Palabras sobre la actitud hacia la verdad y hacia Dios (Fragmento 7)

Algunas personas que predican el evangelio, que difunden y dan testimonio de la obra de Dios cometen un grave error al omitir aquellas palabras de Dios ante las que es más probable que la gente religiosa desarrolle conceptos, por lo que ofrecen a los destinatarios potenciales del evangelio una versión abreviada y concisa de Sus palabras. Se justifican afirmando que lo hacen para evitar que las personas desarrollen nociones y malinterpretaciones, pero ¿es esto correcto? Todas las palabras de Dios son la verdad. Independientemente de si la gente desarrolla conceptos o de si aceptan y aman o no estas palabras, la verdad es la verdad; los que la acepten pueden ser salvados, mientras que los que no lo hagan perecerán. Quien rechace la verdad merece morir y perecer. ¿Qué relación tiene esto con los que difunden el evangelio? Quienes difunden el evangelio deberían permitir a las personas leer las palabras originales de Dios en vez de abreviarlas por miedo a que la gente desarrolle nociones. Cuando las personas investigan el camino verdadero, quieren saber cómo se pronuncian las palabras originales de Dios, qué tipo de contenido encierran y cuáles son Sus enunciados más originales sobre determinados temas. “Vosotros afirmáis que Dios es el Creador, entonces ¿cuáles son Sus palabras? ¿Cómo es Su estilo al hablar?”, se pregunta la gente. Insistís en alterar aquellas palabras de Dios que no están en consonancia con los conceptos humanos, como cuando las personas religiosas explican la Biblia y todo lo que dicen concuerda con las nociones humanas; insistís en mostrar a la gente una versión manipulada de las palabras de Dios y no les permitís conocer Sus palabras originales. ¿A qué viene todo esto? ¿También tenéis nociones de estas palabras? ¿Creéis, al igual que las personas religiosas, que esas palabras de Dios que no están en consonancia con los conceptos humanos no son la verdad, que la verdad son solo aquellas palabras que se ajustan a las nociones humanas? Si es así, es un error humano. No importa cómo se pronuncien las palabras de Dios, ni si están o no en consonancia con las nociones del hombre, son la verdad. El único motivo de que los corruptos desarrollen nociones sobre Sus palabras es porque no poseen ni conocen la verdad; así es la necedad y la ignorancia del hombre. No veis con claridad que las palabras de Dios son especialmente prácticas y concretas para conseguir un efecto específico, y sois aún menos conscientes de cuán pobre es la aptitud humana y de lo difícil que es para la gente comprender si Sus palabras son demasiado concisas y teóricas. Recordad que cuando el Señor Jesús apareció para llevar a cabo Su obra, muchos discípulos no podían entender Sus palabras, y tenían que pedirle que les diera ejemplos y les hablara con parábolas para comprender su significado, ¿verdad? Hoy, cuando os hablo con excesivo detalle y especificidad, os quejáis de que soy demasiado minucioso; cuando os hablo en profundidad, no comprendéis, pero cuando generalizo y teorizo lo tomáis como doctrina. El ser humano es así de complicado. En las palabras de Dios actualmente hay tanto lenguaje divino como humano, hay concisión y especificidad, y hay muchos ejemplos que ponen en evidencia diversos estados de las personas. Algunas palabras parecen demasiado detalladas para quienes ya entienden la verdad, pero son adecuadas para los nuevos creyentes, y sería difícil obtener resultados sin este nivel de detalle y especificidad. Es como cuando los padres educan a sus hijos: cuando los niños son pequeños, los padres tienen que hacer muchas cosas detalladas, pero pueden dejar de hacerlas cuando los niños tienen uso de razón y son capaces de cuidar de sí mismos. Las personas entienden esto; entonces, ¿por qué no pueden entender la cuestión de la obra de Dios? Los nuevos creyentes deben leer palabras más superficiales, apoyadas con ejemplos y comparativamente más detalladas y minuciosas. Los que han creído en Dios durante años y comprenden algunas verdades tienen que leer palabras más profundas y que pueden captar. No importa cómo hable Dios, todo se orienta a que las personas entiendan la verdad, desechen sus actitudes corruptas y entren en la realidad-verdad. Él habla para obtener estos resultados. Tanto si Sus palabras son profundas como si son superficiales, tanto si la gente puede llegar a ellas como si no, comprender la verdad y entrar en la realidad-verdad no es fácil. No pienses que, solo porque tienes buena aptitud y puedes captar verdades profundas, ya posees las verdades superficiales y la realidad. ¿Acaso es así? La verdad de ser una persona honesta basta por sí misma para toda una vida de experiencia. No importa cuán superficiales sean las palabras de Dios ni cuántos ejemplos proporcione Él, podría ser que no entraras en la realidad incluso después de diez o de ocho años de experiencia. Así pues, al acercarse a las palabras de Dios, es un error fijarse en su profundidad. Esta perspectiva es incorrecta. Es mejor que uno preste mucha atención a la realidad; no es que obtengas realidad solo porque tengas capacidad de comprensión y puedas entender la verdad. Si no puedes practicar la verdad, hasta la mejor comprensión será doctrina vacía para ti. Debes poner en práctica la verdad, debes tener experiencia y conocimiento: solo de este modo tu comprensión será práctica. Todo aquel que se queja de que las palabras de Dios son demasiado detalladas o triviales es arrogante y santurrón y no tiene ninguna realidad-verdad. ¿Puede el hombre desentrañar la sabiduría de las palabras de Dios y Sus pensamientos? Muchas personas son demasiado arrogantes e ignorantes en su actitud hacia las palabras de Dios, actúan como si tuvieran mucha realidad-verdad cuando de hecho no practican la verdad y no pueden dar ningún testimonio genuino en absoluto. Solo pueden pronunciar palabras teóricas vacías; son teóricos y farsantes. ¿Cómo deberían leer las palabras de Dios aquellos que persiguen sinceramente la verdad? Deben buscarla. Buscar la verdad abarca e implica muchas cosas, así que ¿se puede hablar de ella sin detalle? ¿Se pueden obtener resultados sin hablar de manera específica y exhaustiva? ¿Puede la gente entender realmente sin el apoyo de muchos ejemplos? Muchos piensan que algunas de las palabras de Dios son demasiado superficiales. Bien, entonces ¿en cuántas de esas palabras superficiales has entrado? ¿Qué testimonio vivencial puedes compartir? Si ni siquiera has entrado en esas palabras superficiales, ¿puedes captar las más profundas? ¿Puedes entenderlas de verdad? ¡No te creas tan listo, no seas arrogante y santurrón!

Volvamos al tema de la manipulación de las palabras de Dios. La casa de Dios ha publicado la versión normalizada de La Palabra manifestada en carne, y nadie está autorizado a hacer la más mínima alteración. Ninguna versión estándar de las palabras de Dios puede ser modificada por nadie, y si alguien lo hace, esta alteración será considerada manipulación de Sus palabras. Los que manipulan Sus palabras no tienen la menor comprensión del anhelo de todos los que ansían la verdad y están deseando leerlas. Estas personas quieren leer la versión exacta y normalizada de Sus palabras, que son las originales de Dios, las expresiones de Su significado e intención originales. Todas las personas que aman la verdad son así. La gente no entiende la intención original, el propósito y el sentido de Dios al hacer toda esta obra y pronunciar todas estas palabras, ni por qué Él habla con tanto detalle. No lo entienden, pero analizan y resumen en su mente, y terminan manipulando aquellas palabras originales de Dios que no encajan con las nociones humanas. En consecuencia, cuando otros terminan de leer aquellas palabras de Dios que han sido manipuladas, les resulta difícil entender Su significado original. ¿Acaso no influye esto en su comprensión de la verdad y en su entrada en la vida? ¿Cuál es el problema? Que los que alteran las palabras de Dios no tienen un corazón temeroso de Dios. Su método es propio de un incrédulo; su carácter satánico se revela tan pronto como actúan. Siempre tienen algunas opiniones e ideas sobre lo que Dios ha dicho y hecho, y siempre quieren manejar y procesar estas cosas, alcanzarlas con sus diabólicas garras negras y transformar las palabras de Dios en sus propios dichos. Esta es la naturaleza de Satanás: la arrogancia. Cuando Dios pronuncia unas palabras reales, palabras cotidianas que son cercanas a la humanidad, las personas las reciben con desdén y las menosprecian acercándose a ellas con una actitud despectiva. Siempre quieren usar el conocimiento y las figuraciones humanas para hacer revisiones y cambiar el estilo. ¿No es repugnante? (Sí). No debéis hacer esto, de ninguna manera. Debéis actuar de forma responsable. Las palabras de Dios son Sus palabras y, con independencia de cómo las pronuncie, deben conservar su forma original y no ser alteradas. Solo los sermones en vivo pueden reorganizarse ligeramente, siempre que se trate de ajustes menores que no cambien el significado original. Este no debe modificarse en absoluto. Si no posees la verdad, no realices alteraciones; todo aquel que haga modificaciones deberá asumir la responsabilidad. La casa de Dios encarga a varias personas organizar sermones y charlas, pero ellas deben prepararlos conforme a los principios y sin manipular nada en absoluto. Los que no tengan comprensión espiritual y no entiendan la verdad no deben entrometerse, no vaya a ser que se enfrenten a un castigo. Puesto que formas parte del pueblo escogido de Dios, debes leer Sus palabras con diligencia, concentrarte en entender la verdad y entrar en la realidad, y no dudar de las palabras de Dios ni de la verdad. Sobre todo, no uses tu mente y tus conocimientos para escrutar las palabras de Dios. No es bueno involucrarse constantemente en prácticas malvadas; si ofendes el carácter de Dios, tendrás serios problemas. Algunas personas tienen algunos conocimientos bíblicos; estudian teología durante un par de días y leen unos cuantos libros, y creen que entienden la verdad, que conocen su materia y que son competentes. ¿Pero de qué sirve tu escasa habilidad? ¿Puedes dar testimonio de Dios? ¿Posees la realidad-verdad? ¿Puedes llevar a las personas ante la presencia de Dios? Tu teoría y erudición escasas no representan la verdad en lo más mínimo. Dios, en Su humanidad, dice algunas palabras que permiten que la gente capte el significado, palabras más sencillas de entender para la humanidad, pero las personas siempre son desconfiadas y quieren cambiar Sus palabras. Quieren hacerlo para que coincidan con sus nociones, para adaptarlas a sus gustos y deseos, para hacerlas cómodas de escuchar y gratas a los ojos y al corazón. ¿Qué clase de carácter es este? Es un carácter arrogante. Hacer las cosas sin ningún principio-verdad en absoluto y actuar a la manera de Satanás trastornará y perturbará fácilmente la obra de la casa de Dios. ¡Este es un asunto muy peligroso! Si ofendes el carácter de Dios, es muy problemático y hay peligro de que seas descartado.

Algunas personas sienten aversión cuando ven que las palabras de Dios describen con todo lujo de detalles la senda de la práctica para la entrada en la vida. Siendo así, si vieran todas las leyes, decretos y estatutos que Dios promulgó en el Antiguo Testamento, ¿no sentirían aún más aversión? Y si luego pasaran a leer las palabras incluso más detalladas de los mandamientos originales de la Biblia, ¿no desarrollarían nociones? Pensarían: “Estas palabras son demasiado triviales. Lo que puede decirse claramente en una frase se alarga a tres o cuatro. Deberían ser más concisas y directas, para que la gente pueda verlo todo de un vistazo y entenderlo con solo escuchar una frase. Sería estupendo que no fueran tan farragosas, sino sencillas, fáciles de entender y de practicar. ¿No darían testimonio de Dios y lo glorificarían con mayor eficacia?”. Este pensamiento parece correcto, pero ¿piensas que leer las palabras de Dios debería ser como la lectura de una novela, cuanto más fácil mejor? Las palabras de Dios son la verdad; requieren contemplación y uno debe practicarlas y experimentarlas para comprender y llegar a la verdad. Cuanto menos se ajusten las palabras de Dios a las nociones humanas, más verdad habrá en ellas. De hecho, ningún aspecto de la verdad se corresponde con las nociones humanas; Sus palabras no son algo que la gente haya visto o experimentado antes, sino que son frescas. Sin embargo, después de leerlas y experimentarlas durante varios años, sabrás que todas las palabras de Dios son la verdad. Algunas personas tienen siempre nociones sobre Sus palabras. ¿Cuál es el origen de este problema? ¿En qué se equivocan? Este asunto evidencia que las personas no conocen la obra de Dios ni Su carácter. Cada frase que Él pronuncia es práctica y factual, y utiliza el habla cotidiana de los seres humanos sin recurrir al uso de un lenguaje teórico o erudito. Es lo mejor para que la gente comprenda la verdad. No hay nadie que pueda captar este asunto con claridad: solo la obra de Dios y Sus palabras son las más prácticas y realistas. La gente reconoce verbalmente: “Las palabras de Dios son todas correctas. Son beneficiosas para la gente, pero esta no entiende a Dios. Él sabe mejor que nadie cuáles son las necesidades de las personas y sabe cómo hablarles para que comprendan. Su manera de amonestarlas y hablarles es más fácil de aceptar. Dios conoce la estructura interna de las personas y qué tipo de pensamientos y conceptos poseen, y percibe aún mejor qué es lo que más necesitan, mientras que ellas mismas no tienen ni idea”. Pero cuando examinas las palabras de Dios, quieres simplificarlas y cambiarlas para ajustarlas a los conceptos y gustos del hombre. ¿Pueden las palabras de Dios seguir siendo la verdad de este modo? ¿Siguen siendo Sus palabras? ¿No se convertirán en palabras del hombre? ¿No es este tipo de pensamiento demasiado arrogante y santurrón? Las palabras de Dios son la verdad, independientemente de si encajan con las nociones y figuraciones del hombre. No importa cuántas palabras diga y cuán detalladas sean, Sus palabras no se pronuncian en vano. Si Él añade una frase es para ayudar a la gente a entender mejor, lo cual es beneficioso para ellos. Si Él omitiera una frase, la gente no lo entendería tan bien y sería más fácil para Satanás aprovecharse de la situación. La mayoría de las personas tiene una aptitud deficiente y no pueden captar las palabras a menos que Dios profundice y especifique. Están adormecidas y son torpes, por lo que no debe omitirse ni una sola frase. Si no se tratara a fondo algún aspecto, no lo entenderían: puede que tú lo entiendas, pero otra persona quizá no; puede que un grupo de vosotros lo entienda, pero otro grupo no. Siempre habrá quien no comprenda. Dios no te habla solo a ti, habla a toda la humanidad, a todos los que tienen oídos y pueden entender lo que Él dice. ¿Es demasiado limitada tu perspectiva? La gente solo puede ver lo que tiene delante y piensa: “Ya entiendo esta frase; ¿por qué Dios necesita explicarla con tanto detalle?”. Si es demasiado simple, los que tienen buena aptitud la entenderán, pero los que tienen una aptitud media no podrán; si Dios elabora algunas frases para la gente de aptitud media, tú protestas. ¿Significa eso que eres una persona que acepta la verdad? ¿De dónde proceden tus objeciones? ¿No es ese el carácter arrogante de Satanás? Cuando Dios hace algo que está un poco en desacuerdo con tus nociones, cuando Él revela un poco de todo lo que Él tiene y es (querer, comprender, cuidar, preocuparse de las personas y ocuparse exhaustivamente de ellas), tú piensas que Dios es prolijo, que habla demasiado, pierde el tiempo en trivialidades y que no debería hacer eso; así es exactamente cómo crees en tus nociones. Esta es tu impresión sobre Dios, tu conocimiento de Él, así es como le ves. Entonces, tu creencia de que “todo lo que Dios hace está bien, Dios es el que comprende mejor al hombre”, ¿es solo doctrina? Para ti se ha convertido en doctrina; tu conocimiento de Dios no coincide con lo que Él revela, no hay ninguna correlación. Es más, no es así como actúas con Dios; tú tratas Sus palabras y Su obra según tus nociones y figuraciones, según tu carácter arrogante. ¿Eres una persona que acepta la verdad? No, no lo eres ni tampoco tienes un corazón temeroso de Dios. Ante las palabras y los hechos de Dios, juzgas, te quejas, especulas, dudas, niegas, te opones y consideras otras opciones. ¿Eres un verdadero creyente en Dios? Si no puedes someterte a la obra de Dios, ¿puedes llegar a la verdad? Si es así como tratas las palabras de Dios, Su obra, la verdad, todo lo que Él tiene y es y todo lo que viene de Él, ¿puedes alcanzar Su salvación? Si no puedes obtener la verdad, te someterás al castigo.

Al acercarte a las palabras de Dios, no las analices ni las escrutes, no seas astuto, no dudes ni te devanes los sesos. Trátalas como tratarías la verdad: ese es el enfoque más inteligente. Hagas lo que hagas, no pienses: “Soy una persona moderna, soy culto y bien educado, sé gramática, estudié tal o cual carrera, soy experto en una determinada destreza o profesión, entiendo, comprendo. Dios no lo sabe. Aunque Dios comprende a toda la humanidad, no tiene nada aparte de la verdad, no entiende de asuntos profesionales, no hay nada en lo que sea diestro, solo sabe expresar la verdad”. Es cierto. Dios solo sabe expresar la verdad y puede desentrañar todas las cosas porque Él es la verdad. Él ejerce la soberanía sobre el destino de la humanidad y controla tu porvenir. Nadie puede escapar a la soberanía y las disposiciones de Dios. ¿Cuál debe ser la actitud de la gente ante las palabras de Dios? Debe ser escuchar, someterse, aceptar y ponerlas en práctica con la mayor docilidad: esta es la actitud que debe tener la gente. Hagas lo que hagas, no escrutes. Os he transmitido muchas palabras, pero solo podéis aceptar una parte de ellas. No aceptáis las palabras que no están en consonancia con las nociones humanas; incluso os resistís a ellas y las refutáis en vuestro corazón. Solo aceptáis las palabras que están de acuerdo con las nociones humanas y rechazáis las que no lo están. ¿Podéis alcanzar la verdad de este modo? ¿Realmente no son la verdad las palabras que no coinciden con las nociones humanas? ¿Te atreves a asegurarlo? Entonces debo preguntarte: ¿hasta qué punto entiendes la verdad? ¿Qué verdades posees? Comparte el testimonio de todas las verdades que comprendes y deja que todos decidan si son o no la verdad. Si puedes admitir que no posees la verdad, eso significa que tienes razón. Si realmente tienes razón, ¿todavía te atreves a concluir que las palabras que no coinciden con las nociones humanas no son la verdad? ¿Todavía te atreves a apostar con Dios? Eres un ser humano creado, no seas tan arrogante y santurrón, no tengas un concepto tan elevado de ti mismo. Tú no conoces la verdad en absoluto; no serías capaz de experimentar plenamente una sola frase de las palabras de Dios ni podrías entenderlas ni vivirlas en toda tu vida. Si pudieras comprender solo una parte de ellas y ponerlas en práctica, ya no estaría mal. Los seres humanos están muy empobrecidos y son patéticos: esa es la verdad de la cuestión. Si están tan empobrecidos y son tan lamentables, ¿por qué también son tan arrogantes y santurrones? Eso es lo que los hace patéticos y odiosos a la vez. Yo aconsejo a las personas que lean las palabras de Dios de una manera obediente, que abandonen sus nociones tan pronto como surjan, que reciban Sus palabras como la verdad y las sopesen lo mejor que puedan, y que después las experimenten; quizá entonces puedan entender qué es la verdad. No importa lo detalladas y extensas que sean las palabras de Dios. Solo cuando puedas entenderlas y vivirlas, y después dar testimonio de ellas, podrás ser considerado capaz. Es parecido al modo en que las personas son caprichosas con los tipos de alimentos que comen, pues piensan que algunos son sabrosos y otros no. ¿Qué se desprende de eso? Las comidas sabrosas no son necesariamente muy nutritivas, y las que no te gustan no son necesariamente menos nutritivas; incluso podrían tener más y mejores nutrientes. Las personas tienen dificultad en distinguir qué es la verdad y qué no, qué viene de Dios y qué viene del hombre. Solo después de entender la verdad pueden discernir un poco al respecto; los que no entienden la verdad no ven nada con claridad. Si sabes que careces de percepción, debes permanecer humilde, discreto y buscar más la verdad. Eso es lo que hace una persona inteligente. Si no ves nada con claridad, pero sigues adelante con ciega arrogancia, atreviéndote a juzgarlo todo y a criticar a cualquiera que hable, careces totalmente de razón. ¿No estáis de acuerdo en que esto es así? Pase lo que pase, no hay que mostrar los colmillos en presencia de la verdad. Las personas deben mantener un corazón temeroso de Dios y buscar la verdad en todas las cosas: solo una persona así es realmente inteligente y sabia.

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