170 La humanidad necesita las dos encarnaciones de Dios
Ⅰ
Si la obra de los últimos días no se hiciera mediante la encarnación,
no salvaría totalmente a los pecadores.
Dios sería el Espíritu intocable e invisible
si no se hiciese carne y viniese al mundo.
El Espíritu de Dios es incompatible con el hombre de carne,
el hombre y Dios son de distintos mundos y naturalezas.
No hay manera de que Dios y el hombre se relacionen,
y el hombre tampoco puede volverse espíritu.
Por lo tanto, el Espíritu de Dios debe convertirse en un ser creado
para hacer Su obra original.
Dios se hace carne por necesidad.
Si el Espíritu de Dios pudiera hacer Su obra directamente,
no se sometería a la indignidad que Él enfrenta al ser encarnado.
Ⅱ
Dios puede elevarse hasta lo más alto,
también se humilla volviéndose hombre para hacer Su obra.
El hombre no puede elevarse hasta lo más alto,
ni tampoco puede descender hasta lo más bajo.
El hombre no puede ser espíritu,
Dios debe hacerse carne para hacer Su obra.
En la primera encarnación, Dios hecho carne
podía redimir a la humanidad con Su crucifixión.
De ningún modo el Espíritu de Dios podía
ser crucificado por el pecado del hombre.
Dios se hace carne por necesidad.
Si el Espíritu de Dios pudiera hacer Su obra directamente,
no se sometería a la indignidad que Él enfrenta al ser encarnado.
Ⅲ
Al encarnarse, Dios serviría como ofrenda por el pecado del hombre.
Pero el hombre había caído y no podía ascender a los cielos,
no podía tomar la ofrenda por el pecado,
así que Dios tuvo que ir y volver entre el cielo y la tierra.
Y Jesús tuvo que venir entre los hombres
para hacer personalmente lo que el hombre no podía hacer.
Dios se hace carne por necesidad.
Si el Espíritu de Dios pudiera hacer Su obra directamente,
no se sometería a la indignidad que Él enfrenta al ser encarnado.
Dios se hace carne por necesidad.
No se sometería a la indignidad que Él enfrenta al ser encarnado.
Adaptado de La Palabra, Vol. 1. La aparición y obra de Dios. El misterio de la encarnación (4)