Cómo perseguir la verdad (15) Parte 1

¿Habéis hablado en vuestras reuniones de los temas que hemos tratado recientemente? (Dios, lo hemos hecho). ¿A qué conclusiones llegasteis en vuestras charlas? ¿Descubristeis o entendisteis algo nuevo? Estos temas que hemos compartido, ¿están presentes en la vida cotidiana de la gente? (Todos ellos lo están. Después de escuchar algunas veces hablar a Dios sobre estas cuestiones, me di cuenta de que la educación de nuestros padres y el condicionamiento de nuestras familias transmitido de generación en generación nos han corrompido de una forma bastante profunda. Desde la infancia, los padres nos han inculcado poco a poco ideas como “El hombre deja su reputación allá por donde va, de la misma manera que un ganso grazna allá por donde vuela”. Después de que me inculcaran este pensamiento, creí que uno debía estar por encima de los demás y destacarse de la multitud en la vida para evitar ser acosado y menospreciado. Antes pensaba que los padres nos enseñaron a tener estas ideas por nuestro propio bien y para protegernos. Después de escuchar algunas veces las enseñanzas y el análisis de Dios, he llegado a darme cuenta de que estas ideas son negativas y constituyen el medio que Satanás utiliza para corromper a la gente. Nos distancian cada vez más de Dios y nos sumen aún más en la corrupción de Satanás, lo cual nos aleja más y más de la salvación). En pocas palabras, es necesario hablar de estos temas, ¿verdad? (Sí). Después de compartir un poco estas cosas, las personas comprenden de una manera más profunda y precisa los pensamientos y puntos de vista que sus familias les han inculcado. Después de hablar sobre estas cuestiones, ¿la relación con su familia y sus padres no será cada vez más distante? (No, no será así. Antes siempre sentí que mis padres habían sido amables conmigo, pero después de oír las enseñanzas de Dios, me di cuenta de que la misión de mis padres era traerme al mundo y criarme. Además, las ideas que me inculcaron de niño me corrompían. Después de reconocer esto, no tengo tanto apego afectivo hacia ellos). Ante todo, en cuanto a sus pensamientos, ahora las personas comprenden correctamente las responsabilidades de sus padres y que el hecho de que estos las criaran es una muestra de gracia; para tratar con ellos, ya no se basan en el afecto, la impulsividad ni los lazos sanguíneos. En su lugar, pueden relacionarse con la familia y los padres de una manera racional desde la perspectiva y la posición adecuadas. De este modo, la gente experimenta una notable transformación en su forma de abordar estos temas que le permite dar un gran salto en relación con su entrada en la vida y los requisitos de Dios para con ellos. Por tanto, hablar sobre estas cuestiones es beneficioso y necesario para las personas, porque todas ellas son cosas que los humanos necesitan y de las que carecen en su interior.

Los temas de los que ya hablamos relativos al condicionamiento familiar de una persona se centraban principalmente en objetivos y principios para el comportamiento propio, en maneras y medios de tratar con el mundo y en la propia perspectiva sobre la vida y la existencia, así como en métodos y reglas de supervivencia, entre otras cosas. Todos estos temas están relacionados con el condicionamiento de ideas en los individuos y con sus pensamientos y puntos de vista. En general, ninguno de los diversos pensamientos y puntos de vista que las familias y los padres inculcan es positivo ni puede guiar verdaderamente a alguien hacia la senda correcta ni ayudarlo a establecer una perspectiva sobre la vida adecuada que le permitiría cumplir sus responsabilidades y obligaciones como ser creado en presencia de su Creador. Todo lo que los padres y la familia te enseñan es para llevarte en la dirección del mundo y de sus tendencias malvadas. Su finalidad al condicionarte con estos pensamientos y puntos de vista es ayudarte a que te integres a la perfección en la sociedad y sus tendencias malvadas y a que seas más capaz de adaptarte a estas y a las diversas exigencias de la sociedad. Si bien estas enseñanzas pueden ofrecerte ciertos medios y métodos para protegerte y mejorar el estatus, la reputación, el placer material y otras cosas en la sociedad y dentro de grupos de personas, estos mismos pensamientos que te ha inculcado la familia te llevan de una tendencia malvada a otra y hacen que estés arraigado en el mundo, la sociedad y las tendencias malvadas, hasta que ya no puedes librarte de ellos. No dejan de traerte problemas y te plantean dilemas reiteradamente, de modo que ya no sabes cómo afrontar el mundo humano y ser una persona genuina que vive en la luz, que es honesta y bondadosa y que posee un sentido de la justicia. Por tanto, el condicionamiento de tu familia no te permite vivir en este mundo con más dignidad, personalidad y semejanza humana. Por el contrario, hace que vivas en medio de una serie de luchas y conflictos intrincados y de diversas relaciones interpersonales complejas y te somete a numerosos enredos mundanos, a la esclavitud e incluso a confusiones. Cuando recurras a tus padres y les confíes todos estos asuntos, emplearán varias tácticas para aconsejarte sobre cómo ser más astuto, taimado y mundano, y para que, al vivir en sociedad, seas más indescifrable, en lugar de señalarte la dirección correcta y ayudarte a desprenderte de todo esto, a liberarte, a comparecer ante el Creador, a someterte a Sus disposiciones y reconocer claramente que el destino de las personas y todo lo que les concierne está en manos de Dios, que deberían someterse a los requisitos que provienen de Él, así como Su soberanía y Sus instrumentaciones. Esta es la situación en la que vive la gente cuya familia la condicionó con estos diversos pensamientos. En resumen, tanto da que las ideas con las que tu familia te ha condicionado resalten la fama, el beneficio o el hecho de competir o ser amable con los demás, sea cual sea su enfoque, en definitiva solo pueden dirigir tus medios, métodos y reglas para sobrevivir en el mundo humano a fin de que seas cada vez más sofisticado, despiadado, taimado y malicioso, en lugar de hacer que te conviertas en alguien más honesto, atento e íntegro o de ayudarte a comprender mejor cómo someterte a las disposiciones del Creador. Por tanto, el condicionamiento de la familia solo puede distanciarte de Dios, de la verdad y de las cosas positivas, de modo que ya no sabes cómo vivir de la manera que los humanos deberían hacerlo verdaderamente, de una forma digna. Además, los pensamientos que adquiriste del condicionamiento de tu familia harán que cada vez seas más insensible y obtuso y que todo te resbale más, por decirlo de una manera coloquial. Al principio, te sonrojarás, se te acelerará el corazón y te sentirás culpable al mentirles a tus colegas, compañeros de clase y amigos. Con el paso del tiempo, todas estas reacciones conscientes desaparecerán: ya no te sonrojarás ni se te acelerará el corazón y tu conciencia dejará de atormentarte. Para sobrevivir, recurrirás a otros medios, incluso engañarás a las personas más allegadas, entre ellas tus padres y hermanos y tus mejores amigos. Buscarás beneficiarte de ellos para mejorar tu vida y realzar tu honor y placer: esto es insensibilidad. Inicialmente, es posible que te culpes a ti mismo un poco y que tu conciencia se estremezca ligeramente. Con el tiempo, estas sensaciones desaparecerán, tendrás razones más convincentes para tranquilizarte y dirás: “Así es la gente. No puedes ser compasivo en esta sociedad. Serlo con otros es ser cruel contigo mismo. En este mundo, los débiles son la presa de los fuertes. Estos prosperan y aquellos perecen, los vencedores se convierten en reyes y los perdedores, en delincuentes. Si tienes éxito, nadie investigará cómo lo lograste, pero no te quedará nada si fracasas”. Al final, la gente empleará estos pensamientos y puntos de vista para convencerse y los convertirá en la base de su manera de perseguir las cosas y en un medio para conseguir un fin, por supuesto. Así pues, ¿en qué estado os encontráis ahora mismo? ¿Habéis llegado al punto de la insensibilidad o todavía no? Supongamos que tuvieras que iniciar un negocio que estuviera relacionado con tu futuro, tu calidad de vida y tu reputación en la sociedad. Si tus métodos fueran lo suficientemente taimados y pudieras engañar a todos, tendrías una vida superior a la del resto, con montones de dinero, y no sería necesario que volvieras a doblegarte ante los deseos de nadie. ¿Qué harías en ese caso? ¿Te volverías tan insensible y tan impasible que podrías engañar a quien fuera y ganar dinero a costa de cualquiera? (Probablemente, sí). Casi seguro que lo harías. Esta situación debe cambiar; este es el carácter corrupto que se encuentra bien en el interior de la humanidad. Cuando no hay humanidad, lo que resta es una existencia vivida según el propio carácter corrupto y diversos pensamientos y puntos de vista que inculca Satanás. Sin conciencia, razón ni sentido de la vergüenza, la vida de una persona se reduce a un simple cascarón, un recipiente vacío, y pierde su valor. Si todavía te queda algo de vergüenza, y cuando mientes, engañas o dañas a otros eres capaz de elegir quién va a resultar perjudicado, no le haces daño a cualquiera, entonces aún conservas cierta conciencia y humanidad. Pero si puedes engañar o causar daños a quien sea sin reservas, eres verdaderamente un Satanás viviente de pies a cabeza. Si dices: “No puedo engañar a mis padres, parientes y amigos ni a gente ingenua ni en particular a mis hermanos y hermanas de la casa de Dios; tampoco puedo hacer trampas con las ofrendas de Dios”, todavía tienes algunos límites morales y se te puede considerar una persona con cierta conciencia. Sin embargo, si careces siquiera de este ápice de conciencia y límites, no te mereces que te llamen humano. Así pues, ¿a qué punto habéis llegado? ¿Tenéis límites? Si tuvierais la oportunidad o una necesidad real, ¿podríais engañar a vuestros padres, hermanos y amigos más íntimos? ¿Podríais embaucar a los hermanos y las hermanas, sacar provecho de ellos o incluso hacer trampas con las ofrendas de Dios? Si se te presentara una oportunidad de este tipo y nadie lo descubriera jamás, ¿lo harías? (Ahora siento que ya no puedo hacer eso). ¿Por qué no? (Porque temo a Dios, porque tengo un corazón un tanto temeroso de Dios y también porque mi conciencia no lo permitiría). Tu actitud es que tienes miedo en tu corazón, que tienes un corazón temeroso de Dios y que tu conciencia no lo permitiría. Deja que hablen otros. ¿Tenéis alguna postura al respecto? Si no es así, si nunca has tenido en cuenta este asunto ni sientes nada cuando ves que otros lo hacen, estás en peligro. Si observas que alguien comete estos actos y no sientes odio, si no tienes una actitud respecto a esto y te muestras insensible, no eres distinto a esa persona y podrías comportarte de una manera similar. No obstante, si tienes una actitud clara con relación a este tema, si puedes odiar y reprender a este tipo de gente, entonces es posible que no realices estas acciones. Así pues, ¿cuál es vuestra actitud? (Debo tener un corazón temeroso de Dios. Las ofrendas de Dios son sagradas y se guardan aparte; no se pueden amañar ni tomar para un uso personal de ninguna manera). Las ofrendas no se pueden utilizar con fines personales: esto se hace por miedo al castigo. Pero ¿qué pasa con otros asuntos? Si participaras en una estafa piramidal, ¿serías capaz de aprovecharte de tus amigos más íntimos, de embaucarlos con un lenguaje florido y de hacer que se unieran al engaño, obteniendo beneficios y ganando dinero en el ínterin? ¿Podrías hacer esto a tus amistades más allegadas, parientes o incluso padres, hermanos y hermanas? Si te cuesta responder, cuando digas que no tomarías las ofrendas de Dios para un uso personal, es posible que no seas capaz de cumplirlo, ¿cierto? Dejemos que hable alguien más. (En un sentido, deberíamos entender el carácter justo de Dios en este asunto. Jamás se deben tocar Sus ofrendas. En otro, tenemos la sensación de que un acto de este tipo carece de humanidad. El punto de referencia inicial de uno debería ser al menos el que su conciencia le permita). Vuestra actitud es que cometer estas acciones carece de humanidad y que uno debería comportarse según su conciencia le permita. ¿Alguien más quiere intervenir? (Como ser humano, creo que aunque uno no crea en Dios, mientras sea una persona del mundo con conciencia y un referente moral, no debería hacer nada que dañe a su familia. Ahora que creemos en Dios y entendemos algunas verdades, alguien que todavía sea capaz de perjudicar a sus hermanos, hermanas y amigos, o de hacer trampas con las ofrendas de Dios, es incluso peor que un incrédulo. Además, es posible que la gente revele ciertos pensamientos e ideas a veces, pero cuando piensa en la esencia-carácter de Dios, y se da cuenta de que Él lo examina todo, aunque nadie esté observando o tenga conocimiento de estas acciones, no se atreve a realizarlas porque tiene un corazón un poco temeroso de Dios). Por un lado, la gente demuestra que no posee un corazón temeroso de Dios al actuar de esta manera; por otro, quienes son capaces de hacer estas cosas carecen incluso de la humanidad más básica. Esto se debe a que como ser humano no deberías llevar a cabo estas acciones, aunque no creas en Dios. Cualquiera con conciencia y humanidad debería tener esta cualidad. Por naturaleza, una persona buena y normal no debería hacer trampas, dañar ni robar. Incluso los que no creen en Dios siguen teniendo ciertos límites por lo que respecta a su modo de comportarse, por no hablar de ti, que crees en Él y has oído tantos sermones: si eres alguien que todavía es capaz de hacer estas cosas, no te podrás redimir. No tienes humanidad, eres un diablo. Has escuchado muchísimos sermones y, sin embargo, aún puedes cometer todo tipo de malas acciones relacionadas con el engaño y la estafa: esto es lo que significa ser un no creyente. ¿Qué es ser un no creyente? Es alguien que no cree en la observación de Dios ni en que Él es recto. Si no crees en la observación de Dios, ¿acaso eso no significa que no crees en Su existencia? Dices: “Dios me observa, pero ¿dónde está? ¿Por qué no lo he visto? ¿Por qué no lo siento? Me he dedicado a engañar y estafar a la gente durante muchos años; ¿por qué no se me ha castigado? Aún tengo una vida más regalada que otros”. Este es un aspecto del comportamiento de un no creyente. Otro es que rechaza cada pizca de la verdad que se le haya compartido, por mucho que se haya hablado del tema. Nunca acepta la verdad; entonces, ¿qué acepta? Acoge pensamientos y puntos de vista que lo benefician. Hace cualquier cosa que sea buena para él y proteja sus intereses. Solo cree en el egoísmo inmediato, no en la observación de Dios ni en el concepto de la retribución. Esto es lo que significa ser un no creyente. ¿Qué sentido tiene creer en Dios para una persona de este tipo? En la casa de Dios, los no creyentes se caracterizan por una cosa: hacen el mal. Pero no hablemos del objetivo final de esta gente; volvamos al tema del que hablábamos.

Los diversos pensamientos que las familias condicionan e inculcan en las personas no las llevan ante Dios ni les inspiran ideas positivas. En su lugar, todo lo que transmiten es negativo: pensamientos, medios, principios y métodos para comportarse, lo que en definitiva las conduce hacia una senda sin retorno. En pocas palabras, ni siquiera están a la altura de los valores básicos de humanidad, razón y conciencia que debería poseer una persona. Si alguien aún tiene un mínimo de conciencia y razón, por muy poco que sea, será la única parte intacta que Satanás todavía tiene que corromper o degradar. Sus otros diversos medios y métodos para comportarse provienen de su familia e incluso de la sociedad. Por tanto, antes de que una persona se salve, cualquier pensamiento o punto de vista que la familia le condicione, sea cual sea, contradice lo que Dios enseña a la gente. No puede hacer que entienda la verdad, ni puede llevarla hacia la senda de la salvación, solo de la destrucción. Así pues, cuando alguien llega a la casa de Dios, a pesar de su edad, del tipo de educación que haya recibido, de su entorno familiar y de lo noble que se crea que es su posición, debe empezar de cero a aprender a comportarse, interactuar con otros, manejar diversos asuntos y tratar con distintas personas y cosas. En este proceso de aprendizaje se reciben y se deben entender algunos pensamientos y puntos de vista positivos, acordes a la verdad, que provienen de Dios, así como principios para practicar y abordar diversas cuestiones. Esto se basa únicamente en el hecho de que aceptes la verdad. Si no lo haces, tus pensamientos y puntos de vista originales no cambiarán. Como no aceptas los pensamientos y puntos de vista positivos y correctos que provienen de Dios, tus principios, medios y métodos para tratar con el mundo seguirán siendo los antiguos, sin sufrir variación alguna. La gente comienza a aprender a ser una persona real, normal, con razón y conciencia cuando empieza a aceptar pensamientos y puntos de vista positivos, la verdad y las enseñanzas de Dios. Algunos dicen: “Creo en Dios desde hace diez, veinte, treinta años y todavía tengo que aceptar uno solo de Sus pensamientos o puntos de vista; tampoco he aceptado ninguna verdad de Sus palabras”. Esto es suficiente para mostrar que tu fe en Dios no es sincera, que aún no sabes qué es la verdad y que no has aprendido a comportarte. Si dices: “Desde el momento en el que comencé a creer en Dios, empecé formalmente a aceptar Sus enseñanzas relativas a diversos requisitos para los seres humanos y los pensamientos, los puntos de vista, los principios y los dichos que la gente debería tener”, has aprendido a ser una persona real desde el día en el que empezaste a creer en Dios e iniciaste tu recorrido por la senda de la salvación desde el momento en el que comenzaste a aprender a ser una persona real. Cuando empezaste a aceptar los pensamientos y los puntos de vista que provienen de Dios, comenzaste a recorrer la senda de la salvación, ¿verdad que sí? (Sí). Así pues, ¿habéis empezado ya? ¿Ya lo habéis hecho, todavía no, o comenzasteis hace mucho tiempo ya? (A través de las enseñanzas de Dios y del trabajo llevado a cabo en los dos últimos años de análisis de los pensamientos y puntos de vista incorrectos que tiene la gente, entre ellos, el condicionamiento familiar, he comenzado a reflexionar sobre mí mismo, a repudiar poco a poco las filosofías satánicas que seguía y a meditar sobre cómo debería esforzarme por ganar las palabras de Dios. Anteriormente no me había dedicado a realizar un ejercicio de introspección tan profundo). Este enunciado es bastante realista. Empezaste durante los dos últimos años; es difícil precisar el año o el día exactos, pero de todos modos fue durante el último año o en los últimos dos. Esto es relativamente objetivo. ¿Qué decís los demás? (En realidad no había pensado en cómo esforzarme por cambiar los pensamientos y puntos de vista que me condicionó la familia. Desde hace poco, después de escuchar la comunicación de Dios sobre este asunto, he comenzado a cambiar gradualmente mis pensamientos, pero no me he centrado en concreto en perseguir un cambio en este aspecto). Tu conciencia se ha vuelto más perceptiva. En tu vida diaria, si sigues buscando y ahondando más en los temas, si puedes ser más meticuloso y riguroso en asuntos específicos, si los abordas con mayor precisión, tendrás esperanza para realizar un cambio. ¿Acaso no es así? (Sí). Si tienes esperanza para deshacerte de los pensamientos y puntos de vista antiguos, si puedes contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar desde la posición correcta y con el punto de vista adecuado, serás capaz de alcanzar la salvación. A la larga, puedes conseguirla, pero si hablamos de una manera más práctica desde la perspectiva del aquí y el ahora, puede que estés cualificado para cumplir tu deber y, especialmente, para ser un líder y un obrero; pero esto depende de si estás dispuesto a esforzarte por cada parte de la verdad y por las cosas positivas y los distintos asuntos relacionados con los principios, así como a pagar el precio correspondiente. Si solo quieres cambiar en la conciencia, pero no te esfuerzas por las verdades ni te las tomas en serio en tu vida diaria, si no tienes un corazón sediento de cosas positivas, esta conciencia se desvanecerá y desaparecerá muy deprisa. Los pensamientos y puntos de vista relacionados con cada uno de los temas de los que hablo son inseparables de las vidas reales de la gente. No es un tipo de teoría o un eslogan; son los pensamientos y puntos de vista que tienes a la hora de tratar con las cosas en tu vida diaria y determinan la dirección por la que te decantas al actuar. Si son positivos, tus métodos y principios para manejar las cosas tenderán a ser positivos y el resultado será relativamente bueno y conforme a la voluntad de Dios. Pero si tus pensamientos y puntos de vista se oponen a la verdad y a las cosas positivas o van en su contra, el ímpetu con el que manejes una situación será negativo y el resultado final definitivamente no será bueno. Independientemente del precio que pagues, de la reflexión con la que abordes esta situación o de tus intenciones, ¿cómo contemplará Dios el resultado? ¿Cómo caracterizará esta cuestión? Si Él la caracteriza como algo destructivo que causa interrupciones y perturbaciones o que lleva a una pérdida en la casa de Dios, tus acciones serán malvadas. En caso de que estas sean menores, podrían comportar escarmiento, juicio, regaño y poda, mientras que el resultado de las acciones malvadas más graves podría ser un castigo. Si no actúas según los principios-verdad, te decantas por los pensamientos y puntos de vista incorrectos de los incrédulos en su lugar y basas tus acciones en estos pensamientos y puntos de vista, tus esfuerzos serán en vano. Aunque pagaras un precio alto y te esforzaras mucho, el resultado final seguirá siendo baldío. ¿Cómo contempla Dios este asunto? ¿Cómo lo caracteriza? ¿Cómo trata con él? Como poco, tus obras no son buenas, no dan testimonio de Dios ni lo glorifican y nadie recordará el precio que pagaste y el esfuerzo mental que hiciste; todo es inútil. ¿Lo entiendes? (Sí). Antes de hacer nada, medítalo cuidadosamente, habla más con otros, busca claridad en los principios antes de actuar y no te comportes de una manera exaltada o impulsiva, guiado por tu egoísmo y tus deseos. Sea cual sea el resultado, al fin tendrás que soportarlo solo y Dios emitirá un veredicto. Si esperas que tus acciones no sean en vano, que Dios las recuerde o, mejor aún, que se conviertan en buenas obras con las que Él se complazca, deberías buscar los principios más a menudo. Si no te preocupas de estas cosas, si no te importa que tus obras sean buenas ni que Dios se complazca con ellas y si ni siquiera te inquieta la posibilidad de que recibas un castigo, pero piensas: “Tanto da, no podré verlo o sentirlo ahora de todos modos”, si tienes estos pensamientos y puntos de vista, no actuarás con un corazón temeroso de Dios. Te comportarás de una manera osada, desatada y temeraria, sin preocuparte ni refrenarte por nada. Sin un corazón temeroso de Dios, es muy probable que la dirección que tomes al actuar esté desviada. Según la naturaleza y los instintos humanos, el resultado final probablemente sea que tus acciones no solo no sirvan para que Dios se sienta complacido al respecto y las recuerde, sino que también se convertirán en trastornos, perturbaciones y acciones malvadas. De modo que es bastante evidente cuál será tu resultado final y cómo Dios lo tratará y manejará. Por tanto, antes de hacer nada, antes de manejar cualquier asunto, primero deberías reflexionar sobre qué quieres, considerar concienzudamente cuál será el resultado definitivo de esta cuestión y proceder solo en ese momento. Así pues, ¿cuál es el trasfondo de esta situación? La respuesta es: tu actitud y los principios que sigues al hacer algo. La mejor actitud es buscar los principios más a menudo y no basar tu juicio en tus percepciones, preferencias, intenciones, deseos o intereses inmediatos; en su lugar, debes tratar de encontrar los principios, orar y buscar a Dios más frecuentemente, confiar los problemas a los hermanos y las hermanas más a menudo y hablar con aquellos con quienes colaboras para cumplir los deberes y buscar resolverlos con ellos. Ten claros los principios que debes seguir justo antes de actuar; no te comportes de un modo impulsivo ni desordenado. ¿Por qué crees en Dios? No lo haces por conseguir una comida, pasar el tiempo, ir a la moda o satisfacer tus necesidades espirituales. Lo haces para salvarte. Así pues, ¿cómo puedes salvarte? Cuando hagas algo, tus actos deberían ajustarse a la salvación, a los requisitos de Dios y a la verdad, ¿cierto?

En nuestra charla anterior, tratamos el tema de desprenderse del condicionamiento familiar; en concreto, hablamos de reglas y de diversos pensamientos y puntos de vista relacionados con el comportamiento propio que las familias condicionan en las personas. Sin embargo, el condicionamiento familiar también se manifiesta de otras formas aparte de las enseñanzas que imparte y la influencia que ejerce en la gente. Es decir, va mucho más allá del mero condicionamiento de pensamientos. Además de lo que acabamos de comentar, incluye igualmente el condicionamiento tradicional, supersticioso y religioso, que es de lo que vamos a hablar a continuación. Todo esto está relacionado con los estilos de vida, las costumbres, los hábitos y los detalles cotidianos de la existencia. Por lo que respecta al condicionamiento familiar en la vida diaria de las personas, ahora vamos a centrar nuestra charla en la tradición. ¿Qué ejemplos de tradición podemos poner? Es posible que una familia se aferre a ciertas cuestiones, dichos o tabús relacionados con los pormenores del día a día. ¿Esto forma parte de la tradición? (Sí). La tradición está de cierta manera conectada y vinculada con la superstición, de modo que las trataremos de forma conjunta. Algunos aspectos de la tradición pueden considerarse superstición y determinados elementos de la superstición no son muy tradicionales, sino simplemente hábitos o estilos de vida que corresponden a familias o grupos étnicos individuales. Para empezar, vamos a examinar qué comportan las tradiciones y las supersticiones. Muchas de ellas ya os resultan familiares, porque forman parte de numerosos aspectos de vuestra vida cotidiana. Adelante, nombrad algunos. (La clarividencia, la quiromancia y echar a suerte las decisiones). Estas tres cosas, además de adivinar el futuro, predecir el destino de alguien a través de los rasgos faciales, ejercer la clarividencia a partir de la fecha de nacimiento de una persona y realizar sesiones espiritistas, no se consideran supersticiones, sino que constituyen actividades supersticiosas. La superstición se refiere a explicaciones concretas que se dan en estas actividades. Por ejemplo, mirar el calendario antes de salir de casa para determinar qué actividades son propicias para ese día y cuáles no, si ninguna de ellas es propicia, o si mudarse, casarse u organizar un funeral son acciones poco indicadas para el día en curso; todo esto es superstición. ¿Lo entiendes? (Sí). Pon algunos ejemplos más. (La creencia de que si tienes un tic en el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si es en el ojo derecho es señal de desgracia). “Si tienes un tic en el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si es en el ojo derecho es señal de desgracia”; ¿qué es esto? (Una superstición). No es más que eso. Todo lo que he mencionado, como predecir el futuro, echar a suerte las decisiones, ejercer la quiromancia, etc., entra en la categoría de las actividades supersticiosas. “Si tienes un tic en el ojo izquierdo es señal de buena fortuna, pero si es en el ojo derecho es señal de desgracia” es un dicho concreto relacionado con una actividad supersticiosa. Es una superstición. ¿De dónde provienen estos dichos? Básicamente de las generaciones anteriores. Algunos proceden de los padres, otros, de los abuelos, de los bisabuelos, etc. ¿Algo más? (Dios, ¿cuentan las costumbres relacionadas con las festividades?). Sí, este tipo de costumbres también cuentan: algunas forman parte de la tradición, mientras que otras son tanto tradiciones como dichos supersticiosos. De norte a sur y de este a oeste, hay numerosas costumbres relacionadas con las festividades en China. Pongamos como ejemplo una de estas costumbres de la región meridional de China: la población suele comer pasteles de arroz durante el Año Nuevo chino. ¿Qué simboliza esto? ¿Cuál es la finalidad? (La gente cree que comer pasteles de arroz le asegurará tener un año superior al anterior). Este es el objetivo. En chino, las palabras “superior” y “pastel” son homófonas. Por tanto, el propósito de comer pasteles de arroz es garantizar mayor prosperidad respecto al año anterior. Ahora bien, ¿ha habido algún año en el que no comieras pasteles de arroz y que no resultara ser mejor que el anterior? ¿Hay alguien que siempre tenga un año más próspero porque come pasteles de arroz? ¿Realmente te pueden “brindar prosperidad”? La gente sabe que esto no significa necesariamente lograr un año superior, pero aunque así sea, al menos le evitará fracasar. De modo que debe comer esos pasteles. Al comerlos, se siente tranquila, mientras que está intranquila si no los come. Esto es una superstición y una tradición. En pocas palabras, estos hábitos y estas tradiciones de tu familia te han influido. Los has aprobado y aceptado inconscientemente hasta cierto punto; por tanto, también has aprobado y aceptado las supersticiones o los pensamientos y puntos de vista que estas tradiciones promueven. Cuando llegas a vivir por tu cuenta, es posible que continúes con estas tradiciones y estos hábitos. Esto es innegable. Hablemos ahora de algunos dichos relacionados con las tradiciones. Algunas personas suelen tomar parte en este tipo de asuntos: si alguien se embarca en un viaje largo, le hacen bolas de masa hervida para comer y le preparan fideos al regresar. ¿Acaso no es esto una tradición? (Sí). Lo es, y también es una costumbre verbal. No hablemos todavía de la finalidad que encierra este hábito. En primer lugar, vamos a examinar el enunciado preciso para esta acción. (“Bolas de masa hervida al salir por la puerta, fideos al entrar por la puerta”. O también se puede decir: “Bolas de masa hervida al partir, fideos al regresar”). ¿Qué quiere decir esta última frase? O sea, si alguien se marcha hoy, debes darle bolas de masa hervida para comer; ¿qué significado tiene esto? Las bolas de masa hervida se cubren con un envoltorio, y las palabras “envolver” y “proteger” suenan de un modo similar en chino. Por tanto, esta acción significa proteger la vida del viajero y garantizar que no tenga ningún accidente una vez haya marchado, que no muera mientras esté fuera y que regrese definitivamente. Representa una partida segura. “Bolas de masa hervida al partir, fideos al regresar” quiere decir que el viajero vuelva sano y salvo y que todo le vaya bien; ese viene a ser el significado. En general, algunas familias siguen esta tradición. Si un miembro de la familia se marcha, le hacen bolas de masa hervida y le sirven fideos cuando vuelve. Tanto si eres el que se come el plato o el que lo prepara, esto se hace con el fin de tener buena suerte, en el presente y en el futuro, para el bienestar de todos. ¿Estáis de acuerdo con que esta tradición es algo positivo que la gente debería hacer y continuar en su vida? (Yo no estoy de acuerdo). Algunos hermanos y algunas hermanas deben partir, y la persona encargada de la comida les hace bolas de masa hervida, a lo que yo digo: “¿Qué tiene que ver su marcha con el hecho de preparar bolas de masa hervida?”. Y me contestan: “Pues, cuando alguien se marcha, debemos hacer bolas de masa hervida”. Replico: “Cocináis bolas de masa cuando se van; entonces, ¿qué pasa si vuelven?”. Me dicen: “Deben comer fideos cuando regresen”. Respondo: “Es la primera vez que oigo hablar de esto. ¿De dónde proviene esta tradición?”. Me señalan: “Esto es lo que se hace en el lugar de donde soy. Si alguien se marcha, le hacemos bolas de masa hervida y le servimos fideos cuando vuelve”. Después de esta explicación, ¿qué impresión me dejó en el corazón? Pensé: “Estas personas creen en Dios, pero no basan sus acciones en las palabras de Dios”. En su lugar, se apoyan en la tradición y en la herencia de sus antepasados. Creen que el envoltorio de una bola de masa hervida puede proteger la vida de alguien, que si le ocurre algo a esa persona no está en manos de Dios, sino en manos humanas. Al envolver una bola de masa hervida, consideran que la persona que se marcha estará segura y que no lo estará si no hacen eso, que podría morir en algún momento del viaje y no regresar nunca jamás. En sus pensamientos y puntos de vista, la vida de una persona es como el relleno de una bola de masa hervida, con el mismo valor que ese relleno. Su existencia no está en manos de Dios, y Él no puede controlar el destino de esa persona. Con solo utilizar el envoltorio de una bola de masa hervida, ellas pueden controlar el destino de la gente. ¿Qué tipo de individuos son? (No creyentes). Eso es lo que son. En la iglesia abunda esta clase de personas. No consideran que esto sea una superstición. Lo contemplan como una parte de sus hábitos, algo que deberían mantener de forma natural como una cosa positiva. Lo hacen abiertamente y actúan como si fueran razonables y tuvieran una base para hacerlo. No puedes detenerlas; si les impides que lo hagan, se sienten incómodas y dicen: “Yo soy quien cocina. Alguien se marcha hoy; si no le hago bolas de masa hervida, ¿quién será el responsable si muere? ¿No será culpa mía?”. Creen que las tradiciones de sus antepasados son las más fiables: “Si no sigues la tradición e infringes este tabú, tu vida estará en riesgo y podrías morir por ello”. ¿Acaso no es este el punto de vista de un no creyente? (Sí). ¿Puede todavía la gente aceptar la verdad con estos pensamientos y puntos de vista arraigados profundamente en el corazón? (No). Dices que sigues a Dios, que crees en Él como la verdad, pero ¿dónde está la prueba? Expresas: “Creo que Dios es soberano y que el destino de una persona está en Sus manos”. Sin embargo, cuando alguien se marcha, te apresuras a hacerle bolas de masa hervida y las cocinas con relleno vegetal aunque no tengas tiempo de comprar nada de carne; no prepararlas está fuera de discusión. ¿Estas acciones y este comportamiento dan testimonio de Dios? ¿Lo glorifican? (No). Claramente, no. Lo que hacen es humillar a Dios y a Su nombre. Tanto si aceptas la verdad como si no es un asunto menor. El punto clave es que declaras creer en Dios y seguirlo, pero sigues ateniéndote a las tradiciones que Satanás te ha inculcado. En estas pequeñas cuestiones de tu vida diaria sigues estrictamente los pensamientos y hábitos que tus antepasados te han transmitido, y nadie puede cambiarlos. ¿Es esta la actitud de alguien que acepta la verdad? Esto es humillar y traicionar a Dios. ¿Quiénes son tus antepasados? ¿De dónde provinieron sus tradiciones? ¿A quién representan estas tradiciones? ¿Encarnan a la verdad? ¿Simbolizan cosas positivas? ¿Quién las inventó? ¿Fue Dios? Él ofrece la verdad a las personas no para restaurar las tradiciones, sino para abolirlas. Pero no solo te niegas a abandonarlas: las tratas como la verdad y como algo positivo que debes mantener. ¿Acaso no es esto un impulso suicida? ¿Acaso no es oponerse abiertamente a la verdad y a Dios? (Sí). Esto es clamar contra Él y enfrentarse a Él de una manera manifiesta. Es posible que algunos digan: “¿Qué pasa si no cocino ni bolas de masa hervida ni fideos para mis hermanos y hermanas, pero lo hago para mis familiares? Cuando algún miembro de la familia se marche, le prepararé bolas de masa hervida y le serviré fideos cuando vuelva. ¿Está bien eso?”. ¿Creéis que lo está? ¿Qué pasa si dices: “Si engaño a alguien, no será a mis hermanos y hermanas, sino a mis familiares. ¿Está bien eso?”? ¿Lo estaría? (No). No importa a quién perjudiquen tus acciones; importa lo que vives y lo que revelas sobre ti mismo, así como los puntos de vista que sostienes. Da igual a quien engañes, lo importante son tus acciones y principios, ¿no es así? (Sí).

Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.