Cómo conocer el carácter de Dios y los resultados que logrará Su obra
Parte 3
Cómo determina Dios el desenlace de las personas y los estándares mediante los cuales lo hace
Antes de escoger tus opiniones o conclusiones, deberías entender primero cuál es la actitud de Dios hacia ti y lo que Él está pensando, y después decidir si tu propio pensamiento es o no correcto. Dios nunca ha usado el tiempo como unidad de medida para determinar el desenlace de una persona ni ha basado tal determinación en cuánto ha sufrido alguien. ¿Qué usa, pues, Dios como estándar para determinar el desenlace de una persona? Determinarlo basándose en el tiempo sería lo que más se ajusta a las nociones de las personas. Además, están aquellos a los que veis a menudo, quienes en un punto dedicaron mucho, se esforzaron mucho, pagaron un alto precio y sufrieron grandemente. Estos son los que, tal como lo veis vosotros, Dios puede salvar. Todo lo que estas personas demuestran y viven va precisamente acorde con las nociones que la humanidad tiene de los estándares de Dios para determinar el desenlace de una persona. Creas lo que creas, no enumeraré estos ejemplos uno por uno. Dicho brevemente, cualquier cosa que no sea un estándar dentro del propio pensamiento de Dios viene, en su lugar, de la imaginación humana, y todas esas cosas son nociones humanas. Si insistes ciegamente en tus nociones e imaginaciones, ¿cuál será el resultado? Obviamente, la consecuencia sólo puede ser el desdén de Dios hacia ti. Esto se debe a que siempre alardeas de tus calificaciones delante de Él, compites y discutes con Él, y ni siquiera intentas comprender de verdad Su pensamiento, Su voluntad o Su actitud hacia la humanidad. Proceder de esta manera te ensalza a ti mismo por encima de todo, y no magnifica a Dios. Tú crees en ti mismo; no crees en Él. Dios no quiere a tales personas ni les traerá la salvación. Si eres capaz de abandonar un punto de vista así, y además rectificas las opiniones incorrectas que tuviste en el pasado; si puedes proceder según Sus exigencias, practicar el camino de temer a Dios y apartarte del mal de ahora en adelante; lograr honrar a Dios como el Único que es grande en todas las cosas y evitas usar tus propias imaginaciones, puntos de vista y creencias personales para definirte a ti mismo y a Dios, y si en vez de ello buscas Sus intenciones en todos los aspectos, llegas a una conciencia y un entendimiento de Su actitud hacia la humanidad y le satisfaces a través de cumplir con Sus estándares, ¡eso sería maravilloso! Esto significará que estás a punto de emprender el camino de temer a Dios y apartarte del mal.
Si Dios no usa los diversos pensamientos, ideas y puntos de vista de las personas como estándares por los cuales determina sus desenlaces, ¿qué tipo de estándar utiliza Él para esto? Usa las pruebas. Existen dos estándares en el uso de Dios de las pruebas para determinar el desenlace de las personas: el primero es la cantidad de pruebas por las que pasan las personas, y el segundo es el resultado de estas pruebas en ellas. Estos dos indicadores establecen el desenlace de una persona. Ahora, profundicemos en ambos estándares.
Para empezar, cuando una persona se enfrenta a una prueba de Dios (nota: es posible que a tus ojos esta pueda ser menor y no merezca la pena mencionarla), Él te hará claramente consciente de que se trata de Su mano sobre ti, y de que Él ha dispuesto esta circunstancia para ti. Mientras sigas siendo inmaduro en tu estatura, Dios dispondrá pruebas con el fin de examinarte y estas se corresponderán con tu estatura, con aquello que eres capaz de entender y con lo que puedes resistir. ¿Qué parte de ti probará? Tu actitud hacia Dios. ¿Es esto muy importante? ¡Por supuesto que lo es! ¡Es especialmente importante! Esta actitud en los humanos es el resultado que Dios desea, así que es lo más importante de todo, en lo que a Él respecta. De lo contrario, no dedicaría Sus esfuerzos a las personas al involucrarse en tal obra. Por medio de estas pruebas, Dios quiere ver tu actitud hacia Él; comprobar si estás o no en el camino correcto. También quiere ver si le temes y te apartas del mal. Por tanto, entiendas mucho o poco de la verdad en un momento particular, continuarás enfrentándote a las pruebas de Dios, y según aumente la verdad que entiendas, Él seguirá disponiendo pruebas relevantes. Cuando vuelvas a enfrentarte a una prueba, Dios querrá ver si tu punto de vista, tus ideas y tu actitud hacia Él han experimentado un crecimiento en el periodo de tiempo intermedio. Algunos se preguntan: “¿Por qué quiere Dios ver siempre las actitudes de las personas? ¿Acaso no ha visto ya que han puesto en práctica la verdad? ¿Por qué iba a seguir queriendo ver sus actitudes?”. ¡Son estupideces irracionales! Dado que Dios obra de esta manera, Su voluntad debe radicar en eso. Dios observa constantemente a las personas desde un costado, viendo cada una de sus palabras y actos, todas sus acciones y movimientos, incluso cada pensamiento e idea. Dios toma nota de todo lo que les ocurre a las personas: sus buenas obras, sus errores, sus transgresiones, incluso, sus rebeldías y traiciones, a modo de pruebas a partir de las cuales determinará sus desenlaces. Paso a paso, a medida que se eleva la obra de Dios, cada vez oirás más verdades y llegarás a aceptar más cosas e información positivas, y obtendrás más de la realidad de la verdad. A lo largo de este proceso, las exigencias de Dios hacia ti también aumentarán, y, mientras lo hacen, Él dispondrá para ti pruebas más serias. Su objetivo es examinar si tu actitud hacia Él ha progresado mientras tanto. Por supuesto, cuando esto ocurre, el punto de vista que Dios exige de ti se ajustará a tu entendimiento de la realidad de la verdad.
Conforme tu estatura vaya creciendo gradualmente, el estándar que Dios exige de ti también lo hará. Mientras seas todavía inmaduro, Él establecerá un estándar muy bajo para que lo cumplas; cuando tu estatura sea un poco mayor, elevará tu estándar un poco más. Pero ¿qué hará Dios una vez hayas obtenido un entendimiento de toda la verdad? Hará que te enfrentes a pruebas aún mayores. Entre estas pruebas, lo que Dios desea obtener de ti, lo que quiere ver en ti, es que tengas un conocimiento más profundo de Él, una verdadera veneración hacia Él. En ese momento, Sus exigencias para ti serán mayores y “más duras” de lo que eran cuando tu estatura era más inmadura (nota: las personas podrían considerarlas duras, pero para Dios son realmente razonables). Cuando Él prueba a las personas, ¿qué tipo de realidad desea crear? Él les pide de forma constante que le entreguen su corazón. Algunos dirán: “¿Cómo puedo dar eso? He cumplido con mi deber, abandoné mi hogar y mi sustento y me he esforzado. ¿No son todas estas cosas ejemplos de haberle entregado mi corazón? ¿De qué otra forma podría hacerlo? ¿Acaso estas cosas no fueron, realmente, maneras de entregarle mi corazón a Dios? ¿Cuál es Su exigencia específica?”. Es una demanda muy simple. De hecho, algunas personas ya han entregado su corazón a Dios en diversos grados y en distintas etapas de sus pruebas, pero la inmensa mayoría de ellas nunca lo hace. Cuando Él te prueba, verifica si tu corazón está con Él, con la carne o con Satanás. Cuando Él te prueba, observa si estás en una postura de oposición a Él o si tu postura es compatible con Él, y si tu corazón está de Su lado. Cuando eres inmaduro y te enfrentas a pruebas, tu confianza es muy baja, y no sabes exactamente qué necesitas hacer para cumplir las intenciones de Dios, porque tu entendimiento respecto a la verdad es limitado. Sin embargo, si aún puedes orar genuina y sinceramente a Dios, y si puedes estar dispuesto a darle tu corazón, a hacer de Él tu soberano y a ofrecerle todas aquellas cosas que te parecen más valiosas, entonces ya le habrás dado a Dios tu corazón. A medida que vayas escuchando más sermones y entiendas más de la verdad, tu estatura también irá madurando poco a poco. En ese momento, el estándar de las exigencias de Dios no será el mismo que cuando eras inmaduro; Él exigirá un estándar más alto de ti. Cuando las personas le entregan a Dios su corazón gradualmente, poco a poco este se va acercando cada vez más a Él; a medida que las personas verdaderamente puedan irse acercando a Dios, su corazón lo venerará cada vez más. Lo que Dios quiere es un corazón así.
Cuando Dios quiere obtener el corazón de alguien, expone a esa persona a numerosas pruebas. En el transcurso de estas, si Dios no obtiene el corazón de esa persona o ve que tiene alguna actitud; es decir, si ve que esta persona no practica o ve que no se comporta con reverencia, y si tampoco ve en esa persona la actitud y la determinación de apartarse del mal, entonces, tras numerosas pruebas, Dios dejará de ser paciente con este individuo y no lo tolerará más. Ya no probará a esta persona ni obrará en ella. ¿Qué significa esto, entonces, para el desenlace de esta persona? Significa que no tiene desenlace. Tal vez esta persona no haya hecho ningún mal; tal vez no haya hecho nada perjudicial y no ha provocado perturbación alguna. Tal vez no se ha resistido abiertamente a Dios. Sin embargo, el corazón de esta persona permanece escondido de Él. Nunca ha tenido una actitud y un punto de vista claros hacia Dios, y Él no puede ver con claridad que le haya entregado su corazón ni que esta persona esté buscando temerle y apartarse del mal. Dios pierde la paciencia con estas personas y ya no pagará ningún precio por ellas y ya no será misericordioso con ellas ni obrará más en ellas. La vida de fe en Dios de esta persona ya ha terminado. Esto se debe a que, en las muchas pruebas que Dios le ha puesto, Él no ha obtenido el resultado que quiere. Existen, pues, algunas personas en las que nunca he visto el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo. ¿Cómo se puede ver esto? Estas personas pueden haber creído en Dios durante muchos años y haberse comportado superficialmente con mucho vigor. Han leído muchos libros, tratado muchos asuntos, llenado una docena de cuadernos con notas y dominado muchas palabras y doctrinas. Sin embargo, no hay un crecimiento visible en ellas, sus puntos de vista sobre Dios permanecen invisibles y sus actitudes siguen sin ser claras. En otras palabras, su corazón no puede ser visto; siempre está cerrado y sellado; sellado para Dios. Como resultado, Él no ha visto su verdadero corazón, no ha visto una verdadera reverencia en ellas hacia Dios y ni siquiera ha visto cómo andan estas personas por el camino de Dios. Si Dios todavía no ha ganado a estas personas a estas alturas, ¿podrá hacerlo en el futuro? ¡No! ¿Seguirá reclamando cosas que no pueden obtenerse? ¡No lo hará! ¿Cuál es, entonces, la actitud actual de Dios hacia estas personas? (Las desdeña y las ignora). ¡Las ignora! Dios no les presta atención. Dios no presta atención a esta clase de personas; las desdeña. Habéis memorizado estas palabras con mucha rapidez y precisión. ¡Parece que habéis entendido lo que habéis oído!
Algunas personas son inmaduras e ignorantes cuando empiezan a seguir a Dios; no entienden Su voluntad ni tampoco saben lo que es creer en Él. Adoptan una forma concebida por los humanos y errónea de creer en Él y de seguirle. Cuando tales personas se enfrentan a pruebas, no son conscientes de ello; permanecen insensibles a la guía y el esclarecimiento de Dios. No saben lo que significa entregarles su corazón ni lo que significa mantenerse firme durante una prueba. Dios les asignará a tales personas una cantidad de tiempo limitada, durante la cual les permitirá entender la naturaleza de Sus pruebas y cuáles son Sus intenciones. Seguidamente, estas personas deben demostrar sus puntos de vista. Respecto a los que se encuentran en esta etapa, Dios sigue esperando. En cuanto a las personas cuyas opiniones todavía titubean, que quieren dar su corazón a Dios, pero que no se persuaden de hacerlo, y las que, a pesar de haber puesto en práctica algunas verdades básicas tratan de esconderse y se rinden cuando se enfrentan a pruebas importantes. ¿Cuál es la actitud de Dios hacia ellas? Él sigue esperando algo de ellas, y el resultado depende de sus actitudes y su desempeño. Si las personas no son activas en su progreso, ¿qué hace Dios? Se da por vencido con ellas. Esto se debe a que, antes de que Él renuncie a ti, tú ya te has dado por vencido con respecto a ti. Por tanto, no puedes culpar a Dios de ello. Está mal que tengas una queja contra Dios.
Las diversas incomodidades que una cuestión práctica provoca en las personas
Existe otro tipo de persona que tiene el desenlace más trágico de todos; es el tipo de persona que menos me gusta mencionar. No es trágico porque haya recibido el castigo de Dios o porque Sus exigencias hacia ella sean rigurosas y tenga, por tanto, un desenlace funesto; lo es, más bien, porque se lo hace a sí misma. Como se suele decir, cava su propia tumba. ¿Qué tipo de persona hace esto? Estas personas no caminan por la senda correcta y su desenlace se revela de antemano. A ojos de Dios, tales personas son el objetivo máximo de Su aversión. En términos humanos, las personas así son las más lastimosas. Cuando empiezan a seguir a Dios son muy fervorosas; pagan un gran precio, tienen una buena opinión de las perspectivas de la obra de Dios y una gran imaginación en lo que se refiere a su propio futuro. Además, confían especialmente en Dios y creen que Él puede hacer completos a los seres humanos y llevarlos hacia un destino glorioso. Sin embargo, por la razón que sea, estas personas huyen durante el transcurso de la obra de Dios. ¿Qué significa que “huyen”? Quiere decir que desaparecen sin decir adiós, sin hacer ruido, se van sin una palabra. Aunque tales personas afirman creer en Dios, en realidad nunca echan raíces en su senda de fe. Así, independientemente de que hayan creído durante largo tiempo en Él, siguen siendo capaces de alejarse de Dios. Unos se van para emprender negocios, otros para vivir su vida, algunos para enriquecerse, y, otros, para casarse y tener hijos… Entre los que se van, algunos tienen remordimientos de conciencia posteriormente y quieren volver, y a otros les cuesta mucho trabajo arreglárselas, y acaban yendo a la deriva por el mundo durante años y años. Estos últimos experimentan mucho sufrimiento, y creen que estar en el mundo es demasiado doloroso y que no pueden estar separados de Dios. Quieren volver a la casa de Dios para recibir consuelo, paz y gozo, y quieren seguir creyendo en Él a fin de escapar del desastre o alcanzar la salvación y un hermoso destino. Esto se debe a que consideran que el amor de Dios es ilimitado y que Su gracia es inagotable. Creen que no importa lo que haya hecho alguien, Dios debería perdonarlo y ser tolerante con su pasado. Afirman una y otra vez que quieren volver y cumplir con sus deberes. Están incluso aquellos que dan algunas de sus pertenencias a la iglesia, esperando que esto allane su camino de vuelta a la casa de Dios. ¿Cuál es la actitud de Dios hacia tales personas? ¿Cómo debería determinar Dios su desenlace? Sentíos libres de hablar. (Pensaba que Dios aceptaría a este tipo de persona, pero después de oír esto, me parece que tal vez no lo haga). Expresa tu razonamiento. (Estas personas solo se presentan delante de Dios para que su desenlace no sea la muerte. No vienen para creer en Dios con sinceridad genuina, sino que lo hacen a sabiendas de que la obra de Dios terminará pronto, así que se hallan bajo el engaño de que pueden venir y recibir bendiciones). Estás diciendo que estas personas no creen sinceramente en Dios, así que Él no puede aceptarlos, ¿cierto? (Sí). (Para mí esas personas son meros oportunistas y no creen sinceramente en Dios). No han venido para creer en Dios; son unos oportunistas. ¡Bien dicho! Estos oportunistas son del tipo de persona que todos aborrecen. Van con la corriente y no se molestan en hacer nada a no ser que vayan a obtener algo de ello, así que ¡por supuesto que son despreciables! ¿Algún otro hermano o hermana tiene una opinión que le gustaría compartir? (Dios ya no los aceptará, porque Su obra está a punto de completarse y es ahora cuando se está determinando el desenlace de las personas. Este es el momento en el que estas personas quieren volver, no porque quieran realmente buscar la verdad, sino porque ven venir desastres o están siendo influenciados por factores externos. Si realmente tuviesen la intención de buscar la verdad, nunca habrían huido a mitad de la obra de Dios). ¿Hay otras opiniones? (No serán aceptados. En verdad, Dios ya les dio oportunidades, pero ellos insistieron en tener la actitud de no prestarle atención. Cualesquiera que sean las intenciones de estas personas, incluso si se arrepienten de verdad, Dios seguirá sin permitirles volver. Esto se debe a que Él les dio muchas oportunidades, pero ellos ya han manifestado su actitud: quisieron dejar a Dios. Por esta razón, si intentan volver ahora, Él no las aceptará). (Estoy de acuerdo en que Dios no aceptará a este tipo de persona, porque si alguien ha visto el camino verdadero, ha experimentado Su obra durante tanto tiempo y puede volver al mundo y a los brazos de Satanás, entonces es una traición a Dios de grandes proporciones. A pesar de que la esencia de Dios es de misericordia y amor, depende de a qué tipo de persona vaya dirigida esa esencia. Si esta persona acude delante de Dios en busca de consuelo o de algo en lo cual poner sus esperanzas, sencillamente no es la clase de persona que cree en Él con sinceridad, y la misericordia de Dios hacia ese tipo de persona llega hasta ahí). Si la esencia de Dios es la misericordia, entonces ¿por qué no tiene un poco más de misericordia con este tipo de personas? ¿No tendría una oportunidad con un poco más de misericordia? En el pasado, la gente decía con frecuencia que Dios quiere que todas las personas se salven y que nadie sufra la perdición. Si una oveja entre cien se pierde, Él dejará a las noventa y nueve para buscar la perdida. Ahora bien, en cuanto a estas personas, ¿debería Él aceptarlas y darles una segunda oportunidad por su fe sincera? En realidad esta no es una pregunta difícil; ¡es muy simple! Si de verdad comprendéis a Dios y vuestro conocimiento de Él es real, entonces no se requiere mucha explicación ni tampoco mucha especulación, ¿no es así? Vuestras respuestas van por el camino correcto, pero se siguen quedando cortas respecto a la actitud de Dios.
Algunos de vosotros acabáis de expresar la certeza de que Dios no podría aceptar a este tipo de personas de ninguna manera. Otros no lo teníais del todo claro, y pensabais que Él podría o no aceptarlas. Esta actitud es la más moderada. Estabais también aquellos que teníais la esperanza de que Dios aceptara a esta clase de persona. Esta es la actitud más ambigua. Aquellos de vosotros que tenéis certeza en cuanto a lo que pensáis, creéis que Dios ha obrado durante mucho tiempo y que Su obra está completa, así que no le hace falta ser tolerante con estas personas; por tanto, consideráis que Él no los aceptará de nuevo. Los más moderados entre vosotros creéis que estos asuntos deberían tratarse según las circunstancias individuales; si el corazón de estas personas es inseparable de Dios, y si creen de verdad en Él y buscan la verdad, entonces Dios debería olvidar sus debilidades y errores previos; debería perdonar a estas personas, darles una segunda oportunidad y permitirles que vuelvan a la casa de Dios y acepten Su salvación. Sin embargo, si estas personas huyen de nuevo posteriormente, Él ya no las querrá y abandonarlas no se puede considerar una injusticia. Hay otro grupo que espera que Dios pueda aceptar a estas personas. No están totalmente seguros de si Dios los aceptará o no. Si creen que Él debería aceptar a este tipo de personas, pero no lo hace, parece que este punto de vista está un tanto en desacuerdo con la perspectiva de Dios. Si creen que Dios no debería aceptar a una persona así y resulta que Dios dice que Su amor hacia los seres humanos es ilimitado y que está dispuesto a darle otra oportunidad a este tipo de persona, ¿no será esto un ejemplo de la ignorancia humana puesta en evidencia? En cualquier caso, todos tenéis vuestros propios puntos de vista, y estos representan un tipo de conocimiento en vuestros propios pensamientos; también son un reflejo de la profundidad de vuestro entendimiento de la verdad y de la voluntad de Dios. Es correcto expresarlo así, ¿no es cierto? ¡Es maravilloso que tengáis opiniones sobre este asunto! Sin embargo, queda un interrogante abierto respecto a si vuestras opiniones son correctas. Estáis todos un poco preocupados, ¿no es así? “¿Qué es, pues, lo correcto? No puedo verlo con claridad ni sé con exactitud lo que Dios está pensando y Él no me ha dicho nada. ¿Cómo puedo saber lo que Él está pensando? La actitud de Dios hacia la humanidad es el amor. De acuerdo con la actitud que ha tenido en el pasado, Dios debería aceptar a esta persona, pero no tengo muy clara Su actitud presente; solo puedo decir que quizás aceptará a esta persona o quizás, no”. Es de risa, ¿verdad? Esta cuestión os ha dejado verdaderamente perplejos. Si no tenéis un punto de vista adecuado sobre este asunto, ¿qué haréis cuando vuestra iglesia se encuentre realmente con una persona así? Si no os ocupáis de la situación adecuadamente, quizás ofendáis a Dios. ¿No es este un asunto peligroso?
¿Por qué quería preguntaros vuestras opiniones sobre el asunto que acabo de exponer? Deseaba poner a prueba vuestros puntos de vista, cuánto conocimiento tenéis sobre Dios y qué tanto de Sus intenciones y actitudes entendéis. ¿Cuál es la respuesta? La respuesta son vuestros puntos de vista en sí. Algunos de vosotros sois muy conservadores y otros estáis usando vuestras imaginaciones para suponer. ¿Qué significa “suponer”? Significa que no sois capaces de discernir cómo piensa Dios, y, así, sacáis conjeturas sin fundamento acerca de que Dios debería pensar de determinada manera; no sabéis realmente si estáis en lo cierto o no, por lo que expresáis un punto de vista ambiguo. Al estar frente a este hecho, ¿qué habéis visto? Cuando las personas siguen a Dios, rara vez prestan atención a Su voluntad y rara vez toman en cuenta Sus pensamientos y Su actitud hacia los seres humanos. Las personas no comprenden los pensamientos de Dios; por tanto, cuando se os pregunta sobre Sus intenciones y Su carácter, os quedáis confundidos; caéis en una profunda inseguridad, y entonces suponéis o apostáis. ¿Qué clase de mentalidad es esta? Esto prueba un hecho: que la mayoría de las personas que creen en Dios lo consideran un soplo de aire vacío y algo que parece existir un minuto y al siguiente, no. ¿Por qué lo expreso así? Porque cuando os enfrentáis a un problema desconocéis la voluntad de Dios. ¿Por qué no conocéis Su voluntad? No solo ahora, sino que de principio a fin ignoráis cuál es la actitud de Dios respecto a este problema. No puedes entenderlo e ignoras cuál es la actitud de Dios, pero ¿te has puesto a pensar mucho en ello? ¿Has buscado saber cuál es? ¿Has hablado al respecto? ¡No! Esto confirma un hecho: el Dios de tu fe no tiene conexión con el de la realidad. En tu fe en Dios, solo consideras tus propias intenciones y las de tus líderes; dedicas tus pensamientos meramente al significado superficial y doctrinal de las palabras de Dios, sin intentar en absoluto conocer o buscar realmente Su voluntad. ¿No es este el caso? ¡La esencia de este asunto es bastante terrible! Después de tantos años, he visto a numerosas personas que creen en Dios. ¿En qué ha transformado a Dios la creencia que tienen en su mente? Algunos creen en Dios como si se tratara simplemente de un soplo de aire vacío. Estas personas no tienen respuesta a preguntas sobre la existencia de Dios, porque no pueden sentir ni percibir Su presencia o Su ausencia, y, no digamos ya, verla o entenderla claramente. A nivel subconsciente, piensan que Dios no existe. Otros creen en Él como si se tratara de un hombre. Le creen incapaz de hacer todo lo que ellos tampoco pueden hacer, y opinan que Dios debería pensar como ellos. Su definición de Dios es la de “una persona invisible e intocable”. Existe, asimismo, un grupo de personas que cree en Dios como si se tratara de un muñeco. Consideran que no tiene emociones. Creen que es una estatua de barro, y que, cuando se enfrenta a un asunto, Dios no tiene actitud, punto de vista o ideas; creen que Él está a merced de la humanidad. Las personas creen simplemente lo que quieren creer. Si lo engrandecen, entonces Él es grande; si lo empequeñecen, entonces es pequeño. Cuando pecan y necesitan la misericordia de Dios, Su tolerancia y Su amor, asumen que Dios debería extender Su misericordia. Estas personas inventan a un “Dios” en su mente, y entonces hacen que este “Dios” cumpla sus exigencias y satisfaga todos sus deseos. Independientemente del momento, del lugar o de lo que estas personas hagan, adoptarán esta fantasía en su trato con Dios y en su fe. Incluso están aquellos que, después de haber ofendido Su carácter, siguen creyendo que Él puede salvarlos porque asumen que el amor de Dios es ilimitado y que Su carácter es justo, y que no importa cuánto ofenda una persona a Dios, Él no se acordará de nada. Creen que ya que los errores, las transgresiones y la desobediencia humanas son expresiones momentáneas del carácter de una persona, Dios le dará oportunidades, y será tolerante y paciente con ella; creen que seguirá amándola como antes. Así, tienen grandes esperanzas de alcanzar la salvación. En realidad, no importa cómo crean las personas en Dios: mientras no busquen la verdad, Dios tendrá una actitud negativa hacia ellas. La razón es que, a lo largo de tu fe en Dios, aunque has aceptado el libro de Sus palabras y lo atesoras y lo estudias y lo lees cada día, dejas de lado al Dios real. Lo consideráis como un simple soplo de aire vacío o una simple persona, y algunos de vosotros lo consideráis como no más que un muñeco. ¿Por qué lo expreso de esta forma? Lo hago así porque, según lo veo Yo, ya sea que os enfrentéis a un problema u os encontréis con una circunstancia, estas cosas que existen en tu subconsciente, las que se originan internamente, nunca han tenido relación alguna con la palabra de Dios ni con buscar la verdad. Lo único que sabes es lo que estás pensando, cuál es tu propio punto de vista y, a continuación, le impones a Dios tus propias ideas y opiniones. En tu mente, se convierten en los puntos de vista de Dios y haces de ellos los estándares a los que te adhieres firmemente. Con el tiempo, proceder de esta forma te aleja cada vez más de Dios.
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