La fe en Dios debe empezar por comprender las tendencias malvadas del mundo (Parte 2)
¿Sabéis cuál es la mayor sabiduría? Según vuestra estatura actual, ¿sabéis en qué debéis enfocaros en vuestra fe y cuál es la mayor sabiduría en términos de cómo debéis buscar y practicar? Algunas personas no parecen ser muy hábiles en apariencia, y son silenciosas y reservadas todo el tiempo. No hablan mucho, pero en su corazón albergan una gran sabiduría que otros no tienen. La mayoría de la gente no puede verlo, e incluso cuando pueden, no lo consideran sabiduría. Les parece innecesaria y sin valor. ¿Se os ocurre cuál es su mayor sabiduría? (Tener un corazón siempre en calma ante Dios, siempre orar a Dios y acercarse siempre a Él). Habéis rozado un poco la respuesta correcta. ¿Cuál es el propósito de acercarse a Dios? (Buscar la voluntad de Dios). ¿Para qué sirve buscar Su voluntad? ¿Para ampararse en Él? (Sí). El objetivo es ampararse en Dios. Si te amparas en Dios para todo, Dios te esclarecerá, te conducirá y te guiará. No tendrás que tantear por dónde vas en la oscuridad, como un ciego, y podrás simplemente actuar de acuerdo con las palabras de Dios. ¿No es eso mucho más fácil? Ya no tendrás que andar dando tumbos, simplemente podrás hacer lo que Dios te indique. Esto es fácil y rápido, y no requiere que te agotes tomando sendas indirectas. Dios ha expresado Sus palabras muy claramente, así que no tienes que preocuparte por decidir cómo debes actuar. ¿Acaso no es esto sabiduría? ¿Lo entiendes ahora? Dejad que os diga: la mayor sabiduría es recurrir a Dios y ampararse en Él para todas las cosas. La gente común no reconoce esto. Todos piensan que asistiendo a más reuniones, escuchando más sermones, compartiendo más con los hermanos y hermanas, renunciando a más, sufriendo más y pagando un mayor precio se ganarán la aprobación y la salvación de Dios. Creen que practicar de esta manera es la mayor sabiduría, pero descuidan el asunto más importante: recurrir a Dios y ampararse en Él. Consideran que la insignificante astucia humana es sabiduría, e ignoran el efecto final que se supone deben lograr sus acciones. Eso es un error. Por mucha que sea la verdad que entienda una persona, por más deberes que haya cumplido, por más cosas que haya experimentado en su cumplimiento y sean cuales sean su estatura o su entorno, lo que no puede faltarle es que, en todo cuanto haga, debe recurrir a Dios y ampararse en Él. Esta es la mayor sabiduría. ¿Por qué lo digo? Aunque uno haya llegado a comprender algunas verdades, ¿servirá eso de algo si no se ampara en Dios? Algunas personas han creído en Dios durante muchos años, y han experimentado diversas pruebas, tienen alguna experiencia práctica, entienden alguna verdad, y tienen cierto conocimiento práctico de la verdad, pero no saben ampararse en Dios, no entienden cómo hacerlo ni cómo recurrir a Él. ¿Son poseedoras de sabiduría esas personas? Son las más necias, las que se creen más listas; no temen a Dios ni se apartan del mal. Algunas personas dicen: “Entiendo muchas verdades y poseo las realidades verdad. Está bien sólo hacer las cosas de una manera con principios. Soy leal a Dios, y sé cómo acercarme a Él. ¿No es suficiente con que practique la verdad cuando me sucedan las cosas? No hay necesidad de orar a Dios ni de recurrir a Él”. Practicar la verdad es correcto, pero hay muchas veces y muchas situaciones en las que las personas no saben qué es la verdad ni qué principios verdad se abordan. Todas aquellas con experiencia práctica saben esto. Por ejemplo, cuando te encuentres con algún problema, tal vez no sepas qué verdad se aborda con este tema, o de qué manera hay que practicar o aplicar la verdad relevante a él. ¿Qué debes hacer en momentos como estos? No importa cuánta experiencia práctica tengas, no puedes entender los principios verdad en todas las situaciones. No importa cuánto tiempo hayas creído en Dios, cuántas cosas hayas experimentado, y cuánta poda, trato, o disciplina hayas experimentado, aunque entiendas la verdad, ¿te atreves a decir que eres la verdad? ¿Te atreves a decir que eres el origen de la verdad? Algunas personas dicen: “Me sé de memoria todas esas declaraciones y pasajes bien conocidos en el libro ‘La Palabra manifestada en carne’. No necesito ampararme en Dios ni recurrir a Él. Cuando llegue el momento, me irá bien si me amparo en esas palabras de Dios”. Las palabras que has memorizado son estáticas; sin embargo, los ambientes que encuentras y tus estados son dinámicos. Puedes soltar de carrerilla palabras y doctrinas, pero no puedes hacer nada con ellas cuando te ocurre algo, lo que demuestra que no entiendes la verdad. No importa lo bueno que seas recitando palabras y doctrinas, eso no significa que entiendas la verdad, mucho menos que seas capaz de practicarla. Así pues, aquí hay una lección muy importante para aprender. ¿Y cuál es la lección? Es que las personas necesitan recurrir a Dios para todo y que, al hacerlo, pueden lograr una dependencia de Dios. Solo si se amparan en Dios tendrán una senda que seguir y la obra del Espíritu Santo. De otra manera, puedes hacer algo correctamente sin violar la verdad, pero si no te amparas en Dios, entonces tus actos no son más que las buenas acciones del hombre y no pueden satisfacer a Dios. Debido a que las personas tienen una manera tan superficial de entender la verdad es probable que sigan reglas y obstinadamente se aferren a palabras y doctrinas usando esa misma verdad al enfrentar varias situaciones. Es posible que completen muchos asuntos que estén en conformidad con los principios verdad en general, pero la guía de Dios no se puede ver en esto y tampoco la obra del Espíritu Santo. Aquí hay un serio problema, que es que las personas hacen muchas cosas en dependencia de su experiencia y las reglas que han entendido y en ciertas imaginaciones humanas. Es difícil conseguir una verdadera oración a Dios y recurrir de verdad a Él y ampararse en Él en todo lo que hacen. Incluso si uno entiende la voluntad de Dios, es difícil lograr el efecto de actuar como si fuera guiado por Dios, y de acuerdo con los principios verdad. Por esta razón digo que la mayor sabiduría es recurrir a Dios y ampararse en Él para todo.
¿Cómo puede practicar la gente el recurrir a Dios y ampararse en Él en todas las cosas? Algunas personas dicen: “Soy joven, mi estatura es pequeña y llevo poco tiempo creyendo en Dios. No sé cómo practicar el recurrir a Dios y ampararse en Él cuando algo sucede”. ¿Supone esto un problema? Existen muchas dificultades para creer en Dios, y hay que pasar por muchas tribulaciones, pruebas y pesares. Todas estas cosas requieren recurrir a Dios y ampararse en Él para superar los tiempos difíciles. Si no puedes practicar el recurrir a Dios y ampararte en Él, no podrás superar las dificultades ni podrás seguir a Dios. Recurrir a Dios y ampararse en Él no es una doctrina vacía, ni un mantra para creer en Dios. Es más bien una verdad clave, una verdad que debes poseer para creer y seguir a Dios. Algunas personas dicen: “Recurrir a Dios y ampararse en Él solo procede cuando ocurre un acontecimiento importante. Por ejemplo, solo es necesario recurrir a Dios y ampararse en Él cuando te enfrentas a tribulaciones, pruebas, detenciones y persecuciones, o cuando te encuentras con dificultades en tus deberes, o cuando eres podado y tratado. No hay necesidad de recurrir a Dios y ampararse en Él para los asuntos triviales de la vida personal, porque a Dios no le importan”. ¿Es correcta esta afirmación? Desde luego que no. Aquí existe una desviación. Es necesario recurrir a Dios en los asuntos importantes, pero ¿puedes gestionar las cosas triviales y los pequeños asuntos de la vida sin principios? En asuntos como vestirse y comer, ¿se puede actuar sin principios? Por supuesto que no. ¿Y en las relaciones con las personas y los asuntos? Desde luego que no. Incluso en la vida cotidiana y en los asuntos triviales, al menos debes tener principios para poder vivir una semejanza humana. Los problemas que implican principios son problemas que implican la verdad. ¿Puede la gente resolverlos por sí misma? Por supuesto que no. Por lo tanto, hay que recurrir a Dios y ampararse en Él. Solo se pueden resolver estos problemas triviales si obtienes el esclarecimiento de Dios y comprendes la verdad. Si no se recurre a Dios y se ampara en Él, ¿creéis que estos problemas relacionados con los principios se pueden resolver? Desde luego, no es fácil. Se puede decir que, en todas las cosas que la gente no puede ver con claridad y que requieren que se busque la verdad, deben recurrir a Dios y ampararse en Él. No importa lo grande o pequeño que sea, cualquier problema que deba resolverse con la verdad requiere hacer esto. Esto es una necesidad. Aunque la gente entienda la verdad y pueda resolver los problemas por sí misma, esta comprensión y soluciones son limitadas y superficiales. Si la gente no recurre a Dios y se ampara en Él, su entrada nunca podrá ser muy profunda. Por ejemplo, si hoy estás enfermo y eso afecta el desempeño de tu deber, necesitas orar sobre este asunto y decir: “Dios, hoy no me siento bien, no puedo comer y eso está afectando el desempeño de mi deber. Tengo que autoexaminarme. ¿Cuál es la verdadera razón por la que estoy enfermo? ¿Me está disciplinando Dios por no ser fiel a mi deber? Dios, te pido que me esclarezcas y me guíes”. Debes lanzar ese clamor. Eso es recurrir a Dios. Sin embargo, cuando recurres a Dios, no puedes simplemente seguir las formalidades y acatar las reglas. Si no buscas la verdad para resolver los problemas, retrasarás las cosas. Después de orar y recurrir a Dios, debes seguir viviendo tu vida como corresponde, sin demorar el deber que te corresponde cumplir. Si estás enfermo, debes ir al médico, y eso es lo apropiado. Al mismo tiempo, debes orar, reflexionar sobre ti mismo y buscar la verdad para resolver el problema. Solo esa práctica es completamente apropiada. Respecto a ciertas cosas, si la gente sabe cómo hacerlas correctamente, entonces ha de hacerlas. Así es como la gente debe cooperar. Sin embargo, si el efecto y la meta deseados pueden ser alcanzados completamente en estos asuntos, eso depende de recurrir a Dios y ampararse en Él. Respecto a los problemas que las personas no pueden ver claramente y no pueden manejar bien por su cuenta, deben recurrir más a Dios y buscar más la verdad para resolverlos. Las personas con una humanidad normal deben poseer la capacidad de hacer esto. Hay muchas lecciones que aprender al recurrir a Dios. En el proceso de recurrir a Él, puedes recibir el esclarecimiento del Espíritu Santo, y tendrás un camino, o si la palabra de Dios viene a ti, sabrás cómo cooperar, o tal vez Dios dispondrá algunas situaciones para que aprendas lecciones en las que residen buenas intenciones de Dios. En el proceso de recurrir a Dios, verás la guía y el liderazgo de Dios, que te ayudarán a aprender muchas lecciones y a obtener una mejor comprensión de Él. Este es el efecto que se consigue al recurrir a Dios. Por lo tanto, hacerlo es una lección que los que siguen a Dios deben aprender a menudo, y es algo que nunca terminarán de experimentar en toda su vida. Hay muchas personas que tienen muy poca experiencia y no pueden ver las acciones de Dios, por lo que piensan: “Hay muchas cosas pequeñas que puedo hacer yo mismo y en las que no necesito recurrir a Dios”. Esto es un error. Algunas cosas pequeñas conducen a otras grandes, y la voluntad de Dios se esconde en algunas cosas pequeñas. Muchas personas ignoran las cosas pequeñas, y en consecuencia, se encuentran con grandes contratiempos debido a asuntos pequeños. Aquellos que verdaderamente tienen un corazón temeroso de Dios, tanto en los asuntos grandes como en los pequeños, recurrirán a Dios, le orarán, le confiarán todo a Él, y luego verán cómo Él los conduce y guía. Una vez que tengas esa experiencia, serás capaz de recurrir a Dios en todas las cosas, y cuanto más experimentes esto, más sentirás que hacerlo es muy práctico. Cuando recurres a Dios en un asunto, es posible que Dios no te otorgue un sentimiento, un significado claro, o mucho menos, instrucciones claras, pero Él te hará entender una idea con relevancia precisa en el asunto, y se trata de Dios guiándote con un método diferente y dándote un camino. Si puedes sentir y entender esto, te beneficiarás. Puede que no entiendas nada en el momento, pero debes seguir orando y recurriendo a Dios. No hay nada malo en ello, y tarde o temprano serás esclarecido. Practicar de este modo no significa atenerse a las reglas. Por el contrario, significa satisfacer las necesidades del espíritu, y es la forma en que la gente debe practicar. Puede que no recibas el esclarecimiento y guía cada vez que ores y recurras a Dios, pero las personas deben practicar de esta manera, y si quieren entender la verdad, necesitan practicar así. Este es el estado normal de la vida y el espíritu, y solo de esta manera las personas pueden mantener una relación normal con Dios, de modo que su corazón esté cerca de Él. Por tanto, se puede decir que recurrir a Dios es la interacción normal con Dios en el corazón de las personas. Independientemente de que puedas recibir el esclarecimiento y la guía de Dios, debes orar a Dios y recurrir a Él en todas las cosas. Esta es también la manera inevitable de vivir ante Dios. Cuando las personas creen en Dios y lo siguen, deben tener el estado mental de recurrir siempre a Dios. Este es el estado mental que deben poseer las personas con una humanidad normal. Algunas veces, recurrir a Dios no significa pedirle que haga algo utilizando palabras específicas o solicitarle una guía o protección específica. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa “Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo…”, cuando surge este pensamiento en ella, ¿acaso Dios no lo sabe? Al surgir en las personas este pensamiento, ¿son sinceros sus corazones? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Son sinceros? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es sólo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, te esclarecerá, te guiará y te ayudará. ¿Cuándo es el corazón del hombre más sincero? Es de lo más sincero cuando el hombre mira a Dios y no hay salida. Lo más importante que hay que poseer al recurrir a Dios es un corazón sincero. Has de estar en un estado de verdadera necesidad de Dios. Es decir, el corazón de las personas debe ser al menos sincero, no superficial; no debe mover solo la boca y no el corazón. Si sales del paso a la hora de hablar con Dios, pero tu corazón no se conmueve, y lo que quieres decir es: “Ya he hecho mis propios planes, y Dios, simplemente te lo estoy notificando. Voy a seguir adelante con ellos sin importar que estés o no de acuerdo. Solo estoy actuando por inercia”, entonces eso significa que hay problemas. Estás engañando y jugando con Dios, lo cual es también una expresión de irreverencia hacia Él. ¿Cómo te tratará Dios después de esto? Dios te ignorará y te hará a un lado, y serás completamente humillado. Si no buscas activamente a Dios y no te esfuerzas en la verdad, serás expulsado.
La mayoría de las personas que creen en Dios se encuentran en este estado. Casi todo el tiempo viven en una condición irreflexiva, inconsciente, y cuando no ha sucedido nada fuera de lo común, cuando no se encuentran en ninguna gran dificultad, no saben orar a Dios ni ampararse en Él; no buscan la verdad ante los problemas ordinarios, sino que viven de acuerdo con sus propios conocimientos, doctrinas e inclinaciones. Son muy conscientes de que lo correcto es ampararse en Dios, pero la mayoría de las veces se amparan en ellas mismas y en las condiciones y los ambientes ventajosos a su alrededor, así como de las personas, acontecimientos y cosas que son ventajosos para ellas. Esto es en lo que las personas destacan más. En lo que las personas son peores es en ampararse en Dios y recurrir a Él porque sienten que hacerlo es demasiada molestia, que no importa cómo le oren a Dios, seguirán sin recibir ningún esclarecimiento, iluminación ni una respuesta inmediata; así que piensan que mejor se ahorran el problema y van a buscar a una persona que lo solucione. Así, en este aspecto de sus lecciones las personas tienen el peor desempeño y su entrada en ello es lo más superficial. Si no aprendes cómo recurrir a Dios y ampararte en Él, nunca verás a Dios obrar en ti, guiarte o esclarecerte. Si no puedes entender estas cosas, entonces cuestiones como “si Dios existe o no, si Él guía o no todo en la vida de la humanidad”, terminarán, en las profundidades de tu corazón, con un signo de interrogación y no con un punto o un signo de exclamación. “¿Guía todo Dios en la vida de la humanidad?”. “¿Observa Dios las profundidades del corazón del hombre?”. Si es así como piensas, estás en problemas. ¿Por qué razón lo conviertes en preguntas? Si verdaderamente no te amparas en Dios ni recurres a Él, no serás capaz de generar una fe verdadera en Dios. Si no puedes generar una fe verdadera en Dios, entonces los signos de interrogación siempre estarán ahí para ti, acompañando a todo lo que Dios hace, y no habrá puntos. Cuando no estéis ocupados, preguntaros: “‘Creo que Dios es el soberano que gobierna todas las cosas’: ¿va eso seguido de un signo de interrogación, un punto o un signo de exclamación?”. Cuando reflexiones sobre esto, no podrás decir exactamente en qué estado te encuentras durante algún tiempo. Cuando hayas adquirido cierta experiencia, podrás ver las cosas con claridad y decir con certeza: “¡¡¡Dios es realmente el soberano de todas las cosas!!!”. Esto irá seguido de tres signos de exclamación, y será porque realmente tienes conocimiento del gobierno de Dios, sin ninguna duda. ¿En cuál de estos estados os encontráis? Al observar vuestros estados y estaturas actuales, está claro que en su mayoría hay signos de interrogación, y son bastantes. Esto significa que no comprendéis nada de la verdad, y que todavía existen dudas en vuestro corazón. Cuando las personas albergan muchas dudas sobre Dios, ya están bordeando el peligro. Existe la posibilidad de que caigan y traicionen a Dios en cualquier momento. ¿Y por qué digo que las personas son de escasa estatura? ¿Sobre qué base se determina el tamaño de la estatura de una persona? Se determina en base a cuánta fe verdadera en Dios poseas y cuánto conocimiento real tengas. ¿Y cuánto tenéis? ¿Habéis examinado estas cosas antes? Hay muchos jóvenes que han llegado a creer en Dios a través de sus padres. Han aprendido de ellos algunas doctrinas sobre la fe en Dios, y piensan que creer en Él es algo bueno, que es algo positivo, pero todavía tienen que llegar a realmente entender o a experimentar y verificar las verdades que los creyentes en Dios deben entender. Por tanto, tienen muchos signos de interrogación y nociones. La mayoría de las palabras que salen de sus bocas no son afirmaciones o exclamaciones, son preguntas. Esto se debe a que presentan demasiadas deficiencias, y no pueden desentrañar las cosas, y es difícil saber si serán capaces de mantenerse firmes. Es normal que tengáis muchos signos de interrogación a los veintitantos o treinta y tantos años, pero después de que hayáis cumplido con vuestro deber durante algún tiempo, ¿de cuántos de estos signos de interrogación seréis capaces de deshaceros? ¿Podréis convertir estos signos de interrogación en signos de exclamación? Dependerá de vuestra experiencia. ¿Es esto importante o no? (Lo es). ¡Es muy importante! ¿Cuál acabo de decir que es la mayor sabiduría? (Recurrir a Dios y ampararse en Él en todas las cosas). Cuando oyen esto, algunas personas dicen: “Esa respuesta es demasiado simple y común. Es un dicho gastado, y nadie lo dice hoy en día”. Recurrir a Dios puede parecer una manera obvia de practicar, pero es una lección que todo seguidor de Dios debería estudiar y en la que debería profundizar a lo largo de su vida. ¿Recurrió Job a Dios cuando tenía setenta y tantos años? (Sí). ¿Y cómo recurrió a Dios? ¿Cuáles fueron las manifestaciones específicas de que recurriera a Dios? Cuando le arrebataron sus posesiones y a sus hijos, ¿cómo recurrió a Dios? Oró en su corazón, e hizo algunas cosas de cara al exterior, ¿y qué dice la Biblia al respecto? (“Entonces Job […] rasgó su manto, se rasuró la cabeza, y postrándose en tierra, adoró” (Job 1:20).) Se postró en la tierra y adoró. ¡Esa es una manifestación de recurrir a Dios! Esto fue una increíble devoción. ¿Es algo que podríais hacer vosotros? (Aún no somos capaces de hacerlo). ¿Entonces estáis dispuestos a hacerlo? (Sí). Si uno puede llegar al nivel de Job, temer a Dios y evitar el mal, y convertirse en una persona intachable, ¡entonces es perfecto! Pero mientras cumpláis con vuestro deber, debéis tener la voluntad de sobrellevar las adversidades. Debéis seguir esforzándoos por alcanzar la verdad. Cuando podáis comprender la verdad y manejar los asuntos de acuerdo con los principios, habréis cumplido los requisitos de Dios. Solo tenéis que recordarlo.
1 de enero de 2015
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