Cómo perseguir la verdad (15) Parte 3
Hasta aquí llega nuestra charla sobre cómo tratar el tema del tic ocular, pero ¿cómo debería manejar la gente el asunto de los sueños en su vida diaria? Por ejemplo, si una noche sueñas que se te caen los dientes, puede que tu madre te pregunte: “¿Sangraste cuando se te cayeron los dientes?”. Si preguntas: “¿Qué pasará si fuera así?”, es posible que tu madre te diga que esto podría querer decir que morirá algún familiar o que podría ocurrir alguna otra desgracia. No conozco cuál podría ser el dicho concreto que hace referencia a esta cuestión; en una familia se dirá una cosa y en otra, algo distinto. Algunos podrían señalar que predice la muerte de un pariente cercano, como abuelos o padres, mientras que otros podrían indicar que significa la muerte de un amigo. En cualquier caso, por lo general, se considera negativo soñar con perder los dientes. Debido a que es algo malo que está relacionado con asuntos de la vida y la muerte, la gente se preocupa mucho por este tema. Siempre que alguien sueña con perder los dientes, se despierta muy inquieto, con la sensación subyacente de que está a punto de suceder una desgracia o algo malo, lo que hace que se sienta ansioso, temeroso y aterrado. Quiere librarse de estos sentimientos, pero no puede; quiere encontrar a otra persona para tratar de este asunto o para apaciguarlo, pero no hay manera de lograrlo. En pocas palabras, este sueño lo aprisiona. Y se preocupa aún más sobre todo cuando los dientes sangran. Después de tener este sueño, suele estar de mal humor muchos días, se siente intranquilo y no sabe cómo sobrellevar la situación. Es posible que esta situación no afecte a quienes no estén familiarizados con estas cosas, pero los que ya han adoptado ciertos pensamientos y puntos de vista, o han recibido de sus antepasados dichos más alarmantes y sensacionalistas relacionados con este asunto suelen preocuparse incluso más. Temen tener estos sueños y cuando se da el caso, recurren rápidamente a oraciones como: “Oh, Dios, protégeme, consuélame, dame fuerzas e impide que ocurran estas cosas. Si esto va por mis padres, mantenlos a salvo de cualquier accidente”. Estas actitudes están influenciadas claramente por sus pensamientos y puntos de vista o por dichos tradicionales. Por lo que respecta a la tradición, ciertas familias o personas podrían tener maneras especiales de atenuar estas situaciones, comer y beber determinados alimentos, recitar conjuros particulares o hacer cosas para resolver o evitar malos resultados. Estas prácticas existen sin duda alguna en las tradiciones populares, pero no ahondaremos en ese tema. De lo que sí vamos a hablar es de cómo abordar y entender la cuestión de los sueños. Soñar es un instinto humano en la carne o una parte del fenómeno de la supervivencia de la carne. En cualquier caso, es un hecho misterioso. Se suele decir: “El día tiene sus pensamientos, la noche, sus sueños”. No obstante, por lo general, la gente no piensa durante el día en cosas como perder los dientes, ni las concibe en sus deseos. Nadie quiere encontrarse con estas situaciones ni se obsesiona con ellas día y noche. Sin embargo, estos hechos suelen ocurrir cuando menos se lo espera uno. Por tanto, esto no tiene nada que ver con el dicho “El día tiene sus pensamientos, la noche, sus sueños”. No es algo que suceda porque pienses en ello. Independientemente de las interpretaciones de Freud en Occidente y del duque de Zhou en China, o de si los sueños se hacen finalmente realidad o no, en resumen, la cuestión de los sueños está relacionada con determinadas sensaciones inconscientes y ciertas conciencias en el cuerpo humano, y constituye una parte de sus misterios. Los científicos occidentales que estudian biología y neurociencia han investigado este tema y, en definitiva, no han logrado entender por completo los orígenes de los sueños humanos. No son capaces de descifrarlos; por tanto, ¿deberíamos intentar investigar al respecto? (No). ¿Por qué no deberíamos hacerlo? (Investigar estos asuntos no tiene ningún sentido y tampoco llegaremos a entenderlos). No es que no tenga sentido o que no llegaremos a entenderlos; es porque no están relacionados con la verdad, así de simple. ¿Qué puedes lograr si los estudias y los entiendes? ¿Guardan alguna relación con la verdad? (No). Solo es un fenómeno que se produce en el transcurso de la supervivencia del cuerpo y que ocurre frecuentemente en la vida de las personas. No obstante, la gente no sabe qué significa. Esto es una parte del misterio. No hace falta que se explore o se investigue, porque no está relacionado con la verdad ni pertenece a las sendas que la gente toma. Tanto si sueñas por la noche que pierdes los dientes como si no, tanto si sueñas que te das un gran banquete o te subes a una montaña rusa, ¿tiene algo que ver con cómo se desarrolla tu vida durante el día? (No). Si una noche sueñas que te peleas con alguien, ¿quiere decir que sin duda te enfrentarás a alguien durante el día? Si una noche tienes un sueño agradable y feliz, al despertarte de esa felicidad, ¿está garantizado que durante el día todo irá bien y según lo esperado? ¿Significa que durante el día puedes entender la verdad y encontrar los principios-verdad mientras hagas tus actividades? (No). Por tanto, soñar no tiene nada que ver con la verdad. No hace falta investigarlo. ¿Hay alguna relación entre soñar con perder los dientes y sangrar, y la muerte de un pariente cercano? (No). ¿Por qué siempre dices estas cosas tan ignorantes? ¿Acaso no vuelves a comportarte como un ignorante? Te falta perspicacia. El cuerpo humano es un misterio, y hay muchas cosas que no puedes explicar. ¿Puedes resolverlo todo con un simple “no”? En el pasado, los profetas y los elegidos por Dios también tuvieron sueños proféticos. Estos sueños tenían un significado. ¿Cómo te explicas que Dios utilizara los sueños para transmitir sus revelaciones a las personas? ¿Cómo entró Él en sus sueños? Son todos misterios. Dios también se sirvió de los sueños para indicarles ciertas cosas y esclarecer a las personas sobre determinados asuntos, permitiéndoles prever ciertos acontecimientos antes de que se produjeran. ¿Cómo explicas esto? ¿Ignoráis estas cosas? (Sí). Ahora bien, la cuestión no es que niegues sin pensar diversos fenómenos inexplicables que se producen en la vida cotidiana y están relacionados con misterios que no puedes descifrar, sino entenderlos y abordarlos correctamente. No se trata de negar constantemente estas cosas y de decir que no existen, que no son ciertas o que son imposibles, sino más bien de que las trates de la manera adecuada. ¿Qué quiere decir esto? No significa abordarlas bajo pensamientos y puntos de vista supersticiosos o extremos como la gente mundana, ni afrontarlas de la manera que lo hacen los ateos o los que carecen de fe. No es que tengas que llegar a estos dos extremos, sino que tomes la posición y el punto de vista correctos para considerar estas cosas que ocurren en la vida cotidiana; no la perspectiva de la gente mundana ni la de los no creyentes, sino la que un creyente en Dios debería tener. Por tanto, ¿desde qué óptica deberías contemplar estos asuntos? (Pase lo que pase, sométete a la soberanía y al arreglo de Dios, sin investigarlo). No deberías investigarlo, pero ¿deberías entenderlo de alguna manera? Supongamos que alguien dice: “Fulano soñó que se le caían los dientes y le sangraban; al cabo de unos días, me enteré de que su padre había muerto”. Si lo niegas inmediatamente y señalas: “¡Imposible! Eso es solo una superstición, una coincidencia. La superstición es creer en algo porque estás obsesionado con ello; si no lo estuvieras, eso no existiría”, ¿es esta una respuesta ridícula? (Sí). Así pues, ¿cómo deberías contemplar este tema? (Deberíamos reconocer que el cuerpo físico encierra muchos misterios y que es posible que el hecho de soñar que se caen los dientes y sangran indique que algo desagradable podría ocurrir. Pero independientemente de si sucede o no, deberíamos someternos a la soberanía y al arreglo de Dios). Acabáis de aprender algo sobre el tic ocular; por tanto, ¿cómo deberíais tratar la cuestión de soñar que se caen los dientes y sangran? Deberías decir: “Este asunto se escapa a nuestra comprensión. En la vida real, este fenómeno existe ciertamente. No podemos determinar si se hará realidad ni si augura que algo malo ocurrirá, pero las situaciones desfavorables como esta suceden verdaderamente en la vida real. Las cuestiones del reino espiritual trascienden nuestra comprensión, y no nos atrevemos a hacer afirmaciones al azar. Si tengo un sueño de este tipo, ¿cuál debería ser mi actitud? Al margen del sueño, no dejaré que me cohíba. Si este sueño se hace realidad de verdad como dice la gente, doy gracias a Dios por hacer que esté preparado mentalmente, por permitirme saber que tal cosa podría pasar. Nunca he pensado en si me afectaría el hecho de que un familiar o mis padres murieran: si me afligiría, si eso podría influir en el cumplimiento de mi deber, si me sentiría débil o me quejaría a Dios; nunca he pensado en nada de esto. Pero hoy, este suceso me ha permitido hacerme una idea del caso y darme cuenta de mi estatura real. Cuando pienso en la muerte de mis padres, esto me causa gran pesar; esa circunstancia me oprimiría y me deprimiría. De repente, me doy cuenta de que mi estatura todavía es muy pequeña. Mi corazón está poco entregado a Dios y tengo poca fe en Él. A partir de hoy, siento que debería dotarme de más verdad, someterme a Dios e impedir que estas cosas me coarten. No dejaré que me refrene el hecho de que un pariente cercano muera o se marche, en caso de que esto suceda. Estoy preparado y pido a Dios que me oriente y me haga más fuerte. Da igual lo que depare el futuro, no me arrepentiré de elegir cumplir mi deber ni dejaré de escoger esforzarme por Dios con todo el cuerpo y la mente. Persistiré y seguiré sometiéndome voluntariamente a las instrumentaciones y los arreglos de Dios igual que antes”. A partir de esta tesitura, deberías orar a menudo desde el corazón, buscar la orientación de Dios y pedirle que te haga más fuerte para que estos temas ya no te opriman. Tanto si un pariente cercano fuera a morir como si no, deberías preparar tu estatura para afrontar la situación y asegurarte de que no desfallecerás, no te quejarás a Dios ni cambiarás tu determinación y deseo de esforzarte por Él con todo el cuerpo y la mente cuando se produzca un acontecimiento de este tipo. ¿Acaso no es esta la actitud que deberías tener? (Sí). No deberías negar la existencia de cosas como soñar que se te caen los dientes ni dejarlas de lado o ignorarlas; desde luego, no deberías usar ningún método extraño o defensivo para abordarlas. En su lugar, deberías buscar la verdad y comparecer ante Dios aceptando Sus instrumentaciones; no hagas sacrificios inútiles ni tomes decisiones ridículas. Al enfrentarse a algo que no ha vivido anteriormente ni puede comprender, la gente ignorante y obstinada suele decir: “Eso no tiene fundamento alguno”, “No es nada”, “No existe” o “Solo es una superstición”. Algunas personas que creen en Dios incluso señalan: “Creo en Dios, no en fantasmas” o “Creo en Dios, no en Satanás. ¡Satanás no existe!”. Utilizan estos enunciados para demostrar su fe auténtica en Dios y dicen que creen en Dios, pero no en fantasmas, espíritus malvados, la posesión o incluso la existencia del reino espiritual. ¿Acaso no son simplemente no creyentes? (Sí). No aceptan los dichos de pensamientos tradicionales del mundo de los incrédulos ni explicaciones supersticiosas o hechos asociados a las supersticiones. No creer en estas cosas no significa que no existan. En estos momentos no se trata de pedirte que no creas en ellas ni que las evites o las niegues. La idea es más bien enseñarte a tener los pensamientos y puntos de vista correctos al enfrentarte a estas cuestiones para tomar las decisiones adecuadas y adoptar la actitud apropiada. Esta será tu verdadera estatura y en lo que deberías entrar. Por ejemplo, alguien sueña que se le cae el cabello. Esto también se considera algo desfavorable. Independientemente de las interpretaciones correspondientes o de los hechos acaecidos, en pocas palabras, las personas tienen explicaciones negativas para este tipo de sueño y creen que indica que sucederá algo malo o desafortunado. Excepto para los sueños corrientes que no implican cuestiones importantes, existen ciertas interpretaciones para esos sueños especiales, las cuales predicen determinados acontecimientos y suponen una manera de hacer adivinaciones, advertencias o predicciones que permite a la gente saber qué va a pasar en el futuro o le proporciona cierto conocimiento que le indica qué va a ocurrir, de modo que pueda prepararse mentalmente. Al margen de lo que pudiera suceder, no deberíais adoptar actitudes de evasión, rechazo, defensa o resistencia, ni siquiera utilizar métodos humanos para resolver estas situaciones. Al enfrentarte a ellas, deberíais comparecer ante Dios incluso con mayor disposición y pedirle que os guíe, de modo que al afrontar acontecimientos imperiosos podáis manteneros firmes en el testimonio y ajustar vuestra práctica a la voluntad de Dios, en lugar de rechazarla y resistirse a ella. Pedirte que practiques de esta manera no quiere decir que debas centrarte en estas cosas; es para enseñarte el tipo de actitud que deberías adoptar para afrontarlas cuando inevitablemente sucedan y la clase de enfoque que deberías utilizar para resolverlas. Esto es lo que deberías entender. Dime, se te ha pedido que no te centres en estas cuestiones, pero ¿acaso no ocurren en la vida cotidiana? (Sí). Si dices que no existen y después suceden, podrías considerar el asunto y decir: “¡Oh, no, tengo que creer esto, se hizo realidad de verdad!”. Sin una preparación previa y la actitud correcta, estas cosas te tomarán desprevenido cuando pasen, no estarás preparado de ninguna manera, no sabrás cómo orar a Dios o afrontar la situación ni tendrás una fe genuina en Él ni te someterás auténticamente a Él. Al final, solo sentirás miedo. Cuanto más temeroso llegues a ser, más perderás la presencia de Dios; cuando pierdes la presencia de Dios, solo podrás buscar ayuda en otras personas y pensarás en todos los métodos humanos imaginables para rehuir la situación. Cuando no puedas escapar, comenzarás a creer que ya no puedes confiar en Dios y que Él no es fiable; en su lugar, sentirás que puedes confiar en las personas. Las cosas seguirán deteriorándose; no solo dejarás de creer que son una superstición, sino que las considerarás como algo terrible, una situación fuera de tu control. Llegado ese punto, es posible decir: “No es de extrañar que los incrédulos y los que creen en el budismo y queman incienso para adorar a Buda vayan constantemente a los templos, quemen incienso, oren para recibir bendiciones, cumplan votos, sean vegetarianos y reciten escrituras budistas. ¡Resulta que todo esto realmente funciona!”. No solo carecerás de una sumisión genuina a Dios y de una fe auténtica en Él, sino que, en su lugar, comenzarás a tener miedo de los espíritus malvados y de Satanás. Después de eso, te sentirás obligado a obedecerlos en cierta manera y dirás: “No hay que meterse con estos espíritus malvados; no es bueno que no creas en ellos y debes andar con cuidado con ellos. No puedes decir lo que quieras a sus espaldas: hay tabús. ¡No se debe tratar a la ligera a estos espíritus malvados!”. De repente, te darás cuenta de que tras estos acontecimientos intervienen poderes que trascienden el mundo material y que no habías previsto. Cuando empieces a sentir estas cosas, tu corazón se llenará de miedo, querrás evitar a Dios y tu fe en Él disminuirá. Por tanto, deberías adoptar la actitud correcta respecto a asuntos como soñar que se caen los dientes o el cabello. Independientemente de las interpretaciones o predicciones concretas asociadas a estos hechos, cuando te ocurran, solo debes hacer lo siguiente: creer que todo está en manos de Dios y estar dispuesto a someterte a Sus instrumentaciones y arreglos; esta es la actitud que deberías adoptar al afrontar todas estas cuestiones. ¿Acaso no deberías tomar esta postura y dar este testimonio como alguien que sigue a Dios? (Sí). Cree que todas estas cosas pueden suceder y que todo está en manos de Dios: esta es la actitud que deberías mantener.
Algunas personas tienen tabús sobre ciertos números o días especiales. Por ejemplo, hacer una fortuna es muy importante para algunos que están metidos en negocios desde hace muchos años; por tanto, les gustan y valoran particularmente determinados números relacionados con el hecho de ganar una fortuna en los negocios y se abstienen de aquellos números que creen que traerán mala suerte a sus actividades. Por ejemplo, algunas personas prefieren especialmente el 6 y el 8, de modo que su tienda tiene el número 168 y se llama “Yi Lu Fa”, que significa enriquecerse sin cesar, y cuya pronunciación en mandarín es similar a los números 1, 6 y 8[a], que son números de la suerte en la cultura popular china. Por otro lado, en la tradición china se considera que el 4 y el 5 son malos, porque el 4 significa “muerte” y el 5 quiere decir “nada”, “carencia” o “vacío”, lo que implica que es posible no recuperar la inversión original ni ganar dinero. Incluso todos los números de las matrículas de algunos coches chinos son 6; si ves una fila de 6, prácticamente siempre se tratará de una persona china. ¿Quién sabe cuánta riqueza habrá acumulado esa persona con tantos 6? Una vez, en un aparcamiento, casi todas las plazas estaban ocupadas excepto una, la número 64. ¿Sabes por qué nadie aparcaba en ese sitio? (El 64 puede significar “muerte” y se considera que trae mala suerte). El 64 quiere decir “muerte en la carretera”. En ese momento, no sabía por qué nadie aparcaba ahí, pero después me enteré del caso a través de los incrédulos y lo entendí todo. El 6 suena como “carretera” y el 4 como “muerte”; así pues, el 64 suena como “muerte en la carretera” en mandarín y por eso la gente no aparcaba en ese lugar. Supongo que más adelante cambiaron probablemente el número de esa plaza por el 68, que suena como “enriquecerse sin cesar” en mandarín. La gente está tan obsesionada con el dinero que tiene una fijación absoluta por él. ¿Puede realmente un número cambiar algo? Los dichos del pueblo chino sobre estos números han influenciado incluso a los extranjeros. Cuando buscábamos una casa, un agente inmobiliario nos preguntó: “¿Tienen algún tabú sobre ciertos números? Por ejemplo, si el número de la casa es el 14, ¿sería algo malo por incluir el 4?”. Respondí: “Nunca había pensado en esto. No conocía este dicho”. El agente replicó: “Muchos chinos rechazan una casa porque su número incluye un 4”. Le dije: “No tenemos ningún tabú sobre los números. Solo tenemos en cuenta la posición, la ubicación, la iluminación, la ventilación, la estructura de la casa, la calidad y otras cosas por el estilo. No nos preocupamos de los números; no tenemos ningún tabú”. Por tanto, ¿crees que algo malo ocurrirá sin duda si los incrédulos tienen tabús sobre ciertos números? (No necesariamente). Por lo que respecta a los números, desconocemos cómo podría ser la situación en otros países al margen de China, como Corea del Sur, Japón, Filipinas o algunos países del sudeste asiático. En resumen, la cuestión de los números es distinta según el lugar. Por ejemplo, el número 6 no interesa en absoluto a los estadounidenses. A los occidentales no les gusta el 6 debido a un tipo de cultura religiosa, ya que el 6 mencionado en el Libro de las Revelaciones de la Biblia tiene connotaciones negativas. Tampoco les gusta el 13. En muchos ascensores no figura esa cifra porque se considera que trae mala suerte. Por otro lado, los chinos creen que el 6 y el 8 son números de la suerte. Así pues, ¿qué dicho se corresponde con la verdad? (Ninguno de ellos). ¿Os preocupáis por algún número concreto? ¿Tenéis vuestro propio número de la suerte? (No). De acuerdo, eso está bien. La gente del sur de China presta una atención especial a cosas como si un número es de la suerte o no, elegir la fecha adecuada para cualquier cosa que tenga que hacer y observar restricciones alimentarias durante las festividades; son particularmente especiales al respecto. Pero, desde luego, el asunto de los números no puede explicar nada. El hecho de que la gente evite ciertos números está relacionado en cierto modo con sus creencias, figuraciones, pensamientos y nociones. Todas estas cosas son ideas y puntos de vista ridículos. Si tu familia te los ha inculcado, deberías desprenderte de ellos y no creer en nada de eso. Estas ideas ni siquiera representan supersticiones; son aún más absurdas y constituyen los dichos ridículos y desatinados de quienes están obsesionados con el dinero.
Algunos dan mucha importancia a los signos del Zodiaco, un asunto que implica superstición. Hoy en día, incluso los occidentales hablan de los signos zodiacales, de modo que no pienses que solo los asiáticos están al caso de este tema. Los occidentales también conocen el conejo, el buey, la rata y el caballo. ¿Qué más? La serpiente, el dragón, el gallo y la oveja, ¿cierto? Por ejemplo, los antepasados y los padres transmiten la creencia de que la vida de la gente del signo de la oveja está condenada al fracaso. Si eres de ese signo, puede que pienses: “Mi vida está condenada al fracaso, siempre me pasan desgracias. No tengo una buena pareja, mis hijos son desobedientes y el trabajo no me va bien. Nunca me ascienden ni recibo bonificaciones. Siempre tengo mala suerte. Si tengo otro hijo, no será en el año de la oveja. Ya hay un miembro de la familia de ese signo, cuya vida ya está suficientemente condenada al fracaso; si tengo otro hijo que sea del signo de la oveja, ya seríamos dos. ¿Cómo podríamos vivir en esas condiciones?”. Consideras el asunto y piensas: “Sin duda, no puedo tener un hijo en el año de la oveja; así que, ¿en qué año debería intentarlo? ¿El del dragón? ¿La serpiente? ¿El tigre?”. Si hubieras nacido en el año del dragón, ¿significaría eso que eres realmente un dragón? ¿Puedes convertirte de verdad en un emperador? ¿Acaso no es eso una tontería? ¿Queréis tener estos signos del Zodiaco? Algunos dicen: “Los nacidos en los años del conejo y del gallo no se llevan bien entre sí. Yo soy conejo, de modo que debería evitar relacionarme con alguien que sea gallo. Nuestros signos del Zodiaco son incompatibles y nuestros destinos están enfrentados. Mis padres dicen que la gente como nosotros no es compatible para casarse y que no se llevará bien mutuamente. Es mejor tener un contacto mínimo con esas personas, no hablar ni interactuar con ellas. Nuestros destinos entran en conflicto y, si estamos juntos, no podré superarlo y mi vida se acortará, ¿verdad? Debo mantenerme alejado de esta gente”. Estos dichos influencian a este tipo de individuos. ¿Acaso no es eso ridículo? (Sí). En resumen, al margen de si tu destino entra en conflicto con el de alguien de un determinado signo del Zodiaco, ¿influirá realmente eso en tu destino? ¿Te afectará a la hora de recorrer la senda adecuada en la vida? (No). Algunos solo están dispuestos a trabajar, colaborar e incluso vivir con alguien que sea compatible con su signo del Zodiaco. De manera subconsciente, estos dichos que les han transmitido los padres o los antepasados en el fondo los afectan y ocupan un lugar concreto en su corazón. Ya ves, los orientales se preocupan por los signos del Zodiaco, mientras que los occidentales se interesan por los signos astrológicos. Ahora bien, los orientales que están al día con las fechas también han comenzado a hablar de los signos astrológicos, como Escorpio, Virgo, Sagitario, etcétera. Por ejemplo, una persona sagitario aprende cómo es su personalidad y que suele llevarse bien con gente de cierto signo astrológico. Cuando descubre que alguien tiene ese signo astrológico, está dispuesta a relacionarse con él, piensa que es genial y se forma una buena impresión de él. Las tradiciones del condicionamiento familiar también la han influenciado. Tanto si se trata de los signos del Zodiaco oriental o de la astrología occidental, si los enfrentamientos de destinos o la compatibilidad de signos existen realmente y si todo esto te influye de alguna manera, deberías entender qué punto de vista debes mantener al respecto. ¿Qué deberías comprender? La hora, la fecha, el mes y la década de nacimiento de una persona son factores relacionados con su destino. No importa lo que los adivinos o los interpretadores de los rasgos faciales digan sobre tu destino o tu signo astrológico, o si tu signo del Zodiaco es bueno o no; da igual la precisión con la que se expresen: ¿qué más da? ¿Qué explica todo esto? ¿Acaso no demuestra aún más que Dios ya ha arreglado tu destino? (Sí). Cómo será tu matrimonio, dónde vivirás, el tipo de personas que te rodearán, cuánta riqueza material tendrás en la vida, si serás rico o pobre, cuánto sufrimiento soportarás, cuántos hijos tendrás y cuál será tu fortuna económica: todo esto ya ha sido predeterminado. Tanto si te lo crees o no, si los adivinos calculan que todo esto te pasará o no, dará igual. ¿Es importante saber estas cosas? Algunos están particularmente ansiosos por conocerlas: “¿Cuál será mi suerte en el futuro? ¿Seré rico o pobre? ¿Conoceré a gente favorable? ¿Habrá personas cuyo destino entre en conflicto con el mío? ¿Me encontraré individuos incompatibles en mi vida? ¿A qué edad moriré? ¿Pereceré de enfermedad, cansancio, sed o hambre? ¿Cómo moriré? ¿Será doloroso o vergonzoso?”. ¿Es útil estar al caso de todo esto? (No). En resumen, por lo que respecta a este asunto, solo debes estar seguro de una cosa: Dios lo predetermina todo. Al margen de tu signo del Zodiaco o astrológico, o de la fecha y la hora de tu nacimiento, Dios ya lo ha determinado todo. Precisamente porque todo ha sido predeterminado, porque Él ya dispuso antes de que nacieras la prosperidad y la riqueza que tendrás en la vida, así como el entorno en el que vivirás, no es necesario que abordes estos temas con superstición, desde la perspectiva de la gente mundana adoptando ciertos métodos para eludir los momentos desafortunados o tomando determinadas medidas para conservar y mantener los momentos afortunados. No deberías tratar el destino de esta manera. Por ejemplo, si estás destinado a contraer una enfermedad grave a cierta edad y los interpretadores de los rasgos faciales te lo indican sobre la base de tu signo astrológico o del Zodiaco, o de tu hora de nacimiento, ¿qué harás entonces? ¿Tendrás miedo? ¿O intentarás encontrar una manera de resolver el asunto? (Deja que la naturaleza haga su curso y sométete a la instrumentación de Dios). Esta es la actitud que la gente debería adoptar. Independientemente de lo que haya o no haya en tu destino, Él ya lo ha predeterminado todo. Tanto si te gusta o no, si estás dispuesto a aceptarlo o no, si tienes la capacidad de afrontarlo o no, en cualquier caso, Dios ya ha predeterminado todo esto. La actitud que deberías mantener es la de aceptar estos hechos como ser creado. Tanto si han ocurrido o no, si estás dispuesto a afrontarlos o no, deberías aceptarlos y abordarlos como ser creado, en lugar de esforzarte, de buscar consejo de terceros respecto a cosas como la astrología, los signos del Zodiaco o la interpretación de los rasgos faciales o de intentar encontrar diversos recursos para saber qué ocurrirá en tu futuro y evitarlo tan pronto como sea posible. Es erróneo tratar el destino y la vida que Dios ha arreglado para ti con una actitud como esta. Los padres de algunos les procuran un adivino, quien les dice: “Según tu signo astrológico, así como tu signo del Zodiaco chino y tu hora de nacimiento, no puede haber fuego en tu vida”. Después de escuchar esto, lo recuerdan y creen en ello; más adelante se convierte en un tabú normal en su vida cotidiana. Por ejemplo, si el nombre de alguien contiene el carácter de “fuego”, no se relacionarán con esa persona; y en caso de que lo hagan, no se le acercarán ni tendrán un contacto cercano con ella. Tendrán miedo de esto y lo evitarán. Por ejemplo, si alguien se llama “Li Can”, reflexionarán sobre la cuestión y pensarán: “El carácter ‘Can’ contiene un radical de ‘fuego’ y uno de ‘montaña’; eso es malo, lleva el radical de ‘fuego’, de modo que no puedo interactuar con esa persona; debo mantenerme alejado”. Tendrán miedo de relacionarse con ese individuo. Mientras puedan, evitarán utilizar el horno de la cocina en casa, no participarán en comidas a la luz de las velas, no asistirán a celebraciones con hogueras ni visitarán casas que tengan chimenea, ya que todas estas situaciones implican la presencia del fuego. Si quieren ir de viaje y se enteran de que en cierto lugar hay un volcán, no irán allí. Cuando van a algún sitio para difundir el evangelio, deben preguntar el nombre y los apellidos de la persona con quien comparten el evangelio y asegurarse de que su nombre no contenga el carácter de “fuego”, pero si el sujeto es un herrero que funde hierro en casa, sin duda no acudirán a su domicilio. Aunque creen en su conciencia que todo está en manos de Dios y saben que no deberían tener miedo, en cuanto se encuentran con estos temas tabú, comienzan a preocuparse y a sentirse temerosos sin atreverse a infringir el tabú. Siempre temen que ocurran accidentes y desgracias que no serían capaces de soportar. No tienen una fe verdadera en Dios. Pueden ser obedientes, resistir las adversidades y pagar el precio correspondiente en otros aspectos, pero esta cuestión es lo único que no pueden tolerar. Por ejemplo, si alguien les dice: “Nunca en la vida puedes cruzar un puente. Si lo haces, tendrás un accidente. Si pasas por más de uno, eso será aún más peligroso y pondrás tu vida en riesgo”, recordarán estas palabras y, después, tanto si van al trabajo, a encontrarse con amigos o incluso a una reunión, evitarán los puentes y darán un rodeo, porque temen que pudieran infringir el tabú. No creen que morirán necesariamente por ello, pero los preocupa este asunto. De vez en cuando, no tienen más remedio que cruzar un puente y, después de hacerlo, dicen: “Creo que todo está en manos de Dios. Si Él no me permite morir, no moriré”. Sin embargo, este dicho sigue angustiándolos en el corazón y no se lo pueden sacar de encima. Algunos dicen que el agua va en contra de su destino, de modo que evitar pasar cerca de torrentes o pozos. Había una hermana que tenía una piscina en su patio, de manera que nadie iba a su domicilio para hacer reuniones, y cuando cambiaron de anfitrión a otro que tenía una pecera en casa, la gente tampoco iba ahí, ya que nadie quería ir a ningún lugar donde hubiera agua y ni siquiera tocarla, ya fuera corriente o estuviera estancada. En la vida cotidiana, la cultura tradicional y la superstición intervienen en estos dichos absurdos del condicionamiento familiar. En cierto modo, estos dichos afectan a los puntos de vista de las personas sobre ciertos temas e influyen en sus costumbres o estilos de vida diarios. Hasta cierto punto, este hecho encadena sus pensamientos y controla sus principios y métodos correctos para actuar.
Nota al pie:
a. El texto original no contiene la frase “significa enriquecerse sin cesar, y cuya pronunciación en mandarín es similar a los números 1, 6 y 8”.
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