Cómo buscar la verdad (2) Parte 3

Todo el mundo tiene que pasar por muchos reveses y fracasos en la vida. ¿Quién tiene una vida que solo está llena de satisfacción? ¿Quién no experimenta nunca fracasos o reveses? Cuando a veces las cosas no te van bien, o te encuentras con reveses y fracasos, eso no es mala suerte, es lo que debes experimentar. Es igual que la comida, tienes que comer tanto lo agrio, como lo dulce, lo amargo y lo picante. Las personas no pueden pasar sin sal y han de comer comidas saladas, pero si consumes demasiada sal, te dañarás los riñones. Has de comer algunas comidas agrias en ciertas estaciones, pero no conviene comer demasiadas, ya que no es bueno para los dientes o el estómago. Todo se debe consumir con moderación. Tomas comidas agrias, saladas y dulces, y también tienes que comer cosas amargas. Las comidas amargas son buenas para algunos órganos internos, así que se deben consumir un poco. La vida de una persona es lo mismo. La mayoría de las personas, acontecimientos y cosas con los que te cruzas en cualquier etapa de tu vida no serán de tu agrado. ¿Por qué es esto? Porque las personas buscan cosas diferentes. Si buscas fama y fortuna, estatus y riqueza, ser superior a los demás y lograr un gran éxito, cosas de ese tipo, el 99 por ciento de ellas no será de tu agrado. Es como dice la gente: todo es mala suerte e infortunio. Sin embargo, si renuncias a la idea de la suerte que tienes o que no tienes, y tratas las cosas con calma y corrección, te darás cuenta de que la mayoría de las cosas no son tan desfavorables o difíciles de afrontar. Cuando te desprendes de tus ambiciones y deseos, cuando paras de rechazar o evitar cualquier infortunio que recae sobre ti, y dejas de evaluar tales cosas según la suerte que tengas o que te falte, muchas de las cosas que solías percibir como desafortunadas y malas, ahora pensarás que son buenas; las cosas malas se tornarán en buenas. Tu mentalidad y la manera que tienes de ver las cosas cambiarán, lo cual te permitirá tener una sensación distinta sobre tus experiencias de vida, y al mismo tiempo cosechar recompensas diferentes. Esta es una experiencia extraordinaria, que te acarreará recompensas inimaginables. Es algo bueno, no es malo. Por ejemplo, algunos individuos siempre logran el reconocimiento, los ascensos, siempre reciben elogios y ánimos, a menudo se ganan la aprobación de sus hermanos y hermanas y todos los miran con envidia. ¿Es eso algo bueno? La mayoría de la gente cree que estas cosas ocurren porque tales individuos tienen la suerte de su lado. Dicen: “Mira, ese tipo tiene buen calibre, nació con suerte y le ha ido bien en la vida; consigue las buenas oportunidades y se gana los ascensos. Es que tiene mucha suerte”. Son increíblemente envidiosos. Y sin embargo, al final, ese individuo acaba destituido a los pocos años y se convierte en un creyente corriente. Llora a causa de ello e intenta ahorcarse, y al cabo de unos pocos días acaba expulsado. ¿Es eso buena suerte? Si lo miras de ese modo, es tremendamente desafortunado. Pero ¿se trata en realidad de un caso de mala suerte? (No). De hecho, no es que tuviera mala suerte, es que no siguió la senda correcta. Como no siguió la senda correcta, cuando le sucedieron cosas que la gente percibe como “suerte”, se convirtieron en una tentación, una trampa y un catalizador que aceleró su destrucción. ¿Es eso algo bueno? Siempre aspiraba al ascenso, a ser superior a los demás, a ser el centro de atención, y que todo saliera bien y como él quería, pero ¿qué pasó al final? ¿Acaso no fue descartado? Ese es el resultado de que la gente no siga la senda correcta. Buscar la buena suerte no es en sí mismo la senda correcta. Las personas que buscan la suerte ciertamente rechazan y evitan todas las cosas malas, todas las cosas que tienden a considerar como indeseables, las que no se conforman a sus estados de ánimo e intereses de la carne. Temen, evitan y rechazan que ocurran estas cosas. Cuando suceden, las califican de “mala suerte”. ¿Pueden buscar la verdad cuando piensan que tienen mala suerte? (No). ¿Crees que las personas que no pueden buscar la verdad y que siempre piensan que tienen mala suerte pueden seguir la senda correcta? (No). Desde luego que no. Por tanto, las personas que siempre buscan la suerte, que siempre se centran solo en ella y la contemplan, son las que no siguen la senda correcta. Tales personas no se ocupan de los deberes que les corresponden ni siguen la senda correcta, por lo que no paran de hundirse en la depresión. Es culpa suya y se lo merecen. Es por seguir la senda equivocada. Merecen sumirse en la depresión. ¿Es fácil salir de ella? En realidad, es fácil. Basta con desprenderse de las perspectivas erróneas, no esperar que todo vaya bien, exactamente como uno quiere o sin problemas. No temas, no te resistas ni rechaces las cosas que salen mal. Al contrario, despréndete de tu resistencia, cálmate y preséntate ante Dios con una actitud de obediencia, y acepta todo lo que Dios disponga. No busques lo que se llama “buena suerte”, y no rechaces la denominada “mala suerte”. Entrega tu corazón y todo tu ser a Dios, deja que Él actúe y orqueste, y sométete a Sus instrumentaciones y arreglos. Dios te dará lo que necesites y cuando lo necesites en su justa medida. Él orquestará los entornos, las personas, los acontecimientos y las cosas que requieras, de acuerdo con tus necesidades y carencias, para que puedas aprender las lecciones que debes de las personas, los acontecimientos y las cosas con los que te cruces. Por supuesto, la condición previa para todo esto es que tengas una mentalidad de obediencia hacia las instrumentaciones y arreglos de Dios. Por tanto, no busques la perfección; no rechaces ni tengas miedo de que ocurran cosas no deseadas, embarazosas o desfavorables; y no utilices tu depresión para resistirte en tu interior a que ocurran cosas malas. Por ejemplo, si a un cantante le duele un día la garganta y no actúa bien, piensa: “¡Qué mala suerte tengo! ¿Por qué Dios no me cuida la voz? Suelo cantar muy bien cuando estoy solo, pero hoy me ha dado vergüenza cantar delante de todo el mundo. No he conseguido afinar y no he podido captar el tempo. He hecho el ridículo”. Ponerte en ridículo es bueno. Te ayuda a ver tus propias deficiencias y tu amor por la vanidad. Te ayuda a ver dónde están tus problemas y a comprender claramente que no eres una persona perfecta. No hay personas perfectas, y hacer el ridículo es muy normal. Todas las personas pasan por momentos en los que hacen el ridículo o se sienten avergonzadas. Todo el mundo fracasa, sufre reveses y tiene debilidades. Hacer el ridículo no es malo. Si haces el ridículo pero no te sientes avergonzado ni deprimido en lo profundo de tu ser, eso no significa que seas insensible; quiere decir que no te importa que hacer el ridículo afecte a tu reputación y que tu vanidad ha dejado de ocupar tus pensamientos. Significa que has madurado en tu humanidad. Esto es maravilloso. ¿Acaso no es bueno? Lo es. No creas que has actuado mal o que tienes mala suerte, y no le busques causas objetivas. Es normal. Es posible que hagas el ridículo, que los demás hagan el ridículo, que todo el mundo lo haga… al final descubres que todo el mundo es igual, que todos son personas corrientes, que todos son mortales, que nadie es más ni mejor que nadie. Todo el mundo hace el ridículo alguna vez, así que nadie debería reírse de los demás. Una vez que hayas experimentado numerosos fracasos, tu humanidad madurará poco a poco, de modo que cuando vuelvas a encontrarte con estas cosas, ya no te verás limitado y no afectarán al cumplimiento normal de tu deber. Tu humanidad será normal, y cuando tu humanidad sea normal, tu razón también lo será.

Estas personas que disfrutan de buscar la suerte son las que buscan la buena fortuna en esta vida, que llevan las cosas hasta los extremos. Lo que estas personas buscan es equivocado y deberían desprenderse de ello. Acabamos de comunicar sobre cómo manejar y adoptar el enfoque adecuado hacia estas cosas indeseables, ¿lo entendéis ahora? ¿Cómo hemos comunicado sobre esto? (Las personas deben someterse a todo lo que Dios orqueste. No deben buscar convertirse en perfectas, ni deben temer nada que las haga sentir avergonzadas ni temer que les pase nada desfavorable, y no deben usar su emoción de depresión para resistirse a estas cosas cuando ocurren). Tranquiliza tu mente y afróntalo todo con la mentalidad adecuada. Cuando te ocurran cosas malas, debes seguir la senda correcta para abordarlas y resolverlas, y aunque no las manejes bien, no debes hundirte en la depresión. Si fracasas, puedes volver a intentarlo; en el peor de los casos, el fracaso es una lección, e incluso si fracasas, sigue siendo mejor que sentirse reacio, resistirse, rechazar y huir. Así que, pase lo que pase o lo que debas afrontar en el futuro, nunca debes rechazarlo ni tratar de escapar de ello, y mucho menos medirlo desde la perspectiva de que tu suerte sea buena o mala. Puesto que afirmas que todo está orquestado por la mano de Dios, no deberías evaluar todas estas cosas desde el punto de vista y la mentalidad de que tu suerte sea buena o mala, y mucho menos rechazar las cosas malas que suceden. Por supuesto, tampoco deberías abordar estas cosas con la emoción de la depresión. Más bien, deberías adoptar una actitud proactiva y un estado de ánimo positivo para afrontar y abordar estas cosas, y ver qué lecciones hay que aprender y qué comprensión deberías extraer de ellas; esto es lo que deberías hacer. ¿No serán entonces correctos tus pensamientos y puntos de vista? (Sí). Y cuando te enfrentes de nuevo a que ocurran cosas malas o desafortunadas, podrás abordarlas de acuerdo con las palabras de Dios, tendrás los pensamientos y puntos de vista correctos y, de este modo, tu humanidad y tu razón se normalizarán. Cuando lo consideras así, ¿acaso no es muy importante tener el punto de vista correcto? ¿No es de vital importancia comprender claramente la cuestión del destino según las palabras de Dios? (Sí). Ahora que casi hemos terminado de comunicar sobre este dicho de que la suerte es buena o mala, ¿lo entendéis ahora? (Sí). Si podéis entender claramente la esencia de este tipo de problema, entonces tendréis el punto de vista correcto sobre la cuestión del destino.

También existe otra causa para que la gente se hunda en la emoción de la depresión, que es que a la gente le ocurren algunas cosas concretas antes de llegar a la mayoría de edad o después de convertirse en adultos, es decir, cometen algunas transgresiones o hacen algunas cosas idiotas, necias e ignorantes. Se hunden en la depresión debido a estas transgresiones, debido a estas cosas idiotas e ignorantes que han hecho. Este tipo de depresión es una condena a uno mismo, y también es una especie de determinación del tipo de persona que son. Sin duda, este tipo de transgresión no es simplemente insultar o hablar un poco mal de alguien a sus espaldas, o cualquier cosa así de insignificante, sino que es algo que concierne a la vergüenza, a la propia personalidad y dignidad, e incluso a la ley. Al recordar continuamente el suceso, la emoción de la depresión se va acumulando poco a poco en lo más profundo de su corazón, hasta llegar al presente. ¿Cuáles son esas transgresiones? Como acabo de decir, se trata de cosas ignorantes, idiotas y necias que la gente ha hecho de niños o de adultos. ¿Sabéis qué se incluye en estas cosas? Las cosas idiotas, necias e ignorantes que perjudican a los demás, pero os benefician a vosotros, cosas de las que es difícil hablar y cosas de las que os avergonzáis. Puede tratarse de algo sucio, despreciable, obsceno o indecente, lo cual os hace hundiros en esta emoción de la depresión. Esta depresión no es un simple tipo de reproche a uno mismo, sino más bien una condena. ¿Se os ocurre qué podría incluirse en este ámbito que he descrito? Dadme un ejemplo. (La promiscuidad). La promiscuidad sirve, sí. Por ejemplo, algunas personas han traicionado a su marido o a su mujer de pensamiento o de obra; han cometido adulterio y se han dedicado a la promiscuidad, pero siguen sin renunciar a ella y siempre están pensando con quién quieren cometer adulterio. Algunas personas han estafado dinero a otras, quizá incluso grandes sumas; otras han robado cosas que no les pertenecían; y algunas han inculpado o se han vengado de otras. Varias de estas cosas rozan la ilegalidad, mientras que otras incumplen la ley; otras pueden bordear los límites morales, mientras que otras pueden ir en contra de la ética de la humanidad normal. Estas cosas están enterradas en lo más profundo de la memoria de las personas y les vienen a la mente de vez en cuando. Cuando te encuentras solo, cuando no puedes dormir en plena noche, te resulta imposible evitar pensar en estas cosas. Pasan ante tus ojos como una película, escena tras escena, y no puedes borrarlas ni sacudírtelas de encima. Cada vez que piensas en ellas, te deprimes, te arde la cara, se te estremece el corazón, te sientes avergonzado y tu espíritu se llena de inquietud. Aunque crees en Dios, sigues sintiendo como si esas cosas que has hecho hubieran sucedido ayer mismo. No puedes huir ni esconderte de ellas y no tienes ni idea de cómo dejarlas atrás. Aunque solo unos pocos sepan lo que has hecho, o tal vez no lo sepa nadie, sientes una ligera sensación de inquietud en el corazón. De esta inquietud surge la depresión, y esta te hace sentir incriminado mientras sigues a Dios y cumples con tu deber. No puedes estar seguro de si este sentimiento de incriminación proviene de tu propia conciencia, de la ley o de tu sentido de la moral y la ética. En cualquier caso, las personas que han hecho estas cosas a menudo se sienten incómodas sin darse cuenta, cuando ocurre algo en particular o en algunos entornos y contextos determinados. Este sentimiento de malestar les hace caer, sin saberlo, en una profunda depresión, y quedan atados y restringidos por ella. Cada vez que escuchan un sermón o una comunicación sobre la verdad, esta depresión se cuela lentamente en su mente y en lo más profundo de su corazón, y se reprenden a sí mismos, preguntándose: “¿Puedo hacerlo? ¿Soy capaz de buscar la verdad? ¿Soy capaz de alcanzar la salvación? ¿Qué clase de persona soy? Antes hacía eso, antes era esa clase de persona. ¿Ya no hay salvación posible para mí? ¿Me salvará Dios?”. A veces, algunas personas pueden desprenderse de su emoción de depresión y dejarla atrás. Toman su sinceridad y toda la energía que pueden reunir y las aplican al cumplimiento de su deber, sus obligaciones y sus responsabilidades, e incluso pueden dedicar todo su corazón y su mente a buscar la verdad y contemplar las palabras de Dios, y a volcar sus esfuerzos en ellas. Sin embargo, en el momento en que se presenta alguna situación o circunstancia especial, la emoción de la depresión se apodera de ellos una vez más y les hace sentirse incriminados de nuevo en lo profundo de su corazón. Piensan para sus adentros: “Ya hiciste eso antes, y eras de esa clase de persona. ¿Puedes alcanzar la salvación? ¿Tiene sentido practicar la verdad? ¿Qué piensa Dios de lo que has hecho? ¿Te perdonará por haberlo hecho? ¿Pagar el precio ahora de esta manera puede compensar esa transgresión?”. A menudo se reprochan a sí mismos y se sienten incriminados en lo más profundo de su ser, y siempre están dudando, siempre acribillándose a preguntas. Nunca pueden dejar atrás esta emoción de depresión ni desprenderse de ella, y tienen una perpetua sensación de malestar por esa cosa vergonzosa que hicieron. Así que, a pesar de haber creído en Dios durante tantos años, es como si nunca hubieran escuchado nada de lo que Dios ha dicho ni lo hubieran entendido. Es como si no supieran si alcanzar la salvación tiene algo que ver con ellos, si pueden ser absueltos y redimidos, o si están cualificados para recibir el juicio y el castigo de Dios y Su salvación. No tienen ni idea de todas estas cosas. Como no reciben ninguna respuesta, y tampoco ningún veredicto exacto, se sienten constantemente deprimidos en lo más profundo de su ser. En el fondo de su corazón, recuerdan una y otra vez lo que hicieron, lo repiten en su mente sin cesar, rememorando cómo empezó todo y cómo terminó, reviviéndolo todo de principio a fin. Con independencia de cómo lo recuerden, siempre se sienten pecadores, y por eso se encuentran constantemente deprimidos por este asunto a lo largo de los años. Incluso cuando cumplen con su deber, aunque se estén encargando de un determinado trabajo, les sigue pareciendo que no tienen esperanzas de salvarse. Por tanto, nunca afrontan de lleno la cuestión de buscar la verdad y considerarla algo muy correcto e importante. Creen que el error que han cometido o lo que han hecho en el pasado está mal visto por la mayoría de la gente, o que es posible que los condenen y desprecien, o incluso que Dios los condene. No importa en qué etapa se encuentre la obra de Dios o cuántas declaraciones Él haya hecho, nunca afrontan el asunto de buscar la verdad de la manera correcta. ¿A qué se debe esto? No tienen el coraje de dejar atrás su depresión. Esta es la conclusión que este tipo de personas saca de haber experimentado este tipo de cosas, y debido a que no se trata de la conclusión correcta, son incapaces de dejar atrás su depresión.

Con toda seguridad, hay muchas personas que han cometido alguna que otra transgresión, ya sea grande o pequeña, pero lo más probable es que sean muy pocas las que hayan cometido transgresiones graves, del tipo que traspasa los límites morales. No vamos a hablar aquí de aquellos que han cometido varias otras transgresiones, solo hablaremos de lo que deben hacer aquellos que han cometido transgresiones graves y del tipo que traspasa los límites morales y éticos. En cuanto a los que han cometido graves transgresiones, y con eso me refiero a las que traspasan los límites morales, esto no implica ofender el carácter de Dios y vulnerar Sus decretos administrativos. ¿Lo entendéis? No hablo sobre transgresiones que ofenden el carácter de Dios, Su esencia o Su identidad y estatus, y tampoco me refiero a transgresiones que blasfeman contra Él. A lo que me refiero es a transgresiones que traspasan los límites morales. Hay también algo que decir sobre cómo estas personas que han cometido transgresiones semejantes pueden resolver su emoción de depresión. Hay dos sendas que pueden tomar, y es una cuestión simple. Primero, si en tu corazón sientes que puedes desprenderte de eso que hiciste, o tienes la oportunidad de disculparte ante la otra persona y compensarla, entonces acude a compensarla y disculparte, y a tu espíritu regresarán sentimientos de paz y tranquilidad. Si no cuentas con la oportunidad de hacer eso, si no es posible, si de verdad llegas a conocer tu propio problema en el fondo de tu corazón, si te das cuenta de lo grave que es esto que has hecho y sientes verdaderos remordimientos, entonces debes acudir ante Dios para confesarte y arrepentirte. Cuando piensas en lo que has hecho y te sientes incriminado, ese es el momento preciso en el que debes acudir ante Dios para confesarte y arrepentirte, y debes manifestar tu sinceridad y verdaderos sentimientos para recibir la absolución y el perdón de Dios. ¿Y cómo puede Él absolverte y perdonarte? Eso depende de tu corazón. Si tu confesión es sincera, reconoces realmente tu error y tu problema, y ya sea una transgresión o un pecado lo que hayas cometido, adoptas una actitud de sincera confesión, sientes un odio sincero hacia lo que has hecho, y de verdad te transformas, de modo que ya no volverás a realizar nunca ese mal, entonces, un día, recibirás la absolución y el perdón de Dios. Es decir, Él ya no determinará tu fin con base en las cosas ignorantes, necias e impuras que hayas hecho antes. Cuando alcances este nivel, Dios se olvidará por completo del asunto; serás igual que las demás personas normales, sin la menor diferencia. Sin embargo, la premisa para esto es que debes ser sincero y tener una sincera actitud de arrepentimiento, como David. ¿Cuántas lágrimas lloró David por la transgresión que había cometido? Innumerables. ¿Cuántas veces lloró? Incontables. Las lágrimas que lloró pueden describirse con estas palabras: “Todas las noches inundo de llanto mi lecho”. No sé lo grave que es tu transgresión. Si es realmente grave, es posible que tengas que llorar hasta que tu cama flote en el agua de tus lágrimas; es posible que tengas que confesarte y arrepentirte hasta ese nivel para poder recibir el perdón de Dios. Si no lo haces, me temo que tu transgresión se convertirá en un pecado a ojos de Dios, y no serás absuelto de ella. Entonces te hallarías en problemas y carecería de sentido decir nada más sobre esto. Por tanto, el primer paso para recibir la absolución y el perdón de Dios es que seas sincero y tomes medidas prácticas para confesarte y arrepentirte de verdad. Hay quienes preguntan: “¿Tengo que contárselo a todo el mundo?”. No es necesario; simplemente ve a orarle a Dios por tu cuenta. Siempre que te sientas inquieto e incriminado en tu corazón, debes presentarte inmediatamente ante Dios para orar y recibir Su perdón. Algunos se preguntan: “¿Cuánto tengo que orar para saber que Dios me ha perdonado?”. Cuando ya no te sientas incriminado por este asunto, cuando ya no caigas en la depresión a causa de ello, entonces habrás obtenido resultados, y eso demostrará que Dios te ha absuelto. Cuando nadie, ningún poder, ninguna fuerza exterior pueda perturbarte, y cuando no estés bajo la influencia de ninguna persona, acontecimiento o cosa, entonces habrás logrado resultados. Este es el primer paso que debes dar. El segundo paso es que, a la vez que le suplicas a Dios sin cesar que te absuelva, debes buscar activamente los principios que debes seguir al cumplir con tu deber: solo así serás capaz de desempeñarlo adecuadamente. Por supuesto, esta es también una acción práctica, una expresión y una actitud prácticas que compensan tu transgresión, y que demuestran que estás arrepentido y que has cambiado; esto es algo que debes hacer. ¿Hasta qué punto cumples con tu deber, con la comisión que Dios te ha encargado? ¿Lo afrontas con una actitud depresiva, o con los principios que Dios te exige que sigas? ¿Ofreces tu lealtad? ¿En qué se basa Dios para absolverte? ¿Has expresado algún arrepentimiento? ¿Qué le estás demostrando a Dios? Si deseas recibir la absolución de Dios, primero has de ser sincero: por un lado, debes tener una sincera actitud de confesión y, por otro, debes ser sincero y cumplir bien con tu deber; de lo contrario, no hay nada de qué hablar. Si puedes hacer estas dos cosas, si puedes conmover a Dios con tu sinceridad y buena fe, y hacer que Él te absuelva de tus pecados, entonces serás como los demás. Dios te contemplará de la misma manera que a las demás personas, te tratará igual que al resto, y te juzgará y castigará, te probará y refinará igual que a los demás; no te tratará de manera diferente. De este modo, no solo tendrás la determinación y el deseo de buscar la verdad, sino que Dios también te esclarecerá, te guiará y te proveerá de la misma manera en tu búsqueda de la verdad. Por supuesto, ya que ahora tienes un deseo sincero y auténtico y una actitud honesta, Dios no te tratará de manera diferente a los demás y, al igual que el resto, tendrás la oportunidad de alcanzar la salvación. Lo entiendes, ¿verdad? (Sí). Haber cometido una transgresión grave es un caso especial. No podemos decir que no da miedo; es un problema muy serio. No es lo mismo que un carácter corrupto ordinario o que alguien que tiene algunos pensamientos y puntos de vista incorrectos. Es algo que ha sucedido realmente, que se ha convertido en un hecho, y que acarrea graves consecuencias. Por eso debe tratarse de manera especial. Sin embargo, tanto si se trata de una manera especial como de una normal, siempre hay un camino a seguir y una forma de resolverlo, y esto depende de si puedes practicar de acuerdo con las formas y métodos que te digo y hacia los que te guío. Si realmente practicas de esta manera, tus esperanzas de alcanzar la salvación acabarán siendo las mismas que las de otras personas. Por supuesto, todo esto no se resuelve solo para que la gente pueda dejar atrás su emoción de depresión. El objetivo final es que, al resolver su emoción de depresión, puedan adoptar el enfoque correcto ante todas estas cosas dentro del ámbito de la conciencia y la razón de la humanidad normal cuando se encuentren con personas, acontecimientos y cosas. No deben irse a los extremos ni ser obstinados; deben profundizar en la búsqueda de la voluntad de Dios y la búsqueda de la verdad, cumplir con las responsabilidades y deberes que se supone que debe cumplir un ser creado, hasta que finalmente puedan contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar en todo de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio. Una vez que las personas hayan entrado en esta realidad, se irán acercando poco a poco a la senda de la salvación y, de este modo, tendrán la esperanza de alcanzarla. ¿Te ha quedado clara la senda para resolver la emoción de la depresión que surge de las transgresiones graves? (Sí).

¿Es la emoción de la depresión un problema difícil de resolver? Creo que es muy difícil, ya que está relacionado con cosas importantes de la vida, con la senda que la gente toma en su fe en Dios, si pueden lograr la salvación en el futuro o si toda su fe será en vano; se trata de un tema importante. En apariencia, lo que se revela es una emoción, cuando de hecho existen razones para el surgimiento de dicha emoción. Hoy he comunicado con claridad sobre estas razones. Ahora he aportado un camino a seguir para resolver el problema de estas causas, entonces, ¿acaso no puede resolverse ahora fácilmente la emoción de la depresión? (Sí). En teoría se ha resuelto. Al tener un entendimiento doctrinal, comparando luego esta doctrina con lo que has hecho en el pasado, usándola como base para resolver poco a poco tus dificultades en la vida, en tu pensamiento, y siguiendo esta senda de un modo consistente, puedes emprender gradualmente la senda en busca de la verdad. ¿Qué te parece esta forma de resolver el problema? (Es buena). La gente debe resolverlo así. Si no lo hacen, entonces se verán fuertemente atados por los complejos problemas que albergan en su interior: los problemas en su pensamiento, en su corazón, sus problemas mentales, así como sus actitudes corruptas. Acaban atados y atrapados de esta manera, sufren y se sienten agotados todo el tiempo, no saben si reír o llorar, y nunca encuentran una salida. Cuando hayas terminado de escuchar la comunicación de hoy, puedes reflexionar sobre ella detenidamente y llegar a tener una comprensión doctrinal de esta. Luego, mediante tus experiencias prácticas y personales en tu vida diaria, podrás resurgir poco a poco de estas emociones negativas y de los diversos estados de tus actitudes corruptas. Una vez que las hayas dejado atrás, no solo estarás verdaderamente liberado y serás libre, y no solo habrás entrado en la realidad verdad, sino que, lo que es más importante, habrás comprendido y obtenido la verdad, y podrás vivir la realidad verdad. Entonces serás de gran utilidad y vivirás una vida valiosa. ¿Deseáis vivir así? (Sí). La mayoría de las personas desean comprender la verdad y entrar en la realidad verdad, y no quieren pasar sus vidas en las emociones negativas de la carne, en los deseos lujuriosos de esta, en las tendencias mundanas y las actitudes corruptas; esa clase de vida es demasiado dura y agotadora. ¿Tendrá vuestra vida un buen desenlace si vivís según estas actitudes corruptas y emociones negativas? Vivir en estas emociones negativas es vivir bajo el poder de Satanás. Es como vivir en una picadora de carne; tarde o temprano acabaréis triturados, y resulta difícil encontrar una salida. Sin embargo, si puedes aceptar la verdad, entonces te quedan esperanzas de dejar atrás la confusión y el dolor, y serás capaz de escapar del sufrimiento que proviene de estar enredado y confundido por las emociones negativas.

Mi plan original era comunicar hoy sobre más de un tema, pero he acabado comunicando sobre la depresión durante bastante tiempo. Hay mucho que decir sobre cualquier asunto, nada se puede explicar claramente en unas pocas palabras. Hable de lo que hable, no puedo solo explicar la doctrina de un asunto y darlo por terminado. Cualquier cuestión implica muchos aspectos de la verdad y la realidad; involucra los pensamientos y puntos de vista de las personas, las maneras y medios en que se comportan, la senda que caminan, y todo ello está relacionado con vuestra consecución de la salvación. No puedo ser descuidado cuando comunico sobre una verdad o un tema, y por eso trato de todas las maneras que puedo, como una vieja abuela regañona, de deciros estas cosas una y otra vez. No os quejéis de que sea engorroso o demasiado extenso. Puede que ya haya hablado de un tema antes, así que ¿por qué volver a hacerlo? Si vuelvo a hablar de ello, puedes volver a escucharlo y considerarlo un repaso. Eso está bien, ¿verdad? (Sí). En resumen, debes abordar a conciencia los asuntos relacionados con la verdad y la senda que recorren las personas, y no debes descuidarte. Cuanto más me explaye y más específico sea, más detallada y clara será vuestra comprensión de la relación entre las diversas verdades, así como de las diferencias y conexiones en los detalles entre ellas, además de otros aspectos. Si hablara en términos generales y me limitara a comentar ciertas cosas en conjunto, entonces os resultaría difícil comprenderlas y entrar en ellas, y sería agotador para vosotros tratar de contemplarlas y averiguarlas por vuestra cuenta, ¿verdad? (Sí). Por ejemplo, respecto a nuestro tema de hoy sobre el destino, la suerte y las emociones negativas que surgen de las transgresiones especiales que la gente ha cometido en el pasado, no es algo que pudierais pensar por vuestra cuenta, y aunque lo hicieras, no te sería posible escapar de ellas. Como no comprendes la verdad de estas cosas, nunca serás capaz de encontrar la respuesta correcta a la cuestión de haber cometido transgresiones especiales en el pasado, y siempre seguirá siendo un misterio para ti, siempre te molestará y te enredará, robando a lo más profundo de tu corazón la paz, la alegría, la libertad y la liberación. O tal vez porque no gestionaste el asunto correctamente y no seguiste la senda correcta, eso tuvo un impacto en la obtención de tu salvación. Al final, se descartó y abandonó a algunas personas. ¿Por qué sucedió esto? Porque hicieron algunas cosas indecibles en el pasado y no las gestionaron bien ni recibieron la absolución por ellas. Su corazón estaba perpetuamente enredado en estas cosas; no tenían ganas de buscar la verdad, cumplían con su deber de una manera descuidada, no entraban en la realidad verdad, y les parecía inútil buscar la verdad. Llevaron este punto de vista negativo hasta el final, nunca hablaron del testimonio vivencial y no obtuvieron la verdad. Solo entonces empezaron a arrepentirse, pero ya era demasiado tarde. Por tanto, ¿están todos estos asuntos relacionados con la verdad y con alcanzar la salvación? (Sí). No creas que no existen porque no te hayan sucedido a ti, o no le hayan sucedido a otra persona o a la gente que te rodea. Permíteme que te diga que es posible que hayas hecho antes cosas reprobables que todavía no han tenido ninguna consecuencia terrible, o es posible que anteriormente te hayas sumido en este tipo de emoción negativa o que lo estés ahora, solo que no te habías dado cuenta y no eras consciente de ello, y entonces un día ocurre algo real y esta emoción tiene un impacto grave en ti y provoca consecuencias serias. Solo cuando te examinas profundamente descubres que has estado sumido en esta emoción negativa durante muchos años o incluso más tiempo, sin ser consciente de ello. Por eso la gente necesita contemplar, reflexionar, comprender, apreciar y experimentar continuamente estas cosas para ir descubriéndolas poco a poco. Por supuesto, acabar descubriéndolas es una fantástica noticia para ti y una gran oportunidad para alcanzar la salvación. Cuando las descubras, tendrás la oportunidad o la esperanza de dejarlas atrás, y lo que he dicho hoy no habrá sido en vano. Ninguna verdad, ningún tema y ninguna palabra se pueden comprender por completo y experimentar en un día o dos. Dado que se trata de la verdad, se trata de la humanidad, de las actitudes corruptas de la gente, de la senda por la que caminan y de su obtención de la salvación. Por tanto, no puedes pasar por alto ninguna verdad, sino que debes acercarte a conciencia a todas ellas. Incluso si aún no comprendes demasiado bien estas verdades y no sabes cómo examinarte a ti mismo para observar qué problemas tienes según ellas, tal vez después de haberlas experimentado durante unos años estas verdades te salvarán de las garras de tus actitudes corruptas, y se convertirán en las preciosas verdades que te salvarán. Cuando eso suceda, estas verdades te guiarán por la senda correcta de la vida, y quizás dentro de unos diez años, estas palabras y estas verdades habrán transformado por completo tus pensamientos y puntos de vista y habrán cambiado del todo tus metas y tu rumbo en la vida.

Aquí acaba por hoy nuestra comunicación. ¡Adiós!

1 de octubre de 2022

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