Lo que se debe saber sobre cómo transformar el propio carácter

A lo largo de los años en los que experimentan la obra de Dios y escuchan sermones, algunas personas tienen algo de entendimiento sobre sí mismas, son capaces de hablar sobre experiencias reales y de hablar de sus propios estados reales, sus entradas y sus progresos personales, sus defectos, y cómo planean entrar. Sin embargo, hay personas que no tienen entendimiento de sí mismas y son totalmente incapaces de hablar de ninguna experiencia real. Solo son capaces de hablar de asuntos externos como palabras y doctrinas, trabajo superficial, de situaciones actuales y del progreso de la difusión del evangelio; pero nada acerca de la entrada concreta en la vida ni de experiencias personales. Esto demuestra que no han llegado al camino correcto para la entrada en la vida. La transformación del carácter propio no es un cambio en la conducta, ni un cambio externo fingido, ni una entusiasta transformación temporal. Por muy buenos que sean estos cambios, no pueden sustituir a la transformación en el carácter de vida, ya que estos cambios externos pueden lograrse mediante el esfuerzo humano, pero la transformación en el carácter de vida no puede lograrse únicamente mediante el esfuerzo propio. Para lograrlo se requiere experimentar el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de Dios, así como la perfección del Espíritu Santo. Aunque las personas que creen en Dios muestran algún comportamiento bueno, ni una sola de ellas obedece y ama de verdad a Dios, ni puede hacer Su voluntad. ¿A qué se debe esto? La razón es que esto requiere una transformación en el carácter de vida, y un mero cambio en el comportamiento dista mucho de ser suficiente. Un cambio de carácter significa que tienes conocimiento y experiencia de la verdad, y que esta se ha convertido en tu vida, que puede dirigir y dominar tu vida y todo lo que te rodea. Esto es una transformación en tu carácter de vida. Solo las personas que poseen la verdad como vida son aquellas cuyo carácter ha cambiado. En el pasado, puede que hubiera algunas verdades que no pudieras poner en práctica cuando las comprendiste, pero ahora puedes practicar cualquier aspecto de la verdad que comprendas sin obstáculos ni dificultad. Cuando practicas la verdad, te sientes lleno de paz y felicidad, pero si no puedes practicar la verdad, sientes dolor y tu conciencia se ve perturbada. Puedes practicar la verdad en todo, vivir según las palabras de Dios y tener una base para vivir. Esto significa que has cambiado tu carácter. Ahora puedes dejar de lado fácilmente tus nociones e imaginaciones, tus preferencias y búsquedas carnales, y aquellas cosas que antes no podías abandonar. Sientes que las palabras de Dios son realmente buenas, y que practicar la verdad es lo mejor que puedes hacer. Esto significa que tu carácter ha cambiado. Un cambio de carácter parece muy sencillo, pero en realidad es un proceso que implica mucha experiencia. Durante este periodo, las personas necesitan soportar muchas dificultades, tienen que refrenar sus propios cuerpos y abandonar su carne, también necesitan sufrir el juicio, el castigo, la poda, el trato, las pruebas y el refinamiento, y además necesitan experimentar muchos fracasos, caídas, luchas internas y tormentos dentro de su corazón. Solo después de estas experiencias, las personas pueden tener cierta comprensión de su propia naturaleza, pero una cierta comprensión no produce de inmediato un cambio completo; tienen que pasar por un largo período de experiencia antes de al fin poder desprenderse poco a poco de sus actitudes corruptas. Por eso se necesita toda una vida para cambiar el carácter propio. Por ejemplo, si revelas corrupción en un asunto, ¿puedes practicar inmediatamente la verdad cuando te das cuenta de ello? No, no puedes. En esta etapa de entendimiento, otros te podan y tratan contigo, y luego tu entorno te obliga y te fuerza a actuar de acuerdo con los principios verdad. A veces, sigues sin resignarte a hacerlo y te dices a ti mismo: “¿Tengo que hacerlo así? ¿Por qué no puedo hacerlo como quiero? ¿Por qué siempre se me pide que practique la verdad? No quiero hacer esto, ¡estoy cansado!”. Experimentar la obra de Dios requiere pasar por el siguiente proceso: de ser reacio a practicar la verdad, a practicarla de buena gana; de la negatividad y la debilidad, a la fortaleza y a la capacidad de renunciar a la carne. Cuando las personas llegan a un determinado punto de experiencia y luego pasan por algunas pruebas, refinamiento y al final llegan a terminar comprendiendo la voluntad de Dios y algunas verdades, en ese momento estarán en cierto modo felices y dispuestas a actuar de acuerdo con los principios verdad. Al inicio, las personas son reacias a practicar la verdad. Tomemos como ejemplo el cumplimiento de los deberes propios con lealtad: tienes cierto entendimiento acerca de cumplir tus deberes y ser leal a Dios, y también tienes algo de entendimiento de la verdad, pero ¿cuándo podrás dedicarte por completo a Dios? ¿Cuándo podrás cumplir tus deberes tanto de palabra como de obra? Esto requerirá un proceso. Durante este proceso podrías padecer muchas dificultades. Tal vez algunas personas te traten y otras te critiquen. Todo el mundo tendrá sus ojos puestos en ti, te escrutarán, y será entonces cuando empieces a comprender que te equivocas, que eres tú quien lo ha hecho mal, que es inaceptable la ausencia de devoción en el cumplimiento de tu deber y que no has de ser descuidado ni superficial. El Espíritu Santo te esclarecerá desde dentro y te reprochará cuando cometas un error. Durante este proceso, llegarás a comprender algunas cosas sobre ti mismo y sabrás que tienes demasiadas impurezas, que albergas demasiados motivos personales y que tienes demasiados deseos inmoderados cuando cumples tus deberes. Una vez que hayas entendido la esencia de estas cosas, si puedes ir delante de Dios en oración y tener un arrepentimiento verdadero, podrán ser purificadas esas cosas corruptas. Si frecuentemente buscas la verdad de esta manera para resolver tus propios problemas prácticos, poco a poco pondrás los pies en la senda correcta en tu fe; empezarás a tener verdaderas experiencias de vida y tu carácter corrupto empezará a purificarse poco a poco. Cuanto más sea purificado tu carácter corrupto, más se transformará tu carácter de vida.

Aunque muchas personas están cumpliendo con sus deberes, en esencia, ¿cuántas personas los hacen saliendo del paso? ¿Cuántas personas pueden aceptar la verdad y cumplir con sus deberes según los principios verdad? ¿Cuántas personas cumplen sus deberes de acuerdo con los requisitos de Dios después de que su carácter haya cambiado? Al examinar más estas cosas, podrás saber si realmente estás a la altura en el cumplimiento de tu deber, y también podrás notar claramente si ha cambiado tu carácter. No es sencillo lograr la transformación del propio carácter; no supone simplemente algunos cambios de conducta, adquirir algo de conocimiento de la verdad, saber hablar algo sobre la experiencia propia con cada aspecto de la verdad ni hacer algunos cambios o volverse un poco obedientes después de haber sido disciplinados. Estas cosas no constituyen una transformación del carácter de vida. ¿Por qué digo esto? Aunque hayas cambiado un poco, sigues sin poner en auténtica práctica la verdad. Tal vez te comportas así porque te hallas temporalmente en un entorno adecuado y la situación lo permite, o porque tus circunstancias actuales te han apremiado. Además, cuando estás de buen humor, cuando tu estado es normal, y tienes la obra del Espíritu Santo, puedes practicar la verdad. Pero supongamos que estás en medio de una prueba, cuando estás sufriendo como Job en medio de tus pruebas, o bien te enfrentas a la prueba de la muerte. Cuando esto llegue, ¿seguirás siendo capaz de practicar la verdad y de mantenerte firme en el testimonio? ¿Puedes decir algo como lo que dijo Pedro: “Incluso si muriese después de conocerte, ¿cómo podría no hacerlo gustoso y feliz?”? ¿Qué valoraba Pedro? La obediencia, y el conocimiento de Dios era lo más importante para Pedro, por lo que fue capaz de obedecer hasta la muerte. La transformación en el carácter no se produce de la noche a la mañana; se necesita toda una vida de experiencia para lograrlo. Comprender la verdad es un poco más fácil, pero ser capaz de practicarla en diversos contextos es difícil. ¿Por qué la gente siempre tiene problemas para poner en práctica la verdad? De hecho, todas estas dificultades están directamente relacionadas con las actitudes corruptas de las personas, y todas ellas son obstáculos que provienen de las actitudes corruptas. Por lo tanto, tienes que sufrir mucho y pagar un precio para poder poner en práctica la verdad. Si no tuvieras actitudes corruptas, no tendrías que sufrir y pagar un precio para practicar la verdad. ¿Acaso no es un hecho evidente? A veces puede parecer que pones en práctica la verdad, pero, en realidad, la naturaleza de tus actos no lo demuestra. Al seguir a Dios, mucha gente es capaz de dejar de lado su familia y profesión y cumplir con el deber y, por tanto, cree estar practicando la verdad. Sin embargo, jamás son capaces de ofrecer un testimonio vivencial genuino. ¿Qué sucede aquí exactamente? Para evaluarlos según las nociones humanas, parecen estar practicando la verdad, pero Dios no reconoce que lo que están haciendo sea practicarla. Si las cosas que haces tienen detrás motivaciones personales y están adulteradas, entonces es probable que te desvíes de los principios, y no se puede decir que estás practicando la verdad; se trata solo de un tipo de conducta. En sentido estricto, es probable que Dios condene este tipo de conducta tuya; no la elogiará ni recordará. Para continuar analizando esto en su esencia y origen, eres alguien que hace el mal, y estas conductas externas tuyas constituyen una oposición a Dios. Visto desde fuera, no estás interrumpiendo ni perturbando nada y no has hecho ningún daño real. Parece ser lógico y razonable, pero, por dentro, existen intenciones y contaminantes humanos, y su esencia es la de hacer el mal y resistirse a Dios. Por lo tanto, deberías determinar si ha habido un cambio en tu carácter y si estás poniendo en práctica la verdad usando las palabras de Dios, y al ver los motivos que están detrás de tus acciones. No depende de si tus actos se adecúan a las imaginaciones y pensamientos humanos o se adaptan a tus gustos; esas cosas no son importantes. Más bien depende de que Dios diga si te estás ajustando o no a Su voluntad, si tus acciones poseen o no la realidad verdad y si cumplen o no con Sus requisitos y estándares. Medirse con los requisitos de Dios es lo único exacto. La transformación del carácter y la práctica de la verdad no son tan fáciles y sencillas como las personas imaginan. ¿Entendéis esto ahora? ¿Tenéis alguna experiencia con esto? Cuando se trata de la esencia de un problema, puede que no la entendáis; vuestra entrada ha sido excesivamente superficial. Corréis de acá para allá todo el día del amanecer al ocaso, os levantáis temprano y os acostáis tarde, pero ni habéis logrado la transformación de vuestro carácter de vida ni podéis captar lo que es dicha transformación de carácter. Esto significa que vuestra entrada es demasiado superficial, ¿no es cierto? Independientemente de cuánto tiempo llevéis creyendo en Dios, puede que no percibáis la esencia y las cosas profundas que tengan que ver con la transformación del carácter. ¿Puede decirse que tu carácter ha cambiado? ¿Cómo sabes si Dios te alaba o no? Como mínimo, te sentirás excepcionalmente firme en tu corazón con respecto a todo lo que haces, sentirás que el Espíritu Santo te guía, te esclarece, y obra en ti cuando cumples con tus deberes, cuando llevas a cabo cualquier obra en la casa de Dios, o en general; tu conducta va de la mano de las palabras de Dios, y cuando poseas cierto grado de experiencia, sentirás que lo que hiciste en el pasado era relativamente adecuado. Si después de ganar experiencia durante un período de tiempo sientes que algunas de las cosas que hiciste en el pasado no fueron adecuadas, si estás insatisfecho con ellas, y sientes que no concordaban con la verdad, esto demuestra que lo único que hiciste fue resistirte a Dios. Demuestra que tu servicio estuvo lleno de rebeldía, de resistencia y de conductas humanas, y que has fracasado por completo a la hora de lograr cambios en el carácter. Con esta enseñanza, ¿tenéis ahora claro cómo debéis entender el cambio de carácter? Puede que no tengáis costumbre de hablar de transformar vuestro carácter y rara vez compartáis experiencias personales. En el mejor de los casos, decís: “Yo era pasivo hace un tiempo. Entonces, oré a Dios, y Él me esclareció el hecho de que los creyentes deben ponerse a prueba. Reflexioné sobre esto durante un tiempo, y me di cuenta de que de eso se trata. Además, hay aspectos en los que soy desleal mientras cumplo con mi deber, así que lo acepté sin más. Al cabo de un tiempo, recuperé la motivación y dejé de ser pasivo”. Después de la charla, otros también dicen: “Nuestro estado es más o menos el mismo, así como nuestro carácter corrupto”. Si siempre habláis sobre tales cosas, eso supondrá un problema: no captaréis la esencia de las cosas ni las veréis con claridad. Por muchos años que creáis, vuestro carácter de vida será incapaz de cambiar.

Una transformación en el carácter se refiere, principalmente, a la transformación en la naturaleza de una persona. Las cosas propias de la naturaleza de una persona no pueden percibirse mediante las conductas externas. Están directamente relacionadas con el valor y el significado de su existencia, con la perspectiva que tiene una persona sobre la vida y sus valores, están relacionadas con las cosas que se encuentran en lo profundo de su alma y con su esencia. Si una persona es incapaz de aceptar la verdad, no pasará por una transformación en estos aspectos. Solo al experimentar la obra de Dios, al entrar plenamente en la verdad, al cambiar sus valores y su perspectiva sobre la existencia y la vida, al alinear su punto de vista sobre las cosas con la palabra de Dios y al volverse capaz de someterse por completo a Él y serle leal, puede decirse que el carácter de alguien se ha transformado. Actualmente, puede parecer que haces cierto esfuerzo, puedes ser resiliente ante las dificultades mientras cumples con tu deber, puedes ser capaz de llevar a cabo los arreglos de la obra desde lo Alto o puedes ir dondequiera que se te pida que vayas. A simple vista, puede parecer que eres bastante obediente, pero cuando ocurre algo que no está de acuerdo con tus nociones, tu rebeldía sale a la luz. Por ejemplo, no te sometes a que te poden y te traten y eres aún menos sumiso cuando ocurre un desastre; incluso encuentras dentro de ti la forma de culpar a Dios. Por lo tanto, esa pizca de obediencia y de cambio en el exterior es solo un pequeño cambio en el comportamiento. Se da un poco de cambio, pero no es suficiente para contar como la transformación de tu carácter. Puedes ser capaz de recorrer muchas sendas, sufrir muchas penurias y soportar grandes humillaciones; puedes sentirte muy cerca de Dios, y el Espíritu Santo puede hacer alguna obra en ti. Sin embargo, cuando Dios te pide que hagas algo que no es conforme con tus nociones, es posible que no te sometas, sino que busques excusas, te rebeles y te resistas a Dios, y en momentos difíciles incluso le cuestiones y luches contra Él. Esto sería un problema grave. Mostraría que todavía tienes una naturaleza que se resiste a Dios, que no entiendes realmente la verdad, y que no has experimentado ningún cambio en tu carácter de vida. Después de haber sido descartadas o expulsadas, algunas personas aún tienen el valor de juzgar a Dios y decir que no es justo. Incluso discuten con Dios y contraatacan, difundiendo por todas partes sus nociones sobre Dios y su insatisfacción respecto a Él. Estas personas son demonios que se resisten a Dios. Las personas que tienen una naturaleza diabólica no cambiarán nunca y deben ser abandonadas. Solo aquellos que pueden buscar y aceptar la verdad en cada situación y someterse a la obra de Dios tienen la esperanza de obtener la verdad y lograr un cambio de carácter. En tus experiencias, debes aprender a discernir entre estados que exteriormente parecen normales. Puedes sollozar y llorar durante la oración, o sentir que tu corazón ama mucho a Dios y que está muy cerca de Él, pero estos estados son solo obra del Espíritu Santo y no significan que seas alguien que ama a Dios. Si puedes amar y obedecer a Dios incluso cuando el Espíritu Santo no está obrando y cuando Dios hace cosas que no concuerdan con tus propias nociones, solo entonces eres una persona que realmente ama a Dios. Solamente entonces eres una persona cuyo carácter de vida ha cambiado. Tan solo una persona así posee la realidad verdad.

¿Por dónde puedes empezar a transformar tu carácter? Lo primero es entender tu propia naturaleza. Esa es la clave. Entonces, ¿cómo puedes entender tu naturaleza? Discerniendo qué actitudes corruptas tienes. Una vez que has discernido claramente estas actitudes corruptas, entenderás tu esencia naturaleza. Algunos preguntan: “¿Cómo puedo entender mi carácter corrupto?”. Naturalmente, lo debes entender según las palabras de Dios y discernirlo conforme a la verdad. ¿Y cómo pones esto en práctica? Comparando el carácter corrupto que muestras con las palabras que Dios ha revelado. Según lo que seas capaz de relacionar, hasta ese punto puedes discernir. Si puedes relacionar mucho y discernir mucho, entonces serás capaz de entender tu carácter corrupto. Aquellos de vosotros que habéis creído durante mucho tiempo y practicado de esta manera durante muchos años, ¿tenéis ahora una comprensión de vuestra propia naturaleza? Seguramente ni de lejos. Vuestra comparación debe seguir una senda; no se pueden decir cosas basadas en la nada. Debes leer más palabras de Dios sobre cómo Él revela la esencia corrupta del hombre. Debes buscar todas estas palabras, leerlas después a menudo y reflexionar sobre ti mismo con frecuencia, comparando tu estado con las palabras. Una vez que tu carácter corrupto esté completamente relacionado, y sientas que las palabras de Dios revelan tu estado con precisión, con gran exactitud, y que no es incorrecto de ninguna manera, entonces ¿no estarás convencido? Algunas personas dicen: “Comprendiendo tu propia naturaleza, puedes cambiarla”. Para cualquiera es fácil decir esto. Pero, ¿cómo puedes comprenderla? Debe existir una senda. Si hay una senda, sabrás, pues, cómo experimentar. Sin una senda, te limitas a proclamar el eslogan: “Todos debemos entender nuestra naturaleza. Nuestras naturalezas no son buenas y son las de Satanás. Cuando entendemos nuestra esencia naturaleza, podemos transformar nuestro carácter”. Cuando has terminado de proclamar, no se ha hecho nada nuevo y nadie tiene ningún entendimiento. Esto es hablar de doctrinas sin una senda. ¿Acaso obrar de esta forma no crea problemas? ¿Cuál será el resultado de obrar así? Soléis proclamar el eslogan: “¡Entendamos nuestras naturalezas! ¡Todos debemos amar a Dios! ¡Todos debemos someternos a Dios! ¡Todos debemos postrarnos ante Él! ¡Todos debemos adorar a Dios! ¡Quien no ame a Dios es inaceptable!”. Hablar sobre estas doctrinas es inútil y no resuelve los problemas. ¿Cómo entiendes tu naturaleza humana? En realidad, entender tu naturaleza significa realmente analizar las cosas en lo profundo de tu alma; las cosas dentro de tu vida, y toda la lógica y las filosofías de Satanás según las que has estado viviendo, que es a su vez la vida de Satanás que has vivido. Solo puedes entender tu naturaleza si desentierras las cosas más profundas dentro de tu alma. ¿Cómo pueden desenterrarse estas cosas? No pueden desenterrarse o diseccionarse mediante apenas uno o dos asuntos. Muchas veces, después de que has terminado de hacer algo, sigues sin haber llegado a un entendimiento. Se podrían requerir tres o cinco años antes de que seas capaz de obtener aunque sea una ínfima comprensión o entendimiento de ellas. Así pues, en muchas situaciones, debes reflexionar y llegar a conocerte a ti mismo. Debes profundizar y analizarte a ti mismo, según las palabras de Dios, a fin de ver algunos resultados. A medida que tu comprensión de la verdad se hace más y más profunda, poco a poco llegarás a conocer tu propia esencia naturaleza a través de la autorreflexión y el autoconocimiento.

Para conocer tu naturaleza, debes ganar entendimiento de ella mediante algunas cosas. Primero, debes tener un entendimiento claro de lo que te gusta. Esto no se refiere a lo que te gusta comer o vestir, más bien, se refiere al tipo de cosas que disfrutas, las cosas que envidias, que adoras, que buscas y a las que prestas atención en tu corazón, el tipo de personas con las que te gusta entrar en contacto, y el tipo de personas que admiras e idolatras en tu corazón. Por ejemplo: a la mayoría de la gente le gustan las personas de gran prestigio, personas que son elegantes en su discurso y comportamiento o las que hablan con elocuente adulación o las que aparentan lo que no son. Lo arriba mencionado tiene que ver con aquello con lo cual a las personas les gusta interactuar. En cuanto a las cosas que disfrutan las personas, incluyen el estar dispuestas a hacer ciertas cosas fáciles de hacer, disfrutar hacer cosas que a los demás les parecen buenas y que harían que las personas cantaran alabanzas e hicieran cumplidos. En la naturaleza de las personas, existe una característica común en las cosas que les gustan. Es decir, les gustan las personas, sucesos y cosas que otros envidian debido a su apariencia externa; les gustan las personas, cosas y sucesos que se ven muy hermosas y lujosas y les gustan las personas, sucesos y cosas que hacen que otras las adoren. Estas cosas a las que la gente les tiene cariño son geniales, deslumbrantes, magníficas e imponentes. Todas las personas adoran estas cosas. Puede verse que las personas no tienen nada de la verdad y tampoco tienen la semejanza de seres humanos auténticos. No tiene el más mínimo sentido adorar estas cosas, pero a las personas les siguen gustando. Estas cosas que le gustan a la gente les parecen especialmente buenas a los que no creen en Dios, y son todas cosas que la gente está particularmente dispuesta a perseguir. Por poner un simple ejemplo, existen fanáticos entre los incrédulos. Persiguen a los actores o los cantantes, les piden autógrafos y que les escriban mensajes, o que les estrechen la mano o los abracen. ¿Existen estas cosas en los corazones de los creyentes? ¿Cantas de vez en cuando las canciones de las celebridades a las que adoras? ¿Los imitas en ocasiones y te vistes a su estilo, que es el que anhelas? Conviertes a estas celebridades y a estas personas famosas en objetos y modelos de tu adoración. Se trata de cosas comunes que las personas aprecian. ¿Acaso los creyentes no adoran en realidad las mismas cosas que los incrédulos? En sus adentros, la mayoría de las personas siguen teniendo corazón para adorarlas. Crees en Dios y parece que ya no buscas claramente estas cosas. Sin embargo, las sigues envidiando en tu corazón y te siguen gustando. A veces piensas: “Todavía quiero escuchar su música y ver los programas de TV en los que actúan. ¿Cómo viven? ¿Dónde están ahora? Si pudiera verlas y estrechar su mano, sería fabuloso, y aunque me muriera, seguiría mereciendo la pena”. Sin importar a quien adoren, a todas las personas les gustan estas cosas. Quizás no tengas la oportunidad ni estás en condiciones para ponerte en contacto con tales personas, cosas u objetos; pero ocupan un lugar en tu corazón. Las cosas que la gente persigue y anhela pertenecen a las tendencias mundanas, son cosas de Satanás y los diablos, Dios las detesta y carecen de verdad alguna. Las cosas que la gente tiende a anhelar permiten desentrañar su esencia naturaleza. Se pueden observar las preferencias de la gente en su forma de vestir: algunas personas están deseando llevar ropa llamativa y colorida, o conjuntos estrafalarios. Están dispuestos a llevar accesorios que nunca ha llevado nadie y les encantan las cosas que puedan atraer al sexo opuesto. Que lleven esta ropa y estos accesorios demuestra su preferencia por estas cosas en su vida y en lo más profundo de su corazón. Las cosas que les gustan no son dignas ni decentes. No son cosas que perseguiría una persona normal. Es inicuo su afecto hacia ellas. Su perspectiva es exactamente la misma que la de la gente mundana. No es posible apreciar que ninguna parte de esto se corresponda con la verdad. Por tanto, lo que te gusta, aquello en lo que te centras, lo que adoras, lo que envidias y aquello en lo que piensas en tu corazón cada día, todo ello es representativo de tu naturaleza. Tu predilección por estas cosas mundanas es suficiente para demostrar que a tu naturaleza le gusta la iniquidad y que, en situaciones graves, es malvada e incurable. Debes diseccionar tu naturaleza de este modo. Examinar aquello que te gusta y aquello a lo que renuncias en tu vida. Puede que seas bueno con alguien durante un tiempo, pero esto no demuestra que le tengas cariño. Lo que te gusta de verdad es, precisamente, lo que está en tu naturaleza; aunque tuvieras los huesos rotos, lo seguirías disfrutando y no podrías renunciar a ello jamás. Esto no resulta fácil de cambiar. Tomemos como ejemplo el encontrar una pareja; la gente busca a otros del mismo tipo que ellos. Si una mujer en verdad se enamorase de alguien, entonces nadie podría detenerla. Aunque le rompieran las piernas, ella querría estar con él; querría casarse con él aunque para ella eso significara la muerte. ¿Cómo puede ser esto? Esto se debe a que nadie puede cambiar lo que está metido muy dentro en los huesos de una persona, en lo más profundo de su corazón. Aunque una persona muriera, a su alma le seguirían gustando las mismas cosas; estas son las cosas de la naturaleza humana, y representan la esencia de la persona. Las cosas que les gustan a las personas contienen cierta iniquidad. Algunas son obvias en su cariño por esas cosas, mientras que otras no; algunas personas les tienen gran cariño, mientras que otras no; algunas personas pueden controlarse y otras no. Algunas personas tienden a hundirse en cosas oscuras y malvadas, lo que demuestra que no poseen vida. Algunas personas son capaces de superar las tentaciones de la carne y no andar ocupadas o limitadas por esas cosas, lo que demuestra que tiene un poco de estatura y que su carácter se ha transformado un poco. Ciertas personas entienden algunas verdades y sienten que tienen vida y que aman a Dios, pero en realidad, sigue siendo demasiado pronto y experimentar la transformación del carácter propio no es un asunto sencillo. ¿Acaso es la esencia naturaleza de una persona fácil de entender? Aunque alguien comprenda un poco, debe pasar por muchos avatares para lograr esa comprensión, e incluso con un poco de comprensión, el cambio no es fácil. Estas son todas las dificultades a las que se enfrenta la gente, y las personas no pueden conocerse a sí mismas sin la voluntad de buscar la verdad. Independientemente de cómo puedan cambiar las personas, los asuntos o las cosas que te rodean, e independientemente de cómo pueda ponerse el mundo boca abajo, si la verdad te guía desde dentro, si ha echado raíces dentro de ti, y si las palabras de Dios guían tu vida, preferencias, experiencias y existencia, te habrás transformado de verdad. En la actualidad, la supuesta transformación de las personas consiste sencillamente en que las personas colaboren un poco, en que sean capaces de aceptar con reticencia ser podadas y tratadas, cumpliendo activamente sus deberes, y tengan un poco de entusiasmo y fe, pero esto no puede considerarse una transformación de carácter ni demuestra que las personas tengan vida. Estas solo son las preferencias e inclinaciones de las personas y nada más.

Para llegar a la comprensión de las naturalezas, además de desenterrar las cosas que le gustan a la gente en ellas, también hay que desenterrar varios de los aspectos más importantes que pertenecen a dichas naturalezas. Por ejemplo, los puntos de vista de las personas sobre las cosas; sus métodos y sus metas en la vida; sus valores vitales y sus perspectivas sobre la vida y sobre todas las opiniones e ideas sobre todas las cosas relacionadas con la verdad. Estas cosas están, todas, en lo profundo del alma de la gente y guardan una relación directa con la transformación del carácter. ¿Cuál es, entonces, la perspectiva vital de la humanidad corrupta? Se puede decir que es la siguiente: “Cada hombre para sí mismo, y sálvese quien pueda”. La gente vive para sí misma; por decirlo con mayor franqueza, vive para la carne. Solamente vive para llevarse comida a la boca. ¿En qué se diferencia esta existencia de la de los animales? No tiene ningún valor vivir así, y menos aún sentido. Tu perspectiva vital se basa en aquello de lo que dependes para vivir en el mundo, aquello para lo que vives y cómo vives, y todo esto tiene que ver con la esencia de la naturaleza humana. Al analizar la naturaleza de las personas, verás que todas se oponen a Dios. Todas ellas son diablos y no hay ninguna genuinamente buena. Solo si analizas la naturaleza de la gente puedes conocer de verdad la corrupción y la esencia del hombre y entender de qué forma parte realmente la gente, de qué carece en realidad, con qué debería equiparse y cómo debería vivir con semejanza humana. No es fácil analizar verdaderamente la naturaleza de una persona ni puede hacerse sin experimentar las palabras de Dios o tener experiencias reales.

Primavera, 1999

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