace y controlarlo todo, y nadie puede supervisar ni hacer preguntas. Si alguien interfiere o interviene, esto es aún menos admisible. Así es como actúa un anticristo; con independencia de lo que haga, no se le permite a nadie hacer preguntas, y al margen de cómo opere entre bastidores, a nadie se le permite intervenir. Este es el comportamiento de un anticristo. Actúan de esta manera porque, por un lado, tienen un carácter extremadamente arrogante y, por otro, carecen de razón. Están completamente desprovistos de sumisión, y no permiten que nadie los supervise o inspeccione su trabajo. Se trata realmente de las acciones de un demonio, las cuales son completamente diferentes a las de una persona normal. Cualquier persona que realiza un trabajo necesita la cooperación de otros, necesita la ayuda, las sugerencias y la colaboración de otras personas, y aunque haya alguien supervisando o vigilando, eso no es malo, es necesario. Si se cometen errores en una parte del trabajo, y las personas que vigilan los identifican y los corrigen rápidamente y se evitan pérdidas para el trabajo, ¿acaso no es eso una gran ayuda? Por eso, cuando las personas inteligentes hacen cosas, les gusta que otros las supervisen, las observen e indaguen sobre ellas. Si, por casualidad, se comete un error, y estas personas son capaces de señalarlo, y el error puede ser rápidamente rectificado, ¿no es ese un resultado más deseable? No hay nadie en este mundo que no necesite la ayuda de los demás. Solo a las personas con autismo o depresión les gusta estar solas y no estar en contacto con los demás ni comunicarse con ellos. Cuando las personas sufren de autismo o depresión, dejan de ser normales. Ya no pueden controlarse a sí mismas. Si la mente y la razón de las personas son normales, pero simplemente no quieren comunicarse con los demás, y no quieren que los demás sepan nada de lo que hacen, quieren hacer cosas en secreto, en privado, operando entre bastidores, y no escuchan nada de lo que dicen los demás, entonces tales personas son anticristos, ¿verdad? Son anticristos.

Una vez, al ver al líder de una iglesia, le pregunté qué estaba sucediendo con el cumplimiento del deber de los hermanos y hermanas. Pregunté: “¿Hay algún miembro que esté perturbando la vida de iglesia actualmente?”. ¿Puedes adivinar lo que me respondió? “Las cosas andan bien; todo está bien”. Pregunté: “¿Cómo está cumpliendo su deber la hermana fulana de tal?”. “Bien”, dijo él. Entonces, pregunté: “¿Cuántos años hace que ella cree en Dios?”. “Está bien”, contestó. Yo dije: “Esta mesa no debería estar aquí; hay que moverla”. “Lo pensaré”, respondió él. “¿No necesita agua este solar?”, pregunté. Él dijo: “Hablaremos sobre eso”. Yo dije: “Este año has sembrado este cultivo en este solar. ¿Sembrarás lo mismo el año que viene?”. Él dijo: “Nuestro grupo de toma de decisiones tiene un plan”. Ese es el tipo de respuestas que dio. ¿Qué sensación te transmite oírlas? ¿Comprendes algo a partir de ellas? ¿Obtienes alguna información? (Ninguna en absoluto). Enseguida te das cuenta de que te está engatusando, tomándote por un tonto, por un extraño. Él no sabe quién es el extraño exactamente; los no creyentes dirían que es “un invitado que se cree dueño de casa”. Él no conoce su propia identidad. Yo le dije: “Tenéis a mucha gente viviendo aquí y el aire no circula bien. Deberías instalar un ventilador o hará demasiado calor aquí dentro y la gente correrá el riesgo de sufrir un golpe de calor”. Él dijo: “Lo discutiremos”. Cualquier cosa que le decía tenía que discutirla, hablarla y también reflexionar sobre ella. Nada de lo que disponía ni de lo que decía tenía validez para él. Para él, no eran disposiciones ni órdenes, y no las implementaba. Entonces, ¿qué consideraba que eran Mis palabras? (Sugerencias a tener en cuenta). ¿Acaso le estaba dando sugerencias para su valoración? No. Le estaba diciendo lo que debería hacer, lo que tenía que hacer. ¿Acaso no entendía lo que decía? En ese caso, era un bruto que no conocía cuál era su identidad o qué deber estaba llevando a cabo. Había muchas personas viviendo ahí sin aire acondicionado ni ventilación cruzada. ¿Qué tan inteligente podría ser si no instalaba un ventilador? Debía irse a casa de inmediato; era basura, y la casa de Dios no necesita basura. Las personas no lo saben todo sobre nada, pero pueden aprender. Hay algunas cosas que Yo no entiendo, así que las discuto con otros: “¿Cuál creéis que sería una buena forma de manejar esto? Sentíos libres de darme vuestras sugerencias”. Si alguien cree que cierta forma sería la mejor, Yo digo: “Bien, hagámoslo así. De todos modos, Yo aún no he pensado bien lo que deberíamos hacer, así que haremos lo que propones”. ¿No es ese el pensamiento de la humanidad normal? Eso es lo que significa llevarse bien con los demás. A la hora de llevarse bien con los demás, la gente no debe hacer distinción entre quién es superior o inferior o quién es o no es el foco de atención o quién tiene la última palabra sobre las cosas. No es necesario hacer estas distinciones; hay que hacerle caso a quien emplee las formas correctas y actúe según los principios-verdad. ¿Sois capaces de hacerlo? (Sí). Hay algunas personas que no. Los anticristos no pueden hacerlo; ellos insisten en tener nada menos que la última palabra. ¿Qué clase de cosa es esa? Lo que otros planteen jamás tendrá éxito con ellos, aunque sea razonable; ellos saben que es correcto y razonable, pero no tolerarán nada que haya propuesto otra persona. Serán felices siempre y cuando sean los que han propuesto algo. Hasta en ese asunto menor pelean por la supremacía. ¿Qué carácter es ese? El carácter de un anticristo. Valoran demasiado el estatus, el prestigio y el orgullo. ¿Cuánto valor les dan? Son cuestiones más importantes que su propia vida: protegerán su estatus y su prestigio aunque eso les cueste la vida.

Los anticristos prohíben a otros intervenir, hacer indagaciones o supervisarlos en cualquier trabajo que hagan, y esta prohibición se manifiesta de varias maneras. Una es el rechazo, lisa y llanamente. “Dejad de interferir, de hacer indagaciones y de supervisarme cuando trabajo. El trabajo que hago es mi responsabilidad, tengo una idea de cómo hacerlo y no necesito que nadie me dirija”. Se trata de un rechazo directo. Otra manifestación es el parecer receptivo, decir: “Vale, hablemos para ver cómo se ha de hacer el trabajo”, pero cuando los demás de verdad empiezan a hacer indagaciones y a tratar de averiguar más sobre su trabajo, o cuando señalan algunos problemas y hacen algunas sugerencias, ¿cuál es su actitud? (No se muestran receptivos). Así es, simplemente se niegan a aceptar, buscan pretextos y excusas para rechazar las sugerencias de los demás, convierten lo malo en bueno y lo bueno en malo, pero en realidad, en su corazón, saben que están forzando la lógica, que sueltan palabras grandilocuentes, que lo que dicen es teórico, que sus palabras no contienen nada de la realidad de lo que dicen los demás. Y sin embargo, para proteger su estatus —y sabiendo muy bien que están equivocados y que los demás tienen razón— siguen convirtiendo lo correcto de los demás en incorrecto, y su propio error en correcto, y siguen aplicándolo, sin permitir que las cosas que son correctas y están en consonancia con la verdad se introduzcan o implementen allí donde están. ¿No están tratando la obra de la iglesia como un juego, como un chiste? ¿No se están negando a aceptar las indagaciones y la supervisión? No expresan descaradamente esa “prohibición” diciéndote: “No tienes permitido interferir en mi trabajo”. No se ve así lo que hacen, pero esa es su mentalidad. Usarán ciertos trucos y parecerán bastante devotos desde fuera. Dirán: “Resulta que sí necesitamos ayuda, así que, ya que estás aquí, ¡comparte un poco con nosotros!”. Su líder superior creerá que están siendo genuinos y compartirá con ellos, hablándoles sobre las circunstancias tal como son. Una vez que hayan escuchado al líder, pensarán: “Así es como tú ves las cosas. Pues bien, tendré que debatirlo contigo para refutar y rebatir tu opinión. Te haré quedar en ridículo”. ¿Es esa una actitud de aceptación? (No). ¿Qué actitud es, entonces? Es una negativa a permitir que otros intervengan, hagan indagaciones o supervisen el trabajo que realizan. Dado que los anticristos harían eso, ¿por qué, entonces, presentan una falsa fachada ante los demás y aparentan una actitud de aceptación? Que engañen a la gente de esta manera demuestra cuán falsos son. Temen que la gente los vea como son en realidad. En la actualidad, especialmente, hay algunas personas con cierto grado de discernimiento, así que, si un anticristo rechazara directamente la supervisión y la ayuda de los demás, se darían cuenta y lo verían como realmente es. Entonces el anticristo perdería su dignidad y su estatus y no le resultaría sencillo ser elegido líder u obrero en el futuro. Por eso, cuando un líder superior controla su trabajo, él finge aceptarlo, dice cosas agradables y complacientes y hace que todos piensen: “¡Mirad qué devoto es nuestro líder! ¡Cómo busca la verdad! Nuestro líder está pendiente de nuestras vidas y de la obra de la iglesia. Se responsabiliza en el cumplimiento de su deber. Lo escogeremos de nuevo en la próxima elección”. Lo que nadie ve venir es que, una vez que el líder superior se marche, el anticristo dirá algo como esto: “Todo lo que dijo esa persona que revisó la obra es correcto, pero no se adapta necesariamente a las condiciones de nuestra iglesia. En cada iglesia, las cosas son distintas. No podemos aceptar por completo lo que dijo; debemos considerarlo a la luz de nuestra situación real. ¡No podemos simplemente aplicar preceptos de memoria!”. Y todos terminan creyendo que él está en lo cierto. ¿No los ha desorientado? Parte de lo que hace el anticristo es decir cosas agradables y fingir que acepta la supervisión de otros; inmediatamente después, comienza el trabajo interno de desorientar y lavar cerebros. Implementa, de manera simultánea, las dos partes de este enfoque. ¿Tiene trucos? ¡En abundancia, de hecho! Por fuera, habla de manera educada y finge aceptación; hace creer a todos que se siente bastante responsable de la obra, que puede renunciar a su posición y a su estatus, que no es un autoritario, sino que puede aceptar la supervisión de lo Alto o de otras personas; y, mientras tanto, “aclara” a los hermanos y hermanas los pros y los contras de las cosas, así como las diversas situaciones. ¿Cuál es su objetivo? No aceptar que otras personas intervengan, indaguen o supervisen, y hacer que los hermanos y hermanas piensen que el hecho de que ellos actúen de esta manera está justificado, es correcto, que está en consonancia con los arreglos de la obra de la casa de Dios y de acuerdo con los principios de acción, y que, como líder, se rige por los principios. En realidad, solo unos pocos en la iglesia entienden la verdad; la mayoría es sin duda incapaz de discernir, no pueden ver a este anticristo tal y como es en realidad, y naturalmente se dejan desorientar por él. Algunas personas, por ejemplo, se pasan toda la noche en blanco por algún motivo, se desvelan. Hay dos tipos de personas y, en cada una de ellas, la falta de sueño se manifiesta de una manera diferente. El primer tipo, en cuanto puede, encuentra una oportunidad para echar una cabezada durante el día y no permite que otros sepan que no ha dormido. Esa es una situación, una realidad. No hay intención detrás de ella. El otro tipo de persona cabecea durante la comida y les dice a todos: “¡Anoche no pegué ojo!”. Alguien pregunta: “¿Por qué no?”, a lo que responde: “Había una reunión en línea y encontré algunos problemas en el trabajo. Me quedé en vela toda la noche resolviéndolos”. Continúa sin parar, anunciando que no ha dormido en toda la noche. ¿Era reacio a quedarse despierto toda la noche? ¿Por qué está dándole explicaciones al grupo? ¿Qué subyace en esa explicación? ¿Cuál es su objetivo? Quiere que todo el mundo sepa lo que ha hecho, por miedo a que su actuación pase desapercibida. Quiere que todos sepan que ha sufrido, que se ha quedado despierto toda la noche, que está dispuesto a pagar un precio por su creencia en Dios, que no anhela la comodidad. Así pretende ganarse la simpatía y la aprobación de los hermanos y hermanas. Compra el corazón de la gente con esta actuación superficial y, al hacerlo, logra que los demás lo aprecien y gana prestigio en sus corazones. Una vez que tiene estatus, entonces seguramente hablará con autoridad. Y en cuanto hable con autoridad, ¿acaso no podrá gozar del tratamiento especial que viene con el estatus? (Sí). ¿Creéis que ha aprovechado bien esta oportunidad? ¿Vosotros les contáis a los demás cuando no habéis dormido o si habéis quedado despiertos hasta tarde? (Lo hemos hecho). Cuando lo hicisteis, ¿fue accidental o había una intención detrás? ¿Se lo dijisteis a alguien de pasada o hicisteis un gran anuncio, montando un espectáculo? (Fue de pasada). No hay una intención si fue de manera casual; eso no indica un problema de carácter. Decirlo de manera intencional y decirlo por accidente tiene dos naturalezas absolutamente distintas. Cuando un anticristo hace algo, ¿cuál es la motivación detrás de sus acciones, ya sea que parezca, a primera vista, que esté aceptando la intervención y las indagaciones de otros o que las rechace abiertamente? ¿Cuál es, se mire por donde se mire? Está aferrándose al estatus y al poder y no renunciará a ello. ¿No es esa su motivación? (Sí). Así es; en absoluto dejará que se le escapen, en un momento de distracción, el poder, el estatus y el prestigio que tanto le costó ganar; no permitirá que nadie debilite su fuerza e influencia interviniendo en su trabajo o haciendo indagaciones sobre este. Esto es lo que cree: llevar a cabo un deber, hacerse cargo de un programa de trabajo, no es realmente un deber y no necesita cumplirlo como una obligación; por el contrario, significa estar dotado de cierto poder y tener a algunas personas bajo su mando. Cree que, teniendo poder, ya no debe consultar con nadie, sino que ahora tiene la oportunidad y la facultad de estar a cargo. Ese es el tipo de actitud que tiene hacia el deber.

Hay algunos otros que, cuando lo Alto hace indagaciones sobre su trabajo, simplemente actúan por inercia. Actúan de manera superficial y preguntan sobre unos pocos asuntos frívolos, como si fuesen personas que buscan la verdad. Si tiene lugar un incidente que claramente constituyó un trastorno y una perturbación, por ejemplo, le preguntarán a lo Alto si a la persona que lo causó se la debe castigar. ¿Una cosa así no forma parte de su trabajo? (Sí). ¿Qué pretenden al consultárselo a lo Alto? Su intención es crear una fachada de ellos mismos, mostrarte que, si preguntan hasta por temas como ese, es evidencia de que no están ociosos sino trabajando. Simplemente están fabricando una fachada para desorientarte. La realidad es que tienen algunos problemas reales en su corazón y no saben cómo compartir la verdad para resolverlos ni qué principios deberían practicar. Hay cosas que les resultan inciertas, tanto en lo que respecta a ocuparse de las personas como de los asuntos, pero nunca preguntan ni buscan al respecto. Dado que no están seguros de esas cosas en su corazón, ¿no deberían preguntarle a lo Alto sobre ellas? (Sí). No están seguros acerca de ellas y no pueden verlas con claridad, pero continúan actuando a ciegas. ¿Cuáles serán las consecuencias de eso? ¿Pueden predecir lo que ocurrirá? ¿Podrán hacerse responsables de las consecuencias? No. Entonces, ¿por qué no preguntan sobre estas cosas? No lo hacen por diversos factores. Uno es el temor a que lo Alto los descubra: “Si no puedo ni siquiera manejar este asunto trivial y tengo que consultar sobre él, lo alto pensará que mi calibre no es muy bueno, ¿no permitirá eso que lo alto me vea claramente?”. También está el factor de que si preguntan y la decisión de lo Alto entra en conflicto con la suya y difiere de su propio punto de vista, se verían en apuros para tomar una decisión. Si no hacen lo que dice lo Alto, lo Alto los acusará de estar vulnerando los principios de la obra; si lo hacen, perjudicarán sus propios intereses. Por ende, no preguntan. ¿No es algo calculado? (Sí). Lo es. ¿Qué tipo de personas son las que calculan este tipo de cosas? (Anticristos). Son, de hecho, anticristos. No buscan la verdad ni examinan ningún asunto según los principios, ya sea que pregunten sobre él o no, que lo expresen en voz alta o solo lo piensen. Anteponen sus intereses en todas las cuestiones. En su corazón, tienen una lista de las cosas sobre las que lo Alto tiene permitido indagar y enterarse y las cosas que no quieren que lo Alto sepa de ninguna manera. Han circunscrito esas regiones y las han dividido en dos categorías. Hablarán de pasada con lo Alto sobre esos asuntos insignificantes que no podrían representar amenaza alguna para su estatus solo para engatusarlo; pero sobre las cosas que podrían poner en riesgo su estatus no dirán ni una sola palabra. Y si lo Alto pregunta sobre esas cosas, ¿qué harán? Responderán con unas cuantas evasivas para engañarlo: “Está bien, lo debatiremos…, ya lo iremos viendo…”; un puñado de afirmaciones que no parecen entrañar oposición. En apariencia son bastante sumisas, pero la realidad es que lo tienen todo calculado. De ninguna manera planean permitir que lo Alto esté al mando; no planean pedirle sugerencias y dejar que tome las decisiones ni buscar alguna senda de su parte. Nada de eso. No quieren permitir que lo Alto intervenga ni sepa lo que realmente está sucediendo. Una vez que lo Alto lo sepa, ¿qué amenaza representará para ellas? (Sentirán inseguridad con respecto a su estatus). No solo eso, sino que sus planes y objetivos ya no serán factibles y, por ende, su forma malvada de actuar ya no tendrá legitimidad; ya no podrán seguir sus propios planes de manera legítima, abierta y descarada. Ese es el problema que afrontarán. Así pues, ¿son capaces de determinar cómo actuar de una manera que las beneficie? Sin duda tienen sus ideas y cálculos al respecto. ¿Vosotros también debéis afrontar ese tipo de cosas? ¿Qué pensáis de ellas, entonces? ¿Cómo las tratáis? Os daré un ejemplo. En una ocasión, un individuo se convirtió en líder y se dejó llevar un poco; siempre disfrutaba de presumir frente a otros para ganarse su estima. Se topó con un conocido no creyente que quería pedirle dinero prestado. El no creyente explicó su situación de una manera tan lastimosa que el líder, en un impulso, llevado por la emoción del momento, accedió, tras lo cual pensó, sereno y sin recelos: “Soy el líder de la iglesia, debería tener la última palabra sobre el dinero de la iglesia. Cuando se trata de cosas que pertenecen a la casa de dios, a la iglesia y las ofrendas, yo ostento el cargo, así que se hace lo que yo digo. Yo gestiono las finanzas y al personal; ¡tengo la última palabra al respecto!”. Y así, le prestó el dinero de la casa de Dios a un no creyente. Después de hacerlo se sentía un poco incómodo y pensó si debería contárselo a lo Alto. Si lo hiciera, lo Alto podría no aprobarlo; entonces, comenzó a inventar mentiras y a buscar excusas para engañarlo. Lo Alto compartía los principios-verdad con él, pero él no hacía caso. Así es como cometió la acción malvada de malversar las ofrendas en secreto. ¿Por qué una persona así se atrevería a disponer de las ofrendas a su antojo? Eres un mero líder de iglesia, ¿acaso tienes derecho a gestionar las ofrendas? ¿Tienes la última palabra en cuestiones de ofrendas y finanzas? ¿Cómo deberías considerar las ofrendas de Dios si eres alguien con humanidad normal y razón, alguien que persigue la verdad? ¿No se deberían remitir a lo Alto los asuntos relacionados con las ofrendas, para ver qué decide la casa de Dios? ¿Acaso lo Alto no tiene derecho a saber sobre un asunto tan importante? Sí. Esto es algo que deberías tener claro en tu corazón; es la razón que deberías poseer. Cuando se trata de asuntos financieros, ya sean de mayor o menor importancia, lo Alto tiene derecho a estar al tanto. Otra cosa es que no pregunte, pero si lo hace, debes responder con sinceridad y deberías someterte a lo que sea que decida. ¿No es ese el tipo de razón que deberías tener? (Sí). Sin embargo, ¿los anticristos son capaces de eso? (No). Esa es la diferencia entre los anticristos y la gente normal. Si creen que hay una probabilidad del cien por cien de que lo Alto no apruebe el asunto y de que su dignidad se vea perjudicada, los anticristos pensarán en toda clase de formas de mantenerlo en secreto, de evitar que lo Alto lo sepa. Incluso amenazarán a las personas que están por debajo de ellos y les dirán: “Si alguien divulga esto, está contra mí. Tendrá noticias mías, ¡me encargaré de esa persona pase lo que pase!”. Y después de escuchar esas palabras aterradoras por parte de los anticristos, nadie se atreve a informar a lo Alto del asunto. ¿Por qué hacen eso? Piensan: “Esto entra dentro del alcance de mi autoridad. ¡Tengo derecho a utilizar y distribuir a las personas, el dinero y los materiales que están dentro de la esfera de mi jurisdicción!”. ¿Cuáles son sus principios para el despliegue y la distribución de los recursos? Hacen y deshacen a voluntad, usan y reparten dinero y materiales de manera arbitraria, sin ceñirse a ningún principio, malgastan y derrochan estas cosas de forma indiscriminada y nadie más tiene derecho a interferir: ellos deben tener la última palabra al respecto. ¿Acaso no piensan así? Claro que no lo dirán en voz alta y en términos tan explícitos, pero, en su corazón, esto es sin duda lo que están pensando: “¿Cuál es el sentido de tener un cargo? ¿No se trata solo de dinero, poder alimentarse y vestirse? Ahora tengo un cargo; tengo ese estatus. ¿No sería un tonto si no aprovechara mi poder para hacer lo que quiero?”. ¿Acaso no es eso lo que creen? (Sí). Como tienen ese carácter y piensan así, se atreven a ocultar un asunto como ese sin el menor escrúpulo, ignorando toda consecuencia, por todos los medios y maneras que se les ocurran. ¿No es así? (Sí). No evalúan si es correcto o no, cuál sería la forma adecuada de proceder o cuáles son los principios. No tienen en cuenta estas cosas; lo único que tienen en cuenta es quién cuidará sus intereses. ¡Un anticristo es un ser insidioso, egoísta y vil! ¿Cuán vil es? Se puede plasmar en una sola palabra: ¡es un desvergonzado! No eres dueño de esas personas ni de esas cosas, y mucho menos es tuyo ese dinero; sin embargo, quieres tomarlos como propios para disponer de ellos como te plazca. Los demás ni siquiera tienen derecho a saber nada al respecto; incluso si malgastas y derrochas esas cosas, el resto no tiene derecho a hacer indagaciones. ¿Cuán lejos has ido? ¡Has llegado a convertirte en un desvergonzado! ¿No es eso una desvergüenza? (Lo es). Así es un anticristo. Cuando se trata de dinero, ¿cuál es la línea que la persona promedio no está dispuesta a cruzar? Una persona normal considera que son ofrendas de Dios y que es Su pueblo escogido quien las hace, así que son de Él; son Sus “pertenencias”, como podrían decir algunos. Lo que pertenece a Dios no le pertenece a la gente común ni a ninguna persona. ¿Quién es el amo de la casa de Dios? (Dios). Sí, es Dios. ¿Y qué se engloba en la casa de Dios? Engloba a Su pueblo escogido en cada iglesia, así como también todas las provisiones y pertenencias de cada iglesia. Todas estas cosas son de Dios. De ninguna manera le pertenecen a una sola persona, y nadie tiene derecho a apropiarse de ellas. ¿Un anticristo pensaría eso? (No). Él cree que las ofrendas pertenecen a quien las gestiona, a quien tiene la oportunidad de aprovecharse de ellas, y si esa persona es un líder, tiene derecho a disfrutarlas. Es por eso que persigue constantemente el estatus con todas sus fuerzas. Una vez que lo ha obtenido, todas sus esperanzas finalmente se hacen realidad. ¿Por qué persigue el estatus? Si le pidieras que guiara escrupulosamente al pueblo escogido de Dios y respaldara sus acciones con principios, pero no le permitieras tocar las pertenencias de la iglesia o las ofrendas de Dios, ¿seguiría siendo tan proactivo para medrar? Por supuesto que no. Esperaría pasivamente y dejaría que las cosas siguieran su curso. Pensaría: “Si me eligen, haré el trabajo y cumpliré mi deber adecuadamente; si no me eligen, no adularé a nadie. No diré ni haré nada al respecto”. Es precisamente porque el anticristo piensa que, como líder, uno tiene derecho a mandar y a gozar de todas las pertenencias de la iglesia; se devana los sesos en su afán de medrar, hasta el punto del descaro, con el objetivo de ganar estatus y disfrutar de todo lo que conlleva. ¿Qué significa ser desvergonzado? Significa hacer cosas deshonrosas, eso significa ser desvergonzado. Si alguien le dijera: “¡Lo que estás haciendo es muy deshonroso!”, no le importaría, sino que pensaría: “¿Qué tiene de deshonroso? ¿A quién no le gusta el estatus? ¿Tú sabes qué se siente al tener estatus, al tener el control del dinero? ¿Acaso conoces ese placer? ¿Acaso conoces esa sensación de privilegio? ¿La has probado?”. Así es cómo los anticristos ven el estatus en lo más hondo de su corazón. En cuanto un anticristo gana estatus, quiere controlarlo todo. También tomará el control de las ofrendas de Dios. Quiere tener la última palabra sobre cualquier parte de la obra de la iglesia que cueste dinero, sin consultar jamás con lo Alto. Se convierte en el amo del dinero de la casa de Dios, y Su casa también pasa a ser de su propiedad. Tiene derecho a tener la última palabra al respecto, a establecer lo que sucede con ella, a darle a este y aquel lo que le plazca, a dictar cómo se gasta cada céntimo. Nunca actúa de manera cuidadosa y prudente con las ofrendas de Dios, sino que se comporta como un gastador extravagante y se hace lo que él dice. Una persona así es un anticristo genuino.

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