Palabras diarias de Dios: La aparición y la obra de Dios | Fragmento 58
Que Mis misterios se revelen y manifiesten abiertamente y ya no se oculten, se debe por entero a Mi gracia y misericordia. Además, que Mi palabra aparezca entre los hombres, y ya no esté oculta, se debe también a Mi gracia y misericordia. Amo a todos los que se esfuerzan sinceramente y se dedican a Mí. Odio a todos los que nacen de Mí pero no me conocen y hasta Me oponen resistencia. No abandonaré a nadie que esté sinceramente por Mí, sino que doblaré las bendiciones de esa persona. Castigaré doblemente a los ingratos que transgreden Mi bondad y no los dejaré escapar fácilmente. En Mi reino no hay tortuosidad, engaño ni mundanidad, es decir, no hay hedor a muerte. En lugar de eso, todo es rectitud y justicia; todo es pureza y apertura, nada hay oculto o escondido. Todo es frescura, todo es gozo y todo es edificación. Quien siga hediendo a muerte no puede de ninguna manera permanecer en Mi reino, y en cambio será gobernado por Mi vara de hierro. Todos los interminables misterios, desde tiempos inmemoriales hasta el día de hoy, se os revelan plenamente a vosotros, el grupo de personas que son ganadas por Mí en los últimos días. ¿No os sentís bendecidos? Los días en que todo se revela abiertamente son, además, los días en que compartís Mi reinado.
El grupo de personas que de verdad reinan como reyes dependen de Mi predestinación y selección, y no existe absolutamente ninguna voluntad humana en ello. Cualquiera que se atreva a tomar parte en esto debe sufrir un golpe de Mi mano, y tales personas serán objeto de Mis furiosas llamas; esa es otra faceta de Mi justicia y majestad. He dicho que Yo gobierno todas las cosas, soy el Dios sabio que ejerce plena autoridad y no soy indulgente con nadie; soy completamente despiadado, estoy del todo desprovisto de sentimientos personales. Trato a cualquiera con Mi justicia, rectitud y majestad, al tiempo que permito que todos vean mejor la maravilla de Mis actos, así como lo que estos significan. Uno por uno, castigué a los espíritus malignos por los diversos actos que cometen, los arrojé uno a uno al pozo sin fondo. Esta obra la terminé antes de que empezaran los tiempos, dejándolos sin una posición, sin un lugar para hacer su obra. Ninguno de Mis escogidos, los predestinados y elegidos por mí, puede ser poseído por espíritus malignos y, en cambio, siempre serán santos. En cuanto a los que no he predestinado y seleccionado, los entregaré a Satanás y no les permitiré perdurar más tiempo. En todos los aspectos, Mis decretos administrativos implican Mi justicia y Mi majestad. No dejaré ir ni siquiera a uno solo de aquellos en los que obra Satanás, sino que los arrojaré junto con sus cuerpos al Hades, pues odio a Satanás. No lo perdonaré con facilidad, al contrario, lo destruiré completamente, sin darle la menor oportunidad de realizar su obra. Aquellos a quienes Satanás ha corrompido hasta cierto punto están bajo el sabio arreglo de Mi propia mano. No creáis que esto ha sucedido como resultado de la ferocidad de Satanás; ¡sabed que soy el Dios Todopoderoso que gobierna el universo y todas las cosas! Para Mí, no hay problemas que no se puedan resolver, y menos aún existe algo que no pueda cumplirse ni palabra alguna que no pueda declararse. Los humanos no deben actuar como Mis consejeros. Cuidado con ser golpeado por Mi mano y arrojado al Hades. ¡Esto te digo! Aquellos que ahora están cooperando proactivamente conmigo son los más inteligentes, y evitarán pérdidas y escaparán del dolor del juicio. Todos estos son Mis arreglos, predestinados por Mí. No hagas comentarios indiscretos y no hables pomposamente, pensando que eres magnífico. ¿Acaso no sucede todo esto a través de Mi predestinación? Vosotros, que pretendéis ser mis consejeros, ¡no conocéis la vergüenza! No conocéis vuestra propia estatura; ¡qué patético e insignificante es eso! Aun así, pensáis que no es para tanto, y no os conocéis a vosotros mismos. Una y otra vez hacéis oídos sordos a Mis palabras, hacéis que Mis minuciosos esfuerzos sean vanos y no os dais cuenta de que son manifestaciones de Mi gracia y misericordia. Más bien, tratáis de mostrar vuestra propia inteligencia una y otra vez. ¿Recordáis esto? ¿Qué castigo debe recibir la gente que se cree tan lista? Indiferentes y desleales a Mis palabras, sin grabarlas en vuestros corazones, me usáis como excusa para hacer esto o aquello. ¡Malhechores! ¿Cuándo seréis capaces de tener en cuenta plenamente a Mi corazón? No le tenéis consideración, así que llamaros “malhechores” no es maltrataros. ¡Os define perfectamente!
Hoy os estoy mostrando, una por una, las cosas que antes estuvieron ocultas. El gran dragón rojo es arrojado al abismo y destruido completamente, porque mantenerlo no serviría para nada. Eso significa que no puede servir a Cristo. De aquí en adelante, las cosas rojas ya no existirán; poco a poco, deben desaparecer por completo. Hago lo que digo; esta es la conclusión de Mi obra. Desechad las nociones humanas; todo lo que he dicho, lo he hecho. Quien intenta dárselas de listo solo atrae destrucción y desprecio sobre sí mismo, no quiere vivir. Por lo tanto, te satisfaré, y por supuesto no me quedaré con tales personas. De aquí en adelante, la excelencia de la población aumentará, mientras que todos los que no cooperen proactivamente conmigo serán arrastrados a la nada. Aquellos a los que he aprobado son los que perfeccionaré, y no desecharé ni a uno solo. No hay contradicciones en lo que digo. Los que no cooperen proactivamente conmigo sufrirán más castigos, aunque, en última instancia, seguramente los salvaré. Para entonces, sin embargo, el alcance de sus vidas será muy diferente. ¿Quieres ser una persona así? ¡Levántate y coopera conmigo! Desde luego, no trataré mal a nadie que se esfuerce sinceramente por Mí. En cuanto a los que se dedican en serio a Mí, les otorgaré todas Mis bendiciones. ¡Ofrécete a Mí por completo! Lo que comes, la ropa que te pones y tu futuro están en Mis manos; lo arreglaré todo de tal modo que puedas tener un gozo sin fin que jamás se te agotará. Esto se debe a que he dicho: “A aquellos que sinceramente se entregan por Mí, Yo te bendeciré con toda certeza en gran manera”. A todas las personas que se esfuercen sinceramente por Mí les llegarán todas las bendiciones.
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 70
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