La buena conducta no implica que se haya transformado el carácter (Parte 2)
Para cambiar de carácter primero es necesario comprender qué cosas no están relacionadas con el cambio de carácter ni entran en el ámbito del cambio de carácter, sino que, en su lugar, son buenas conductas de cara al exterior, y también a qué se refiere el cambio de carácter del que Dios habla y lo que Dios quiere cambiar en el hombre; la gente debe comprender estas cuestiones. Lo que el hombre considera un cambio de carácter solo es un cambio de conducta, y eso es algo diferente y una senda distinta del cambio de carácter del que Dios habla. ¿Puede lo que el hombre considera un cambio de carácter asegurar que las personas no desobedecerán, no se opondrán ni traicionarán a Dios? ¿Puede hacer que finalmente se mantengan firmes en el testimonio y satisfagan la voluntad de Dios? El cambio de carácter del que Dios habla significa que, a través de practicar la verdad, a través de experimentar Su juicio y castigo, y por el hecho de que Él poda a las personas, las pone a prueba y las refina, estas logran comprender la voluntad de Dios y los principios verdad, y entonces viven según estos principios y adquieren un corazón que obedece y teme a Dios, sin ningún malentendido sobre Él, y con un conocimiento y una adoración de Dios verdaderos. De lo que Dios habla es un cambio en el carácter de una persona, pero ¿a qué se refiere el cambio de carácter del que el hombre habla? Se refiere a mejorar la conducta, a parecer educado y calmado, y a no ser arrogante; significa hablar de una manera refinada y disciplinada, sin ser desagradable ni malvado, y expresarse y comportarse con conciencia, razón y criterios morales. ¿Hay alguna diferencia entre el cambio de carácter del que el hombre habla y el cambio de carácter que Dios requiere? ¿Cuál es la diferencia? El cambio de carácter del que el hombre habla es un cambio en la conducta externa, un cambio que se ajusta a las nociones y la figuración humanas. El cambio de carácter que Dios requiere consiste en deshacerse del carácter corrupto de cada uno, es un cambio en el carácter vital que se produce al comprender la verdad, un cambio en las perspectivas sobre las cosas de cada uno, un cambio en la actitud y los valores sobre la vida de cada uno. Hay una diferencia. Independientemente de si te ocupas de personas o de cosas, tus motivos, los principios de tus acciones y tu criterio de evaluación deben estar de acuerdo con la verdad, y debes buscar los principios verdad; esta es la única manera de lograr un cambio de carácter. Si siempre te evalúas según criterios de conducta, si siempre centras los cambios en tu conducta externa, y crees que vives con semejanza humana y que cuentas con la aprobación de Dios solo porque te portas un poco bien, estás completamente equivocado. Puesto que tienes actitudes corruptas, y te puedes oponer a Dios y corres el riesgo de traicionarlo, si no buscas la verdad para resolver tu propio carácter corrupto, independientemente de lo buena que pueda ser tu conducta externa, no podrás alcanzar una obediencia a Dios verdadera, y no podrás temer a Dios y apartarte del mal. ¿Puede la mera buena conducta externa generar un corazón temeroso de Dios? ¿Puede hacer que una persona tema a Dios y se aparte del mal? Si la gente no puede temer a Dios y apartarse del mal, entonces, por mucha buena conducta que tenga, eso no significa que tenga una obediencia a Dios verdadera. Por tanto, por mucha buena conducta que uno tenga, eso no implica un cambio de carácter. Algunos hablan de una manera muy refinada, nunca utilizan un lenguaje grosero, como los estudiosos: las palabras incluso fluyen de su boca como si salieran de las plumas de los maestros, como los literatos o los oradores. Si nos fijamos en estas conductas y manifestaciones superficiales, no se observa ningún problema, pero ¿cómo puedes descubrir si hay problemas en su carácter? ¿Cómo puedes evaluar si ha habido algún cambio en su carácter? ¿Cómo se puede ver esto? (Observando su actitud hacia la verdad). Este es un indicador para evaluarlo. ¿Hay otros? (Fijarse en sus principios para hacer las cosas y en sus puntos de vista sobre ellas). Ese es el quid de la cuestión. No debes fijarte en su manera de hablar, en si usa un lenguaje elegante o vulgar, o intelectual, no te fijes en la superficie. Algunas personas hablan de una manera muy rebuscada, no saben expresarse y se muestran inquietas cuando están nerviosas; ¿está esto relacionado con su carácter? (No). Esto solo es una conducta externa; como mucho está relacionado con su temperamento personal o su crianza familiar, no con su carácter. Así pues, ¿cómo puedes ver qué tipo de carácter tienen, si este ha cambiado y si son personas que practican la verdad? Debes fijarte en el contenido de su discurso. Si cada una de sus palabras es veraz y proviene del fondo del corazón, sin ningún deseo ni ambición, y no ocultan ninguna intención, si estas personas solo pronuncian palabras sinceras y honestas, y son capaces de abrirse a los demás con relación a sus propias dificultades y debilidades, y comunicar y compartir con otros la luz y el esclarecimiento que reciben, si son sinceras respecto a lo que quieran hacer, y desnudan y revelan todo su interior, entonces, ¿no se trata de personas que persiguen la verdad? No hablemos de momento de si su carácter ha cambiado o no, o de cuánto ha cambiado, pero a juzgar por estas revelaciones y manifestaciones, se trata de personas que practican la verdad. Ahora, fijémonos en la manera como tratan a otras personas. Son capaces de tratar a la gente de manera justa y no reprimirla, apoyan y ayudan a los hermanos y las hermanas débiles, y no se burlan de ellos. Además, se comprometen y son considerados con la voluntad de Dios en sus deberes, e independientemente de las dificultades con que se encuentren, no tiran la toalla y son capaces de defender los intereses de la casa de Dios. ¿Acaso no se trata de manifestaciones de personas que practican la verdad? (Sí). Estas personas son relativamente rectas y aman la verdad en un grado comparativamente alto. Pueden hablar de una manera muy refinada, vestir muy adecuadamente y parecer muy devotas por fuera, pero ¿cuál es el contenido de su discurso? Dicen: “Solía trabajar junto con el líder fulano de tal, que tenía un defecto en el habla, de manera que yo tenía que hablar más durante la plática en las reuniones; quien es capaz siempre debe trabajar más, ¿verdad? Como resultado, los hermanos y las hermanas comenzaron a idolatrarme, no pude evitar que lo hicieran, tuve que seguir compartiendo. Después de que yo los regara personalmente, un gran número de hermanos y hermanas estrechó bastante su relación conmigo, de manera que cuando alguno de ellos tenía algún problema, normalmente yo podía resolverlo. Cuando alguien se sentía débil, solo tenía que hablar con esa persona, y esta recobraba la fuerza. No tengo otros defectos, mi gran culpa es tener un corazón indulgente. No puedo ver que otros sufran; siempre que alguien sufre, me pongo nervioso y deseo que yo pudiera sufrir en su lugar”. ¿Qué significan estas palabras? No parecen problemáticas, pero ¿hay algún problema con los motivos de su discurso? (Sí, se enaltece y da testimonio de sí mismo). ¿Cuál es el carácter de este tipo de persona? Su carácter es arrogante y taimado, quiere utilizar este método y usar todas estas palabras para producir un efecto, para insinuar en cierto modo algo más, para hacer que los demás la admiren y la adoren. Esta es la intención y la finalidad de sus palabras. Las personas confundidas que carecen de discernimiento la escuchan y piensan: “Esta persona es realmente fabulosa, no es de extrañar que sea líder, es mejor que nosotros, rezuma liderazgo”. Así piensa una persona confundida que no puede desentrañar las cosas. Quienes tengan discernimiento, lo entenderán: “Ha hablado mucho sobre lo bueno que es, sobre cuánto se esfuerza y los servicios que ha prestado, sobre cómo ha beneficiado y ayudado a los hermanos y las hermanas, para que la gente lo admire, al tiempo que afirma que no quiere que la gente lo admire. De hecho, va de un lado a otro y trajina incansablemente para que la gente lo admire y lo adore. ¡No solo es arrogante, sino también muy taimado! Quiere ganarse el corazón de las personas, competir con Dios por el estatus, y utiliza este método para engañar a la gente. ¿Acaso no es como Pablo? ¡Es un diablo! Ha hablado durante largo tiempo sin mencionar ninguno de sus propios errores o carencias, como si no tuviera actitudes corruptas; los defectos de los que ha hablado hacen que la gente lo envidie y lo admire enormemente, y que se sientan incompetentes. Aunque no hace directamente que la gente lo adore y lo exalte, el efecto de sus palabras es hacer que la gente lo exalte y lo adore; se gana el corazón de las personas y se apodera de él, y engaña a los confundidos y a los ignorantes de estatura inmadura. ¿Acaso eso no es engañar a la gente? ¡Los motivos que encierran sus palabras son muy insidiosos y demasiado siniestros! Esta persona encaja en la categoría de los anticristos, es fácil distinguirlo”. Hay una clara diferencia entre estos dos tipos de personas. Una de ellas habla de una manera muy llana y corriente, pero es genuina, y habla con sinceridad y desde el corazón; diga lo que diga, la gente no la adorará, sino que solo la preferirá de corazón. Este tipo de persona no se apodera del corazón de los demás ni ocupa un lugar en él, y puede tratar a los otros como iguales; no restringe, manipula ni controla a la gente. Es una persona verdaderamente buena. Nada en su discurso, en la manera de comportarse y ocuparse de los asuntos, revela ambiciones o deseos ni demuestra que desea controlar a la gente u ocupar un lugar en el corazón de los demás; no tiene ese carácter, es una persona con humanidad. Los malvados, los que siempre son ambiciosos y quieren controlar a otros, veneran realmente el poder y el estatus, de modo que a menudo dicen cosas para destacar y dar testimonio de sí mismos, y hacen cosas que engañan y controlan a las personas. Esto es claramente un carácter satánico; son gente sin humanidad. Algunos no tienen talento, ni fortalezas, ni habilidades y, aparentemente, dan la impresión de ser educados y simples. Parecen estar intimidados y aislados en grupos de personas, y trabajan diligentemente y en secreto. ¿Significa esto que persiguen la verdad? ¿Tienen ambiciones? (Sí). ¿Por qué decimos que esta clase de persona también tiene ambiciones? (Porque todo el mundo tiene un carácter corrupto). Es cierto, estas personas tienen un carácter corrupto, por tanto, tienen ambiciones, pero simplemente no tienen ningún lugar donde llevarlas a cabo. Nadie les da la oportunidad, y no son capaces de encontrar una oportunidad, de manera que sus ambiciones permanecen ocultas. Cuando esta clase de persona tenga la oportunidad de llevar a cabo sus ambiciones, en un contexto adecuado, en un momento adecuado, estas se pondrán en evidencia. En ese momento, descubrirás que esta persona educada y simple, que apenas puede decir nada claramente, no está libre de un carácter corrupto. Verás que no está exenta de ambición, y mucho menos que tiene buena humanidad o un grado inferior de corrupción. Si no hubiera aclarado este asunto, este tipo de persona todavía pensaría: “Soy una buena persona, no necesito cambiar mi carácter, entiendo la verdad, soy una persona que obedece a Dios, y ya hace mucho tiempo que tengo la realidad verdad. Todos tenéis un carácter corrupto, es necesario que os juzguen, os castiguen y os poden, porque sois profundamente corruptos, todos tenéis calibre y sois especialmente arrogantes”. ¿Acaso no es errónea esta justificación que aduce? Este es otro tipo de arrogancia. La gente tiene un carácter corrupto, y la arrogancia se manifiesta de muchas maneras y formas distintas, lo que hace que le cueste discernir, y que sea casi imposible protegerse de ella. ¿Acaso no tienen un carácter arrogante estas personas de pocas luces que no son buenas para nada? ¿Es que no tienen un carácter corrupto? También tienen este carácter; incluso los tontos son arrogantes. Los que tienen poco conocimiento no solo son arrogantes, sino que también han aprendido a disimular, y engañan a los demás mejor que otros; esto no es fácil de discernir. Cuando los incrédulos disciernen a otros, solo distinguen entre personas buenas y malas según los criterios morales de la cultura tradicional, y emiten veredictos al respecto solamente en función de la conducta y las manifestaciones de una persona. ¿Les permite esto desentrañar la esencia naturaleza de esa persona? (No). Entonces, ¿cómo puedes discernir exactamente a las personas? ¿Sobre qué base puedes distinguirlas con exactitud y verlas tal como son? Sin duda, solo se puede discernir de manera precisa a las personas sobre la base de la verdad y de la palabra de Dios, esto es absolutamente cierto. Algunas personas disciernen a otras solamente al comparar su conducta con las nociones y la figuración humanas, y con la moralidad tradicional; ¿es posible ver a la gente tal como es de esta manera? En absoluto. Es esencial observar los pensamientos, los puntos de vista y las intenciones que las personas revelan según la palabra de Dios; es esencial fijarse en los motivos y las finalidades de las palabras y las acciones de la gente; esa es la única forma de descubrir cuáles son exactamente su carácter corrupto y su naturaleza. Independientemente de quién sea la persona, mientras revele muchos puntos de vista sobre las cosas y sea capaz de expresar sus propias opiniones sobre todos los asuntos, es muy fácil discernir su carácter corrupto y su esencia naturaleza. Si sus puntos de vista y sus opiniones están completamente al margen de la verdad, entonces, ¿no se ponen totalmente en evidencia su carácter corrupto y su naturaleza satánica? Por tanto, mientras disciernas a las personas según la palabra de Dios y la verdad, podrás ver que todo el mundo tiene un carácter corrupto y una naturaleza satánica, y que necesita la salvación de Dios.
Los que comprenden la verdad pueden desentrañar fácilmente las cosas y discernir a las personas. ¿Sabéis cómo discernirlas? ¿Sabes cómo observar a toda clase de gente, acontecimientos y cosas en tu vida? Si no lo sabes, esto demuestra que todavía no comprendes realmente la verdad. Para ser capaz de discernir a las personas, primero debes ser capaz de distinguir si lo que dices está de acuerdo con la verdad y si lo que haces tiene principios. Cuando sepas cómo discernir tus propias palabras y acciones, y puedas percibir los problemas y resolverlos, podrás discernir a las personas. Saber distinguir a toda clase de personas, acontecimientos y cosas no es nada fácil; no es algo que se pueda lograr simplemente por saber pronunciar algunas palabras y doctrinas. Debes experimentar muchas cosas, y vivir al menos muchos fracasos y contratiempos. Solo entonces podrás conocerte. Comienza a practicar llegando a conocerte, y poco a poco aprenderás a discernir a toda clase de personas, acontecimientos y cosas. Aprender primero a discernirte, poder discernir claramente tu propia conducta y tu propio carácter corrupto, así como tus propias desviaciones, estados e ineptitudes, y poder desentrañar la esencia de estas cosas: esto es lo que significa tener discernimiento. Si puedes discernirte por completo, también podrás distinguir a otros; si no puedes discernir totalmente tus propios asuntos, no podrás distinguir a los demás de una manera necesariamente precisa. Algunas personas pueden discernir los problemas de otros muy claramente, pero no admiten tener problemas cuando cometen los mismos errores. ¿Cuál es el problema aquí? ¿No hay un problema con su carácter? En circunstancias normales, distinguir a otros es, de hecho, lo mismo que discernirte a ti mismo. Si puedes distinguir totalmente a otros, pero no reflexionas y te conoces, e incluso crees que eres más fuerte que los demás, entonces tienes un problema: tienes intenciones inadecuadas y hay un problema con tu carácter. Algunos son brillantes a la hora de discernir a otros, y todo lo que dicen está claro y tiene sentido, pero no son capaces de distinguir sus propios problemas. ¿Es esto cierto? Esto es una fachada, es engañoso. De hecho, no es que a esta gente le falte calibre; pueden discernirse, pero no hablan de ello con sinceridad. Saben de corazón qué está pasando, pero no lo expresan con palabras. Este tipo de persona tiene dos caras y es muy deshonesta; alguien que habla deshonestamente no es una persona honesta, sino alguien torcido y taimado, una persona que miente. Si alguien puede discernirse claramente, y es capaz de diseccionarse y de abrir su interior para beneficio de otros, es una persona que comprende verdaderamente la verdad, cuyo temperamento es recto y honesto, y que se muestra como es de una manera pura. Esto no es un asunto simple; este tipo de persona puede poner en práctica la verdad en cuanto la comprende, y definitivamente es alguien que persigue la verdad y que deleita a Dios. Para poner en práctica la verdad nada más comprenderla, primero de todo debes tener un buen temperamento y ser una persona honesta. Aunque todo el mundo está dispuesto a perseguir la verdad, entrar en la realidad verdad no es algo sencillo. La clave es centrarse en buscar la verdad y ponerla en práctica. Tienes que meditar en tu interior sobre estas cosas a diario. Independientemente de los problemas o las dificultades que encuentres, no renuncies a practicar la verdad; debes aprender a buscarla y a reflexionar sobre ti mismo, y en última instancia, practicarla. Esto es lo más crucial de todo. Bajo ningún concepto intentes proteger tus propios intereses, ya que, si los antepones, no serás capaz de practicar la verdad. Fíjate en esas personas que únicamente piensan en sí mismas: ¿cuál de ellas puede practicar la verdad? Ninguna. Todos aquellos que practican la verdad son honestos, amantes de la verdad y gente de buen corazón. Son personas con conciencia y razón, que pueden dejar de lado sus propios intereses, su vanidad y su orgullo, que pueden renunciar a la carne. Estas son las personas que pueden poner en práctica la verdad. Lo primero que debes resolver para poner en práctica la verdad es tu propio egoísmo y tu carácter calculador; una vez resuelto este problema, no tendrás grandes dificultades. Mientras seas capaz de aceptar la verdad, de conocer tu propio carácter corrupto y de buscar la verdad para resolverlo, podrás practicar la verdad. Si no aceptas la verdad, no podrás resolver el problema de tu carácter corrupto y, de esta manera, no serás capaz de practicar la verdad. La mayor dificultad para practicar la verdad es un carácter corrupto, principalmente un carácter egoísta, vil y calculador. En el momento en el que se resuelva el problema de tu carácter corrupto, las otras dificultades no serán ningún problema para ti en absoluto. Por supuesto, la razón por la que algunos no pueden practicar la verdad es porque todavía existe en ellos un tipo de carácter corrupto, es decir, el carácter arrogante y santurrón. Siempre engreídos, siempre pensando que sus puntos de vista son correctos, siempre queriendo hacer las cosas a su manera, esto es arrogancia y santurronería, y no ser capaces de aceptar la verdad. Esta es la mayor dificultad a la que estas personas se enfrentan a la hora de practicar la verdad. Si pueden buscar la verdad para resolverla, no tendrán mayores problemas para practicar la verdad. Por lo que respecta a otros problemas, mientras estas personas puedan reflexionar sobre sí mismas, conocer sus propios estados, buscar la verdad y encontrar algunos pasajes relevantes de la palabra de Dios para meditar sobre ellos y compartirlos, cualquier problema puede resolverse fácilmente. Los que persiguen la verdad deben meditar sobre ella y buscarla para resolver sus problemas cada día, porque aparte de hacer sus deberes, las personas pueden encontrarse con diversas cosas relacionadas directamente con el hecho de practicar la verdad cada día; aunque no salgan a la calle ni estén en contacto con otros, es posible abordar algunos asuntos relativos a la práctica de la verdad. Por ejemplo, cómo vives ese día en concreto, cuál debería ser el centro de atención principal de tu vida ese día, cómo deberías organizarlo, qué deberes deberías cumplir, cómo deberías buscar la verdad para resolver las dificultades con las que te encuentres al realizar tu deber, qué cosas corruptas tienes en el corazón sobre las que debes reflexionar y que debes entender y resolver; todas estas cosas abordan aspectos de la verdad, y si no buscas la verdad para resolverlos, es posible que no seas capaz de cumplir bien tu deber ese día, ¿y no es ese un problema real? Si lo único en lo que piensas durante tus horas disponibles tiene que ver con el modo de corregir tu carácter corrupto, de practicar la verdad y de comprender los principios verdad, aprenderás a utilizarla para resolver tus problemas de acuerdo con las palabras de Dios. Así tendrás capacidad de vivir de forma independiente, tendrás entrada en la vida, no tendrás grandes dificultades para seguir a Dios y poco a poco entrarás en la realidad verdad. Si en el fondo sigues obsesionado con el prestigio y el estatus, sigues preocupado por alardear y hacer que los demás te admiren, no eres alguien que persiga la verdad, y vas por la senda equivocada. Lo que persigues no es la verdad ni la vida, sino las cosas que amas, es la reputación, el beneficio y el estatus; en cuyo caso, nada de lo que haces se relaciona con la verdad, todo cuenta como un acto de maldad y como prestar un servicio. Si en tu corazón amas la verdad y siempre te esfuerzas por ella, si aspiras a la transformación de tu carácter, eres capaz de alcanzar la auténtica obediencia a Dios, de temerlo a Él y evitar el mal; y si eres mesurado en todo lo que haces y eres capaz de aceptar el escrutinio de Dios, entonces tu estado no dejará de mejorar, y tú serás alguien que vivirá ante Dios. Las personas que aman la verdad recorren una senda diferente de las que no lo hacen: las personas que no aman la verdad siempre se centran en vivir según las filosofías de Satanás, se conforman con las demostraciones externas de buena conducta y piedad, pero en su corazón siguen teniendo ambiciones y deseos, y siguen buscando la reputación, el beneficio y el estatus, siguen deseando ser bendecidos y entrar en el reino; pero como no persiguen la verdad y sus actitudes corruptas no se han desechado, siempre viven bajo el poder de Satanás. Aquellos que aman la verdad la buscan en todas las cosas, hacen introspección y tratan de conocerse, se centran en practicar la verdad, y siempre tienen obediencia a Dios y temor de Dios en el corazón. Si surgen en ellos nociones o malentendidos sobre Dios, le oran de inmediato y buscan la verdad para subsanarlos. Se centran en cumplir bien con sus deberes de manera que satisfaga la voluntad de Dios, se esfuerzan por alcanzar la verdad y aspiran a conocer a Dios, y así llegan a tener un corazón temeroso de Dios y evitan toda mala acción. Estas son personas que siempre viven ante Dios.
1 de febrero de 2018
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