Cómo perseguir la verdad (14) Parte 1
La vez anterior hablamos de cosas relacionadas con la familia dentro del tema más amplio de desprenderse de las búsquedas, los ideales y los deseos de la gente. ¿Sobre qué sección del tema de la familia trató nuestra charla? (La vez anterior, Dios compartió algunos dichos que provienen del condicionamiento familiar, como “De cada tres personas, hay al menos una que algo me puede enseñar”, “Para presumir hay que sufrir”, “Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas”, “Una dama se embellece para quienes la admiran, mientras que un caballero sacrifica la vida por quienes lo comprenden”, “A las hijas hay que criarlas como ricas, y a los hijos, como pobres”, “No hace falta tener un coeficiente intelectual alto, solo un gran coeficiente emocional”, “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz” y “Un padre nunca se equivoca”. Se comentaron estos ocho dichos en total). Charlamos sobre desprenderse del condicionamiento familiar, un tema que cubría tanto el condicionamiento como la educación familiar sobre los pensamientos de las personas. Hablamos en detalle de algunos dichos, mientras que solo mencionamos brevemente otros sin tratarlos en concreto. La familia es un elemento muy importante en la vida de cada persona. Es el contexto en el que se crean recuerdos, se crece y se comienzan a formar diversos pensamientos. El condicionamiento familiar tiene un marcado peso en cómo la gente actúa, se comporta, trata con las cosas, interactúa con otros, se enfrenta a distintas situaciones y, a raíz de esto último, emite juicios y determina las perspectivas y actitudes desde las que debería abordar estos asuntos, independientemente de si sus pensamientos y puntos de vista son preliminares o más concretos. Es decir, antes de que las personas se incorporen formalmente a la sociedad e integren grupos sociales, todas las etapas embrionarias de sus pensamientos y puntos de vista provienen de sus familias. Por tanto, la familia es muy importante para todo el mundo. Su trascendencia va más allá del desarrollo físico; de todos modos, lo esencial es que, antes de incorporarse a la sociedad, la gente aprende en casa muchos pensamientos y puntos de vista que deberían aplicarse respecto a cómo plantearse la sociedad, los grupos sociales y su vida futura. Aunque estos pensamientos y puntos de vista no se definen, ni de manera específica ni precisa, a medida que alguien madura, los progenitores, las personas mayores y otros familiares ya le inculcan, le influyen y le condicionan, fundamental y principalmente, estos diversos pensamientos, puntos de vista, métodos, reglas e incluso medios para tratar con el mundo antes de incorporarse a la sociedad. Esta práctica de inculcar, influir y condicionar se lleva a cabo durante la época de crecimiento de las personas en el seno de su familia; por este motivo, la familia es tan importante para todo el mundo. Por supuesto, esta importancia se manifiesta meramente en el nivel en el que los individuos se incorporan a la sociedad, integran grupos sociales y entran en la vida y la existencia de la edad adulta; se limita al nivel de la existencia física. Este hecho demuestra la relevancia del condicionamiento familiar para alguien que se incorpora a la sociedad y a la vida adulta. Es decir, cuando la gente alcanza la edad adulta y se incorpora a la sociedad, la mayor parte de su filosofía para los asuntos mundanos proviene de la herencia de sus progenitores y de la influencia de la familia. Desde esta óptica, también se puede decir que la familia, como la unidad más pequeña de la sociedad, antes que nada, desempeña un papel educativo en la formación de los pensamientos de una persona, de diversos métodos y principios para tratar con el mundo e, incluso, de su perspectiva sobre la vida. Dado que estos diversos pensamientos, puntos de vista, métodos para tratar con el mundo y modos de plantearse la existencia son negativos, no se ajustan a la verdad, no están relacionados con ella o incluso podría decirse que le son contrarios y que no surgen de Dios, es necesario que la gente se desprenda del condicionamiento de su familia. Al considerar las consecuencias del condicionamiento familiar, observamos que contradice la verdad, no se ajusta a ella y se opone a Dios; en esencia, puede decirse que la familia es un ámbito en el que Satanás corrompe a la humanidad, lo que lleva a las personas a negar a Dios, resistirse a Él y seguir la senda incorrecta en la vida. Desde esta perspectiva, ¿puede decirse que, como la unidad más pequeña de la sociedad, la familia es donde se corrompe a la gente inicialmente? Si bien señalar que Satanás y las tendencias sociales corrompen a las personas es un enfoque amplio, de un modo más específico la familia debería considerarse el ámbito en el que la gente acepta inicialmente la corrupción, los pensamientos negativos, las tendencias malvadas y los puntos de vista de Satanás. Más concretamente, la corrupción que los individuos aceptan proviene de sus progenitores, personas mayores, otros familiares y de las costumbres, los valores, las tradiciones, etc. de toda su familia. En cualquier caso, la familia es un punto de partida en el que la gente se encuentra con la corrupción, acepta las tendencias y los pensamientos malvados de Satanás, y comienza a avenirse con diversos pensamientos corruptos y malvados durante sus años de formación. La familia desempeña un papel que ni la sociedad en conjunto, las tendencias sociales ni Satanás pueden tener a la hora de corromper a las personas: les presenta diversos pensamientos y puntos de vista relacionados con las tendencias malvadas de Satanás antes de que se incorporen a la sociedad e integren grupos sociales. Independientemente de cómo se estructure, la familia es la fuente principal de tus pensamientos y puntos de vista que pertenecen a Satanás. Por tanto, para ayudar a la gente a desprenderse de diversos pensamientos y puntos de vista erróneos, es necesario discernirlos y analizarlos: no solo los generalizados que provienen de la sociedad, sino también los que, junto con principios para tratar con el mundo, surgen del condicionamiento familiar. La familia en sí forma parte del conjunto de la sociedad humana, no es la iglesia ni la casa de Dios y, sin lugar a dudas, no es el reino de los cielos. Simplemente es la unidad más pequeña de la sociedad creada entre la humanidad corrupta y formada también por esta. Así pues, si alguien quiere liberarse de las restricciones, ataduras y dificultades que conllevan diversos pensamientos y puntos de vista erróneos, primero debería reflexionar sobre los que recibió del condicionamiento familiar, entenderlos y analizarlos, hasta llegar a un punto en el que pueda desprenderse de ellos. Este es un principio de práctica acertado para que la gente se desprenda del condicionamiento familiar.
En otras ocasiones, hablamos del condicionamiento familiar de las personas, que está relacionado con asuntos como su perspectiva sobre la vida, las normas de supervivencia, los principios y métodos para comportarse y tratar con el mundo, y algunas reglas del juego tácitas al incorporarse a la sociedad. ¿Cuáles son algunas de las perspectivas sobre la vida relevantes en esta cuestión? Por ejemplo: “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela” y “El orgullo es tan necesario para la gente como respirar”. ¿Cuáles son algunos de los principios para tratar con el mundo que las familias inculcan a la gente? “La armonía es un tesoro y la paciencia, una virtud” y “Ceder facilita mucho la resolución de un conflicto”. ¿Qué más? (“Así como una cerca necesita el apoyo de tres postes, un hombre capaz necesita el apoyo de otras tres personas” y “Cuando alguien golpea el gong, escucha el sonido; cuando alguien habla, escucha su voz”. Estos dos ejemplos también son métodos y principios para tratar con el mundo). ¿Hay alguna regla social del juego? ¿Como “El cazador dispara al pájaro que asoma la cabeza”? (Sí). “Por la boca muere el pez”. ¿Qué más? (Toma una dosis de tu propia medicina). Este ejemplo también es pertinente, pero no hablamos de él la vez anterior. Por otro lado, tus padres te decían a menudo: “Ahí fuera en el mundo, deberías ser sagaz y tener labia y vista aguda. Deberías ‘mantener los ojos abiertos a cada camino y los oídos puestos en todas direcciones’. No seas tan rígido”. También tenemos “A nadie le amarga un dulce” y “Donde fueres, haz lo que vieres. Donde todos son delincuentes no hay ley. Ante la duda, sigue la corriente”. Todas estas frases son tipos de reglas del juego. También hay dichos como: “Una dama se embellece para quienes la admiran, mientras que un caballero sacrifica la vida por quienes lo comprenden” y “No hay mujeres feas, solo perezosas”. ¿A qué categoría pertenecen? A la de la vida cotidiana; te indican cómo vivir y tratar tu cuerpo físico. Otros dichos son: “Un padre nunca se equivoca”, “Mamá es la mejor del mundo”, “De tal palo, tal astilla” y “Crecer sin aprender es culpa del padre”. Estos dichos atañen a los pensamientos y los puntos de vista sobre el afecto y el sentimiento familiares. Por otra parte, la gente suele decir: “Los vivos miran a los muertos con veneración”; cuando alguien muere, gana grandeza. Si quieres una posición social más alta, que hablen bien de ti y te respeten, debes morir. Una vez muerto, serás grande. “Los vivos miran a los muertos con veneración”. ¿No te parece ridícula esta lógica? La gente dice: “No hables mal de una persona que ha muerto. Los vivos miran a los muertos con veneración. ¡Respétala!”. Por muchas cosas malas que hiciera alguien, pasa a ser respetable una vez muerto. ¿Acaso no muestra esto una falta total de discernimiento entre el bien y el mal y de principios por lo que respecta a cómo se comporta la gente? (Sí). “Un padre nunca se equivoca”. La vez anterior hablamos en detalle de esta frase. Otros dichos, como “Crecer sin aprender es culpa del padre” y “De tal palo, tal astilla”, no formaron parte de la charla, pero ¿acaso no se pueden discernir fácilmente? ¿Es correcto el dicho “Crecer sin aprender es culpa del padre”? Parece dar a entender que la educación de un padre es muy importante. ¿Por qué clase de senda puede un padre llevar a la gente? ¿Puede llevarte por la senda adecuada? ¿Puede llevarte a adorar a Dios y convertirte en una persona genuinamente buena? (No). Tu padre te dice: “Los hombres no lloran fácilmente”, pero eres joven y lloras cuando te sientes agraviado. Tu padre te riñe y exclama: “¡Aguántate! Sé un hombre de verdad. ¡Lloras por todo, no vales para nada!”. Cuando esto ocurre, piensas: “No puedo llorar; si lo hago, soy un inútil”. Contienes el llanto, no te atreves a soltar una lágrima y lo haces a escondidas bajo las sábanas por la noche. Como hombre, ni siquiera tienes el derecho de expresar o transmitir tus emociones de una manera natural, ni de elegir la opción de llorar: tienes que aguantarte cada vez que te sientas agraviado. Esta es la educación que recibiste de tu padre y representa el significado verdadero de “Crecer sin aprender es culpa del padre”. Tanto tu padre como tu madre y la gente mayor se ciñen a esta educación y señalan: “Tú, un chico, lloras por todo, cada vez que te sientes agraviado y cuando te han apalizado ahí fuera en la calle. ¡No eres bueno para nada! Si te pegaron, ¿por qué no les devolviste el golpe? Si te sacuden, no juegues más con ellos. Cuando vuelvas a encontrártelos, si ves que puedes darles una paliza, hazlo; de lo contrario, sal corriendo. Fíjate en cómo Han Xin[a] soportó la humillación de que lo obligaran a gatear entre las piernas de otro y no lloró. ¡Eso es un hombre de verdad!”. Así es como los padres educan a sus hijos y les inculcan la idea de ser un hombre de verdad. Los hombres no pueden hablar de sus problemas ni derramar lágrimas; deben aguantarse. Decidme, ¿cuántas injusticias deben soportar ellos? En esta sociedad, los hombres deben mantener a sus familias, mostrar piedad filial hacia sus mayores y no osar quejarse por muy cansados que estén. No pueden desahogarse por muchas injusticias que hayan soportado. ¿Acaso esto no es injusto para ellos? (Sí). Cuando vuestros padres os educaron así, ¿cómo os sentisteis? Cuando quisiste llorar en alguna ocasión, ¿qué dijo tu padre? “Yo, fulano de tal, he sido sabio y diligente para sobresalir toda la vida. ¿Cómo puedo haber criado a un llorón como tú? Cuando tenía tu edad, ya mantenía a la familia. ¡Mírate, consentido y mimado, no vales para nada!”. ¿Cómo os sentisteis? Tus padres y abuelos te educaron diciendo: “Un hombre es el pilar de la familia. ¿Por qué te mantenemos? ¿Por qué te enviamos al instituto? Para ayudarte a que mantengas a la familia, no para que llores o te sientas agraviado cada vez que ocurra algo”. ¿Cómo os sentisteis cuando vuestros padres y mayores decían estas cosas? ¿Te sentiste agraviado o te lo tomaste con filosofía? (Me sentí deprimido, agraviado). ¿No tuviste más remedio que aceptarlo o tuviste resentimiento en el corazón? (Sentí animadversión, pero tuve que aceptarlo). ¿Por qué hiciste eso? (Porque tuve la sensación de que, en tales circunstancias o en este sistema social, no tenía otra opción). Así es como la sociedad posiciona a los hombres. Nacen en este tipo de circunstancia social, y nadie tiene alternativa. La educación que recibiste de tu padre y de tus mayores provenía de la sociedad; después de que ellos recibieron esta educación ideológica, te inculcaron estos pensamientos de la sociedad. En realidad, cuando ellos aceptaron estos pensamientos y puntos de vista durante sus años de formación, también lo hicieron de mala gana. A medida que se hicieron mayores, trasmitieron estos pensamientos a la generación siguiente. No se plantearon si dicha generación debía aceptar estos pensamientos y puntos de vista, o si estos eran correctos, porque así es como crecieron. Pensaron que la gente debía vivir de esta manera; tanto da si te sientes agraviado, lo importante es que aceptar estos pensamientos te ayudará a encontrar tu posición en la sociedad y a que los demás no te intimiden. ¿Por qué también soportaron estos agravios y se sintieron deprimidos y amargados como tú y, sin embargo, te trasmitieron estos pensamientos y puntos de vista de todos modos? Una razón es que, de manera natural, aceptaron diversos pensamientos y puntos de vista de la sociedad que les permitieron integrarse en las tendencias sociales y los ayudaron a encontrar su posición en la sociedad. Todo el mundo sigue estos pensamientos y puntos de vista como directrices y criterios para vivir, sin que nadie los cuestione ni desee desvincularse ni rebelarse contra ellos. Este es un aspecto, porque era necesario para sobrevivir. El otro aspecto, el principal, es que la gente no tiene la capacidad de distinguir entre las cosas positivas y las negativas. ¿A qué se debe esto? A que no entiende la verdad y carece de los pensamientos y los puntos de vista correctos respecto a la supervivencia, la manera de tratar con el mundo o la senda que debe seguir. Para adaptarse a la sociedad, encajar y sobrevivir en ella y en los grupos sociales, las personas deben aceptar, ya sea de forma activa o pasiva, los diversos principios para tratar con el mundo y las reglas del juego que marca la sociedad. La finalidad de esta adaptación es que la gente se establezca en la sociedad y se mantenga viva. No obstante, debido a que no entiende la verdad, no le queda más remedio que elegir estos principios para tratar con el mundo y estas reglas del juego que marca la sociedad. Por tanto, como hombre, cuando tu padre te enseñó que “los hombres no lloran fácilmente”, aunque te sentiste agraviado y quisiste descargar tus frustraciones, no pudiste refutarlo de ninguna manera ni discernir lo que decía. En el fondo, la razón por la que aceptaste todo esto en el corazón fue: “Aunque las palabras de mi padre son un poco duras y me cuesta escucharlas, y aceptarlas va en contra de mi voluntad, él lo hace por mi bien, de modo que debería acogerlas”. Debido a su conciencia y piedad filial en la infancia, la gente debe hacer concesiones y aceptar estos pensamientos y puntos de vista. Sea cual sea el aspecto del condicionamiento familiar, las personas se encuentran constantemente en este estado y les inculcan sin cesar estos métodos hasta que, al final, los aceptan a pesar de su voluntad. A lo largo de este proceso de aceptación continua, estos pensamientos y puntos de vista incorrectos y negativos impregnan de manera gradual la parte más íntima de una persona, o se infiltran lenta e ininterrumpidamente en sus pensamientos y puntos de vista y se convierten en diversas bases distintas para su forma de comportarse y tratar con el mundo. Este proceso puede describirse acertadamente como la experiencia de una persona sometida a la corrupción, ya que el mecanismo de aceptar pensamientos y puntos de vista erróneos también es el de la corrupción. Así pues, ¿quién corrompió a la gente? En un sentido abstracto fueron Satanás y las tendencias malvadas; en un plano más específico, fue la familia y, aún más concretamente, los padres. Si hubiera dicho esto diez años atrás, ninguno de vosotros habría podido aceptarlo y todos podríais haber sentido desafecto hacia Mí. Sin embargo, en estos momentos, la mayoría de vosotros puede aceptar racionalmente este enunciado como correcto y responder con un “amén”, ¿verdad? (Sí). ¿Por qué es acertado este enunciado? Para entenderlo, las personas deben llegar a apreciarlo gradualmente a través de su experiencia. Cuanto más específica y profunda sea tu apreciación, y cuanto más lleguen a reflejar este enunciado tus experiencias, más serás capaz de estar de acuerdo con él.
Lo más probable es que en el condicionamiento familiar intervengan muchas más reglas del juego relativas a la manera de comportarse y tratar con el mundo. Por ejemplo, los padres suelen decir: “Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle; eres demasiado ingenuo y crédulo”. Los padres acostumbran a repetir este tipo de palabras, e incluso los mayores te atosigan a menudo, diciendo: “Sé una buena persona, no hagas daño a otros, pero siempre debes protegerte del daño que otros puedan hacerte. Todo el mundo es malo. Tal vez alguien te halague, pero no sabrás qué piensa en realidad. El corazón de las personas se oculta bajo la piel, y al dibujar un tigre, trazas la piel, pero no los huesos; al conocer a una persona, puedes verle la cara, pero no el corazón”. ¿Revisten estas frases algún aspecto correcto? Si analizamos literalmente cada una de ellas, no tienen nada de malo. No podemos saber lo que alguien piensa verdaderamente en su interior, si tiene un corazón mezquino o bondadoso. Es imposible captar la esencia del alma de una persona. El significado subyacente de estas frases es ostensiblemente correcto, pero solo son un tipo de doctrina. ¿Cuál es el principio para tratar con el mundo que se deriva en definitiva de estas dos frases? La respuesta es: “Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle”. Esto es lo que suelen señalar los mayores y los padres, y te aconsejan constantemente diciendo: “Ten cuidado, no seas ingenuo ni reveles el interior de tu corazón. Aprende a protegerte y a estar atento. Incluso con los buenos amigos, no reveles tu verdadero ser ni pongas el corazón al descubierto. No arriesgues tu vida por ellos”. ¿Es correcta esta amonestación de tus mayores? (No, porque enseña a actuar con engaño). En teoría, la intención principal es buena: protegerte, evitar que te enfrentes a situaciones peligrosas, defenderte para que otros no te hagan daño ni jueguen sucio contigo y resguardar tus intereses físicos, tu seguridad personal y tu vida. La idea es librarte de problemas, litigios y tentaciones, y permitirte vivir cada día en paz, tranquila y felizmente. La intención principal de los padres y los mayores es simplemente protegerte. No obstante, su manera de resguardarte, los principios que te aconsejan seguir y los pensamientos que te inculcan no son correctos en absoluto. Si bien la intención principal es correcta, los pensamientos que te inculcan inconscientemente te llevan a un punto extremo, ya que se convierten en los principios y las bases para tu forma de tratar con el mundo. Al interactuar con compañeros de clase, colegas, socios de trabajo, superiores y todo tipo de personas en la sociedad, es decir, gente de toda condición social, estos pensamientos protectores que tus padres te inculcaron inconscientemente se convierten en tu talismán y principio más básico cada vez que te encuentras en situaciones en las que intervienen las relaciones interpersonales. ¿Qué principio es este? La respuesta es: no te haré daño, pero debo protegerme de ti en todo momento para evitar que me engañes o juegues sucio conmigo, que tenga problemas o litigios, que el futuro de mi familia se vaya a pique y mis familiares mueran, y que acabe en prisión. Si vives bajo el control de estos pensamientos y puntos de vista, dentro de este grupo social con este tipo de actitud hacia la manera de tratar con el mundo, solo puedes sentirte más deprimido, más agotado, más fatigado tanto mental como físicamente. En consecuencia, te haces más resistente y contrario a este mundo y a esta humanidad, y los desprecias más. A la vez que menosprecias a otros, comienzas a subestimarte y sientes que no vives como una persona, sino más bien una vida cansada y deprimida. Para evitar que te dañen los demás, debes estar en guardia constantemente, haciendo y diciendo cosas contra tu voluntad. Al intentar proteger tus intereses y tu seguridad personal, llevas una máscara falsa en cada aspecto de tu vida y te disfrazas, sin atreverte nunca a expresar ninguna verdad. En esta situación, en estas condiciones de supervivencia, tu yo interior no puede liberarse ni ser libre. Con frecuencia, necesitas a alguien que no pueda hacerte ningún daño y que nunca amenace tus intereses, alguien con quien puedas compartir tus pensamientos más íntimos y descargar tus frustraciones, sin tener que responsabilizarte de tus palabras, sin hacer el ridículo ni ser objeto de insultos y burlas, o sin asumir las consecuencias. En una situación en la que el pensamiento y el punto de vista “Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle” es tu principio para tratar con el mundo, estás lleno de miedo e inseguridad en tu interior. De manera natural, te sientes deprimido e incapaz de liberarte, y necesitas a alguien que te consuele, en quien puedas confiar. Por tanto, a juzgar por estas consideraciones, aunque el principio para tratar con el mundo que te enseñaron tus padres, “Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle”, pueda servirte para protegerte, es un arma de doble filo. Si bien protege tus intereses físicos y tu seguridad personal hasta cierto punto, también hace que te sientas deprimido y abatido, incapaz de liberarte e incluso más decepcionado con este mundo y esta humanidad. Al mismo tiempo, en lo hondo de tu ser, también comenzarás débilmente a estar harto de haber nacido en una era tan malvada, en el seno de un grupo tan malvado de personas. No puedes entender por qué las personas tienen que vivir, por qué la vida es tan agotadora, por qué deben llevar una máscara y disfrazarse allí donde vayan, ni por qué debes estar siempre en guardia contra los demás para proteger tus intereses. Te gustaría poder decir la verdad, pero no puedes por las consecuencias. Quieres ser una persona real, hablar y comportarte abiertamente, y evitar ser una persona vulgar y cometer acciones infames e indignas en secreto, viviendo exclusivamente en la oscuridad, pero no puedes hacer nada de esto. ¿Por qué no puedes vivir honradamente? Al reflexionar sobre lo que hiciste en el pasado, sientes un ligero desprecio. Odias y aborreces esta tendencia y este mundo malvados y, a la vez, te detestas profundamente y menosprecias la persona en quien te has convertido. Sin embargo, no puedes hacer nada para cambiarlo. Aunque tus padres te transmitieron este talismán a través de sus palabras y acciones, aún sientes que tu vida carece de felicidad o de una sensación de seguridad. Cuando notas esta falta de dicha, amparo, integridad y dignidad, estás agradecido a tus padres por haberte ofrecido este talismán y, al mismo tiempo, resentido por las cadenas que te han impuesto. No entiendes por qué tus padres te dijeron que te comportaras de esta manera, por qué debes actuar así para ganarte una posición en la sociedad, para integrarte en este grupo social y para protegerte. Aunque sea un talismán, también es una especie de traba que hace que sientas amor y odio en el corazón. Pero ¿qué puedes hacer? No tienes la senda correcta en la vida y nadie te indica cómo vivir o tratar con las cosas que te ocurren, si lo que haces está bien o mal o cómo deberías recorrer la senda que tienes ante ti. Solo puedes vagar entre la confusión, la vacilación, el dolor y la ansiedad. Estas son las consecuencias de la filosofía para los asuntos mundanos que te inculcaron tus padres y tu familia, que impide que puedas cumplir tu deseo más simple de ser una persona sencilla, es decir, poder comportarte honestamente sin recurrir a estos medios de tratar con el mundo. Solo puedes llevar una vida inmoral, adquiriendo compromisos y viviendo en pro de tu reputación, mostrándote especialmente fiero para resguardarte de otros y fingiendo ser violento, alto, fuerte, poderoso y extraordinario para evitar que te intimiden. La única forma de vivir así es contra tu voluntad, lo que hace que te detestes a ti mismo, pero no tienes alternativa. Debido a que no tienes la capacidad ni la senda para escapar de estas maneras y estrategias para tratar con el mundo, solo puedes dejar que te manipulen los pensamientos que tus padres y la familia te condicionaron. Las personas viven bajo el engaño y el control de los pensamientos que sus padres y familias les inculcaron durante este proceso inconsciente, porque no entienden la verdad ni cómo deberían vivir, de modo que no tienen más remedio que dejarlo todo a la suerte. Aun en el caso de que su conciencia todavía albergue algún sentimiento, o de que tengan siquiera un ligero deseo de vivir con semejanza humana, para relacionarse y competir con otros de manera justa, independientemente de cuáles puedan ser sus deseos, no pueden eludir el condicionamiento y el control de diversos pensamientos y puntos de vista que provienen de su familia y, al final, solo pueden recurrir al pensamiento y al punto de vista que les condicionó su familia, “Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle”, porque no tienen otra senda que tomar y carecen de alternativa. Todo esto se debe a que la gente no entiende la verdad y es incapaz de obtenerla. Por supuesto, los padres también te dicen: “Al dibujar un tigre, trazas la piel, pero no los huesos; al conocer a una persona, puedes verle la cara, pero no el corazón”; te hablan del arte de protegerte de otros y te indican que debes hacerlo porque todo el mundo es taimado; es fácil que te engañen si no eres capaz de calar a la gente, es posible que sus pensamientos no se correspondan con su aspecto externo, alguien puede parecer justo y bondadoso por fuera, pero tiene tanto veneno en el corazón como una serpiente o un escorpión; o una persona puede hablar de benevolencia, rectitud, decoro, sabiduría y fiabilidad, decir todo lo que es correcto, con un discurso lleno de justicia y moralidad, pero en el fondo del corazón y del alma es particularmente indecente, despreciable, vil y perversa. Por tanto, solo puedes relacionarte e interactuar con otros según los pensamientos y los puntos de vista que te inculcaron tus padres.
“Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle” y “Al dibujar un tigre, trazas la piel, pero no los huesos; al conocer a una persona, puedes verle la cara, pero no el corazón” son los principios más básicos para tratar con el mundo que te inculcan los padres, así como los criterios más fundamentales para contemplar a las personas y estar en guardia contra ellas. La intención principal de los padres es protegerte y ayudarte a que te resguardes. Sin embargo, desde otro ángulo, estas palabras, pensamientos y puntos de vista pueden hacer que sientas aún más que el mundo es peligroso y que no se puede confiar en la gente, lo que lleva a una falta completa de sentimientos positivos hacia los demás. Pero ¿cómo puedes realmente discernir a las personas y contemplar a otros? ¿Con quién te puedes llevar bien y cuál debería ser la relación adecuada entre individuos? ¿Cómo se debería interactuar con otros en función de los principios y cómo se puede interactuar justa y armoniosamente con otros? Los padres no saben nada de estos asuntos. Lo único que conocen son trucos, tretas y diversas reglas del juego y estrategias para tratar con el mundo a fin de protegerse de la gente y aprovecharse de los demás y controlarlos, para impedir que otros dañen a uno, por mucho que uno haga daño a terceros. Al enseñar estos pensamientos y puntos de vista a los hijos, las cosas que los padres les inculcan son meramente ciertas estrategias para tratar con el mundo. No son más que eso. ¿Qué incluyen estas estrategias? Todo tipo de trucos y reglas del juego, y cómo complacer a otros, proteger los intereses propios y maximizar las ganancias personales. ¿Estos principios son la verdad? (No). ¿Son la senda correcta que la gente debe seguir? (No). Ninguno de ellos lo es. Así pues, ¿cuál es la esencia de estos pensamientos que te inculcan los padres? No se ajustan a la verdad, no son la senda adecuada y no son cosas positivas. Entonces, ¿qué son? (Son totalmente la filosofía de Satanás que nos corrompe). De acuerdo con los resultados, corrompen a la gente. Insisto, ¿cuál es la esencia de estos pensamientos? Como “Uno nunca debería tener la intención de hacer daño a otros, pero siempre debería protegerse del daño que otros pudieran hacerle”. ¿Es este el principio correcto para interactuar con otros? (No, son cosas negativas por completo que provienen de Satanás). Atendiendo a este hecho, ¿cuál es su esencia y naturaleza? ¿Acaso no son trucos? ¿Acaso no son estrategias? ¿Acaso no son tácticas para ganarse a los demás? (Sí). No son los principios de práctica para entrar en la verdad, ni instrucciones y principios positivos con los que Dios enseña a la gente a comportarse; son estrategias para tratar con el mundo, son trucos. Además, ¿la naturaleza de frases como “Al dibujar un tigre, trazas la piel, pero no los huesos; al conocer a una persona, puedes verle la cara, pero no el corazón” es también la misma? (Sí). ¿Acaso estas frases no te indican que seas taimado, que no seas simple, honesto u honrado, que no reveles fácilmente tu interior y que no des pistas para que los demás te calen rápido? ¿Acaso los principios específicos para tratar con el mundo, que has adquirido a través de estos pensamientos y puntos de vista, no te señalan que utilices estrategias al interactuar con otros y que aprendas a ganarte a los demás y las reglas del juego que imperan entre las personas en cada era? (Sí). Algunos dicen: “Los padres dicen estas frases para enseñar a los hijos a protegerse de otros y a aprender a contemplar a la gente”. ¿Te dijeron ellos cómo contemplar a los demás? No lo hicieron, ni te indicaron cómo relacionarte con distintos individuos según los principios correctos, más bien te enseñaron a usar los trucos y las tretas correspondientes para satisfacer las necesidades y las estrategias de personas diferentes. Por ejemplo, tu jefe o superior es un canalla y un mujeriego. Piensas: “El jefe parece respetable y honesto por fuera, pero por dentro no es más que un faldero. En el fondo de su alma es un desgraciado. Bien, no pasa nada, satisfaré sus preferencias; me fijaré en una mujer de buen aspecto, la abordaré y la presentaré al jefe para complacerlo”. ¿Es esta una estrategia para tratar con el mundo? (Sí). Por ejemplo, cuando ves a alguien que tiene un valor que se puede explotar y merece la pena tu interacción, pero es difícil relacionarse con dicha persona, piensas: “Tengo que adularlo, decirle lo que le gusta escuchar”. Si ese individuo dice: “Hoy hace buen tiempo”, tú contestas: “Realmente es un día estupendo, y mañana también lo será”. Si él exclama: “Hoy hace mucho frío”, tú respondes: “Es verdad. ¿Por qué no te abrigas un poco más? Mi chaquetón calienta mucho, venga, póntelo”. Así que bosteza, te apresuras a acercarle una almohada; cuando saca un frasco de medicamentos, le sirves rápidamente un vaso de agua; cuando se sienta después de comer, no tardas en prepararle un té. ¿Acaso todo esto no son estrategias para tratar con el mundo? (Sí). Sí, lo son. ¿Por qué eres capaz de utilizar estas estrategias? ¿Por qué quieres halagar a las personas? Si no las necesitaras ni supusieran ningún beneficio para ti, ¿las tratarías de esta manera? (No). No, es como lo que la gente suele decir: “No muevas un dedo si no hay recompensa”. Es como cuando vas a regar al huerto y solo echas agua a los vegetales que se pueden aprovechar. De manera activa, halagas a quienes te son útiles. Cuando pierden o les quitan su posición, dejas de entusiasmarte con ellos inmediatamente y los ignoras. Cuando te llaman, apagas el teléfono o simulas que la línea está ocupada y no contestas. Cuando los ves, te saludan y dicen: “Hoy hace buen tiempo”. Y tú te los sacas de encima, exclamando: “Ah, sí. Adiós, ya hablaremos más tarde si pasa algo. Te invitaré a comer algún día”. Promesas vacías, ya que los ignoras, no te pones en contacto con ellos e incluso los bloqueas. Los diversos pensamientos y puntos de vista que inculcan los padres construyen un muro protector invisible en el corazón. Al mismo tiempo, también inculcan algunas formas básicas de tratar con el mundo o sobrevivir, enseñando cómo jugar a dos caras, integrarse en un grupo social, establecerse en la sociedad e impedir que intimiden a uno en un grupo de personas. A pesar de que tus padres no te guiaron de manera específica sobre cómo tratar situaciones concretas antes de incorporarte a la sociedad, el condicionamiento de los progenitores o la familia respecto a estas formas y principios de tratar con el mundo te ha proporcionado unos puntos de vista y unos principios básicos sobre cómo tratar con el mundo. ¿Cuáles son estos? Te enseñan a enmascararte cada vez que interactúas con la gente, a vivir con una máscara en cada grupo social y, en definitiva, a alcanzar el objetivo de proteger tu fama y tu beneficio para no sufrir pérdidas y, simultáneamente, a obtener la fama y el beneficio que quieres, o a lograr una garantía básica de seguridad personal. A partir de los pensamientos, los puntos de vista y las diversas estrategias para tratar con el mundo que te inculcaron tus padres, queda claro que estos no te han enseñado a ser alguien más digno, una persona real, un ser creado bueno o un individuo que posee la verdad. Al contrario, te indicaron cómo engañar a otros, estar en guardia contra los demás y usar estrategias para interactuar con distintas personas, y te hablaron también de cómo es el corazón de la gente y de la naturaleza de la humanidad. Bajo el condicionamiento de estos pensamientos y puntos de vista de tus padres, tu yo interior es cada vez más siniestro y la gente te disgusta. En tu corazón joven, incluso antes de disponer de estrategias para tratar con el mundo, ya tienes una definición rudimentaria y básica de la humanidad, así como un principio rudimentario y básico para tratar con el mundo. Así pues, ¿cuál es el papel de los padres en tu forma de tratar con el mundo? Sin duda, te guían por la senda errónea, no la buena, y no te dirigen hacia la senda correcta de la vida humana de una manera positiva y proactiva, más bien te llevan por el mal camino.
Nota al pie:
a. Han Xin fue un general famoso de la dinastía Han a quien, en una ocasión, obligaron a gatear entre las piernas de un carnicero que se burlaba de él por su cobardía antes de ser célebre.
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