Punto 8: Quieren que los demás se sometan solo a ellos, no a la verdad ni a Dios (III) Parte 5
La obra de la expansión del evangelio implica varios proyectos que requieren que las personas estudien y aprendan diferentes habilidades y profesiones; sin embargo, algunas personas no entienden la intención de Dios y se desvían fácilmente. Se limitan a estudiar los conocimientos y las habilidades profesionales sin aceptar ni un ápice de la verdad. ¿Qué clase de personas son estas? (Personas con el carácter de un anticristo que se centran en los dones). Correcto. Este es el tipo de personas que estamos desenmascarando; este tipo de personas tienen el carácter de un anticristo y, en casos graves, son anticristos. Desean utilizar la oportunidad para aprender estas cosas y convertirse en las mejores entre todos los que conocen esa profesión o habilidad; convertirse en las más instruidas y competentes en ese ámbito para que los demás dependan de ellas para todo y las escuchen a ellas en lugar de practicar la verdad mientras asumen un lugar de liderazgo en dicho grupo. Ahí radica el problema. ¿Qué clase de personas son así? Aquellas que solo buscan estudiar y equiparse con todo tipo de conocimientos, aprendizajes y experiencia, que confían en su calibre, en sus talentos y dones para todo lo que hacen. Tarde o temprano, todos transitarán esa senda; es inevitable. Esta es la senda de Pablo. Independientemente del ámbito o campo en el que estés, tener un poco más de conocimiento, experiencia o enseñanzas aprendidas que los demás no es suficiente para demostrar que comprendes la verdad o que has entrado en la realidad-verdad, y definitivamente no significa que hayas obtenido la verdad. Entonces, ¿qué bastaría para demostrarlo? Que ganaras un mejor entendimiento de los principios para llevar a cabo este tipo de deber, así como los estándares que exige la casa de Dios para hacerlo, mientras estudias estas habilidades profesionales. Hay algunas personas que cuanto más intentas que adquieran conocimiento profesional, más se resisten y piensan que es imposible cumplir su deber. Incluso dicen: “Creer en Dios debería tratar sobre desvincularse del mundo de los no creyentes, entonces, ¿por qué debemos aprender sus habilidades y conocimientos?”. No quieren aprender. Eso es pereza. No tienen una actitud responsable hacia su trabajo, carecen de lealtad y no están dispuestas a hacer ningún esfuerzo en pos de dicho asunto. La finalidad de adquirir conocimiento y habilidades profesionales es cumplir con tu deber adecuadamente. Hay una gran cantidad de conocimiento y sentido común que es necesario que adquieras y con los que aún te falta encontrarte. Esto es lo que Dios exige y encarga al hombre. Por lo tanto, aprender esas cosas no será en vano, sino en aras de cumplir tu deber adecuadamente. Algunas personas piensan que tras aprender dichas habilidades podrán lograr establecerse en la casa de Dios. ¿No es problemática esta forma de pensar? Esta perspectiva es incorrecta. ¿Hay alguien capaz de transitar esta senda? Cuanto mayor es el poder, más grande es el alcance del trabajo, mayor es la responsabilidad que se le da a este tipo de persona y mayor el peligro que corre. ¿A qué se debe ese peligro? Por supuesto, a que tiene actitudes corruptas y el carácter de un anticristo. Al actuar, se concentra solo en cómo hacer la tarea y la hace por inercia, no busca los principios. En el proceso de llevar a cabo su deber, no logra entender las intenciones de Dios ni logra una mejor comprensión o captación de los principios-verdad. No busca los principios ni examina o analiza la corrupción que revela, los puntos de vista incorrectos que surgen en ella o los estados erróneos en los que cae mientras cumple su deber. Solo se concentra en las prácticas externas y le presta atención solamente a dominar los varios tipos de conocimiento que su deber requiere y a equiparse con ellos. Cree que, independientemente de la línea de trabajo en la que esté, el conocimiento lo lidera todo; que se volverá fuerte y podrá ganarse un lugar en un grupo si posee conocimiento y que, sin importar en qué grupo se encuentre, aquellos con un alto nivel de conocimiento y títulos académicos avanzados tienen un estatus elevado. En un hospital, por ejemplo, el director es generalmente el mejor en todos los aspectos de la profesión y posee las habilidades técnicas más fuertes, y tales personas creen que también funciona de esa manera en la casa de Dios. ¿Es correcta esta manera de entender las cosas? No. Esto contradice el dicho “La verdad reina en la casa de Dios”. Tales personas creen que el conocimiento reina en la casa de Dios, que quienquiera que tenga conocimiento y experiencia, quienquiera que tenga la antigüedad y el capital suficientes se ganará un lugar en la casa de Dios y todos deben hacerle caso. ¿No es erróneo este punto de vista? Algunas personas, inconscientemente, puede que piensen y actúen de esta manera; eso es lo que persiguen y quizás un día terminen chocándose contra una pared. ¿Por qué se chocarían contra una pared? ¿Acaso una persona que no ama ni persigue la verdad, que la ignora por completo, puede comprenderse a sí misma? (No). Y mientras no se comprende a sí misma, se equipa con una gran cantidad de conocimiento, paga algunos precios por la casa de Dios y hace algunas contribuciones. ¿En qué ha convertido todo eso? Lo ha convertido en capital. ¿Y qué significa este capital para ella? Es un registro de su práctica de la verdad, pruebas de su entrada en la realidad-verdad y de su comprensión de la verdad. En eso han convertido estas cosas. En el corazón de cada persona, comprender la verdad y entrar en la realidad-verdad se considera una cosa buena y positiva. Claro que esto también es cierto a ojos de esta clase de persona; es desafortunado, sin embargo, que haya confundido el conocimiento con la verdad. Aun así, se siente bien con este error de todos modos. Esta es una señal de peligro. ¿Qué clase de persona actuaría así? La gente que no tiene entendimiento espiritual actuaría de esa manera y se embarcaría sin querer en la senda incorrecta. Y una vez que está en ella, no podrás traerla de vuelta. Si le hablas sobre la verdad, le señalas sus estados y la dejas en evidencia, no lo entenderá, no será capaz de relacionarlo con ella misma. Esta es una grave carencia de entendimiento espiritual. Una persona así considera que su conocimiento, experiencia y enseñanzas son la verdad, y una vez que los toma como la verdad, finalmente surgirá cierta situación. Esto es inevitable. Supón que Dios dice una cosa y este tipo de persona dice otra; sus perspectivas, seguramente, diferirán. Entonces, ¿qué perspectiva consideraría correcta este tipo de persona? Creerá que la correcta es la suya. Entonces, ¿será capaz de someterse a Dios? (No). ¿Qué hará? Se aferrará a su propia perspectiva y negará lo que Dios ha dicho. Al hacer esto, ¿no se está considerando a sí misma la personificación de la verdad? (Sí). Cree que, igual que un budista, finalmente ha alcanzado el éxito en el cultivo personal; mientras niega a Dios, hace que otros la traten como a Dios y piensa que se ha convertido en la personificación de la verdad. ¡Qué absurdo! Pongamos, por ejemplo, que alguien es particularmente competente en cierta área de conocimiento o línea de trabajo. Como soy un lego en esta área, le hago preguntas relacionadas con ese ámbito, pero cuando lo hago, comienza a presumir. ¿Qué clase de persona es? Decidme, ¿está mal que le haga preguntas? (No). Entonces, ¿por qué se las hago? Porque algunos asuntos están relacionados con el trabajo y las profesiones y, dado que no los comprendo, debo preguntar a alguien. Además, sé que esa persona tiene experiencia y entiende de estos asuntos. Es totalmente apropiado que le haga preguntas. ¿Son correctos Mi intención y Mi enfoque? (Sí). No debería haber nada malo en esto, ¿verdad? Entonces, ¿cuál es la manera correcta en que esa persona debería tratar este asunto? Debería decirme todo lo que entiende. Y luego, ¿qué debería pensar al respecto? ¿Cuál es la forma correcta de pensar en ello? ¿Cuál es la forma equivocada? ¿Cómo pensaría una persona normal, racional? ¿Qué pensaría alguien con el carácter de un anticristo? Algunas personas, tras oír que Yo no comprendo, dicen: “Ah, ¡no lo entiendes! ¡No sabes lo difícil que fue para nosotros hacerlo! ¡No sabes de esto y no lo comprendes!”. A medida que hablan, comienzan a presumir. ¿Qué significa que presuman? Que hay un problema. Estas personas son, normalmente, muy refinadas y devotas; ¿por qué de repente comienzan a presumir? (Se consideran a sí mismas la verdad porque comprenden algunos conocimientos y tienen algo de experiencia). Así es. Antes, cuando alguien les hacía una pregunta, no pensaban que fuera nada del otro mundo. Sin embargo, cuando Yo les pregunto, piensan: “¿Tú no eres la verdad? ¿No se supone que lo entiendes todo? ¿Cómo puedes no entender tal asunto? Si tú no entiendes esto, entonces estoy por encima de ti”. Quieren presumir un poco. ¿No es eso lo que piensan? (Sí). No se sienten honradas; por el contrario, emerge de ellas una especie de carácter satánico. De repente, sienten que, después de todo, ¡son muy poderosas entre la tierra y el cielo! ¿No es esa una percepción equivocada? ¿No son unas zopencas? (Sí). Yo también lo creo. Solo un zopenco pensaría así. ¿No entienden solo un poco sobre este ámbito? Hay muchas cosas que la gente no sabe; deberían tener un poco de conciencia de sí mismas. Hay quienes saben de telas y pueden reconocer el tipo de material con solo tocarlo. Si las elogias diciendo: “Parece que sabes de telas”, responderán: “Así es. Vosotros no podríais saberlo porque no habéis aprendido sobre ello. Yo he aprendido y soy mucho más experto en el tema que vosotros. No te estoy menospreciando, solo que de verdad necesitas estudiar más”. ¿No es bastante repulsivo? Luego hay personas que cocinan un poco y comienzan a presumir sobre cuántos platos pueden elaborar y cuántas comidas pueden cocinar. Algunas personas han trabajado como médicos descalzos en el campo durante un tiempo. Cuando su hermano o hermana cae apenas enfermo y les piden que le den un masaje o que le hagan acupuntura o terapia con ventosas y les preguntan si eso puede curarlo, responden: “¿Acaso crees que esto se puede tratar así de fácil? Vosotros no lo comprendéis. Quienes estamos en la profesión médica sabemos que el cuerpo humano es complejo. Hay misterios en la forma en que dios creó al hombre. Así que utilizar la acupuntura o la terapia con ventosas depende de las circunstancias”. En realidad, estas personas también saben muy poco. Son incapaces de explicar claramente ningún problema de salud ni tratar muchas enfermedades. Sin embargo, para poder guardar las apariencias, se dan aires, fingen y actúan como expertas de todas formas. Las manifestaciones de estos diferentes tipos de personas demuestran que todos los humanos corruptos tienen el carácter de Satanás y el carácter de un anticristo. Aun así, hay casos incluso más graves en los que la gente se disfraza y finge hasta el mismísimo final. Independientemente de si otros los elogian, albergan un pensamiento oscuro en lo profundo de su ser. ¿Qué pensamiento?: “Jamás dejaré que nadie conozca mi verdadera identidad y mis verdaderas habilidades”. Por ejemplo, si se trata de un simple médico descalzo, siempre tratará de hacer que los demás piensen que es un médico famoso y no querrá que nadie se entere nunca de que es un médico descalzo o de si puede o no realmente tratar enfermedades. Teme que otras personas conozcan la verdadera naturaleza de su situación. ¿Y hasta qué punto se esconde? Hasta el punto en que todos los que tienen contacto con él piensan que nunca comete errores y que está libre de defectos; que es competente en todo lo que ha aprendido y que puede hacer cualquier cosa que los demás necesiten. Si otros le preguntan si sabe o no cocinar, dice que sabe. Cuando se les vuelve a preguntar si puede preparar un banquete Manchu-Han, responde que sí, aunque por dentro piense: “No puedo hacerlo”. Sin embargo, cuando le piden que lo haga, se inventa una excusa para rehusar. ¿No es esto un engaño? Finge saberlo todo, poder hacer todo, ser capaz de cualquier cosa. ¿No es un zopenco? No obstante, independientemente de si es un zopenco o tiene un poco de calibre, algunas capacidades o dones, ¿qué es lo que tienen en común los anticristos? Su deseo de fingir comprenderlo todo, de fingir que son la verdad. Aunque no afirman directamente ser la verdad, quieren fingir que son la realidad de todas las cosas positivas, que pueden hacer de todo. ¿No está implícito, entonces, que son la personificación de la verdad? Creen que son la personificación de la verdad, que todo lo que dicen es correcto y es la verdad.
A algunas personas, lo Alto les asigna una tarea especial. Tras enterarse de ello, se dicen a sí mismas: “Lo alto me encargó esta tarea, por lo tanto, mi poder ha aumentado. Ahora tendré la oportunidad de demostrar mis talentos y mi poder. Haré que los de abajo vean lo formidable que soy”. Al interactuar con los hermanos y hermanas, los mangonean. Dicen: “¡Ve y haz esto!”. Cuando les preguntan cómo hacerlo, responden: “¿Vas a hacerlo o no? Si no, ¡me encargaré de ti! Esta es una orden de lo alto, ¿te puedes permitir el lujo de ofenderlo retrasándola? Cuando haya que rendirle cuentas, ¿quién puede permitirse asumir esta responsabilidad?”. Los hermanos y hermanas contestan: “Solo deseamos entenderlo y buscar principios para realizarlo, en vez de hacerlo de cualquier modo y aplicar un enfoque aleatorio que nos parezca adecuado. Todo debe hacerse de acuerdo con los principios. Independientemente del asunto, de lo urgente o importante que pueda ser, de quién lo encargue; ceñirse a los principios es una verdad inmutable. Este es nuestro deber y debemos ser responsables. Lo que Dios nos exige es que busquemos los principios. Buscamos y pedimos clarificación con una actitud responsable; eso no tiene nada de malo. Debes aclararnos este asunto”. Aun así, estas personas replican: “¿Qué hay que decir sobre este asunto? ¿Puede estar mal lo que dijo lo alto? ¡Daos prisa y hacedlo!”. A lo que los hermanos y hermanas contestan: “Dado que lo ha pedido lo Alto, desde luego que lo haremos a toda prisa. No obstante, ¿puedes decirnos claramente cómo se debe hacer? ¿Hay reglas o instrucciones específicas?”. Y les responden: “Hacedlo como os parezca adecuado. Las instrucciones de lo alto no fueron tan detalladas. ¡Resolvedlo por vuestra cuenta!”. ¿Qué clase de persona es esta? Olvidémonos por el momento de su motivación o de la raíz de sus acciones y, en cambio, examinemos primero su carácter. ¿Es buena esa estrategia? (No). ¿Cómo puede haber sugerido una estrategia como esa? ¿Es una estrategia normal? (No). No es normal. ¿Se trata de un problema con su estado mental o con su carácter? (Con su carácter). Correcto, su carácter es problemático. Hay una expresión llamada “aguardar el momento”; significa que, en el pasado, a esas personas nunca se les presentó la ocasión propicia para desarrollar su poder, mas ahora que se ha presentado esa oportunidad, la toman y la usan como pretexto para actuar. ¿Qué tipo de carácter es este? Independientemente del deber que recibas de parte de lo Alto, los principios de tus acciones no pueden cambiar. Cuando lo Alto te encarga un trabajo o una tarea, es simplemente una comisión que se te ha encargado. También es tu deber llevarla a cabo. Sin embargo, tras recibir una comisión de lo Alto y aceptar el trabajo, ¿puedes afirmar ser un embajador plenipotenciario y un experto en la verdad? ¿Acaso ahora tienes la autoridad para dar órdenes a otros y hacer lo que deseas? ¿Tienes permitido simplemente seguir tus propias inclinaciones, hacer lo que se te antoje de acuerdo con tus propias preferencias y a tu manera? ¿Hay alguna diferencia entre que lo Alto te encargue algo de manera directa y hacer tu deber habitual como lo harías normalmente? No hay ninguna diferencia, ambos son tu deber. Y dado que ambos lo son, ¿han cambiado los principios para hacer las cosas? No. Por lo tanto, sin importar de dónde recibas tu deber, la esencia y la naturaleza de este son las mismas. ¿Qué quiero decir con esto? Que debes actuar de acuerdo con los principios independientemente del deber que estés llevando a cabo. Solo porque lo Alto te haya encargado de manera directa que hagas algo, no quiere decir que puedas hacerlo de la manera que se te antoje ni que cualquier cosa que hagas sea correcta y esté justificada. Aunque tengas algunas capacidades, ¿puedes desviarte de la senda de la búsqueda de los principios-verdad? Aún eres un ser humano corrupto. No te has convertido en dios; no perteneces a un grupo especial. Sigues siendo tú, y siempre serás humano. En la Biblia hay muchas personas a las que Dios llamó personalmente: Moisés, Noé, Abraham, Job y muchos otros. También hay muchas personas que han hablado con Dios; sin embargo, ninguna de esas personas se creía una figura especial o un miembro de un grupo especial. Algunas de esas personas vieron personalmente a Dios aparecer en una llama de fuego, otras oyeron la voz de Dios con sus propios oídos, algunas escucharon a mensajeros transmitir las palabras de Dios, mientras que otras recibieron Sus pruebas en persona. ¿Había alguna entre ellas a la que Dios considerara diferente de los humanos comunes? (No). No. Dios no lo ve de esa manera. Sin embargo, si tú lo entiendes así y siempre te ves a ti mismo como una figura especial, ¿qué tipo de carácter tienes? (El carácter de un anticristo). Efectivamente es el carácter de un anticristo, ¡y eso es aterrador! Aunque Dios pusiera Sus manos sobre tu cabeza y te diera el poder de realizar milagros con el respaldo del poder divino o de cumplir ciertas tareas, seguirías siendo humano; no podrías convertirte en la personificación de la verdad. ¿Qué significa esto? Que jamás tendrás derecho a usar el nombre de Dios para ir en contra de la verdad y actuar como se te antoje, ese es el comportamiento del arcángel. A veces, Dios emplea métodos o canales singulares para encargarles a ciertas personas que hagan cosas especiales, que realicen un trabajo especial o que comuniquen acontecimientos o tareas especiales. Esto se debe a que Dios cree que esas personas son capaces de ocuparse de ese trabajo, que pueden completar la obra que Dios les encargó, que son merecedoras de la confianza de Dios. Y nada más. Aunque Dios Mismo se lo haya encargado, aunque hayan oído las declaraciones de Su boca o hablado con Él, no se convertirán en nada diferente a una persona común ni se las ascenderá de seres creados corrientes a seres únicos o seres creados superiores. Eso nunca sucederá. Por lo tanto, en medio de la especie humana, en la casa de Dios, sin importar cómo de especiales son ciertas cosas, como los talentos de uno, su identidad, estatus, experiencia o lecciones, no puede transformarse en la personificación de la verdad. Si alguien tiene la indecencia de fingir serlo, entonces esa persona es, sin duda, un anticristo. Aunque algunas personas revelan tal carácter de manera ocasional, todavía pueden aceptar la verdad y arrepentirse. Tales personas tienen el carácter de un anticristo y transitan la senda de un anticristo, pero aún hay esperanzas de que sean salvadas. Sin embargo, si alguien finge constantemente ser la personificación de la verdad, sigue creyendo que está en lo correcto y se niega a arrepentirse, entonces es un verdadero anticristo. Los anticristos no aceptan ni un ápice de la verdad. Incluso si se los pone en evidencia y se los descarta, siguen sin poder conocerse a sí mismos y sin poder arrepentirse sinceramente. Algunos líderes y obreros solo tienen el carácter de un anticristo. Los principios que siguen al actuar y las sendas que escogen son los mismos que los de un anticristo. Ellos también carecen de racionalidad y no comprenden la verdad, no son conscientes de la naturaleza y las consecuencias de sus acciones y actúan de manera imprudente. Sin embargo, lo que los diferencia es que algunos de ellos aún pueden aceptar algo de lo que Yo digo. Mis palabras aún pueden incentivarlos y servirles de advertencia. Aunque tienen el carácter de un anticristo, aún pueden aceptar algo de la verdad, aceptar cierta poda; pueden mostrarse realmente contritos y arrepentirse hasta cierto punto. Esto los diferencia de los anticristos. Son personas que solo tienen el carácter de un anticristo. Hay algo en común entre tener la esencia-naturaleza de un anticristo y tener el carácter de un anticristo. Son básicamente lo mismo; el rasgo en común entre un anticristo y alguien con el carácter de uno es que ambos tienen el carácter de un anticristo. Sin embargo, algunas de estas personas pueden aceptar la verdad y mostrar arrepentimiento genuino. Dicha persona no es un anticristo, sino más bien alguien con el carácter de un anticristo. Esa es la diferencia entre un anticristo y aquellos con el carácter de un anticristo. Cualquiera que no pueda aceptar ni una pizca de la verdad y carezca de verdadero arrepentimiento es un anticristo genuino. Cualquiera que pueda aceptar la verdad y se arrepienta sinceramente es alguien con el carácter de un anticristo y puede ser salvado. Debes poder discernir claramente entre estas dos clases de persona y no emitir juicios a ciegas. ¿A qué clase perteneces tú? Puede que algunas personas digan: “¿Por qué siento que soy igual que un anticristo? No parece haber ninguna diferencia”. Este sentimiento es acertado; la diferencia no es obvia. Si puedes aceptar la verdad y mostrar arrepentimiento genuino, esa es la única diferencia, y es también una diferencia en términos de humanidad. Es decir, un anticristo es una persona malvada. Una persona con el carácter de un anticristo, por otro lado, no es una persona malvada, solo tiene un carácter corrupto. Esa es la única diferencia. No hay diferencia en su carácter corrupto; en ese sentido, son iguales, es algo que tienen en común. Los diversos estados de la humanidad corrupta que Dios expone con Sus palabras son completamente precisos y no se desvían de la realidad en lo más mínimo. Cuando el pueblo escogido de Dios lee las palabras de Dios, todos sus miembros se sienten de la misma manera, todos comparten el mismo entendimiento, y solo se diferencian en la profundidad de su experiencia. Todos reconocen su propia arrogancia y falta de razón. Todos son capaces de darse cuenta de que tienen demasiadas actitudes corruptas, de que la corrupción de Satanás sobre la especie humana está muy arraigada y de que no es fácil para Dios salvar al hombre. Aunque se ha dicho mucho, aún queda mucho por decir. Todos reconocen que la especie humana es mediocre y patética, ciega e ignorante. Todos son conscientes de que es Satanás quien la ha corrompido tan profundamente, de que la raíz de la corrupción y la perversidad humana radica en la corrupción de Satanás y en su control de la especie humana. Esta, tras ser corrompida por Satanás, se contaminó con su veneno y, por consiguiente, desarrolló el carácter de Satanás, perdió la racionalidad, la conciencia y la razón de los seres humanos normales. La gente ya no tenía la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. Si Dios no hubiese establecido leyes para la especie humana, la gente no sabría si está bien o mal golpear o matar a alguien, robar o ser promiscuo. Creerían que sus acciones están justificadas y que es así como se debe actuar. Sin embargo, después de que Dios promulgara leyes y mandamientos, la gente tomó consciencia de que estas cosas eran pecado y su racionalidad se volvió un poco más normal. Claro que este era solo el nivel más superficial de racionalidad, que se volvería más profundo de forma natural una vez que entendieran la verdad. Ahora, esa racionalidad se vuelve aún más normal si las personas son capaces de comprender mejor varias verdades, de conocerse a sí mismas, de encontrar el lugar que les corresponde y de medir con precisión el alcance de su propio calibre, de su percepción y de su capacidad de comprender la verdad; y si también son capaces de utilizar la verdad como criterio y de confiar en las palabras de Dios para descifrar cosas, como cuáles de las diversas actitudes que tienen los seres humanos corruptos hacia Él son positivas y cuáles no, cuáles son nociones y figuraciones y cuáles concuerdan con la verdad. Por lo tanto, solo la verdad puede darle una nueva vida a la gente. Sin embargo, si te equipas con conocimiento, haces hincapié en ciertas prácticas y siempre presumes, te exhibes y alardeas de esa pizca de conocimiento o aprendizaje incierto e insignificante y no persigues la verdad, ¿podrás obtener esta nueva vida? No, eso sería un delirio. No solo no la obtendrás, sino que perderás la oportunidad de salvación, ¡y eso es muy peligroso!
Todos vosotros habéis escuchado muchos sermones sobre la verdad y ahora más o menos tenéis cierto discernimiento sobre diversos tipos de personas. Aunque podéis discernir a las personas malvadas y a las personas malas, aún no podéis discernir a los falsos líderes y a los anticristos. Ahora, la casa de Dios está depurando de la iglesia poco a poco a todos aquellos que no aceptan la verdad en lo más mínimo, que siguen actuando de manera imprudente y perturban y trastornan la obra de la casa de Dios. Esto demuestra que la obra de Dios ha alcanzado esta etapa y que el pueblo escogido de Dios está comenzando a despertar. Al entrar en contacto con ciertas personas en el pasado, siempre sentía que emanaban una especie de “olor”. ¿Qué tipo de olor? Era como el de las bestias salvajes y los animales feroces cuyo pelaje se eriza y aúllan incluso antes de que uno se les acerque. Los seres humanos también presentan ciertos comportamientos similares a los de los animales. ¿De dónde vienen esos comportamientos? De las actitudes corruptas satánicas que la gente posee. ¿A qué me refiero con “olor”? A que no ves sinceridad al mirarlos a los ojos; en cambio, te encuentras con una mirada vacía y errante. Sienten que no pueden medirte y por eso sus ojos vagan cuando te miran. Tampoco puedes detectar sinceridad en las palabras que dicen, porque, en el fondo, carecen de ella. ¿Qué quiero decir cuando digo que no poseen sinceridad? Que sin importar con quién interactúen, hay una barrera de defensa en lo profundo de su ser. Puedes percibir esa barrera a partir de su mirada, su tono de voz y su manera de hablar. Ese es el tipo de olor que tienen, que le da a uno la sensación de que, aunque han oído muchos sermones, aún no comprenden la verdad ni se han embarcado en la senda de la salvación. No importa cómo les hables sobre la verdad o cómo pongas al descubierto el carácter corrupto de la especie humana; no importa con cuánta sinceridad los trates, los mantengas, los pastorees o los ayudes, no obtendrás una actitud sincera de su parte. Entonces, ¿qué hay en su interior? Cautela y duda, esas son las más comunes; además, también hay una especie de autoprotección y un deseo de que los tengan en alta estima. Por eso, sus palabras, su mirada, las expresiones de su rostro, todas revelan algo bastante forzado. Es decir, lo que percibes en sus ojos y expresiones es diferente de lo que, en el fondo, están pensando. En resumen, independientemente de si una persona es tímida o cautelosa o tiene dificultades en su interior, si no puedes ver su sinceridad, ¿no es algo problemático? (Sí). Efectivamente, lo es. Entonces, ¿cómo podemos darnos cuenta? A partir de su comportamiento o de su modo de hablar. No dice lo que piensa; más bien escoge palabras que cree que son apropiadas y habla contigo sobre cosas que ya ha considerado. Esta es una táctica de autodefensa de los no creyentes; cuando algo les sobreviene, primero se erizan como un erizo para protegerse. Su verdad, sus capacidades y talentos, los errores que han cometido, su perplejidad —incluso su engaño e hipocresía— están envueltos en sus espinas, fuera de la vista del mundo externo, ocultos incluso de Mí. Hacen un esfuerzo enorme para cubrirse y ocultarse y también para protegerse. ¿De dónde surgen estas cosas? La especie humana las contrajo después de ser corrompida por Satanás. Al principio, después de crear a Adán y Eva, Dios los llevó a vivir al jardín del Edén y les dijo qué frutas de qué árboles podían comer y cuáles no. Estaban desnudos ante Dios y no se avergonzaban. ¿Y qué pensaban de esto? Pensaban que así los había creado Dios, que tenían cualquier cosa que Él les diera y que no necesitaban esconderse de Él. Nunca pensaban en hacerlo. Por eso, sin importar cómo se presentaran ante Dios, siempre lo hacían con honestidad. Podías ver la sinceridad en sus ojos; no tenían defensas o muros de protección contra Dios en lo profundo de su corazón. No tenían la necesidad de protegerse ante Él porque sabían, en el fondo, que no representaba una amenaza; estaban completamente a salvo. Dios solo los protegía, los amaba y los estimaba. Dios jamás les haría daño. En el fondo, este era su pensamiento más básico y sólido. Sin embargo, ¿cuándo comenzó a cambiar esto? (Cuando comieron la fruta del árbol del conocimiento del bien y del mal). Comer del árbol del conocimiento del bien y del mal es, de hecho, un simbolismo. Significa que, a partir de que Satanás sedujera a Eva por primera vez, ambos fueron seducidos por él poco a poco y cometieron pecados, hicieron cosas malas y transitaron la senda equivocada; entonces, el veneno de Satanás entró en ellos. Poco después, antes de la llegada de Dios, se escondían de Él a menudo y no querían que los encontrase. ¿Por qué lo hacían? Se sentían distantes de Él. ¿Por qué se originó esa distancia? Porque había algo diferente dentro de ellos. Satanás les dio ciertos pensamientos y opiniones, les dio un tipo de vida, y eso hizo que dudaran y que se cuidaran de Dios. Entonces, de manera instantánea, comenzaron a preguntarse si Dios se reiría de ellos al verlos desnudos. ¿De dónde vino esa idea? (De Satanás). ¿Por qué no pensaban de la misma manera antes de que Satanás los sedujera? En ese momento, poseían la vida más primaria que Dios les había dado; no temían que Él se riera de ellos ni albergaban tales pensamientos. Sin embargo, tras ser seducidos por Satanás, todo comenzó a cambiar. Primero, pensaron: “No llevamos nada puesto. ¿No se reirá Dios de nosotros? ¿No significa que carecemos de vergüenza?”. Una serie de preguntas surgieron en su mente y, una vez que tuvieron esos pensamientos, no pudieron evitar esconderse de Dios. Sin duda pensaron para sí mismos: “¿Cuándo vendrá Dios? Si Él viene, ¿qué debo hacer? ¡Debo esconderme deprisa!”. Sintieron la necesidad de estar todo el tiempo escondiéndose. ¿Es este un carácter corrupto? (Sí). La seducción de Satanás está en la raíz de este carácter corrupto. Cuando se cuidaban y se escondían de Dios, ¿aún confiaban en Él en su corazón? ¿Aún dependían de Él? (No). Entonces, ¿qué quedó? (La cautela). Las únicas cosas que quedaron fueron la cautela y la desconfianza, como también la distancia, el miedo y la duda. Vinieron todas esas cosas. Ellos incluso pensaron: “¿Dios sería capaz de hacernos daño? Estamos desnudos y no tenemos nada con lo que defendernos. ¿Podría golpearnos Dios? ¿Podría matarnos?”. Nunca se les ocurrió pensar que Dios les había dado la vida y que con toda certeza no los mataría tan fácilmente. Todo se había vuelto borroso en su mente, estaban confundidos. La corrupción de la especie humana por parte de Satanás continúa hasta el presente; la actitud de los humanos hacia Dios se puede ver en los ojos de las personas y nunca ha cambiado. La sinceridad ya no está; la fe verdadera, la confianza y la dependencia han desaparecido. ¿Dónde radica la causa de esto? (En la corrupción de Satanás). Correcto, radica en la corrupción de Satanás. ¡Satanás ha perjudicado terriblemente a la especie humana! Aunque la gente puede pensar que el tiempo anterior a que Satanás corrompiera a la especie humana era bastante bueno, en realidad, cuando se compara con el tiempo que viene después de ser salvado, de entender la verdad y conocer a Dios, las cosas en aquel entonces no eran tan buenas como lo son después de la salvación. Si pudierais elegir, ¿cuál de estos escenarios escogeríais? (El tiempo después de ser salvado). De hecho, no corresponde a las personas elegir ninguno de los dos; los humanos no pueden elegir. Es un decreto de Dios, es el destino de la especie humana. Antes de que Satanás corrompiera a los primeros humanos, a pesar de que confiaban en Dios y dependían de Él, no comprendían la verdad y no sabían quién era Dios. Hoy en día, la gente al menos tiene un concepto de esto; saben que los humanos vienen de Dios, que son seres creados y que Él es su Creador. Saben que Dios tiene el control de todo. Sin embargo, las personas de aquel tiempo no comprendían estas cosas. Eran bastante simples, en el sentido de que no les preocupaba que Dios las viera o se riera de ellas, y recurrían a Él para todo. Sus creencias eran así de sencillas. Sin embargo, ¿sabían quién era Dios? No. Por lo tanto, todo el trabajo que Dios ha hecho tiene un profundo valor y un gran significado para la especie humana. Es bueno en su totalidad. Cuando hablamos de la historia de la rebelión del humano contra Dios, ¿os sentís un poco tristes? La relación del humano con Dios, que en el pasado fue tan íntima, se ha vuelto muy distante. Dios protege y ama sinceramente a la especie humana; aun así, los humanos dudan de Él, se esconden y se distancian de Él y hasta lo sienten como un enemigo. Efectivamente, provoca mucha tristeza decir esto. No obstante, solo podemos dirigir nuestro odio hacia Satanás; él es quien ha corrompido tanto a la especie humana. A pesar de que Satanás la ha corrompido hasta tal punto, Dios tiene una manera de salvarla. Sin importar de qué manera perturbe Satanás, eso no afectará a la obra de Dios de salvación de la especie humana. Esa es la omnipotencia de Dios, Su autoridad.
Los anticristos fingen ser la personificación de la verdad en cuanto adquieren un poco de experiencia y conocimiento y aprenden algunas lecciones. En términos generales, hemos hablado suficiente sobre este tema. ¿Qué información habéis ganado de esto? ¿Qué verdades comprendéis? (Que no debemos valorar el conocimiento). Ese es un aspecto. ¿Hay otros? (Que el hombre nunca es la verdad y no debe fingir ser Dios). Fingir ser la verdad no es una cosa positiva en sí misma. La verdad no es algo que uno pueda fingir ser; es la esencia de Dios. Dios te provee de un poco de verdad, y ganar un poco de la verdad ya es suficientemente bueno. Así y todo, algunas personas quieren convertirse en la personificación de la verdad. Eso es imposible. Tales afirmaciones son completamente infundadas. Además, si la gente quiere ser salvada a través de su creencia en Dios, debe aprender a comportarse de una manera sensata y no buscar la perfección. Si bien puede que exista la palabra “perfección”, la idea de que los seres humanos creados sean perfectos es insostenible. La perfección solo se puede hallar en Dios. ¿Quién entre los seres humanos, que están llenos de corrupción, es perfecto? Todo lo que Dios crea carece de defectos. A eso llamamos “perfección”. Piensa en los peces en el mar, los pájaros en el cielo, las aves salvajes y las bestias que vagan por la tierra; todos ellos son perfectos. ¿Puedes encontrar alguno que no sea bueno? Y después está la cadena biológica que conforman todos los seres vivos. ¡Qué perfecta es! Los seres humanos corruptos solo pueden causar destrucción y eso la vuelve imperfecta, defectuosa y deficiente. ¡Qué egoístas y despreciables! Todo lo que Dios crea es bueno. Los árboles tienen hojas de todas las formas; hay animales grandes y pequeños de todo tipo de complexión, cada uno con una función propia. Dios es demasiado considerado con la especie humana; sin embargo, esta, al estar corrupta por Satanás, no ha sabido cuidar todas las cosas. En cambio, las ha arruinado y ha desperdiciado la intención meticulosa de Dios. Los seres humanos no han valorado todo esto, sino que lo han arruinado enérgicamente, y han malgastado y destruido hasta el extremo todos los recursos. ¿Y cuál es el resultado de esto? ¿Cuál es la consecuencia final? ¡Cosechan lo que siembran! El medioambiente está destruido, la cadena alimenticia se ha trastornado, el aire y el agua están contaminados. Ya no queda comida natural; ni siquiera hay agua limpia para beber. Por lo tanto, el concepto de “perfección” no existe entre los seres humanos corrompidos por Satanás. Cualquier persona que, bajo el pretexto de que persigue la verdad, afirme ser perfecta o estar buscando la perfección, está haciendo una afirmación que no tiene sentido; es una mentira engañosa y que desorienta. A pesar de ser unos humanos muy corruptos, ¡quieren fingir ser la personificación de la verdad! Han hecho muchas cosas malas y, aun así, ¡siguen creyendo que pueden fingir ser la personificación de la verdad! ¿Acaso eso no significa que su naturaleza satánica es inalterable? (Sí). No tienen ni un ápice de verdad y, sin embargo, quieren fingir que son la personificación de la verdad, ¡qué desvergonzados son estos sujetos satánicos!
20 de noviembre de 2019
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