El hombre es el mayor beneficiario del plan de gestión de Dios (Parte 3)

¿Qué saca la gente con seguir a Dios todos estos años? La mayoría de las personas diría que su cosecha ha sido magnífica. De momento no vamos a hablar de la magnitud de la cosecha de los que tienen buen calibre y persiguen la verdad; incluso los que cuentan con un calibre normal y corriente recogen una cosecha abundante. En primer lugar, ¿es la gente capaz de discernir este mundo malvado y corrupto? (Sí). ¿Cómo solías sentirte cuando vivías entre no creyentes? Cada día estabas cansado, irritado, enfadado, afligido y deprimido; no te atrevías a desahogarte por miedo a encontrarte con alguien malvado que te acosara, y como no habrías sido capaz de vencerle, tuviste que tragarte tu orgullo. Es decir, al vivir en un mundo no creyente, en este mundo malvado, con quienes entrabas en contacto eran diablos; se maltrataban entre sí, de modo que sentías un gran dolor en el corazón. Este es el sentimiento más obvio. Por tanto, después de creer en Dios, ¿en qué se convirtió este sentimiento evidente? ¿En qué se transformó este fragmento de conciencia y de percepción moral de tu ser? Se convirtió en un verdadero discernimiento y conocimiento de esta era perversa. Al sufrir muchas persecuciones, puedes ver el semblante horripilante de los reyes diablos, así como la oscuridad y la perversidad de esta era. ¿Acaso no es esto una cosecha? Si no crees en Dios ni aceptas la verdad, ¿puedes tener una cosecha así? Antes, simplemente sentías: “¿Cómo puede ser que la gente esté cada vez peor? Es inconcebible”. ¿Seguirías diciendo eso ahora? En estos momentos, tienes cierto conocimiento y discernimiento de la gente malvada, de los diablos perversos y mundanos. ¿Estarías dispuesto a entrar en contacto e interactuar con ellos? (No). No lo estarías, sin duda alguna. Si te pidieran que te asociaras y te mezclaras con ellos, en su lugar dirías con la voz entrecortada: “Tengo miedo. No puedo vencerlos. ¡Toda esa gente pertenece a Satanás, es muy malvada!”. ¿Qué te hizo cambiar tanto? ¿Acaso no son los efectos de la palabra de Dios? ¿Acaso no es que el hecho de hablar siempre sobre cómo discernir a la gente malvada y a la era y a las tendencias perversas te permite llegar a conocer a esta era y a la humanidad? Tienes este conocimiento, de modo que no estás dispuesto a relacionarte con ellos; estas personas repugnan a tu sentido moral y a tu conciencia, y comienzas a tener discernimiento. Poco a poco desenmascaras su esencia-naturaleza; desde el fondo del corazón puedes ver que son diablos. Relacionarte con ellos te compunge el corazón y te molesta tanto que no tienes manera de seguir viviendo; tu único deseo es separarte inmediatamente de ellos. Algunos, cuando entran por primera vez en la iglesia y entran en contacto con los hermanos y las hermanas, sienten: “¿En qué se diferencian estas personas? Son capaces de hablar simple y abiertamente sobre sus pensamientos más íntimos, como si fueran familiares. ¿Cómo es que no se defienden en absoluto de otros? ¿Son estúpidas, o qué? Yo soy el tipo listo. Me defiendo de todo el mundo y no comparto mis pensamientos más íntimos con nadie”. A medida que pasa el tiempo, entienden un poco de la verdad; piensan que si no comienzan a perseguir ser una persona honesta y, por el contrario, se la pasan disimulando, mintiendo y engañando, ¿acaso no serían diablos y satanases? Serían descartados sin duda alguna. “Debo aceptar la verdad y ser una persona honesta”. Con el tiempo, intentan abrir el corazón a los hermanos y las hermanas, y compartir sus pensamientos más íntimos. Si alguna vez mienten, oran a Dios, renuncian a sus mentiras y se comportan como personas honestas. Siempre practican de esta manera y entonces un día sienten que vivir de este modo es realmente bueno; no solo no están cansados, sino que tampoco están deprimidos ni sienten dolor. Tienen el corazón libre y liberado, y realmente sienten paz y alegría. A partir de aquí, son capaces de hablar abiertamente sobre todos sus pensamientos e ideas con los hermanos y las hermanas. “Solo la casa de Dios tiene el entorno de la verdad, solo ahí la palabra de Dios ejerce autoridad y solo ese lugar es tierra pura. ¡Solo en la casa de Dios la gente puede tener una apariencia más humana mientras continúa viviendo!”. Si sientes esto en verdad, no abandonarás a Dios porque te das cuenta de que Él es amor y disfrutas de Su amor. Los no creyentes no lo entienden cuando ven a gente creer en Dios y seguirlo de esta manera. No entienden qué hacen estas personas, por qué su fe en Dios es tan grande y por qué seguirían insistiendo en reunirse en circunstancias tan complicadas: incluso cuando las echan y las expulsan, no dejan a Dios, siguen insistiendo en su trabajo de difundir el evangelio para preparar buenas obras. Podría ser que algunas de ellas no se atrevieran a dejar a Dios por miedo; temen que al hacerlo reciban Su castigo. Te digo la verdad: puedes simplemente marcharte con el corazón tranquilo, Dios no te castigará. Él da libertad a la gente, y la puerta de la casa de Dios está eternamente abierta; quien quiera marcharse puede hacerlo en cualquier momento y desde cualquier lugar, sin restricciones. Pero si alguien quiere volver a entrar después de irse, eso ya no es tan sencillo porque constituye una traición contra Dios. Quien se encuentre en esa situación debe pasar por un examen estricto; tanto si se ha arrepentido de verdad como si no, tanto si es una buena persona como si no, se le debe investigar. Solo entonces podrá volver a ser aceptado en la iglesia. Pero para los que quieren abandonar a Dios y regresar al mundo, la casa de Dios nunca ha tenido ninguna restricción. ¿Tiene la iglesia algún decreto administrativo en el que se diga que no se permite que determinadas personas se marchen? (No). Nunca ha tenido un decreto similar. La casa de Dios permite que cualquiera abandone la iglesia; si una persona malvada se marcha de la iglesia, la casa de Dios incluso se despedirá de ella de buen grado. Pero algunos siempre quieren expresar sus buenas intenciones a la gente que quiere marcharse y dicen: “No puedes irte, todavía tienes algunos dones y algo de calibre. Sigues teniendo un futuro en la iglesia y podrías recibir muchas bendiciones en el futuro”. Algunos bienintencionados intentan persuadir a otros de esta manera, y piensan que esto es amor. ¿Tiene algún sentido pedir a la gente que se quede de este modo? Puedes lograr que alguien se quede, pero no conseguirás que se quede su corazón. Los que no aman la verdad, no pueden mantenerse firmes en la casa de Dios; aunque los obligues a quedarse, no son personas que persigan la verdad, por tanto, ¿qué bendiciones pueden obtener? Si son trabajadores leales, la bendición de poder sobrevivir no es pequeña; pero para los que no aman la verdad, creer en Dios es tedioso, de modo que ¿están dispuestos a trabajar? Así pues, este método de persuasión basado en las buenas intenciones da algunos resultados en el caso de una buena persona, pero es un poco necio al aplicarlo a una persona malvada. Hay principios para exhortar a otros. Practicar la exhortación con los que son capaces de arrepentirse da algunos resultados, mientras que hacerlo con personas malvadas es inútil. Cuanto más intentas persuadirlas, más se disgustan contigo, y su disgusto se convierte en ira. Esto demuestra necedad: es de necio exhortar a una persona malvada. Aunque no han creído en Dios durante mucho tiempo, algunos sienten en lo más hondo del corazón que haber leído las palabras de Dios durante los últimos años les ha proporcionado un conocimiento perceptivo y simple de muchas verdades y que, a pesar de no haber obtenido por completo la verdad, han cambiado en cierta manera y han obtenido realmente mucho de Dios. Sin embargo cuando te piden que hables del conocimiento vivencial y del testimonio sigues sin ser capaz de hablar sobre ello de forma clara, simplemente sientes que avanzas en una dirección buena y positiva, y que no retrocedes hacia una dirección mala o negativa, y te dices constantemente: “Debo ser una persona buena y honesta. No puedo ser una persona falsa de ninguna manera y mucho menos un acólito arrogante de la perversidad a quien Dios detesta. Debo ser alguien que lo complazca”. Por tanto, sueles reprenderte y constreñirte, y, al cabo de unos años, acabas pensando que eres capaz de vivir un poco de la semejanza de un humano. Hablando de los sentimientos, las experiencias y los conocimientos más reales de las personas, el hombre es el mayor beneficiario de la obra de Dios cuando Él salva a la humanidad. Después de haber creído en Dios hasta el presente, ¿qué os habéis perdido? Te lo explicaré. Te has perdido la autocomplacencia, de hacer lo que quieras, de vivir sin piedad, de oportunidades de salir a bailar, cantar y festejar en clubes nocturnos y bares, y de comerte y beberte hasta atontarte en las corrientes de la perversidad. No has vivido nada de todo eso. Pero más allá de ello, ¿qué has obtenido? La gente suele sentir que al creer en Dios es bastante feliz y está tranquila. Vivir toda una vida de esta manera estaría bastante bien. Lo que más obtienes es felicidad, alegría y paz. ¿Acaso no son estos beneficios reales? (Lo son). Algunos podrían decir: “Aunque estoy un poco cansado de hacer mi deber durante los últimos dos años, me siento tranquilo de todos modos”. Esta tranquilidad y paz no se pueden comprar con dinero ni se pueden cambiar por estatus, fama, ganancias o formación académica.

Para un creyente en Dios, obtener la verdad es obtener la vida y eso es obtener beneficios reales. A la vez que el hombre obtiene beneficios reales, ¿qué obtiene Dios de él? ¿Cuáles son Sus requisitos para el hombre? ¿Qué necesita obtener Dios del hombre? ¿Participa Él en una transacción? (No). ¿En Su habla y en Sus acciones, ha dicho alguna vez: “He expresado estas palabras; ahora tenéis que darme esta cantidad de dinero”? ¿Os ha pedido Dios alguna vez un solo céntimo? (No). Algunos desconfiados nunca creen que Dios concedería a la humanidad de una manera tan altruista y generosa tantas verdades que pueden conformar la vida del hombre; no creen en esta realidad. Piensan que todo en la tierra se rige por transacciones, que cosas como un almuerzo gratuito no existen, de modo que no creen que todas las palabras y obras de Dios se concedan gratuitamente a la humanidad, sin precio alguno. Piensan que, aunque sea de esta manera, se trata sin duda de una trampa. Apenas sorprende que duden de Dios de este modo, ya que no saben a quién Él salva y perfecciona, y mucho menos a quién concede la verdad. Pero todo lo que Dios hace es realmente gratuito. Más allá de lo que requiera hacer a las personas, siempre y cuando lo hagan, Él está complacido y la gente puede recibir Su aprobación. Mientras las personas sean capaces de aceptar las verdades que Dios expresa y de vivir según Sus palabras, este es el resultado que Él espera y lo que Él quiere de la gente al salvarla. Dios solo quiere esto, pero ¿puede la gente ofrecérselo? ¿Cuántas personas pueden tratar este requisito de Dios como lo más valioso de todo que se le puede devolver? ¿Quién puede entender el corazón de Dios? Nadie y la gente no es consciente de que ha obtenido lo más valioso de todo. ¿Por qué digo que ha obtenido lo más valioso de todo? Dios ha concedido Su vida, todo lo que Él es y tiene, al hombre para que pueda vivirlo, para que pueda tomar todo lo que Él es y tiene, así como las verdades que le ha conferido, y convertirlo en la dirección y el objetivo de su vida, para que pueda vivir según Sus palabras y convertirlas en su vida. De esta manera, ¿acaso no podría decirse que Dios ha concedido Su vida gratuitamente al hombre para que Él pueda convertirse en su vida? (Sí, podría decirse). Así pues, ¿qué obtiene la gente de Dios? ¿Sus expectativas? ¿Sus promesas? ¿O qué? Lo que las personas obtienen de Dios no es una palabra vacía, ¡es Su vida! A la vez que Él concede la vida a la gente, Su único requerimiento es que viva Su vida como si fuera la suya propia. Cuando Dios ve que vives esta vida, Él se siente gratificado; este es Su único requerimiento. Por tanto, lo que las personas obtienen de Dios es algo invaluable, pero al mismo tiempo que Dios concede algo tan invaluable, Él no obtiene nada a cambio. El mayor beneficiario es el hombre, que es quien recoge la mayor cosecha; el hombre es el mayor beneficiario. A la vez que la gente acepta las palabras de Dios como su vida, entiende la verdad y tiene principios y una base para comportarse, de modo que cuenta con una dirección para la senda de su vida. Satanás ya no la desorienta ni la ata, y las personas malvadas ya no la desorientan ni la utilizan; las tendencias malvadas ya no la contaminan ni la persuaden. Esta gente vive libre y liberada entre el cielo y la tierra, y es capaz de vivir realmente bajo el dominio de Dios, sin que ninguna fuerza malvada u oscura vuelva a maltratarla jamás. Es decir, cuando una persona vive este tipo de vida, ya no sufre dolor ni tiene dificultades; vive feliz y relajada. Mantiene una relación normal con Dios; no se rebela contra Él ni se le resiste. Vive verdaderamente bajo Su soberanía, tanto por dentro como por fuera vive de una manera perfectamente justificada; tiene la verdad y humanidad, y se hace merecedora del apelativo “humanidad”. Compara obtener este gran beneficio con lo que en la imaginación del hombre son las promesas que Dios le hace o las bendiciones que el hombre desea obtener: ¿qué es mejor? ¿Qué necesita más la gente? ¿Qué es capaz de hacer que las personas se sometan a Dios y lo adoren, que estas vivan para siempre sin que Él las destruya o las castigue? ¿Es importante tu deseo de recibir bendiciones o es importante vivir verdaderamente la vida que Dios te ha ofrecido? ¿Qué puede ayudarte más a comparecer ante Dios sin hacer que Él te deteste, te abandone o te castigue? ¿Qué puede preservar tu vida? Solo podrás obtener esta vida eterna si aceptas la verdad que proviene de Dios. Cuando tengas esta vida, los límites temporales desaparecerán de tu vida: esto es la vida eterna. La implicación es que si alguien no obtiene la vida que proviene de Dios, debe morir; el tiempo limita la vida humana. ¿Sigue siendo vida eterna la vida que el tiempo limita? No. ¿Puede tu deseo de recibir bendiciones ocupar el lugar de recibir la vida eterna de Dios? ¿Puede el deseo de alguien de recibir bendiciones impedir que muera? No, sin duda alguna.

Dios ha llegado a expresar tantas verdades. Las personas obtienen la vida de parte de Dios y obtienen la vida perpetua que proviene de Él, una vida que es eterna. ¿Ha cambiado Dios? (No). Desde un punto de vista teórico, Su gran proyecto de salvar a la humanidad ha logrado finalmente que la gente reúna los requisitos para vivir por siempre sin morir; a este nivel, Dios ha cumplido Sus deseos, Su plan de gestión de seis mil años: la obra de salvar a la humanidad. La gran obra de Dios se ha llevado a cabo y parece como si Él hubiera obtenido algún beneficio de todo esto, pero en realidad, ¿quién es el que vivirá para siempre? ¿Quién es el que obtendrá las mayores bendiciones? (El hombre). Es la humanidad. Si Dios no obtiene a estas personas, ¿cambiará Su estatus? (No). Ni el estatus ni la esencia de Dios cambiarían, nada cambiará. Al contrario, el destino del hombre sufriría un cambio significativo; ¡y la diferencia no sería pequeña, sino la diferencia entre el cielo y la tierra! En un caso el destino es morir eternamente, mientras que en el otro es vivir eternamente. ¿Qué destino debería elegir la gente? (Vivir eternamente). ¿Qué desea ver Dios? ¿Cuál es Su mayor expectativa respecto a la humanidad? ¿Por qué tendría que pagar un precio tan alto? Dios concedió Su vida al hombre libremente, sin exigencias ni transacciones ni requisitos adicionales. Lo único que requiere a la gente es que acepte Sus palabras en el corazón y que viva la semejanza de un humano según Sus requerimientos; de esta manera, Su obra tendrá resultados y se satisfarán Sus deseos. Pero los humanos son de mente estrecha; piensan que al decir todas estas palabras y por el hecho de que la gente las coma y las beba, entre en ellas, se deshaga de cosas, se entregue, se rebele contra sí misma, se sacrifique y adore constantemente a Dios, Él podría obtener algún gran beneficio. ¿Es esto así en realidad? (No, Dios es altruista. Concede la verdad al hombre libremente, sin exigir nada ni requerir que lo recompense). Si prestamos atención a estos asuntos, ¿es cierta la expresión “Dios es altruista”? (Sí). Lo es. No hay egoísmo en nada de lo que Él hace. ¿Alguna vez ha hecho Dios algo que fuera solo para Él y no para el hombre? Jamás. Hasta la fecha, Dios nunca ha hecho nada similar, cosa que la gente puede saber por sus experiencias. A la vez que permite a los humanos entender la verdad y obtener la vida que proviene de Él, también dispone muchísimas circunstancias, personas, acontecimientos y cosas, y les proporciona las oportunidades adecuadas para que hagan su deber, para que de este modo puedan tener las circunstancias y condiciones apropiadas en las que experimentar y entender lo suficiente la veracidad de Sus palabras y la verdad que encierran. Él emplea todo tipo de métodos, como la poda, la disciplina, las pruebas, el refinamiento, las incitaciones y la exhortación, así como la vida en la iglesia y la comunicación, la ayuda y el apoyo mutuos de los hermanos y las hermanas, para ayudar a la gente a entender Sus intenciones, a no malinterpretar Su corazón y hacer que tome el camino correcto. A la vez que Dios hace todo esto, ¿tiene algún requerimiento adicional para la gente, le exige hacer cosas especiales para Él? (No). En resumen, en el momento en el que Dios salva a las personas, les da suficientes oportunidades y suficiente espacio, y proporciona diversas condiciones y circunstancias ventajosas y convenientes para desarrollar a cada individuo. A la vez, Él también purifica a cada uno y, al final, perfecciona a los que pueden ser perfeccionados, a los que aman y persiguen la verdad. En resumidas cuentas, ya sean las palabras que Él expresa a la gente, la obra que lleva a cabo o el precio que paga, Dios lo hace todo libremente.

En realidad, no importa cuántos años obre Dios ni cuántas de Sus palabras sea capaz de entender la gente ni cuánta parte de la verdad sea capaz de poner en práctica ni cuánta provisión de vida obtenga de Él, ¿puede algún ser humano conversar verdaderamente con Dios? Dejemos aparte la conversación por ahora: este requisito es demasiado elevado para vosotros en estos momentos; ¿alguien puede entender verdaderamente el corazón de Dios? No hablemos de satisfacerlo: ¿puedes entender Su corazón? Nadie puede. Algunos dicen: “Dios es muy grande y nosotros, los humanos, muy pequeños. Él está en el cielo y nosotros, en la tierra. Uno de los pensamientos de Dios es suficiente para que pasemos años meditando: ¿cómo podemos entenderlo? Esto no se consigue fácilmente y conversar con Él es algo incluso más inalcanzable”. Así pues, ¿cuesta lograrlo? ¿Hay un nivel de dificultad? ¿Dónde se manifiesta esa dificultad? Los pensamientos de Dios están en todas Sus palabras, en la verdad que Él ha expresado y en Su carácter. Si alguien no persigue la verdad, no puede entenderla ni obtener la verdad y la vida que provienen de Dios, de modo que nunca podrá comprenderlo. Si alguien no lo comprende, nunca podrá comparecer ante Él para conversar con Él ni será capaz de hacerlo. ¿A qué me refiero con “conversar”? Es exponer el corazón, hablar desde él. ¿Sabéis cómo hacerlo? Sabes cómo hablar desde el corazón con tus padres, tus hermanos y tus amigos íntimos, pero nunca sabes cómo hablar desde el corazón con Dios. ¿De dónde proviene el problema? (De no comprender Su corazón). ¿Por qué no puedes comprender el corazón de Dios? (El hombre no tiene un verdadero conocimiento de Dios). Esta es una razón principal. La gente no comprende el corazón de Dios ni lo conoce ni sabe qué piensa Él, qué ama o qué odia ni por qué está afligido o triste. No puedes apreciar estas cosas, lo que demuestra que no has obtenido la verdad o la vida que encierran las palabras de Dios y tu corazón todavía está lejos de Él. ¿Qué significa cuando el corazón de alguien está lejos de Dios? En primer lugar, significa que la gente no tiene lugar para Dios en su corazón y todavía quiere ser su propio dueño. Al persistir en esta actitud, se rebela contra Dios y se resiste a Él sea donde sea y cuando sea; incluso abandona a Dios y lo deja. Algunos se enfrentan a desastres y calamidades, malinterpretan a Dios y se quejan de Él; dicen cosas que lo juzgan y lo niegan. Estas personas ya se resisten a Dios y lo traicionan. Esta es la verdad de la situación. Para Dios, ¿es bueno o malo que la gente viva en este estado? (Malo). ¿Por qué es malo? (Esto no es lo que Él quiere ni lo que espera ver). Este es un aspecto, y Dios no espera ver estas cosas. Así pues, ¿cómo se sentiría Dios en Su corazón? (Pesaroso y dolido). En primer lugar, se sentiría dolido. Si tuvieras muchas expectativas respecto a alguien y esperaras que te expusiera su corazón, pero en su lugar esa persona se distanciara de ti y te malinterpretara, se ocultara de ti y te evitara en todo momento, ¿qué pensarías? Aunque abriera su corazón ante ti y hablara contigo, y lo que dijera no fuera lo que querías oír, ¿qué pensarías? ¿No te sentirías solo? (Sí). Primero te sentirías solo y aislado, como si no tuvieras seres queridos ni confidentes ni nadie con quien hablar desde el corazón ni en quien creer ni confiar; tu corazón estaría solo. A la vez que te sentirías solo, ¿qué pensarías? ¿Cómo te sentirías? ¿Acaso no estarías dolido en el corazón? (Sí). Lo estarías. ¿Es fácil resolver este dolor? ¿Qué tipo de cosas podría atenuarlo? ¿Cómo podrías cambiar esta situación? ¿Podría servir renunciar a este deseo y pretender que no podías ver esta realidad? (No). Por tanto, ¿qué tendrías que hacer al final? ¿Cuál debería ser la opción final? ¿Cómo se puede cambiar una situación como esta? Dios podría hacer dos cosas. Es posible que el hombre tenga otros métodos, pero las opciones de la humanidad corrupta son sin duda distintas al proceder de Dios. La opción del hombre sería: “Si no actúas según mi voluntad, no te haré ningún caso. Si esta persona no me sirve, elegiré a ese otro individuo. Si el primero es malo, me quedaré con el segundo”. ¿Actuaría Dios de esta manera? Sin lugar a dudas, no. Dios no abandona las cosas que quiere hacer. Entonces, ¿qué haría Él? Este asunto es un buen ejemplo de la esencia altruista de Dios. Por un lado, Él seguiría cubriendo libremente las necesidades del hombre, de su vida y de su espíritu, así como las diversas necesidades de sus circunstancias. Además, Él recurriría a la segunda opción, que es lo que ha estado haciendo durante los últimos miles de años. ¿Podéis imaginaros de qué se trata? (Él esperaría). ¿Qué más? (Dios seguiría esperando y guiando a la gente). Parece que tenéis cierto conocimiento, esta mentalidad. Correcto, Él esperaría. Dios no elegiría un segundo método, ya fuera escaparse, abandonar o atenuar Su pena. A la vez que Él concede libremente la provisión de la vida a la humanidad, también espera libremente. Esto es lo que hace. ¿En qué medida lo hace bien? Como lo diría el hombre, ¿acaso Dios no ha sido lo suficientemente bueno con las personas? (Él hace todo lo que puede y debe). Hace todo esto libremente, para que la gente pueda obtener la vida eterna. No tiene ningún otro requerimiento; como mínimo, podría decirse que no tiene ningún requerimiento irrazonable para el hombre. A la vez que Dios concede todo esto al hombre, Él, libremente y poco a poco, ofrece a los humanos lo más valioso y preciado que tiene para dar, que es lo que el hombre debe valorar y apreciar más. A medida que las personas obtienen todas estas cosas, consiguen felicidad, paz y una base para la supervivencia y la conducta humana, así como los mayores beneficios posibles. Pero a la vez, ¿alguno de estos individuos ha pensado en Dios? ¿Alguno ha pensado en lo que Él hace y piensa? Nadie lo ha hecho, ¿verdad? A medida que la gente obtiene todo esto, ¿alguien se pregunta: “¿Qué dimos a Dios a cambio de todo lo que nos ha conferido? ¿Qué recibe Dios de nosotros? Cuando obtenemos alegría y felicidad, ¿está Dios contento?”? Es posible que nadie se pregunte esto o piense en ello. Cuando la gente habla entre sí sobre las palabras de Dios y se impregna de felicidad y júbilo, ¿alguien piensa en Dios? Nadie lo hace; nunca nadie ha pensado ni sabe cómo pensar. La gente no tiene estas cosas en el corazón. A la vez que las personas reciben todo esto de Dios, piensan: “¡Soy muy afortunado! ¡Recibir todo esto es fantástico, soy muy dichoso! Nadie tiene tantas bendiciones como yo. ¡Es realmente gracias a Dios!”. La gente solo expresa una palabra de agradecimiento; solo se muestra agradecida de una manera. ¡Por muy sincera que sea, por muy ferviente que sea su corazón, por muy pesada que sea la carga que piensa que es capaz de llevar, por muchas verdades que piense que ya entiende, al margen de lo que pueda hacer por Dios, incluso cuando Él está a su lado, Dios sigue sintiéndose solo! ¿Por qué digo que Él se siente solo? Porque, de principio a fin, independientemente de lo que Dios concede al hombre, de lo que hace para él y de la forma en la que se le aparece u obra en él, los humanos apartan a Dios de su lado. ¿Acaso no es así? (Lo es). Por tanto, ¿cuándo cambiará esta situación, de modo que Él ya no deba esperar y deje de sentirse solo? ¿Qué debe hacer la gente y a qué nivel debe estar su estatura para cambiar esta condición, este estado? ¿De qué depende esto? (De la búsqueda que hagan las personas). Este asunto sigue dependiendo en última instancia del hombre, no de Dios. Como ya he dicho, cuando el hombre sea capaz de hablar con Dios cara a cara desde el corazón, sin apartar su corazón de Él, cuando sea capaz de conversar con Dios y de comprender Su corazón y cuando sepa qué piensa Él, qué quiere hacer, qué le gusta y qué aborrece, por qué está afligido y por qué está complacido, Dios no estará solo. Si la gente es capaz de hacer esto, Dios la ganará verdaderamente. Esta es la auténtica relación que Dios quiere que haya entre Él y el hombre. ¿Lo entendéis? (Un poco). ¿Se entiende fácilmente el corazón de Dios? Cuando leas la palabra de Dios en serio y tengas en cuenta y experimentes diligentemente cada palabra y cada verdad que Él expresa, entrarás poco a poco en Su corazón y lo entenderás. A la vez que entiendes el corazón de Dios, sabrás cómo satisfacerlo. Si alguien no puede comprender el corazón de Dios, ¿cómo puede satisfacerlo? Es imposible. ¿Cuál es la condición previa para satisfacer a Dios? (La comprensión). Entender y comprender es lo primero; después puedes hablar de satisfacción. ¿Os resulta difícil este asunto? (Si uno se esfuerza y lo medita diligentemente, no es difícil). En realidad, esta cuestión no es difícil. La gente puede oír las palabras que Dios expresa y ver la obra que Él hace; reconoce estas palabras en el corazón y nadie las niega. Esto depende del corazón de las personas; mientras tengan corazón para ello, se puede lograr fácilmente. Si eres un desalmado, es problemático. No importa cuántas palabras te digan: todas son en vano.

Acabo de hablar sobre cómo el hombre es el mayor beneficiario de todo el plan de gestión de Dios. ¿Acaso no es eso una realidad? ¿Habéis visto esta realidad? (La hemos visto). Algunos han oído y entendido, y ahora meditan: “Así que puedo obtener beneficios reales. Esto no es simplemente un cuento para niños; ¡en verdad puedo recibir la vida eterna!”. ¿Cómo podéis recibir la vida eterna? (Practicando según los requerimientos de Dios). ¿Quién pensáis que más necesita estas verdades que Dios ha expresado? ¿Las necesita Él? (Dios no las necesita, las necesita el hombre). Es el hombre quien más las necesita; Dios, no. Él ha concedido al hombre lo que más necesita. ¿Acaso no es el hombre el ser más bendecido? (Sí). Ahora mismo, si te dieran la opción de elegir entre el mundo entero y la vida eterna, ¿qué escogerías? Algunos estúpidos dirían: “No quiero la vida eterna porque no puedo verla ni sentirla. Buscarla parece algo muy agotador. Quiero dinero, una mansión y un coche lujoso: ¡esos son beneficios tangibles!”. ¿Existe gente así? No se puede decir que no, ya que hay todo tipo de idiotas por ahí. Les hable como les hable, no entienden, así que es mejor dejarlos ir. No tienen esta bendición. Ya han hecho su elección. Al final, uno obtiene lo que ha escogido; hay que responsabilizarse de lo que uno elige y pagar por ello: la vida o la muerte, depende de la senda que hayas escogido. Si quieres resistirte a Dios hasta el final, estarás en el camino hacia la muerte. Si dices: “Viviré siguiendo la senda que Dios me ha señalado”, podrás vivir siempre: esto se hará realidad. Se cumplirán y se materializarán cada una de Sus palabras, eso no puede negarse. Algunos dicen: “¿Cómo es que no conozco este asunto?”. Si no lo conoces y Yo te lo cuento, ¿sigues sin conocerlo? Otros dicen: “Aunque haya oído hablar de ello, no lo he visto con mis propios ojos, de modo que sigo pensando que no es real”. En este caso, no hay nada que hacer. Si alguien no tiene fe, no creerá aunque lo vea con sus propios ojos. Los que carecen de entendimiento espiritual no conocen, aunque lo vean, ni entienden, aunque lo oigan. Solo los que tienen entendimiento espiritual y entienden la verdad pueden ver que la palabra de Dios se lleva a cabo y se cumple cada día. Si crees que las palabras de Dios lo consiguen todo, que Él es todopoderoso y que todas Sus palabras se cumplirán, deberías perseguir la verdad. Si ves que las palabras de Dios se cumplen y se llevan a cabo en ti, tendrás fe en Él. ¡Estate tranquilo, las promesas y las bendiciones que Dios tiene para ti superarán sin duda alguna todo lo que pudieras pedir o imaginar!

11 de diciembre de 2016

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