Palabras diarias de Dios: Conocer la obra de Dios | Fragmento 209
La senda de hoy no es fácil de caminar. Se podría decir que es difícil de conseguir y es extremadamente rara a través de los tiempos. Sin embargo, ¿quién habría pensado que la carne del hombre por sí sola sería suficiente para conducirlo a la ruina? La obra de hoy es ciertamente tan preciosa como una lluvia en primavera y tan valiosa como la bondad de Dios hacia el hombre. Sin embargo, si el hombre no conoce el propósito de Su obra actual ni entiende la esencia de la humanidad, entonces ¿cómo se puede hablar de su preciosidad y valía? La carne no les pertenece a los propios humanos, así que nadie puede ver claramente dónde en realidad será su destino. No obstante, debes saber bien que el Señor de la creación regresará a la humanidad, que fue creada, a su posición original y restaurará su imagen original desde el momento de su creación. Él tomará completamente de vuelta el aliento que Él sopló en el hombre, reposeyendo sus huesos y carne y devolviéndolo todo al Señor de la creación. Él transformará completamente y renovará a la humanidad y recuperará del hombre toda la herencia que no pertenece a la humanidad sino a Dios, y nunca se la entregará a la humanidad. Esto es porque ninguna de esas cosas perteneció a la humanidad en primer lugar. Todo lo tomará de vuelta, esto no es un saqueo injusto, sino que está destinado a restaurar el cielo y la tierra a sus estados originales, además de transformar y renovar al hombre. Este es el destino razonable para el hombre, aunque tal vez no será una reapropiación de la carne después de que ha sido castigada, como las personas podrían imaginar. Dios no quiere los esqueletos de la carne después de su destrucción; quiere los elementos originales en el hombre que pertenecieron a Dios en el principio. Por consiguiente, Él no aniquilará a la humanidad o erradicará completamente la carne del hombre porque la carne del hombre no es su propiedad privada. Más bien, es el apéndice de Dios, quien gestiona la humanidad. ¿Cómo podría Él aniquilar la carne del hombre para Su “disfrute”? A estas alturas, ¿has dejado ir de verdad toda esa carne tuya que ni siquiera vale un centavo? Si pudieras comprender el treinta por ciento de la obra de los últimos días (ese mero treinta por ciento significa comprender la obra del Espíritu Santo hoy, así como la obra de Dios de la palabra en los últimos días), entonces no seguirías “sirviendo” o siendo “filial” a tu carne, que ha sido corrupta muchos años, como es hoy el caso. Debes ver claramente que los humanos ahora han avanzado a un estado sin precedentes y ya no seguirán rodando con las ruedas de la historia. Tu carne mohosa se cubrió hace mucho de moscas, así que ¿cómo puede tener el poder de dar marcha atrás a las ruedas de la historia que Dios ha permitido que continúen hasta este día? ¿Cómo puede hacer que el mudo tictac del reloj de los últimos días vuelva a avanzar, y sus manecillas se sigan moviendo en el sentido correcto? ¿Cómo puede volver a transformar el mundo que parece envuelto en densa niebla? ¿Puede tu carne revivir las montañas y los ríos? ¿Puede tu carne, que tiene sólo una pequeña función, realmente restaurar la clase de mundo humano que has anhelado? ¿Puedes verdaderamente educar a tus descendientes para que se conviertan en “seres humanos”? ¿Ahora lo entiendes? ¿A qué exactamente pertenece tu carne? La intención original de Dios para salvar al hombre, para perfeccionar al hombre y para transformar al hombre no fue darte una hermosa patria o traer un reposo tranquilo a la carne del hombre; fue por el bien de Su gloria y Su testimonio, para el mejor disfrute de la humanidad en el futuro y para que pronto pudiera reposar. Aun así, no fue para tu carne, porque el hombre es el capital de la gestión de Dios, y la carne del hombre es simplemente un apéndice. (Un hombre es un objeto tanto con espíritu como con cuerpo, mientras que la carne es sólo un elemento que se pudre. Esto quiere decir que la carne es una herramienta para el plan de gestión). Deberías saber que el que Dios perfeccione, complete y gane a los hombres no trae nada sino espadas y golpes para su carne, además de sufrimiento sin fin, conflagración, juicio, castigo y maldiciones sin misericordia, así como pruebas sin límite. Tal es la historia interna y la verdad de la obra de gestionar al hombre. Sin embargo, todas estas cosas están dirigidas contra la carne del hombre y todas las flechas de hostilidad se dirigen hacia la carne del hombre sin piedad (porque el hombre es inocente). Todo esto es por el bien de Su gloria y testimonio y para Su gestión. Esto se debe a que Su obra no es solamente por el bien de la humanidad, sino además para todo el plan y para cumplir Su voluntad original cuando Él creó a la humanidad. Por lo tanto, tal vez el noventa por ciento de las experiencias del hombre son sufrimientos y pruebas de fuego, y hay muy pocos, o incluso ninguno, de esos días dulces y felices que la carne del hombre ha anhelado. Más incapaz aún es el hombre de disfrutar momentos felices en la carne, pasando preciados momentos con Dios. La carne es inmunda así que lo que la carne del hombre ve o disfruta no es nada sino el castigo de Dios, que el hombre encuentra desfavorable, como si le faltara un sentido normal. Esto es porque Dios manifestará Su carácter justo, que no es favorecido por el hombre, no tolera las ofensas del hombre y abomina a los enemigos. Dios abiertamente revela todo Su carácter por cualquier medio necesario, concluyendo así la obra de Su batalla de seis mil años con Satanás, ¡la obra de la salvación de toda la humanidad, y la destrucción del Satanás de la antigüedad!
La Palabra, Vol. I. La aparición y obra de Dios. El propósito de gestionar a la humanidad
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