Palabras sobre el autoconocimiento (Fragmento 45)
A menudo, el hombre tiene ciertos estados negativos, algunos de los cuales pueden influirle o limitarle, e incluso hacer que se desvíe del camino verdadero y tome la dirección equivocada. Lo que la gente busca, a lo que presta atención, y la senda que elige recorrer, todo está relacionado con los estados interiores. Y aún lo está más el hecho de si las personas son débiles o fuertes. Por ejemplo, actualmente, muchos ponen un énfasis particular en el día de Dios. Todos tienen este deseo: anhelan que llegue rápidamente el día de Dios para lograr salir de este sufrimiento, estas enfermedades, esta persecución y otros tipos de dolor. La gente cree que, cuando llegue el día de Dios, se calmará el dolor que siente ahora, no volverá a enfrentarse jamás a adversidades y disfrutará de bendiciones. Si alguien busca entender a Dios o persigue la verdad desde este tipo de estado, su progreso en la vida será muy limitado. Cuando surge cualquier contratiempo o le ocurre algo desagradable, aflora en él toda la debilidad, la negatividad y la rebeldía interiores. Así pues, si el estado de una persona es anormal o incorrecto, el objetivo de su búsqueda también será erróneo y, ciertamente, impuro. Luchas por alcanzar la entrada desde estados incorrectos y, sin embargo, piensas que llevas a cabo tu búsqueda adecuadamente, que haces las cosas de acuerdo con los requisitos de Dios y que practicas según la verdad. No crees haber ido en contra de los deseos de Dios ni haberte apartado de Sus intenciones. Es posible que te sientas de esa manera, pero cuando algún acontecimiento o entorno desagradable te haga sufrir y afecte a tus puntos débiles y a las cosas que amas y buscas profundamente de corazón, caerás en la negatividad, tus esperanzas y sueños quedarán en nada y, de manera natural, te convertirás en un ser débil. Por tanto, el estado en el que te encuentres en cada momento determina si eres fuerte o débil. En la actualidad, muchos sienten que son bastante fuertes y que tienen cierta estatura y más fe que en el pasado. Piensan que han iniciado el camino correcto de la fe en Dios y que no necesitan que otros tiren de ellos o los empujen a lo largo del recorrido. En este caso, ¿por qué se convierten en personas negativas o débiles cuando se enfrentan a ciertos entornos o se encuentran con dificultades? ¿Por qué, entonces, se quejan y acaban abandonando la fe? Esto demuestra que todo el mundo tiene algunos estados negativos y anormales. Cuesta deshacerse de algunas de las impurezas del hombre. Aunque persigas la verdad, no puedes desprenderte por completo de ellas. Esto se tiene que hacer según la exposición de la palabra de Dios. Después de reflexionar sobre los estados propios y de entenderlos, la gente debe compararlos con la palabra de Dios y resolver su carácter corrupto. Solo entonces sus estados cambiarán gradualmente. No se trata de que, al leer las palabras de Dios y llegar a conocer sus estados, pueda transformarlos inmediatamente. Mientras lea a menudo las palabras de Dios, vea claramente los estados propios, ore a Dios y luche por llegar a la verdad, cuando revela de nuevo corrupción o esté en un estado anormal en el futuro, será capaz de reconocerlo, de orar a Dios y de utilizar la verdad para resolver el problema, de manera que podrá revertir ese estado incorrecto y cambiar gradualmente. De este modo, será capaz de soltar las impurezas y las cosas que deberían soltarse que se albergan en el interior. Es necesario tener cierto nivel de experiencia para poder obtener resultados.
Desde que comenzaron a tener fe en Dios, muchos buscan bendiciones según sus nociones y figuraciones, y, en consecuencia, se convierten en personas negativas y débiles cuando se encuentran con cosas que no se corresponden con dichas nociones. Empiezan a dudar de Dios e incluso se inventan nociones o ideas equivocadas sobre Él. Si nadie habla con ellos de la verdad, no serán capaces de mantenerse firmes y es posible que traicionen a Dios en cualquier momento. Dejadme que os ponga un ejemplo. Digamos que alguien siempre ha albergado nociones y figuraciones en su fe en Dios. Esta persona cree que, mientras renuncie a la familia y cumpla el deber, Dios lo protegerá, lo bendecirá y cuidará de la vida de su familia, y que esto es lo que Dios debería hacer. Entonces, un día, ocurre algo que no deseaba que pasara: enferma. Vivir con la familia anfitriona no es tan confortable como estar en su propia casa, y quizá no se ocupen de él muy bien. No puede soportarlo y se convierte en una persona negativa y descorazonada durante largo tiempo. Además, ya no persigue la verdad y ni siquiera la reconoce. Esto quiere decir que la gente tiene ciertos estados interiores y que, si uno no reconoce, percibe o siente que estos estados son incorrectos, entonces, aunque quizá todavía tenga pasión y busque mucho, en algún momento se encontrará con una circunstancia que revelará su verdadero estado interior y le hará tropezar y caer. Esto es lo que se deriva de no ser capaz de reflexionar sobre uno mismo o de conocerse. Todos los que no entienden la verdad son de esta manera; nunca se sabe cuándo tropezarán y caerán, cuándo serán negativos y débiles, o cuándo podrían ser capaces de traicionar a Dios. ¡Fíjate a cuánto peligro deben enfrentarse los que no entienden la verdad! Pero entender la verdad no es algo simple. Debe pasar mucho tiempo antes de conseguir finalmente un destello de luz, tener un poco de conocimiento verdadero y entender una pizca de la verdad. Si tus intenciones interiores están gravemente adulteradas y no se pueden resolver, siempre apagarán la pequeña luz de tu entendimiento e incluso minarán la poca fe que tengas, y esto es ciertamente muy peligroso. Ahora mismo, el problema principal es que todas las personas tienen ciertas nociones y figuraciones sobre Dios en el corazón, pero antes de que se revelen, no las reconocen; están ocultas en el interior y nunca se sabe en qué momento, o en qué circunstancias, aflorarán y harán que la gente tropiece. Aunque todos tienen buenas aspiraciones y quieren ser buenos creyentes y ganar la verdad, sus intenciones están demasiado adulteradas y tienen demasiadas nociones y figuraciones que les dificultan mucho perseguir la verdad y ganar entrada en la vida. Quieren hacer estas cosas, pero no pueden. Por ejemplo, a la gente le cuesta someterse cuando la podan; cuando la ponen a prueba o la refinan, quiere discutir con Dios. Siempre que enferma o se encuentra con alguna catástrofe, se quejan de Dios por no protegerla. ¿Cómo puede este tipo de individuo experimentar la obra de Dios? Ni siquiera llegan al mínimo de tener un corazón sumiso a Dios; por tanto, ¿cómo puede ganar la verdad? Algunos se convierten en personas negativas cuando la cosa más ínfima no sale como quieren; tropiezan por los juicios de otros y traicionan a Dios cuando los detienen. Es cierto que nunca se sabe qué deparará el futuro, ya sea la felicidad o el fracaso. Cada uno tiene algo en el interior que quiere buscar y obtener; tiene cosas que le gustan. Buscar las cosas que gustan a uno podría conllevar infortunio, pero la gente no se siente así y sigue creyendo que las cosas por las que se esfuerza y le gustan son correctas y no tienen nada de malo. Pero si llega un día en el que sobreviene la desgracia, y se le arrebatan las cosas que busca y le gustan, se convertirá en alguien negativo y débil, y no será capaz de ponerse de pie. No sabrá qué ha ocurrido, se quejará de Dios por ser injusto y se manifestará su corazón traidor a Dios. Si la gente no se conoce, no sabrá cuál es su punto débil ni en qué situaciones puede tropezar o caer fácilmente. Es verdaderamente lamentable. Por este motivo decimos que, si una persona no se conoce, podría tropezar o caer en cualquier momento y provocar su final.
Muchos han dicho: “Entiendo todos los elementos de la verdad, pero no puedo ponerlos en práctica”. Esto pone en evidencia la causa por la cual la gente no practica la verdad. ¿Qué tipo de persona entiende la verdad y, sin embargo, no puede ponerla en práctica? Ciertamente, solo aquellos que sienten aversión por la verdad y la odian no son capaces de ponerla en práctica, y esto es un problema en su naturaleza. Aunque no entiendan la verdad, las personas que la aman actúan según su conciencia, y no hacen el mal. Si la naturaleza de alguien siente aversión por la verdad, nunca podrá practicarla. La gente que siente aversión por la verdad solo cree en Dios para obtener bendiciones, no para perseguir la verdad y alcanzar la salvación. Aunque cumpla su deber, no lo hace para obtener la verdad, sino enteramente para recibir bendiciones. Por ejemplo, algunos que sufren persecución y no pueden regresar a sus hogares piensan por dentro: “Me persiguen y no puedo volver a casa porque creo en Dios. Un día, Dios me ofrecerá un hogar mejor; no me dejará sufrir en vano”, o “Esté donde esté, Dios me proveerá alimentos para comer y no permitirá que vaya por un callejón sin salida. Si lo hiciera, entonces Él no sería el Dios real. Él no haría eso”. ¿Acaso no existen estas cosas en el interior del hombre? También hay algunos que piensan: “He renunciado a la familia para esforzarme por Dios, y Él no debería ponerme en manos de los que ostentan el poder; he buscado con tanto fervor que Dios debería protegerme y bendecirme. Anhelamos tanto que llegue el día de Dios que eso debería ocurrir lo antes posible. Él debería cumplir los deseos del hombre”. Muchos piensan de esta manera; ¿acaso no es este el deseo extravagante del hombre? La gente siempre ha pedido cosas absurdas a Dios, con el mismo pensamiento en todo momento: “Hemos renunciado a la familia para cumplir el deber, de modo que Dios debería bendecirnos. Hemos actuado según Sus demandas, así que debería recompensarnos”. Muchos albergan estas cosas en el corazón y, a la vez, creen en Dios. Ven que otros se apartan de la familia y renuncian a todo para esforzarse por Dios sin empeño alguno, y piensan: “Han dejado a la familia durante mucho tiempo, ¿cómo es que no echan de menos el hogar? ¿Cómo superan esto? ¿Por qué yo no puedo superarlo? ¿A qué se debe que soy incapaz de dejar atrás a mi familia, mi esposo (o esposa) y mis hijos? ¿Cómo es que Dios es misericordioso con ellos y no conmigo? ¿Por qué el Espíritu Santo no me concede la gracia ni reside en mí?”. ¿Qué estado es este? Las personas carecen mucho de razón; no practican la verdad y, entonces, se quejan de Dios y no hacen lo que deberían. La gente debería elegir la senda de perseguir la verdad, pero siente aversión por la verdad, ansía los placeres carnales, siempre busca obtener bendiciones y disfrutar de la gracia, y se queja en todo momento de que las cosas que Dios demanda al hombre son demasiado excesivas. No paran de pedirle que sea misericordioso con ellos, que les conceda más gracia y que les permita sentir placer carnal. ¿Son personas que creen sinceramente en Dios? Piensan: “He renunciado a la familia para cumplir el deber y he sufrido mucho. Dios debería ser misericordioso conmigo, para que no eche de menos el hogar y tenga la determinación de renunciar a todo eso. Debería darme fuerza y, así, no me convertiría en una persona negativa y débil. Otros son muy fuertes; Dios debería hacerme fuerte también”. Estas palabras que pronuncia la gente carecen completamente de razón y fe. Las expresa porque no se han cumplido sus demandas extravagantes, cosa que ha hecho que se sienta insatisfecha con Dios. Todas estas cosas que revelan del corazón y representan completamente su naturaleza. Existen en su interior y si no se las desecha al exterior, pueden hacer que se queje de Dios y lo malinterprete en cualquier momento o lugar. Lo más probable es que la gente blasfeme de Dios, y es posible que abandonen el camino verdadero cuando y donde sea. Esto es muy natural. ¿Veis ahora este asunto claramente? Las personas deben conocer las cosas que revelan sus naturalezas. Este es un asunto muy serio que se debe abordar detenidamente, porque afecta a la cuestión de si la gente puede o no mantenerse firme en el testimonio y obtener la salvación en la fe en Dios. Por lo que respecta a los que entienden un poco de la verdad, si se dan cuenta de que revelan estas cosas y si, al descubrir este problema, son capaces de examinarlo y sacarlo a la luz, entonces podrán resolverlo. Si no se percatan, entonces no hay manera de que puedan solucionarlo y solo pueden esperar a que Dios los exponga o los hechos los revelen. La gente que no ama la verdad no valora examinarse a uno mismo. Siempre cree que es un asunto insignificante, se complace en pensar: “Todo el mundo es así; quejarse un poco no es importante. Dios lo perdonará y no lo recordará”. Las personas no saben reflexionar sobre sí mismas ni buscar la verdad para resolver los problemas, no pueden practicar ninguna de estas cosas. Todas son atolondradas y especialmente perezosas, además de dependientes y propensas a contentarse con fantasías. Piensan con anhelo: “Un día, Dios hará un cambio absoluto en nosotros, y entonces ya no seremos así de perezosos, sino completamente santos, y admiraremos el poderío de Dios”. Esto es algo fantasioso de imaginar y, en realidad, es poco realista. Si una persona puede proferir este tipo de noción y figuración después de oír tantos sermones, entonces no conoce la obra de Dios y, a día de hoy, todavía no ha visto claramente cómo Dios salva a la gente. Este tipo de persona es increíblemente ignorante. ¿Por qué en la casa de Dios siempre se habla de conocerse a uno mismo y de conocer Su carácter? Esto es crucial para cada uno. Si realmente puedes ver con claridad cómo Dios salva a las personas, entonces deberías centrarte en conocerte y reflexionar sobre ti mismo con frecuencia; solo así tendrás auténtica entrada en la vida. Cuando te des cuentas de que revelas corrupción, ¿serás capaz de buscar la verdad? ¿Podrás orar a Dios y rebelarte contra la carne? Esto es un prerrequisito para practicar la verdad y un paso esencial. En todo lo que te ocurra y hagas, si puedes ser consciente de cómo practicar de una manera acorde a la verdad, te resultará fácil poner en práctica la verdad y tendrás entrada en la vida. Si no eres capaz de conocerte, ¿cómo puedes progresar en la vida? Por muy negativo y débil que seas, si no reflexionas sobre ti mismo y llegas a conocerte, ni oras a Dios, entonces esto solo demuestra que no amas la verdad, que no eres una persona que persigue la verdad y que nunca serás capaz de obtenerla.
Antaño, algunos pensaban: “Anhelamos la caída pronta del gran dragón rojo y esperamos que el día de Dios llegue rápidamente. ¿Acaso estas no son demandas legítimas? ¿Acaso anhelar que el día de Dios llegue pronto no es lo mismo que ansiar que Dios reciba la gloria lo antes posible?”. De forma encubierta, encuentran alguna manera biensonante de expresar esto, pero, en realidad, solo esperan estas cosas para ellos mismos. ¿Qué anhelarían si no lo hicieran en su propio beneficio? Lo único que la gente ansía es liberarse rápidamente de sus entornos miserables y de este mundo doloroso. Algunos en particular ven las promesas hechas antes a los hijos primogénitos de Dios y las desean con sumo anhelo. Cada vez que leen esas palabras, es como si miraran a un espejismo para calmar la sed. El hombre todavía no ha abandonado por completo sus deseos egoístas, de modo que, independientemente de cómo persigues la verdad, siempre lo harás solo con poco entusiasmo. Muchos que no persiguen la verdad siempre anhelan que llegue el día de Dios para poder liberarse de su sufrimiento y disfrutar de las bendiciones del reino de los cielos. Cuando no llega, arden de dolor, y algunos exclaman en voz alta: “¿Cuándo llegará el día de Dios? ¡Todavía no me he casado, ya no puedo esperar más! ¡Debo mostrar devoción filial a mis padres, ya no lo soporto! ¡Todavía me falta tener hijos para que puedan cuidarme cuando envejezca! ¡El día de Dios debería apresurarse y llegar ya! ¡Vamos a orar todos juntos para que llegue ya!”. ¿Cómo han podido los que persiguen la verdad seguir todo el camino hasta ahora sin una sola queja? ¿Acaso no cuentan con la guía y el apoyo de la palabra de Dios? Las personas tienen muchas impurezas, ¿es factible que no acepten el refinamiento? Sin sufrir, ¿cómo pueden cambiar? Se debe refinar a la gente hasta cierto punto y esta debe estar dispuesta a permitir que Dios la instrumente, sin una sola queja más: ese será el momento en el que habrán cambiado por completo.
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