Cómo perseguir la verdad (10) Parte 1

Hoy continuaremos compartiendo sobre el contenido de nuestra última reunión. ¿Acerca de qué trató? (En la reunión anterior, Dios habló principalmente sobre dos temas. Primero compartió sobre la cuestión que se plantea la gente: “Si la humanidad no hubiera perseguido sus ideales y deseos, ¿se habría desarrollado el mundo como lo ha hecho hasta el presente?”. Luego, Dios habló sobre algunas de las perspectivas y puntos de vista erróneos de las personas sobre el matrimonio, y después compartió sobre el concepto y la definición correctos de este). La última vez hablé sobre un tema muy extenso: el matrimonio. Se trata de una cuestión amplia que afecta a toda la humanidad e impregna la historia del desarrollo humano. Este tema incide en la vida cotidiana de las personas y es importante para todos. La vez anterior hablamos sobre algunos contenidos relacionados con este tema, principalmente sobre el origen y la formación del matrimonio, así como acerca de las instrucciones y la ordenación de Dios para ambos cónyuges, y de las responsabilidades y obligaciones que ambas partes del matrimonio deben asumir. ¿En qué se basó principalmente este contenido? (En el registro bíblico). Esta charla se basó en las palabras y versículos recogidos en la Biblia, en los cuales, después de que Dios crease a la humanidad, ordenó el matrimonio para ella, ¿verdad? (Cierto). Gracias a nuestra última charla y a la lectura de algunos de los dichos y acciones de Dios respecto al matrimonio humano, tal y como estos aparecen en la Biblia, ¿tenéis ahora una definición precisa sobre este? Hay quien dice: “Somos jóvenes, no tenemos ningún concepto del matrimonio, ni tampoco experiencia alguna en él. Nos resulta difícil definirlo”. ¿Es difícil? (No). No lo es. Entonces, ¿cómo deberíamos definirlo? Si nos basamos en los dichos y acciones de Dios respecto al matrimonio humano, ¿no deberíais tener una definición precisa al respecto? (Sí). En lo relativo a este tema, te hayas casado o no, ahora ya has de tener un conocimiento preciso de las palabras de mi charla. Se trata de un aspecto de la verdad que deberías entender. Si hablamos desde ese punto de vista, te hayas casado o no, muestres o no algún interés en ello, y sean cuales sean los cálculos y planes que hayas hecho en el pasado respecto al matrimonio, mientras este asunto afecte a tu búsqueda de la verdad, deberías conocerlo. Además, es una cuestión que deberías tener clara, porque afecta a la verdad, a las ideas y los puntos de vista humanos, a la búsqueda de la verdad de la gente, y a tus principios y tu senda de práctica en tu camino de búsqueda de la verdad. Por lo tanto, ya hayas experimentado antes el matrimonio o no, tanto si estás interesado en él como si no, o sea cual sea tu situación conyugal, si quieres buscar la verdad y alcanzar la salvación, necesitas tener un conocimiento preciso e ideas y puntos de vista correctos respecto al matrimonio, igual que con cualquier asunto que afecte a la verdad. No deberías resistirte en el corazón, verlo a través de gafas de color de rosa ni tener nociones al respecto, tampoco tratarlo en función de tus propias experiencias y circunstancias, ni tomar decisiones al respecto. Todos esos son puntos de vista incorrectos. El matrimonio, como cualquier otro asunto, está relacionado con los puntos de vista, los planteamientos y las perspectivas de las personas. Si quieres tener ideas, puntos de vista, perspectivas y planteamientos correctos y acordes a la verdad respecto al asunto del matrimonio, debes tener un conocimiento y una definición precisos del asunto, y todo eso afecta a la verdad. Por consiguiente, en lo que respecta al matrimonio, deberías tener un conocimiento correcto y entender la verdad que Dios quiere que la gente comprenda en relación con este asunto. Solo si entiendes la verdad, podrás tener las ideas y los puntos de vista correctos para enfrentarte al matrimonio cuando te cases o surjan cosas en tu vida que afecten a dicha cuestión; solo así podrás adoptar perspectivas y planteamientos correctos al respecto, y por supuesto, dispondrás de una senda adecuada para resolver problemas relacionados con el matrimonio. Cierta gente dice: “Nunca voy a contraer matrimonio”. Y tal vez nunca lo hagas, pero es inevitable que tengas algunas ideas y puntos de vista al respecto, grandes o pequeños, correctos o incorrectos. Además, resulta también inevitable que te encuentres con personas o cosas que planteen problemas en relación con el tema del matrimonio. ¿Cómo enfocarás y resolverás esos problemas? Cuando aparezcan, ¿qué debes hacer para tener ideas, puntos de vista, planteamientos y principios de práctica precisos? ¿Cómo es necesario que actúes para cumplir con la voluntad de Dios? Es algo que necesitas entender, que debes tener en cuenta para el futuro. ¿Qué quiero decir con eso? Puede que algunos piensen que el matrimonio no tiene nada que ver con ellos, así que no ponen atención cuando escuchan. ¿Es ese el punto de vista correcto? (No). No lo es. Da igual el tema del que se hable, mientras afecte a la verdad, a la búsqueda de esta, y a la base y los criterios para examinar a las personas y las cosas y para comportarse y actuar, has de aceptarlo y escucharlo con seriedad y atención. Porque eso no es sentido común ni conocimiento, ni mucho menos es un entendimiento profesional, sino que es la verdad.

Volvamos atrás para seguir hablando sobre el tema del matrimonio. ¿Cuál debería ser la definición de este? En función de la ordenación y los arreglos de Dios respecto al matrimonio, así como de Sus requerimientos e instrucciones a ambas partes que lo conforman, tal como comenté la última vez, vuestro concepto y definición de este no deberían ser confusos, sino claros e inequívocos. El matrimonio debería tratarse de la unión de un hombre y una mujer bajo la ordenación y los arreglos de Dios. Esa es la composición del matrimonio, el cual tiene condiciones previas. Bajo la ordenación y los arreglos de Dios, la unión de un hombre y una mujer constituye un matrimonio. ¿No es así? (Sí). ¿Acaso dicha definición no es teóricamente precisa? (Sí). ¿Por qué decimos que es precisa? ¿Cómo podéis estar seguros de que lo es? Porque se basa en el registro bíblico y hay señales que así lo indican. En el registro bíblico se explican con claridad los orígenes del matrimonio. Esa es su definición. Sobre la base de esa definición clara, veamos cuáles son los deberes que asume cada parte en dicha unión. ¿Acaso no estaba recogido claramente en los pasajes bíblicos que leímos en la última reunión? (Sí). El deber más simple de todos los que asume cada miembro del matrimonio es el de acompañarse y ayudarse mutuamente. Entonces, ¿qué instrucciones dio Dios a la mujer? (Dios le dijo a la mujer: “En gran manera multiplicaré tu dolor en el parto, con dolor darás a luz los hijos; y con todo, tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti” (Génesis 3:16)). Esa es la forma de hablar original en la Biblia. En palabras modernas, las instrucciones de Dios a la mujer eran su deber. ¿Cuál era ese deber? Tener hijos y criarlos, cuidar de su esposo y adorarlo. Esas fueron las instrucciones de Dios a la mujer. Entonces, ¿qué deber le encomendó Dios al hombre? Como líder de la casa, el hombre debe asumir la carga de la vida familiar y mantener a la familia con el sudor de su frente. También ha de soportar la carga que supone la gestión de los miembros de la familia, su mujer y su propia vida. Así dividió Dios los deberes entre mujeres y hombres. Deberíais tener claros y definidos los deberes de los hombres y las mujeres. Esa es la definición y formación del matrimonio, así como las responsabilidades que ambas partes deben asumir y las obligaciones que han de cumplir. En eso consiste el matrimonio en sí y el contenido real de este. ¿Hay algo negativo en el contenido que hemos discutido sobre el tema? (No). No existe en ello nada negativo. Todo es sumamente puro, se ajusta a la verdad y a los hechos, y coincide con los fundamentos de las palabras de Dios. Con los registros bíblicos como base, la cuestión del matrimonio queda muy clara y definida para la gente moderna; no nos hace falta establecer demasiadas condiciones previas ni excedernos en el uso de palabras para hablar de su origen. No es necesario. La definición es clara, y los deberes que ha de asumir cada uno de sus miembros, así como las obligaciones que debe cumplir, están claros y definidos. Una vez que alguien tiene claras y definidas tales cuestiones, ¿qué efecto ejerce eso en su búsqueda de la verdad? ¿Qué sentido tiene entender la definición y composición del matrimonio y los deberes de ambas partes? Es decir, ¿qué resultado produce en las personas compartir este contenido y cuáles son los efectos que causa? En términos coloquiales, ¿de qué os sirve escuchar este contenido? (Nos permite tener un punto de vista correcto y acorde con la verdad desde el cual ver las cosas cuando afrontemos o examinemos el matrimonio. No nos influirán ni engañarán las tendencias perversas ni las ideas inculcadas por Satanás). Ese es un efecto positivo. ¿Facilita la charla sobre la definición y formación del matrimonio y sobre los deberes de ambas partes que las personas tengan ideas y puntos de vista correctos respecto al matrimonio? (Sí). Si alguien alberga ideas y puntos de vista correctos, ¿le permiten los beneficios y efectos positivos de ello formarse una opinión correcta del matrimonio en su conciencia? Cuando alguien tiene una visión correcta del matrimonio, e ideas y puntos de vista acertados, ¿tiene cierta resistencia e inmunidad a las ideas y puntos de vista opuestos y negativos, que pertenecen a las tendencias perversas? (Sí). ¿A qué nos referimos con resistencia e inmunidad? A que, cuanto menos, tienes discernimiento en lo que se refiere a algunas ideas y puntos de vista perversos sobre el matrimonio que provienen del mundo y de la sociedad. Cuando tengas ese discernimiento, dejarás de ver el matrimonio a partir de las ideas y puntos de vista que surgen de las tendencias perversas del mundo, y tampoco aceptarás dichas ideas y puntos de vista. Entonces, ¿en qué te beneficia no aceptarlos? En que tales ideas y puntos de vista no controlarán tus perspectivas y acciones respecto al matrimonio, y que ya no te corromperán, así como tampoco enraizarán en ti esas ideas y puntos de vista perversos. Por consiguiente, no examinarás el matrimonio de acuerdo con las tendencias perversas del mundo, ni te dejarás arrastrar por ellas, así que podrás mantenerte firme en tu testimonio sobre esta cuestión. Entonces, en cierto sentido, ¿habrás renunciado ya a algunas de esas ideas, puntos de vista y perspectivas satánicos y mundanos con respecto al matrimonio? (Sí). Cuando la gente adquiere una definición precisa del matrimonio, es capaz de desprenderse de algunas de sus búsquedas, ideales y deseos al respecto, pero ¿basta con detenerse ahí? ¿Pueden las personas desprenderse por completo de sus búsquedas, ideales y deseos en relación con el matrimonio? En absoluto basta con eso. No tienen más que una definición y concepto precisos del matrimonio; simplemente poseen en su pensamiento un concepto y conocimiento iniciales y básicos de este. Sin embargo, las diversas ideas, puntos de vista y temas que el mundo y la sociedad difunden sobre el matrimonio seguirán influyendo en tus ideas y puntos de vista, y afectarán a tus perspectivas e incluso a tus acciones con respecto al matrimonio. Así que, hasta el momento actual, después de adquirir una definición precisa sobre el matrimonio, las personas siguen siendo incapaces de desprenderse total y completamente de sus búsquedas, ideales y deseos respecto a este. Por lo tanto, ¿no deberíamos hablar a continuación sobre las diversas búsquedas, ideales y deseos que surgen en las personas en relación con el matrimonio? (Sí, eso deberíamos hacer).

Voy a concluir esta charla sobre la definición del matrimonio. A continuación, hablaremos de cómo desprenderse de las diversas búsquedas, ideales y deseos que surgen debido a este. Primero, hablemos sobre las distintas fantasías que tienen las personas al respecto. Cuando hablo de fantasías, me refiero a las imágenes que se crean en sus cabezas. Aún no se han hecho realidad; son solo figuraciones producto de su vida diaria o de circunstancias con las que se encuentran. Tales figuraciones forman imágenes e ilusiones en la mente de las personas, llegando a convertirse incluso en sus búsquedas, ideales y deseos con respecto al matrimonio. Por lo tanto, para desprenderte de estos, primero debes hacerlo también de las diversas fantasías que tengas o tuviste arraigadas en tu mente y en lo profundo de tu corazón. Esa es la primera cosa que debéis hacer para desprenderos de vuestras búsquedas, ideales y deseos con respecto al matrimonio, es decir, de vuestras diferentes fantasías sobre este. Así pues, hablemos primero sobre qué fantasías tienen las personas acerca del matrimonio. Las distintas opiniones sobre este que tenía la gente de la antigüedad, hace cientos o miles de años, quedan demasiado lejos del presente, así que no entraremos en ello. En cambio, hablaremos sobre cuáles son las opiniones y acciones nuevas, populares, de moda y generalizadas de la gente moderna con respecto al matrimonio. Son cosas que os influyen y hacen que surjan continuamente toda clase de fantasías relativas a este asunto en lo profundo de vuestro corazón o en vuestra mente. Primero, algunas opiniones sobre el matrimonio se popularizan en la sociedad, y luego diferentes obras literarias representan las ideas y opiniones de los autores sobre el matrimonio. A medida que estas obras pasan a convertirse en programas de televisión y películas, exponen aún más vívidamente las distintas opiniones de las personas sobre el matrimonio, así como sus diversas búsquedas, ideales y deseos al respecto. En mayor o menor medida, de manera visible o invisible, tales cosas se inculcan continuamente en vosotros. Antes de que tengáis un concepto preciso del matrimonio, esas opiniones y mensajes sociales al respecto os crean preconcepciones y los aceptáis. Luego comenzáis a fantasear sobre cómo será vuestro matrimonio y vuestra otra mitad. Ya aceptes esos mensajes a través de programas de televisión, películas y novelas, o de tus círculos sociales y de las personas en tu vida, con independencia de la fuente, todos ellos provienen de los seres humanos, la sociedad y el mundo, o para ser más exactos, evolucionan y se desarrollan a partir de tendencias perversas. Por supuesto, si concretamos más si cabe, provienen de Satanás. ¿No es así? (Sí). En ese proceso, sin importar el tipo de ideas y puntos de vista sobre el matrimonio que hayáis aceptado, lo cierto es que, al haberlo hecho, fantaseáis sin parar al respecto en vuestra cabeza. Todas esas fantasías giran en torno a una única cosa. ¿Sabéis cuál es? (El amor romántico). En la sociedad actual, el mensaje más popular o generalizado se centra en el matrimonio desde el punto de vista del amor romántico. La felicidad de una unión depende de la existencia de amor romántico, y de si marido y mujer están enamorados el uno del otro. Estas opiniones de la sociedad sobre el tema, estas cosas que impregnan los pensamientos de las personas y la profundidad de su alma, se basan sobre todo en el amor romántico. Se les inculcan a la gente, quienes de este modo desarrollan todo tipo de fantasías sobre el matrimonio. Por ejemplo, fantasean sobre a quién amarán, qué tipo de persona será y cuáles son sus requisitos para una pareja conyugal. En concreto, existen complejos mensajes provenientes de la sociedad, que dicen que sin duda deben amar a esa persona y que esta a su vez también ha de amarlos, que solo eso es verdadero amor romántico, que solo este puede conducir al matrimonio, que solo el matrimonio basado en el amor romántico es bueno y feliz, y que una unión sin este es inmoral. Entonces, antes de haber encontrado a su persona amada, todos se preparan para encontrar el amor romántico, hacen planes por adelantado en relación con el matrimonio y se preparan para el día que encuentren a dicha persona a fin de perseguir temerariamente su amor y materializarlo. ¿Cierto? (Cierto). En el pasado, la gente no hablaba del amor romántico ni de la supuesta libertad en el matrimonio, así como tampoco de que el amor es inocente y supremo. En aquella época, a la gente le daba vergüenza hablar de matrimonio, amor y romance. Sobre todo cuando ello implicaba al sexo opuesto, se sentía avergonzada, se sonrojaba y se les aceleraba el corazón, o les costaba hablar. Hoy en día, las actitudes han cambiado. Cuando alguien ve a otros debatir sobre romance y matrimonio con tanta calma y confianza, también quiere hacer lo mismo, discutir sobre romance y matrimonio libre y abiertamente, sin ruborizarse ni que se le acelere el corazón. Además, desea poder confesar sin tapujos sus sentimientos cuando se topa con la persona que quiere conquistar, a la que desea entregar su corazón. Incluso fantasea con todo tipo de escenas en las que corteja o es cortejado, y también con qué tipo de persona será aquella a la que ame y conquiste. Las mujeres fantasean con encontrar a su príncipe azul de al menos uno ochenta de altura, excelente conversador, refinado, bien educado, de buena familia, y aún mejor, que tenga coche y casa, una buena posición social, cierto grado de riqueza y cosas del estilo. En cuanto a los hombres, fantasean con que su otra mitad sea una belleza de piel clara, una supermujer que pueda deslumbrar tanto en las reuniones sociales como en la cocina. Sueñan incluso con que su otra mitad sea una mujer hermosa y rica, y tanto mejor si tiene un sólido entorno familiar. Luego se dirá que la unión de ambos es como la de Romeo y Julieta, una pareja perfecta o una alianza ideal, la envidia de todo el que los ve, que nunca discuten ni se enfadan entre sí, que nunca se pelean por ninguna razón, que se aman profundamente, como las parejas de cine que juran amarse hasta que los mares se sequen y las rocas se conviertan en polvo, que envejecerán juntos, que nunca se detestarán ni se evitarán, que jamás renunciarán el uno al otro ni se abandonarán. Las mujeres fantasean con que un día entrarán en la iglesia con aquel que aman, y luego, con la bendición del párroco, intercambiarán anillos y votos, jurarán solemnes promesas de amor y se comprometerán a pasar la vida juntos y a no dejar ni renunciar al otro, ni en la enfermedad ni en la pobreza. Los hombres también fantasean con que un día entrarán en la iglesia junto a la mujer que aman, y con la bendición del párroco, intercambiarán anillos, harán sus promesas y jurarán que, por muy vieja o fea que se vuelva su nueva esposa, no la dejarán ni la abandonarán, que le darán el matrimonio más maravilloso y feliz y que la harán la mujer más dichosa de la tierra. Todos los hombres y mujeres fantasean y se afanan en lo mismo, y en su vida real asimilan continuamente todo tipo de búsquedas, ideales y deseos sobre el matrimonio. Al mismo tiempo, también repiten sin cesar esas fantasías en lo profundo de su corazón, con la esperanza de que un día se hagan realidad en sus vidas, que ya no se trate de un tipo de ideal o deseo, sino de algo real. Debido a la influencia de la vida moderna y condicionada por todo tipo de mensajes e información por parte de la sociedad, cualquier mujer espera vestirse de blanco y convertirse en la novia más hermosa y la mujer más feliz del mundo. También espera llevar su propio anillo de diamantes, que ciertamente ha de superar el quilate y ser de la mayor pureza. Este carecerá de defectos, y su tan amado hombre se lo colocará en el dedo. Estas son las fantasías matrimoniales de una mujer. Por una parte, alberga algunas relativas a la forma de casarse; por otra, también tiene todo tipo de fantasías sobre la vida conyugal, espera que el hombre al que ama no defraude sus expectativas, que la ame tan profundamente en el matrimonio como cuando se enamoraron por primera vez, que no ame a otra mujer, que le dé una vida feliz, que cumpla con su compromiso y que, hasta que los mares se sequen y las rocas se conviertan en polvo, permanezcan juntos en esta vida y en la siguiente. Por otra parte, también tiene todo tipo de fantasías y exigencias con respecto a la persona de la que se enamora. Como mínimo, debe ser un príncipe azul, a lomos, si no de un caballo blanco, de uno negro. Ciertamente ese es el nivel de calidad principesca que una mujer tiene en mente para su hombre ideal. Qué romántico y maravilloso sería, qué feliz resultaría su vida. La base de estas fantasías que desarrolla la gente con respecto al matrimonio proviene de la sociedad, de sus grupos sociales o de todo tipo de mensajes, libros, obras literarias y películas; solo tienen que incorporar en sus corazones algunos de esos elementos ligeramente burgueses acordes con sus propias preferencias para acabar fantaseando con todo tipo de personas de las que enamorarse, con toda clase de amantes, y con todo tipo de formas y vidas conyugales. En resumen, las diversas fantasías de las personas se basan en la comprensión de la sociedad sobre el matrimonio, así como en la interpretación y las diversas opiniones sobre este. Las mujeres son así, y los hombres son iguales. Las diversas búsquedas de los hombres en relación con el matrimonio no son menores que las de las mujeres. Un hombre también espera encontrar a una chica que le guste, que sea virtuosa, amable, buena y considerada, que lo trate con cariño y afecto, que dependa de él como un pajarito, que sienta auténtica devoción hacia él, que no desprecie ninguno de sus defectos o carencias, llegando incluso a aceptarlos, que cuando se sienta desanimado o frustrado, y cuando fracase, le tienda una mano para ayudarlo y apoyarlo, y luego le diga: “Cariño, no importa, estoy aquí. No hay nada que no podamos superar juntos. No tengas miedo. Siempre estaré a tu lado, en todo momento”. Las mujeres plantean todo tipo de exigencias a los hombres, y también sucede a la inversa, así que ambos buscan su propia otra mitad entre la multitud, y para ello se basan en sus diversas fantasías sobre el matrimonio. Por supuesto, un hombre fantaseará con frecuencia con ocupar un lugar asentado en la sociedad, consolidar una carrera profesional y acumular cierta cantidad de riqueza y cierto nivel de capital, después de lo cual podrá buscar una pareja que sea su igual en estatus, identidad, gustos y preferencias. Mientras a él le guste y ella se ajuste a sus demandas, estará dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, hasta caminar sobre brasas ardientes. Naturalmente, si nos expresamos de un modo algo más realista, le regalará cosas bonitas, satisfará sus necesidades materiales, le comprará un coche, una casa, un anillo de diamantes y ropa y bolsos de marca. Si tiene los medios, también le comprará un yate y un avión privado, y llevará a su amada al mar, solos los dos, o la llevará a ver el mundo, a viajar a las montañas, tierras y lugares más famosos y pintorescos. Qué maravillosa sería una vida semejante. Las mujeres pagan cualquier precio por hacer realidad sus diversas fantasías conyugales, y de la misma manera, los hombres se esfuerzan y trabajan por materializar las suyas. Con independencia del tipo de fantasía que tengas sobre el matrimonio, siempre que provenga del mundo, de la comprensión y las opiniones que la humanidad corrupta tiene sobre este, o de la información que te inculcan el mundo y la humanidad corrupta, esas ideas y puntos de vista influirán en cierta medida y grado en tu vida y fe, así como en tu visión de la vida y en la senda que recorres a lo largo de tu existencia. Esto se debe a que el matrimonio es algo que ningún adulto puede evitar, y es además un tema ineludible. Incluso si eliges permanecer soltero toda la vida, no casarte nunca, tus fantasías sobre el matrimonio seguirán existiendo. Puede que elijas quedarte soltero, pero desde el momento en que tuviste el concepto y los pensamientos más básicos sobre el matrimonio, albergaste todo tipo de fantasías al respecto. Estas no solo ocupan tus pensamientos, sino que también inundan tu vida diaria e influyen en tus ideas, puntos de vista y elecciones a la hora de gestionar todo tipo de cosas. En pocas palabras, si una mujer tiene un estándar para la persona de la que se enamora, independientemente de la madurez o solidez de este, lo usará para sopesar la bondad y maldad de la humanidad y la personalidad de los miembros del sexo opuesto, así como para decidir si son el tipo de hombre con el que le gustaría pasar su tiempo. Este estándar es inseparable de aquel con el que elige a un compañero conyugal. Por ejemplo, digamos que el tipo de hombre que le gusta tiene facciones pronunciadas, la cara grande y cuadrada, y la piel clara; habla con elegancia, tiene un ligero aire intelectual y es bastante educado. Acorde a su visión del amor, se siente bien con ese tipo de hombre y se decanta más por él. Entonces, sin duda se sentirá bien con él en su vida, sea o no la persona de la que se enamore. Quiero decir que, cuando se encuentre con una persona así, le dará igual que su humanidad sea buena o mala y cómo sea su personalidad, ya sea una persona traicionera o malvada; todo ello será secundario, ya que esos rasgos no forman parte de su estándar para examinar a los miembros del sexo opuesto. ¿Cuál es su estándar? Es el que emplea para elegir esposo. Si su pareja se ajusta a la norma que ella tiene para elegir marido, aunque no se trate de alguien a quien ella elija como tal, seguirá siendo una persona con la que le gustaría compartir su tiempo. ¿Qué ilustra este problema? El punto de vista de una persona sobre el amor, más concretamente, su estándar para una pareja en lo referente al amor o el matrimonio, influye en gran medida en su visión de todos los miembros del sexo opuesto. Cuando encuentra a un hombre que cumple con su estándar para la elección de esposo, todo en él le resulta placentero a la vista, su voz le parece agradable y se siente cómoda con sus palabras y acciones. Aunque no se trate de aquel al que aspira a enamorarse y alcanzar, lo encuentra agradable a la vista. Es de esa sensación placentera de donde surge el problema. Eres incapaz de discernir si cualquier cosa que dice está bien o mal, todo en él te parece bueno y correcto, y crees que todo lo que hace es perfecto. A raíz de estos buenos sentimientos que tienes sobre él, comienzas poco a poco a admirarlo y adorarlo. ¿De dónde proviene esa admiración y adoración? Su origen se halla en la norma de la que te sirves para elegir una pareja en el amor y el matrimonio. En cierto grado, ese estándar te engaña sobre el modo en que ves a otras personas; para ser más precisos, difumina los criterios y las bases que usas para examinar a los miembros del sexo opuesto. Su apariencia exterior coincide con tus estándares estéticos, así que te da igual la personalidad que tenga, si sus acciones concuerdan o no con los principios, si posee o no los principios-verdad, si persigue o no la verdad, y si tiene auténtica fe y sumisión a Dios; tales cosas se tornan sumamente borrosas para ti y es probable que te sientas influenciada emocionalmente en tu forma de ver a esa persona. Dado que tienes buenos sentimientos hacia él y que a nivel emocional satisface tu estándar, todo lo que hace te parece bueno y bastante agradable; lo proteges y adoras, hasta tal punto de que, cuando hace algo malvado, no lo disciernes ni tampoco lo pones en evidencia o abandonas. ¿Qué motivo hay detrás? Tus sentimientos están en juego, te tienen el corazón atrapado. En cuanto surgen tus sentimientos, ¿te resulta fácil hacer las cosas según los principios? Tus sentimientos cuentan con ventaja, por lo que careces de principios. Por consiguiente, las consecuencias que acarrea este asunto son muy serias. Aunque él no sea la persona de la que estás enamorada ni con quien quieres casarte, se ajusta a tu estética y a tus necesidades emocionales; bajo esa condición, tus sentimientos te influyen y controlan de manera inevitable, y para ti es muy difícil examinar a esa persona, resolver los problemas que surgen en relación con ella y tratar los tuyos propios tomando como base las palabras de Dios. En cuanto los sentimientos te controlan y se convierten en la fuerza dominante en ti, es muy difícil liberarte de las cadenas emocionales que te mantienen atada para entrar en la realidad de la práctica de la verdad. Entonces, ¿qué quiero decir con esto? Todo el mundo alberga fantasías de todo tipo sobre el matrimonio. Eso es porque no vives en el vacío o en otro planeta, y por supuesto no eres menor de edad, y mucho menos deficiente mental o idiota; eres adulto y tienes ideas de adulto. Al mismo tiempo, también has aceptado involuntariamente las diversas opiniones sobre el matrimonio que provienen de la sociedad, con lo que has aceptado la información sobre el matrimonio procedente de esta y de la humanidad perversa. Después de aceptarlas, fantaseas sin querer sobre quién será tu pareja romántica. ¿Qué significa fantasear? Entretenerse en pensamientos irreales y vacíos. Basándonos en lo que ahora hemos compartido y revelado, se refiere principalmente a las diversas opiniones sobre el matrimonio que provienen de la sociedad y de la humanidad perversa. Como no tienes una visión correcta y ajustada a la verdad del matrimonio, resulta inevitable que te influyan, corroan y corrompan tales opiniones, pero lo desconoces y no eres consciente. No eres capaz de darte cuenta de que se trata de una corrosión, una corrupción. Inconscientemente, recibes esa influencia y, sin darte cuenta, empiezas a pensar que todo ello es bastante justo y razonable, y te lo tomas como algo lógico, piensas que todas esas ideas son propias de un adulto. De forma natural, convertirás todo eso en tus propios requisitos y necesidades; las ideas apropiadas que un adulto debería tener. Por lo tanto, desde que comienzas a recibir esos mensajes, tus fantasías sobre el matrimonio se incrementarán cada vez más y se volverán más profundas. Al mismo tiempo, tu sentido de la vergüenza respecto al matrimonio disminuirá sin cesar, o se podría decir que te sentirás cada vez menos inclinado a rechazar proactivamente esas fantasías sobre el tema. Dicho de otra manera: tus fantasías relativas a tu pareja amorosa o a las diversas situaciones y a todo lo relacionado con el matrimonio serán cada vez más involuntarias y atrevidas. ¿No es así? (Sí). A medida que la gente va aceptando las opiniones y la información sobre el matrimonio que surgen de la sociedad y de la humanidad perversa, mayor es su audacia y desenfreno al imaginar el suyo propio, al buscar una pareja en el amor y al conquistarla. Al mismo tiempo, esperan que su amante sea como el personaje de una novela, serie o película romántica: que les demuestre amor incondicional hasta que los mares se sequen y las rocas se conviertan en polvo, y que permanezca fiel hasta la muerte. En cuanto a sí mismos, también aman profundamente a su pareja del modo que reflejan las series o novelas. En resumen, esas fantasías difieren de las necesidades reales de la humanidad y la vida. Por supuesto, también están apartadas de la esencia de la humanidad; son completamente incompatibles con la vida real. De igual manera que sucede con cualquier cosa que la gente piensa que es buena, se trata solo de pensamientos agradables salidos de las figuraciones de las personas. Puesto que esos pensamientos no concuerdan con la definición de Dios del matrimonio ni con Sus arreglos respecto a él, las personas deberían desprenderse de esas ideas y puntos de vista que para nada se ajustan a los hechos y que para empezar no deberían siquiera haber perseguido.

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