Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II) Parte 6
Una vez hubo alguien que malversó ofrendas de Dios en secreto, lo cual es un problema grave. No es una transgresión corriente, es un problema en su esencia-naturaleza. Cuando interactuaba con no creyentes mientras se ocupaba de algunos asuntos, no dejaba de presumir para hacerles creer que tenía dinero y poder. Como consecuencia, la gente le pedía dinero prestado. Esta persona no solo no se negaba, sino que se comprometía a prestárselo y lo hacía mediante el empleo de tácticas engañosas con la casa de Dios. Esta persona tenía un problema grave. Ante un asunto tan importante debes informar a lo Alto y explicarle los hechos; no puedes ocuparte de la gente empleando las ofrendas de Dios en aras de tu propio prestigio y orgullo. Así es como una persona racional con un corazón temeroso de Dios manejaría esos asuntos en caso de toparse con ellos. Sin embargo, ¿es eso lo que hacen los anticristos? ¿Por qué se les llama así? Porque para nada tienen un corazón temeroso de Dios; hacen lo que quieren y empujan a Dios, Sus palabras y la verdad al fondo de su mente. No tienen una verdadera sumisión hacia Dios en absoluto, sino que priorizan sus propios intereses, su propia fama, ganancia y estatus. Emplean medios engañosos para desorientar a los líderes y obreros de la iglesia y, de esa manera, prestar dinero a los no creyentes. ¿Es ese su dinero? Con solo unas pocas palabras, lo dan en préstamo. ¿No es eso convertir en un regalo las ofrendas de Dios? Esto es algo que hacen los anticristos, y los hay que de verdad han hecho cosas así. Para que puedan ser capaces de hacer algo así, deben tener un carácter osado, extremadamente arrogante y también bastante insidioso. Asimismo, es evidente que son estúpidos, todo lo estúpidos que se puede llegar a ser: es probable que caigan en su propia trampa. Decidme, ¿qué se debería hacer con personas así? (Se las debería expulsar). ¿Eso es todo? ¿Una expulsión? ¿Quién compensará las pérdidas? Se las debe obligar a pagar una indemnización y luego expulsarlas. ¿No son descarados los anticristos al hacer una cosa así? ¿En qué se diferencian del arcángel? El arcángel diría, con descaro: “Yo fui quien creó los cielos, la tierra y todas las cosas, ¡me corresponde a mí controlar a los hombres!”. Él pisotea y corrompe a la humanidad a su antojo. En cuanto un anticristo se hace con el poder, dice: “Todos vosotros debéis creer en mí y seguirme. Yo estoy al mando aquí y tengo la última palabra. ¡Acudid a mí ante cualquier asunto y traedme el dinero de la iglesia!”. Algunas personas preguntan: “¿Por qué deberíamos darte el dinero de la iglesia?”, y el anticristo responde: “Yo soy el líder. Es mi derecho gestionar esto; debo gestionarlo todo, ¡incluidas las ofrendas!”. Y así, se hacen cargo de todo. A los anticristos no les importa qué problemas o dificultades tienen los hermanos y hermanas en su entrada en la vida o de qué libros de sermones y palabras de Dios andan cortos. Lo que les importa es quién tiene la custodia del dinero de la iglesia, cuánto hay y cómo se utiliza. Si lo Alto hace indagaciones sobre el estado de las finanzas de la iglesia, ellos no solo no entregarán el dinero de esta, sino que tampoco permitirán siquiera que lo Alto conozca los hechos. ¿Por qué no lo permitirán? Porque quieren malversar el dinero de la iglesia y hacerse con él. El mayor interés de los anticristos reside en las cosas materiales, el dinero y el estatus. Definitivamente no se parecen en nada a la forma en que hablan de entrada: “Yo creo en dios. No persigo lo mundano y no codicio el dinero”. De ninguna manera son como dicen ser. ¿Por qué persiguen y mantienen su estatus con todas sus fuerzas? Porque desean poseer, o controlar y tomar por la fuerza, todo aquello sobre lo que tengan jurisdicción, en especial el dinero y las cosas materiales. Disfrutan de ese dinero y de esas cosas materiales como si fuesen los beneficios de su estatus. Son descendientes genuinos del arcángel, con la esencia-naturaleza de Satanás y hacen honor a su nombre. Todos los que persiguen el estatus y valoran el dinero tienen, sin duda, un problema en su esencia-carácter. No es tan sencillo como tener, simplemente, el carácter de un anticristo: son muy ambiciosos. Quieren controlar el dinero de la casa de Dios. Si se les da responsabilidad sobre una tarea, entonces, antes de nada, no dejarán que otros intervengan ni aceptarán indagaciones o la supervisión de lo Alto; más allá de eso, cuando ellos mismos son supervisores de cualquier tarea, hallan maneras de presumir, protegerse y engrandecerse. Siempre quieren salir victoriosos, convertirse en personas que gobiernen y controlen a los demás. También desean ejercer y competir por un estatus más alto y hasta controlar cada parte de la casa de Dios, especialmente, su dinero. Los anticristos sienten un amor especial por el dinero. Cuando lo ven, se les iluminan los ojos; en su mente, están siempre pensando en el dinero y esforzándose para lograrlo. Todos estos son indicios y señales de los anticristos. Si compartes la verdad con ellos o intentas saber de los estados de los hermanos y hermanas y haces preguntas, como cuántos de ellos están débiles y negativos, qué resultados está obteniendo cada uno de ellos en su deber y cuáles de ellos no son aptos para llevarlo a cabo, los anticristos no tendrán interés. Pero cuando se trata de las ofrendas de Dios —la cantidad de dinero, quién lo custodia, dónde se guarda, las contraseñas, etcétera—, es lo que más les importa. Un anticristo domina estas cosas de una manera excepcional. Las conoce como la palma de su mano. Eso también es un indicio de anticristo. Los anticristos son expertos en hablar de forma agradable, pero no hacen trabajo real. En cambio, siempre están absortos pensando en disfrutar de las ofrendas de Dios. Decidme, ¿no son inmorales los anticristos? No tienen ni un ápice de humanidad; son diablos de la cabeza a los pies. Siempre prohíben que otros intervengan, hagan indagaciones y los supervisen en el trabajo. Este es el tercer comportamiento que presenta la octava manifestación de los anticristos.
Hace algún tiempo, una iglesia en un país compró una casa que era necesario reformar, y da la casualidad de que el líder de la iglesia en ese país era una mujer anticristo que aún no había mostrado su verdadera naturaleza. Esa mujer anticristo empleó a un hombre que nadie conocía demasiado bien para la reforma, y nadie sabía qué clase de relación los unía. Como consecuencia, ese hombre malvado se aprovechó de la situación y en la reforma se desperdició mucho dinero que no se debería haber gastado. En la casa había algunos muebles aprovechables que se retiraron y reemplazaron con otros nuevos, y el hombre malvado vendió por dinero los muebles antiguos que se habían retirado. No estaban rotos realmente —aún se podían utilizar—, pero aquel hombre malvado gastó una buena suma de dinero en comprar otros nuevos para aprovechar la situación y ganar dinero. ¿La mujer anticristo estaba al tanto de estas cosas? Sí. ¿Por qué, entonces, consintió que él se comportara de esa manera? Porque debían tener una relación anormal. Algunas personas vieron el problema y se dispusieron a hacer un seguimiento y un control de las obras para ver cómo iban. En cuanto comentaron sus intenciones, la mujer anticristo se mostró preocupada y nerviosa y dijo: “¡No! Aún no se ha cumplido el plazo, ¡nadie tiene permitido mirar!”. Su reacción fue tan desproporcionada y reticente…, ¿estaba sucediendo algo allí? (Sí). Esas personas, ahora algo alarmadas, debatieron el asunto: “Esto no es aceptable. No nos permite ir a ver las obras. Seguramente haya algún problema; debemos ir y echar un vistazo”. Sin embargo, la mujer anticristo siguió sin permitir visitas hasta que la obra estuviera lista para la entrega. Decidme, ¿acaso esas personas no estaban confundidas? El hecho de que la mujer anticristo no permitiera visitas a las obras era muestra de que algo ocurría. Debían apresurarse a informar a lo Alto, despedirla de común acuerdo o ir y revisar las obras por la fuerza. Esa era su responsabilidad y si no podían asumirla, significaría que eran unas personas cobardes e ineptas. Esos cobardes ineptos no persistieron. Como no se trataba de un problema en su propia casa, lo ignoraron. Así de egoístas e irresponsables eran. Y cuando el trabajo se entregó, Yo vi por medio de un vídeo que había un problema. ¿Qué problema observé? Había una mesa en medio de una sala de conferencias y, a su alrededor, sillas de piel, como las que se utilizan en las oficinas lujosas. Las sillas en las que Yo me siento son sillas corrientes, así que, ¿deberían usar sillas tan lujosas esas personas corrientes? (No). Ese era el tipo de muebles que esos dos habían colocado, y las personas allí se sentían muy complacidas al sentarse en aquellos asientos. Una vez que descubrí el problema, llamé a aquella sinvergüenza y comencé a investigar el asunto. En todas partes, en cada habitación, la revisión reveló muchos problemas y una gran pérdida económica. Algunos de los muebles originales de la casa podían haberse aprovechado, sin embargo, el hombre malvado se los llevó y los vendió para ganar dinero; es más, se benefició económicamente cuando compró aquellos muebles nuevos y costosos. Además, instaló equipamiento que no debería estar en una iglesia. Ese hombre malvado hizo esto sin consultar a nadie. Cuando lo hizo, ¿la mujer anticristo estaba al tanto de ello? Probablemente sí. Ella iba al lugar de las obras todos los días y, habiéndolo visto, no informó de ello, sino que consintió su derroche. ¡Qué osadía! ¿Es ella una creyente en Dios? Después de veinte años de creer en Él, se comportó de una forma despreciable e hizo una cosa como aquella. ¿Qué tipo de persona es? ¡No es una persona! Ni siquiera la gente buena que vive entre los no creyentes hace algo así, ¡qué inmoralidad! Cada vez que lo Alto le preguntaba cosas sobre las obras, se hacía la tonta para engañarlo; ocultó y encubrió muchas cosas y, al final, surgieron muchos problemas. ¿Sería excesivo, entonces, expulsarla y dejar que consiguiera un trabajo para ganar dinero y así compensar las pérdidas? (No). Decidme, incluso si esa mujer anticristo pudiera devolver el dinero, ¿encontraría paz en esta vida? ¿Viviría tranquila? Me temo que se pasaría el resto de su vida atormentada. Si sabía que sus acciones acabarían en esto, ¿por qué razón actuó de esa manera en aquel entonces? ¿Por qué lo hizo, para empezar? No es como si solo llevara uno o dos años creyendo en Dios y no conociera las reglas de Su casa, qué es tener un corazón temeroso de Dios o qué es la lealtad; después de tantos años creyendo en Él, no había cambiado en absoluto, y aunque pudo rendir un poco de servicio, aun así, ¡hizo semejante maldad! ¡Por ese comportamiento tan despreciable debe ser descartada y maldecida!
Los anticristos tienen algo en común en su forma de trabajar: sin importar el trabajo que estén haciendo, prohíben a otros intervenir o hacer indagaciones. Siempre quieren ocultar y encubrir las cosas. Deben estar tramando algo; no permiten que las personas se enteren de los problemas en su trabajo. Si hicieran las cosas de una manera honesta y legítima, de una manera que se ajustara a la verdad y los principios, con una conciencia limpia, ¿de qué tendrían que preocuparse? ¿Qué de ello sería inapropiado mencionar? ¿Por qué no permiten a otros hacer indagaciones e intervenir? ¿Qué les preocupa? ¿De qué tienen miedo? Claramente traman algo, ¡es muy obvio! Los anticristos trabajan sin la menor transparencia. Cuando han hecho algo malo, piensan en maneras de esconderlo y encubrirlo, crean falsas apariencias y hasta incurren en engaños evidentes. ¿Cuáles son los resultados de esto? Dios escruta todo, y aunque puede que durante un tiempo los demás no tengan conocimiento de algo y puedan verse desorientados, llegará el día en que Dios lo revele. A ojos de Dios, todo es evidente y todo es revelado. Es inútil que le ocultes algo a Dios. Él es todopoderoso y cuando decida ponerte en evidencia, todo quedará expuesto a la clara luz del día. Solo los anticristos, esos cabezas huecas que no tienen entendimiento espiritual y que poseen la naturaleza del arcángel, podrían creer: “Mientras tape bien todo y no te deje intervenir, hacer indagaciones ni supervisar las cosas, no sabrás nada, ¡y yo tendré el control total de esta iglesia!”. Piensan que si gobiernan como reyes, podrán controlar la situación. ¿Es así como son realmente las cosas, en verdad? Ellos no saben que Dios es todopoderoso, su inteligencia es autoproclamada. Dios escruta todo. Por ejemplo, pongamos que tú hiciste el mal hoy. Dios lo escruta, pero no te pone en evidencia: te está dando la oportunidad de arrepentirte. Haces el mal otra vez al día siguiente y, de nuevo, no das explicaciones ni te arrepientes. Dios te da otra oportunidad de todos modos y espera a que te arrepientas. Sin embargo, si sigues sin hacerlo, Dios no querrá darte esa oportunidad. Le repugnarás y te detestará, y en lo profundo de Su corazón, no deseará salvarte y te abandonará por completo. En ese caso, será cuestión de minutos antes de que Él te ponga en evidencia, y por mucho que intentes encubrir las cosas o impedirlo, no servirá de nada. No importa lo grande que sea tu mano, ¿puedes ocultar el cielo con ella? Independientemente de lo capaz que seas, ¿puedes taparle los ojos a Dios? (No). Esas son ideas necias del hombre. Con respecto a cuán omnipotente es Dios realmente, la gente ya puede percibir un poco de ello en Sus palabras. Además, todos los miembros de esta especie humana corrupta que han cometido grandes maldades y se han opuesto a Dios directamente han afrontado diversos castigos, y todos los que son testigos de ello están completamente convencidos y lo reconocen como castigo divino. Hasta los no creyentes pueden ver que la justicia de Dios no admite ofensa, así que aquellos que creen en Él deberían, con más razón, ser capaces de verlo. La omnipotencia de Dios y Su sabiduría son inconmensurables, el hombre no tiene forma de verlas con claridad. Hay una canción, ¿cómo dice? (“Las obras de Dios son inconmensurables”). Esa es la esencia de Dios, la verdadera revelación de Su identidad y esencia. Tus conjeturas y especulaciones no son necesarias. Solo es necesario que creas en esas palabras; entonces, no harás cosas tan necias. Todas las personas se creen muy listas, se cubren los ojos con una mano y preguntan: “¿Puedes verme?”. Dios responde: “No solo te puedo ver por completo, sino que veo incluso tu corazón y cuántas veces has estado en el mundo humano”, y las personas se quedan boquiabiertas. No te las des de listo, no pienses: “Dios no sabe sobre esto ni sobre aquello. Ninguno de los hermanos y hermanas lo vio. Nadie lo sabe. Tengo mi pequeña estrategia, ¡mira qué listo soy!”. Ninguna de las personas de este mundo que no comprenden la verdad ni creen que Dios tiene soberanía sobre todas las cosas es lista. No importa lo que digan o hagan, al final, todo está mal, todo vulnera la verdad, todo es resistencia a Dios. Solo hay una clase de persona que es lista. ¿Cuál? La clase de persona que cree que Dios lo escruta todo, que puede verlo todo y que es soberano sobre todas las cosas. Las personas así son sumamente listas porque en todo lo que hacen son sumisas a Dios; todo lo que hacen está de acuerdo con la verdad, tiene la aprobación de Dios y cuenta con Su bendición. Que una persona sea lista o no depende de si puede someterse a Dios, de si lo que dice y hace se ajusta a la verdad. Si tienes este pensamiento: “Esta es mi opinión sobre este tema y eso es lo que desearía hacer porque me beneficiaría; pero no quiero confiárselo a los demás ni quiero que sepan sobre ello”, ¿estás pensando de manera correcta? (No). ¿Qué deberías hacer cuando te das cuenta de que esa no es la forma correcta de pensar? Deberías darte una buena bofetada para aprender la lección. ¿Crees que si no lo dices, Dios no lo sabrá? El hecho es que, mientras estás pensándolo, Dios conoce tu corazón. ¿Cómo lo conoce? Dios ha visto claramente la esencia-naturaleza del hombre. Entonces, ¿por qué no te pone en evidencia en este asunto? Aunque no lo haga, tú podrás, poco a poco, comprenderlo por ti mismo, porque has comido y bebido muchas de Sus palabras. Tienes una conciencia y razón, una mente y un pensamiento normales: deberías ser capaz de descubrir por tu cuenta lo que está bien y lo que está mal. Dios te está dando tiempo y una oportunidad de sopesar lentamente las cosas, para ver si eres un necio o no. Verás resultados después de pensar en el tema durante unos días: entonces sabrás que eres un necio y un estúpido y que no debes tratar de esconderle ese asunto a Dios. En todos los asuntos, deberías exponérselo todo ante Él y deberías ser franco; esa es la única condición y el único estado que se debería mantener ante Dios. Incluso cuando no te sinceras, eres un libro abierto ante Él. Desde Su perspectiva, Él conoce los hechos, seas sincero o no al respecto. ¿Acaso no eres un necio si no puedes ver eso con claridad? Entonces, ¿cómo puedes ser una persona lista? Sincerándote con Dios. Sabes que Dios lo escruta y lo sabe todo, así que no te creas tan listo y pienses que quizá Él no sepa algo. Dado que es seguro que Dios observa en secreto el corazón de la gente, las personas inteligentes deberían ser un poco más francas, un poco más puras y honestas. Eso es lo más inteligente que pueden hacer. Siempre piensas que eres listo, siempre te andas guardando tus secretitos, siempre intentando mantener un poco de privacidad; ¿es esa la forma correcta de pensar? Está bien ser así con otras personas, porque algunas de ellas no son individuos positivos y no aman la verdad. Puedes callar un poco ante personas así; no les abras tu corazón. Pongamos, por ejemplo, que hay alguien a quien odias y que has hablado mal de esa persona a sus espaldas. ¿Deberías contárselo? No; basta con que no vuelvas a hacerlo. Si hablaras de ello, la relación que hay entre vosotros se vería afectada. Tú sabes, en tu corazón, que eres malo, que tu interior es sucio y perverso, que sientes celos de otros, que por competir por fama y ganancia has hablado mal de alguien a sus espaldas para mancillarlo. ¡Qué vil! Reconoces que eres corrupto; sabes que lo que has hecho estuvo mal y que tu naturaleza es perversa. Entonces te presentas ante Dios y oras: “Oh, Dios, lo que hice en privado fue algo perverso y vil. Te ruego que me perdones, te ruego que me guíes y que me repruebes. Me esforzaré para no volver a hacer algo así”. Así está bien. Puedes usar algunas técnicas en tu interacción con las personas, pero es mejor simplemente sincerarte con Dios, y si albergas intenciones y usas técnicas con Él, entonces estarás en problemas. En tu mente, siempre piensas: “¿Qué puedo decir para que Dios tenga buena opinión de mí y no sepa lo que estoy pensando para mis adentros? ¿Qué debo decir? Debo ser más reservado, ser un poco más diplomático, tener un método; tal vez entonces Dios tenga buena opinión de mí”. ¿Crees que Dios no sabrá si siempre piensas así? Dios sabe lo que piensas. Es agotador pensar de ese modo. Es mucho más sencillo hablar honesta y sinceramente, lo cual te facilita la vida. Dios dirá que eres honesto y puro, que eres franco, y eso es infinitamente valioso. Si tienes un corazón franco y una actitud honesta, aunque haya momentos en los que te propases y actúes como un necio, esto no es una transgresión para Dios; es mejor eso a que seas tan calculador y estés constantemente sopesándolo y procesándolo todo. ¿Son los anticristos capaces de estas cosas? (No).
Todos los que transitan la senda de los anticristos son personas con el carácter de un anticristo, y lo que transitan quienes tienen el carácter de un anticristo es la senda de los anticristos. Sin embargo, hay una pequeña diferencia entre la gente con el carácter de un anticristo y los anticristos. Que alguien tenga el carácter de un anticristo y transite su senda no indica necesariamente que sea uno de ellos. Pero si no se arrepiente y no puede aceptar la verdad, podría transformarse en uno. Aún hay esperanza y una oportunidad de que las personas que transitan la senda de los anticristos se arrepientan, porque todavía no se han convertido en anticristos. Si hacen cosas malvadas de toda clase y se las clasifica como anticristos y, por tanto, se las echa y se las expulsa de inmediato, ya no tendrán la oportunidad de arrepentirse. Si alguien que transita la senda de los anticristos no ha hecho aún muchas cosas malvadas, eso al menos demuestra que todavía no es una persona malvada. Si puede aceptar la verdad, hay un rayo de esperanza para él. Si no la acepta, pase lo que pase, entonces será muy difícil que sea salvada, aunque no haya cometido todo tipo de maldades. ¿Por qué no pueden ser salvados los anticristos? Porque no aceptan la verdad en lo más mínimo. Por mucho que la casa de Dios hable sobre ser una persona honesta, acerca de cómo uno debe ser abierto y franco, presentarse y decir lo que uno tiene que decir y no engañar, no pueden aceptarlo. Todo el tiempo sienten que la gente sale perdiendo al ser honesta y que es una necedad decir la verdad. Están empecinados en no ser personas honestas. Esta es la naturaleza de los anticristos, que siente aversión por la verdad y la odia. ¿Cómo puede ser salvada una persona si no acepta la verdad en lo más mínimo? Si alguien que transita la senda de los anticristos puede aceptar la verdad, hay una diferencia clara entre él y los anticristos. Todos los anticristos son personas que no aceptan ni un ápice de la verdad. No importa cuántas cosas incorrectas o malvadas hayan hecho ni cuánto hayan perjudicado la obra de la iglesia y los intereses de la casa de Dios, jamás reflexionan ni se conocen a ellos mismos. Incluso si se los poda, no aceptan ninguna verdad en absoluto; es por eso que la iglesia los clasifica como personas malvadas, como anticristos. Un anticristo, como mucho, únicamente admitirá que sus acciones vulneran los principios y no están de acuerdo con la verdad, pero nunca jamás admitirá que hace el mal a propósito o que se opone a Dios a propósito. Solo reconocerá sus errores, pero no aceptará la verdad y, después, continuará haciendo el mal como antes, sin practicar verdad alguna. A partir del hecho de que un anticristo nunca acepta la verdad, se puede ver que la esencia-naturaleza de los anticristos es la de sentir aversión por la verdad y odiarla. Continúan siendo personas que se resisten a Dios como siempre, independientemente de cuántos años lleven creyendo en Él. La especie humana corriente y corrupta, por otra parte, puede tener, en su totalidad, el carácter de un anticristo, pero hay una diferencia entre los humanos y los anticristos. Hay cierto número de personas que pueden comprometerse de corazón con las palabras de Dios sobre el juicio y el desenmascaramiento después de haberlas escuchado, sopesarlas repetidas veces y reflexionar sobre sí mismas. Puede que entonces observen: “Así que este es el carácter de un anticristo; esto es transitar la senda de los anticristos. ¡Es un asunto serio! Yo tengo esos estados y comportamientos, tengo esa clase de esencia; ¡yo soy ese tipo de persona!”. Entonces piensan en cómo pueden despojarse de ese carácter de anticristo y se arrepienten de verdad, y a partir de ahí pueden proponerse no transitar la senda de los anticristos. En su trabajo y en su vida, en su actitud hacia las personas, los acontecimientos y las cosas y hacia la comisión de Dios, pueden reflexionar sobre sus propias acciones y comportamientos, sobre por qué no pueden someterse a Dios, por qué viven siempre regidas por un carácter satánico, por qué no pueden rebelarse contra la carne y contra Satanás. Por lo tanto, oran a Dios, aceptan Su juicio y castigo y le imploran que las salve de su carácter corrupto y de la influencia de Satanás. Que tengan la resolución de hacer esto demuestra que pueden aceptar la verdad. Asimismo, estas personas revelan un carácter corrupto y actúan según su voluntad; la diferencia es que un anticristo no solo tiene la ambición y el deseo de establecer un reino independiente, sino que tampoco aceptará la verdad pase lo que pase. Ese es el talón de Aquiles de un anticristo. Si, por otro lado, una persona con el carácter de un anticristo puede aceptar la verdad y orar a Dios y confiar en Él, y si desea despojarse del carácter corrupto de Satanás y transitar la senda de la búsqueda de la verdad, entonces, ¿de qué forma esa oración y esa resolución beneficiarán su entrada en la vida? Como mínimo, hará que reflexione sobre sí misma y se conozca mientras cumple su deber; hará que use la verdad para resolver problemas, de tal manera que pueda llevar a cabo su deber de manera satisfactoria. Esa es una de las formas en las que la beneficiarán. Más allá de eso, con el entrenamiento que le proporciona el cumplimiento de su deber, será capaz de tomar la senda de la búsqueda de la verdad. Ante cualquier dificultad que encuentre, podrá buscar la verdad, concentrarse en aceptarla y practicarla; será capaz de despojarse gradualmente de su carácter satánico y de llegar a someterse a Dios y adorarlo. Puede alcanzar la salvación de Dios practicando de esa manera. Las personas con el carácter de un anticristo pueden revelar corrupción de vez en cuando, puede que sigan hablando y actuando en pos de su fama, ganancia y estatus a pesar de sí mismas y que continúen trabajando según su propia voluntad, pero en cuanto se dan cuenta de que están revelando su carácter corrupto, sienten remordimiento y oran a Dios. Esto demuestra que son personas que pueden aceptar la verdad, que se someten a la obra de Dios; demuestra que persiguen la entrada en la vida. No importa cuántos años tenga de experiencia una persona ni cuánta corrupción haya revelado, al final será capaz de aceptar la verdad y de entrar en la realidad-verdad. Es alguien que se somete a la obra de Dios. Y al hacer todo eso, queda demostrado que ya ha sentado las bases en el camino verdadero. Sin embargo, algunos de los que transitan la senda de los anticristos no pueden aceptar la verdad. Para ellos, la salvación será igual de difícil de alcanzar que para los anticristos. Las personas así no sienten nada cuando escuchan palabras de Dios que desenmascaran a los anticristos, sino que se muestran indiferentes e impasibles. Cuando la enseñanza se dirige hacia el tema del carácter de los anticristos, admiten que tienen el carácter de uno y que están transitando la senda de los anticristos. Hablan muy bien sobre ello. No obstante, cuando llega el momento de practicar la verdad, seguirán negándose a hacerlo; actuarán según su propia voluntad, apoyándose en su carácter de anticristos. Si les preguntas: “¿Tienes una lucha interna cuando revelas el carácter de un anticristo? ¿Sientes reprobación hacia ti mismo cuando hablas para proteger tu estatus? ¿Reflexionas y llegas a conocerte a ti mismo cuando revelas el carácter de un anticristo? ¿Sientes remordimientos en el corazón cuando descubres tu carácter corrupto? ¿Te arrepientes o haces algún cambio después?”, no sabrán qué responder, porque no han tenido ninguna experiencia ni encuentro parecidos. No podrán decir nada. Las personas así, ¿son capaces de arrepentirse de verdad? Sin duda no será fácil. Quienes realmente persiguen la verdad se sienten incómodos ante cualquier revelación del carácter de un anticristo en ellos mismos, se ponen nerviosos y llegan a pensar: “¿Por qué no puedo simplemente despojarme de este carácter satánico? ¿Por qué siempre revelo un carácter corrupto? ¿Por qué este carácter corrupto que tengo es tan obstinado e inextricable? ¿Por qué es tan difícil entrar en la realidad-verdad?”. Esto demuestra que su experiencia de vida es superficial y que aún no se ha resuelto gran parte de su carácter corrupto. Es por eso que la batalla en su corazón se propaga con tanta fuerza cuando algo les sobreviene y por eso también se llevan la peor parte de ese tormento. Aunque tienen la resolución de despojarse de su carácter satánico, seguramente no puedan evitar batallar contra él en su corazón; y ese estado de conflicto se intensifica cada día. Y cuanto más profundizan en su autoconocimiento y ven lo extremadamente corruptos que son, más ansían ganar la verdad y la valoran y podrán aceptar y practicar la verdad de manera ininterrumpida en el transcurso de ese proceso de conocerse a sí mismos y su carácter corrupto. Poco a poco, su estatura aumentará y su carácter-vida comenzará a cambiar de verdad. Si siguen intentando experimentar de esta manera, su situación mejorará año tras año y, al final, serán capaces de vencer a la carne y despojarse de su corrupción, de practicar la verdad con frecuencia y de alcanzar la sumisión a Dios. ¡La entrada en la vida no es fácil! Es como reanimar a alguien que está a punto de morir: la responsabilidad que uno puede cumplir es la de compartir la verdad, darle apoyo, proveer para él o podarlo. Si puede aceptarlo y someterse, hay esperanza para él; puede que tenga la suerte de escapar y las cosas se frenarán en seco antes de la muerte. Sin embargo, si se niega a aceptar la verdad y no sabe nada en absoluto sobre sí mismo, entonces está en peligro. Algunos anticristos pasan uno o dos años sin conocerse a sí mismos tras ser descartados y no reconocen sus errores. En ese caso, no hay señales de que quede algo de vida en ellos, y eso demuestra que ya no tienen oportunidad de ser salvados. ¿Puedes aceptar la verdad cuando vas a ser podado? (Sí). Entonces, hay esperanza. ¡Eso es algo bueno! Si puedes aceptar la verdad, tienes esperanza de ser salvado.
Si deseas ser salvado, deberás superar muchos obstáculos. ¿Qué obstáculos? Una batalla incesante contra tu carácter corrupto y contra el carácter de Satanás y los anticristos: él desea controlarte y tú deseas librarte de él; él quiere desorientarte y tú quieres deshacerte de él. Si ves que no puedes librarte de tu carácter corrupto incluso después de llegar a conocerlo, estarás angustiado y dolido, y orarás. De vez en cuando, al ver que ha pasado un tiempo y aún no te has podido librar del control del carácter de Satanás, sentirás que es inútil, pero no te rendirás y sentirás que no puedes seguir tan negativo y desanimado, que tienes que seguir luchando. En el proceso de cumplir un deber y en el de experimentar la obra de Dios, las personas tienen diferentes respuestas internas, por niveles. En resumen, aquellos con vida son aquellos que persiguen la verdad y están cambiando constantemente en su interior. Experimentarán un cambio constante en su pensamiento y sus opiniones, en su comportamiento y sus prácticas e incluso en las intenciones, ideas y pensamientos que están en lo profundo de su mente. Además, distinguirán cada vez con mayor claridad lo correcto de lo que no lo es, qué cosas incorrectas han hecho, si una forma de pensar es correcta o incorrecta, si una opinión está de acuerdo con la verdad, si los principios que respaldan cierta forma de actuar se ajustan a las intenciones de Dios y si son personas que se someten a Dios, personas que aman la verdad. Gradualmente, esas cuestiones irán esclareciéndose en su interior. ¿Sobre qué base, entonces, se construye el logro de estos resultados? Sobre la base de practicar y entrar en las verdades a medida que las van entendiendo. ¿Por qué los anticristos simplemente no pueden lograr cambiar? ¿Son incapaces de entender la verdad? (No). La pueden entender, pero no la practican, y tampoco la practican cuando la escuchan. Es posible que la entiendan y la acepten como doctrina, pero ¿pueden siquiera poner en práctica las partes de doctrinas y preceptos que logran captar? No, en absoluto; incluso si los obligaras, si se dejaran la piel en el intento, de todos modos no serían capaces de ponerlas en práctica. Es por eso que, para ellos, entrar en la verdad es un imposible. Por mucho que un anticristo pueda hablar de ser una persona honesta, por mucho que se esfuerce, no puede hacer una sola declaración honesta; y por mucho que hable de ser considerado con las intenciones de Dios, seguirá sin desprenderse de sus motivaciones egoístas y viles. Actúa desde un punto de vista egoísta. Cuando ve algo bueno, algo que podría beneficiarlo, dice: “Dámelo, ¡es mío!”. Dice cualquier cosa que pueda beneficiar a su estatus y hace lo que sea que pueda ser beneficioso para él. Esta es la esencia de los anticristos. Puede que, en un arrebato momentáneo de emoción, sientan que han entendido un poco de la verdad. Los invadirá el entusiasmo y gritarán unos cuantos eslóganes: “¡Debo practicar y cambiar, y satisfacer a dios!”. No obstante, cuando llega el momento de practicar la verdad, ¿lo hacen? No. Diga lo que diga Dios, por muchos hechos objetivos y verdades que Él predique, junto con cualquier cantidad de ejemplos reales, nada podrá conmover a un anticristo ni influir en su ambición. Esta es una característica y una señal de que es un anticristo. Simplemente no practicará ninguna verdad; cuando habla de manera agradable es para que los demás lo oigan, y por muy agradables que sean sus palabras, no será más que una cháchara pretenciosa y frívola; para él, no es más que teoría. ¿Qué lugar asignan realmente esas personas a la verdad en su corazón? ¿Cuál os acabo de decir que es la esencia-naturaleza de un anticristo? (El odio hacia la verdad). Así es. Odian la verdad. Creen que su perversidad, su egoísmo y vileza, su arrogancia, su crueldad, su usurpación del estatus y la riqueza y su control sobre los demás son la verdad y la filosofía supremas, y que ninguna otra cosa es tan elevada. Una vez que obtienen estatus y pueden controlar a la gente, pueden hacer lo que quieren, y todos sus deseos y ambiciones se vuelven posibles. Ese es el objetivo final de un anticristo.
Los anticristos sienten aversión por la verdad y la odian. ¿Es posible que tú hagas que alguien que siente aversión por la verdad la acepte y la practique? (No). Hacerlo es equivalente a querer que una vaca suba a un árbol o que un lobo coma heno; ¿no sería pedirles algo imposible? Algunas veces verás a un lobo infiltrarse en el rebaño para estar allí con las ovejas; es una estratagema que usa para esperar la oportunidad de comérselas. Su naturaleza nunca cambiará. De la misma manera, hacer que un anticristo practique la verdad equivale a hacer que un lobo coma heno y abandone su instinto de comerse a las ovejas: es imposible. Los lobos son carnívoros. Comen ovejas, comen todo tipo de animales. Esa es su naturaleza y no se puede cambiar. Si alguien dice: “No sé si soy un anticristo, pero cuando escucho que se comparte la verdad, mi corazón estalla de rabia y siento odio; y a cualquiera que me quiera podar lo odio aún más”, ¿es un anticristo? (Sí). Alguien dice: “Cuando te ocurre cualquier cosa, debes someterte y buscar la verdad”, y esa primera persona responde: “¿Someterme? ¡Qué disparate! ¡Cierra la boca!”. ¿Qué clase de reacción es esa? ¿Es mal genio? (No). ¿Qué carácter es ese? (Odio hacia la verdad). Ni siquiera tolera hablar de ella, y en cuanto compartes la verdad, emerge su naturaleza y muestra su verdadera forma. Le desagrada oír mencionar la búsqueda de la verdad o el sometimiento a Dios. ¿Cuánto le desagrada? Cuando escucha cualquier conversación al respecto, monta en cólera. Su amabilidad se disipa, no teme irse de la lengua. Así de lejos llega su odio. Así pues, ¿puede practicar la verdad? (No). La verdad no es para los malvados, es para aquellas personas dotadas de conciencia y razón, que aman la verdad y las cosas positivas. Requiere que esas personas la acepten y la practiquen. Esas personas perversas con la esencia de un anticristo, que son extremadamente hostiles hacia la verdad y las cosas positivas, nunca aceptarán la verdad. Por muchos años que crean en Dios, por muchos sermones que escuchen, no aceptarán ni practicarán la verdad. No supongáis que no la practican porque no la comprenden, y que la comprenderán cuando hayan escuchado más de ella. Es imposible, porque todos los que sienten aversión por la verdad y la odian son de la índole de Satanás. Nunca cambiarán y nadie puede cambiarlos. Es como el arcángel después de traicionar a Dios: ¿habéis oído alguna vez a Dios decir que salvaría al arcángel? Dios nunca dijo tal cosa. Entonces, ¿qué hizo con Satanás? Lo expulsó en pleno vuelo e hizo que le rindiera servicio en la tierra, haciendo lo que le corresponde. Y cuando haya terminado de rendir servicio y el plan de gestión de Dios esté completo, Él lo destruirá y eso será todo. ¿Acaso Dios le dijo algo más? (No). ¿Por qué? Porque eso sería, en una palabra, inútil. Decirle nada más sería superfluo. Dios lo ha visto con claridad: la esencia-naturaleza de un anticristo no puede cambiar jamás. Así son las cosas.
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