Palabras diarias de Dios: El carácter de Dios, lo que Él tiene y es | Fragmento 235
Yo soy el único Dios mismo; y además, Yo soy la única y exclusiva persona de Dios. Incluso más, Yo, la totalidad de la carne, soy la manifestación completa de Dios. Cualquiera que se atreva a no venerarme, cualquiera que ose exhibir resistencia en sus ojos y se atreva a decir palabras desafiantes contra Mí, morirá ciertamente por Mis maldiciones y Mi ira (habrá maldiciones debido a Mi ira). Además, cualquiera que se atreva a no ser leal o filial hacia Mí, y cualquiera que ose intentar engañarme, morirá sin duda en Mi odio. Mi justicia, Mi majestad y Mi juicio perdurarán eternamente y para siempre. Primero, fui amoroso y misericordioso, pero este no es el carácter de Mi divinidad completa; la justicia, la majestad, y el juicio se limitan a comprender Mi carácter: Dios mismo completo. Durante la Era de la Gracia fui amoroso y misericordioso. Dada la obra que tenía que terminar, poseía compasión y misericordia, después, sin embargo, ya no hubo necesidad de tales cosas (y no ha habido ninguna desde entonces). Todo es justicia, majestad y juicio, y este es el carácter completo de Mi humanidad normal emparejado con Mi divinidad completa.
Quienes no me conozcan perecerán en el abismo sin fondo, mientras quienes tengan certeza sobre Mí vivirán eternamente, para ser cuidados y protegidos en Mi amor. En el momento que pronuncio una sola palabra, todo el universo y los confines de la tierra tiemblan. ¿Quién puede oír Mis palabras y no temblar de miedo? ¿Quién puede evitar desbordarse de reverencia por Mí? ¡Y quién puede no conocer Mi justicia y Mi majestad a partir de Mis hechos! ¡Y quién puede no ver Mi omnipotencia y sabiduría en Mis hechos! Cualquiera que no preste atención morirá sin duda. Esto es porque quienes no prestan atención son los que se oponen a Mí y no me conocen. Son el arcángel, y son los más despiadados. Examinaos; ¡quien sea despiadado, santurrón, engreído y arrogante es ciertamente objeto de Mi odio y su destino es perecer!
Yo pronuncio ahora los decretos administrativos de Mi reino: todas las cosas están dentro de Mi juicio, dentro de Mi justicia, dentro de Mi majestad, y practico Mi justicia para todos. Los que afirman creer en Mí pero, en el fondo, me contradicen, o aquellos cuyos corazones me han abandonado, serán echados a patadas, pero todo en Mi momento oportuno. Las personas que hablan sarcásticamente sobre Mí, pero de una forma que los demás no lo notan, morirán de inmediato (perecerán en espíritu, cuerpo y alma). Los que oprimen o tratan con frialdad a aquellos que Yo amo serán juzgados inmediatamente por Mi ira. Esto significa que la gente que es celosa de los que yo amo, y que piensen que Yo no soy justo, serán entregados para ser juzgados por aquellos a los que amo. Todos los que se comportan bien, son simples y honestos (incluidos aquellos que carecen de sabiduría) y que me tratan con una sinceridad inquebrantable, permanecerán en Mi reino. Quienes no hayan pasado por el entrenamiento, es decir, esas personas honestas que carecen de sabiduría y perspectiva, tendrán poder en Mi reino. Sin embargo, ellas también han pasado por el trato y el quebrantamiento. Que no se hayan sometido al entrenamiento no es algo absoluto. Más bien, le mostraré a todo el mundo Mi omnipotencia y Mi sabiduría por medio de estas cosas. Yo echaré a patadas a todos los que sigan dudando de Mí; no quiero a ninguno de ellos (detesto a quienes siguen dudando de Mí en un momento como este). Por medio de los hechos que realizo a lo largo y ancho del universo, le mostraré a las personas honestas la maravilla de Mis acciones, y con eso aumentaré su sabiduría, su conocimiento y su discernimiento, y provocaré también que las personas mentirosas sean destruidas en un instante debido a Mis hechos maravillosos. Todos los hijos primogénitos que debían aceptar primero Mi nombre (es decir, las personas santas, sin mancha y honestas) serán los primeros en lograr la entrada al reino y gobernar sobre todas las naciones y pueblos conmigo; reinarán como reyes en el reino y juzgarán a todas las naciones y pueblos (esto se refiere a todos los hijos primogénitos en el reino, y no a otros). Aquellos entre todas las naciones y pueblos que hayan sido juzgados y se hayan arrepentido entrarán en Mi reino y se convertirán en Mi pueblo, mientras que los testarudos e impenitentes serán echados en el abismo sin fondo (para perecer para siempre). El juicio en el reino será el último, y será Mi purificación total del mundo. Ya no habrá más injusticia ni pesar, ni lágrimas ni suspiros e, incluso más aún, ya no habrá mundo. Todo será una manifestación de Cristo, y todo será el reino de Cristo. ¡Qué gloria! ¡Qué gloria!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Declaraciones de Cristo en el principio, Capítulo 79
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