Cómo buscar la verdad (3) Parte 1
¿Dónde nos quedamos en nuestra comunicación de la última reunión? Estábamos comunicando sobre cómo buscar la verdad, algo que está relacionado con dos importantes temas que son primordialmente dos aspectos de práctica. ¿Cuál es el primero? (El primero es desprenderse). ¿Y el segundo? (El segundo es dedicarse). El primero es desprenderse y el segundo dedicarse. Respecto a la práctica de “desprenderse”, primero comunicamos sobre desprenderse de varias emociones negativas. El primer aspecto de “desprenderse” implica desprenderse de varias emociones negativas. Entonces, cuando hablamos sobre ello, ¿a qué emociones nos referimos? (La primera vez, Dios habló sobre la inferioridad, el odio y la ira, y la segunda sobre la depresión). La primera vez hablé sobre la necesidad de desprenderse del odio, la ira y la inferioridad, hablé sobre todo de esas tres emociones negativas, y también traté con cierto detenimiento la depresión. La segunda vez, hablé sobre la práctica de desprenderse de la depresión como una de las emociones negativas. La gente se deprime por todo tipo de razones, y la vez anterior me centré en las varias maneras en las que puede surgir la emoción negativa de la depresión. Decidme, ¿cuáles fueron las causas principales que planteé para el surgimiento de la emoción de la depresión? (Dios, hay en total tres causas. La primera es que a la gente siempre le parezca que tiene un mal destino; la segunda, que culpen a la mala suerte de las cosas que les suceden, y la tercera se da cuando han cometido transgresiones graves en el pasado, o cuando han hecho cosas necias e ignorantes, que provocaron que se sumieran en la depresión). Estas son las tres principales. La primera es que la gente cree que su destino es malo, y entonces suelen sentirse depresivos; la segunda es que les parece que no tienen suerte, así que también se deprimen a menudo; y la tercera se da porque han cometido graves transgresiones, lo cual lleva a que con frecuencia se sientan depresivos. Estas son las tres causas principales. La emoción de la depresión no es un sentimiento fugaz de negatividad o tristeza. En cambio, es una emoción negativa habitual y recurrente en la mente, que surge por determinadas causas. Esta emoción negativa provoca que la gente tenga muchos pensamientos, puntos de vista y planteamientos negativos, e incluso muchos pensamientos, puntos de vista, comportamientos y métodos extremos y falaces. No es un estado de ánimo temporal o una idea pasajera; es una emoción negativa recurrente y habitual, presente todo el tiempo en la gente, acompañando a las personas en su vida, en lo más profundo de su corazón, en el fondo de su alma, y en sus pensamientos y acciones. Estas emociones negativas no solo afectan a la conciencia y razón de la humanidad normal de las personas, sino que pueden causar también un impacto en los diversos planteamientos, puntos de vista y perspectivas que tienen en la manera en la que contemplan a las personas y las cosas, y en su comportamiento y acciones en sus vidas cotidianas. Por tanto, es necesario que analicemos diferentes sentimientos negativos, que los diseccionemos y reconozcamos, antes de luego desprendernos de ellos y cambiarlos uno a uno, esforzándonos por dejarlos atrás poco a poco, a fin de que tu conciencia y razón, además del pensamiento de tu humanidad, se vuelvan normales y prácticos, y para que el modo en el que contemplas a las personas y las cosas y el modo en el que te comportas y haces las cosas en tu vida cotidiana ya no se vea afectado, controlado o siquiera reprimido por estos sentimientos negativos: este es el principal objetivo de diseccionar y discernir estas diversas emociones negativas. Lo primordial no es que escuches lo que digo, lo conozcas y comprendas, y ya con eso sea todo, sino que conozcas mediante Mis palabras cómo de dañinas son exactamente las emociones negativas para las personas, que sepas el daño que hacen y lo grande que es el impacto que tienen en las vidas cotidianas de la gente, en el modo en el que contemplan a las personas y las cosas, y en el que se comportan y conducen.
También hemos comunicado antes sobre cómo, hasta cierto punto, estas emociones negativas no alcanzan el nivel de las actitudes corruptas y de una esencia corrupta, pero fomentan y exacerban las actitudes corruptas de las personas hasta cierto grado, sirviendo como base para que hagan las cosas según sus actitudes corruptas y dándoles más razones para vivir conforme a estas, con el apoyo de dichas emociones negativas, además de darles razones para contemplar a cualquier persona o cosa con base en sus actitudes corruptas. Todas estas emociones negativas, por tanto, impactan las vidas cotidianas de las personas en diferentes grados y, hasta cierto punto, afectan y controlan sus diversos pensamientos, e influencian las actitudes, perspectivas y planteamientos que tienen sobre la verdad y sobre Dios. Se puede decir que esas emociones negativas no causan en absoluto un buen impacto en las personas, ni ningún efecto positivo o útil, sin embargo, por el contrario, solo pueden perjudicarlas. Por eso, cuando viven dentro de estas emociones negativas, sus corazones están naturalmente influenciados y controlados por ellas, y son incapaces de dejar de vivir en un estado de negatividad, e incluso adoptan puntos de vista extremos sobre las personas y las cosas desde planteamientos absurdos. Cuando la gente contempla a una persona o una cosa desde la perspectiva y el planteamiento de las emociones negativas, los comportamientos, enfoques y efectos de la conducta y las acciones que producen se verán naturalmente adulterados por emociones extremas, negativas y depresivas. Estas emociones negativas, depresivas, y extremas harán que las personas sean desobedientes a Dios, estén insatisfechas con Él, lo culpen, lo desafíen, e incluso se opongan a Él, además de, por supuesto, odiarlo. Por ejemplo, cuando una persona cree que tiene un mal destino, ¿a quién culpa de ello? Puede que no lo diga, pero en su corazón cree que Dios ha actuado mal y que es injusto, y piensa: “¿Por qué Dios lo ha hecho tan bien parecido? ¿Por qué Dios le permitió nacer en una familia tan estupenda? ¿Por qué le dio tantos dones? ¿Por qué le dio tan buen calibre? ¿Por qué mi calibre es tan malo? ¿Por qué Dios dispuso que él fuera líder? ¿Por qué nunca es mi turno, por qué no he llegado a ser líder ni una sola vez? ¿Por qué a él le funciona todo tan bien y cuando yo hago algo, nunca sale bien o sin problemas? ¿Por qué mi destino es tan miserable? ¿Por qué las cosas que me pasan son tan distintas? ¿Por qué solo me pasan cosas malas?”. Aunque estos pensamientos que surgen de las emociones depresivas no provocan que las personas culpen a Dios o se opongan a Él y a su destino en su conciencia subjetiva, sí que provocan que las personas se suman a menudo e involuntariamente en emociones como ser desobedientes, estar insatisfechas, resentidas, ser envidiosas y odiosas en lo más profundo de sus corazones. En casos graves, pueden incluso provocar pensamientos y comportamientos más extremos. Por ejemplo, cuando algunas personas ven que otra se desempeña mejor que ellas y Dios la elogia, sienten envidia y odio. Como consecuencia, ponen en marcha una serie de acciones mezquinas; hablan mal de la otra persona y la menosprecian a sus espaldas, hacen en secreto cosas turbias e irracionales, etcétera. El surgimiento de esta serie de problemas está directamente relacionado con su depresión y sus emociones negativas. Al principio, esta serie de pensamientos, comportamientos, y enfoques que surgen de sus emociones depresivas pueden parecer meros tipos de emociones, pero a medida que las cosas progresan, estas emociones negativas y depresivas pueden alentar cada vez más a las personas a vivir según sus actitudes satánicas corruptas. Sin embargo, si la gente entiende la verdad y vive con humanidad normal, cuando estas emociones negativas y depresivas surgen dentro de ellos, su conciencia y razón pueden rápidamente entrar en acción, y son capaces de percibir la presencia y perturbación de estas emociones depresivas y desentrañarlas. Entonces, muy pronto pueden dejar atrás sus emociones depresivas y, cuando se encuentran con personas, acontecimientos y cosas en su situación actual, pueden hacer juicios racionales y considerar de manera racional las situaciones que encuentran y las cosas que experimentan desde la perspectiva correcta. Cuando las personas hagan todas estas cosas racionalmente, lo más básico que podrán lograr es aceptar el gobierno de la conciencia y la razón de la humanidad normal. Mejor aún, si comprenden la verdad, podrán actuar de acuerdo con los principios verdad de una manera más racional, sobre la base de su conciencia y razón, y no se comportarán ni actuarán bajo el dominio de sus actitudes corruptas. Sin embargo, si las emociones negativas ocupan la posición predominante en sus corazones, influenciando sus pensamientos, puntos de vista, y la manera en que manejan los asuntos y se comportan, entonces naturalmente estas emociones negativas afectarán a su progreso en la vida, y conducirán a que sus pensamientos, elecciones, comportamiento y enfoques se vean obstruidos y alterados en toda clase de situaciones. Por un lado, estas emociones negativas fomentan las actitudes corruptas de las personas, haciendo que se sientan a gusto y justificadas viviendo en ellas; por otro lado, también pueden hacer que se resistan a las cosas positivas y vivan en la negatividad, reacias a ver la luz. De este modo, las emociones negativas se vuelven más desenfrenadas y graves en las personas, y no les permiten de ninguna manera actuar racionalmente, dentro de los límites de la conciencia y la razón. Por el contrario, impiden que las personas busquen la verdad y vivan ante Dios y, de este modo, sufren una degeneración natural incluso más pronunciada, con lo que no solo se sienten negativas, sino que también se alejan de Dios. ¿Y cuáles serán las consecuencias de que las cosas sigan así? Las emociones negativas no solo no pueden resolver las actitudes corruptas de las personas, sino que las fomentarán, lo que hará que las personas gestionen los asuntos y se comporten de acuerdo con sus actitudes corruptas y sigan su propio camino. ¿Qué hará la gente cuando esté dominada por pensamientos y puntos de vista falaces y extremos? ¿Alterarán el trabajo de la iglesia? ¿Difundirán negatividad y juzgarán a Dios y la organización de trabajo de Su casa? ¿Culparán a Dios y lo desafiarán? No cabe duda de que lo harán. Estas son las consecuencias definitivas. Una serie de enfoques, como la desobediencia, la insatisfacción, la negatividad y la oposición surgirán dentro de las personas. Se trata de la totalidad de las consecuencias de las emociones negativas que toman una posición predominante en los corazones de las personas durante un largo periodo de tiempo. Fijaos, apenas una pequeña emoción negativa, una que la gente parece ser incapaz de sentir, de la que ni siquiera pueden percibir su existencia o notar cualquier efecto que tenga sobre ellos; esta pequeña emoción negativa aún los sigue como si hubiera estado con ellos desde su nacimiento. Provoca en las personas daños de todas las formas y tamaños, e incluso está constantemente envolviéndote, intimidándote, reprimiéndote y atándote, hasta el punto de que te acompaña todo el tiempo, igual que lo hace tu vida, y sin embargo no eres consciente de que es así, pues vives a menudo dentro de ella y la das por sentada, pensando cosas como: “Así es como se supone que debe pensar la gente, no hay nada malo en ello, es muy normal. ¿Quién no tiene pensamientos activos como estos? ¿Quién no tiene algunas emociones negativas?”. Eres incapaz de sentir el daño que esta emoción negativa te está causando, pero este es muy real, y a menudo te verás incitado por ella en contra de tu voluntad a hacer brotar de manera natural tus actitudes corruptas, y a actuar y comportarte basándote en ellas, hasta que en última instancia lo acabas haciendo todo conforme a tus actitudes corruptas. Te puedes imaginar cuáles son los desenlaces de esto: todos negativos, todos adversos, sin nada beneficioso o positivo, mucho menos algo que pueda ayudar a la gente a obtener la verdad y el elogio de Dios; estos no son desenlaces optimistas. Por tanto, mientras en una persona existan emociones negativas, todo tipo de pensamientos y puntos de vista negativos influenciarán y dominarán gravemente su vida. Mientras los pensamientos y puntos de vista negativos influyan y dominen su vida, habrá enormes obstáculos que les impedirán buscar la verdad, practicarla y entrar en la realidad verdad. Por eso, es necesario que continuemos exponiendo y diseccionando estas emociones negativas, a fin de poder resolver todas ellas.
Las emociones negativas sobre las que acabamos de comunicar causan un efecto serio y provocan un daño grave en las personas, pero existen otras emociones negativas que influencian y hacen daño a las personas igualmente. Además de las emociones negativas de odio, ira, inferioridad y depresión, de las que ya hemos hablado, están las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. Estas emociones también están arraigadas en lo más profundo del corazón de las personas y las acompañan en su vida cotidiana, en sus palabras y en sus acciones. Por supuesto, cuando le suceden cosas a la gente, también afectan a los pensamientos y puntos de vista que surgen en su interior, así como a los planteamientos y perspectivas que adoptan. Hoy diseccionaremos y expondremos las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, y nos esforzaremos por ayudar a las personas a descubrirlas dentro de sí mismas. Una vez que descubren estas emociones negativas dentro de sí mismas, el objetivo final es que las conozcan a fondo, las desechen, dejen de vivir bajo su influencia y no vivan ni se comporten con estas emociones negativas como base y fundamento. Primero, veamos las palabras “angustia, ansiedad y preocupación”. ¿No son formas de expresar emociones? (Sí). Antes de comunicar sobre este tema, contemplémoslo primero, para que tengas el concepto más básico de “angustia, ansiedad y preocupación”. Tanto si llegas a una comprensión literal de las palabras como a una más profunda más allá de su significado literal, tendrás entonces un conocimiento básico de estas emociones negativas. Contadme primero qué os ha causado preocupación en el pasado, o por qué cosas te sientes siempre angustiado, ansioso y preocupado. Pueden ser como una gran piedra que te aplasta, o como una sombra que siempre te sigue, atándote. (Dios, voy a decir unas palabras. Cuando no obtengo ningún resultado en mi deber, esta emoción es bastante prominente, y me preocupa que se me ponga en evidencia y descarte, y si tendré un buen futuro y un buen destino. Cuando logro resultados en mi deber, no me siento así, pero siempre que no los obtengo durante cierto tiempo, este tipo de emoción negativa se torna extremadamente evidente). ¿Acaso no es esta una manifestación de las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación? (Sí). Así es. Este tipo de emoción negativa se esconde en lo más profundo del corazón de las personas en todo momento, e influye constantemente en sus pensamientos. Aunque la gente no puede sentir este tipo de emoción negativa cuando no ha ocurrido nada malo, es como un olor, o como una especie de gas, o incluso más como una onda eléctrica. No puedes verla y, cuando no eres consciente de ella, tampoco puedes sentirla. Sin embargo, siempre puedes sentir su presencia en lo más profundo de tu corazón, como el denominado sexto sentido, y siempre puedes sentir de manera subconsciente la existencia de este tipo de pensamiento y emoción. En el momento, lugar y contexto apropiados, este tipo de emoción negativa surgirá y emergerá poco a poco. ¿No es así? (Sí). Entonces, ¿qué otras cosas os hacen sentir angustiados, ansiosos y preocupados? ¿No hay nada además de lo que acabamos de mencionar? Si es así, entonces debéis estar viviendo muy felizmente y sin preocupaciones, sin ninguna ansiedad y sin sentiros angustiados por nada, entonces desde luego seríais personas libres. ¿Es así? (No). Entonces, decidme qué hay en vuestros corazones. (Cuando no cumplo bien con mi deber, siempre estoy preocupada por perder reputación y estatus, preocupada por lo que mis hermanos y hermanas pensarán de mí, y por lo que mi líder pensará de mí. Además, cuando estoy trabajando con mis hermanos y hermanas para cumplir con mi deber y sigo revelando mis actitudes corruptas, siempre me preocupa haber creído en Dios durante tanto tiempo y no haber cambiado en absoluto, y que, si esto sigue así, tal vez algún día me descarten. Estos son los recelos que tengo). Cuando tienes estos recelos, ¿aparecen en ti las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación? (Sí). Entonces, la mayoría estáis ansiosos y preocupados porque no estáis cumpliendo bien con vuestros deberes, ¿me equivoco? (Sobre todo, estoy preocupado por mi futuro y mi destino). La preocupación por el futuro y el destino de uno es la predominante. Cuando la gente no es capaz de desentrañar, comprender, aceptar o someterse a los entornos que Dios orquesta y a Su soberanía, y cuando la gente se enfrenta a diversas dificultades en su vida diaria, o cuando estas dificultades superan lo que la gente normal puede soportar, sienten de un modo subconsciente todo tipo de preocupación y ansiedad, e incluso angustia. No saben cómo será mañana, ni pasado mañana, ni cómo serán las cosas dentro de unos años, ni cómo será su futuro, y por eso se sienten angustiados, ansiosos y preocupados por todo tipo de cosas. ¿Cuál es el contexto en el que la gente se siente angustiada, ansiosa y preocupada por todo tipo de cosas? Es que no creen en la soberanía de Dios, es decir, son incapaces de creer en la soberanía de Dios y desentrañarla. Aunque lo vieran con sus propios ojos, no lo entenderían ni lo creerían. No creen que Dios tenga soberanía sobre su destino, no creen que sus vidas estén en manos de Dios, y por eso surge en sus corazones la desconfianza hacia la soberanía y los arreglos de Dios, y entonces surge la culpa, y son incapaces de someterse. Además de culpar y ser incapaces de someterse, quieren ser dueños de su propio destino y actuar por iniciativa propia. ¿Cuál es entonces la situación real después de que empiezan a actuar por iniciativa propia? Lo único que pueden hacer es vivir confiando en su propio calibre y habilidades, pero hay muchas cosas que no pueden conseguir, ni alcanzar, ni lograr con su propio calibre y habilidades. Por ejemplo, qué les ocurrirá en el futuro, si podrán entrar en la universidad, si podrán conseguir un buen trabajo cuando la terminen, y si todo les irá bien una vez que consigan un trabajo; y si quieren ascender y hacerse ricos, si podrán alcanzar sus ideales y deseos en unos pocos años; y luego, cuando quieran encontrar pareja, y casarse y formar una familia, ¿qué tipo de pareja les convendrá? Para el hombre, estas cosas son desconocidas. Al desconocerlas, se sienten perdidos. Cuando se sienten perdidos, se angustian, se ponen ansiosos y se preocupan, y esas son las sensaciones que tienen por todo lo que les puede deparar el futuro. ¿Por qué ocurre esto? Porque, en el ámbito de la humanidad normal, la gente no puede soportar todas estas cosas. Nadie sabe cómo será dentro de unos años, nadie sabe cómo será su trabajo, su matrimonio o sus hijos en el futuro; la gente simplemente no sabe estas cosas. Son cosas que no se pueden prever dentro del alcance de las capacidades de la humanidad normal, y por eso la gente siempre se siente angustiada, ansiosa y preocupada por ellas. No importa lo simple que sea la mente de una persona, mientras sea capaz de pensar, estas emociones negativas surgirán en lo más íntimo de su corazón una vez que alcance la edad adulta, una por una. ¿Por qué surgen en la gente la angustia, la ansiedad y la preocupación? Porque la gente siempre se inquieta y se agita por cosas que van más allá del alcance de su capacidad; siempre quiere saber, comprender y lograr cosas que van más allá del alcance de su capacidad, e incluso controlar cosas que quedan fuera del rango de las capacidades de la humanidad normal. Quieren controlar todo esto, y no solo eso: también quieren que las leyes y los resultados del desarrollo de estas cosas progresen y se cumplan según su propia voluntad. Por tanto, dominada por tales pensamientos irracionales, la gente siente angustia, ansiedad y preocupación, y las consecuencias de estas emociones difieren de una persona a otra. Con independencia de las cosas por las que la gente se siente intensamente angustiada, ansiosa o preocupada, con lo que se forman estas emociones negativas, la gente debería tomárselas muy en serio y buscar la verdad para resolverlas.
Comunicaremos sobre las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación principalmente desde dos aspectos. El primero será diseccionar e identificar las dificultades que tienen las personas, y a partir de ahí detectar con exactitud las razones por las que surgen las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, y cómo nacen; el segundo será diseccionar las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación en cuanto a las diversas actitudes que tienen las personas hacia la obra de Dios. ¿Lo entendéis? (Sí). ¿Cuántos aspectos hay? (Dos). Debemos diseccionar las razones por las que surgen las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, primero a partir de las dificultades que tiene la gente, y segundo en función de su postura respecto a la obra de Dios. Repetidme esto. (Debemos diseccionar las razones por las que surgen las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, primero a partir de las dificultades que tiene la gente, y segundo en función de su postura respecto a la obra de Dios). Las personas pueden tener muchas dificultades, y todas ellas las encuentran en su vida cotidiana, se trata de dificultades que surgen a menudo en el ámbito de una vida con humanidad normal. ¿Y cómo surgen esas dificultades? Se producen porque la gente siempre pretende extralimitarse, siempre intenta controlar su propio destino, conocer su futuro de antemano. Si su futuro no pinta bien, acuden enseguida a un experto en feng shui o a un adivino para que lo repare y lo corrija. Por eso se encuentran tantas dificultades en su vida cotidiana, y son estas dificultades las que hacen que la gente caiga a menudo en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. ¿Cuáles son esas dificultades? Primero echemos un vistazo a lo que la gente considera su mayor dificultad, ¿cuál es? Sus perspectivas de futuro, es decir, cómo será el futuro de una persona en esta vida, si en el futuro será rica o será normal, si podrá destacar, alcanzar un gran éxito y prosperar en el mundo y entre la gente. En especial, los que creen en Dios tal vez no sepan lo que les ocurrirá a los demás en el futuro, pero a menudo se preocupan por su propio porvenir y siempre se preguntan: “¿Es esto todo lo que conlleva creer en Dios? ¿Llegaré a destacar entre los demás en el futuro? ¿Podré asumir un papel importante en la casa de Dios? ¿Podré ser un líder de equipo o alguien al cargo? ¿Podré ser un líder? ¿Qué pasará conmigo? Si constantemente cumplo con mi deber así en la casa de Dios, al final, ¿qué será de mí? ¿Obtendré la salvación? ¿Tendré perspectivas de futuro? ¿Todavía he de seguir haciendo mi trabajo en el mundo? ¿Tengo que seguir estudiando la competencia profesional que estaba aprendiendo antes, o profundizar en ella? Si puedo seguir cumpliendo con mi deber a tiempo completo en la casa de Dios, no debería tener problemas con las necesidades básicas de la vida, pero si no cumplo bien con mi deber y me reasignan y sustituyen, ¿cómo viviré entonces? ¿Debería aprovechar ahora, antes de que me sustituyan o descarten, y prepararme para esa eventualidad?”. Se preguntan estas cosas y ven que tienen algunos ahorros, y piensan: “¿Cuántos años podré aguantar con lo que tengo ahorrado? Ahora tengo treinta y tantos años y dentro de diez estaré en la cuarentena. Si me apartan de la iglesia, ¿seré capaz de seguir con la situación cuando vuelva al mundo? ¿Será mi salud lo bastante buena para permitirme seguir trabajando? ¿Podré ganar lo suficiente para vivir? ¿Tendré dificultades para vivir? Cumplo con mi deber en la casa de Dios, pero ¿me mantendrá Dios hasta el final?”. Aunque piensan en estas cosas todo el tiempo, nunca encuentran las respuestas. Aunque nunca llegan a una conclusión, no pueden evitar seguir pensando en ellas: están fuera de su control. Cuando se topan con algún contratiempo o dificultad, o cuando algo no sale como querían, en lo más íntimo de su corazón se plantean estas cosas, sin decírselo a nadie. Cuando algunas personas son podadas y tratadas, cuando son reemplazadas en sus funciones, cuando son reasignadas a diferentes tareas, o cuando se encuentran con alguna que otra crisis, buscan involuntariamente una vía de retirada y no pueden evitar urdir planes y artimañas para sus próximos pasos. Al margen de lo que ocurra al final, la gente suele urdir planes y artimañas para las cosas que les preocupan, les generan ansiedad y angustia. ¿Acaso estas cosas en las que piensan no se deben a sus perspectivas de futuro? ¿No surgen estas emociones negativas porque son incapaces de desprenderse de tales perspectivas? (Sí). Cuando las personas se sienten especialmente entusiastas y las cosas funcionan muy bien en el cumplimiento de sus deberes, y especialmente cuando son ascendidas, se les usa para algunas tareas importantes, cuando disfrutan del apoyo de la mayoría de los hermanos y hermanas, y cuando se ve reflejado su propio valor, entonces no piensan sobre estas cosas. En el momento en que su reputación, estatus e intereses se ven amenazados, no pueden evitar volver a refugiarse en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. Cuando vuelven a estas emociones negativas, la forma en que las afrontan no es huir de ellas o rechazarlas, sino más bien atenderlas, e intentar esforzarse por sumirse en estos sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación, en profundizar en ellos. ¿Por qué digo esto? Cuando las personas se sumen en estas emociones negativas, entonces tendrán más razones, más excusas, y podrán hacer planes con más libertad para su futuro y para sus próximos pasos. Mientras están haciendo estos planes, piensan que así es como debe ser, que esto es lo que se supone que deben hacer, y utilizan el dicho, “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”, y este otro, “El que no planifica el futuro se encontrará con problemas al alcance de la mano”, lo que significa que, si no haces planes y consideras tu futuro y destino con antelación, entonces a nadie más le preocupará ni le importará. Cuando no tengas ni idea de cómo dar el siguiente paso, te enfrentarás a la incomodidad, el dolor y la vergüenza, y el que sufrirá y soportará las adversidades serás tú. Por eso, la gente se cree muy lista, y a cada paso que da, mira otros diez hacia delante. En el momento en que se topan con alguna dificultad o decepción, vuelven de inmediato a sus emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación para protegerse, para que su futuro y su próximo paso en la vida sean infalibles, para tener comida que llevarse a la boca y ropa que ponerse, para no vagar por las calles y para que no les falte comida ni ropa. Por tanto, bajo la influencia de estas emociones negativas, a menudo se advierten a sí mismos, pensando: “Debo hacer planes con antelación, guardarme algunas cosas y dejarme una vía de escape suficiente. No debo ser estúpido, mi destino está en mis manos. La gente suele decir: ‘Nuestro destino está en manos de Dios, y Él es soberano sobre el destino de los hombres’. Pero eso no es más que palabrería. ¿Quién ha visto esto en realidad? ¿Cómo ejerce Dios soberanía sobre nuestros destinos? ¿Quién ha visto a Dios preparar personalmente tres comidas al día para alguien, o arreglarle todas las cosas que necesita en la vida? Nadie”. La gente cree que cuando no ven la soberanía de Dios, y si se sienten angustiados, ansiosos y preocupados por sus perspectivas de futuro, entonces estas emociones negativas son como una protección para ellos, como un escudo protector, un refugio seguro. Constantemente se advierten y se recuerdan a sí mismos que deben hacer planes para el futuro, que tienen que preocuparse por el mañana, que no deben atiborrarse de comida todo el día y permanecer ociosos; que no está mal hacer planes y buscarse una salida, trabajar día y noche en aras del propio futuro. Se dicen a sí mismos que esto es natural, está perfectamente justificado y no es algo de lo que avergonzarse. Así, aunque la gente cree que la angustia, la ansiedad y la preocupación son emociones negativas, nunca piensan que sentirlas sea algo malo, nunca les parece que estas emociones negativas puedan estar perjudicándoles de alguna manera, o que puedan ser obstáculos para su búsqueda de la verdad y para entrar en la realidad verdad. En cambio, las disfrutan sin descanso, y viven voluntaria e infatigablemente dentro de estas emociones negativas. Esto se debe a que creen que solo pueden estar seguros viviendo dentro de estas emociones negativas y sintiéndose siempre angustiados, ansiosos y preocupados por sus perspectivas de futuro. De lo contrario, ¿quién más se sentiría angustiado, ansioso y preocupado por su futuro? Nadie. Nadie los ama más de lo que ellos se aman a sí mismos, nadie les entiende ni les comprende como ellos mismos lo hacen. Así que, aunque las personas puedan reconocer hasta cierto punto y a nivel literal y doctrinal que la existencia de esas emociones negativas es perjudicial para ellas, siguen sin estar dispuestas a renunciar a esas emociones negativas porque estas les permiten aferrarse firmemente a la iniciativa de agarrar y tomar el control de su propio futuro. ¿Es esto correcto? (Sí). Para las personas, por tanto, preocuparse, sentirse ansiosas y angustiadas por su futuro es un asunto de tremenda responsabilidad. No es nada vergonzoso, patético u odioso, sino que para ellas es más bien tal y como deben ser las cosas. Por eso a la gente le resulta muy difícil desprenderse de estas emociones negativas, como si hubieran convivido con ellas desde su nacimiento. En lo único que piensan desde que nacen es en sí mismos, y lo más importante para ellos son sus propias perspectivas de futuro. Piensan que, si se aferran firmemente a su futuro y lo vigilan, vivirán una vida sin preocupaciones. Piensan que con buenas perspectivas de futuro, tendrán todo lo que quieran, y todo será coser y cantar. Y por eso, la gente nunca se cansa de sentirse angustiada, ansiosa y preocupada por su futuro, una y otra vez. Incluso si Dios les ha concedido Su promesa, aunque hayan disfrutado o recibido mucha gracia de Él, aunque hayan visto a Dios conceder todo tipo de bendiciones a la humanidad, y otros hechos semejantes, siguen queriendo vivir en sus emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, y hacer planes y designios para su futuro.
Además de las perspectivas de futuro, hay otra cosa importante, algo por lo que la gente también suele sentirse angustiada, ansiosa y preocupada, y se trata del matrimonio. Hay quien no se preocupa por ello y no se inquieta si a los treinta y tantos sigue sin estar casado, porque ahora hay mucha gente que no lo está a esa edad. Es algo habitual en la sociedad, y nadie se ríe de ti por ello ni opina que tengas nada de malo. Sin embargo, si alguien no está casado al llegar a los cuarenta, empieza a sentir un ligero pánico en su interior y piensa: “¿Debo buscar pareja? ¿Debo casarme? Si no me caso y tengo una familia, si no tengo hijos, ¿tendré a alguien que cuide de mí cuando sea mayor? ¿Habrá alguien que me cuide cuando esté enfermo? ¿Tendré a alguien que organice mi funeral cuando muera?”. La gente se preocupa por estas cosas. Los que no planean casarse no se sienten tan angustiados, ansiosos o preocupados. Por ejemplo, algunas personas dicen: “Ahora creo en Dios, y estoy dispuesto a gastarme por Él. No voy a buscar pareja ni a casarme. No me voy a angustiar por estas cosas, no importa la edad que tenga”. Los solteros, aquellos que llevan 10 o 20 años en ese estado, desde los 20 hasta los 40, no deberían tener mayores preocupaciones. Aunque ocasionalmente puedan sentir alguna ligera preocupación y angustia debido a factores del entorno o razones objetivas, porque creen en Dios y están ocupados cumpliendo con su deber, y porque su determinación actual no ha cambiado, el tipo de preocupación que sienten es vaga, solo aparece de vez en cuando y no es gran cosa. Este tipo de emoción que no afecta al cumplimiento normal de los deberes no es perjudicial para las personas, ni puede considerarse una emoción negativa, es decir, este asunto no se ha convertido en una emoción negativa para ti. En cuanto a los que ya están casados, ¿de qué tipo de cosas se preocupan? Si tanto el marido como la mujer creen en Dios y cumplen con sus deberes, ¿se mantendrá este matrimonio? ¿Existe la familia? ¿Y los hijos? Además, si uno de los dos busca la verdad y el otro no, si el que no busca la verdad siempre busca el mundo, una vida de riqueza, y el que busca la verdad siempre quiere cumplir con su deber, mientras que el que no la busca siempre intenta detener a su cónyuge pero se siente avergonzado de hacerlo, de vez en cuando expresa alguna queja o dice cosas negativas para desanimarlo, entonces el que busca la verdad se preguntará: “Oh, mi marido no cree realmente en Dios, así que ¿cómo nos irá en el futuro? Si nos divorciamos, me quedaré soltera y no podré mantenerme. Si sigo con él, no iremos por la misma senda, albergaremos sueños diferentes, y entonces ¿qué haré?”. Se sienten angustiados, ansiosos y preocupados por estas cosas. Una vez que han empezado a creer en Dios, algunas hermanas consideran que, aunque sus maridos no crean en Él, no se empeñan demasiado en obstaculizar su propia fe en Dios, y no están siendo perseguidas, por lo que no hay razón para divorciarse. Sin embargo, si permanecen juntos, siempre se sienten restringidas e influenciadas. ¿Qué es lo que las influencia? Las restringen e influencian sus afectos, y las diversas dificultades en la vida familiar y matrimonial en ocasiones remueven cosas en lo más profundo de sus corazones, lo que les causa cierta angustia, ansiedad y preocupación de un tipo que no es ni importante ni secundario. En tales circunstancias, el matrimonio es una formalidad para mantener una vida familiar corriente, y se convierte en algo que pone grilletes en el pensamiento normal de las esposas, en su vida e incluso en el desempeño normal de sus deberes; es difícil mantener el matrimonio, pero no pueden librarse de él. No hay ninguna razón en particular para mantener un matrimonio como ese, ni tampoco para que se divorcien; no existe razón suficiente para tomar ninguna de las dos medidas. No saben cuál es la decisión correcta, ni cuál es la equivocada. Por tanto, en ellas surgen la angustia, la ansiedad y la preocupación. Estos sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación revolotean constantemente en sus mentes y las atan en sus vidas cotidianas, y también afectan a su vida normal. En el transcurso del desempeño de sus deberes, estas cosas están siempre flotando en sus mentes y surgiendo en lo más profundo de sus corazones, e influyen en la realización normal de sus deberes. Aunque no parezca que estas cosas aclaren lo que estas esposas deben hacer o qué elección deben tomar, estos asuntos hacen que se suman hondamente en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación, lo que provoca que se sientan oprimidas y atrapadas. ¿Acaso no es este otro tipo de dificultad? (Sí). Es otro tipo de dificultad, aquella que aparece a raíz del matrimonio.
También hay quienes, dado que han llegado a creer en Dios, viven la vida de iglesia, leen las palabras de Dios y cumplen con sus deberes, no disponen de nada de tiempo para relacionarse normalmente con sus hijos incrédulos, sus mujeres (o maridos), sus padres o sus amigos y parientes. En especial, son incapaces de cuidar adecuadamente de sus hijos incrédulos, o de hacer cualquier cosa que estos requieran, así que se preocupan por el futuro y las perspectivas de sus hijos. Sobre todo, cuando los hijos crecen, algunas personas empiezan a preocuparse: ¿Irá mi hijo a la universidad o no? ¿En qué se especializará? Si mi hijo no es creyente y quiere ir a la universidad, ¿debería yo, que creo en Dios, pagarle los estudios? ¿Debo ocuparme de sus necesidades diarias y apoyarle en sus estudios? Y cuando se case, tenga un trabajo e incluso una familia e hijos propios, ¿qué papel debo desempeñar? ¿Qué debo hacer y qué no? No tienen ni idea de estas cosas. En el momento en que algo así ocurre, en el momento en que se encuentran en una situación semejante, están perdidos y no tienen ni idea de qué hacer, ni saben cómo manejarse. A medida que pasa el tiempo, surgen la angustia, la ansiedad y la preocupación por estos asuntos; si hacen estas cosas por su hijo, temen ir en contra de la voluntad de Dios y desagradarle, y si no las hacen, temen no cumplir con sus responsabilidades parentales y ser culpados por su hijo y otros miembros de la familia; si hacen estas cosas, temen perder el testimonio, y si no las hacen, temen que la gente mundana se burle de ellos y que sus vecinos se rían, se mofen y los juzguen; temen deshonrar a Dios, pero también les asusta ganarse una mala reputación, y sentirse tan avergonzados que no puedan mostrar la cara. Mientras fluctúan entre estas cosas, en sus corazones surgen la angustia, la ansiedad y la preocupación. Se sienten angustiados por no saber qué hacer; ansiosos por no hacer lo correcto, elijan lo que elijan, por tampoco saber si es lo apropiado; y se preocupan de que, si estas cosas siguen sucediendo, entonces un día no serán capaces de hacerles frente, y si sufren un colapso, luego las cosas les resultarán aún más difíciles. Las personas que se encuentran en esta situación se sienten angustiadas, ansiosas y preocupadas por todo lo que les ocurre en la vida, ya sean cosas grandes o pequeñas. Una vez que surgen en ellos estos sentimientos negativos, se ven sumidos en esta angustia, ansiedad y preocupación, y son incapaces de liberarse. Si hacen esto, está mal, si hacen aquello, también, y no saben qué es lo correcto; quieren agradar a los demás, pero temen desagradar a Dios; quieren hacer cosas por los demás para que se hable bien de ellos, pero no quieren deshonrar a Dios o causar que Él los deteste. Por eso siempre están sumidos en estos sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación. Se sienten angustiados, ansiosos y preocupados, tanto por los demás como por ellos mismos, y así se ven envueltos en una doble dificultad de la que no pueden escapar. Estas emociones negativas no solo afectan a su vida cotidiana, sino también al cumplimiento de sus deberes y, por supuesto, en cierta medida a su búsqueda de la verdad. Esto es un tipo de dificultad, es decir, se trata de dificultades relacionadas con el matrimonio, la vida familiar y la vida personal, y es debido a estas dificultades que la gente a menudo se queda atrapada en la angustia, la ansiedad y la preocupación. ¿Acaso no hay que compadecer a la gente cuando se queda atrapada en este tipo de emociones negativas? (Sí). ¿Hay que compadecerse de ellos? Seguís diciendo “sí”, lo que demuestra que aún sentís compasión por ellos. Cuando alguien se ve inmerso en una emoción negativa, sea cual sea el trasfondo del surgimiento de esa emoción negativa, ¿cuál es la razón de que surja? ¿Se debe al entorno, a las personas, acontecimientos y cosas que rodean a esa persona? ¿O es porque la verdad que Dios expresa la perturba? ¿Es el entorno lo que afecta a la persona, o es que las palabras de Dios perturban su vida? ¿Cuál es exactamente la razón? ¿La sabéis? Decidme, ya sea en la vida normal de las personas o en el cumplimiento de su deber, ¿están presentes estas dificultades si buscan la verdad y están dispuestas a practicarla? (No). Estas dificultades están presentes en términos de un hecho objetivo. Vosotros decís que no existen, ¿podría ser que las hayáis resuelto? ¿Sois capaces de hacerlo? Estas dificultades son irresolubles, y están presentes en términos de un hecho objetivo. ¿Cuál será el resultado de estas dificultades en aquellos que buscan la verdad? ¿Y cuál será el resultado en aquellos que no la busquen? Los resultados serán completamente diferentes. Si buscan la verdad, no se dejarán atrapar por esas dificultades ni se sumirán en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. Por el contrario, si no buscan la verdad, estas dificultades están presentes igualmente en las personas, ¿y cuál será el resultado? Te enredarán de modo que no puedas escapar, y si no eres capaz de resolverlas, acabarán convirtiéndose en emociones negativas que formarán un nudo en lo más profundo de tu corazón; afectarán a tu vida normal y al desempeño normal de tus deberes, y harán que te sientas oprimido e incapaz de encontrar liberación: este es el resultado que tendrán en ti. Ambos resultados son diferentes, ¿no? (Sí). Volvamos a la pregunta que acabo de hacer. ¿Qué fue lo que pregunté? (¿Son las influencias del entorno o son las palabras de Dios las que perturban a las personas y hacen que surjan en ellas emociones negativas?). Entonces, ¿cuál es la razón? ¿Cuál es la respuesta? (Es porque la gente no busca la verdad). Así es, no es ninguna de las dos cosas, sino que es porque las personas no buscan la verdad. Cuando no buscan la verdad, a menudo se atascan en pensamientos extremos y emociones negativas y son incapaces de liberarse. Repetid la pregunta que acabo de hacer. (¿La razón por la que surgen emociones negativas en las personas se debe a su entorno y a las personas, acontecimientos y cosas que las rodean, o se debe a que la verdad que Dios expresa perturba a las personas?). En pocas palabras, ¿se debe a las influencias del entorno o a que las palabras de Dios perturban a las personas? ¿Cuál de las dos? (Ninguna de las dos). Correcto, ninguna de las dos. Los entornos influyen en todos por igual; si buscas la verdad, entonces no te sumirás en una emoción negativa debido a cierto entorno. Sin embargo, si no buscas la verdad, es muy natural que te sientas abrumado por tu entorno una y otra vez y te quedes atrapado en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. Viéndolo desde esta perspectiva, ¿acaso no es importante buscar la verdad? (Sí). Hay principios verdad que deben buscarse en todo lo que sucede. Sin embargo, en realidad, como las personas no buscan la verdad y no buscan los principios verdad, o bien saben claramente lo que Dios exige, cuáles son los principios verdad, qué senda deben practicar y cuáles son los criterios de práctica, pero no les prestan atención ni los siguen, si siempre hacen sus propias elecciones y planes, ¿qué les ocurrirá al final? Cuando la gente no practica de acuerdo con las palabras de Dios, siempre preocupándose por esto y aquello, entonces solo se produce un resultado, y es que se ven sumidos en la angustia, la ansiedad y la preocupación, y no pueden volver a salir. ¿Es posible que la gente confíe siempre en sus propias imaginaciones, que las cosas salgan siempre como ellos desean, para mantener a los demás contentos y recibir la aprobación de Dios? Eso es imposible. Siempre quieren manejar las cosas de manera que todos a su alrededor estén contentos, satisfechos y rebosando elogios hacia ellos. Quieren que los consideren buenas personas y que Dios esté satisfecho, y si no cumplen con este estándar, se sienten angustiados. ¿Y acaso no merecen sentirse angustiados? (Sí). Esto es lo que las personas eligen para sí mismas.
Hay también algunas personas absurdas que dicen: “Si Dios no dijera tantas palabras, yo haría las cosas según los estándares morales de ser una buena persona. Eso sería muy simple, y no se harían tantos enunciados. Igual que en la Era de la Gracia, la gente observaba los mandamientos, aguantaban y toleraban, y cargaban la cruz y sufrían, y todo era muy simple. ¿Acaso no bastaba con eso? Ahora, tras tantas verdades que ha dicho Dios y tantos principios de práctica aportados en comunicación, ¿por qué no pueden las personas conseguirlos tras un periodo tan largo? Sus calibres son demasiado escasos y no son capaces de entenderlo todo, y hay muchas verdades que no pueden obtener. Hay además muchas dificultades para poner la verdad en práctica, e incluso si la entienden, la siguen viendo difícil de lograr. Si entiendes la verdad pero no la practicas, te sientes intranquilo, pero cuando lo haces, existen demasiadas dificultades prácticas”. Las personas creen que las palabras de Dios las están perturbando, pero ¿es así en realidad? (No). A esto se le llama no ser razonable, ser irracional. Están hartos de la verdad y no la buscan, ni tampoco la practican, pero siguen queriendo fingir que son espirituales, fingir que practican la verdad, y quieren obtener la salvación. Al final, cuando no pueden lograr tales cosas, se sienten deprimidos y angustiados, y piensan: “¿Quién puede equilibrar todo esto? Sería mejor que Dios bajara un poco Sus estándares, y entonces la gente estaría bien, y también Dios, y todo el mundo; sería una vida maravillosa”. Las personas así siempre creen que las palabras que dice Dios son desconsideradas con el hombre. De hecho, cuando tienen sentimientos de angustia, ansiedad y preocupación, están insatisfechos con Dios respecto a muchas cosas. En particular, cuando se trata de la forma en que enfocan los principios verdad, no pueden alcanzarlos o lograrlos, no pueden hablar de ellos en absoluto, y esto repercute gravemente en su reputación y prestigio a ojos de otras personas, así como en su deseo de ser bendecidos, lo que provoca que se vean sumidos en la angustia, la ansiedad y la preocupación, y por ese motivo consideran que no están contentos con muchas de las cosas que hace Dios. Incluso hay algunos que dicen: “Dios es justo, no lo niego; Dios es santo, y tampoco lo niego. No cabe duda de que todo lo que Dios dice es la verdad, la única lástima es que lo que Él dice ahora es demasiado elevado, Sus exigencias hacia las personas son demasiado estrictas, y a estas no les resulta fácil lograrlas todas”. No sienten amor por la verdad y cargan toda la responsabilidad sobre Dios. Parten de la premisa de que Él es justo y santo, y creen que todo esto es verdad. Dios es justo, es santo; ¿es necesario que reconozcas la esencia de Dios? Se trata de hechos; no son ciertos solo porque tú los reconozcas. Para no ser condenados por culpar a Dios, se apresuran a decir que Él es justo, que es santo. Sin embargo, no importa lo que digan acerca de que Dios es justo y santo, sus emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación siguen presentes y, no solo eso, sino que no están dispuestos a desprenderse de ellas, a dejarlas atrás, a cambiar sus principios de práctica, a cambiar la dirección de su búsqueda y la senda que siguen a través de la vida. Esas personas son a la vez lamentables y odiosas. Sencillamente, no merecen compasión y, por mucho que sufran, no merecen nuestra lástima. Basta con decirles estas pocas palabras: te lo mereces. Si te mueres de tanta angustia, nadie te va a compadecer. ¿Quién te hizo no buscar la verdad para resolver tus problemas? ¿Quién te hizo incapaz de someterte a Dios y practicar la verdad? ¿Por quién te sientes angustiado, ansioso y preocupado? ¿Estás sintiendo esas cosas para obtener la verdad? ¿Para ganar a Dios? ¿En aras de la obra de Dios? ¿O acaso por Su gloria? (No). ¿Entonces por qué sientes esas emociones? Es todo por ti mismo, por tus hijos, por tu familia, por tu amor propio, por tu reputación, por tu futuro y perspectivas, por todo lo relacionado contigo mismo. Una persona así no renuncia ni se desprende ni abandona o descarta nada; no tiene verdadera fe en Dios, ni auténtica lealtad a la hora de cumplir con su deber. En su fe en Dios, no se gastan verdaderamente, solo creen para obtener bendiciones, y creen en Dios solo con la convicción de recibir bendiciones. Están llenos de “fe” en Dios, en Su obra y en Sus promesas, pero Dios no elogia ni recuerda una fe semejante, sino que la detesta. Tales personas no siguen ni practican los principios para manejar cualquier asunto que Dios requiere de ellos, no se desprenden de las cosas que deberían, no renuncian a ellas, no abandonan las cosas que deberían abandonar, y no ofrecen la lealtad que deberían ofrecer, por lo que merecen sumirse en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación. Por mucho que sufran, lo hacen solo por sí mismos, no por su deber ni por la labor de la iglesia. Por tanto, esas personas sencillamente no buscan la verdad: son solo un puñado de gente que cree nominalmente en Dios. Saben con exactitud que este es el camino verdadero, pero no lo practican ni lo siguen. Su fe es lamentable, no puede ganarse la aprobación de Dios y Él no se acordará de ella. Tales personas se hunden en las emociones negativas de la angustia, la ansiedad y la preocupación debido a las múltiples dificultades en sus vidas domésticas.
Ahora ya han aparecido varios desastres inusuales, y según las profecías de la Biblia, habrá desastres aún mayores en el futuro. Entonces, ¿cómo obtener la protección de Dios en medio de los grandes desastres? Contáctanos, y te mostraremos el camino.