Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (II) Parte 7

Cuando os topáis con un anticristo, ¿cómo deberíais tratarlo? Ha habido algunos líderes que fueron descritos como falsos líderes o anticristos y fueron reemplazados. Sobre uno de ellos, los hermanos y hermanas informaron, un tiempo después, que aún era capaz, en cierto modo, de trabajar, que se había arrepentido en el ínterin y que estaba teniendo un buen desempeño. No está del todo claro, específicamente, si estaba teniendo un buen desempeño en términos de comportamiento, si estaba hablando de una forma agradable o si se había vuelto más disciplinado en su función. Como los hermanos y hermanas dijeron que estaba teniendo un buen desempeño y andaban cortos de personal para algunas tareas, se dispuso que él se encargara de parte del trabajo. Y, como resultado, antes de que pasaran dos meses, los hermanos y hermanas hicieron un informe: “Reemplázalo cuanto antes; nos está oprimiendo de una manera insoportable. Si no es reemplazado, no podremos llevar a cabo nuestros deberes”. No consentirían utilizarlo bajo ningún concepto; elegirían a cualquiera como líder menos a él. Era el mismo réprobo de siempre: hablaba mucho, pero, en realidad, no había cambiado ni un poco. ¿Qué estaba pasando? Su naturaleza había sido expuesta por completo. ¿Cómo creéis que debería manejarse este asunto? Que los hermanos y hermanas tuvieran una reacción tan enérgica demuestra que ciertamente poseían un poco de discernimiento. El anticristo había desorientado a algunas personas, que salieron en su defensa después de que lo Alto se encargara de él y, más tarde, otras decían que se había arrepentido. Entonces, fue ascendido una vez más y, después de un tiempo, quedó completamente en evidencia. Esta vez, los hermanos y hermanas lo vieron como realmente era y se aliaron para destituirlo. Lo Alto vio que esas personas ahora discernían, que no se las había regado inútilmente. Entonces, dado que nadie consintió que se le usara, lo Alto lo reemplazó. ¿De dónde vino su discernimiento? (De comprender la verdad). Sí, habían comprendido la verdad. El discernimiento viene de la comprensión de la verdad. ¿No reinaban todavía allí Dios y la verdad? (Sí). El suyo fue un discernimiento oportuno. Después de que lo despidieran, los hermanos y hermanas dejaron de padecer su control. La gente había sufrido mucho bajo su opresión. Él no tenía humanidad en absoluto. No hacía el trabajo que le correspondía, sino que perturbaba a los hermanos y hermanas en el cumplimiento de sus deberes; los pisoteaba y los maltrataba con su poder. ¿Quién consentiría tal cosa? ¡Solo un tonto! Cuando se reemplaza a ese tipo de personas, ¿después tienen algún sentimiento al respecto? La última vez, aquella persona había sido despedida por lo Alto; esta vez, fue destituida por los hermanos y hermanas, que lo bajaron del escenario con abucheos, ¡una forma poco glamurosa de marcharse! Originalmente, él quería buscar una posición. Resulta que no solo no la obtuvo, sino que cayó en picado de repente y lo devolvieron de un golpe a su forma original. ¿No debería haber reflexionado sobre sí mismo? (Sí). Si hubiese sido una persona normal, solo que con un carácter gravemente corrupto, ¿no hubiese tenido, también, que reflexionar sobre sí misma? (Sí). Hay una clase de persona que no reflexiona. Piensa que está en lo correcto, que todo lo que hace está bien; no acepta los hechos, no acepta las cosas positivas y no acepta la evaluación que hacen de ella los demás. Estas son las personas que tienen la esencia-carácter de un anticristo. Solo los anticristos no saben reflexionar sobre ellos mismos. ¿Qué rumian, en cambio? “¡Eh! Llegará el día en que mi estrella volverá a brillar. Esperad a que os tenga en mi poder, ¡entonces veréis cómo os atormento!”. ¿Tendrán la oportunidad de hacer eso? (No). Ya no tienen más oportunidades. A medida que los hermanos y hermanas van entendiendo más y más verdades, y una vez que pueden discernir los diversos estados de diferentes personas y, en particular, a los anticristos, el espacio que queda para que los anticristos hagan el mal se reduce cada vez más y tienen cada vez menos oportunidades de hacerlo. No les resultará fácil intentar regresar. Tienen la esperanza de que lo Alto predique un poco menos sobre el discernimiento y ya no pueda discernirlos. Cuando escuchan que esas verdades se comparten, saben que todo ha acabado para ellos y piensan que ya no hay esperanzas de regresar. No rumian: “Lo que han discernido y dejado en evidencia es correcto; refleja completamente mi estado. ¿Cómo debería cambiar? Si sigo comportándome así, ¿no será mi fin? Me darán por perdido. ¿Qué podía traer de bueno transitar la senda del arcángel y contrariar a Dios?”. ¿Reflexionarían de esa manera? (No). No reflexionarán y, desde luego, no practicarán la introspección ni intentarán conocerse a sí mismos; prefieren morir antes que arrepentirse. Esa es su naturaleza. No importa cómo compartas la verdad, no los despertará ni los hará arrepentirse. ¿Hay una vía de escape sin arrepentimiento? (No). No se arrepienten. Siguen su senda hasta las últimas consecuencias, hasta la ruina que ellos mismos se han buscado, que es lo que dicta la naturaleza de los anticristos.

Todo este tiempo hemos estado hablando sobre el tema de discernir a los anticristos. ¿Qué sentimientos creéis que tienen aquellos que son anticristos mientras escuchan? Cuando llega el momento de reunirse, sienten un tormento insoportable y se resisten en su interior. ¿No son anticristos? (Sí). Cuando una persona normal con un carácter corrupto sabe que tiene el carácter de un anticristo, desea ansiosamente escuchar y comprender más, dado que, una vez que haya comprendido, será cuando pueda perseguir el cambio. Piensa que si no comprende, se desviará y que puede llegar el día en que ponga un pie en la senda de los anticristos, donde cometería grandes maldades, abriría las compuertas y perdería así su oportunidad de salvación para caer en la ruina. Eso le genera temor. La mentalidad de un anticristo es diferente. Está desesperado nada menos que por evitar que todos los demás pronuncien y escuchen esos sermones sobre el discernimiento; desea con ansia que todos sean atolondrados y carezcan de discernimiento y por poder desorientarlos. Eso es lo que lo haría feliz. ¿Cuál es el mayor deseo de un anticristo? Hacerse con el poder. ¿Os gustaría a vosotros haceros con el poder? (No). No con el corazón, pero a veces se os pasa por la cabeza que es algo que desearíais, así que es, de hecho, algo que os gustaría hacer. Puede que tengas un deseo subjetivo en tu interior, un anhelo en lo profundo de tu corazón de no ser esa clase de persona, de no tomar esa senda, pero cuando algo te ocurre, tu carácter corrupto influye en ti y te dirige. Te devanas los sesos pensando en cómo protegerás tu estatus e influencia, a cuántas personas puedes controlar, cómo hablar con autoridad para ganarte la estima de los demás. Cuando te pasas todo el tiempo pensando en estas cosas, tu corazón deja de estar bajo tu control. ¿Qué lo controla? (Un carácter corrupto). Sí. Está bajo el control del carácter corrupto de Satanás. Uno se pasa todo el día rumiando sobre las preocupaciones de sus intereses carnales; está siempre luchando contra los demás y durante ese proceso no gana nada y es muy doloroso para él; solo vive por la carne y por Satanás. Así pues, uno resuelve llevar a cabo su deber adecuadamente y vivir para Dios, solo para volver a luchar por el estatus y por sus intereses cuando algo le sobreviene: una lucha, de un lado a otro, que lo deja exhausto y con la cual no gana nada. Decidme, ¿no es esa una manera agotadora de vivir? (Lo es). Viven así día tras día y antes de que puedan darse cuenta han pasado décadas. Algunas personas creen en Dios durante diez o veinte años; ¿cuánta verdad han ganado? ¿Cuánto ha cambiado su carácter corrupto? ¿Para quién viven cada día? ¿En qué se mantienen ocupados? ¿Para qué se devanan los sesos? Es todo por la carne. Dios dijo que “toda intención de los pensamientos de su corazón era solo hacer siempre el mal”. ¿Hay algún error en esas palabras? Saboréalas, paladéalas. Cuando piensas en estas palabras, cuando las experimentas, ¿no sientes miedo? Puede que digas: “Sí, siento un poco de temor. Por fuera, me paso el día pagando el precio; renuncio, y me esfuerzo, y sufro. Eso es lo que hace mi cuerpo carnal, pero todos los pensamientos de mi corazón son malvados. Todos están en contra de la verdad. En muchas de las cosas que hago, de dónde vengo, mi motivación y mis objetivos se tratan únicamente de hacer el mal de mis propias intenciones”. ¿Qué resulta de actuar así? Acciones malvadas. Entonces, ¿Dios las recordará? Algunos pueden decir: “Llevo veinte años creyendo en Dios. He renunciado a todo y, sin embargo, Dios no lo recuerda”. Están tristes y dolidos. ¿Qué les duele? Si Dios fuera realmente estricto con el hombre, este no tendría nada de que alardear. Todo esto es la gracia de Dios, Su misericordia; Dios es muy tolerante con el hombre. Piénsalo: Dios es tan santo, tan justo, tan omnipotente, y solo observa cómo aquellos que lo siguen tienen pensamientos completamente malvados, todo el día, pensamientos contrarios a la verdad y relacionados únicamente con asuntos que atañen a su propio estatus, a su fama y a su ganancia. ¿Tolerará Dios que Sus seguidores se opongan a Él y lo traicionen de esta manera? Por supuesto que no. Dominadas por esas ideas, pensamientos, intenciones y motivaciones, las personas, abiertamente, hacen cosas en rebelión y oposición a Dios y alardean todo el tiempo de que cumplen su deber y colaboran con la obra de Dios. Él ve todo esto y, aún así, debe sobrellevarlo. ¿Cómo lo sobrelleva? Él proporciona la verdad; Él riega y pone al descubierto; también esclarece e ilumina, guía y reprende y disciplina; y cuando esa disciplina es severa, incluso debe proporcionar consuelo. ¡Cuán paciente debe ser Dios para hacer todo eso! Él observa las diversas actitudes corruptas de estas personas, el hecho de que todos sus diversos comportamientos, revelaciones e ideas son malvados y, así y todo, puede sobrellevarlo. Decidme, ¿el hombre sería capaz de hacer eso? (No). La paciencia que los padres tienen con sus hijos es real, pero, así y todo, pueden abandonarlos o incluso dejar de relacionarse con ellos cuando las cosas se tornan insoportables. ¿Qué sucede, entonces, con la paciencia que Dios tiene con una persona? Cada día que vives es un día en el que gozas de la paciencia de Dios. Así de paciente es Él. ¿Qué contiene esa paciencia? (Amor). No solo amor; Él espera algo de ti. ¿Qué espera? Poder ver un resultado y una recompensa a través de la obra que realiza y posibilitar que el hombre experimente Su amor. ¿Tiene el hombre un amor como ese? No. Con tan solo un poco de aprendizaje y educación, con tan solo un pequeño don o talento, una persona siente que tiene una posición más noble que los demás y que la gente corriente no está a su altura. Eso es lo detestable del hombre. ¿Es así como actúa Dios? Todo lo contrario: Dios salva a esa especie humana tan increíblemente sucia y tan profundamente corrupta; más aún, Él vive junto a ella, habla con ella y le da apoyo, cara a cara. El hombre no puede hacer eso.

Lo que viene a continuación amplía la enseñanza de un problema adicional. Algunas personas, cuando dan testimonio, dicen: “Cuando me ocurre algo, pienso en el amor de Dios y en Su gracia y me siento conmovido. Al pensar en estas cosas, dejo de revelar mi carácter corrupto”. La mayoría de las personas cree que esta afirmación es buena, que verdaderamente puede resolver el problema de las revelaciones del carácter corrupto. ¿Realmente tienen sentido estas palabras? No. El amor de Dios, Su omnipotencia, Su tolerancia hacia el hombre y todo el trabajo que hace en él, solo pueden conmover a una persona, a la parte que representa su humanidad, la parte de su conciencia y racionalidad; sin embargo, no pueden resolver su carácter corrupto ni cambiar el objetivo y la dirección de la búsqueda del hombre. Por esa razón, Dios lleva a cabo la obra del juicio de los últimos días: Él expresa y provee la verdad para resolver el problema del carácter corrupto del hombre. ¿Qué es lo más crucial que hace Dios? Expresa y provee la verdad y juzga y castiga al hombre. No desea conmoverte con Sus acciones o con las cosas que hace para cambiar la dirección y el objetivo de tu búsqueda. No obra de esa manera. Todo lo que Dios dice sobre cuán paciente es Él con el hombre o sobre cómo lo salva y cuán alto es el precio de dicha salvación, de cualquier manera que lo diga, solo desea que el hombre entienda Su intención de salvar a las personas. No dice esas cosas para ablandar su corazón y permitirles cambiar gracias a lo conmovidas que están por haber escuchado a Dios. Eso no es factible. ¿Por qué? El carácter corrupto del hombre es su esencia-naturaleza, y esa esencia-naturaleza es la base de la que dependen las personas para sobrevivir. No es una mala costumbre o un mal hábito que cambiará con un poco de insistencia; no cambiará tan pronto como una persona sea feliz o por cierta cantidad de conocimiento adquirido o de libros leídos. Eso sería imposible. Nadie puede cambiar la naturaleza del hombre. Uno solo puede cambiar aceptando y ganando la verdad; solo la verdad puede cambiar a la gente. Si deseas lograr un cambio en tu carácter-vida, debes perseguir la verdad, y para perseguir la verdad debes comenzar por obtener un entendimiento claro de todas las diversas verdades que Dios manifiesta. Algunas personas creen que si uno ha entendido la doctrina, ha entendido la verdad. No podrían estar más equivocados. Que entiendas la doctrina de la creencia en Dios y puedas citar unas pocas teorías espirituales, no significa que hayas comprendido la verdad. Pensadlo: ¿a qué se refiere exactamente la verdad? ¿Por qué siempre digo que hay tanta gente que no la comprende? La gente supone: “Si puedo entender el significado de las palabras de Dios, quiere decir que he comprendido la verdad” y “Todas las palabras de Dios son correctas, nos han conmovido profundamente y, por tanto, son nuestro idioma compartido”. Decidme, ¿esa afirmación es correcta o no? ¿Qué significa realmente entender la verdad? ¿Por qué decimos que no entiende la verdad? Primero, hablaremos un poco de qué es la verdad. La verdad es la realidad de todas las cosas positivas. Entonces, ¿cómo se relaciona la realidad de esas cosas positivas con el hombre? (Según tengo entendido, Dios mío, cuando una persona comprende la verdad, la forma en que eso se manifiesta es que ante cualquier persona, acontecimiento y cosa que se encuentra, tiene principios, sabe cómo tratarlo y tiene una senda de práctica; la verdad es capaz de resolver sus dificultades y convertirse en realidad en su vida. Dios acaba de decir que la comprensión de doctrina por parte de una persona no es una comprensión de la verdad; siente que ha entendido la verdad, pero no puede resolver ninguno de los problemas y dificultades que tiene en su vida real. No tiene una senda para eso; no puede relacionar las cosas con la verdad). Eso es no entender la verdad. Una parte de lo que se acaba de decir dio justo en el clavo: ¿qué es la verdad? (La verdad puede permitir a las personas tener una senda de práctica y actuar con principios, puede resolver las dificultades de la gente). Así es. Compararse a uno mismo con los principios-verdad y practicar en consonancia, esa es la senda. Eso demuestra una comprensión de la verdad. Si solo entiendes doctrina y cuando algo te ocurre, no puedes aplicarla y no puedes encontrar los principios, entonces, no tienes una comprensión de la verdad. ¿Qué es la verdad? La verdad son los principios y criterios para hacer todas las cosas. ¿No es así? (Sí). Cuando digo que no comprendéis la verdad, me refiero a que salís de los sermones sabiendo solo doctrina. No sabéis cuáles son los principios y criterios de la verdad que esta encierra ni qué cosas de las que os ocurren o qué estados implican ese aspecto de la verdad y tampoco sabéis cómo aplicar ese aspecto de la verdad. No sabéis ninguna de estas cosas. Pongamos, por ejemplo, que habéis hecho una pregunta. Que la hayáis hecho quiere decir que no comprendéis la verdad correspondiente. ¿La comprenderéis después de haber hablado sobre ella? (Sí). Puede que comprendas un poco después de la conversación, pero si no logras entenderla cuando te vuelve a suceder algo similar, no se trata de una comprensión genuina de la verdad. No conoces los principios y criterios de esa verdad; no los tienes claros. Puede que haya una verdad que crees que has entendido, pero con respecto a las realidades que aborda y a los estados del hombre a los que se dirige, si has entendido esa verdad, ¿puedes, entonces, compararla con tu propio estado? Si no puedes y nunca sabes cuál es tu verdadero estado, ¿acaso comprendes la verdad? (No). No es una comprensión de la verdad. Cuando se trata de un aspecto de la verdad y los principios, si sabes qué asuntos y qué estados implican esa verdad y qué clase de personas o cuáles de tus propios estados se relacionan con ella y también eres capaz de usarla para resolverlos, eso significa que comprendes la verdad. Si sientes que entiendes un sermón mientras lo escuchas, pero, cuando se te pide compartir, te limitas a repetir las palabras que escuchaste y no eres capaz de hablar del tema y de explicarte en términos de estados y situaciones reales, ¿tienes una comprensión de la verdad? No, no es el caso. Así pues, ¿entendéis la verdad la mayoría de las veces o no? (No). ¿Por qué? Porque después de oír la mayoría de las verdades, salís habiendo comprendido solo doctrina. Lo único que podéis hacer es seguirla como un precepto, no sabéis aplicarla de manera flexible. Cuando algo te ocurre, te quedas pasmado. Cuando algo te ocurre, no puedes implementar en ese escenario la pizca de doctrina que has comprendido; es inútil. ¿Es eso una comprensión de la verdad o no lo es? (No). Eso es no entender la verdad. Si no entiendes la verdad, entonces, ¿qué? Debes esmerarte y tomarte la molestia de descifrarla. Hay algunas cosas que deben estar presentes en tu humanidad: debes ser concienzudo y meticuloso en lo que aprendes y en lo que haces. Si te gustaría perseguir la verdad, pero no tienes la conciencia y la razón de la gente normal, entonces nunca podrás comprenderla y la tuya es una fe confusa. Esto no depende de tu calibre, depende únicamente de si posees este tipo de humanidad. Si la posees, aunque tu calibre sea mediocre, aún puedes entender verdades rudimentarias. Esto al menos alude a la verdad. Y si tienes un calibre muy bueno, entonces puede que entiendas cosas en los niveles profundos de la verdad, en cuyo caso podrás entrar en ella más a fondo. Esto está relacionado con tu calibre. No obstante, si en tu humanidad no hay una actitud concienzuda y meticulosa y siempre eres impreciso e indeciso, aturullado y te encuentras constantemente en una situación de confusión; si eres ambiguo, impreciso y superficial en todas las cuestiones, entonces, para ti la verdad siempre serán preceptos y doctrina. No serás capaz de ganarla. Ahora que me oís decir esto, ¿os parece difícil perseguir la verdad? Supone cierto grado de dificultad, pero puede ser grande o pequeño. Si lo piensas y te esfuerzas, el grado de dificultad se reducirá y ganarás algunas verdades; si en absoluto dedicas tus esfuerzos a la verdad, sino a la doctrina y a las prácticas externas, entonces no podrás ganarla.

¿Habéis llegado a ver con claridad el quid de alguna cuestión a través de Mi enseñanza sistemática de estas verdades? ¿Habéis llegado a alguna conclusión? ¿No hay más detalle en cualquier aspecto de la verdad que en el cúmulo de conocimiento de cualquier curso universitario? (Así es). Hay mucho más detalle. La gente puede adquirir conocimientos con solo unos pocos años de esfuerzo a través de la práctica constante y de la experiencia práctica, siempre y cuando pueda memorizarlo y entenderlo. Al aprender una asignatura académica, uno puede dominarla gradualmente con solo dedicarle tiempo y energía y discurriendo. Sin embargo, para comprender la verdad no bastará con usar tu cerebro, debes usar tu corazón. Si no reflexionas sobre las palabras de Dios con tu corazón ni las experimentas con él, no serás capaz de comprender la verdad. Solo las personas que tienen entendimiento espiritual, que son concienzudas y que tienen capacidad de comprensión pueden alcanzar la verdad; aquellos que no tienen entendimiento espiritual, que tienen un calibre escaso y que carecen de capacidad de comprensión nunca podrán hacerlo. ¿Vosotros sois personas descuidadas o meticulosas? (Somos personas descuidadas). ¿No es eso arriesgado? ¿Sois capaces de ser meticulosos? (Sí). Eso es bueno, me alegra oírlo. No digáis siempre que no sois capaces, ¿cómo podéis saberlo hasta que no lo intentáis? Debéis ser capaces de ello. Con la resolución y la actitud que tenéis actualmente en vuestra búsqueda, hay esperanza de que comprendáis las verdades básicas. Es algo alcanzable. Mientras una persona esté dispuesta a ponerle corazón y pagar un precio y se esfuerce en pos de la verdad en su corazón, el Espíritu Santo la trabajará y la perfeccionará. Si no se esfuerza en pos de la verdad en su corazón, el Espíritu Santo no la trabajará. Recuerda: para que una persona llegue a comprender la verdad, debe esforzarse proactivamente y pagar un precio, pero con esto solo se puede alcanzar la mitad del resultado deseado, solo se puede lograr la parte que requiere de la colaboración de la persona. La otra mitad es la parte crucial de comprender la verdad, que es la que a la gente le falta y que para alcanzarla deben depender de la obra y el perfeccionamiento del Espíritu Santo. No debes olvidar que, aunque basta con confiar en el esfuerzo cuando se trata de adquirir conocimiento y aprender sobre ciencia, comprender la verdad no funciona de esa manera. Es inútil confiar solo en la mente, uno debe usar el corazón y pagar un precio. ¿Qué se obtiene pagando un precio? La obra del Espíritu Santo. ¿Pero cuál es la base de la obra del Espíritu Santo? La mente de la persona debe estar lo suficientemente refinada, su corazón debe tener la tranquilidad, la estabilidad y la franqueza necesarias para que Dios obre. La obra del Espíritu Santo es sutil, y los que la han experimentado lo saben. Las personas que con frecuencia se esfuerzan en pos de la verdad a menudo pueden sentir el esclarecimiento del Espíritu Santo, por lo que su senda de práctica en el cumplimiento de su deber es tranquila y hay una claridad cada vez mayor en sus corazones. La gente sin experiencia no puede sentir la obra del Espíritu Santo y nunca puede ver la senda correcta. Todos los asuntos le resultan confusos e inciertos; no sabe cuál es el camino correcto. En realidad, no es difícil lograr una comprensión de la verdad y ver claramente la senda de práctica: si uno reúne esas condiciones en su corazón, el Espíritu Santo obrará. No obstante, si tu corazón no las posee, no podrás detectar la obra del Espíritu Santo. Esto no es abstracto ni impreciso. Si tienes ese estado y tu corazón reúne esas condiciones y buscas, te esfuerzas, reflexionas y oras, el Espíritu Santo obrará en ti. Sin embargo, si estás distraído, si siempre deseas perseguir el estatus y luchar por fama y ganancia, siempre deseas armar revuelo por las formas y les dedicas tus esfuerzos; si estás siempre esquivando a Dios, escondiéndote de Él, evitándolo y rechazándolo y no eres franco con Él ni le abres tu corazón, el Espíritu Santo no obrará, Él no se fijará en ti y ni siquiera te reprenderá. ¿Cuánta verdad puede comprender alguien que ni siquiera ha experimentado la reprensión del Espíritu Santo? A veces, el Espíritu Santo te reprende para mostrarte la forma correcta e incorrecta de hacer algo. Cuando Él te da un sentimiento como ese, ¿qué ganas con ello a la larga? Habrás ganado la capacidad de discernir lo correcto de lo incorrecto y lo tendrás bastante claro de un vistazo: “Ese camino es incorrecto, no concuerda con los principios. No puedo hacer eso”. Con eso, sabrás claramente cuáles son los principios, cuál es la intención de Dios y cuál es, realmente, la verdad, por lo tanto, sabrás lo que debes hacer. No obstante, si el Espíritu Santo no obra, si no te disciplina de esa manera, estarás en una condición confusa por siempre, sin claridad respecto a esas cosas y, cuando te ocurra algo, te quedarás pasmado, no sabrás qué está sucediendo y, en tu corazón, te sentirás muy confuso; no verás con claridad lo que debes hacer. Puede que estés a punto de estallar de ansiedad, pero ¿por qué el Espíritu Santo no empieza a obrar? Quizás algunos estados en tu interior no son correctos y te estás resistiendo. ¿Con qué te resistes? Si te estás aferrando a alguna opinión o concepto equivocado, Dios no obrará, sino que esperará hasta que te des cuenta de que ese concepto u opinión es erróneo. El Espíritu Santo solo obrará desde esa base. Cuando el Espíritu Santo obra, no se limita a hacerte saber, de manera consciente, lo que es correcto y lo que es incorrecto. En cambio, te permite ver con claridad cuál es la senda, la dirección y el objetivo, y cuán lejos está de la verdad tu comprensión. Él te permite saber esto con claridad. ¿Habéis experimentado encuentros como ese? Si alguien lleva diez o veinte años creyendo en Dios sin tener ese tipo específico de encuentros o experiencias, ¿qué tipo de persona es? Una persona distraída. Solo puede pronunciar unos cuantos eslóganes y doctrinas, a menudo repetidos verbalmente y solo puede resolver problemas con esas escasas estrategias y técnicas simples que posee. Por esto, está destinada a progresar poco; nunca entenderá la verdad y el Espíritu Santo no obrará en ella. Las personas tan distraídas, para quienes la verdad está completamente fuera de alcance, no pueden entenderla, incluso si el Espíritu Santo las esclarece. Por lo tanto, el Espíritu Santo no obra en ellas. ¿Por qué? ¿Acaso Dios tiene favoritos? No. ¿Cuál es el motivo, entonces? Que su calibre es demasiado escaso y está fuera de su alcance. No comprenden la verdad, aunque el Espíritu Santo obre; si se les dijera que algo es un principio, ¿podrían entenderlo? No. Por eso, Dios no lo hace. ¿Habéis tenido algún encuentro con esto? La verdad es imparcial. A medida que la persigues, a medida que indagas en ella, el Espíritu Santo obra y tú la ganas. Sin embargo, si eres holgazán y codicias el confort y no estás dispuesto a esforzarte por la verdad, el Espíritu Santo no obrará y no podrás ganarla, seas quien seas. ¿Lo entendéis ahora? ¿Estáis persiguiendo la verdad actualmente? Quien la persigue la gana, y aquellos que, a la larga, ganan la verdad se convierten en tesoros. Quienes no pueden ganarla pueden envidiarlos, aunque no servirá de nada: si desaprovechan esta oportunidad, la habrán perdido.

¿Cuál es el mejor momento para perseguir la verdad? Ahora, cuando Dios está obrando hecho carne, hablando y compartiendo contigo cara a cara, dándote consejos y ayudándote. ¿Por qué digo que este es el mejor momento? Porque la obra y el discurso del Dios encarnado te permiten completamente comprender las intenciones del Espíritu Santo y te permiten conocer la manera en que obra el Espíritu Santo. El Dios encarnado es capaz de comprender los principios, patrones, formas y medios de la obra del Espíritu Santo en su totalidad, y te lo cuenta para que no tengas que buscarlo a tientas por tu cuenta. Toma este atajo y serás capaz de alcanzarlo de inmediato. Cuando el Dios encarnado deje de hablar y haya terminado Su obra, tendrás que buscarlo a tientas por ti mismo. Nadie podría sustituir a esta carne encarnada ni decirte explícitamente qué hacer, a dónde dirigirte y qué tipo de ruta tomar. Nadie podría decirte esas cosas; por muy espiritual que fuera una persona, no podría hacerlo. Hay ejemplos de esto. Es lo mismo que ocurre con los creyentes en Jesús, que llevan dos mil años creyendo: algunos de ellos ahora dan un paso atrás para leer el Antiguo Testamento y seguir la ley; algunos llevan cruces y, aun así, cuelgan los diez mandamientos en su habitación y siguen los preceptos y los mandamientos. Al final, ¿qué han ganado? El Espíritu Santo ha obrado, pero al no haber palabras explícitas, han tenido que buscar a tientas por sí mismos. ¿Qué implica la ausencia de palabras explícitas? Que lo que la gente busca a tientas y obtiene no es concluyente. No hay nadie que pueda darte certeza, decirte que está bien que hagas esto y mal que hagas aquello. Nadie puede decírtelo. Aunque el Espíritu Santo te esclarezca y creas que es correcto, ¿Dios lo aprueba? Tampoco estás seguro, ¿verdad? (No). Esas palabras del Señor Jesús, que dejó hace dos mil años y se registraron en la Biblia, ahora, dos mil años más tarde, los creyentes en el Señor han ofrecido explicaciones de todo tipo sobre el asunto de Su regreso y no hay nadie que sepa cuál es realmente la explicación precisa. Por eso, es un esfuerzo enorme para ellos aceptar esta etapa de la obra. ¿Qué demuestra eso? Que para estas palabras ambiguas que no se manifiestan explícitamente, diez personas tienen diez explicaciones y cien personas, cien. Todos tienen sus propias justificaciones y argumentos. ¿Cuál de las explicaciones es precisa? Mientras Dios no hable o presente una conclusión, nada de lo que el hombre diga importa. Por muy grande que sea tu confesión y por muchos miembros que tenga, ¿Dios lo tiene en cuenta? (No). Dios no mira tu fuerza. Aunque no hubiese ni una persona en el mundo que lo aceptara, lo que Dios hace es correcto y es la verdad. ¡Este es un hecho eterno e invariable! Todas las religiones y confesiones lo explican de una manera u otra y ¿qué pasa al final? ¿Sirve para algo tu explicación? (No). Dios la refuta con una sola frase. Sin importar cómo sigas explicándolo, ¿Dios te prestará atención? (No). ¿Por qué no lo hará? Dios ha emprendido una nueva obra que ahora lleva unos treinta años. ¿Hará caso de esas personas, por muy arrogante que sea su clamor? (No). No les hará caso. Las personas religiosas dirán: “Si Tú no les haces caso, ¿no se quedarán sin ser salvadas?”. Lo cierto es que las palabras de Dios han dejado todo claro desde hace mucho tiempo, y lo que Él dice es lo que se hace. Por mucha fuerza que tenga el mundo religioso, no servirá de nada; por muy grandes que sean sus cifras, eso no quiere decir que tengan la verdad. Dios hace lo que debe; comienza por donde Él quiere comenzar y elige a quien Él quiere elegir. ¿Lo influye y lo limita el mundo religioso? (No). Ni en lo más mínimo. Esta es la obra de Dios. Y, aun así, la especie humana corrupta quiere razonar con Dios y le da explicaciones todo el tiempo, ¿esto sirve de algo? Las personas incluso se apoderan de las palabras de la Biblia para interpretarlas como quieren; las sacan claramente de contexto y hasta desean aferrarse a ellas toda su vida a la espera de que Dios las cumpla. ¡Están soñando! Si una persona no busca la verdad en las palabras de Dios y siempre desea pedirle que haga esto y aquello, ¿esa persona todavía posee razón? ¿Qué es lo que intenta hacer? ¿Quiere rebelarse? ¿Quiere competir con Dios? Cuando el gran desastre descienda, todos se quedarán estupefactos, llorarán y gritarán, pero no servirá de nada. ¿No es así como sucederá? Sí.

Ahora estamos en el mejor periodo: es el momento en que Dios salva a las personas y las perfecciona. No esperes a que llegue el día en que hayas perdido este periodo para luego reflexionar: “¿Qué significa eso que dijo Dios? Habría sido mejor preguntar en su momento, ahora ya no puedo hacerlo, así que solo oraré. El Espíritu Santo obrará; es lo mismo”. ¿Será lo mismo? (No). Si lo fuera, la gente que ha creído en el Señor durante estos dos mil años no estaría como está. Tan solo mira las palabras escritas por los supuestos santos de la primera mitad del segundo milenio, ¡qué superficiales son, qué lamentables! Ahora hay un libro voluminoso de los himnos que cantan las personas de todas las religiones y confesiones, y dichos himnos solo hablan de la gracia de Dios y de ser bendecido, nada más que de esas dos cosas. ¿Es eso conocimiento de Dios? No. ¿Hay en ello algo de verdad? (No). Solo saben que Dios ama a las personas del mundo. Hay un dicho que circula mucho en el mundo ahí fuera, inmutable: “Dios es amor”. Esa es la única frase que conocen. Bueno, ¿cómo ama Dios a las personas? Ahora Él las abandona y las descarta, ¿sigue siendo amor? Para ellos, no; ya no. Y por eso lo condenan. Que el hombre no persiga la verdad ni pueda comprenderla es la cosa más lamentable. Hay una gran oportunidad en este momento. Dios se ha encarnado para expresar la verdad y salvar a la gente personalmente. Sería una pena muy grande que no persiguieras la verdad ni la ganaras. Si la has perseguido, y de manera vigorosa, pero al final no has logrado comprenderla, tendrás la conciencia tranquila; al menos no te habrás decepcionado a ti mismo. ¿Habéis comenzado ahora vuestra búsqueda? ¿Cumplir un deber cuenta como perseguir la verdad? Cuenta como cierto tipo de colaboración, pero en términos de lograr una búsqueda de la verdad, de contar como una búsqueda de la verdad, aún no. Es una mera forma de comportamiento, un tipo de acción; es poseer una actitud de búsqueda de la verdad. Entonces, ¿cuál es la manera de que algo cuente como perseguir la verdad? Debes comenzar por comprender la verdad. Si no la comprendes y no te tomas nada en serio, si cumples tu deber de manera improvisada y haces lo que te da la gana sin buscar nunca la verdad ni prestar atención a los principios-verdad, ¿serás capaz de comprenderla? Si no comprendes la verdad, ¿cómo puedes perseguirla? ¿No es eso cierto? (Sí). ¿Qué tipo de personas son las que no persiguen la verdad? Son necias. Así pues, ¿cómo persigues la verdad? Debes comenzar por comprenderla. ¿Es arduo comprender la verdad? No. Comienza con los entornos a los que te expones y con el deber que llevas a cabo y practica y entrena conforme a los principios-verdad. Hacer esto demuestra que has comenzado a transitar la ruta de la búsqueda de la verdad. Primero, a partir de estos principios, comienza a buscar, a reflexionar y a orar, gana esclarecimiento poco a poco; ese esclarecimiento que ganas es la verdad que deberías entender. En primer lugar, busca la verdad desde el cumplimiento de tu deber y dedícate a actuar de acuerdo con los principios-verdad. Todas estas cosas son inseparables de la vida real: las personas, acontecimientos y cosas con los que te encuentras en la vida y los asuntos que entran dentro del ámbito de tu deber. Empieza con esas cuestiones y alcanza una comprensión de los principios-verdad; entonces, tendrás entrada en la vida.

23 de octubre de 2019

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