Cómo buscar la verdad (3) Parte 4

Aparte de los incrédulos, también hay gente anciana entre los hermanos y hermanas, de edades comprendidas entre los 60 y los 80 o 90 años, y que debido a su avanzada edad, también experimentan algunas dificultades. A pesar de su edad, su pensamiento no es necesariamente correcto o racional, y sus ideas y puntos de vista no tienen por qué conformarse a la verdad. Estas personas ancianas también tienen problemas, y siempre se preocupan: “Mi salud ya no es buena y los deberes que puedo cumplir son limitados. Si solo cumplo con ese pequeño deber, ¿me recordará Dios? A veces me pongo enfermo y necesito que alguien cuide de mí. Cuando no hay nadie que me cuide, no puedo desempeñar mi deber, entonces ¿qué puedo hacer? Soy viejo y no recuerdo las palabras de Dios cuando las leo, y me resulta difícil entender la verdad. Al comunicar la verdad, hablo de un modo confuso e ilógico, y no tengo ninguna experiencia que merezca ser compartida. Soy viejo y no tengo suficiente energía, mi vista no es muy buena y ya no soy fuerte. Todo me resulta difícil. No solo no puedo cumplir con mi deber, sino que olvido fácilmente las cosas y las confundo. A veces me despisto y causo problemas para la iglesia y para mis hermanos y hermanas. Quiero lograr la salvación y buscar la verdad, pero es muy complicado. ¿Qué puedo hacer?”. Cuando meditan sobre estas cosas, empiezan a inquietarse, pensando: “¿Por qué empecé a creer en Dios a esta edad? ¿Por qué no soy igual que los de 20, 30 o incluso 40 o 50 años? ¿Por qué me he encontrado con la obra de Dios ahora que soy tan viejo? No es que mi destino sea malo, al menos no ahora que me he encontrado con la obra de Dios. Mi destino es bueno, y Dios ha sido bueno conmigo. Solo hay una cosa con la que no estoy contento, y es que soy demasiado viejo. Mi memoria no es muy buena, mi salud no anda muy allá, pero tengo mucha fuerza interior. Es solo que mi cuerpo no me obedece, y me entra sueño tras un rato de escucha en las reuniones. A veces cierro los ojos para orar y me quedo dormido, y mi mente vaga cuando leo las palabras de Dios. Tras leer un poco, me entra sueño y me quedo traspuesto, y las palabras no me llegan. ¿Qué puedo hacer? Con esas dificultades prácticas, ¿sigo siendo capaz de buscar y entender la verdad? Si no, y si no soy capaz de practicar conforme a los principios verdad, entonces ¿no será toda mi fe en vano? ¿No fracasaré en obtener la salvación? ¿Qué puedo hacer? Estoy muy preocupado. A esta edad, ya nada es importante. Ahora que creo en Dios ya no tengo más preocupaciones ni nada que me haga sentir ansiedad, mis hijos han crecido y ya no necesitan que los cuide o los crie, mi mayor deseo en la vida es buscar la verdad, cumplir con el deber de un ser creado y en última instancia lograr la salvación en los años que me quedan. Sin embargo, al fijarme en mi situación actual, con la vista nublada por la edad y la mente confusa, con mala salud, incapaz de cumplir bien con mi deber, y a veces creando problemas cuando intento hacer todo lo que está en mi mano, parece que alcanzar la salvación no me va a resultar fácil”. Reflexionan una y otra vez sobre estas cosas y se angustian, y entonces piensan: “Parece como si las cosas buenas solo les ocurrieran a los jóvenes y no a los viejos. Parece que por muy buenas que sean las cosas, ya no podré disfrutar de ellas”. Cuanto más piensan en esto, más se inquietan y más ansiosos se sienten. No solo se preocupan por sí mismos, sino que también se sienten heridos. Si lloran, sienten que en realidad no merece la pena llorar, y si no lloran, ese dolor, ese daño, los acompaña siempre. Entonces, ¿qué deben hacer? En particular, hay algunos ancianos que quieren dedicar todo su tiempo a gastarse por Dios y cumplir con su deber, pero no se encuentran bien físicamente. Algunos tienen la tensión alta, otros el azúcar, algunos tienen problemas gastrointestinales, y su fuerza física no puede seguir el ritmo de las exigencias de su deber, lo cual les inquieta. Ven a jóvenes que pueden comer y beber, correr y saltar, y sienten envidia. Cuanto más ven a los jóvenes hacer tales cosas, más angustiados se sienten, pensando: “Yo quiero cumplir bien con mi deber y buscar y comprender la verdad, y también quiero practicarla, así que ¿por qué es tan difícil? Soy tan viejo e inútil. ¿Acaso Dios no quiere a los ancianos? ¿De verdad son tan inútiles? ¿Acaso no podemos alcanzar la salvación?”. Están tristes y son incapaces de sentirse felices, lo miren por donde lo miren. No quieren perderse un momento tan maravilloso y una oportunidad tan grande, pero son incapaces de gastarse y cumplir con su deber con todo su corazón y su alma como hacen los jóvenes. Estos ancianos caen en una profunda angustia, ansiedad y preocupación debido a su edad. Cada vez que encuentran alguna dificultad, contratiempo, adversidad u obstáculo, culpan a su edad, e incluso se odian y se desagradan a sí mismos. Pero en cualquier caso, es en vano, no hay solución, y no tienen forma de avanzar. ¿Será que realmente no hallan una salida? ¿Existe alguna solución? (Las personas mayores también deben cumplir con su deber en la medida de sus posibilidades). Es aceptable que las personas mayores cumplan con sus deberes en la medida de sus posibilidades, ¿verdad? ¿Acaso los ancianos ya no pueden buscar la verdad debido a su edad? ¿No son capaces de comprenderla? (Sí, lo son). ¿Pueden los ancianos comprender la verdad? Pueden entender un poco, y ni siquiera los jóvenes pueden entenderla toda. Los ancianos siempre tienen una idea equivocada, creen que están confundidos, que su memoria es mala y que por eso no pueden entender la verdad. ¿Tienen razón? (No). Aunque los jóvenes tienen mucha más energía que los ancianos y son más fuertes físicamente, en realidad su capacidad de entender, comprender y saber es la misma que la de los ancianos. ¿Acaso los ancianos no fueron jóvenes una vez? No nacieron viejos, y los jóvenes también envejecerán algún día. Los ancianos no deben pensar siempre que, por ser viejos, estar físicamente débiles, enfermos y tener mala memoria, son diferentes de los jóvenes. De hecho, no hay ninguna diferencia. ¿Qué quiero decir cuando digo que no hay diferencia? Tanto si alguien es viejo como joven, sus actitudes corruptas son las mismas, sus posturas y puntos de vista sobre todo tipo de cosas son los mismos, y sus perspectivas y planteamientos respecto a todo son idénticos. Por tanto, las personas mayores no deben pensar que, por ser mayores, tener menos deseos extravagantes que los jóvenes y ser capaces de ser estables, no tienen ambiciones ni deseos descabellados, y que tienen menos actitudes corruptas; esto es un concepto erróneo. Los jóvenes pueden competir por una posición, ¿no pueden los ancianos hacer lo mismo? Los jóvenes pueden hacer cosas contrarias a los principios y actuar arbitrariamente, ¿acaso los ancianos no? (Sí, pueden). Los jóvenes pueden ser arrogantes, y también los ancianos. Sin embargo, cuando las personas mayores son arrogantes, debido a su avanzada edad no son tan agresivas, y no es una arrogancia tan altanera. La gente joven muestra manifestaciones más obvias de arrogancia debido a sus miembros y mentes flexibles, mientras que la gente mayor muestra manifestaciones menos obvias de arrogancia debido a sus miembros rígidos y mentes inflexibles. Sin embargo, su esencia de arrogancia y sus actitudes corruptas son las mismas. No importa cuánto tiempo lleve creyendo en Dios una persona mayor o cuántos años haya cumplido con su deber, si no busca la verdad, sus actitudes corruptas perdurarán. Por ejemplo, algunas personas mayores que viven solas están acostumbradas a ser independientes y tienen hábitos determinados. Siguen horarios fijos y su propia organización para comer, dormir y descansar, y no están dispuestos a alterar el orden de las cosas en sus vidas. Estas personas ancianas parecen maravillosas desde fuera, pero siguen teniendo actitudes corruptas, y llegas a darte cuenta después de que te relacionas con ellas durante un largo periodo. Algunas de estas personas mayores son increíblemente caprichosas y arrogantes, han de tener sí o sí lo que quieren comer, y nadie puede detenerlas cuando quieren ir a algún sitio por placer. Cuando fijan su mente en hacer algo, ni unos caballos salvajes podrían apartarlos de su camino. Nadie puede cambiarlos, y son caprichosos toda la vida. Estas personas mayores tan obstinadas son incluso más problemáticas que los jóvenes díscolos. Por tanto, cuando alguien dice: “La gente mayor no está tan profundamente corrompida como la joven. Los mayores vivieron una época más conservadora y cerrada, y por eso su generación no está tan hondamente corrompida”, ¿hay algo de verdad en esta afirmación? (No). Esto no son más que excusas. A los jóvenes no les gusta trabajar con los demás, ¿no pueden los ancianos ser iguales? (Claro). Algunos ancianos tienen actitudes corruptas aun más severas que las de los jóvenes, siempre alardean de su vejez y se enorgullecen de su veteranía, diciendo: “Tengo una edad avanzada. ¿Cuántos años tienes tú? ¿Soy yo el anciano o lo eres tú? No te gustará oír esto, pero cuando tú vas yo ya he vuelto mil veces, y tienes que escucharme. Tengo experiencia y conocimientos. ¿Qué entendéis los jóvenes? Yo ya creía en Dios antes de que nacieras”. ¿No es esto más problemático? (Lo es). Una vez que tienen el título de “ancianos”, las personas mayores pueden ser más problemáticas. Por consiguiente, no es que los ancianos no tengan nada que hacer, ni que sean incapaces de cumplir con sus deberes, ni mucho menos que sean incapaces de buscar la verdad; hay muchas cosas que pueden hacer. Las diversas herejías y falacias que has acumulado durante tu vida, así como las varias ideas y nociones tradicionales, las cosas ignorantes y obstinadas, las conservadoras, las irracionales y las absurdas que has acumulado se han amontonado en tu corazón, y debes dedicar aún más tiempo que los jóvenes a desenterrarlas, diseccionarlas y reconocerlas. No es el caso que no haya nada que puedas hacer, o que debas sentirte angustiado, ansioso y preocupado cuando te encuentres en un callejón sin salida; esa no es ni tu tarea ni tu responsabilidad. En primer lugar, las personas mayores deben tener la mentalidad correcta. Aunque te estés haciendo mayor y físicamente estés relativamente envejecido, debes tener una mentalidad joven. Aunque estés envejeciendo, tu pensamiento se haya ralentizado y tu memoria sea deficiente, si todavía puedes conocerte a ti mismo, entender las palabras que digo y la verdad, eso demuestra que no eres viejo y que no te falta calibre. Si alguien tiene más de 70 años pero no es capaz de entender la verdad, entonces esto demuestra que su estatura es demasiado pequeña y no está a la altura. Por tanto, la edad es irrelevante cuando se trata de la verdad y de actitudes corruptas. Satanás ha existido durante decenas de miles de años, cientos de millones de años, y sigue siendo Satanás, sin embargo, todavía debemos añadir un adjetivo atributivo antes de la palabra “Satanás”, y es “viejo Satanás”, lo que significa que es malvado a la enésima potencia, ¿verdad? (Sí). Entonces, ¿cómo deben practicar las personas mayores? Un aspecto es que debes tener la misma mentalidad que los jóvenes, buscar la verdad y conocerte a ti mismo, y una vez que te hayas conocido, debes arrepentirte. Otro aspecto es que debes buscar los principios en el cumplimiento de tu deber y practicar de acuerdo con los principios verdad. No debes excluirte a ti mismo de la búsqueda de la verdad, diciendo que eres viejo, de edad avanzada, que no tienes los pensamientos activos que tienen los jóvenes, que no tienes las actitudes corruptas que tienen los jóvenes, que lo has experimentado todo en esta vida, que has adquirido comprensión de todo y que, por tanto, no albergas ambiciones ni deseos descabellados. Lo que realmente quieres decir con esto es: “Mis actitudes corruptas no son tan graves, así que la búsqueda de la verdad es para vosotros, los jóvenes. No tiene nada que ver con nosotros los viejos. Los ancianos nos limitamos a hacer cualquier trabajo y a esforzarnos lo que podamos en la casa de Dios, y entonces habremos cumplido bien con nuestro deber y nos salvaremos. En cuanto a que Dios revele las actitudes corruptas, las de anticristos y la esencia de anticristo de las personas, eso es lo que vosotros, los jóvenes, debéis entender. Podéis escucharlo con atención, y basta con que os acojamos bien y vigilemos los aledaños para manteneros a salvo. Los mayores no tenemos ambiciones descabelladas. Nos hacemos viejos, nuestro cerebro responde despacio y por eso todas nuestras respuestas son positivas. Antes de morir, nos volvemos bondadosos. Cuando la gente envejece, se vuelve bien educada, así que nosotros somos gente bien educada”. Lo que realmente quieren decir es que no tienen actitudes corruptas. ¿Cuándo hemos dicho que las personas mayores no necesitan buscar la verdad o que la búsqueda de la verdad difiere según la edad? ¿Lo hemos dicho alguna vez? No, no lo hemos dicho. En la casa de Dios y cuando se trata de la verdad, ¿son los ancianos un grupo especial? No, no lo son. La edad es irrelevante en cuanto a la verdad, como lo es en cuanto a tus actitudes corruptas, la profundidad de tu corrupción, si eres apto para buscar la verdad, si puedes alcanzar la salvación, o cuál es la probabilidad de que te salves. ¿No es así? (Así es). Hemos comunicado sobre la verdad durante muchos años ya, pero nunca hemos comunicado diferentes tipos de verdades según las distintas edades de la gente. Nunca se ha comunicado sobre la verdad ni se han revelado las actitudes corruptas en exclusiva solo para los jóvenes o los ancianos, ni se ha dicho que, debido a su edad, su pensamiento inflexible y su incapacidad para aceptar cosas nuevas, sus actitudes corruptas decrezcan o cambien con naturalidad; nada de esto se ha dicho nunca. Nunca se ha comunicado una sola verdad específicamente en función de la edad de las personas y excluyendo a los ancianos. Los ancianos no son un grupo especial en la iglesia, en la casa de Dios o ante Él, sino que son iguales a cualquier otro grupo de edad. No tienen nada de especial, solo que han vivido un poco más, que llegaron a este mundo unos años antes que los otros, que tienen el pelo un poco más canoso que los demás y que sus cuerpos han envejecido un poco antes; aparte de estas cosas, no hay ninguna diferencia. Y así, si los ancianos siempre piensan: “Soy viejo, así que eso significa que soy una persona que se comporta bien, que no revelo actitudes corruptas y que solo tengo un poco de corrupción”, ¿no es esta una interpretación falaz? (Lo es). ¿Acaso no es un poco desvergonzado? Algunos ancianos son unos viejos bribones astutos, ladinos hasta la enésima potencia. Dicen que no tienen actitudes corruptas, e incluso que estas actitudes se han desgastado, cuando en realidad las efusiones de sus actitudes corruptas no son menores que las de otras personas. En realidad, hay muchas formas de describir las actitudes corruptas y la calidad humana de esta clase de persona mayor. Por ejemplo, “viejos bribones astutos” y “el jengibre viejo es el más picante, la experiencia vence a la juventud”, en ambas expresiones se utiliza la palabra “viejo”, ¿verdad? (Cierto). ¿Qué otras descripciones hay que utilicen la palabra “viejo”? (Viejos intrigantes). Sí, esa es buena, “viejos intrigantes”. Ves, todos usan la palabra “viejo”. Luego están “viejo Satanás” y “viejos diablos”, la quintaesencia de los mayores. ¿Qué cree la gente cuando forma parte de un grupo de ancianos? Su creencia es: “Todas nuestras actitudes corruptas se han desgastado. Las actitudes corruptas son cosa de vosotros los jóvenes. Estáis más profundamente corrompidos que nosotros”. ¿No es esto una distorsión deliberada? Quieren retratarse de manera positiva e ir a su propio son, pero en realidad no es ese el caso, y las cosas no son así. “Viejos demonios”, “viejo Satanás”, “viejos intrigantes”, “viejos bribones astutos” y “alardear de la propia vejez”: estas descripciones que utilizan formas de la palabra “viejo” no son cosas buenas ni positivas.

Estamos comunicando ahora sobre esto para mandarles una advertencia a los ancianos, para aconsejarlos y guiarlos, y también para ponerles una inyección preventiva a los jóvenes. El propósito de decir estas cosas es primordialmente resolver un problema, ¿cuál? El de la angustia, ansiedad y preocupación de estos ancianos, y asegurarnos de que entienden que esta angustia, ansiedad y preocupación son superfluas e innecesarias. Si deseas cumplir con tu deber y eres adecuado para hacerlo, ¿te va a rechazar la casa de Dios? (No). La casa de Dios te va a dar sin duda una oportunidad para cumplir con tu deber. De ninguna manera dirá: “No puedes cumplir con un deber porque eres viejo. Fuera. No te vamos a dar una oportunidad”. No, la casa de Dios trata a todo el mundo con equidad. Mientras seas apto para cumplir con un deber y no haya un peligro oculto, la casa de Dios te dará la oportunidad y te permitirá cumplir con un deber en cuanto que seas capaz de hacerlo. Además, si deseas conocerte y buscar la verdad, se burlará alguien de ti y dirá: “¿Acaso una persona tan vieja como tú está cualificada para buscar la verdad?”. ¿Se burlará alguien de ti? (No). “Eres viejo y estás confuso. ¿Qué sentido tiene que busques la verdad? Dios no salvará a alguien tan viejo como tú”, ¿dirá alguien eso? (No). No lo harán. Todo el mundo es igual ante la verdad, y a todo el mundo se le trata con equidad. Es solo que puede que no busques la verdad y siempre pondrás la edad como excusa, pensando: “Soy viejo y no puedo cumplir con mi deber”. De hecho, hay muchos deberes que puedes cumplir en función de tu destreza. Si no cumples con ningún deber y, en vez de eso, alardeas de tu vejez y quieres aleccionar a otros, entonces ¿quién querría escucharte? Nadie. Siempre dicen: “Oh, los jóvenes no entendéis las cosas”, y “Oh, los jóvenes sois egoístas” y “Oh, los jóvenes sois arrogantes” y “Oh, los jóvenes sois vagos. Nosotros los viejos trabajamos duro, y en mis tiempos era tal o cual”. ¿De qué sirve decir tales cosas? No seas pesado con tu “magnífica” historia, nadie quiere oírla. No tiene sentido hablar sobre esas cosas obsoletas, no representan la verdad. Si quieres hablar sobre algo, entonces esfuérzate un poco con la verdad, entiéndela un poco más, conócete a ti mismo, mírate como otra persona corriente y no como un miembro de un grupo especial que debe ser respetado, venerado y tenido en alta estima por los demás, siempre rodeado de gente. Este es un deseo extravagante, y un pensamiento equivocado. La edad no es un símbolo de tu identidad, la edad no representa elegibilidad y veteranía, y mucho menos representa que estés en posesión de la verdad o de humanidad, y la edad no puede debilitar tus actitudes corruptas. Por tanto, eres igual que los demás. No te etiquetes siempre como “anciano” para separarte de los demás, e incluso para distinguirte como santo. Eso demuestra que no te conoces en absoluto. Mientras vivan, los ancianos deben esforzarse aún más por buscar la verdad, buscar la entrada en la vida y trabajar armoniosamente junto con los hermanos y hermanas para cumplir con su deber; solo así puede crecer su estatura. Los ancianos no deben presumir en absoluto de ser más veteranos que los demás ni hacer alarde de su vejez. Los jóvenes pueden revelar todo tipo de carácter corrupto, y tú también; los jóvenes pueden hacer todo tipo de tonterías, al igual que tú; los jóvenes albergan nociones, y los ancianos también; los jóvenes pueden ser rebeldes, como los ancianos; los jóvenes pueden revelar un carácter de anticristo, igual que los ancianos; los jóvenes tienen ambiciones y deseos descabellados, y también los ancianos, sin la menor diferencia; los jóvenes pueden causar interrupciones y perturbaciones y ser expulsados de la iglesia, y lo mismo pueden hacer los ancianos. Por consiguiente, además de cumplir bien con su deber en la medida de sus posibilidades, hay muchas cosas que pueden hacer. A menos que seas estúpido, demente y no puedas entender la verdad, y a menos que seas incapaz de cuidar de ti mismo, hay muchas cosas que debes hacer. Al igual que los jóvenes, puedes buscar la verdad, investigarla, y debes acudir a menudo ante Dios para orar, buscar los principios verdad, esforzarte por contemplar a las personas y las cosas, comportarte y actuar en todo de acuerdo con las palabras de Dios, con la verdad por criterio. Esta es la senda que debes seguir, y no debes sentirte angustiado, ansioso o preocupado porque seas viejo, porque tengas muchas dolencias o porque tu cuerpo esté envejeciendo. Sentir angustia, ansiedad y preocupación no es lo correcto: son manifestaciones irracionales. Las personas mayores deben desprenderse de su título de “ancianos”, integrarse con los jóvenes y sentarse de igual a igual con ellos. No debes alardear de tu vejez, pensando siempre que tienes virtudes elevadas dignas de respeto, que estás altamente cualificado, que puedes manejar a los jóvenes, que para ellos sois los veteranos y los ancianos, siempre con la ambición de controlar y el deseo de manejar a los jóvenes; ese es un carácter corrupto en toda regla. Puesto que los ancianos tienen actitudes corruptas, igual que los jóvenes, y a menudo las revelan en la vida y en el cumplimiento de sus deberes, igual que los jóvenes, ¿por qué entonces los ancianos no hacen lo apropiado y, en cambio, se sienten siempre angustiados, ansiosos y preocupados por su vejez y por lo que les sucederá después de la muerte? ¿Por qué no cumplen sus deberes como los jóvenes? ¿Por qué no buscan la verdad como ellos? Se te ha presentado esta oportunidad, así que, si no la aprovechas, y de verdad llegas a ser tan viejo que pierdes el oído, la vista y no puedes cuidar de ti mismo, entonces te arrepentirás, y tu vida transcurrirá de esta manera. ¿Lo comprendes? (Sí).

¿Ha quedado ahora resuelto el problema de las emociones negativas de las personas ancianas? Cuando os hagáis viejos, ¿alardearéis de vuestra vejez? ¿Os convertiréis en viejos bribones astutos y viejos intrigantes? Cuando veáis a una persona mayor, ¿la llamaréis “viejo hermano” o “vieja hermana”? Tienen nombre, pero no te diriges así a ellos, sino que en cambio añades la palabra “viejo”. Si siempre añades la palabra “viejo” cuando les hablas a las personas ancianas, ¿no les hará eso daño? Ya se tienen ellos mismos por viejos y albergan algunas emociones negativas, así que si los llamas “viejos” es como si les dijeras: “Eres viejo, más que yo, y ya no vales para nada”. ¿Se sentirán cómodos al oírte decir esto? Desde luego no se sentirán felices. ¿No les dolerá que te dirijas a ellos de este modo? Algunos ancianos estarán encantados cuando oigan que te diriges a ellos así, y pensarán: “Mira, tengo una elevada virtud digna de respeto y una reputación meritoria. Cuando los hermanos y hermanas me ven, no me llaman por mi nombre. En la casa de Dios, la gente no llama tío, ni abuelo, ni abuela a los ancianos. En cambio, cuando los hermanos y hermanas se dirigen a mí, añaden la palabra ‘viejo’, y me llaman ‘viejo hermano’ (o ‘vieja hermana’). Mira qué digno soy, y mira qué respetable me muestro ante los demás. La casa de Dios es buena: la gente respeta a los ancianos y cuida de los jóvenes”. ¿Eres digno de respeto? ¿Qué edificación has aportado a tus hermanos y hermanas? ¿Qué beneficio les has aportado? ¿Cuál es tu contribución a la casa de Dios? ¿Cuánto de la verdad entiendes? ¿Cuánto de la verdad pones en práctica? Te consideras con una elevada virtud digna de respeto y sin embargo no has hecho contribución alguna, ¿mereces entonces que los hermanos y hermanas te llamen “viejo hermano” o “vieja hermana”? Por supuesto que no. Alardeas de tu vejez y siempre quieres que otras personas te respeten. ¿Es bueno que se dirijan a ti como “viejo hermano” o “vieja hermana”? (No). No lo es, pero lo oigo a menudo. Está muy mal, sin embargo, la gente se sigue dirigiendo a los ancianos de este modo. ¿Qué clase de atmósfera crea eso? Es desagradable, ¿verdad? Mientras más veces te diriges a una persona anciana como “viejo hermano” o “vieja hermana”, más cualificados se consideran y más se creen de elevada virtud digna de respeto; mientras más te diriges a ellos como “viejo tal o cual”, más especiales se creen que son, más importantes y mejores que otras personas, sus corazones se inclinan hacia guiar a otros, y más se apartan de la búsqueda de la verdad. Siempre quieren guiar y manejar a los demás, siempre se consideran a sí mismos mejores que el resto, siempre encuentran a otros desagradables, siempre ven los problemas del prójimo y no ven ninguno en sí mismos. Decidme, ¿puede una persona así buscar todavía la verdad? No. Por tanto, dirigirse a las personas como “viejo hermano” o “vieja hermana” no les beneficia en nada, y lo único que consigue es hacerles daño y perjudicarles. Si simplemente los llamas por su nombre y dejas de lado el título de “viejo”, si los consideras de la manera correcta, y te sientas con ellos como iguales, entonces su estado y su mentalidad se normalizarán, y ya no se enorgullecerán de sus años veteranos ni mirarán a los demás por encima del hombro. De este modo, les resultará fácil considerarse iguales al resto, podrán valorarse a sí mismos y a los demás correctamente, podrán percibirse a sí mismos como iguales, como gente corriente, y en absoluto mejores que nadie. De este modo, sus dificultades disminuirán y no experimentarán las emociones negativas que pueden surgir debido a su avanzada edad y a que no han obtenido la verdad, y entonces tendrán la esperanza de buscar dicha verdad. Cuando no surjan estas emociones negativas, considerarán sus propios problemas, especialmente sus actitudes corruptas, con la mentalidad correcta. Esto tiene un efecto positivo y útil en su búsqueda de la verdad, su autoconocimiento y su capacidad para seguir la senda de la búsqueda de la verdad. ¿No quedarán entonces resueltos los problemas de emociones negativas en las personas mayores? (Así será). Se resolverán y no habrá más dificultades. Entonces, ¿cuál es la mentalidad que deben adoptar primero las personas mayores? Deben adoptar una mentalidad positiva; no solo deben ser prudentes, sino magnánimos. No deben montar un escándalo con los jóvenes, sino que deben dar ejemplo y mostrarles el camino, y no ser demasiado duros con ellos. Los jóvenes tienen mal genio y hablan con urgencia, así que no hay que armar un escándalo por nada con ellos. Son jóvenes, inmaduros e inexpertos, y unos cuantos años de templanza los enderezarán. Así es como deben ser las cosas, y las personas mayores deben entenderlo. Entonces, ¿qué mentalidad deben adoptar las personas mayores que esté en conformidad con la verdad? Deben tratar correctamente a los jóvenes y, al mismo tiempo, no deben ser arrogantes y engreídos, creyéndose muy experimentados y perspicaces. Deben considerarse a sí mismos como personas corrientes e iguales a todos los demás; esto es lo correcto. Las personas mayores no deben dejarse frenar por su edad, ni deben cambiar su mentalidad para que sea la de alguien joven. Pasar a tener la mentalidad de una persona joven tampoco es normal, así que simplemente no te dejes frenar por tu edad. No pienses siempre: “Oh, soy tan viejo, no puedo hacer esto, no puedo decir aquello, no puedo hacer lo otro. Como soy tan viejo, debo hacer esto, debo hacer aquello, debo sentarme de cierta manera y permanecer de pie de otra, e incluso debo comer de un modo concreto, todo para que lo vean los jóvenes, para que no miren por encima del hombro a las personas mayores”. Esta forma de pensar es errónea, y al pensar así, estás siendo controlado y limitado por un tipo de pensamiento erróneo, y estás siendo un poco artificial, impostado y falso. No te dejes frenar por tu edad, sé igual que los demás, haz lo que puedas y lo que debas; de este modo, tendrás una mentalidad normal. ¿Entiendes? (Sí). Así, cuando una persona mayor tiene una mentalidad normal, las diversas emociones negativas que pueden surgir en ella debido a su avanzada edad desaparecen sin que sea consciente de ello; ya no pueden enredarte, el daño que te causan también desaparece, y entonces tu humanidad, tu razón y tu conciencia se vuelven relativamente normales. Bajo la premisa de tener una conciencia y racionalidad normales, el punto de partida de las personas se vuelve relativamente correcto para buscar la verdad, cumplir con su deber, participar en cualquier actividad y cualquier trabajo, y los resultados que se logran también son relativamente correctos. En primer lugar, las personas mayores no se verán frenadas por su edad, sino que serán capaces de adoptar su propia medida de forma objetiva y práctica, hacer lo que deben hacer, ser iguales a las demás y cumplir el deber que les corresponde de la mejor manera posible. Los jóvenes no deben pensar: “Eres muy viejo, nunca me abres camino ni me cuidas. Eres muy viejo, deberías tener experiencia, pero no me das consejos sobre cómo hacer las cosas y no me aporta nada estar contigo. Eres mayor, ¿cómo es que no sabes ser comprensivo con los jóvenes?”. ¿Es correcto decir esto? (No). Es inapropiado hacer tales exigencias a las personas mayores. Por tanto, todas las personas son iguales ante la verdad. Si tu pensamiento es práctico, objetivo, preciso y racional, entonces ciertamente estará de acuerdo con los principios verdad. Si no te afecta ninguna condición objetiva, causa, entorno, o incluso ningún factor en absoluto, si solo haces lo que la gente debería hacer y lo que Dios enseña a la gente a hacer, entonces lo que hagas será ciertamente apropiado y correcto, básicamente en conformidad con la verdad. Tampoco te sumirás en las emociones negativas de angustia, ansiedad y preocupación debido a tu avanzada edad, y este problema quedará resuelto.

Muy bien, acabo aquí con esta comunicación de hoy. ¡Adiós!

22 de octubre de 2022

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