Entregando el corazón a Dios, se puede obtener la verdad (Parte 1)
¿Qué pruebas sois capaces de sobrellevar en la actualidad? ¿Os atrevéis a decir que tenéis una base, que os podéis mantener firmes al enfrentaros con tentaciones? Las tentaciones que supone ser cazado y perseguido por Satanás, por ejemplo, o del estatus y el prestigio, del matrimonio o la riqueza, ¿sois capaces de superar esas tentaciones? (Más o menos, podemos superar algunas de ellas). ¿Cuántos niveles de tentaciones existen? ¿Y qué nivel podéis superar? Por ejemplo, puede que no te asustes cuando oigas que han arrestado a alguien por creer en Dios, y puede que tampoco lo hagas al ver que arrestan y torturan a otros, sin embargo, si te arrestan a ti, si te encuentras en esa situación, ¿eres capaz de mantenerte firme? Se trata de una gran tentación, ¿verdad? Digamos, por ejemplo, que conoces a alguien de bastante buena humanidad, que es apasionado en su fe en Dios, que ha renunciado a la familia y a su carrera para cumplir con su deber y que ha sufrido muchas adversidades. De repente, llega un día en que es arrestado y sentenciado a prisión a causa de su fe en Dios, y te enteras de que a continuación fue golpeado hasta la muerte. ¿Es eso una tentación para ti? ¿Cómo reaccionarías si te ocurriera a ti? ¿Cómo lo experimentarías? ¿Buscarías la verdad? ¿Cómo la buscarías? Ante semejante tentación, ¿cómo conseguirías mantenerte firme, entender la intención de Dios y, a partir de ahí, ganar la verdad? ¿Has considerado tales cosas alguna vez? ¿Son tentaciones fáciles de superar? ¿Son algo extraordinario? ¿Cómo se deben experimentar las cosas que son excepcionales y contradicen las nociones y figuraciones humanas? Si no tienes senda alguna, ¿eres propenso a quejarte? ¿Eres capaz de buscar la verdad en las palabras de Dios y ver la esencia de los problemas? ¿Puedes usar la verdad para determinar cuáles son los principios de práctica adecuados? ¿No es eso lo que deben hacer aquellos que persiguen la verdad? ¿Cómo puedes conocer la obra de Dios? ¿Cómo debes experimentarla a fin de obtener los frutos del juicio, la purificación, la salvación y la perfección de Dios? ¿Qué verdades deben entenderse para resolver las innumerables nociones y agravios de la gente contra Dios? ¿Cuáles son las verdades más útiles de las que debes dotarte, aquellas que te permitirán mantenerte firme ante las diversas pruebas? ¿Cuál es vuestra estatura ahora mismo? ¿Qué nivel de tentaciones podéis superar? ¿Tenéis alguna idea? Si no la tenéis, es que se trata de algo cuestionable. Acabáis de decir que “más o menos podéis superar algunas de ellas”. Eso son palabras confusas. Debéis tener claro cuál es vuestra estatura, de qué verdades os habéis dotado ya, qué tentaciones sois capaces de superar, qué pruebas podéis aceptar, y qué verdades y conocimientos de la obra de Dios debéis poseer y qué senda debéis escoger ante las distintas pruebas para satisfacer a Dios; debéis tener una idea definida sobre todo eso. Cuando te encuentras con algo que no encaja con tus nociones y figuraciones, ¿cómo lo experimentas? La cuestión a considerar es cómo debes dotarte de la verdad —y de los aspectos de esta— a fin de afrontar esa situación sin problemas, para no solo resolver tus nociones, sino también lograr un verdadero conocimiento de Dios. ¿No es ese el objetivo? ¿Qué tipo de tentaciones experimentáis normalmente? (Estatus, fama, beneficio, dinero, relaciones entre hombres y mujeres). Básicamente, esas son las más comunes. Y respecto a vuestra estatura actual, ¿en qué tentaciones sois capaces de controlaros y manteneros firmes? ¿Poseéis auténtica estatura para superar esas tentaciones? ¿Podéis garantizar con seguridad que cumpliréis adecuadamente con vuestro deber y que no haréis nada que vulnere la verdad o que trastorne, perturbe, sea desafiante y rebelde o moleste a Dios? (No). Entonces, ¿qué debéis hacer para cumplir con vuestro deber adecuadamente? Para empezar, debéis examinaros a vosotros mismos en todas las cosas para ver si vuestras acciones están de acuerdo o no con los principios-verdad, comprobar si estas son superficiales, y si existen elementos rebeldes o de resistencia. Si los hay, debéis buscar la verdad para resolverlos. Además, si hay cosas que no conocéis sobre vosotros mismos, debéis buscar la verdad para resolverlas. Si se os poda, debéis aceptarlo y someteros. Mientras que las personas hablen de manera que se ajuste a los hechos, de ningún modo podéis discutir e incurrir en falacias con ellas; solo entonces podréis llegar a conoceros a vosotros mismos y arrepentiros con sinceridad. La gente debe cumplir los requisitos de estos dos aspectos de las cosas y tener una entrada sincera. De ese modo, podrán lograr un entendimiento de la verdad y entrar en la realidad, además de cumplir con su deber a un nivel aceptable.
Algunas personas dicen: “La mayor parte del tiempo no sé cómo buscar la verdad cuando me sucede algo e, incluso cuando sé cómo hacerlo, no hallo respuesta. He orado, buscado y esperado, pero ha sido en vano. No sé qué hacer. Deseo encontrar las palabras de Dios para resolver esto, pero hay muchísimas. No sé qué fragmento de las palabras de Dios he de leer que pueda aplicarse en este caso para solucionar mi problema”. ¿Qué deben hacer entonces? Existe un críterio básico al respecto: cuando os ocurra algo y no sepáis qué hacer, lo más importante que debéis hacer es seguir vuestra conciencia. Esta es un salvavidas, un punto de referencia al que atenerse sobre todo lo demás, y también un principio de práctica. Entonces, ¿qué grado de dominio ejerce la conciencia en cada persona? Cuando una persona no comprende la verdad, lo grande que sea el papel que su conciencia puede desempeñar depende de cómo es su humanidad. Si alguna persona no entiende la verdad y no actúa de acuerdo con su conciencia, y no puedes ver ningún aspecto de sus acciones que muestre consideración por las intenciones de Dios ni puedes ver en ella un corazón temeroso de Dios, si no puedes ver nada de esto, entonces, ¿se puede considerar que esta persona posee conciencia y humanidad? (No). ¿Qué tipo de persona es esta? Esta clase de persona se define precisamente como alguien sin humanidad. No hace las cosas de acuerdo con la razón ni de acuerdo con la conciencia, rebasando la referencia de la conducta humana. Algunas personas no entienden muchas verdades. No entienden los principios en nada de lo que hacen y, cuando se encuentran con un problema, no saben cuál es la forma adecuada de abordarlo. ¿Cómo debe practicar la gente en esta situación? El estándar mínimo es actuar de acuerdo con la conciencia; esto es lo básico. ¿Cómo deberías actuar de acuerdo con la conciencia? Actúa desde la sinceridad y siendo digno de la bondad de Dios, de que Él te haya dado esta vida y de esta oportunidad otorgada por Él para obtener la salvación. ¿Es eso el efecto de tu conciencia? Una vez que cumplas este criterio mínimo habrás obtenido protección y no cometerás errores graves. Entonces, no será tan fácil hacer cosas para rebelarte contra Dios o eludir tus responsabilidades, ni tenderás a actuar de manera superficial. Tampoco será fácil que maquines para tu propio estatus, fama, beneficio y futuro. Este es el papel de la conciencia. Tanto la conciencia como la razón deben ser componentes de la humanidad de una persona. Ambas son las más fundamentales e importantes. ¿Qué clase de persona es la que carece de conciencia y no tiene la razón de la humanidad normal? Hablando en términos generales, es una persona que carece de humanidad, una persona de una humanidad extremadamente pobre. Entrando en más detalle, ¿qué manifestaciones de humanidad perdida exhibe esta persona? Prueba a analizar qué características se hallan en tales personas y qué manifestaciones específicas presentan. (Son egoístas y vulgares). Las personas egoístas y vulgares son superficiales en sus acciones y se mantienen alejadas de las cosas que no les conciernen de manera personal. No consideran los intereses de la casa de Dios ni muestran consideración por las intenciones de Dios. No asumen ninguna carga de desempeñar sus deberes o de dar testimonio de Dios y no poseen ningún sentido de responsabilidad. ¿Qué es lo que piensan cuando hacen algo? Su primera consideración es, “¿Sabrá Dios si hago esto? ¿Es visible a las otras personas? Si las otras personas no ven que dedico todo este esfuerzo y que trabajo arduamente y si Dios tampoco lo ve, entonces es inútil que dedique semejante esfuerzo o sufra por esto”. ¿No es esto extremadamente egoísta? También es un bajo tipo de intención. Cuando piensan y actúan de esta manera, ¿está su conciencia desempeñando algún papel? ¿Está su conciencia acusada en esto? No, su conciencia no interviene ni está acusada. Hay algunas personas que no asumen ninguna responsabilidad, independientemente del deber que estén cumpliendo. Tampoco informan con celeridad a sus superiores de los problemas que descubren. Cuando ven a gente que causa trastornos y perturbaciones, hacen la vista gorda. Cuando ven a personas malvadas cometiendo el mal, no intentan detenerlas. No protegen los intereses de la casa de Dios ni consideran lo que es su deber y responsabilidad. Cuando cumplen con su deber, las personas así no hacen ningún trabajo real; son unos complacientes y están sedientos de comodidades; hablan y actúan solo por su propia vanidad, su imagen, su estatus y sus intereses, y están solo dispuestos a dedicar su tiempo y esfuerzo a cosas que les beneficien. Las acciones e intenciones de alguien así son claras para todos. Salen de repente siempre que hay una oportunidad para mostrar su rostro o para disfrutar alguna bendición. Pero, cuando no hay una oportunidad para mostrar su rostro, o en cuanto llega un tiempo de sufrimiento, desaparecen de la vista como una tortuga que esconde la cabeza. ¿Tiene esta clase de persona conciencia y razón? (No). ¿Siente remordimiento una persona sin conciencia ni razón que se comporta de esta manera? Esa gente no tiene sensación alguna de remordimiento; la conciencia de esta clase de persona no le sirve para nada. Nunca ha sentido remordimiento de conciencia. Así pues, ¿puede percibir el reproche o la disciplina del Espíritu Santo? No.
La obra del Espíritu Santo tiene principios y requisitos previos. ¿En qué clase de persona suele hacer Su obra el Espíritu Santo? ¿Qué requisitos previos debe cumplir una persona para recibir la obra del Espíritu Santo? Aquellos que creen en Dios han de entender qué deben poseer como mínimo para recibir la obra del Espíritu Santo. Como mínimo, deben poseer conciencia y un corazón honesto, y su conciencia debe tener un punto de honestidad. Tu corazón debe ser honesto y aceptar el escrutinio de Dios. Aquellos que no se atreven a aceptar el escrutinio de Dios no son personas honestas ni creen sinceramente en Él. La gente siempre dice que Dios escruta las profundidades del corazón de las personas, que lo observa todo, y que el hombre ve el exterior, mientras que Dios ve el corazón, pero ¿por qué la gente no puede aceptar el escrutinio de Dios? ¿Por qué no pueden escuchar Sus palabras y someterse a Él? La explicación es que solo entienden las palabras y las doctrinas, pero no aman la verdad. ¿Por qué algunas personas nunca son capaces de recibir la obra del Espíritu Santo, siempre se hallan en un estado negativo, deprimido, sin alegría ni paz? Si examinas cuidadosamente sus estados, en general no tienen conocimiento de su conciencia, no poseen un corazón honesto, son de bajo calibre y no se esmeran por la verdad, por lo que sus estados muy rara vez son normales. Los que aman la verdad son diferentes. Siempre se esfuerzan por ella, su estado mejora a medida que van comprendiéndola, y son capaces de resolver algunos problemas reales conforme comprenden partes de la verdad, de modo que sus estados mejoran sin cesar y se vuelven cada vez más normales. No importa lo que les suceda, rara vez se muestran negativos, y son capaces de vivir en presencia de Dios. A lo largo de cualquier período de experiencia, siempre adquieren beneficios y conocimientos, y siempre alcanzan logros en el cumplimiento de su deber. Son capaces de ganarse a la gente mediante la difusión del evangelio, y cualquiera que sea su deber, lo desempeñan de acuerdo a los principios. ¿De dónde provienen esos beneficios? Son resultados logrados mediante una lectura frecuente de las palabras de Dios y la obtención del esclarecimiento, la iluminación y la comprensión de la verdad, resultados conseguidos a través de la obra del Espíritu Santo. Solo cuando poseas un corazón honesto y la conciencia y la razón que la humanidad debería poseer, podrá el Espíritu Santo realizar Su obra en ti. ¿Comprendéis todos las reglas de la obra del Espíritu Santo? ¿En qué tipo de persona realiza Su obra el Espíritu Santo? El Espíritu Santo suele obrar sobre aquellos que son honestos de corazón. Él obra sobre quienes tienen dificultades y buscan la verdad. Dios no presta atención a aquellos que carecen de humanidad, que no tienen conciencia o razón alguna. Si alguien es honesto, pero su corazón se aleja temporalmente de Dios, no quiere intentar ser mejor, se estanca en un estado negativo, no ora ni busca la verdad para resolver todo, no está dispuesto a cooperar, etc., en ese estado de oscuridad y degradación temporales, el Espíritu Santo no realiza Su obra. Entonces, ¿lo hará por alguien que fundamentalmente no tiene conciencia de la humanidad? No lo hará, desde luego. ¿Qué hace Dios con ese tipo de personas que no tienen ni conciencia ni razón, que no aman en absoluto la verdad? No les presta atención. ¿Existe alguna esperanza para esas personas? Queda un hilo de esperanza. La única salida que tienen es arrepentirse de verdad y convertirse en personas honestas; solo entonces podrán recibir la obra del Espíritu Santo. ¿Cómo puede alguien convertirse en una persona honesta? En primer lugar, debes abrir tu corazón a Dios y buscar la verdad en Él, y cuando comprendas la verdad, debes ser capaz de ponerla en práctica y someterte a los arreglos de Dios, lo que equivale a entregarle tu corazón. Solo entonces Dios te aceptará. Primero debes rebelarte contra tu carne, desprenderte de tu vanidad y orgullo, renunciar a tus propios intereses, entregarte a tu deber, tanto en cuerpo como en mente, cumplir con tu deber con un corazón sumiso, y creer en tu corazón que, mientras satisfagas a Dios, poco importa lo que sufras. Si te encuentras con dificultades y oras a Dios y buscas la verdad, observa cómo te guía Dios, y si posees o no paz y alegría en tu corazón, si tienes o no tal evidencia. Si quieres recibir la obra del Espíritu Santo, primero, debes arrepentirte de verdad, entregarte a Dios, abrir tu corazón en Su presencia y renunciar a la inmundicia que tanto aprecias, como la fama, el beneficio y el estatus. Si continúas persiguiendo esas cosas, y aun así pretendes exigir grandes bendiciones de Dios, ¿te aceptará Él? La obra del Espíritu Santo tiene requisitos previos. Dios es un Dios que aborrece el mal, un Dios santo. Si las personas siempre persiguen la fama, el beneficio y el estatus, y no pueden renunciar a esas cosas en ningún momento, si sus corazones están cerrados a Dios, si no se atreven a abrirse a Él, si siempre rechazan Su obra y Su guía, entonces Él no hace nada. Dios no tiene que realizar Su obra sobre todas las personas, obligándote a hacer esto o aquello. Dios no te obliga. Solo los espíritus malvados obligan a la gente a hacer una cosa u otra, incluso poseyendo por la fuerza a la gente para controlarla. La obra del Espíritu Santo es especialmente amable, de tal manera que cuando Él obra en ti, ni siquiera lo notas. Es como si adquirieras entendimiento y despertaras de manera inconsciente. Así es como el Espíritu Santo obra en las personas. Así que, si alguien quiere recibir la obra del Espíritu Santo, debe arrepentirse y cooperar de verdad.
¿Cómo haces para entregar tu corazón a Dios? Cuando te sucedan cosas, debes declarar a Dios que no confiarás en ti mismo. Entregar tu corazón a Dios significa permitir que Él sea el amo de tu casa. Además, debes renunciar a las cosas que te impiden practicar la verdad, como la reputación, el estatus, la vanidad y el orgullo, permitir que Dios te guíe, que tu corazón se someta a Él y que sea Él quien gobierne tu corazón, y actuar de acuerdo con Sus palabras. Una vez que seas capaz de renunciar a las cosas de las que disfruta la carne, y Dios vea que ya no soportas carga alguna, sino que te presentas ante Él con un corazón sumiso, dispuesto a escuchar Sus palabras y a someterte a Sus arreglos y planes, para permitirle actuar, y guiarte; una vez que Dios vea que eres sincero, el Espíritu Santo realizará Su obra. Primero, debes arrepentirte de verdad, volcar tu corazón en Dios, mostrar consideración por Sus intenciones y esforzarte por alcanzar la verdad. No puedes ser negativo ni perezoso, y mucho menos testarudo. Si siempre quieres estar al mando, ser el amo de tu propia casa y actuar de acuerdo con tus propias preferencias, ¿qué clase de actitud es esa? ¿Qué estado es ese? Eso es rebelión y resistencia. ¿Crees que Dios tiene que salvarte, que no puede estar sin ti? ¿Es así? ¿Por qué la obra de Dios en los últimos días se ha orientado hacia los gentiles? ¿Por qué no realiza Su obra en Israel? ¿Por qué no la realiza en el mundo religioso? Porque son muy rebeldes y se resisten demasiado a Dios, por eso ha orientado esa obra hacia los gentiles. ¿Cómo enfoca Dios este asunto? Dios salva a aquellos que aceptan la verdad. No importa si se convierten desde la religión o si quienes aceptan esa obra son no creyentes: Dios es misericordioso y salva a aquellos que aceptan la verdad. ¿Lo tenéis todos claro? Todo lo que Dios hace es muy significativo y está impregnado de Su carácter y Su sabiduría. Por supuesto, las personas no tienen nada de qué jactarse cuando comprenden los deseos de Dios o se someten a Sus arreglos. No pienses que eres inteligente o que amas la verdad, o que eres mucho más fuerte que otras personas. Solo porque seas inteligente en un asunto no significa necesariamente que lo seas en otro, así que debes orar a menudo y buscar la verdad en todas las cosas. Debes examinar todas tus acciones para ver si tienes o no un corazón temeroso de Dios, si dichas acciones están o no de acuerdo con la verdad, y si son o no capaces de satisfacer las intenciones de Dios.
Independientemente de que vuestra humanidad alcance o no un nivel aceptable, o de que esté a la altura de una conciencia y razón normales, Dios solo se complace con aquellas personas que persiguen la verdad. La búsqueda de la verdad y la entrada en la vida no tienen fin. Si alguien solo posee conciencia y actúa de acuerdo con ella, ese principio no cumple con el criterio de la verdad. Dicha persona también debe pagar el precio que conlleva esforzarse por la verdad, comportarse según los requisitos de Dios y cumplir bien con su deber de acuerdo con Sus exigencias. Solo mediante una búsqueda así se puede lograr la entrada en la vida, comprender y obtener la verdad, y satisfacer las intenciones de Dios. Hay personas que tienen cierta humanidad, que poseen algo de conciencia y razón, y por eso piensan: “Cumplir con mi deber según mi conciencia será digno de Dios”. ¿Están en lo cierto? ¿Puede el criterio de la conciencia sustituir al de la verdad? ¿Puedes someterte a Dios actuando según tu conciencia? ¿Puedes seguir la voluntad de Dios? ¿Puedes odiar a Satanás y rebelarte contra él? ¿Puedes amar a Dios de verdad? ¿Puedes humillar a Satanás? ¿Actuar según tu conciencia es un verdadero testimonio? Nada de eso es factible. ¿Qué constituye el criterio de la conciencia? La conciencia es un sentimiento en el corazón de alguien, un juicio del corazón, y representa las preferencias de la humanidad normal. A menudo, muchos artículos de la ley y nociones de moralidad se basan en sentimientos de la conciencia, y de ese modo dichos sentimientos toman fácilmente los artículos de la ley y nociones de moralidad como criterio. Así pues, los sentimientos de la conciencia están muy lejos del criterio de la verdad, y además se encuentran sujetos a limitaciones emocionales, o sometidos a engaño y desorientación al oír palabras que suenan bien, lo que da lugar a muchos errores. Si las personas no comprenden la verdad, son susceptibles a los engaños de los demonios, permitiendo así que Satanás tenga ventaja sobre ellas. Por lo tanto, actuar según tu conciencia está muy por debajo de las exigencias de Dios. También debes esforzarte por la verdad. Solo cuando comprendas la verdad y cumplas con tu deber de acuerdo con los principios, podrás satisfacer los requisitos de Dios. El criterio de la verdad supera con creces al de la conciencia. Si te limitas a cumplir con tu deber de acuerdo con tu conciencia, ¿podrás recibir la aprobación de Dios? No. Porque la conciencia no puede sustituir la verdad, y menos aún los requisitos de Dios. No te puedes contentar con cumplir con tu deber según tu conciencia. Eso no puede hacerte merecedor de la aprobación de Dios.
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