Cómo perseguir la verdad (7) Parte 3

Llegados a este punto de la charla, vamos a continuar con ella hablando sobre cómo deben entender y percibir las personas la relación entre los ideales, deseos y deberes. Primero, hablemos sobre ideales, en concreto sobre los ideales de esas personas que mencionamos antes. ¿Resulta apropiado que busquen la consecución de sus propios ideales en la casa de Dios? (No, no es apropiado). ¿Cuál es la naturaleza del asunto? ¿Por qué es inapropiado? (Al buscar la consecución de sus ideales mientras desempeñan sus deberes, se exhiben y consolidan sus propias carreras, en lugar de buscar el desempeño de sus deberes como seres creados). Decidme, ¿es inadecuado buscar la consecución de los propios ideales y deseos? (Sí, es inadecuado). Si decís que es inadecuado, ¿priva esto a alguien de sus derechos humanos? (No). Entonces, ¿cuál es el problema? (Cuando la gente cree en Dios, deben buscar la verdad y seguir la senda que las palabras de Dios les señalan. Si solo persiguen sus propios deseos e ideales, están buscando lo que desea su carne, que es una ideología inculcada por Satanás). En el mundo, se considera apropiado buscar la consecución de los propios ideales. Sin tener en cuenta qué ideales busques, no pasa nada mientras sean legales y no crucen ninguna frontera moral. Nadie cuestiona nada, y no te enredas en cuestiones de lo que está bien o mal. Tú buscas según tus preferencias personales y, si lo consigues, si alcanzas tu objetivo, entonces has tenido éxito; pero si fallas, si fracasas, eso es cosa tuya. Sin embargo, cuando entras en ese lugar especial que es la casa de Dios, sean cuales sean los ideales y deseos que acarrees contigo, debes desprenderte de todos ellos. ¿Por qué? Vamos a referirnos a la búsqueda en sí, así que, en cuanto a la búsqueda de ideales y deseos, sea lo que sea aquello que busques en concreto, el modo de proceder y la senda que se toma giran en torno al egoísmo, el interés propio, el estatus y la reputación. Todo gira en torno a estas cosas. En otras palabras, cuando alguien busca la consecución de sus ideales, el único beneficiario es uno mismo. ¿Es recto que una persona busque convertir en realidad sus ideales en aras del estatus, la reputación, la vanidad y los intereses físicos? (No). En aras de los ideales, pensamientos y deseos personales y privados, los métodos y enfoques que adoptan son egocéntricos y se centran en el beneficio personal. Si los medimos con la verdad, no son rectos ni legítimos. La gente debería desprenderse de ellos, ¿no es cierto? (Sí). Deberían desprenderse, desprenderse del egoísmo, de los ideales y deseos personales. Esto se ve desde la perspectiva de la esencia de las sendas que la gente toma: buscar la consecución de los propios ideales y deseos no es algo positivo, es algo que se ha negado. Este es un aspecto. Ahora discutamos el otro aspecto, ¿qué clase de ámbito es la casa de Dios, la iglesia, al margen de su nombre? ¿Qué clase de lugar es? ¿Cuál es la esencia de la iglesia, la casa de Dios? En primer lugar, desde una perspectiva teórica, no es el mundo, ni la sociedad, ni ninguna corporación u organización humana de la sociedad. No pertenece al mundo ni a la humanidad. ¿Por qué se creó? ¿Cuál fue la razón de su aparición y existencia? La razón es Dios y Su obra, ¿verdad? (Sí). La iglesia, la casa de Dios, existe por la presencia de Dios y Su obra. Por consiguiente, ¿es la iglesia, la casa de Dios, un lugar para exhibir talentos y convertir en realidad ideales, aspiraciones y deseos personales? (No). Está claro que no. La iglesia, la casa de Dios, existe por la presencia de Dios y la de Su obra. Como tal, no es un lugar para demostrar talentos personales o convertir en realidad ideales, aspiraciones y deseos personales. No gira en torno a la vida en la carne, las perspectivas carnales, la fama y la fortuna, el estatus, la reputación, etc.; no funciona para eso. Tampoco surgió ni existe por la fama, el estatus, el disfrute o las perspectivas materiales de los seres humanos. Entonces, ¿qué clase de lugar es? Puesto que la iglesia, la casa de Dios, se constituyó por la presencia de Dios y la de Su obra, ¿no se supone que debe llevar a cabo la voluntad de Dios, proclamar Sus palabras y dar testimonio de Él? (Sí). ¿No es esa la verdad? (Sí). La iglesia, la casa de Dios, existe por la presencia de Dios y la de Su obra, por lo que solo puede llevar a cabo la voluntad de Dios, proclamar Sus palabras y dar testimonio de Él. No tiene nada que ver con el estatus personal, la fama, las perspectivas o cualquier otro interés. Los principios que rigen todo el trabajo realizado por la iglesia, la casa de Dios, deben basarse en las palabras de Dios, Sus requerimientos y Sus enseñanzas. A grandes rasgos, se puede decir que gira en torno a la voluntad de Dios y Su obra; en concreto, en torno a la expansión del evangelio del reino y a dar testimonio y proclamar Su palabra. ¿Es correcto? (Sí). Aparte de llevar a cabo la voluntad de Dios, proclamar Sus palabras y dar testimonio de Él, ¿hay algo aún más importante para la iglesia, la casa de Dios? (Es el lugar donde el pueblo escogido de Dios experimenta Su obra, recibe la purificación y obtiene la salvación). Has dado en el clavo. La iglesia, la casa de Dios, es un lugar donde se lleva a cabo la voluntad de Dios, se proclama Su palabra, se da testimonio de Él, y lo más importante, es un lugar donde la gente puede recibir la salvación. ¿Se te ha quedado eso en la memoria? (Sí). Léelo. (La iglesia, la casa de Dios, es un lugar donde se lleva a cabo la voluntad de Dios, se proclama Su palabra, se da testimonio de Él, y el pueblo escogido de Dios recibe purificación y salvación). La iglesia, la casa de Dios, es un lugar donde se cumple la voluntad de Dios, se proclama Su palabra, se da testimonio de Él y Su pueblo escogido recibe purificación y salvación. Ese es el lugar que es. En un lugar semejante, ¿hay alguna tarea o proyecto, no importa cuál sea, que se ajuste a la consecución de los ideales y deseos personales? No existe ningún trabajo o proyecto que sirva para la consecución de los ideales y deseos personales, ni existe ningún aspecto de ellos destinado a tal fin. Por tanto, ¿deben existir ideales y deseos personales en la casa de Dios? (No). No, porque los ideales y deseos personales entran en conflicto con cualquier obra que Dios desee acometer en la iglesia. Los ideales y deseos personales contradicen cualquier trabajo que se haga en la iglesia. Contradicen la verdad, se desvían de la voluntad de Dios, de la proclamación de Sus palabras, de dar testimonio de Él y de la obra de purificación y salvación del pueblo escogido de Dios. Cualesquiera que sean los ideales de uno, mientras se trate de ideales y deseos personales, impedirán que uno y los demás sigan la voluntad de Dios, y afectarán u obstaculizarán la proclamación de Sus palabras y que se dé testimonio de Él. Por supuesto, mientras se trate de ideales y deseos personales, no pueden facilitar que la gente reciba la purificación y la salvación. No es solo una cuestión de contradicción entre ambas partes, sino que son fundamentalmente opuestas. Mientras persigues tus propios ideales y deseos, obstruyes que se lleve a cabo la voluntad de Dios, el trabajo de proclamar Sus palabras y dar testimonio de Él, así como la salvación de los demás y, por supuesto, la tuya. En resumen, da igual cuáles sean los ideales de las personas, no sirven para seguir la voluntad de Dios y no pueden lograr el resultado real de la sumisión absoluta a Dios. Cuando la gente persigue sus ideales y deseos, su fin último no es comprender la verdad, ni entender cómo comportarse, cómo satisfacer las intenciones de Dios y cómo cumplir bien con sus deberes y cumplir su papel como seres creados. No se trata de que las personas sientan temor auténtico y sumisión hacia Dios. Al contrario, cuanto más se hacen realidad los propios ideales y deseos, más se aleja uno de Dios y más se acerca a Satanás. Del mismo modo, cuanto más persigue uno sus ideales y los alcanza, más rebelde contra Dios se vuelve su corazón, más se aleja de Él, y al final, en cuanto uno puede cumplir sus ideales como desea y realizar y satisfacer sus deseos, se vuelve más desdeñoso hacia Dios, Su soberanía y todo lo relacionado con Él. Puede incluso caminar por la senda de la negación, la resistencia y la oposición a Dios. Al final, ese es el resultado.

Tras entender lo que es la casa de Dios, la iglesia, las personas deben también entender qué talante y postura han de adoptar mientras viven y sobreviven en la casa de Dios, como miembros de ella. Algunos han dicho: “No nos dejas buscar la consecución de nuestros propios ideales o hacer realidad nuestros propios deseos”. No os estoy impidiendo que persigáis vuestros propios ideales; te estoy diciendo cómo vivir adecuadamente en la casa de Dios, cómo adoptar una postura adecuada y cumplir con tus deberes en la casa de Dios como un ser creado. Si insistes en buscar la consecución de tus propios ideales, entonces puedo ser directo y decirte: ¡Por favor, vete! La iglesia no es un lugar donde buscar hacer realidad tus ideales. Fuera de la casa de Dios, puedes hacer cualquier cosa que quieras y perseguir tus propios ideales y aspiraciones. Lo único que tienes que hacer es abandonar la casa de Dios, y nadie se interpondrá en lo que haces. Sin embargo, la iglesia, la casa de Dios, no es un lugar apropiado para que busques la consecución de tus ideales. Para ser más precisos, es imposible que busques tus propios ideales y deseos en este lugar. Si te quedas en la casa de Dios, la iglesia, aunque solo sea por un día, ni siquiera pienses en hacer realidad o alcanzar tus propios ideales. Si dices: “Renuncio a mis propios ideales. Estoy dispuesto a desempeñar mis deberes según los requerimientos de Dios y a convertirme en un ser creado apto”, entonces esto sería aceptable. Podrías desempeñar tus deberes de acuerdo con tu posición y según las reglas en la casa de Dios. Pero si insistes en perseguir y hacer realidad tus propios ideales, con el objetivo de no vivir tu vida en vano, entonces puedes renunciar a tus deberes y abandonar la casa de Dios. O puedes escribir un enunciado, diciendo: “Me retiro voluntariamente de la Iglesia de Dios Todopoderoso para buscar la consecución de mis propios ideales y deseos. El mundo es grande, y debe haber un lugar para mí en él. Adiós”. De esa manera, te puedes marchar de una manera apropiada y adecuada y perseguir tus propios ideales. Sin embargo, si dices: “Prefiero renunciar a mis propios ideales, cumplir con mis deberes en la casa de Dios, ser un ser creado apto y aspirar a la salvación”, entonces podemos encontrar cierto terreno común entre nosotros. Dado que deseas permanecer en paz en la casa de Dios como miembro, primero debes aprender a ser un buen ser creado y cumplir con tus deberes conforme a tu posición. En la casa de Dios, te convertirás en un ser creado que hace honor a su nombre. El ser creado es tu identidad exterior y tu título, y debe venir acompañado de manifestaciones y sustancia específicas. No se trata solo de tener el título, sino que, puesto que eres un ser creado, has de cumplir con los deberes de un ser creado. Puesto que eso es lo que eres, debes cumplir con las responsabilidades como tal. Entonces, ¿cuáles son los deberes y responsabilidades de un ser creado? La palabra de Dios establece claramente los deberes, obligaciones y responsabilidades de los seres creados, ¿no es así? A partir de hoy, eres un auténtico miembro de la casa de Dios, es decir, te reconoces como uno de los seres que Él creó. En consecuencia, a partir de hoy, debes reconsiderar tus planes de vida. Debes desprenderte de los ideales, deseos y objetivos que te habías fijado para tu vida y no seguir persiguiéndolos. En cambio, debes cambiar tu identidad y tu perspectiva para planificar los objetivos de vida y la dirección que debe tener un ser creado. Ante todo, tus objetivos y la dirección en la que vas no deberían ser los de llegar a líder, o dirigir o destacar en cualquier industria, o convertirte en una figura de renombre que lleva a cabo una determinada tarea o domina una habilidad particular. Tu objetivo debe ser aceptar tu deber de Dios, es decir, saber qué trabajo debes hacer ahora, en este momento, y comprender qué deber has de desempeñar. Debes preguntar qué es lo que Dios requiere de ti y qué deber se ha dispuesto para ti en Su casa. Debes comprender y obtener claridad sobre los principios que debes entender, a los que debes aferrarte y seguir en relación con ese deber. Si no eres capaz de recordarlos, puedes escribirlos en un papel o registrarlos en tu ordenador. Tómate tu tiempo para repasarlos y reflexionar sobre ellos. Como ser creado, el principal objetivo de tu vida debería ser cumplir con tu deber como ser creado y convertirte en uno apto. Este es el objetivo vital más fundamental que debes tener. El segundo y más específico es cómo cumplir con tu deber como ser creado y convertirte en uno apto. Por supuesto, cualquier meta o rumbo relacionado con tu reputación, estatus, vanidad, futuro, etc. se debe abandonar. Algunos se preguntarán: “¿Por qué debemos renunciar a eso?”. Es muy sencillo. Buscar fama, riqueza y estatus obstaculizará el cumplimiento de la voluntad de Dios, interrumpirá ciertos trabajos en la casa de Dios o en la iglesia, e incluso socavará ciertos trabajos de esta. Afectará a la difusión de la palabra de Dios, a dar testimonio de Él y, lo más grave, a que la gente reciba la salvación. Para cumplir con tu deber de manera aceptable y convertirte en un ser creado apto, puedes establecer objetivos y resumir tus experiencias de la forma que quieras, pero nunca debes buscar la consecución de tus propios ideales. Tus ideales no deben mezclarse con ninguno de los principios o enfoques que adoptes en el desempeño de tu deber. Para desempeñar tu deber de forma adecuada y aceptable, y para convertirte en un ser creado bueno, debes buscar principios dentro de las palabras de Dios y una senda de práctica más precisa, en lugar de resumir tus propias ideas y oportunidades personales fuera de las palabras de Dios. Estos principios de práctica giran en última instancia en torno a cómo ser un ser creado apto y cumplir con tu deber. Todo se centra en la comprensión de la verdad, en el cumplimiento de tu deber como ser creado y, en última instancia, en la comprensión de los principios a los que debes atenerte cuando te enfrentes a diversas personas, acontecimientos y cosas durante el desempeño de tu deber o en tu vida cotidiana. ¿Queda claro? (Sí). Por supuesto, si ejecutas tu deber de acuerdo con los requerimientos y principios de la casa de Dios, y te esfuerzas por ser un ser creado apto, puedes lograr estos resultados. No obstante, si buscas la consecución de tus propios ideales, nunca recibirás la aprobación de Dios.

Cualquiera que busque con insistencia la consecución de sus propios ideales sin seguir la senda de buscar la verdad, acabará por volverse más arrogante, egoísta, agresivo, despiadado y avaricioso. ¿Qué más? También se mostrará cada vez más inflado y pagado de sí mismo. Sin embargo, se vive con más semejanza humana cuando se renuncia a perseguir la consecución de los propios ideales y deseos, y en su lugar se busca la comprensión de distintas verdades, así como de diversos aspectos de las palabras de Dios y de los criterios de la verdad relativos a la manera de contemplar a las personas y las cosas, comportarse y actuar. Al llevar a cabo diversas tareas o experimentar distintos entornos, estas personas ya no se sentirán perdidas y confusas como antes. Además, ya no estarán atrapadas en emociones negativas, como solían, sintiéndose incapaces de liberarse, limitadas y atadas por pensamientos y emociones negativos, lo que a la larga las lleva a estar controladas y envueltas en diversas emociones negativas. El hecho de buscar hacer realidad sus propios ideales y deseos solo las aleja más de los principios, tanto los de las palabras de Dios como los de convertirse de forma precisa en seres creados aptos. Desconocen el modo de someterse a los arreglos e instrumentaciones de Dios, y no comprenden en qué consiste la vida humana, envejecer, la enfermedad y la muerte. No saben cómo manejar el odio o lidiar con diversas emociones negativas. Por supuesto, tampoco tienen ni idea de cómo manejar a las personas, los acontecimientos y las cosas que aparecen en sus vidas. Cuando se enfrentan a todo ello, se ven impotentes, les invade la confusión y se sienten perdidas. Al final, lo único que pueden hacer es dejar que las emociones, los pensamientos y los puntos de vista negativos se propaguen y se desarrollen en sus corazones, dejándose controlar y atar por ellos. Además, guiadas por estas emociones o pensamientos y puntos de vista negativos, también pueden adoptar comportamientos extremos, o hacer cosas que les perjudiquen a ellas mismas y a los demás, acarreando consecuencias impensables. Tales acciones obstruyen las búsquedas legítimas de las personas y dañan la conciencia y la razón que deberían tener. Por tanto, ahora lo más importante es que examinen en lo más profundo de sus corazones cuáles son las cosas que todavía anhelan y cuáles son las que pertenecen a la carne, al mundo y a los intereses de la carne, como la fama, el prestigio, la reputación, el estatus, la riqueza, etc., que todavía anhelan, que aún necesitan y que son incapaces de desentrañar, y que con frecuencia las atan y tientan. Es incluso posible que se sientan profundamente atrapadas por estas cosas o que sientan una profunda admiración hacia ellas, y bastaría con un pequeño paso en falso para que estas las acaben atrapando fácilmente en cualquier momento y lugar. En ese caso, tales cosas son sus ideales. Una vez que alcanzan estos ideales, entonces es cuando se convierten en su perdición y en el origen de su caída. ¿Cómo contempláis este asunto? (Las personas deben examinar en lo más profundo de su corazón qué cosas siguen anhelando. Necesitan desentrañar cosas como la fama carnal y mundana, el prestigio, la reputación, el estatus, la riqueza, etc.; de lo contrario, podrían acabar fácilmente capturados por ellas). Pueden acabar capturados por ellas, ¿verdad? Por tanto, estas cosas de la carne son muy peligrosas. Si no puedes desentrañarlas, siempre correrás el peligro de ser influenciado o incluso capturado por ellas. Por tanto, lo más importante que debéis hacer ahora es diseccionar y entender estas cosas de la carne que he mencionado antes, basándoos en las palabras de Dios y en la verdad. Una vez que podáis sacarlas a la luz y discernirlas, debéis desprenderos de ellas y dedicar vuestro cuerpo, mente y energías a convertiros en un ser creado corriente, así como a vuestros deberes y trabajo actuales. Deja de considerarte una persona especial o invencible, o alguien de un talento o habilidades extraordinarias. No eres más que un individuo insignificante. ¿Cómo de insignificante? Entre todos los seres y las cosas creados por Dios, eres simplemente uno de ellos, el más corriente. ¿Hasta qué punto eres corriente? Eres tan común como cualquier brizna de hierba, como cualquier árbol, montaña, gota de agua o incluso grano de arena en la orilla. No hay nada de lo que puedas alardear, nada digno de admiración. Así de corriente eres. Además, si sigue habiendo imágenes de ídolos, de grandes figuras, celebridades o grandes personalidades que se alzan en lo más profundo de tu corazón, o ciertas cosas que envidias, debes eliminarlas y desprenderte de ellas. Has de desentrañar su esencia-naturaleza, y volver a la senda de ser un ser creado corriente. Ser un ser creado corriente y cumplir con tus deberes es lo más fundamental que debes hacer. Entonces, has de regresar a este tema de buscar la verdad y dedicar más esfuerzo a ella. Trata de minimizar tu exposición a noticias externas, información, acontecimientos y perfiles de celebridades. Es mejor evitar cualquier cosa que pueda reavivar el deseo de hacer realidad tus propios ideales. Ahora tienes que distanciarte de las personas, los acontecimientos y las cosas que no te benefician y que son negativas. Aíslate de ellos e intenta alejarte de todo en este mundo complicado y caótico. Aunque no supongan una amenaza o tentación para ti, debes distanciarte. Es como cuando Moisés vivió en el desierto durante cuarenta años, ¿no fue capaz de continuar viviendo bien? Al final, a pesar de su escasa capacidad para hablar, Dios lo escogió, lo cual fue lo más honorable de su vida. No fue algo malo. Por tanto, antes que nada, recupera tu corazón en el fondo de tus pensamientos, y en el fondo de tus pensamientos debes poseer una mentalidad de hambre y sed de justicia que busque la verdad en tu fe. Debes contar con ese plan, con semejante voluntad y deseo, en vez de estar constantemente pensando en tus ideales o dedicando continuos esfuerzos y contemplaciones a si puedes o no alcanzarlos. Debes romper completamente con tu apego a los ideales y deseos anteriores, y esforzarte por ser un ser creado apto y corriente. Ser un ser creado corriente no es algo malo. ¿Por qué lo digo? En realidad, es algo bueno. Desde el momento en que empiezas a desprenderte de tus ideales y deseos carnales, desde el momento en que tomas la firme decisión de ser un ser creado corriente sin ningún estatus, posición o valor especiales, significa que tienes la voluntad y determinación de rendirte ante el dominio de Dios, el dominio del Creador, permitiendo que Dios orqueste y gobierne tu vida. Tienes la voluntad de someterte, de renunciar y dejar de lado los ideales y deseos personales, de dejar que Dios sea tu Señor y rija tu destino, de convertirte en un ser creado apto con esa mentalidad, y de cumplir bien con tu deber con semejante mentalidad y talante. Esta es la perspectiva de vida que debes tener. ¿Es esto lo correcto? ¿Es la verdad? (Sí). ¿En qué se centran tus objetivos vitales y la dirección de tu vida? (En cumplir con los deberes de un ser creado). Eso es lo más básico. ¿En qué más? (En la búsqueda para convertirme en un ser creado corriente). ¿Algo más? (En buscar la verdad para alcanzar la salvación). Correcto. ¿Algo más? (En centrarme en las palabras de Dios y dedicar más esfuerzo a la verdad). Eso parece un poco más concreto, ¿no? Todas las metas y la dirección de tu vida deben girar en torno a las palabras de Dios, y debes dedicar más esfuerzo a la verdad. Aprovecha el entusiasmo que tenías cuando perseguías ideales vagos y redirígelo hacia la lectura de las palabras de Dios y la reflexión sobre la verdad, y comprueba si progresas en dirección a ella. Si realmente has progresado hacia la verdad, se producirán en ti manifestaciones específicas. Es decir, cuando te enfrentes a diversas personas, acontecimientos y cosas que impliquen pensamientos y puntos de vista humanos, además de principios, ya no te sentirás perdido, confundido, perplejo o desconcertado. En lugar de eso, le orarás a Dios, Sus palabras te guiarán, tendrás un corazón tranquilo y firme, y sabrás cómo actuar de una manera que se someta a Dios y se ajuste a Sus intenciones. Entonces es cuando realmente estarás en la senda correcta de la vida. Muchas personas progresan lentamente en sus vidas porque, en el proceso de desempeñar sus deberes, siempre persiguen sus propios ideales, fama, estatus y las metas de vida que imaginan, y desean recibir bendiciones mientras satisfacen sus deseos carnales. Por consiguiente, no pueden cumplir con sus deberes con los pies en la tierra y no experimentan la verdadera entrada en la vida. De principio a fin, son incapaces de compartir un testimonio vivencial auténtico. En consecuencia, por mucho tiempo que lleven desempeñando sus deberes, su progreso de entrada en la vida y en la verdad sigue siendo mínimo, y da poco fruto. Si te dedicaras de verdad a desempeñar tus deberes, empleando toda tu energía a la búsqueda de la verdad y trabajando duro en esa dirección, no tendríais el estado, la estatura y la condición que tenéis. Esto se debe a que la gente suele centrarse solo en las labores mundanas, en el trabajo profesional y en la tarea que tiene entre manos, y la esencia subyacente de estas actividades es satisfacer los deseos y aspiraciones personales mientras convierte en realidad sus propios ideales. ¿Cuáles son estos ideales? Las personas siempre quieren encontrarse a sí mismas en su trabajo, y habiendo conseguido ciertos logros, obtenido ciertos resultados y ganado el reconocimiento de los demás, al mismo tiempo quieren siempre hacer realidad sus sueños y los objetivos de su búsqueda para demostrar su propio valor. Entonces se sienten realizados. Sin embargo, esto no es la búsqueda de la verdad; es simplemente satisfacer el vacío dentro de sí mismos y utilizar el trabajo para enriquecer sus vidas. ¿No es así? (Sí). Por tanto, no importa cuánto tiempo trabaje una persona o cuánto trabajo realice, nada de ello está relacionado con la verdad. Continúan sin comprenderla y están lejos de buscarla. En cuanto a los principios relacionados con sus responsabilidades en el trabajo, siguen sin tener entrada ni comprensión. En consecuencia, os sentís agotados y os preguntáis: “¿Por qué siempre nos podan? Nos hemos esforzado mucho, hemos soportado muchas adversidades y hemos pagado un alto precio. ¿Por qué nos siguen podando?”. Es porque no entiendes los principios. Nunca has entendido o captado los principios, ni les has dedicado esfuerzo. En otras palabras, no te has esforzado en la verdad, en las palabras de Dios. Te limitas a seguir algunas reglas y a actuar según tu propia imaginación. Siempre vives en un mundo de tus propios ideales y nociones, y todo lo que haces es irrelevante para la verdad. Persigues tu propia carrera, no sigues la voluntad de Dios. Entonces, sigues sin entender los principios de las palabras de Dios y, al final, algunas personas son catalogadas de trabajadores, y otras se sienten agraviadas. ¿Por qué se sienten agraviadas? Porque piensan que sufrir y pagar un precio equivale a practicar la verdad. En realidad, lo que para ellos es sufrimiento y pagar un precio es solo soportar algunas adversidades. No es practicar la verdad ni seguir el camino de Dios. Más concretamente, no tiene nada que ver con practicar la verdad; es solo esforzarse y trabajar. El mero hecho de esforzarse y trabajar, ¿supone cumplir con sus deberes de manera aceptable? ¿Es ser un ser creado apto? (No). Existe una distancia y una brecha entre ambas cosas.

Respecto al tema de desprenderse de las emociones negativas de represión, vamos a terminar aquí nuestra comunicación por hoy. ¿Podéis ver con claridad estos problemas que surgen en aquellas personas que se sienten reprimidas porque no pueden alcanzar sus propios ideales y deseos? (Sí, está claro). ¿Qué está claro? Resumamos un poco. En primer lugar, hablemos de lo que son los ideales. Los ideales que se diseccionan aquí son negativos, no son cosas legítimas ni positivas. ¿Qué son los ideales? Utilizad un lenguaje preciso para dar una definición de “ideales”. (Son pensamientos vacíos que se apartan de la conciencia y la razón humanas normales, que los seres humanos imaginan para sí mismos pero que no se ajustan a la realidad. No son reales). Lo que has mencionado son los ideales de los idealistas. ¿Cómo definirías los ideales en general? ¿Podéis definirlos? ¿Resultan difíciles de definir? ¿Cuáles son los objetivos que la gente persigue para mejorar su estatus, su reputación y sus perspectivas? (Los objetivos que la gente persigue para mejorar su estatus, reputación y perspectivas son ideales). ¿Es correcta esta definición? (Sí). Los objetivos que la gente persigue para su propio estatus, reputación, perspectivas e intereses son ideales y deseos. ¿Es esta la definición amplia de ideales a la que se refieren los no creyentes? Los estamos definiendo en base a su esencia subyacente, ¿verdad? (Sí). Con independencia del tipo específico de ideales, ya sean elevados, bajos o en el promedio, todos son objetivos que persigue la gente por su propio interés. Dichos objetivos son sus ideales o deseos. ¿Acaso no es este el ideal sobre el que hemos comunicado y que hemos diseccionado en los ejemplos anteriores? Los objetivos que la gente persigue para mejorar su propio estatus, reputación, perspectivas, intereses, etc., son ideales y deseos. Aquellos que persiguen ideales y deseos pero no pueden hacerlos realidad, a menudo se sienten reprimidos dentro de la iglesia, albergan ese sentimiento de represión. Piénsalo un momento, ¿te hallas tú también en tal estado y situación? ¿También vives a menudo en tal condición, con semejantes emociones? Si tienes estas emociones, ¿por qué te esfuerzas? Es por tu propio estatus, reputación, perspectivas e intereses. Los ideales y objetivos que te has marcado se ven restringidos y obstaculizados a menudo por la verdad y las cosas positivas; no pueden hacerse realidad. En consecuencia, te sientes infeliz y vives con emociones de represión. ¿Acaso no es así? (Sí). Este es el problema de los ideales humanos. Primero diseccionamos los ideales humanos, ¿sobre qué comunicamos después? Hablamos acerca de que la iglesia, la casa de Dios, no es el lugar para que la gente cumpla con sus ideales. Luego hablamos sobre los objetivos correctos que la gente debe perseguir en su fe en Dios, sobre cómo ser un ser creado apto y cómo cumplir con los deberes de un ser creado. ¿No es así? (Sí). El principal propósito de hablar sobre estas cosas es contarle a la gente cómo elegir y cómo tratar sus ideales y deberes. Han de abandonar sus ideales inapropiados, mientras que sus deberes son aquello por lo que deben pagar en esta vida y a lo que deben dedicarse durante toda ella. Los deberes de un ser creado son cosas positivas, mientras que los ideales humanos no lo son y no hay que aferrarse a ellos, sino abandonarlos. A lo que la gente debe aferrarse y a lo que debe aspirar es a convertirse en un ser creado apto y a cumplir sus deberes como tal. Entonces, ¿qué debe hacer la gente cuando sus ideales entran en conflicto con sus deberes? (Deben desprenderse de sus ideales y abandonarlos). Han de abandonar sus ideales y aferrarse a sus deberes. No importa cuándo o hasta qué edad vivan, lo que deben hacer y lo que deben buscar debe girar en torno a cómo cumplir con los deberes de un ser creado y lograr la sumisión a Dios, a Sus palabras y a la verdad. Solo mediante esa práctica se puede vivir una vida significativa y valiosa, ¿verdad? (Sí). Muy bien, vamos a concluir aquí nuestra comunicación por hoy. Adiós.

10 de diciembre de 2022

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