Cómo perseguir la verdad (13) Parte 1

Ya llevamos un tiempo hablando del tema de “desprenderse” en “Cómo perseguir la verdad”. ¿Habéis considerado los diversos aspectos que este tema involucra? Respecto a las cosas de las que hablamos de las que la gente tiene que desprenderse, ¿le resulta fácil hacerlo? Tras escuchar las enseñanzas, ¿las contemplasteis e hicisteis introspección en función de su contenido? ¿Establecisteis algunas comparaciones entre tal contenido y vuestras efusiones y manifestaciones en la vida diaria? (Por lo general pienso en eso. La última vez que Dios enseñó sobre desprenderse de los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre nosotros, me di cuenta de que, en mi vida, suelo seguir estas filosofías satánicas para los asuntos mundanos, como el dicho “El orgullo es tan necesario para la gente como respirar”, que me inculcó mi familia. Tras aceptar estas ideas, asignaba importancia a la dignidad y al estatus en todo lo que hacía, con temor a quedar mal, y no era capaz de ser una persona honesta). Todo este contenido del cual hablamos con relación a desprenderse de diversas cosas trata principalmente de los pensamientos y puntos de vista de la gente sobre distintos asuntos. Al poner de manifiesto sus pensamientos y puntos de vista incorrectos sobre dichos asuntos, la gente puede discernirlos y conocerlos con claridad y, así, es capaz de desprenderse de ellos de manera positiva y no verse constreñida por ellos. Lo más importante es no estar atado a estos pensamientos y puntos de vista, sino ser capaz de vivir y existir adoptando correctamente las palabras de Dios y la verdad como criterios propios. Si la gente quiere entrar en la realidad de las diversas verdades, debe conocer y experimentar desde todas las perspectivas. En particular, debe tener una comprensión clara de las ideas y los puntos de vista pasivos y negativos sobre distintas cosas. Solo si los discierne, puede desprenderse proactivamente de ellos y hacer que ya no la desorienten ni la aten. Por lo tanto, a fin de entrar en la realidad de las diversas verdades y lograr el resultado de perseguir la verdad, la gente debe hacer introspección frecuente; debe pensar en la manera en la que ideas y puntos de vista variados la atan y controlan en la vida diaria, o a menudo debe tratar de comprender qué pensamientos y puntos de vista tiene sobre diferentes cosas de la vida cotidiana. Asimismo, debe discernir si tales pensamientos y puntos de vista son correctos y conformes a la verdad, si son positivos y provienen de Dios, o si derivan de las intenciones humanas o de Satanás. Esta es una lección muy importante y es un aspecto de la realidad en la cual la gente debe entrar a diario en su vida cotidiana. Es decir, en la vida diaria, no importa si te encuentras o no con diversas personas, acontecimientos y cosas, siempre debes examinar los pensamientos y puntos de vista que tienes y si son correctos y conformes a la verdad; esta es una lección muy importante. En la vida diaria, fuera del tiempo normal que dedicas a cumplir con los deberes, tu entrada en este aspecto debería ocupar entre el ochenta y el noventa por ciento de tu vida. Solo así puedes esperar deshacerte de toda clase de pensamientos y puntos de vista sobre cosas negativas y entrar en la realidad-verdad. También puede afirmarse que solo puedes tener esperanza si contemplas a las personas y las cosas, te comportas y actúas en todo de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio; solo así puedes esperar alcanzar la salvación al final. En la vida cotidiana, si fuera del tiempo normal que dedicas al cumplimiento de tus deberes, tu mente está en blanco entre el ochenta y el noventa por ciento del tiempo restante, o si solo piensas y meditas sobre tu vida física, tu estatus y tu reputación, no te resultará sencillo entrar en la realidad-verdad ni lograr el resultado de perseguir la verdad. Si no te resulta fácil lograr ninguna de estas cosas, las opciones de que alcances la salvación serán muy escasas. Por consiguiente, ¿de qué depende alcanzar la salvación? En un sentido, depende de cómo obre Dios y de si el Espíritu Santo obra en ti; en otro, depende de tu diligencia subjetiva, qué tan alto sea el precio que pagues y cuánta energía y tiempo dediques a perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Si lo que piensas y haces la mayor parte del tiempo no tiene nada que ver con perseguir la verdad, lo que haces no guarda relación con ser salvado; este hecho y resultado son inevitables. Así pues, ¿qué deberíais hacer en lo sucesivo? Un aspecto es que deberíais seguir de cerca cada tema del cual se hable y, posteriormente, intentar contemplar y entender dicho tema de manera proactiva; es decir, una vez que hayamos concluido un tema, deberías aprovechar la oportunidad de inmediato para hacer introspección, a fin de adquirir un conocimiento genuino y preciso y lograr el verdadero arrepentimiento. El propósito de ser capaz de conocer este aspecto de la verdad lo antes posible tras concluir la charla al respecto, o una vez que hayas llegado a entender cierta parte de lo que hayamos hablado, es permitir que tengas la conciencia más elemental de tus propios pensamientos y puntos de vista, de modo que, más adelante, cuando te encuentres con asuntos similares en la vida diaria, tu conocimiento previo y tu comprensión de los principios-verdad se transformen en las ideas y los puntos de vista básicos que guíen tu experiencia sobre dicho asunto. Como mínimo, una vez que adquieras conciencia y que tengas un conocimiento preciso y correcto, tu actitud y tu entendimiento con relación a este asunto serán positivos y proactivos. Es decir, antes de que se produzca este acontecimiento, ya estarás vacunado y tendrás cierto grado de inmunidad, de manera que cuando realmente ocurra, tus posibilidades de fracasar serán limitadas, al igual que la probabilidad de que traiciones a Dios, y será mucho más probable que entres en la realidad-verdad. Sucede lo mismo que cuando se produce una pandemia: si no te vacunas, lo único que puedes hacer es quedarte encerrado y no salir, lo que reduce el riesgo de infección a cero. Pero si sales y circulas, y entras en contacto con el mundo exterior, debes vacunarte. ¿Elimina esta vacuna la posibilidad de infección? No, pero sí la reduce. Basta con decir que tendrás anticuerpos. El proceso de perseguir la verdad comienza conociendo las distintas verdades. Si conoces enunciados y principios correctos y positivos dentro de las distintas verdades y, al mismo tiempo, también tienes cierto conocimiento de los diferentes pensamientos y puntos de vista negativos y malos que revela cada verdad, entonces cuando vuelva a producirse un hecho similar tus elecciones ya no se basarán en los criterios de las ideas y opiniones negativas y malas que te ha inculcado Satanás, y ya no tendrás la actitud de aferrarte a tales ideas y puntos de vista. Si bien en este punto aún no has entrado en este aspecto de la realidad-verdad y tus puntos de vista pueden ser neutrales, no obstante, tras aceptar estas ideas y estos puntos de vista positivos, tendrás cierto conocimiento de las ideas y los puntos de vista negativos, de modo que cuando en lo sucesivo afrontes una cuestión similar, al menos serás capaz de distinguir entre las ideas y los puntos de vista positivos y negativos relacionados con esta clase de asunto, y contarás con ciertos criterios para abordarlo. Sobre la base de tales criterios, la gente que ama la verdad y tiene humanidad tiende a ser más proclive a practicarla y a contemplar a las personas y las cosas, a comportarse y actuar de acuerdo con el criterio de la verdad. En cierta medida, esto te ayudará enormemente a entrar en la realidad-verdad y a practicar conforme a los principios-verdad, someterte a Dios según Sus requisitos y aceptar a las personas, los acontecimientos y las cosas que Dios disponga para ti. Desde este punto de vista, ¿puede afirmarse que cuantas más verdades entienda una persona, más probable es que entre en la realidad-verdad, y que cuanto más a fondo entienda las cosas negativas, más probable será que se rebele contra dichas cosas? (Sí). Por lo tanto, sin importar si estás dispuesto o no a perseguir la verdad, si te has decidido o no a perseguirla o si te encuentras o no en la senda de hacerlo, y cualquiera que sea tu calibre o la manera en que comprendas la verdad, en síntesis, si la gente quiere perseguir la verdad, si quiere entender sus criterios, practicarla y entrar en ella, es necesario discernir y comprender toda clase de cosas negativas. Estos son los requisitos previos para perseguir la verdad y entrar en la realidad-verdad.

Algunas personas no entienden la verdad, y en cuanto a los diversos temas de los que estamos hablando ahora, siempre opinan: “Nunca he pensado en estos temas ni los he experimentado. No veo la correlación entre lo que Tú estás diciendo al respecto y mis diversos problemas, mis actitudes corruptas y efusiones de corrupción; así pues, ¿qué tiene que ver que hables de estos temas con mi búsqueda de la verdad? No parece que tenga nada que ver con que yo entre en la realidad-verdad, ¿no? ¿Por qué no hablas de temas elevados y profundos relativos a la entrada positiva de la gente? ¿Por qué poner siempre de manifiesto estos asuntos triviales negativos de la vida diaria?”. ¿Es correcta o incorrecta esta opinión? (Incorrecta). Siempre que la gente que tiene tales ideas escucha hablar de esos asuntos triviales de la vida cotidiana, en especial cuando se dan ejemplos de dichos asuntos, siente repulsión y se niega a escuchar. Piensa: “Este contenido es demasiado común y superficial. No tiene nada de grandilocuente, es demasiado simple. Apenas lo escucho, lo entiendo de inmediato. Es demasiado fácil. La verdad no debería ser así, debería ser más profunda, y la gente tendría que escucharla varias veces para poder comprenderla y recordar un par de frases. De lo que hablas ahora son asuntos triviales de la vida cotidiana, así como de ciertas manifestaciones de la humanidad normal en la vida diaria. ¿Acaso no nos resulta esto demasiado superficial?”. ¿Crees que las personas que opinan así están en lo cierto? (No, están equivocadas). ¿Por qué están equivocadas? ¿En qué se equivocan? Antes de nada, ¿están los pensamientos y puntos de vista de la gente desconectados de su vida diaria? (No). ¿Sus diversas manifestaciones y actitudes están desconectadas de su vida cotidiana? (No). No, ninguna de esas cosas lo está. Las actitudes corruptas de la gente, sus pensamientos y puntos de vista, sus ideas e intenciones con relación a diferentes asuntos, su forma concreta de hacer las cosas, así como los pensamientos y las ideas que surgen de su mente son todos inseparables de sus distintas manifestaciones y efusiones en la vida diaria. Además, tales diversas manifestaciones y efusiones en la vida diaria, así como sus pensamientos, puntos de vista y posturas hacia las diferentes cuestiones que les acontecen, son cosas más específicas que atañen a su carácter corrupto. El objetivo de perseguir la verdad es modificar las opiniones y los pensamientos erróneos de la gente y, al modificarlos y al cambiar su postura hacia toda clase de personas, acontecimientos y cosas, de este modo desechar sus actitudes corruptas y su rebeldía y traición respecto a la verdad y a Dios, así como su esencia-naturaleza opositora a Él. Así, si quieres perseguir la verdad, ¿acaso no es absolutamente necesario deshacerte de tus diversos pensamientos y puntos de vista erróneos de la vida diaria y modificarlos? ¿No es lo más importante? (Sí). En consecuencia, independientemente de lo superficiales o cotidianas que puedan parecer las cosas de las que hablo, no tengas una mentalidad rebelde sobre ellas. Estas cosas sin duda no son de poca importancia. Ocupan tu corazón y tu mente, y controlan tus pensamientos y tus puntos de vista sobre toda persona, acontecimientos y cosa a la que te enfrentas. Si no modificas o no te deshaces de estos pensamientos y puntos de vista erróneos de la vida diaria, tu afirmación de que aceptas la verdad y tienes la realidad-verdad no será más que palabras vacías. Es igual que cuando se sufre de cáncer: hay que tratarlo de manera proactiva. No importa en qué órgano se encuentren las células cancerosas, ya estén en la sangre o en la piel, o estén a la vista o profundamente ocultas, basta con decir que lo primero que hay que tratar son las células cancerosas del cuerpo. Solo una vez eliminadas estas, pueden absorberse los distintos nutrientes que ingieres para que así puedan trabajar en tu interior. De este modo, todos los órganos del cuerpo pueden funcionar con normalidad. Una vez eliminada la enfermedad, tu cuerpo estará más saludable y normal. Y la gente así se cura por completo de la enfermedad. La búsqueda de la verdad por parte de la gente es el proceso de desechar las actitudes corruptas, y también el de entrar en la realidad-verdad. El proceso de desechar las actitudes corruptas consiste en que la gente modifique y se deshaga de diversos pensamientos y puntos de vista erróneos y negativos. También consiste en que se dote de distintas ideas y opiniones correctas y positivas. ¿Qué son ideas y opiniones positivas? Son cosas relacionadas con la realidad, los principios y los criterios de la verdad. A fin de entrar en la realidad-verdad, la gente debe analizar y entender, una por una, sus diversas ideas y opiniones erróneas sobre la vida, la supervivencia y el trato con los demás buscando la verdad, y luego resolverlas y desecharlas una por una. En síntesis, perseguir la verdad implica hacer que la gente deseche todos sus pensamientos y puntos de vista erróneos e incorrectos, y tener otros tantos correctos respecto a toda clase de cosas, pensamientos y puntos de vista que están en consonancia con los principios verdad. Solo así la gente puede lograr el objetivo de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar en todo de acuerdo con las palabras de Dios y con la verdad por criterio. Este es el resultado final que logran las personas persiguiendo la verdad, y también es la realidad-verdad que finalmente pueden vivir tras alcanzar la salvación. ¿Lo entendéis? (Sí).

En la última reunión, hablamos del tema de “desprenderse” con relación a la familia. ¿De qué hablamos la vez pasada sobre el tema de la familia? (Hablamos sobre los inconvenientes e impedimentos que crea la familia en nuestra búsqueda de la verdad, así como de qué búsquedas, ideales y deseos debemos desprendernos cuando se trata de la cuestión de la familia. Dios mencionó dos cosas: una es desprenderse de la identidad que heredamos de nuestra familia, y la otra es desprenderse de los efectos condicionantes que la familia ejerce sobre nosotros). En efecto, fueron esas dos cosas. La primera es desprenderte de la identidad que heredas de tu familia. ¿Sabes cuáles son los principios-verdad que la gente debe entender en lo que a esto respecta? Tras escuchar Mis enseñanzas, si no ofrezco una síntesis concreta, ¿sabéis cómo resumir las cosas vosotros mismos? Después de que hablé de estas cosas y de los pormenores específicos al respecto, ¿resumisteis los principios pertinentes que la gente debe respetar en lo relativo a este aspecto de la verdad? Si sabes resumirlos, serás capaz de ponerlos en práctica; si no sabes, persistes en ciertas áreas de luz dispersas y desconoces cuáles son los principios-verdad involucrados, entonces no serás capaz de ponerlos en práctica. Si no sabes hacerlo, jamás entrarás en este aspecto de la realidad-verdad. Aunque descubras tus propios problemas, seguirás sin poder relacionarlos con Mis palabras, y serás incapaz de hallar los principios correspondientes que poner en práctica. El objetivo principal de hablar sobre el tema de desprenderte de la identidad que heredas de tu familia es que puedas contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar sin que te afecten las diversas influencias relacionadas con dicha identidad. Si la identidad que heredas de tu familia es distinguida, debes abordarla correctamente. No debes sentir que eres distinguido, que vales más que los demás ni que tu identidad es especial. Cuando estés con otras personas, debes ser capaz de interactuar correctamente con ellas según los principios conforme a los cuales Dios amonesta a la gente, y debes tratar a todo el mundo de forma correcta, en vez de utilizar tus ilustres antecedentes familiares como capital para alardear en todas las circunstancias y hacer que los demás te tengan en alta estima en toda situación. Suponiendo que no puedas desprenderte de la identidad que heredas de tu familia, que siempre uses tus antecedentes familiares como capital y te comportes como alguien extremadamente vanidoso, caprichoso y altisonante. Y suponiendo que siempre presumas y te exhibas frente a los demás, y constantemente hagas alarde de tus antecedentes familiares y de la identidad especial que heredas de tu familia. Y, asimismo, suponiendo que en el fondo también seas particularmente altanero y autoritario, y especialmente dominante e insolente al hablar con los demás, que siempre utilices tu identidad como capital para reprender a la gente y reprimirla —en otras palabras, que la gente piense que estás desprovisto de razonamiento normal— y que consideres a todo el mundo como unos plebeyos y, en especial, cuando estés en contacto y trates con la gente, creas que quienes son más humildes y modestos que tú no valen nada, y cuando hables con ellos te comportes de manera sumamente agresiva, prepotente y realmente muestres las garras. Y suponiendo que constantemente quieras reprender a los demás, siempre los trates como esclavos a quienes hay que dar órdenes y gritar, siempre creas que tienes una identidad distinguida, no seas capaz de llevarte bien de forma armoniosa con los demás, y seas incapaz de tratar correctamente a la gente de menor estatus que tú: todas estas son actitudes corruptas que deben desecharse. Tales actitudes corruptas ocurren y son consecuencia de que la persona tenga antecedentes familiares y un estatus social distinguidos. Por lo tanto, esta clase de persona debe reflexionar sobre sus palabras y actos, así como sobre sus pensamientos y puntos de vista, en especial, los relativos a la identidad familiar. Debe desprenderse de ellos y dar marcha atrás respecto a las diversas humanidades que vive a consecuencia de su estatus social especial. En otras palabras, esta clase de persona debe desprenderse de la identidad que ha heredado de su familia. La mayoría de la gente cree que su propio estatus social es inferior. En particular, aquellas personas que son víctimas del desprecio, la discriminación y el acoso en la sociedad suelen sentir que su identidad es modesta, y la vergüenza que les causa su especial entorno familiar les hace sentirse particularmente humildes. Este sentimiento a menudo ocasiona que se sientan inferiores e incapaces de llevarse bien con los demás de manera armoniosa y equitativa. Por supuesto, este tipo de gente también se manifiesta de diferentes maneras. Algunos admiran particularmente a quienes gozan de un estatus y una identidad distinguidos. Los adulan, los halagan, los engatusan y les besan los pies. Siempre se hacen eco a ciegas de esas personas y no tienen principios ni dignidad, están dispuestos a ser parásitos para ellos, a recibir órdenes y ser manipulados como esclavos. Sus principios para actuar tampoco concuerdan con la verdad, porque en el fondo de su mente creen que su identidad es humilde y que nacieron para ser unos desgraciados, y no son dignos de estar en pie de igualdad con quienes son ricos o tienen una identidad social noble, y que en cambio nacieron para que los traten como esclavos, que deben seguir el ejemplo de esa gente y recibir sus órdenes. No se sienten serviles. Por el contrario, creen que eso es lo normal y que así es como deben hacerse las cosas. ¿Y qué clase de ideas y puntos de vista son estos? ¿Acaso tales pensamientos y opiniones no son una especie de autodegradación? (Sí). También hay una clase de gente que ve que los ricos viven con su estilo vanidoso, caprichoso, insolente y autoritario, y que incluso los envidian enormemente y corren tras ellos; esperan que si llegaran a tener la oportunidad de dar vuelta las cosas, podrían vivir con igual capricho y vanidad que esos acaudalados. Creen que no tiene nada de malo ser caprichoso y vanidoso; al contrario, las consideran características encantadoras y románticas. Los pensamientos y puntos de vista de tales personas también son incorrectos y deben desprenderse de ellos. Sin importar tu identidad o tu estatus, todo está predestinado por Dios. Independientemente de la clase de familia o del entorno familiar que Dios haya predestinado para ti, la identidad que heredas no es ni vergonzosa ni honorable. El principio según el cual abordas tu identidad no debe basarse en el principio del honor y la vergüenza. Sin importar el tipo de familia en la que Dios te coloque ni la clase de familia de la cual Él te permita proceder, tú tienes solo una identidad ante Dios: la identidad de un ser creado. Ante Dios, eres un ser creado, así que a Sus ojos eres igual que cualquier otra persona de la sociedad con diferente identidad y estatus social. Sois todos integrantes de la humanidad corrupta y sois personas que Dios quiere salvar. Y por supuesto, ante Dios, todos tenéis la misma oportunidad de cumplir con vuestros deberes de seres creados y de perseguir la verdad y alcanzar la salvación. En este punto, en función de la identidad de ser creado que Dios te ha dado, no debes tener muy buena opinión de ella ni debes menospreciarla. En cambio, debes tratar correctamente tu identidad como criatura de Dios, debes ser capaz de llevarte bien en armonía con cualquiera en pie de igualdad y de acuerdo con los principios que Dios enseña a las personas y con los cuales las amonesta. Sin importar cuál sea el estatus o la identidad sociales de otra gente y cuáles sean los tuyos, todo aquel que entre a la casa de Dios y se presente ante Él tiene una única identidad: la de un ser creado. Por lo tanto, quienes tienen un estatus social y una identidad humildes no deben sentirse inferiores. Independientemente de si tienes o no talento, de lo grande que sea tu calibre y de que tengas o no capacidad, debes desprenderte de tu estatus social. Asimismo debes desprenderte de las ideas u opiniones sobre clasificar y calificar o catalogar a la gente como distinguida o humilde en función de su historia o sus antecedentes familiares. No debes sentirte inferior porque tu identidad y estatus sociales sean humildes. Deberías alegrarte de que, si bien tu entorno familiar no es tan poderoso y espectacular, y el estatus que has heredado es humilde, Dios no te ha abandonado. Él eleva a los humildes del estercolero y el polvo, y te otorga la misma identidad que a los demás: la de un ser creado. En la casa de Dios y ante Él, tu identidad y estatus son los mismos que los de todas las demás personas que han sido escogidas por Dios. Una vez que te des cuenta de ello, debes desprenderte de tu complejo de inferioridad y dejar de aferrarte a él. Al enfrentarte a quienes tienen un estatus social distinguido e importante, o a quienes tienen mayor estatus social que tú, no es necesario que te inclines ante ellos ni que seas sumamente simpático, ni mucho menos que los admires de modo alguno. Por el contrario, debes verlos como iguales, mirarlos a los ojos y tratarlos correctamente. Aunque, a menudo, sean autoritarios o estén henchidos de orgullo, y consideren que tienen un alto estatus social, debes tratarlos correctamente y rehusarte a dejar que te coaccionen o que te intimide su esplendor. Sin importar cómo se comporten o te traten, debes saber que, ante Dios, ellos y tú sois iguales, dado que sois todos seres creados, sois todos seres humanos que Dios ha escogido para salvar. Ellos no tienen nada de especial en comparación contigo. Sus supuestos estatus e identidad especiales no existen a los ojos de Dios, y Él no los reconoce. Por consiguiente, no hay necesidad de que estés constreñido debido a la identidad que heredas de tu familia ni de que te sientas inferior a causa de ella. Menos necesario aún es que renuncies a cualquier oportunidad de interactuar en pie de igualdad con los demás solo por tu humilde estatus social, o a los derechos, las responsabilidades y obligaciones que Dios te ha conferido en Su casa y ante Él. Y por supuesto, no debes renunciar a tu derecho a ser salvado o a la esperanza de alcanzar la salvación. En la casa de Dios, ante Él, no existe distinción entre ricos y pobres ni entre el estatus social alto o bajo, y nadie que tenga antecedentes familiares especiales merece un trato especial ni privilegios particulares. Ante Dios, todas las personas tienen una única identidad que es la de un ser creado. Además, ante Dios, la esencia naturaleza de todos es la misma. Solo hay una clase de ser humano que Dios quiere salvar: los seres humanos corruptos. Por lo tanto, independientemente de si tu identidad o tu estatus social es noble o humilde, sois todos seres humanos que Dios quiere salvar.

Imagina que alguien te dijera: “Mira a tu familia: son tan pobres que tú ni siquiera tienes ropa decente; son tan pobres que solo fuiste a la escuela primaria y no a la secundaria; son tan pobres que lo único que comes siempre es sopa y vegetales, y nunca has probado el chocolate, la pizza o los refrescos”. ¿Cómo deberías abordar esta situación? ¿Te sentirías inferior o abatido? ¿Te quejarías por dentro de Dios? ¿Te sentirías intimidado por lo que dice esa persona? (Ya no). Ya no, pero antes sí, ¿verdad? Antes, siempre que notabas que alguien tenía una familia rica o era acaudalado y distinguido, decías: “¡Eh! Vive en un chalé y tiene auto. Ha viajado al exterior infinidad de veces. Yo ni siquiera he salido de mi pueblo jamás ni he visto nunca un tren. Él toma trenes de alta velocidad, viaja en primera clase, hace cruceros de lujo y usa marcas de diseño francesas y joyas italianas. ¿Cómo es que yo nunca he oído de ninguna de tales cosas?”. Siempre que estás cerca de esa gente, te sientes inferior. Tienes cierta seguridad cuando hablas sobre la verdad y la fe en Dios. Pero cuando hablas con esa gente de tu familia y tu vida familiar, quieres correr y escaparte, sientes que no estás a su altura y que estarías mejor muerto que vivo. Piensas: “¿Por qué vivo en una familia así? No he visto nada del mundo. Otros usan crema para manos, mientras que yo sigo usando vaselina en las mías; otros no usan ninguna crema para el rostro, sino que van directo al salón de belleza, mientras que yo ni siquiera sé dónde queda; otros viajan en un sedán, pero eso es demasiado para mí, con suerte si consigo montar en bicicleta, y a veces tengo que andar en un carro tirado por un buey o un burro”. Así pues, cada vez que hablas con esa gente, te sientes inseguro de ti mismo, te da vergüenza mencionar tu identidad y no te atreves a hacerlo. Por dentro, tienes cierto resentimiento y algo de enfado hacia Dios, piensas: “Todos ellos son seres creados como yo. Entonces, ¿por qué Dios les permite disfrutar tanto de la vida? ¿Por qué ha predispuesto que tengan esa clase de familia y estatus social? ¿Por qué la mía es tan horrorosamente pobre? ¿Por qué están mis padres en lo más bajo de la sociedad y no tienen capacidades ni habilidades? Solo pensarlo me hace enfadar. Siempre que hablo sobre esto, evito mencionar a mis padres; son muy incapaces e incompetentes. No hablemos de viajar en un sedán y vivir en una casa de campo; me conformaría con que me lleven a la ciudad a andar en los autobuses y los trenes de alta velocidad, o a jugar en los parques, pero no me han llevado allí, ¡ni siquiera una vez! No tengo ninguna experiencia en la vida. No he probado comida rica ni he viajado en autos buenos, y solo puedo soñar con volar”. Pensar en todo esto te hace sentir inferior, y este asunto a menudo te limita, por lo que generalmente pasas el rato con hermanos y hermanas cuya identidad y estatus no difieren tanto de los tuyos, y piensas: “Es cierto el dicho: Dios los cría y ellos se juntan. Mira ese grupo de gente: son todos ricos, hay altos funcionarios del Gobierno, millonarios, gente con padres extremadamente acaudalados, magnates de los negocios y estudiantes que han regresado de viajes de estudio en el exterior y posgraduados, así como ejecutivos de empresa y gerentes de hotel. Compáralos con nosotros, la chusma. Somos todos campesinos o desempleados. Nuestras familias viven en zonas rurales remotas, solo tenemos estudios primarios y no hemos visto nada del mundo. Hemos pastoreado ganado, instalado puestos callejeros y reparado zapatos. ¿Qué clase de gente somos? ¿Acaso no somos solo el populacho, la chusma? Mira ese conjunto de personas: todas tienen clase y estilo. Cuando pienso en la chusma que somos, me siento inútil y ofendido”. Incluso tras creer en Dios durante tantos años, jamás te has desprendido de este asunto, y a menudo te sientes sumamente inferior y deprimido. Es evidente que las ideas y opiniones de esta gente sobre las cosas son erróneas y afectan gravemente la exactitud de sus puntos de vista sobre las personas y las cosas, y las maneras en que se comportan y actúan. Estas ideas y opiniones se ven influenciadas por las tendencias sociales y la moral de la sociedad. Por supuesto, para ser más precisos, se trata de ideas y opiniones que derivan de los efectos condicionantes de seres humanos malvados y la cultura tradicional. Dado que son corruptos y pertenecen a las tendencias malignas, debes desprenderte de ellos y no permitir que tales ideas y opiniones te inquieten ni te limiten. Algunos dicen: “Yo nací en tal familia, y eso no se puede cambiar. Esta clase de ideas y opiniones tienen un peso constante en mi mente y es difícil desprenderse de ellas”. Sin duda es un hecho que es difícil desprenderse de ellas, pero si te la pasas dándole vueltas a una idea u opinión equivocada, jamás te desprenderás de ella. Si aceptas ideas y opiniones correctas, poco a poco te desprenderás de las incorrectas. ¿Qué quiero decir con esto? Que no es posible que te desprendas de todas ellas al mismo tiempo, de modo que puedas interactuar con gente rica o de alto estatus y riqueza en igualdad de condiciones y de forma normal. Es imposible hacerlo de una vez, pero al menos puedes liberarte de este asunto. Aunque sigas teniendo un complejo de inferioridad, incluso si eso todavía te molesta un poco en el fondo de tu corazón, ya has logrado liberarte de él en cierta medida. Obviamente, en tu posterior búsqueda de la verdad, poco a poco ganarás aun más libertad y liberación. Una vez puestos de manifiesto los distintos hechos, verás cada vez con mayor claridad la esencia de diversas personas, acontecimientos y cosas, y tu entendimiento de la verdad será cada vez más profundo. Cuando tengas una percepción más aguda de tales asuntos, tu experiencia vital y tu conocimiento sobre ellos aumentarán. A la vez, tu actitud hacia la verdad se tornará más proactiva y positiva, y las cosas negativas te limitarán cada vez menos. ¿No habrás cambiado entonces? La próxima vez que te encuentres con alguien con una identidad y un estatus totalmente diferentes de los tuyos, cuando hables y te relaciones con él, como mínimo ya no sentirás temor por dentro, no escaparás, sino que en cambio serás capaz de tratarlo de forma correcta, y ya no estarás sujeto a sus restricciones ni pensarás en lo importante y distinguido que es. Una vez que entiendas la esencia corrupta de la gente, podrás lidiar con toda clase de personas con precisión y llevarte bien, interactuar y relacionarte con todo tipo de gente de acuerdo con los principios, sin admirarla ni menospreciarla, y sin discriminarla ni tenerla en alta estima. Así, ¿lograrás poco a poco el resultado que proviene de perseguir la verdad? (Sí). Lograr este resultado hará que ames más la verdad, que te inclines más por las cosas positivas, por la verdad y por admirar a Dios y a la verdad, en vez de admirar a cualquiera de la sociedad o del mundo por su identidad y estatus distinguidos. Los objetos que admires y respetes, así como aquellos que sigas y adores serán diferentes, y pasarán gradualmente de ser cosas negativas a positivas, y a ser la verdad o, dicho con mayor precisión, a ser Dios, las palabras de Dios y Su identidad y estatus. De este modo, entrarás de a poco en la realidad-verdad en este aspecto. Es decir, en este sentido, desecharás lentamente tu carácter corrupto y las ataduras de Satanás, y poco a poco alcanzarás la salvación; en esto consiste el proceso. No es difícil; el camino se despliega frente a ti. Siempre y cuando persigas la verdad, podrás entrar en la realidad-verdad. Y en definitiva, ¿en qué realidad entrarás? Sin importar el tipo de estatus que heredes de tu familia, ya no te causará preocupación ni intranquilidad que sea noble o humilde. Por el contrario, serás capaz de cumplir bien con el deber como un ser creado, contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar como tal, vivir ante Dios como un ser creado y vivir cada día en el presente, todo ello con la identidad de un ser creado; este es el resultado que buscarás. ¿Es este un buen resultado? (Sí). Cuando la gente entra en este aspecto de la realidad, su corazón se libera y es libre. Como mínimo, ya no te preocupará la cuestión de la identidad que heredas de tu familia, y no te importará si tu estatus es alto o bajo. Si tu identidad es distinguida y algunos te admiran, eso te causará repugnancia; si tu identidad es humilde y algunos te discriminan, eso no te constreñirá ni te inquietará, y tampoco te hará sentirte triste o negativo. Ya no tendrás que sentirte preocupado, angustiado ni inferior porque has viajado en un tren de alta velocidad, has ido a un salón de belleza, has viajado al exterior, has probado comida occidental o has disfrutado de comodidades materiales exclusivas igual que los ricos, o porque no has hecho ninguna de estas cosas. Tales asuntos ya no te constreñirán ni te inquietarán, y serás capaz de tratar a toda clase de personas, acontecimientos y asuntos de forma correcta y cumplir tus deberes con normalidad. ¿Acaso en ese momento no serás libre y estarás liberado? (Sí). De este modo, tu corazón se liberará. Cuando hayas entrado en la realidad de este aspecto de la verdad y te hayas liberado de las ataduras de Satanás, te habrás convertido realmente en un ser creado que vive ante Dios y que Dios quiere. Ahora, ya debes tener más claro lo referido a la senda de desprenderse de la identidad y el estatus que heredas de tu familia.

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