Palabras diarias de Dios: Revelación de la corrupción de la humanidad | Fragmento 322

En el hombre sólo existe la palabra incierta de fe, sin embargo, el hombre no sabe qué constituye la fe, mucho menos por qué tiene fe. El hombre entiende muy poco y al hombre mismo le falta demasiado; él escasamente tiene fe en Mí mecánicamente e ignorantemente. Aunque no sabe lo que es la fe ni por qué tiene fe en Mí, sigue haciéndolo de un modo obsesivo. Lo que Yo pido del hombre no es solamente que me clame obsesivamente de esta manera o que crea en Mí de un modo esporádico. Porque la obra que hago es para que el hombre me vea y llegue a conocerme, no para que el hombre se impresione y me vea en una nueva luz a causa de Mi obra. Previamente manifesté muchas señales y maravillas y realicé muchos milagros. Los israelitas en el momento me mostraron gran admiración y reverenciaron grandemente Mi excepcional habilidad para sanar a los enfermos y exorcizar a los demonios. En ese tiempo los judíos pensaban que Mis poderes sanadores eran magistrales y extraordinarios. Por tantas obras mías, todos me veían con respecto; sentían gran admiración por todos Mis poderes. Por lo que cualquiera que me viera realizar milagros me seguía cercanamente, de tal manera que miles me rodeaban para verme sanar a los enfermos. ¡Manifesté tantas señales y maravillas pero el hombre escasamente me vio como un médico magistral; también le hablé muchas palabras de enseñanza a aquella gente de ese tiempo, sin embargo escasamente me vieron como un maestro superior a sus discípulos! Incluso hasta el día de hoy, después de que los hombres han visto los registros históricos de Mi obra, su interpretación continúa siendo que Yo soy un gran médico que sana a los enfermos y un maestro para los ignorantes. Y me han determinado como el misericordioso Señor Jesucristo. Aquellos quienes interpretan las escrituras pueden haber superado Mis habilidades para sanar o incluso pueden ser discípulos quienes ahora han superado a su maestro, sin embargo, tales hombres de gran renombre, cuyos nombres son conocidos alrededor del mundo, ¡me consideran tan humilde como a un simple médico! Mis obras son mayores en número que los granos de la arena sobre las playas y Mi sabiduría mayor que todos esos hijos de Salomón, con todo, ¡los hombres simplemente piensan de Mí como un médico de poca monta y un maestro desconocido para el hombre! ¿Cuántos creen en Mí sólo para que los sane? ¿Cuántos creen en Mí sólo para que use Mis poderes para expulsar espíritus inmundos de sus cuerpos? ¿Y cuántos creen en Mí simplemente para recibir de Mí la paz y el gozo? ¿Cuántos creen en Mí sólo para demandar de Mí más riqueza material y cuántos creen en Mí sólo para pasar esta vida con seguridad y para estar sanos y salvos en el mundo que viene? ¿Cuántos creen en Mí sólo para evitar el sufrimiento del infierno y recibir las bendiciones del cielo? ¿Cuántos creen en Mí sólo por la comodidad temporal pero no buscan obtener nada del mundo por venir? Cuando hice descender Mi furia sobre el hombre y le quité todo el gozo y la paz que originalmente poseía, el hombre se volvió desconfiado. Cuando le di al hombre el sufrimiento del infierno y reclamé las bendiciones del cielo, la vergüenza del hombre se convirtió en ira. Cuando el hombre me pidió que lo sanara, con todo, no le respondí y sentí aborrecimiento por él, el hombre se alejó de Mí y buscó el método de los doctores brujos y de la hechicería. Cuando confisqué todo lo que el hombre me había demandado, entonces todos desaparecieron sin dejar rastro. Por lo tanto, digo que el hombre tiene fe en Mí porque doy demasiada gracia y tiene demasiado que ganar. Los judíos creyeron en Mí por Mi gracia y me siguieron dondequiera que fui. Estos hombres ignorantes, de conocimiento y experiencia limitados, sólo buscaron ver las señales y maravillas que manifesté. Me vieron como la cabeza de la casa de los judíos quien podía realizar los más grandes milagros. Por lo tanto, cuando exorcicé demonios de los hombres, hablaron entre ellos con gran confusión diciendo que Yo soy Elías, que Yo soy Moisés, que Yo soy el más anciano de todos los profetas, que Yo soy el más grande de todos los médicos. Excepto por Mí mismo diciendo que soy la vida, el camino y la verdad, nadie podía conocer Mi ser o Mi identidad. Excepto por Mí mismo quien digo que el cielo es el lugar donde Mi Padre vive, nadie supo que Yo soy el Hijo de Dios y Dios mismo. Excepto por Mí mismo diciendo que Yo traería la redención a toda la humanidad y rescataría a la humanidad, nadie sabía que Yo soy el Redentor de la humanidad; los hombres sólo me conocieron como un hombre benévolo y compasivo. Y excepto por Mí mismo siendo capaz de explicar todo lo que hay de Mí, nadie me conoció y nadie creyó que Yo soy el Hijo del Dios viviente. El hombre sólo tiene tal forma de fe en Mí y me engaña de esta manera. ¿Cómo puede el hombre dar testimonio de Mí cuando tiene tales puntos de vista de Mí?

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. ¿Qué sabes de la fe?

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