El correcto cumplimiento del deber requiere de una cooperación armoniosa (Parte 1)

Para el correcto cumplimiento del deber, se requiere de una cooperación armoniosa. Debido a que todas las personas tienen actitudes corruptas, y ninguna posee la verdad, solo a través de la cooperación armoniosa pueden cumplir sus deberes correctamente. La cooperación armoniosa no solo es beneficiosa para la entrada en la vida de las personas, sino también para el correcto cumplimiento de sus deberes y para la obra de la iglesia. Quienes cooperan en armonía son personas de relativa buena humanidad y honestidad, pero si la humanidad de alguien no es buena, si son personas demasiado arrogantes y engreídas, o demasiado torcidas y falsas, no tienen forma de cooperar en armonía con los demás. Algunas personas no hacen un trabajo honesto, no son meticulosas al cumplir su deber y siempre están tramando algo. Las personas así no pueden cooperar con otras, hallar armonía ni llevarse bien con nadie. Tales personas no tienen humanidad y son bestias, diablos y satanases. Todas las personas obedientes y sumisas de buena humanidad ciertamente obtendrán resultados al cumplir su deber y cooperan con otras con facilidad. En cuanto a aquellos que no se ocupan sinceramente del cumplimiento de su deber, que se comportan mal o que incluso perturban el cumplimiento del deber de otras personas, si son incorregibles tras múltiples exhortaciones y nunca piensan en arrepentirse, siempre causan trastornos y perturbación en su deber y la calidad de su humanidad es vil, entonces, habría que deshacerse de ellos sin demora, para evitar causar problemas o calamidades a la obra de la iglesia. Este es un problema que los líderes y los obreros deben resolver.

Algunas personas son irresponsables cuando cumplen su deber, lo que tiene como resultado que siempre deba rehacerse su trabajo. Eso afecta seriamente a la eficacia del mismo. Aparte de que una persona carezca de conocimiento especializado y de experiencia, ¿hay otras razones para la aparición de este problema? (Cuando una persona es relativamente arrogante y engreída, toma decisiones por sí misma y no cumple con su deber de acuerdo con los principios). Los conocimientos especializados y la experiencia se pueden adquirir y acumular poco a poco, pero si existe un problema con el carácter de una persona, ¿creéis que es fácil de solucionar? (No, no es fácil). Entonces, ¿cómo se debería resolver? (La persona debe experimentar el castigo, el juicio y la poda). Debe experimentar el juicio, el castigo y la poda. Así es, pero solo lo pueden lograr quienes persiguen la verdad. ¿Pueden aquellos que no aman la verdad aceptar ser podados? No. Cuando siempre hay que rehacer el trabajo al cumplir la gente con su deber, el mayor problema no es la carencia de conocimientos especializados o la falta de experiencia, sino que, como son demasiado santurrones y arrogantes, como no trabajan en armonía, sino que deciden y actúan solos, y así provocan un desastre en el trabajo, no se logra nada, y se desperdicia todo el esfuerzo. Y el problema más grave de ello es el carácter corrupto de la gente. Cuando el carácter corrupto de la gente es demasiado grave, no son buenas personas, son personas malvadas. El carácter de las personas malvadas es mucho más grave que el carácter corrupto común. Las personas malvadas son susceptibles de cometer acciones malvadas, son susceptibles de trastornar y perturbar la obra de la iglesia. Lo único que las personas malvadas son capaces de hacer cuando cumplen un deber es hacer mal las cosas y complicarlas; su trabajo es más problemático que valioso. Algunas personas no son malvadas, pero cumplen con su deber de acuerdo con su carácter corrupto y, del mismo modo, son incapaces de cumplirlo adecuadamente. En síntesis, el carácter corrupto es extremadamente obstructivo para que la gente pueda cumplir adecuadamente con su deber. ¿Qué aspecto del carácter corrupto de la gente diríais que tiene mayor impacto en la efectividad con la cual cumple su deber? (La arrogancia y la santurronería). ¿Y cuáles son las manifestaciones principales de la arrogancia y la santurronería? Tomar decisiones por su cuenta, hacer las cosas a su manera, no escuchar las sugerencias de los demás, no consultar con otros, no cooperar armoniosamente, y siempre tratar de tener la última palabra sobre las cosas. Aunque unos cuantos hermanos y hermanas cooperen para cumplir una tarea concreta, ocupándose cada uno de la suya propia, ciertos líderes de grupo o supervisores siempre quieren tener la última palabra. Hagan lo que hagan, nunca cooperan armoniosamente con los demás y no se involucran en la comunicación, y hacen las cosas precipitadamente sin llegar a un consenso con los demás. Hacen que todo el mundo los escuche solo a ellos, y ahí está el problema. Además, cuando los demás perciben el problema, pero no dan un paso al frente para detener a la persona a cargo, en última instancia se produce una situación en la que las personas no son efectivas en sus deberes, el trabajo se convierte en un desastre y todos los involucrados tienen que rehacer su obra, cansándose en el proceso. ¿Quién es responsable de causar un resultado tan grave? (La persona a cargo). ¿Son también responsables las otras personas involucradas? (Sí). La persona a cargo tomó decisiones por su cuenta, insistiendo en hacer las cosas a su manera, y los demás vieron el problema pero no hicieron nada para detenerlos, y, lo que es más grave, incluso le siguen, ¿no los convierte esto en cómplices? Si no limitas, bloqueas o expones a esta persona, sino que la sigues y le permites que te manipule, ¿no estás dando rienda suelta a Satanás para que perturbe la obra de la iglesia? Esto, desde luego, es tu problema. Cuando veis un problema y no hacéis nada para pararlo, no comunicáis sobre él ni tratáis de limitarlo y, además, no informáis sobre él a vuestros superiores, sino que hacéis el papel de un complaciente, ¿es esto una señal de deslealtad? ¿Son estos complacientes leales a Dios? Ni un poco. Tal persona no es solo desleal con Dios, también actúa como cómplice de Satanás, su asistente y seguidora. Son desleales respecto a su deber y responsabilidad, pero le son bastante leales a Satanás. Ahí radica la esencia del problema. En cuanto a la inhabilidad profesional, es posible aprender constantemente y reunir experiencias mientras cumples con tu deber. Tales problemas pueden ser fácilmente resueltos. Lo más difícil de resolver es el carácter corrupto del hombre. Si no perseguís la verdad ni resolvéis vuestro carácter corrupto, sino que siempre os desempeñáis como complacientes, y no podáis ni ayudáis a los que habéis visto violar los principios, ni los ponéis en evidencia o reveláis, sino que siempre reculáis y no asumís la responsabilidad, entonces un cumplimiento del deber como el vuestro solo comprometerá y demorará la obra de la iglesia. Tratar el cumplimiento del deber como una nimiedad sin asumir ni un mínimo de responsabilidad no solo afecta a la efectividad del trabajo, sino que también conlleva retrasos continuos en la obra de la iglesia. Cuando cumples tu deber de esa manera, ¿no estás siendo superficial e intentando engañar a Dios? ¿Demuestra eso algo de lealtad hacia Él? Si constantemente eres superficial en el cumplimiento de tu deber y nunca te arrepientes, inevitablemente serás descartado.

¿Cómo deberías encarar las dificultades que encuentras al cumplir tu deber? La mejor forma es que todos busquen juntos la verdad para solucionar un problema y alcanzar el consenso. Siempre y cuando entiendas los principios, sabrás qué hacer. Esa es la forma óptima de solucionar los problemas. Si no buscas la verdad para resolver un problema, sino que actúas solo según tus nociones y figuraciones personales, no estarás cumpliendo con tu deber. ¿Qué diferencia hay entre eso y trabajar en la sociedad de los no creyentes o en el mundo de Satanás? La casa de Dios se rige por la verdad y por Dios. No importa qué problema surja, se debe buscar la verdad para solucionarlo. Sin importar cuántas opiniones diferentes haya o cuánto difieran, todas deben ser planteadas y se debe hablar sobre ellas. Después, tras alcanzar el consenso, se debe actuar de acuerdo con los principios. De ese modo, no solo puedes solucionar el problema, sino que también puedes practicar la verdad y cumplir tu deber adecuadamente. También puedes alcanzar una cooperación armoniosa durante el proceso de resolución del problema. A aquellos que cumplen su deber y aman la verdad les resulta fácil aceptarla y someterse a ella; en cambio, a los arrogantes y engreídos les cuesta aceptar la verdad, aun cuando otros les hablen sobre ella. Hay personas que no comprenden la verdad y, sin embargo, siempre quieren que los demás las escuchen. Tales personas solo perturban el desempeño del deber de otras. Esa es la raíz del problema y debe resolverse para poder cumplir el deber adecuadamente. Si, al cumplir el deber, uno siempre es arrogante y obstinado, siempre toma decisiones por sí mismo y hace todo de forma temeraria y según le place, sin cooperar ni debatir las cosas con otros y sin buscar los principios-verdad, ¿qué clase de actitud hacia el deber es esa? ¿Así se puede cumplir el deber adecuadamente? Si esa clase de persona nunca acepta ser podada, no acepta la verdad en absoluto y sigue haciendo las cosas a su manera, apresuradamente y como le apetece, sin arrepentirse ni cambiar, significa que no solo tiene un problema de actitud, sino que existe un problema con su humanidad y su carácter. Es alguien sin humanidad. ¿Puede alguien sin humanidad cumplir su deber adecuadamente? Claro que no. Si, mientras cumple su deber, una persona llega a cometer todo tipo de actos inaceptables y perturba la obra de la iglesia, significa que esa persona es malvada. Las personas así no son aptas para cumplir su deber. El cumplimiento de su deber solo causa perturbación y daño y genera más mal que bien, por lo que deberían ser inhabilitadas del cumplimiento de su deber y depuradas de la iglesia. Por eso la capacidad para cumplir el deber de uno no solo depende del calibre de la persona, sino principalmente de su actitud hacia su deber, de su carácter, de si su humanidad es buena o mala y de si es capaz de aceptar la verdad. Esa es la raíz del problema. Que pongas el corazón en tu deber, que lo hagas lo mejor que puedas y actúes con sinceridad, que tengas una actitud seria y meticulosa hacia el cumplimiento de tu deber, que seas formal y te esfuerces; esas son las cosas en las que Dios se fija, y Él somete a escrutinio a todos. ¿Pueden las personas cumplir su deber adecuadamente si la mayoría son irresponsables y ninguna es formal y si, a pesar de saber en su corazón qué es lo correcto, no luchan por los principios ni se los toman en serio? En este tipo de situación, los líderes y los obreros deben hacer un seguimiento, inspeccionar y ofrecer orientación, o hallar una persona responsable para que sea el líder del grupo o asuma el mando. Así podrá animarse a actuar a la mayoría de las personas y se podrá alcanzar un buen resultado cuando estas cumplan su deber. Si aparece un individuo que perturba y daña, deberá ser depurado directamente, ya que, una vez solucionada la raíz del problema, a las personas les resultará fácil ser eficaces en su deber. Algunas personas pueden tener algo de aptitud, pero son irresponsables en el cumplimiento de su deber; puede que tengan habilidades técnicas o conocimientos profesionales, pero no se los enseñan a otras personas. Los líderes y los obreros deben solucionar este problema. Deben hablar con ellas y animarlas a enseñar sus habilidades a otras personas para que estas últimas puedan aprender las habilidades lo más rápido posible y dominar los conocimientos profesionales. Si tienes muchos conocimientos profesionales, no debes darte aires de superioridad ni presumir de tus aptitudes, sino que debes enseñar proactivamente tus habilidades y conocimientos a los novatos para que todos juntos podáis cumplir vuestro deber adecuadamente. Puede que seas la persona con más conocimientos sobre tu profesión y que seas el número uno en cuanto a capacidades, pero ese es un don que Dios te ha dado y deberías usarlo para cumplir tu deber y hacer uso de tus fortalezas. No importa lo capacitado o talentoso seas, no puedes asumir el trabajo solo; un deber se cumple más eficazmente si todos son capaces de adquirir las habilidades y los conocimientos de una profesión. Como dice el dicho, una cerca necesita tres postes. No importa lo capaz que sea una persona, sin la ayuda de los demás, no alcanza. Por lo tanto, nadie debería ser arrogante ni debería desear actuar o tomar decisiones por sí mismo. Las personas deberían rebelarse contra la carne, dejar de lado sus propias ideas y opiniones y trabajar en armonía con todos los demás. Quien tenga conocimientos profesionales debería ayudar a los demás amorosamente, para que estos también puedan dominar esas habilidades y conocimientos. Se trata de algo beneficioso para el desempeño del deber. Si el hecho de tener una habilidad se considera siempre una fuente de ingresos y temes que por enseñársela a otros vayas a quedarte sin sustento, estarás adoptando el punto de vista de los no creyentes. Es una práctica egoísta y vil, y no será aceptada en la casa de Dios. Si nunca puedes aceptar la verdad ni estás dispuesto a trabajar, solo serás descartado. Si eres considerado con las intenciones de Dios y estás dispuesto a ser leal a la obra de Su casa, deberías ofrecer todas tus fortalezas y habilidades para que otros puedan aprenderlas y adquirirlas y así cumplir mejor su deber. Eso es lo que concuerda con las intenciones de Dios; solo tales personas tienen humanidad y son amadas y bendecidas por Dios.

¿Qué hay que hacer para cumplir bien con el deber? Uno debe llegar a cumplirlo con todo el corazón y todas sus energías. Utilizar todo el corazón y todas las energías implica dedicar todos los pensamientos al cumplimiento del deber y no dejar que otras cosas los ocupen, y luego aplicar la energía que uno tiene, ejerciendo la totalidad del poder propio, y aportando el calibre, los dones, las fuerzas y las cosas que ha comprendido a la tarea. Si tienes la capacidad de comprender y entender, y tienes una buena idea, debes comunicarla a los demás. Esto es lo que significa cooperar en armonía. Así es como cumplirás bien con tu deber, cómo lograrás un cumplimiento satisfactorio de tu deber. Si deseas asumirlo todo tú mismo siempre, si siempre quieres hacer grandes cosas en solitario, si siempre quieres ser el centro tú, y no otros, ¿estás cumpliendo con tu deber? Lo que estás haciendo se llama autocracia; es montar un espectáculo. Es un comportamiento satánico, no el cumplimiento del deber. Nadie, sin importar sus fortalezas, dones o talentos especiales, puede asumir todo el trabajo por sí mismo; deben aprender a cooperar en armonía si quieren hacer bien el trabajo de la iglesia. Por eso, la cooperación armoniosa es un principio de la práctica del cumplimiento del deber. Mientras apliques todo tu corazón y toda tu energía y toda tu lealtad, y ofrezcas todo lo que puedes hacer, estarás cumpliendo bien tu deber. Si tienes un pensamiento o una idea, cuéntaselo a los demás, no lo retengas ni lo guardes; si tienes sugerencias, bríndalas: sea de quien sea una idea que concuerde con la verdad, hay que admitirla y obedecerla. Hazlo y habrás logrado la cooperación en armonía. Esto es lo que significa cumplir lealmente con el deber. Al cumplir con tu deber, no se te pide que lo asumas todo tú mismo, ni que trabajes sin descanso, ni que seas “la única flor en el tiesto” o un individualista; más bien, se te pide que aprendas a cooperar con los demás en armonía, y que hagas todo lo que puedas, que cumplas con tus responsabilidades, que ejerzas toda tu energía. Eso es lo que significa cumplir con tu deber. Cumplir con tu deber es ejercer todo el poder y la luz que posees para lograr un resultado. Con eso es suficiente. No trates siempre de presumir, de decir cosas altisonantes, de hacer las cosas en solitario. Debes aprender a cooperar con otra gente y centrarte más en escuchar las sugerencias de otros y en descubrir sus puntos fuertes. De este modo, cooperar en armonía resulta fácil. Si siempre intentas alardear y tener la última palabra, no estás cooperando en armonía. ¿Qué estás haciendo? Estás causando una perturbación y socavando a los demás. Eso es lo mismo que hacer el papel de Satanás; no es el cumplimiento del deber. Si siempre haces cosas que causan una perturbación y socavan a los demás, entonces no importa cuánto esfuerzo gastes o cuánto cuidado pongas, Dios no lo recordará. Puede que tengas poca fuerza, pero si eres capaz de trabajar con otros y de aceptar sugerencias adecuadas, y si tienes las motivaciones correctas y puedes proteger la obra de la casa de Dios, entonces eres una persona idónea. A veces, con una sola frase, puedes resolver un problema y beneficiar a todos; otras, después de que compartes una sola declaración de la verdad, todos tienen una senda que practicar, y son capaces de trabajar armoniosamente juntos, y todos se esfuerzan hacia un objetivo común, y comparten los mismos puntos de vista y opiniones, con lo que el trabajo resulta particularmente efectivo. Aunque nadie recuerde que desempeñaste este papel, y tú no sientas que te has esforzado mucho, Dios verá que eres una persona que practica la verdad, una persona que actúa según los principios. Dios recordará que lo has hecho. A eso se le llama cumplir lealmente con tu deber. No importa qué dificultades tengas al cumplir tu deber, todas pueden, de hecho, solucionarse fácilmente. Mientras seas una persona honesta con un corazón dispuesto hacia Dios y seas capaz de buscar la verdad, no hay problema que no pueda resolverse. Si no comprendes la verdad, debes aprender a obedecer. Si hay alguien que comprende la verdad o habla de acuerdo con esta, debes aceptarla y obedecer. Bajo ningún concepto debes hacer cosas que perturben o perjudiquen, y no actúes ni tomes decisiones por ti mismo. Así, no harás maldades. Debes recordarlo: cumplir con tu deber no es una cuestión de acometer tus propios empeños o tu propia gestión. Este no es tu trabajo personal, es la obra de la iglesia, y tú solo aportas las fortalezas que tengas. Lo que haces en la obra de gestión de Dios es solo una pequeña parte de la colaboración del hombre. El tuyo es solo un papel menor secundario. Esa es la responsabilidad que tienes. En tu corazón, debes tener esa razón. Y así, sin importar cuántas personas estén cumpliendo juntas con su deber o a qué dificultades se enfrenten, lo primero que todos deberían hacer es orar a Dios y compartir en comunión, buscar la verdad, y luego determinar cuáles son los principios de práctica. Al cumplir con su deber de esa manera, tendrán una senda de práctica. Algunos siempre intentan alardear y, cuando se les asigna responsabilidad en un trabajo, siempre quieren tener la última palabra. ¿Qué clase de comportamiento es este? Es hacer lo que les da la gana. Hacen planes por su cuenta, sin informar sobre sus opiniones ni discutirlas con nadie; no las comparten ni las abren a los demás, sino que las mantienen ocultas en su corazón. Cuando llega el momento de actuar, siempre quieren asombrar a los demás con sus magníficos logros, darles a todos una gran sorpresa para que los tengan en alta estima. ¿Es eso cumplir con su deber? Están intentando alardear; y cuando tengan estatus y renombre, comenzarán a ocuparse de sus propios asuntos. ¿Acaso esas personas no tienen ambiciones descabelladas? ¿Por qué no le dirías a nadie lo que estás haciendo? Si este trabajo no es solo tuyo, ¿a qué viene actuar sin discutirlo con nadie y tomar decisiones por tu cuenta? ¿Por qué actuar en secreto, moviéndote en las sombras para que nadie lo sepa? ¿Por qué intentar siempre que la gente te haga caso solo a ti? Está claro que consideras este trabajo como tu obra personal. Eres el jefe y todos los demás son obreros: todos trabajan para ti. Si siempre tienes esta mentalidad, ¿no es eso un problema? ¿Acaso lo que revela este tipo de persona no es el carácter propio de Satanás? Cuando la gente así cumple con un deber, tarde o temprano será descartada.

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