Cómo perseguir la verdad (1) Parte 3
En cuanto a cómo debes exactamente desprenderte de ese odio e ira del pasado sobre los que hemos estado debatiendo, un aspecto consiste en contemplar con claridad a los que se denomina no humanos, observar que su esencia-naturaleza es la de diablos y Satanás, que su esencia es dañina para las personas, pues es idéntica y comparte el mismo origen que la de los diablos, Satanás y el gran dragón rojo, te atrapan y te causan daño de la misma manera que Satanás corrompe a la humanidad. Una vez que comprendes este punto, entonces, ¿no te desprendes un poco de tus emociones de odio e ira? (Sí). Hay quien dice: “No basta solo con entender estas cosas. A veces me pongo triste solo de pensarlo”. ¿Qué debes hacer cuando te sientes triste? ¿Puedes no tener ninguna tristeza en absoluto? Las cicatrices siempre dejan marca, pero tener esas marcas no necesariamente es algo malo. Precisamente, estos fenómenos de injusticia en la sociedad, y estas personas, acontecimientos y cosas que causan que surja en ti el odio y la ira, te permiten percibir la injusticia de la sociedad, te permiten darte cuenta de la malevolencia, la malicia y la maldad del ser humano, y te permiten percibir la injusticia y la desolación del mundo, lo que hace que surja en ti el deseo de anhelar la luz y de que el Salvador te salve de todo este sufrimiento. Entonces, ¿existe un contexto para este deseo? (Sí). ¿Este deseo surge fácilmente? (No). Si nunca hubieras sufrido daño entre los seres humanos o en la sociedad, pensarías que hay muchas personas buenas a tu alrededor. Si sales y te tropiezas y alguien viene a ayudarte, o vas de compras, pero no tienes suficiente dinero y la persona a tu lado te ayuda, o pierdes tu cartera y alguien la encuentra y te la devuelve, pensarás que hay muchas personas buenas a tu alrededor. Con esta mentalidad y con tu comprensión de la sociedad, ¿hasta qué punto comprenderás el significado de la salvación de Dios para la humanidad o la necesidad de que Dios haga la obra de salvación? ¿Cómo de grande será tu deseo de que el Salvador venga y te salve del mar de sufrimiento? Probablemente, no será muy grande, ¿o sí? Sería solo una especie de deseo, una especie de fantasía. Cuanto más soporta alguien las dificultades y padecimientos en el mundo, mientras más sufre todo tipo de trato injusto o, dicho de otra manera, cuanto más tiempo alguien en quien ha surgido un odio y una ira profunda hacia la humanidad y la sociedad ha vivido en esta sociedad y entre las personas, más deseará que Dios ponga fin a esta era malvada, destruya a esta humanidad malvada y lo salve del mar de sufrimiento lo más pronto posible, que haga justicia con los malvados y proteja a los buenos, ¿verdad? (Sí). Por tanto, llegado este punto, piensas: “Oh, en realidad debo darles las gracias a esos demonios. Debo agradecerles su trato injusto y que me discriminen, insulten y opriman. Son sus malas acciones y el daño que me han causado lo que me ha obligado a presentarme ante Dios, lo que me ha hecho no anhelar más el mundo o la vida entre estas personas, y lo que me ha hecho estar dispuesto a acudir a la casa de Dios, a presentarme ante Él, a gastarme por voluntad propia por Dios, a dedicar toda mi vida, a vivir una vida con sentido, y a no volver a asociarme con personas malvadas. De lo contrario, aún sería como ellos, seguiría las tendencias mundanas y buscaría fama y ganancia, la buena vida, placeres carnales y un futuro maravilloso. Ahora creo en Dios, por lo que ya no es necesario caminar por esa senda torcida. Ya no los miro con hostilidad. Veo con claridad quiénes han sido siempre. Están allí para servir, como contrastes para la obra de Dios. Sin ellos, no podría contemplar con exactitud cuál es la esencia de este mundo y esta humanidad, y seguiría pensando que ambos son cada vez más fabulosos. Ahora que he pasado por este sufrimiento, ya no pondré mis aspiraciones y esperanzas en este mundo o en manos de ninguna persona notoria. En cambio, espero que llegue el reino de Dios y que la justicia y rectitud de Dios tomen poder”. Al reflexionar así, ¿acaso no se alivian poco a poco tus emociones de odio e ira? (Sí). Se alivian. ¿Y no han experimentado un cambio tus perspectivas e ideas sobre las personas, los acontecimientos y las cosas dentro de tu corazón? ¿Acaso no implica esto que la senda que recorrerás en el futuro, tus elecciones y tus objetivos están experimentando un cambio paulatino, y que te estás volviendo poco a poco hacia la búsqueda de las metas y direcciones correctas? (Sí). Le recuerdas a tu mente las cosas que te han sucedido en el pasado que te rompieron el corazón y te han hecho odiar el mundo, y una vez que has contemplado con claridad su significado y esencia, tu corazón se llena de gratitud hacia Dios. Cuando te llenas de gratitud, ¿acaso no te sumerges en su disfrute? Entonces piensas: “El rey de los diablos en persona, Satanás, sigue desorientando, dañando y devorando a los incrédulos que no creen en Dios. ¡Es lamentable! Si no creyera en Dios y no hubiera acudido ante Él, sería como ellos, en busca del mundo, yendo de un lado a otro a toda prisa para tratar de obtener fama, ganancia y estatus, pasando por tanto sufrimiento y sin que se me ocurriera cambiar de rumbo. Estaría inmerso en un pecado ineludible, ¡qué triste sería! Ahora que creo en Dios, comprendo la verdad y puedo desentrañar este asunto. La senda que las personas deben seguir es la de la búsqueda de la verdad, esto es lo más valioso, lo más significativo. Ahora que Dios me ha mostrado tanta bondad para que ya no tenga que pasar por ese sufrimiento, estableceré que mi voluntad es seguir a Dios hasta el final, escuchar Sus palabras, vivir de acuerdo con ellas y no vivir más como lo hacía antes, cuando no vivía como un ser humano en absoluto”. Como ves, ha surgido esta buena aspiración, ¿verdad? ¿No han tomado forma poco a poco las metas y la dirección de vida correctas en los pensamientos y la conciencia de las personas? ¿Y no son capaces ahora de embarcarse en la senda correcta en la vida? (Sí). Entonces, cuando surjan estas emociones y aspiraciones positivas, ¿es necesario seguir pensando en esas emociones negativas? Después de reflexionar sobre ellas durante un tiempo o considerarlas varias veces hasta que las entiendas, cuando estos asuntos ya no perturben tu mente ni controlen la senda que recorres, entonces, sin darte cuenta, te desprenderás de esas emociones de odio e ira, ya no ocuparán tu corazón y, con el tiempo, resolverás el problema de tu carácter corrupto. ¿Tiene que ver la cuestión de resolver tu carácter corrupto con la búsqueda de la verdad? (Sí). ¿Y eso no significa que te has embarcado en la senda correcta en la vida? No es difícil embarcarse en la senda correcta; primero debes desprenderte de todas tus diversas ideas sobre el mundo, la propia humanidad y la humanidad que no concuerden con los hechos. ¿Cómo puedes contemplar con claridad estas ideas que no concuerdan con los hechos? ¿Cómo puedes resolverlas? Estas ideas que no concuerdan con los hechos están ocultas dentro de las emociones de tu corazón que guían el juicio y el pensamiento de tu humanidad, así como tu carácter, tu discurso y acciones y, por supuesto, tu conciencia y razón. Más importante aún, guían e influyen en tus objetivos en la vida y el camino que recorres. Por tanto, despréndete de todas las emociones negativas y de todas las emociones que tienen control sobre ti; este es el primer paso que debes practicar en la búsqueda de la verdad. Primero, soluciona el problema de las diversas emociones negativas, resuélvelas a medida que las descubres y no dejes ningún problema pendiente. Cuando estos problemas se subsanen, ya no estarás encadenado ni acarrearás estas emociones negativas en tu búsqueda de la verdad, y así podrás buscarla y resolver el carácter corrupto que reveles. ¿Es esto algo fácil de lograr? En realidad, no tanto.
Mientras he estado compartiendo y analizando estas emociones negativas, ¿habéis estado aplicando lo que os digo a vosotros mismos? Algunas personas dicen: “Soy joven y no tengo mucha experiencia de vida. Nunca me he enfrentado a contratiempos o fracasos, ni he experimentado ningún trauma. ¿No significa eso que no tengo ninguna emoción negativa?”. Todo el mundo las tiene; todo el mundo se va a enfrentar a muchas dificultades y será propenso a manifestar emociones negativas. Por ejemplo, debido al trasfondo de las tendencias malvadas de la sociedad en esta era, muchos niños están creciendo en hogares monoparentales, algunos sin el amor de una madre, otros sin el amor de un padre. Si alguien carece del amor de una madre o un padre, se considera que le falta algo. No importa la edad en la que pierdas el amor de tu padre o madre, desde la perspectiva de la humanidad normal, en mayor o menor medida causará un impacto en ti. Algunas personas se cierran, otras se sienten inferiores, unas se vuelven irritables, otras tienen una sensación de malestar e inseguridad, y algunas discriminan y evitan al sexo opuesto. En cualquier caso, aquellos que crecen en este particular entorno desarrollarán, en mayor o menor grado, algunas anomalías dentro de su humanidad normal. En términos modernos, se distorsionan un poco. Por ejemplo, las niñas que crecen sin el amor de un padre tendrán poca experiencia en lo que respecta a los hombres. Desde temprana edad, han de aprender cómo cuidar de sus propias necesidades básicas e incluso llevar la pesada carga de las finanzas familiares y las distintas tareas que se deben desempeñar, al igual que lo hacen sus madres. Aprenden desde niñas, y sin darse cuenta, a preocuparse y cuidar de las cosas, o a protegerse a sí mismas, a sus madres y a sus familias. Tienen una fuerte conciencia de autoprotección y también albergarán fuertes sentimientos de inferioridad. Sin saberlo, una vez que han crecido en este entorno particular, en el fondo de su corazón sentirán de manera inconsciente que tienen alguna deficiencia, y ese es el sentimiento que albergan, con independencia de si ha afectado gravemente a su juicio o decisiones en el pasado. En resumen, una vez que una persona haya crecido del todo, existirán algunas emociones negativas que dirigen sus pensamientos y que han estado presentes durante mucho tiempo, y siempre habrá una razón por la cual están ahí. Por ejemplo, si algunos niños que se crían en hogares monoparentales no tienen un padre, sino solo una madre, aprenden desde temprana edad cómo asumir tareas domésticas junto con sus madres, sus talantes se vuelven algo maternales. Disfrutan de cuidar a las niñas y sienten simpatía y son tolerantes con ellas, disfrutan de proteger a las mujeres, y sienten cierto prejuicio hacia los hombres. Algunos incluso sienten en lo más profundo una especie de leve disgusto y aversión hacia los hombres, los discriminan, creen que todos son irresponsables y no hacen lo correcto y adecuado. Por supuesto, entre estas personas hay algunas que son bastante normales. Sin embargo, es inevitable que haya otras que tengan pensamientos particulares, irreales o inapropiados sobre hombres o mujeres, y todas tienen deficiencias y fallos en su humanidad. Si alguien descubre que tienes un problema como este y te lo señala, o si descubres y te das cuenta de que tienes este grave tipo de emoción negativa al examinarte a ti mismo, y que ya está afectando a tus elecciones y a tu práctica respecto a cómo contemplar a las personas y las cosas, y cómo te comportas y actúas, entonces debes reflexionar y conocerte a ti mismo. Debes discernir y resolver esta emoción negativa a la luz de las palabras de Dios, esforzarte por liberarte de las ataduras, el control y la influencia de esta emoción negativa, luchar para evitar que el placer, la ira, la tristeza, la alegría, el pensamiento, el juicio, la conciencia y la razón de tu humanidad se distorsionen, se lleven a extremos o se salgan de sus límites. ¿Qué más? Una vez que te esfuerces por evitar que estas cosas ocurran, podrás vivir una vida normal con la conciencia y la razón de una humanidad normal y con los instintos y el libre albedrío propios de ella, los que Dios le ha otorgado al hombre. Es decir, te esfuerzas por mantener tus pensamientos, instintos, libre albedrío, capacidad de juicio, conciencia y razón dentro del alcance de la humanidad normal prescrita por Dios. Por tanto, sea cual sea la emoción negativa que te controle, tienes un problema con ese aspecto de tu humanidad normal. Entiendes esto, ¿verdad? (Sí).
La búsqueda de la verdad de las personas se alcanza sobre la base de la conciencia normal, la razón, el instinto y el libre albedrío de la humanidad normal, además del abanico de emociones humanas normales. Como ves, en el ámbito de la humanidad normal que Dios le entregó a la humanidad, no hay nada extremo, excesivo, distorsionado, y no existe la división o la perversión de la personalidad. ¿Cómo manifiestas que eres una persona exagerada? Al pensar siempre que no eres lo bastante bueno, que no vales nada, ¿acaso no es eso excesivo? ¿No es poco realista? (Sí). Tener ciegamente en alta estima a los hombres, creer que son buenos, que los hombres son más capaces que las mujeres, que estas son incompetentes, que no son lo bastante buenas ni tan capaces como los hombres y que, en conjunto, no son tan aptas como ellos, ¿no es eso exagerado? (Lo es). ¿Cómo evidencias que llevas las cosas a extremos? Al querer siempre ir más allá de lo que puedes alcanzar de manera instintiva y querer sobrepasar los límites. Algunas personas ven que los demás duermen cinco horas cada noche y son capaces de trabajar con normalidad un día entero, así que entonces ellas deben dormir cuatro horas y ver cuántos días aguantan. Ciertas personas ven que otros comen dos veces al día y les sobra energía, que pueden trabajar toda la jornada, así que entonces ellas han de comer una vez al día. ¿Acaso no es perjudicial para su salud física? ¿Qué sentido tiene parecer siempre más capaz de lo que eres? ¿Para qué compites con tu propia carne? Alguna gente en la cincuentena tiene dientes sueltos y ya no puede siquiera masticar huesos o morder una caña de azúcar. Dicen: “No te preocupes, puedo perder un par de dientes, no hay problema. ¡Yo voy a seguir masticando! Debo superar esta dificultad. Si no intento superarla, entonces, ¡solo soy débil e inútil!”. ¿Acaso no es esto llevar las cosas hasta el extremo? (Sí, lo es). Te parece que debes lograr aquello de lo que no eres capaz y lo que tu humanidad no puede alcanzar instintivamente. No puedes llegar a ello a causa de tu talento, sabiduría, estatura o de las cosas que has aprendido, o tal vez de tu edad y género, pero, aunque no seas capaz de lograrlo, te sigue pareciendo que debes hacerlo. Algunas mujeres exageran sus puntos fuertes y dicen: “Nosotras, las mujeres, podemos hacer lo mismo que los hombres. Ellos pueden construir edificios, y nosotras también; los hombres pueden pilotar aviones, así que nosotras también; los hombres pueden ser boxeadores, también podemos serlo nosotras; los hombres pueden cargar cien kilos en un saco, y nosotras también”. Pero al final, el saco las aplasta con tal fuerza que escupen sangre. ¿Siguen tratando de parecer más capaces de lo que son? ¿No es extremo? ¿No es excesivo? Todas estas manifestaciones son extremas y excesivas. Las personas absurdas suelen considerar los problemas y contemplar a las personas, acontecimientos y cosas de este modo, y así es también como abordan y resuelven los problemas. Por tanto, si quieren resolver estas manifestaciones excesivas, primero deben acabar y desprenderse de estas cosas extremas. Entre ellas, las más graves son las diversas emociones extremas en el fondo de sus corazones. Bajo determinadas circunstancias, estas emociones a menudo provocan que tengan pensamientos y usen métodos extremos, causando así que se desvíen. Estas emociones extremas no solo causan que las personas parezcan necias, ignorantes y estúpidas, sino también que se desvíen y sufran pérdidas. Dios quiere a una persona normal que persiga la verdad, no a una absurda, exagerada y extrema. ¿Y eso por qué? Las personas absurdas y extremas no son capaces de comprender las cosas correctamente, y mucho menos de entender puramente la verdad. Las que son extremas y tienden a distorsionar las cosas también usan modos extremos de entender, abordar y practicar la verdad; esto resulta muy peligroso y problemático para ellas. Sufrirán grandes pérdidas y, además, esto deshonra gravemente a Dios. Él no necesita que sobrepases tus límites, ni que uses métodos extremos o radicales para practicar la verdad. En cambio, bajo circunstancias en las que tu humanidad es normal en todos los aspectos, y dentro del ámbito de la humanidad de aquello que puedes entender y lograr, Él quiere que pongas las palabras de Dios en práctica, que practiques la verdad y cumplas con Sus exigencias. El objetivo final es que cambie tu carácter corrupto, que poco a poco se rectifiquen y cambien todos tus pensamientos y puntos de vista, que profundices cada vez más en tu comprensión de las actitudes corruptas del hombre y en tu conocimiento de Dios, y que así se haga cada vez más concreta y real tu sumisión a Él: así es como alcanzarás la salvación.
¿Me resulta significativo compartir sobre cómo desprenderse de las diversas emociones negativas? (Sí). ¿Qué propósito tengo al hacerlo? Que, con independencia de si estas diversas emociones negativas surgieron hace mucho o lo están haciendo ahora mismo en el presente, seas capaz de adoptar el enfoque apropiado hacia ellas, disiparlas y resolverlas del modo adecuado, dejar atrás estas emociones equivocadas, negativas, y llegar poco a poco al punto donde, pase lo que pase, ya no te enfrascarás en estas emociones negativas. Cuando surjan de nuevo, contarás con conciencia y discernimiento, sabrás el daño que te hacen y, por supuesto, también debes desprenderte de ellas paulatinamente. Cuando se presenten, serás capaz de practicar el autocontrol y aplicar la sabiduría, y podrás desprenderte de ellas o buscar la verdad para resolverlas y gestionarlas. En cualquier caso, no deberían afectarte para que adoptes los modos correctos, la actitud adecuada y el punto de vista apropiado en cómo contemplas a las personas y las cosas, y cómo te comportas y actúas. De esta manera, los obstáculos e impedimentos a lo largo de tu senda en la búsqueda de la verdad serán cada vez menos, podrás perseguir la verdad dentro del ámbito de la humanidad normal que Dios exige sin sufrir perturbaciones, o con cada vez menos, y resolverás las actitudes corruptas que revelas en toda clase de situaciones. ¿Dispones ahora de un camino a seguir a fin de resolver las diversas emociones negativas? En primer lugar, examínate a ti mismo con respecto a la corrupción que revelas y comprueba si estas emociones negativas están influyendo en tu interior y si las estás trasladando a tu forma de contemplar a las personas y las cosas, y a tu forma de comportarte y actuar. Además, examina los asuntos que están profundamente grabados en tu memoria, en lo más hondo de tu corazón, y contempla si estas cosas que te han sucedido te han dejado alguna cicatriz o marca y si te están controlando constantemente, para usar las formas y métodos correctos de contemplar a las personas y las cosas, y de comportarte y actuar. De este modo, cuando las diversas emociones negativas que surgieron cuando te sentiste herido en el pasado quedan desenterradas, lo que debes hacer a continuación es analizarlas, discernirlas y resolverlas una a una de acuerdo con la verdad. Por ejemplo, algunas personas han sido ascendidas para convertirse en líderes en distintas ocasiones, pero varias veces han sido reemplazadas o reasignadas, y surge en ellas una emoción muy negativa. A lo largo de este proceso en el que son ascendidas y luego reemplazadas y reasignadas una y otra vez, nunca tienen ni idea de por qué eso está sucediendo y, por tanto, nunca conocen sus propias deficiencias y carencias, su propia corrupción, o cuál es la causa fundamental de las transgresiones que cometen. Nunca resuelven estas cuestiones, les queda una honda impresión y piensan: “Así es como la casa de Dios se sirve de la gente. Cuando hacen uso de ti, te elevan, y cuando no, te echan a patadas”. Es posible que las personas con este tipo de sentimiento puedan tener un lugar en la sociedad donde poder desahogarse, pero en la casa de Dios te parece que no hay ningún lugar donde hacerlo, ni tampoco modo o entorno donde desahogarte, así que la única opción es tragártelo. Si te lo tragas, en realidad no te estás desprendiendo de él, sino que más bien lo estás enterrando muy dentro de ti. Hay personas que piensan que algún día cumplirán bien con su deber y, si sus hermanos y hermanas lo notan, volverán a elegirlos para ser líderes; también hay quienes desean seguir con su deber tranquilamente y no quieren volver a ser líderes, y dicen: “No seré líder, da igual quién me ascienda. No puedo permitirme quedar mal y no puedo soportar ese dolor. No es asunto mío quién se convierta en líder o quién sea sustituido. No volveré a ser líder, por lo que no tendré que soportar el dolor y el sentimiento de ser atacado que surge una vez que te sustituyen. Me limitaré a hacer bien mi trabajo y a asumir esta responsabilidad, y en cuanto al destino y al final que me aguardan, lo dejo en manos de Dios: eso depende de Él”. ¿Qué clase de emoción es esta? No es del todo exacto decir que se trate de inferioridad; creo que es apropiado llamarla depresión; se trata de depresión, abatimiento, estar encerrado y reprimido. Piensan: “La casa de Dios es un lugar donde se defiende la justicia y, sin embargo, a mí me ascienden con frecuencia y luego me sustituyen. Me ofende mucho, pero no sé cómo rebatirlo, así que, ¡me someteré y punto! Esta es la casa de Dios, ¿dónde si no iba a ir a discutir mi caso? Estoy acostumbrado a vivir así. Nadie en el mundo tiene una gran opinión de mí y en la casa de Dios sucede lo mismo. No pensaré sobre cómo serán las cosas en el futuro y ya está”. Se pasan el día con el ánimo por los suelos, no consiguen interesarse por nada, se limitan a hacer todo superficialmente, hacen un poco lo que pueden y nada más; no estudian, no se esfuerzan, no piensan profundamente en nada, y no están dispuestos a pagar el precio. Al final, se quedan sin energía muy rápido, el entusiasmo que tenían al principio se enfría, piensan que nada tiene que ver con ellos y que lo que eran antes ha muerto. ¿No es esto abatimiento? (Sí, lo es). Alguien les pregunta: “¿Cómo te sientes al ser sustituido?”. Ellos responden: “Bueno, soy de pobre calibre. ¿Cómo debería sentirme? No lo entiendo”. Y la otra persona les pregunta: “Si te volvieran a elegir como líder, ¿te gustaría serlo?”. Y ellos contestan: “Oh, ¿para qué iba a querer hacer tal cosa? ¡No es práctico! Tengo poco calibre y no puedo satisfacer las intenciones de Dios”. Decir que están desesperados y se han rendido no es del todo realista. Siempre están de capa caída, deprimidos, encerrados y abatidos. No quieren contarle a nadie lo que alberga su corazón, no quieren ser abiertos, y no quieren resolver sus propios problemas, dificultades o estados y actitudes corruptas; se limitan a poner siempre buena cara. ¿Qué emoción es esta? (La depresión). También se aferran a una idea: “Haré lo que Dios me pida y trabajaré duro en cualquiera que sea la tarea que la iglesia disponga para mí. Si no puedo terminarla, no me culpéis a mí, ¡yo no fui el que me creó con poco calibre!”. De hecho, esta persona cree realmente en Dios y tiene aspiraciones. Nunca va a dejarlo, nunca va a abandonar su deber y siempre va a seguir a Dios. Simplemente no prestan atención a su entrada en la vida, o a reflexionar sobre sí mismos, o a resolver su carácter corrupto. ¿Qué clase de problema es este? ¿Pueden obtener la verdad creyendo de este modo? ¿Acaso no les resulta problemático? (Sí). No son capaces de decir que no creen en Dios, aunque vayan a darles una paliza de muerte. Sin embargo, debido a ciertas circunstancias particulares, a que han experimentado determinadas situaciones y escenarios, y ciertas personas han dicho ciertas cosas sobre ellos, han terminado machacados y se han marchitado de tal manera que no pueden volver a levantarse ni reunir ninguna energía. ¿No demuestra esto que tienen emociones negativas? (Sí). Tener emociones negativas evidencia que hay un problema, y cuando hay un problema, hay que resolverlo. Siempre hay una forma y una senda para resolver los problemas que se han de resolver; no son irresolubles. Solo depende de que puedas afrontar el problema y de que quieras o no resolverlo. Si quieres, no hay problema tan difícil que no pueda resolverse. Si te presentas ante Dios y buscas la verdad en Sus palabras, podrás resolver cualquier dificultad. Sin embargo, el desaliento, la depresión, el abatimiento y la represión no solo no te ayudan a resolver tus problemas, sino que, por el contrario, pueden hacer que estos se agraven y empeoren cada vez más. ¿Creéis esto que os digo? (Sí). Por tanto, no importa a qué emociones te estés aferrando en este momento o en cuáles hayas caído ahora, espero que seas capaz de dejar atrás esos sentimientos equivocados. No importa qué razones o excusas tengas, en el momento en que caigas en una emoción anormal, habrás caído en una emoción extrema. Cuando hayas caído en esta emoción extrema, esta controlará tu búsqueda, tus aspiraciones y deseos, así como, por supuesto, las metas que buscas en la vida, y las consecuencias de esto son graves.
Por último, hay algo que me gustaría deciros. No permitáis que un sentimiento menor o una emoción simple e insignificante te enrede para el resto de tu vida, de tal modo que afecte a que logres la salvación y destruya tus esperanzas de conseguirla, ¿entendido? (Sí). Esta emoción tuya no solo es negativa, para ser más precisos, en realidad se opone a Dios y a la verdad. Puede que pienses que se trata de una emoción que se atiene a la humanidad normal, pero a ojos de Dios, no es una simple cuestión de emoción, sino un método para oponerte a Dios. Se trata de un método marcado por las emociones negativas que las personas usan para resistirse a Dios, a Sus palabras y a la verdad. Por tanto, espero que, asumiendo que quieras perseguir la verdad, te examines a ti mismo con meticulosidad para así ver si te estás aferrando a estas emociones negativas y resistiéndote y compitiendo contra Dios de manera necia y obstinada. Si has descubierto la respuesta mediante este examen, si has llegado a darte cuenta de algo y has obtenido una conciencia clara, entonces te pido que primero te desprendas de esas emociones. No las conserves ni te aferres a ellas, pues te van a destruir, van a destruir tu destino, y la oportunidad y las esperanzas que tienes de perseguir la verdad y de obtener la salvación. Aquí termino mi enseñanza de hoy.
24 de septiembre de 2022
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.