La obra de Dios y la obra del hombre (Parte 1)
¿Qué tanto de la obra del hombre es la obra del Espíritu Santo y qué tanto es la experiencia del hombre? Incluso el día de hoy se puede decir que las personas todavía no entienden estas preguntas, todo porque no entienden los principios de la obra del Espíritu Santo. La obra del hombre de la que hablo se refiere, por supuesto, a la obra de los que tienen la obra del Espíritu Santo o de los que el Espíritu Santo usa. No me estoy refiriendo a la obra que emana de la voluntad del hombre sino a la obra de los apóstoles, obreros o hermanos y hermanas comunes y corrientes que están dentro del alcance de la obra del Espíritu Santo. Aquí, la obra del hombre no se refiere a la obra del Dios encarnado sino al alcance y a los principios de la obra del Espíritu Santo en las personas. Aunque estos principios son los principios y el alcance de la obra del Espíritu Santo, no son iguales a los principios y al alcance de la obra de Dios encarnado. La obra del hombre tiene la esencia y los principios del hombre, y la obra de Dios tiene la esencia y los principios de Dios.
La obra en la corriente del Espíritu Santo, no importa si es la propia obra de Dios o la obra de los hombres que están siendo usados, es la obra del Espíritu Santo. La esencia de Dios mismo es el Espíritu, que se puede llamar el Espíritu Santo o el Espíritu siete veces intensificado. De cualquier manera, son el Espíritu de Dios. Es sólo que el Espíritu de Dios se llama de un modo diferente durante las diferentes eras. Pero Su esencia sigue siendo una. Por lo tanto, la obra de Dios mismo es la obra del Espíritu Santo; la obra del Dios encarnado es nada menos que el Espíritu Santo obrando. La obra de los hombres que son utilizados también es la obra del Espíritu Santo. Es sólo que la obra de Dios es la expresión completa del Espíritu Santo y no existe diferencia, mientras que la obra de los hombres que están siendo usados se mezcla con muchas cosas humanas y no es la expresión directa del Espíritu Santo, mucho menos la expresión completa. La obra del Espíritu Santo es variada y no está sujeta a condición alguna. La obra varía en diferentes personas y transmite esencias diferentes de obrar. La obra en las diferentes eras también difiere, de igual manera que lo hace la obra en diferentes países. Por supuesto, aunque el Espíritu Santo obra de muchas maneras diferentes y de acuerdo a muchos principios, no importa cómo se haga la obra o en qué clase de personas, la esencia siempre es diferente, y toda la obra que Él hace en diferentes personas tiene principios, y todos pueden representar la esencia del objeto de la obra. Esto se debe a que la obra del Espíritu Santo es bastante específica en su alcance y es bastante medible. La obra que se hace en la encarnación no es igual que la que se hace en las personas, y la obra también varía dependiendo de los diferentes calibres de las personas. La obra que se hace en el que se hace carne no se hace en las personas, y en el que se hace carne Él no hace la misma obra que la que hace en las personas. En pocas palabras, no importa cómo Él obre, la obra en los diferentes objetos nunca es la misma, y los principios por los cuales Él obra difieren de acuerdo con el estado y la naturaleza de las diferentes personas. El Espíritu Santo obra en diferentes personas basado en su esencia inherente y no les hace demandas más allá de su esencia inherente ni tampoco obra en ellos más allá de su calibre actual. De esta manera, la obra que el Espíritu Santo hace en el hombre les permite a las personas ver la esencia del objeto de la obra. La esencia inherente del hombre no cambia; el calibre inherente del hombre es limitado. Ya sea que el Espíritu Santo use a las personas u obre en ellas, la obra siempre es de acuerdo con las limitaciones del calibre de las personas para que se puedan beneficiar de ella. Cuando el Espíritu Santo obra en los hombres que están siendo usados, tanto sus dones como su calibre actual se ponen en acción, no se guardan. Todo su calibre inherente se ejercita para servir a la obra. Se puede decir que Él obra usando las partes disponibles de los hombres con el fin de lograr los resultados de la obra. En contraste, la obra que se hace en el que se hace carne es para expresar de un modo directo la obra del Espíritu, y no se mezcla con la mente y los pensamientos del hombre, estando fuera del alcance de los dones del hombre, de su experiencia o de su condición innata. Toda la obra inmensurable del Espíritu Santo está dirigida a beneficiar y edificar al hombre. Pero algunas personas pueden ser perfeccionadas mientras que otras no poseen las condiciones para la perfección, es decir, no pueden ser perfeccionadas y difícilmente pueden ser salvadas y, aunque pudieran haber tenido la obra del Espíritu Santo, al final son eliminadas. Eso quiere decir que, aunque la obra del Espíritu Santo es para edificar a las personas, esto no quiere decir que todas las que hayan tenido la obra del Espíritu Santo van a ser perfeccionadas por completo, porque el camino que muchas siguen no es el camino para ser perfeccionadas. Sólo tienen la obra unilateral del Espíritu Santo y no la cooperación humana subjetiva o la búsqueda humana correcta. De esta manera, la obra del Espíritu Santo sobre estas personas se vuelve una obra al servicio de los que están siendo perfeccionados. Las personas no pueden ver directamente la obra del Espíritu Santo ni la pueden tocar directamente. Sólo se puede expresar vía la ayuda de los hombres con el don de hacer la obra, lo que quiere decir que la obra del Espíritu Santo se da a los seguidores vía la expresión de los hombres.
La obra del Espíritu Santo se logra y se completa por medio de muchos tipos de personas y muchas condiciones diferentes. Aunque la obra de Dios encarnado puede representar la obra de toda una era, y puede representar la entrada de las personas a toda una era, la obra en la entrada detallada de las personas todavía necesita que los hombres que el Espíritu Santo usa la hagan, y no que la haga el Dios encarnado. Así, la obra de Dios, o el propio ministerio de Dios, es la obra de la carne del Dios encarnado y el hombre no la puede hacer en Su lugar. La obra del Espíritu Santo se completa por medio de muchos diferentes tipos de personas y una sola persona en particular no la puede cumplir o no se puede aclarar por completo a través de una persona en particular. Los que lideran las iglesias tampoco pueden representar completamente la obra del Espíritu Santo; sólo pueden hacer algo de la obra de liderazgo. De esta manera, la obra del Espíritu Santo se puede dividir en tres partes: la propia obra de Dios, la obra de los hombres que están siendo usados, y la obra en todos los que están en la corriente del Espíritu Santo. Entre las tres, la propia obra de Dios es liderar toda la era; la obra de los hombres que son usados es liderar a todos los seguidores de Dios al ser enviados o recibir comisiones después de la propia obra de Dios, y estos hombres son los que cooperan con la obra de Dios; la obra que hace el Espíritu Santo en los que están en la corriente es mantener toda Su propia obra, es decir, mantener toda la gestión y mantener Su testimonio al mismo tiempo que perfecciona a los que pueden ser perfeccionados. Estas tres partes son la obra completa del Espíritu Santo, pero sin la obra de Dios mismo, toda la obra de gestión se estancaría. La obra de Dios mismo involucra la obra de toda la humanidad y también representa la obra de toda la era. Es decir, la propia obra de Dios representa el movimiento y la tendencia de toda la obra del Espíritu Santo, mientras que la obra de los apóstoles sigue la propia obra de Dios y no lidera la era ni tampoco representa la tendencia de la obra del Espíritu Santo en toda la era. Sólo hacen la obra que el hombre debe hacer, que en nada involucra la obra de gestión. La propia obra de Dios es el proyecto dentro de la obra de gestión. La obra del hombre es sólo el deber de los hombres que están siendo usados y no tiene nada que ver con la obra de gestión. Debido a las diferentes identidades y representaciones de la obra, a pesar del hecho que ambas son la obra del Espíritu Santo, hay diferencias claras y sustantivas entre la propia obra de Dios y la obra del hombre. Además, varía el alcance de la obra que hace el Espíritu Santo en los objetos de la obra con diferentes identidades. Estos son los principios y el alcance de la obra del Espíritu Santo.
La obra del hombre representa su experiencia y su humanidad. Lo que el hombre ofrece y la obra que el hombre hace lo representan a él. La visión del hombre, el razonamiento del hombre, la lógica del hombre y su rica imaginación, todo se incluye en su obra. En particular, la experiencia del hombre puede representar más su obra, y lo que una persona ha experimentado serán los componentes de su obra. La obra del hombre puede expresar su experiencia. Cuando algunas personas están experimentando en un estado pasivo, la mayor parte de su compartir consiste de elementos negativos. Si su experiencia es positiva y en particular tienen caminos en el lado positivo, lo que ellos comparten es muy alentador y las personas podrán obtener de ellos una provisión positiva. Si en este momento un obrero se vuelve pasivo, su compartir siempre llevará elementos negativos. Esta clase de compartir es deprimente y los demás, de una forma inconsciente, se deprimirán al seguir lo que comparte. El estado de los seguidores cambia dependiendo del estado del líder. Lo que un obrero es por dentro es lo que expresa, y la obra del Espíritu Santo muchas veces cambia con el estado del hombre. Él obra de acuerdo con la experiencia del hombre y no fuerza al hombre sino que le hace demandas que van de acuerdo con el curso normal de su experiencia. Esto quiere decir que el compartir del hombre difiere de la palabra de Dios. Lo que el hombre comparte transmite su visión y su experiencia individuales, expresando lo que ve y experimenta sobre el fundamento de la obra de Dios. Su responsabilidad es encontrar, después de que Dios obre y hable, lo que debe practicar o en lo que debe entrar, y después entregarlo a los seguidores. Por lo tanto, la obra del hombre representa su entrada y su práctica. Por supuesto, esa obra se mezcla con las lecciones y la experiencia humanas o con algunos pensamientos humanos. No importa cómo obre el Espíritu Santo, ya sea que obre en el hombre o en Dios encarnado, siempre son los obreros los que expresan lo que son. Aunque es el Espíritu Santo el que obra, la obra se funda en lo que el hombre es por naturaleza porque el Espíritu Santo no obra sin fundamento. En otras palabras, la obra no se hace de la nada sino que siempre es de acuerdo con las actuales circunstancias y las condiciones reales. Sólo de esta manera es que el carácter del hombre se puede transformar, que sus viejas nociones y sus antiguos pensamientos se pueden cambiar. Lo que el hombre expresa es lo que ve, experimenta y puede imaginar. Incluso si son doctrinas o nociones, todas ellas las puede alcanzar el pensamiento del hombre. Independientemente del tamaño de la obra del hombre, no puede superar el alcance de la experiencia del hombre, lo que el hombre ve o lo que el hombre puede imaginar o concebir. Lo que Dios expresa es lo que Dios es, y esto es inalcanzable por el hombre, es decir, es inasequible por su pensamiento. Expresa Su obra de liderar a toda la humanidad, y esto no es relevante a los detalles de la experiencia humana, sino que, al contrario, tiene que ver con Su propia gestión. El hombre expresa su experiencia mientras Dios expresa Su ser, este ser es Su carácter inherente y es inalcanzable por el hombre. La experiencia del hombre es la visión y el conocimiento que adquiere basándose en la expresión que Dios hace de Su ser. Tal visión y conocimiento se llaman el ser del hombre. Se expresan sobre el fundamento del carácter inherente del hombre y su calibre actual; por lo tanto, también se les llama el ser del hombre. El hombre es capaz de comunicar lo que experimenta y ve. Lo que no ha experimentado o visto, o que su mente no ha alcanzado, es decir, las cosas que no tiene dentro de él no las puede compartir. Si lo que el hombre expresa no es su experiencia, es su imaginación o su doctrina. En pocas palabras, no existe ninguna realidad en sus palabras. Si nunca has tenido contacto con las cosas de la sociedad, no serás capaz de compartir con claridad las relaciones complejas de la sociedad. Si no tienes familia y otras personas están hablando de temas familiares, no puedes entender la mayor parte de lo que están diciendo. Así, lo que el hombre comparte y la obra que hace representan su ser interno. Si alguien comunica lo que entiende del castigo y del juicio, pero tú no tienes experiencia en esto, no te atreves a negar su conocimiento, mucho menos te atreves a estar cien por cien seguro de eso. Esto se debe a que lo que él comparte es algo que tú nunca has experimentado, algo que nunca has conocido, y tu mente no se lo puede imaginar. Sólo puedes tomar de su conocimiento un camino futuro en relación al castigo y el juicio. Pero este camino sólo puede servir como un entendimiento que se basa en doctrina, y no puede reemplazar tu propio entendimiento, mucho menos tu experiencia. Tal vez piensas que lo que dice es bastante correcto, pero cuando lo experimentas, lo encuentras impráctico en muchas cosas. Quizá sientes que algo del conocimiento que escuchas es completamente impráctico; albergas nociones de eso en ese momento, y aunque lo aceptas, sólo lo haces de una forma renuente. Pero cuando lo experimentas, el conocimiento que te da nociones se convierte en tu práctica. Y cuanto más practiques, más entiendes el verdadero valor y significado de sus palabras. Después de que hayas tenido la experiencia, puedes hablar del conocimiento que debes tener acerca de las cosas que has experimentado. Además, también puedes distinguir entre aquellos cuyo conocimiento es real y práctico y aquellos cuyo conocimiento se basa en doctrina y es inútil. Así que, el que el conocimiento del que estás hablando esté de acuerdo con la verdad, depende en gran parte de si tienes la experiencia práctica. Donde hay la verdad en tu experiencia, tu conocimiento será práctico y valioso. A través de tu experiencia también puedes obtener discernimiento y discreción, profundizar tu conocimiento y aumentar tu sabiduría y sentido común para conducirte. El conocimiento del que hablan las personas que no poseen la verdad es doctrina, no importa lo elevado que sea. Este tipo de persona puede ser muy inteligente cuando se trata de cuestiones de la carne pero no puede hacer distinciones cuando se trata de cuestiones espirituales. Esto se debe a que esas personas no tienen ninguna experiencia en los asuntos espirituales. Estas personas que no son iluminadas en los asuntos espirituales no entienden al espíritu. Independientemente de qué aspecto del conocimiento hables, en tanto que sea tu ser, entonces es tu experiencia personal, tu verdadero conocimiento. Los que sólo hablan doctrina, es decir, los que no poseen la verdad o la realidad, se puede decir que lo que hablan es su ser porque su doctrina sólo la obtienen de la profunda contemplación, y es el resultado de que su mente reflexione profundamente, pero sólo es doctrina, ¡no es nada más que su imaginación! Las experiencias de los diferentes tipos de personas representan las cosas que hay dentro de ellas. Todos los que no tienen una experiencia espiritual no pueden hablar del conocimiento de la verdad, o del conocimiento correcto acerca de las diferentes clases de cosas espirituales. Lo que el hombre expresa es lo que es por dentro, esto es seguro. Si alguien quiere tener conocimiento de las cosas espirituales y de la verdad, debe tener una experiencia real. Si no puedes hablar con claridad acerca del sentido común en relación con la vida humana, ¿cuánto menos serás capaz de hablar de las cosas espirituales? Los que pueden liderar iglesias, proveer vida a las personas, y ser un apóstol para las personas, deben tener experiencias actuales, deben tener un entendimiento correcto de las cosas espirituales, una apreciación correcta y una experiencia de la verdad. Sólo esos hombres están calificados para ser obreros o apóstoles que lideran las iglesias. De otro modo, sólo podrán seguir como el más pequeño, pero no podrán liderar y mucho menos ser un apóstol capaz de proveerles vida a las personas. Esto porque la función de los apóstoles no es correr o pelear; es ministrar vida y liderar los cambios en el carácter humano. Es una función que llevan a cabo los que son comisionados para cargar una responsabilidad pesada, y no es algo que cualquier persona pueda hacer. Esta clase de obra sólo la pueden emprender los que tienen un ser con vida, es decir, los que tienen experiencia de la verdad. No la puede emprender cualquiera que pueda rendirse, que pueda correr o que pueda gastarse; las personas que no tienen experiencia de la verdad, que no han sido podadas o juzgadas, no son capaces de hacer este tipo de obra. Las personas sin experiencia, es decir, personas que no tienen la realidad, no son capaces de ver la realidad con claridad porque ellas mismas no poseen el ser en este aspecto. Así, este tipo de persona no sólo no es capaz de hacer la obra de liderazgo, sino que será el objeto de eliminación si no tiene la verdad por un largo periodo de tiempo. La visión de la que hablas puede ser prueba de las dificultades que has experimentado en la vida, por qué asuntos has sido castigado, y en qué cuestiones has sido juzgado. Esto también es cierto en las pruebas: las cosas en las que uno es refinado, las cosas en las que uno es débil, estas son las cosas en las que uno tiene experiencia, las cosas en las que uno tiene estrategias. Por ejemplo, si alguien sufre frustraciones en el matrimonio, la mayor parte del tiempo podrá compartir diciendo, “Gracias a Dios, alabado sea Dios, debo satisfacer el deseo del corazón de Dios y ofrecerle toda mi vida, poner mi matrimonio por completo en las manos de Dios. Estoy dispuesto a entregarle toda mi vida a Dios”. A través del compartir, todo lo que está dentro del hombre, lo que él es, se puede representar. El ritmo de la voz de una persona, si habla fuerte o en voz baja, y cuestiones similares que no son asuntos de experiencia, no pueden representar lo que él tiene o es. Sólo pueden decir si su carácter es bueno o malo o si su naturaleza es buena o mala, pero no se pueden equiparar a si tiene experiencias. La habilidad para expresarse cuando se habla, o la destreza o la velocidad del habla, son sólo un asunto de práctica y no pueden reemplazar su experiencia. Cuando hablas acerca de tus experiencias individuales, compartes eso a lo que le das importancia y todas las cosas que están dentro de ti. Mi habla representa Mi ser, pero lo que Yo digo está más allá del alcance del hombre. Lo que digo no es lo que el hombre experimenta, y no es algo que el hombre pueda ver ni tampoco es algo que el hombre pueda tocar, sino que es lo que Yo soy. Algunas personas sólo reconocen que lo que comparto es lo que he experimentado, pero no reconocen que es la expresión directa del Espíritu. Por supuesto, lo que digo es lo que he experimentado. Soy Yo el que ha hecho la obra de gestión durante seis mil años. He experimentado todo desde el principio de la creación de la humanidad hasta ahora; ¿cómo no podría hablar acerca de eso? Cuando se trata de la naturaleza del hombre, la he visto con claridad y la he observado por mucho tiempo; ¿cómo no podría hablar de ella con claridad? Ya que he visto la esencia del hombre con claridad, estoy calificado para castigar al hombre y juzgarlo porque todo el hombre procede de Mí, pero Satanás lo ha corrompido. Por supuesto, también estoy calificado para evaluar la obra que he hecho. Aunque Mi carne no hace esta obra, es la expresión directa del Espíritu y esto es lo que tengo y lo que soy. Por lo tanto, estoy calificado para expresarlo y para hacer la obra que debo hacer. Lo que el hombre dice es lo que ha experimentado. Es lo que ha visto, lo que su mente puede alcanzar, y lo que sus sentidos pueden sentir. Eso es lo que pueden compartir. Las palabras que habló Dios encarnado son la expresión directa del Espíritu, y expresan la obra que ha hecho el Espíritu. La carne no lo ha experimentado ni lo ha visto, pero aun así expresa Su ser porque la esencia de la carne es el Espíritu, y Él expresa la obra del Espíritu. Aunque la carne no es capaz de alcanzarla, es la obra que ya ha hecho el Espíritu. Después de la encarnación, por medio de la expresión de la carne, Él capacita a las personas para que conozcan el ser de Dios y les permite ver el carácter de Dios y la obra que Él ha hecho. La obra del hombre capacita a las personas para que tengan más claridad en cuanto a qué deben entrar y qué deben entender; implica liderar a las personas para que entiendan y experimenten la verdad. La obra del hombre es sustentar a las personas; la obra de Dios es abrir nuevos caminos y abrir nuevas eras para la humanidad y revelarles a las personas lo que los mortales no conocen, capacitándolas para que conozcan Su carácter. La obra de Dios es guiar a toda la humanidad.
La obra del Espíritu Santo se trata de permitirles a las personas obtener beneficios; se trata de edificar a las personas; no hay una obra que no beneficie a las personas. No importa si la verdad es profunda o superficial ni cuál sea el calibre de los que aceptan la verdad, lo que sea que el Espíritu Santo haga, todo es beneficioso para las personas. Pero la obra del Espíritu Santo no se puede hacer de una manera directa; debe pasar a través de los hombres que cooperan con Él. Es sólo de esta manera que los resultados de la obra del Espíritu Santo se pueden alcanzar. Por supuesto, cuando es la obra directa del Espíritu Santo, no ha sido adulterada en lo absoluto; pero cuando usa al hombre como vínculo, se mezcla mucho y no es la obra original del Espíritu Santo. De esta manera, la verdad cambia en diferentes grados. Los seguidores no reciben el significado original del Espíritu Santo sino una combinación de la obra del Espíritu Santo y la experiencia y conocimiento del hombre. La parte de la obra del Espíritu Santo que reciben los seguidores es correcta. La experiencia y el conocimiento del hombre que se reciben, varían porque los obreros son diferentes. Una vez que los obreros tienen el esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo, su experiencia subsiguiente se basará en este esclarecimiento y guía. Dentro de estas experiencias se combinan la experiencia y la mente del hombre, así como el ser de la humanidad, después de lo cual obtiene el conocimiento o la visión que debe. Este es el camino de la práctica después de que el hombre ha experimentado la verdad. Este es el camino de la práctica no siempre es la misma porque las personas tienen experiencias diferentes y las cosas que las personas experimentan son diferentes. De esta manera, el mismo esclarecimiento del Espíritu Santo resulta en un conocimiento y práctica diferentes porque los que reciben el esclarecimiento son diferentes. Algunas personas cometen errores mínimos durante la práctica mientras que otras cometen errores mayores, y algunas no hacen otra cosa sino cometer errores. Esto se debe a que las habilidades de las personas para entender difieren y porque su calibre inherente también difiere. Algunas personas lo entienden de esta manera después de escuchar un mensaje, y algunas personas lo entienden de esa manera después de escuchar una verdad. Algunas personas se desvían ligeramente; y algunas para nada entienden el verdadero significado de la verdad. Por lo tanto, la manera en que alguien lo entienda es la manera en que liderará a los demás: esto es exactamente cierto porque su obra sólo está expresando su ser. Las personas que son guiadas por los que tienen un entendimiento correcto de la verdad también tendrán un entendimiento correcto de la verdad. Incluso si hay personas que tienen errores en el entendimiento, son muy pocas, y no todas las personas tendrán errores. Las personas que son guiadas por los que tienen errores en el entendimiento de la verdad sin duda estarán equivocadas. Estas personas estarán equivocadas en todo el sentido de la palabra. El grado de entendimiento de la verdad entre los seguidores depende en gran medida de los obreros. Por supuesto, la verdad de Dios es correcta, sin error y es absolutamente cierta. Pero, los obreros no son del todo atinados y no se puede decir que sean completamente confiables. Si los obreros tienen una manera de practicar la verdad que sea muy práctica, entonces los seguidores también tendrán una manera de practicarla. Si los obreros no tienen una manera de practicar la verdad, sino que sólo tienen doctrina, los seguidores no tendrán ninguna realidad. El nacimiento determina el calibre y la naturaleza de los seguidores, y ello no está asociado con los obreros. Pero el grado en el que los seguidores entienden la verdad y conocen a Dios depende de los obreros (esto sólo es así para algunas personas). No importa cómo sea un obrero, así es como serán los seguidores que lidere. Lo que un obrero expresa es su propio ser, sin reservas. Las demandas que coloca sobre sus seguidores son las que él mismo está dispuesto a lograr y las que es capaz de alcanzar. La mayoría de los obreros hacen demandas a sus seguidores basándose en lo que ellos mismos hacen, a pesar de que hay muchas que la gente para nada puede lograr. Lo que las personas no pueden lograr se vuelve un obstáculo para su entrada.
Hay mucha menos desviación en la obra de quienes han pasado por la poda, el trato, el juicio y el castigo, y la expresión de su obra es mucho más exacta. Los que confían en su naturalidad para obrar cometen errores muy importantes. La obra de las personas sin perfeccionar expresa demasiado de su propia naturalidad, lo que plantea un gran obstáculo para la obra del Espíritu Santo. Por muy bueno que sea el calibre de una persona, también debe experimentar la poda, el trato y el juicio antes de poder llevar a cabo la obra encomendada por Dios. Si no han sufrido tal juicio, su obra, por muy bien que la hagan, no puede estar de acuerdo con los principios de la verdad y es siempre un producto de su propia naturalidad y bondad humana. La obra de los que han pasado por la poda, el trato y el juicio es mucho más exacta que la obra de los que no han sido podados, tratados y juzgados. Los que no han sufrido el juicio no expresan nada sino carne y pensamientos humanos, mezclados con mucha inteligencia humana y talento innato. Esta no es la expresión exacta que el hombre hace de la obra de Dios. Los que siguen a tales personas son llevados ante ellos por su calibre innato. Como expresan demasiado la perspectiva y la experiencia del hombre, que están casi desconectadas de la intención original de Dios y se desvían demasiado de ella, la obra de este tipo de personas no puede llevar a la gente delante de Dios sino más bien delante del hombre. Así que los que no han sufrido el juicio y el castigo no están calificados para llevar a cabo la obra de la comisión de Dios. La obra de un obrero calificado puede llevar a las personas al camino correcto y concederles una mayor entrada a la verdad. Su obra puede llevar personas delante de Dios. Además, la obra que hace puede variar de individuo a individuo y no está sujeta a reglas, lo que permite a las personas libertad y liberación, y la capacidad de crecer poco a poco en la vida y tener una entrada más profunda en la verdad. La obra de un obrero no calificado se queda demasiado corta; su obra es necia. Solo puede llevar a las personas a las reglas, y lo que demanda de las personas no varía de individuo a individuo; no obra de acuerdo con las necesidades reales de las personas. En este tipo de obra hay demasiadas reglas y demasiadas doctrinas y esto no puede llevar a las personas a la realidad o a la práctica normal del crecimiento en la vida. Solo les puede permitir adherirse a unas cuantas reglas inútiles. Este tipo de guía solo puede llevar a las personas a descarriarse. Te guía para que te vuelvas como él; te puede llevar a lo que él tiene y es. Para que los seguidores disciernan si los líderes están calificados, la clave es examinar el camino por el que lideran y los resultados de su obra, y ver si los seguidores reciben principios de acuerdo con la verdad, y si reciben los caminos de práctica adecuados para su transformación. Debes distinguir entre la diferente obra de diferentes tipos de personas; no debes ser un seguidor necio. Esto afecta la cuestión de la entrada de las personas. Si no eres capaz de distinguir el liderazgo de qué persona tiene un camino y cuál no, te engañarán fácilmente. Todo esto tiene relación directa con tu propia vida. Hay demasiada naturalidad en la obra de las personas no perfeccionadas; se mezcla con demasiada voluntad humana. Su ser es la naturalidad, con lo que nacieron. No es la vida después de haber sido tratado o la realidad después de haber sido transformado. ¿Cómo puede una persona así apoyar a los que están buscando la vida? La vida que el hombre tiene originalmente es su inteligencia o su talento innatos. Esta clase de inteligencia o talento están bastante alejados de las demandas exactas que Dios le hace al hombre. Si un hombre no ha sido perfeccionado y su carácter corrupto no ha sido podado o tratado, habrá una gran brecha entre lo que expresa y la verdad: lo que expresa estará mezclado con cosas vagas tales como su imaginación y experiencia unilateral. Además, independientemente de cómo obre, las personas sienten que no hay un objetivo general y ninguna verdad adecuada para la entrada de todas las personas. La mayoría de lo que se de manda a las personas supera sus habilidades, es como pedir peras al olmo. Esta es la obra de la voluntad humana. El carácter corrupto del hombre, sus pensamientos y nociones impregnan todas las partes de su cuerpo. El hombre no nace con el instinto de practicar la verdad ni tampoco tiene el instinto de entender directamente la verdad. Si se añade a eso el carácter corrupto del hombre, cuando esta clase de persona natural obra, ¿no causa interrupciones? Pero un hombre que ha sido perfeccionado tiene la experiencia de la verdad que las personas deben entender, y el conocimiento de su carácter corrupto, de modo que las cosas vagas e irreales en su obra disminuyan poco a poco, las adulteraciones humanas se reducen y su obra y servicio se acercan cada vez más a los estándares requeridos por Dios. Así, su obra ha entrado en la realidad de la verdad y también se ha vuelto realista. Los pensamientos en la mente del hombre en particular bloquean la obra del Espíritu Santo. El hombre tiene una imaginación rica, una lógica razonable y ha tenido una larga experiencia manejando asuntos. Si estos aspectos del hombre no sufren la poda y la corrección, todos son obstáculos para la obra. Por lo tanto, la obra del hombre no puede lograr el mayor grado de precisión, sobre todo la obra de las personas no perfeccionadas.
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