770 Dios espera que el hombre lo ame con todo su corazón, mente y fuerza
Ⅰ
La obra de Dios casi ha concluido en Su pueblo,
Su ira ocasionará desastres.
Pero Él no aparecerá.
Y todos sufrirán en la tierra del dragón rojo,
incluyendo a la iglesia en la tierra también.
Lo podrán ver y nadie podrá escapar.
Dios lo planeó así.
Frente a la calamidad, el hombre sólo piensa en eso.
Es difícil disfrutar de Dios.
Por eso, ama a Dios mientras puedas.
Dios espera que lo ames con tu corazón,
con tu mente y todas tus fuerzas, como amas tu propia vida.
Y así vivirás con el mayor sentido tu vida.
Ⅱ
Cuando esto suceda, Dios vencerá al dragón rojo;
el testimonio del pueblo de Dios llegará a su fin.
En el siguiente paso de la obra de Dios,
Él destruirá el país del gran dragón rojo.
Clava en una cruz invertida a los que estén en el mundo,
y luego destruirá a la humanidad.
Estos son los pasos de la obra de Dios.
Por eso, ama a Dios en este tiempo de paz.
Dios espera que lo ames con tu corazón,
con tu mente y todas tus fuerzas, como amas tu propia vida.
Y así vivirás con el mayor sentido tu vida.
Ⅲ
En el futuro, no podrás amar más a Dios,
pues el hombre sólo lo ama en la carne.
Cuando vivan en otro mundo,
nadie hablará sobre amar a Dios.
Este es el deber de una criatura.
¿Cómo debes amar a Dios todos los días?
¿Acaso esperarás a morir para amarlo?
Eso es una mera palabrería.
¿Por qué no buscas hoy amar a Dios?
Dios espera que lo ames con tu corazón,
con tu mente y todas tus fuerzas, como amas tu propia vida.
Y así vivirás con el mayor sentido tu vida.
Ⅳ
¿Dónde más encontrarás el sentido de la vida?
Qué ciego así serías.
Si estás dispuesto a amar a Dios, ¿qué deberías hacer?
Ama a Dios con valentía y sin reservas.
Mira si Él perfecciona a los que lo aman realmente
y así conocerás la voluntad de Dios.
Y es que Dios espera que lo ames con tu corazón,
con tu mente y todas tus fuerzas, como amas tu propia vida.
Y así vivirás con el mayor sentido, sentido tu vida.
Adaptado de La Palabra, Vol. 1. La aparición y obra de Dios. Interpretaciones de los misterios de “las palabras de Dios al universo entero”, Capítulo 42