Palabras diarias de Dios: El juicio en los últimos días | Fragmento 85

Aunque Mis palabras puedan ser severas, todas se dicen para la salvación del hombre, ya que sólo estoy hablando palabras y no castigando la carne del hombre. Estas palabras hacen que el hombre viva en la luz, que sepa que la luz existe, que sepa que la luz es preciosa y, más aún, que sepa cuán beneficiosas son estas palabras para Él, además de que sepa que Dios es salvación. Aunque he declarado muchas palabras de castigo y juicio, lo que representan no se ha hecho en vosotros en acción. He venido a hacer Mi obra y a hablar Mis palabras y, aunque Mis palabras puedan ser estrictas, se dicen como juicio de vuestra corrupción y vuestra rebeldía. El propósito de que Yo haga esto sigue siendo salvar al hombre del campo de acción de Satanás; estoy usando Mis palabras para salvar al hombre. Mi propósito no es dañar al hombre con Mis palabras. Mis palabras son severas para que se puedan obtener los resultados de Mi obra. Sólo por medio de esta obra puede el hombre conocerse a sí mismo y puede librarse de su carácter rebelde. El mayor significado de la obra de las palabras es permitirles a las personas poner la verdad en práctica después de haberla entendido, lograr cambios en su carácter y ganar el conocimiento de ellas mismas y de la obra de Dios. Sólo hacer la obra por medio de decir palabras puede hacer posible la comunicación entre Dios y el hombre, y sólo las palabras pueden explicar la verdad. Obrar de esta manera es el mejor medio para conquistar al hombre, aparte de la declaración de las palabras, ningún otro método puede darle al hombre un entendimiento más claro de la verdad y de la obra de Dios. Así, en Su última etapa de la obra, Dios le habla al hombre con el fin de desbloquear todas las verdades y los misterios que no entienden todavía, permitiéndole conseguir de Dios el verdadero camino y la vida, cumpliendo así Su voluntad. El propósito de la obra de Dios en el hombre es permitirle cumplir la voluntad de Dios y se hace para traerle la salvación. Por lo tanto, durante el tiempo de Su salvación del hombre Él no hace la obra de castigarlo. Mientras trae la salvación al hombre, Dios no castiga el mal o recompensa el bien, ni tampoco revela los destinos de varias clases de personas. En cambio, sólo después de que la etapa final de Su obra esté completa, Él hará la obra de castigar el mal y recompensar el bien y sólo entonces revelará los finales de todas las diferentes clases de personas. Los que son castigados serán aquellos que realmente son incapaces de ser salvados, mientras que los que son salvados serán aquellos que han obtenido la salvación de Dios durante el tiempo de Su salvación del hombre. Mientras Dios hace la obra de salvación, todos los que puedan ser salvados lo serán en todo lo posible, sin descartar a ninguno de ellos, ya que el propósito de la obra de Dios es salvar al hombre. Todos aquellos que durante el tiempo de la salvación del hombre por parte de Dios no puedan alcanzar un cambio en su carácter, además de todos aquellos que no puedan someterse completamente a Dios, se convertirán en objetos de castigo. Esta etapa de la obra —la obra de las palabras— desbloqueará para el hombre todos los caminos y misterios que no entiende para que el hombre pueda entender la voluntad y las demandas de Dios hacia el hombre, para que pueda tener los requisitos previos para poner en práctica las palabras de Dios y lograr cambios en su carácter. Dios sólo usa palabras para hacer Su obra y no castiga a las personas por ser un poco rebeldes. Esto es porque ahora es el tiempo de la obra de salvación. Si cualquiera que actúa con rebeldía fuera castigado, entonces nadie tendría la oportunidad de ser salvado; todos serían castigados y caerían en el Hades. El propósito de las palabras que juzgan al hombre es permitirle conocerse y someterse a Dios, no es para castigar por medio de ese juicio. Durante el tiempo de la obra de las palabras, muchas personas expondrán su rebeldía y desafío, además de su desobediencia hacia el Dios encarnado. Sin embargo, Él no castigará a todas estas personas a consecuencia de ello; en lugar de eso, sólo descartará a los que son corruptos hasta la médula y que no pueden ser salvados. Él le dará su carne a Satanás y, en unos cuantos casos, pondrá fin a su carne. Los que hayan quedado continuarán siguiendo y experimentando el trato y la poda. Si, mientras siguen, esas personas todavía no son capaces de aceptar ser tratados y podados y se vuelven cada vez más degenerados, entonces habrán perdido su oportunidad de salvación. Todas las personas que se hayan sometido a la conquista de las palabras tendrán una amplia oportunidad para la salvación. La salvación de Dios de cada una de estas personas les mostrará Su máxima indulgencia. En otras palabras, se les mostrará la máxima tolerancia. Siempre que las personas se vuelvan de la senda equivocada, y siempre que se puedan arrepentir, Dios les dará oportunidades de obtener Su salvación. Cuando los humanos se rebelan contra Dios por primera vez, Él no tiene el deseo de hacerles morir, sino que hará todo lo posible por salvarlos. Si alguien realmente no tiene cabida en la salvación, entonces Dios lo descartará. La razón de que Dios sea lento para castigar a ciertas personas es que Él quiere salvar a todas las personas que pueden ser salvadas. Él las juzga, ilumina y guía sólo con palabras y no usa una vara para hacerlas morir. Emplear palabras para traer salvación a los seres humanos es el propósito y el significado de la etapa final de la obra.

La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. Debes dejar de lado las bendiciones del estatus y entender la voluntad de Dios para traer la salvación al hombre

EL JUICIO Y EL CASTIGO DE DIOS SON PARA SALVAR AL HOMBRE

I

Dios vino a obrar a la tierra y salvar a la corrupta humanidad. La pasada salvación estaba agotando Su compasión y piedad, sacrificándose a Satanás a cambio de toda la humanidad. La salvación de Dios está por concluir, separando a todos según su especie. Él salva plenamente a la humanidad mediante el juicio y el castigo. Todo lo que recibirás será Su juicio y Su castigo, así como Sus golpes inclementes.

II

Pero hay algo que debes saber: En todos esos golpes inclementes, no hay una sola pizca de castigo, ni una sola pizca de castigo. No importa cuán duras sean Sus palabras, no importa cuán grande sea Su furia, lo que te acaece son palabras de enseñanza; no es Su intención dañarte. Dios no quiere condenarte; Su juicio justo es para purificar, y también lo es Su refinamiento inclemente; duras palabras y golpes son todos para salvar. El método de Dios para salvar al hombre ya no es igual que antes. Hoy, Su justo juicio es tu salvación por siempre y para siempre. ¿Qué tienes que decir frente a este juicio y castigo? ¿No es la salvación lo que siempre has disfrutado de principio a fin? Él salva plenamente a la humanidad mediante el juicio y el castigo. Todo lo que recibirás será Su juicio y Su castigo, así como Sus golpes inclementes.

III

Has visto a Dios en la carne, has sentido Su sabiduría y omnipotencia, has vivido Sus golpes y Su disciplina, pero también Su gracia extrema. Tus bendiciones son preferibles a las demás, son mejores que la riqueza y el esplendor de Salomón. Si Dios viniera a condenarte en vez de a salvarte, ¿acaso tus días durarían tanto? Si Dios sólo quisiera castigarte, no tendría que encarnarse. Castigarte sólo requiere una palabra. No habrías sobrevivido hasta hoy. ¿Todavía no crees lo que dice Dios? Él salva plenamente a la humanidad mediante el juicio y el castigo. Su juicio justo es tu salvación, tu salvación por siempre y para siempre.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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