Cómo entra el hombre en la nueva era (Parte 2)

¿Habéis entendido realmente todo esto que he dicho? ¿Sabéis cómo cruzar a la nueva era? ¿Sabéis qué aspectos necesitáis cambiar, desde qué aspectos entrar? Tal vez no lo entendáis. Aunque la gente ganó algo de entrada en el pasado, se quedó igualmente corta en muchos aspectos y fue incapaz de cumplir las exigencias de Dios. Ahora, Dios pronuncia muchas palabras para guiar a la gente a la nueva era. ¿Por qué la gente siempre alberga nociones sobre las palabras de Dios y Su obra? Demuestra que no obtuvieron la verdad en el pasado y que carecen de la realidad-verdad. Aunque puede que seas capaz de aceptar las palabras de Dios en cuanto las lees, ¿por qué no puedes poner la verdad en práctica en tu vida real y, en su lugar, siempre actúas de un modo rebelde hacia Dios y te opones a Él? ¿Por qué cuando te suceden cosas siempre tienes tus propias ideas y actúas según tu propia voluntad, pero sigues siendo incapaz de someterte a Dios? Porque albergas en tu interior demasiadas cosas carnales y cosas de voluntad propia, siempre piensas que tu manera es la correcta. Os sentís de maravilla cuando escucháis un sermón y no albergáis nociones, sin embargo, cuando os sucede algo, queréis practicar la verdad, pero perdéis el control y se ponen en evidencia las cosas rebeldes que hay en vosotros. Digo que sois demasiado rebeldes, y si no me creéis, podéis llevar un registro. Cada vez que escuches una declaración de Dios, toma nota de qué nociones surgen en tu corazón y cuáles son tus pensamientos y luego desentierra las cosas de tu interior, disecciónalas, constátalas con las palabras de Dios y sabrás hasta dónde llega tu rebeldía. Practicar de esta manera es beneficioso para tu entrada en la vida. Debes arriesgarte a afrontar los hechos y a ponerte al descubierto. Cuando te atreves a ponerte al descubierto, demuestras que tienes un corazón que acepta la verdad, que se desprende de las nociones y se somete a Dios. Debes rebelarte contra ti mismo; no te rebeles constantemente contra Dios porque eso está mal. Creer en Dios sin saber someterte a Él no es una opción válida. Cuando te resulte fácil someterte a Dios, gozarás de paz y alegría en tu corazón; disfrutarás mucho leyendo las palabras de Dios, encontrarás las palabras adecuadas para orarle y te acercarás cada vez más a Él. Aquellos que siempre se rebelan contra Dios nunca desean practicar la verdad y cuando leen Sus palabras, no las asimilan, ¿qué paz y alegría puede haber en sus corazones? Cuando la gente se enfrenta a problemas, sus nociones y figuraciones afloran a la superficie y son incapaces de evitarlas. Entonces debes contemplar y reflexionar, pensando: “¿Cómo ha surgido este problema? ¿Cómo ha surgido este tipo de noción? ¿Dónde se halla su origen?”. Debes orar a Dios, leer Sus palabras y calar este asunto; cuando el problema esté resuelto, habrás ganado entrada en la vida. Si no resuelves tus problemas prácticamente de esta manera y siempre crees que albergar algunas nociones no es gran cosa, que desaparecerán por sí solas al cabo de unos días y que una vez que hayan desaparecido querrá decir que no albergas nociones, siempre pensarás que no las tienes, aunque, en realidad, cuando surgieron, las ignoraste y las dejaste pasar. En ese momento te pareció que no se había causado ningún daño y después te niegas a reconocer que siquiera hubieras tenido nociones. Por lo general, cuando las personas no sufren la poda, cuando no tienen que enfrentarse a ninguna situación adversa, no albergan nociones y olvidan que alguna vez las tuvieron. Se creen asombrosos, que realmente no tienen nociones. Sin embargo, cuando ocurre algo, surgen las nociones y se oponen a Dios; después de un tiempo las nociones desaparecen y se olvidan de ello y una vez más les parece que tienen un estado maravilloso y que no albergan nociones sobre Dios: ¿cuál es su problema? Que no comprenden realmente la verdad y no han resuelto sus nociones en su origen. Así, este tipo de nociones surgen una y otra vez, hasta que alguien habla a fondo con ellos acerca de la verdad y, entonces, sus nociones se resuelven para siempre. Cuando se trata de resolver las nociones propias, se debe buscar la verdad con sinceridad; la mera comprensión de la doctrina es inútil. Quienes no comprenden la verdad tienen un conocimiento limitado y superficial de sí mismos. A veces, cuando surgen nociones en ellos, no son capaces de descubrirlas, ni siquiera de sentirlas. Una noción menor sin resolver no hará tropezar a nadie, pero una noción mayor, tendrá efecto inmediato. Para conocerte a ti mismo, primero debes resolver tus propias nociones y figuraciones y resolver tus puntos de vista erróneos, que a menudo surgen de la nada. Después, resuelve todas tus diversas actitudes corruptas, desde las superficiales hasta las más profundas, así entrarás poco a poco en la realidad-verdad. Conocerte a ti mismo comienza por conocer primero las nociones y figuraciones que existen en ti. A medida que profundices en tu comprensión de la verdad, llegarás también a conocerte a ti mismo cada vez más a fondo. Cuando se trata de conocerte a ti mismo debes ser meticuloso. Si no consigues conocerte a ti mismo, tampoco conseguirás entrar en la vida; la entrada en la vida empieza por conocerte a ti mismo. Si quieres obtener la entrada en la vida, debes buscar concienzudamente la verdad, aprovechar las oportunidades para resolver tus problemas y no dejar que se te escape ni uno. Una vez que hayas tomado nota de tus nociones, debes buscar la verdad, sincerarte e involucrarte en las charlas y diseccionarlas de acuerdo con las palabras de Dios. Cuando comprendas la verdad, este tipo de nociones quedarán totalmente resueltas. Si vuelves a enfrentarte al mismo asunto y tus nociones surgen una vez más, y tu corazón continúa constreñido por ellas, esto muestra que no has comprendido realmente la verdad, sino que solo has comprendido la doctrina y por eso tus nociones persisten. Solo cuando llegues a comprender realmente la verdad, tus nociones desaparecerán por completo, e incluso si vuelven a surgir en el futuro, se resolverán fácilmente y, como comprendes la verdad, no te verás constreñido por ellas. Decidme, ¿es difícil practicar el autoconocimiento y entrar en la verdad de esta manera? ¿Requiere mucho esfuerzo? ¡Claro! Si tu autoconocimiento solo implica el reconocimiento superfluo de cosas superficiales, si te limitas a decir que eres arrogante y santurrón, que te rebelas contra Dios y te opones a Él, eso no es verdadero conocimiento, sino doctrina. Debes incorporar los hechos a esto: debes sacar a la luz cualquier asunto sobre el que tengas intenciones y puntos de vista erróneos u opiniones distorsionadas para debatirlo y diseccionarlo. Solo esto es conocerse a uno mismo realmente. No debes obtener una comprensión de ti mismo basada solo en tus acciones; debes captar qué es lo fundamental y resolver la raíz del problema. Transcurrido un tiempo, debes reflexionar sobre ti mismo y resumir qué problemas has resuelto y cuáles siguen existiendo. Así pues, también debes buscar la verdad para resolver dichos problemas. No debes ser pasivo, no debes necesitar que otros estén constantemente persuadiéndote o empujándote a hacer cosas, o que incluso te controlen por completo; has de tener tu propia senda de entrada en la vida. Debes examinarte con frecuencia para ver qué cosas has dicho y hecho que se hallan en conflicto con la verdad, cuáles de tus intenciones son erróneas y qué actitudes corruptas has revelado. Si siempre practicas y entras de esta manera; si te pones exigencias estrictas, poco a poco podrás comprender la verdad y tener entrada en la vida. Cuando comprendas de veras la verdad, te darás cuenta de que en realidad no eres nada. Por un lado, tienes un carácter gravemente corrupto; por otro, te falta demasiado y no comprendes ninguna verdad. Si llega el día en que poseas de verdad tal autoconocimiento, ya no serás capaz de mostrar arrogancia y en muchos asuntos tendrás razón y podrás someterte. ¿Cuál es la cuestión fundamental en este momento? A través de la charla y la disección de la esencia de las nociones, las personas han llegado a comprender la razón por la que las generan; son capaces de resolver algunas nociones, si bien eso no significa que puedan percibir con claridad la esencia de cada una de ellas, sino que simplemente poseen cierto autoconocimiento, aunque aún no es lo suficientemente profundo o claro. En otras palabras, todavía no pueden ver con claridad su propia esencia-naturaleza, ni son capaces de percibir qué actitudes corruptas han arraigado en sus corazones. Existe un límite para el conocimiento que una persona puede adquirir de sí misma de esta manera. Algunas personas dicen: “Soy consciente de que mi carácter es extremadamente arrogante; ¿no significa esto que me conozco a mí mismo?”. Ese conocimiento es demasiado superficial; no puede solucionar el problema. Si realmente te conoces, ¿por qué sigues buscando el progreso personal, por qué sigues ansiando estatus y distinción? Esto significa que tu naturaleza arrogante no ha sido erradicada. Por tanto, el cambio debe empezar por tus pensamientos y puntos de vista y por las intenciones que hay detrás de tus palabras y acciones. ¿Reconocéis que gran parte de lo que la gente dice es mordaz y venenoso y que hay un elemento de arrogancia en el tono que utilizan? Sus palabras transmiten sus intenciones y opiniones personales. Los que tienen perspectiva son capaces de discernirlo cuando las oyen. La mayor parte del tiempo, cuando su arrogancia no se revela, algunas personas hablan de cierta manera y utilizan ciertas expresiones, pero su comportamiento es muy diferente cuando se manifiesta esa arrogancia. Unas veces hablan sin parar de sus propias ideas altisonantes, y otras muestran sus colmillos y garras y alzan la cabeza. Se creen que son el rey de la montaña, y así se pone de manifiesto el feo rostro de Satanás. Existen toda clase de intenciones y actitudes corruptas dentro de cada persona. Al igual que las personas falsas guiñan el ojo cuando hablan y miran a la gente con el rabillo del ojo, hay un carácter corrupto oculto en estas acciones. Algunas personas hablan con evasivas y otras nunca saben muy bien lo que quieren decir. Siempre hay significados ocultos y artimañas en sus palabras, pero por fuera se muestran muy tranquilos y serenos. Este tipo de personas son aún más falsas y les resulta aún más difícil aceptar la verdad. Son muy difíciles de salvar.

Antes, cuando la gente creía en Dios, siempre se conformaba con tener un hogar en paz y con que todo lo que hicieran fuera como la seda, y creían que esto significaba que seguramente Dios los amaba y estaba contento con ellos. Si solo te conformas con estas cosas, nunca te embarcarás en la senda de la búsqueda de la verdad. No te conformes con que tu vida en apariencia marche bien o vaya como la seda; son cosas superficiales sin importancia. La salvación de las personas por parte de Dios ahora implica purificar y cambiar las cosas que pertenecen a Satanás y están profundamente arraigadas en las personas, extrayéndolas de raíz y desenterrándolas de la esencia y la naturaleza del hombre. ¿Por qué Dios está constantemente diseccionando los puntos de vista y las intenciones del hombre? Porque la naturaleza del hombre está profundamente arraigada. Dios no se fija en cómo haces las cosas, qué aspecto tienes o cómo de alto eres, ni tampoco se fija en qué clase de familia tienes o en si trabajas o no; Él no considera tales cosas. El elemento fundamental en el que se fija Dios es tu esencia a fin de resolver tus problemas desde la esencia y la raíz. Por tanto, no te contentes solo con un hogar en paz y con que todo vaya como la seda con la convicción de que Dios te está bendiciendo; eso es erróneo. No busques estas cosas externas y no te dejes atrapar por ellas. Si te conformas con tales cosas, demuestras que el objetivo que buscas en tu fe en Dios es demasiado pequeño y que estás muy por debajo de lo que Dios exige. Debes concentrarte en el cambio de carácter, empezando por tu carácter y humanidad, así como en tus intenciones y los puntos de vista que tienes en tu fe en Dios. De este modo, cuando entres en contacto con personas que acaban de empezar a creer en Dios o que no lo han aceptado, podrán percibir en tu apariencia que has experimentado un cambio y que lo que buscas es realmente diferente. Dicen: “En nuestra fe en Dios, buscamos ganar más dinero, tener estatus, que nuestros hijos vayan a la universidad y que nuestras hijas encuentren una pareja adecuada. ¿Por qué no buscas tú estas cosas? Las consideras estiércol y sin ningún valor. Entonces, ¿cómo crees en Dios?”. Luego cuéntales cómo es tu experiencia, qué actitudes corruptas tienes, cómo te poda Dios, cómo te castiga y te juzga, cómo reflexionas sobre ti mismo y cómo entiendes las cosas y cómo te arrepientes y cambias. Cuando la gente te conoce, se da cuenta de lo práctica que es tu charla, de que les aporta algo y les resulta beneficiosa, y de que no te limitas a dar sermones superficiales para persuadir y exhortar a la gente. Podrás hablar sobre la entrada en la vida y el autoconocimiento y esto demostrará que eres realmente alguien de la nueva era, una persona genuinamente nueva. Hay quienes todavía hablan de las cosas del pasado, diciendo: “Yo solía creer en el Señor Jesús, y dondequiera que yo trabajaba, el Espíritu Santo realizaba una gran obra. Cuando difundía el evangelio, muchos estaban dispuestos a escucharme, y cuando oraba por alguien, este mejoraba muy rápidamente…”. Todavía hablan de estas cosas, ¡y eso es muy retrógrado! Deberíais dedicar más tiempo a hablar de la verdad, de cosas como la entrada en la vida, los cambios en el carácter, el conocimiento de uno mismo y otras cuestiones esenciales relacionadas con la entrada en la vida. No habléis de asuntos que no tengan nada que ver con la verdad. Si practicáis de esta manera a menudo, recibiréis algo de la realidad-verdad. Con vuestra estatura actual, no sois capaces de hacer un trabajo que provea de vida o use la verdad para resolver problemas. Lo único que podéis hacer es persuadir y exhortar a la gente, diciendo: “No os rebeléis contra Dios ni os opongáis a Él. Aunque seamos muy corruptos, Dios nos salva, así que debemos prestar atención a Sus palabras y someternos a Él”. Cuando la gente oye esto, entiende doctrinas, pero les falta energía y no saben cómo practicar o experimentar las palabras de Dios. Esto demuestra que vosotros, como líderes y obreros, tampoco estáis en posesión de la realidad-verdad. Si no habéis alcanzado la entrada, entonces ¿cómo vais a proveérsela a otros? No puedes llegar a la raíz de las dificultades y del carácter corrupto de otras personas, no puedes captar lo fundamental, porque todavía no te conoces. Por tanto, proveer de vida en vuestro trabajo en la iglesia queda fuera de vuestro alcance, y solo con exhortar a la gente, decirle que sea buena y obedezca con sinceridad, no basta para que podáis resolver problemas reales. Esto es prueba suficiente de que no habéis entendido realmente la verdad ni alcanzado la entrada en la vida. La mayoría solamente sabéis predicar doctrina espiritual y teorías teológicas vacías, pero no podéis proveer de vida, por lo tanto, vuestra estatura es demasiado pequeña. Aún ha de cambiar tu perspectiva de la fe en Dios. Tu comprensión y tus intenciones siguen siendo las mismas. ¿Tendrás una senda a seguir para pedir a los demás que cambien cuando tú mismo no has resuelto tus propios problemas? ¿Serás capaz de proveer a los demás? ¿Serás capaz de resolver sus problemas? ¿Qué resultados puedes obtener pidiendo a los demás que cambien si tú no eres capaz de hacer ninguna de estas cosas? Si de lo único que eres capaz es de predicar palabras y doctrinas para dar lecciones y exhortar a la gente, ¿podrás conseguir que los demás entiendan la verdad? Si tú mismo careces de un verdadero entendimiento de la obra de Dios, ¿podrá el pueblo escogido de Dios entender Su obra al escuchar tus charlas? ¿Cómo vas a conseguir que el pueblo escogido de Dios cumpla bien su deber cuando tú mismo lo desempeñas sin principios? ¿Cómo reunirán la energía para seguir a Dios? Aquellos que ejercen como líderes y obreros deben comprender y dominar los estados de todos los diferentes tipos de personas en la iglesia, cuáles de entre ellos tienen experiencia y comprensión de las palabras y de la obra de Dios y quiénes tienen realmente autoconocimiento y se arrepienten con sinceridad. Aquellos líderes y obreros que sean capaces de dominar estas cosas podrán realizar algún trabajo práctico. Si aquellos con los que trabajas en tu deber son iguales que tú, les dan lecciones a los demás sin poseer ningún conocimiento de sí mismos, eso prueba que tú tampoco estás en posesión de la realidad-verdad, que no te conoces a ti mismo y que no existe ninguna diferencia entre vosotros. ¿Habéis pensado alguna vez en estas cosas? Solo sabéis que: “Me han dado poder aquí, tengo estatus, soy un funcionario en la iglesia y ahora tengo un lugar donde puedo dar lecciones a los demás”. Solo te concentras en el estatus y el prestigio, en cómo dar lecciones a otros y dar sermones, en qué decir para que los demás te escuchen, para concederte influencia en varias iglesias y ganar gran prestigio y para establecer firmemente tu posición. Si te centras sólo en estas cosas, demuestras que te has desviado. Entrar en una nueva era desde una antigua no solo significa que las formas en que las personas hacen y dicen las cosas cambian, sino que también requiere que tengan una entrada más alta, que paguen un precio más elevado, que sean capaces de rebelarse contra su carne de una vez por todas, que renuncien a las predilecciones carnales, que solo persigan la verdad como su vida y vivan una verdadera semejanza humana. Solo así podrán experimentar realmente una transformación profunda. Al realizar una obra nueva, Dios debe necesariamente plantear nuevas exigencias al hombre, y al aferrarse a esas viejas nociones tradicionales, este no hace más que ralentizar las cosas. Algunas personas tienen una fe ciega en la Biblia y nunca se apartan de ella: ¿pueden ganar la vida y conocer a Dios de ese modo? No, en absoluto. Durante generaciones, los fariseos leyeron la Biblia, pero al final crucificaron al Señor Jesús, que estaba expresando la verdad, ¿cómo pudo ocurrir tal cosa? Si realmente hubieran entendido la Biblia, deberían haber reconocido a Dios, y cuando vino el Señor Jesús, deberían haberle dado la bienvenida y no condenarle. Todavía hay muchas personas que no son capaces de profundizar en este asunto con entendimiento. En su interior siempre piensan que no importa cuántas declaraciones haga Dios ahora, todavía deben leer la Biblia y no apartarse de ella. Esto significa que terminan siendo capaces de recordar mucho de lo que está escrito en la Biblia, pero no de entender las verdades que Dios expresa ahora ni de ponerlas en práctica. Al final, no dan ningún testimonio vivencial real y son descartados. ¿No es vergonzoso? En realidad, hoy en día hay muchas personas que todavía leen la Biblia con frecuencia, pero que leen demasiado poco las palabras de Dios; ¿es esto algo inteligente o una necedad? Antes, cuando creían en el Señor, la gente estaba convencida de que un gran entusiasmo implicaba una gran vida y una buena fe. Cuando ahora se dice que solo con entusiasmo y sin un cambio de carácter Dios no va a aprobarte, hay quien siempre piensa que Dios trata injustamente a tales personas. He podado a personas así antes y algunas no lo aceptaron y defendieron a tales personas diciendo: “Llevan creyendo en Dios muchos años. Han pagado el precio y sufrido mucho, y han trabajado duro, aunque no hayan hecho ninguna contribución. ¿Cómo puedes tratarlos así?”. Algunas personas no son capaces de rectificar sus puntos de vista. ¿Es esto difícil de entender? La gente ve cómo los demás hacen las cosas externamente, mientras que Dios contempla su esencia, y eso es algo muy diferente. Solo ves lo piadoso que parece alguien por fuera, lo bien que sabe hablar y lo mucho que va de un lado a otro y paga el precio. ¿Cómo es que no dices cuántas nociones albergan, o lo santurrones y arrogantes que son? ¿Por qué no ves esas cosas? Por eso digo que vuestra visión de las cosas es demasiado antigua y retrógrada. Hoy por hoy, Dios no se fija en el precio que la gente paga externamente; Él no habla del precio que se paga ni de tu capital, ni de cuánto has sufrido; Él se fija en tu esencia. ¿Cuáles eran los principios para hacer uso de las personas en la era anterior? Quien fuera muy entusiasta, quien pudiera ir de un lado a otro y gastarse, quien llevara más tiempo creyendo en Dios y quien fuera el de más edad y además no estuviera casado: cuanto más se ajustaba alguien a esta descripción, más prestigio tenía y más capaz era de convertirse en líder. Esas cosas ya no son importantes. Lo que importa es la esencia de las personas, porque la clave para creer en Dios es cómo es su esencia, si esa persona es capaz de adorar a Dios y de aceptar Su nueva obra. Si ahora que Dios ha venido en la carne no lo reconoces, ¿qué dice eso de tu esencia? ¿No será que tu esencia se resiste a Dios? Esto depende de si tus puntos de vista y tus intenciones pueden o no concordar con Dios. Si eres capaz de aceptar el camino verdadero y rebelarte contra tus intenciones y nociones del pasado, entonces, las personas como tú podrán ser aceptadas y bendecidas por Dios. Existen principios sobre cómo Dios hace uso de las personas en Su obra. Él no considera tu capital, tus antecedentes familiares, prestigio o estatus. Él no hace uso de aquellos que se resisten a Él; ¿no retrasaría eso Su obra? La gente siempre está hablando de su capital con una arrogancia desmedida; ¡son demonios! No hablamos de cosas como ofrendas, gastarse uno mismo, capital y prestigio; ¡es inútil hablar de eso! Quien sea más sincero con Dios y esté más dispuesto a someterse a Él estará en posesión de la realidad-verdad, y aprobamos a tales personas. ¿Tiene algún sentido mirar al exterior? Algunas cosas pueden cambiar externamente para una persona, pero muchas dentro de su naturaleza no habrán cambiado y con el tiempo emergerán. Por eso hay que reconocer estas cosas y desenterrarlas. ¡Hay tantas cosas dentro de la naturaleza de una persona! Por supuesto, la naturaleza del hombre es arrogante, santurrona y rebelde, y estos son los problemas más grandes y arraigados. Además de estos, también existen una serie de actitudes corruptas dentro del hombre. Por tanto, conocerse a uno mismo no es una cuestión sencilla. Cuando hacen algo mal o comenten algún pecado, aquellos con cierto calibre se darán cuenta fácilmente y lo comprenderán. Sin embargo, lo que más les cuesta ver y conocer son las cosas de su naturaleza, las de su carácter y, en particular, las relacionadas con sus debilidades vitales. No creas que cuando haces algo malo y oras a Dios, o cometes un pecado y lo confiesas a Dios, eso significa que te conoces a ti mismo; ¡eso está a años luz del autoconocimiento! Si no me crees, sigue adelante y verás. Tal vez llegue un día en que te encuentres con algún problema y te derrumbes, o tal vez llegue un momento en que te arresten y en el espacio de una noche te conviertas en un Judas, y te quedarás estupefacto. Si deseas tener entrada en la vida, primero debes conocerte a ti mismo; si deseas lograr un cambio de carácter, entonces, con mayor razón debes reflexionar y conocerte a través de las palabras de Dios. Cuando llegues a tener un camino a seguir en el autoconocimiento, cuando este se vuelva más profundo y cuando sepas cómo poner en práctica la verdad, obtendrás naturalmente la entrada en la vida. El cambio de carácter también comienza en este punto. Si realmente eres capaz de conocerte a ti mismo, entonces tendrás un camino a seguir con la entrada en la vida y el cambio de carácter, y estas cosas te resultarán más fáciles.

Finales de 1995

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