Palabras diarias de Dios: La entrada en la vida | Fragmento 446

La obra del Espíritu Santo es un progreso positivo, mientras que la obra de Satanás es de retirada, negatividad, rebeldía, de resistencia a Dios, de pérdida de fe en Él, de poca disposición incluso para cantar himnos y de ser demasiado débil para cumplir con el deber de uno. Todo lo que proviene de la iluminación del Espíritu Santo es bastante natural, no se fuerza en ti. Si lo sigues, entonces tendrás paz, si no, se te reprenderá después. Con la iluminación del Espíritu Santo, no se interferirá con nada de lo que hagas, ni se restringirá; serás libertado, habrá un camino para practicar tus acciones y no estarás sujeto a ninguna restricción, pero podrás actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. La obra de Satanás te causa interferencias en muchas cosas, hace que no te den ganas de orar, que seas muy flojo para comer y beber las palabras de Dios, que no estés dispuesto a vivir la vida de la iglesia y te aleja de la vida espiritual. La obra del Espíritu Santo no interfiere con tu vida diaria y no interfiere con tu vida espiritual normal. Eres incapaz de discernir muchas cosas en el momento mismo en el que suceden; sin embargo, pasados unos días, tu corazón se alegra y tu mente se aclara. Llegas a tener cierta percepción de las cosas del espíritu y poco a poco puedes discernir si un pensamiento proviene de Dios o de Satanás. Algunas cosas claramente hacen que te pongas en contra de Dios y que te rebeles contra Dios, o que dejes de poner en práctica las palabras de Dios; todas estas cosas vienen de Satanás. Algunas cosas no son evidentes y no puedes decir qué son en ese momento; posteriormente, puedes ver sus manifestaciones y entonces emplear el discernimiento. Si puedes distinguir claramente qué cosas vienen de Satanás y cuáles son dirigidas por el Espíritu Santo, entonces no te vas a desviar fácilmente en tus experiencias. A veces, cuando tu condición no está buena, entonces tienes ciertos pensamientos que te sacan de tu estado pasivo. Esto muestra que, aun cuando tu condición sea desfavorable, algunos de tus pensamientos todavía pueden venir del Espíritu Santo. No es el caso que cuando eres pasivo todos tus pensamientos los envía Satanás; si eso fuera cierto, entonces ¿podrías hacer la transición a un estado positivo? Después de haber sido pasivo por un periodo de tiempo, el Espíritu Santo te da una oportunidad para perfeccionarte; te toca y te saca de tu estado pasivo.

Cuando sabes cuál es la obra del Espíritu Santo y cuál es la obra de Satanás, las puedes comparar con tu propio estado durante tus experiencias y con tus propias experiencias y de esta manera habrá muchas más verdades en tus experiencias que se relacionen con el principio. Después de haber entendido estas verdades respecto al principio, serás capaz de dominar tu estado real, podrás diferenciar entre las personas y los sucesos, y no tendrás que invertir tanto esfuerzo para obtener la obra del Espíritu Santo. Por supuesto, esto depende de que tus motivaciones sean correctas y de tu disposición a buscar y practicar. Lenguaje como este —lenguaje que se relacione con los principios— debe destacarse en tus experiencias. Sin él, tus experiencias van a estar llenas de la interferencia de Satanás y conocimiento insensato. Si no entiendes cómo obra el Espíritu Santo, entonces no entiendes cómo debes entrar, y si no entiendes cómo obra Satanás, entonces no entiendes cómo debes ser precavido con cada paso que des. Las personas deben entender ambas, cómo obra el Espíritu Santo y cómo obra Satanás; ambos son una parte indispensable de las experiencias de las personas.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. La obra del Espíritu Santo y la obra de Satanás

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