Palabras diarias de Dios: Conocer a Dios | Fragmento 180

Primero, cuando Dios creó todas las cosas, trazó límites para montañas, llanuras, desiertos, colinas, ríos y lagos. En la tierra hay montañas, llanuras, desiertos, colinas y diversas masas de agua; ¿qué son todos estos? ¿No son diferentes terrenos? Dios trazó límites entre todos estos terrenos distintos. Cuando se habla de trazar límites, ¿qué quiere decir? Significa que las montañas tienen sus propios trazados, las llanuras también; los desiertos tienen su extensión y las colinas tienen un área fija. También hay una cantidad fija de masas de agua como ríos y lagos. Esto es, cuando Dios creó todas las cosas lo dividió todo muy claramente. Dios ya ha determinado cuántos kilómetros tiene el radio de una montaña, cuál es su extensión. También ha determinado cuántos kilómetros tiene el radio de una llanura y cuál es su extensión. Cuando creó a todos los seres, Él también determinó la extensión del desierto así como la de las colinas y sus proporciones, y aquello que las bordea; también determinó todo esto. Él determinó la extensión de ríos y lagos cuando los estaba creando; todos ellos tienen límites. ¿Qué queremos decir con “límites”? Acabamos de explicar cómo el dominio de Dios sobre todos los seres está estableciendo leyes para todos ellos. Por ejemplo, la extensión y los límites de las montañas no se expandirán ni decrecerán por la rotación de la tierra o el paso del tiempo. Es algo fijo; y que esté “fijado” es el dominio de Dios. En cuanto al área de las llanuras, su extensión, lo que las limita, todo lo ha fijado Dios. Tienen un límite, y no aparecerá arbitrariamente una protuberancia en medio de una de ellas ni se convertirá repentinamente en montaña; esto no ocurrirá. Las leyes y los límites de los que acabamos de hablar se refieren a esto. En cuanto al desierto, no mencionaremos las funciones del mismo o cualquier otro terreno o ubicación geográfica aquí, sólo sus límites. Bajo el dominio de Dios la extensión del desierto no aumentará tampoco. Esto se debe a que Dios le ha dado su ley, su extensión. Cuán grande es su área y cuál es su función, qué lo limita, y dónde se halla ubicado, Dios ya lo ha establecido. No excederá su extensión, ni cambiará su posición, y no aumentará arbitrariamente su área. Aunque los flujos de agua como los ríos y los lagos son todos ordenados y continuos, nunca han excedido su extensión ni han sobrepasado sus límites. Todos fluyen en una dirección de una forma ordenada, hacia donde se supone que deben hacerlo. Así pues, bajo las leyes del dominio de Dios, ningún río o lago se secará arbitrariamente ni cambiará la dirección o la cantidad de su flujo por la rotación de la tierra o el paso del tiempo. Todo esto está controlado por Dios, dentro de Su dominio. Es decir, todos los seres creados por Dios dentro de esta humanidad tienen sus lugares, áreas, y extensiones fijos. Es decir, cuando Dios creó todos los seres, estableció sus límites y estos no se pueden alterar, renovar o cambiar de forma arbitraria. ¿A qué se refiere “de forma arbitraria”? Significa que no cambiarán ni se expandirán, ni cambiarán caprichosamente su forma original por causa del clima, de la temperatura, o de la velocidad de rotación de la tierra. Por ejemplo, una montaña tiene una altura, una base, y una altitud concretas así como una cierta cantidad de vegetación. Dios ha planeado y calculado todo esto y su altura o área no cambiarán arbitrariamente. En cuanto a las llanuras, la mayoría de los humanos residen en ellas, y ningún cambio climático afectará a sus áreas o al valor de su existencia. Ni siquiera cambiará arbitrariamente lo contenido en estos diversos terrenos y entornos geográficos que fueron creados por Dios. Por ejemplo, cuáles son los componentes del desierto, qué yacimientos minerales hay bajo este, cuánta arena contiene, el color de la misma y su espesor; estas cosas no cambiarán arbitrariamente. ¿Por qué razón no lo harán? Por el dominio de Dios y Su administración. Dentro de todos estos terrenos y entornos geográficos diferentes creados por Dios, Él lo está administrando todo de una forma planeada y ordenada. Por eso estos entornos geográficos siguen existiendo varios miles de años, decenas de miles de años después de que Dios los creara. Siguen desempeñando su papel. Aunque durante ciertos períodos los volcanes entran en erupción, se producen terremotos y cambios importantes en la tierra, Dios no permitirá en absoluto que ningún tipo de terreno pierda su función original. Es sólo gracias a esta administración de Dios, a Su dominio y control de estas leyes, que todo esto —todo lo disfrutado y visto por la humanidad— puede sobrevivir sobre la tierra de una forma ordenada. ¿Por qué administra Dios de esta forma los diversos terrenos que existen sobre la tierra? El propósito es que las cosas vivientes que sobreviven en diversos entornos geográficos tengan todos un entorno estable, y puedan por tanto seguir viviendo y multiplicándose en él. Todos estos seres —móviles e inmóviles, los que respiran a través de su nariz y los que no lo hacen— forman un entorno único para la supervivencia de la humanidad. Sólo este tipo de entorno puede nutrir a una generación tras otra de seres humanos, y sólo este tipo de entorno puede permitirles seguir sobreviviendo en paz, generación tras generación.

¿Qué habéis visto en lo que acabo de hablar? ¡Es que las leyes de Dios en Su dominio sobre todas las cosas son muy importantes! ¡Muy importantes! ¿Cuál es la condición previa para que todos los seres crezcan dentro de estas leyes? Se debe al gobierno de Dios. Se debe a Su gobierno que todos los seres cumplen sus funciones dentro de Su gobierno. Por ejemplo, las montañas nutren a los bosques, estos a su vez nutren y protegen a las diversas aves y animales que viven en ellos. Las llanuras son un escenario preparado para que los humanos planten cultivos así como para las aves y animales diversos. Permiten que la mayor parte de la humanidad viva en una tierra plana y proporcione comodidad a la vida de las personas. Y las llanuras también incluyen las praderas, inmensas extensiones de pastizales. Estas constituyen la vegetación de la tierra. Protegen el suelo y nutren al ganado, las ovejas y los caballos que viven en ellas. El desierto también tiene su propia función. No es un lugar para que habiten los humanos; su función consiste en hacer más secos los climas húmedos. Los flujos de ríos y lagos son convenientes para que las personas beban y para las necesidades de todos los seres. Allí por donde fluyan, las personas tendrán agua para beber. Estos son los límites trazados por Dios para los diversos terrenos.

La Palabra, Vol. II. Sobre conocer a Dios. Dios mismo, el único IX

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